EL CANTO VALLENATO COMO HERRAMIENTA PEDAGÓGICA PARA LA
ENSEÑANZA DE LOS DERECHOS HUMANOS
RUDY MABERY JAIME MIRANDA
ESCUELA SUPERIOR DE ADMINISTRACION PÚBLICA – ESAP
FACULTAD DE POSTGRADOS
ESPECIALIZACION EN DERECHOS HUMANOS
VALLEDUPAR
2018
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EL CANTO VALLENATO COMO HERRAMIENTA PEDAGÓGICA PARA LA
ENSEÑANZA DE LOS DERECHOS HUMANOS
RUDY MABERY JAIME MIRANDA
Ensayo presentado como requisito parcial para optar al título de
Especialista en Derechos Humanos
Asesor Académico:
SIMON MARTINEZ UBARNEZ M. Sc.
ESCUELA SUPERIOR DE ADMINISTRACION PÚBLICA – ESAP
FACULTAD DE POSTGRADOS
ESPECIALIZACION EN DERECHOS HUMANOS
VALLEDUPAR
2018
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El canto vallenato como herramienta pedagógica para la enseñanza de los derechos
humanos
La música vallenata, que es representativa del Valle de Upar y el Caribe Colombiano,
como referente cultural de un pueblo y una región, tiene interesantes narraciones que cuentan
hechos reales tomados de la cotidianeidad, los cuales reflejan el sentir y el pensar de la cultura de
referencia en cuyo ámbito se produce. Escuchar música vallenata es disfrutar del deleite de un
libro, acostado en una hamaca debajo de un palo de mango y cerrar los ojos para escuchar su
narrativa.
En general, el texto de los cantos vallenatos es una historia narrada sobre algún hecho o
acontecimiento de la vida cotidiana, de la cultura, de la sociedad o vivencias personales que los
juglares y compositores saben plasmar poéticamente, llevando siempre un mensaje, una
enseñanza o plasmando algún valor importante.
Estas narraciones dan cuenta de la negación o afirmación de los Derechos Humanos en la
región y la claridad de su narrativa permite ser tenidas en cuenta a la hora de mostrar cómo estos
derechos pueden estar siendo puestos en riesgo o materializados. Pero su exposición no siempre
es explicita o expresa y muchas veces aparece mimetizada en medio del texto, aunque no es
difícil descifrarlo, lo que permite proponer estos textos, que tienen tanto arraigo popular como un
mecanismo pedagógico o una herramienta apropiada para enseñar a los jóvenes el conocimiento
de los derechos humanos con un sentido alegre y al alcance de todos, como nos proponemos
mostrar en el presente ensayo, con el cual se pretende señalar algunos tópicos en los cuales el
texto del canto vallenato puede ser de gran utilidad pedagógica.
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La música vallenata como herramienta pedagógica para la enseñanza de los derechos
humanos es el tema que aquí se presenta, analizando las letras de algunas canciones para mostrar
la importancia de esta música en el campo de la educación.
No es que la música vallenata sea un tipo de música creada para la denuncia social; al
contrario, la naturaleza de las canciones creadas por los compositores de cantos vallenatos son la
de contar las vivencias y aconteceres de la región y generalmente están orientadas a las
manifestaciones del amor y la alegría. Sin embargo, esas mismas vivencias y aconteceres no
escapan a situaciones cotidianas que tienen que ver con el desconocimiento de los derechos
humanos, sea por parte de agentes del estado o de particulares.
Son, precisamente, esas canciones, las que hacen alusión a los derechos humanos, sean
violaciones o afirmaciones de éstos, las que son objeto de análisis en este trabajo y que se
proponen deben servir para la enseñanza de esta materia, pues constituyen una herramienta
didáctica diferente a las que tradicionalmente se utilizan para cumplir con el mandato principal
de la Convención sobre los Derechos Humanos como es la promoción y defensa de estos
derechos.
La riqueza que se encuentran en el universo de la música vallenata es amplio en cuanto al
número de canciones que podrían servir para la enseñanza de los derechos humanos, sin
embargo, se hará alusión a catorce (14) canciones, escogidas ellas por ser muy conocidas en el
ámbito musical de la costa caribe colombiana, ya que al haber sido difundidas en los medios de
comunicación se convirtieron en éxitos musicales.
Es preciso recordar que el 10 de diciembre del año 1948, la Organización de las Naciones
Unidas, proclamó y adoptó la Declaración Universal de los Derechos Humanos, documento éste
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mediante el cual los países miembros de acordaron erradicar de sus territorios todas aquellas
acciones que pusieran en riesgo la dignidad humana, tomando esta declaración
“Como ideal común por el que todos los pueblos y naciones deben esforzarse, a fin de
que tanto los individuos como las instituciones, inspirándose constantemente en ella,
promuevan, mediante la enseñanza y la educación, el respeto a estos derechos y
libertades, y aseguren, por medidas progresivas de carácter nacional e internacional, su
reconocimiento y aplicación universales y efectivos, tanto entre los pueblos de los
Estados Miembros como entre los de los territorios colocados bajo su jurisdicción”.
(Organización de las naciones unidas, 1948)
A continuación, se tomarán como referencia algunos de los derechos de las personas que
se encuentran explícitos en el Preámbulo y los treinta artículos que componen la Declaración
Universal delos Derechos Humanos, y se muestra cómo la violación de éstos se encuentran
tipificados a través de composiciones vallenatas, siendo sus letras y melodías una herramienta
valiosa para la enseñanza, si se tiene en cuenta que es de gran utilidad la música a la hora de
brindar educación, especialmente a los niños, sin descartar que los adultos también son
propensos a obtener conocimientos a través de la sonorización de las ideas, es decir que el canto
se convierte así en una herramienta pedagógica.
Esta referencia se inicia con una canción del compositor Adolfo Pacheco Anillo,
denominada
“El Viejo Miguel”, tema éste que puede considerarse emblemático para describir la
situación que viven las personas que han sido víctimas de desplazamiento forzado.
“Buscando consuelo, buscando paz y tranquilidad
el Viejo Miquel del pueblo se fue muy decepcionado
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yo me desespero y me da dolor porque la ciudad
tiene su destino y tiene su mal para el provinciano”. (Pacheco A,1980)
Ese es el drama que han vivido y viven miles de colombianos, desde cuándo comenzó el
conflicto armado que dejó como resultado más de ocho millones de personas desplazadas,
quienes tuvieron que dejar sus pueblos, abandonar todo aquello que sentía pertenecerle y
enfrentarse a la nueva realidad que le deparaba la vida en la enmarañada selva de cemento
llamada ciudad. “El Viejo Miguel”, tema emblemático del compositor Adolfo Pacheco Anillo,
narra los principales rasgos de las huellas que marcan el desarraigo, cuando por circunstancias
ajenas a la voluntad de las personas, éstas deben marcharse de su lugar de origen.
Si bien es cierto que la canción no señala, exactamente, que el Viejo Miguel debe dejar su
pueblo e irse a la ciudad por culpa de la violencia o cualquier tipo de amenaza, sí señala las
características generales que identifican las penas y pesares que hacen parte de la cotidianeidad
colombiana como consecuencia del desplazamiento forzado.
“Luis Felipe Rojas, Yola y Pello a mí me emociona
El tener que darles ahora mi más triste despedida
Adiós San Andrés, tu animador te abandona
Adiós dieciséis de agosto, adiós alegríaSXXXS1Q
Ya no tocara la banda la banda „El Perro é Petrona‟
Adiós Paco Lara me voy de esta tierra mía” (Pacheco A,1980)
Dejar su tierra, sus posesiones, sus amigos, nada hay tan incierto y deprimente que dejar
lo que ha sido todo en la vida de la persona, sólo porque piense o sienta diferente a quien ostenta
el poder del dinero y de las armas.
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Así como esta canción, el folclor vallenato está lleno de piezas musicales cuyos
contenidos describen de manera clara y precisa el cómo se presentan violaciones a los derechos
humanos en nuestro territorio, especialmente en los departamentos de la costa caribe colombiana.
El compositor Gustavo Gutiérrez Cabello cuenta la manera cómo los niños sufren las
consecuencias de un estado a veces injusto, una sociedad permisiva y unos padres nada
comprometidos con los derechos de los niños, dejándolos abandonados a su suerte, en
contravención del Numeral 2, Artículo 25, de la Declaración Universal de los Derechos
Humanos, ratificado por el estado colombiano a través del Artículo 44 de la Constitución
Nacional:
“Qué triste es ver llorar a un niño,
humilde y solo en su pobreza
durmiendo de noche en la calle
Sin una manta que lo que lo abrigue
sin su madre que lo consuele
llorando siempre de tristeza
Pero qué triste es que llore un niño
que llore un niño desconsolado
van por la calle sin rumbo fijo
pidiendo apenas cualquier centavo
no tienen padres, no tienen madres
hijos de nadie, desamparados”. (Gutiérrez G,971)
Pero no siempre es la irresponsabilidad de los padres lo que reflejan las letras vallenatas
frente difícil situación que enfrentan los niños, en donde el estado los desampara, esta vez
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quitando oportunidades a sus padres, quienes debido a la falta de medios para generar ingresos
ven cómo sus hijos sufren y ellos sin poder hacer nada frente a sus necesidades básicas
insatisfechas. Sin empleo sus padres, los niños no podrán acceder a sus derechos fundamentales
tales como: “la vida, la integridad física, la salud y la seguridad social, la alimentación
equilibrada, su nombre y nacionalidad, tener una familia y no ser separados de ella, el cuidado y
amor, la educación y la cultura, la recreación y la libre expresión de su opinión”. (República de
colombia, 1991)
Este sentir es recogido por el compositor vallenato Hernando Marín Lacouture, quien de
manera gráfica lo expresa narra cómo un padre, campesino, ve a sus hijos pasar hambre y pide
ayuda del cielo, puesto que el abandono total por parte del estado es evidente en su pieza
musical:
“Todas las mañanitas, sale pá la montaña
un hombre extenuado por su tarea tan cruel
y deja a sus hijitos todos en la cabaña
lloran los inocentes sin tener que comer
Y una voz lastimera que a veces los regaña
es el eco del alma de una pobre mujer
Miren la estampa de ese campesino
miren sus ojos brillantes de anhelo
que alza sus manos clamándole al cielo
sus labios trémulos pidiendo a gritos:
¡dame el sustento señor, para mis hijos!”. (Marín H, 1976)
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Por otro lado, están los prejuicios sociales, por lo que no son iguales los derechos para
aquellos niños nacidos dentro del matrimonio, frente a quienes no tuvieron ese privilegio. Así
queda registrado en la canción de Lenin Bueno Suárez:
“De un amor muy sano, nació un niño sin suerte
en un lugar cercano donde querían su muerte
Un bastardo en la casa, así se lamentaban
y el color de su raza, con furia comentaban
sus abuelos maternos de una alta sociedad
a ese niñito bueno, maldijeron sin piedad
La triste narración que les cuenta Lenin
es la declaración de aquel que fue un gamín
El niñito creció sin un calor de hogar
con esfuerzos que hacía se dedicó a estudiar
siendo un poco letrado, tuvo conocimiento
de aquello perpetrado allá en su nacimiento
Hipócritas malvados, gritó a sus familiares/
Dios mío, lo abandonaron por prejuicios sociales
Prefiero como suerte ser un pobre infeliz
antes que formar parte de esta familia ruin”. (Suárez L, 1972)
En otra de sus creaciones, el mismo Lenin Bueno Suárez, hace alusión al drama que
viven los niños cuando son condenados a vivir bajo la disfuncionalidad de la familia debido a la
irracionalidad de los adultos. Debido a factores como la intolerancia, la falta de madurez o la
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inestabilidad, terminan destruyendo el hogar y con ello negando a los niños uno de los derechos
fundamentales como es el de tener una familia.
Drama Provinciano es una muestra fehaciente de tal hecho:
“Oye mamá, en la puerta hay un señor
que dice ser mi papá y que quiere hablar contigo
Dímelo ya, dime pronto por favor,
porque si ese es mi papá, se lo diré a mis amigos
Allá en la escuela mis amiguitos
me preguntan si tengo papá
porque dicen que nunca lo han visto
que a la escuela me ha ido a buscar”. (Suárez L, 1972))
Leandro Díaz Duarte dedica unos versos muy ilustrativos sobre cómo se violan los
derechos fundamentales a la salud, educación y vivienda, en particular los referidos a él que, por
su condición de invidente (persona con discapacidad), debería tener especial protección por parte
del estado colombiano:
“Yo soy la angustia que vive mi pueblo
que se está muriendo de necesidad
soy el muchacho que no va al colegio
porque no hay dinero, no puede estudiar.
Yo soy el hombre que ahora vive enfermo
porque no tiene para ir donde el doctor
yo soy el hijo de aquel hombre bueno
que se ha perdido por falta de protección
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Yo soy amigo del labrador
que mal le pagan por su trabajo
en carne propia sufre el dolor
igual que a mí me han explotado.
Ya me cansé de venir soportando,
de venir ocultando mi necesidad
más de treinta años de venir cantando
siempre mal pagado, ¡que temeridad!
Yo soy el hombre que ha perdido el miedo
para decirle a los de arriba lo que son
de fiesta en fiesta mantienen al pueblo
para que nunca estalle la revolución,
Aquí en Colombia todo lo bueno
está planeado pá los de arriba
mientras el pueblo sigue viviendo
sin pan, sin techo, sin medicina ”. (Díaz L,1982)
El compositor Romualdo Brito, apodado el Cantor de los Indios, destaca cómo se le viola
el derecho a la educación y a la salud a los indígenas de la Alta Guajira:
“No hay colegio pa‟l estudio
ni hospital pa‟ los enfermos
todavía andamos en burro
y en cayuquitos de remos
Y entonces, ¿cuál es la vaina?
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¿Qué es lo que pasa con nuestro pueblo?
El Gobierno no da nada
y nos censura por lo que hacemos.
Lo que nos da es mala fama
por sus periódicos embusteros”.( Brito R,1984)
Es sin dudas, una radiografía interesante la que hacen los creadores de canciones
vallenatas frente al poco cuidado que tienen los gobernantes para que se materialicen los
derechos fundamentales de la Educación, Salud y vivienda, especialmente en la región Caribe,
dejando de presente cómo un estado miembro de las Naciones Unidas deja de dar cumplimiento
a un acuerdo internacional, ratificado por el estado, lo cual quedó de manera explícita en la
Constitución Política, en el artículo 49 (salud), Artículo 51 (vivienda) y Artículo 67 (educación)
El Artículo 23 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en su numeral 3,
establece el derecho al trabajo y la seguridad social, mientras que el estado colombiano reconoce
este derecho por medio del Artículo 53 de la Constitución Política, desarrollado por el Numeral
4, Artículo 57 del Código Sustantivo del Trabajo.
No obstante, Hernando Marín Lacouture, denuncia en el tema “Los Maestros”, la
vulneración de este derecho universal de los trabajadores:
“El maestro va a la escuela diariamente
no le importa que critiquen su aguerrida voluntad
y hay que aplaudir a esa gente tan valiente
que tienen tan mala suerte, que ni les quieren pagar.
(…) También sé que este gobierno les paga de vez en cuando
y otras veces por milagro les paga de mes en mes
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ese es otro que no sabe agradecer
tienen sus hijos también
que se los están enseñando
pero como ellos tienen el poder
y las gallinas de arriba
le echan flores a las de abajo”. (Marín H, 1976)
Esta denuncia es de mayor relevancia si se tiene en cuenta que el incumplimiento al pacto
tratado internacional y, por tanto, hace parte del bloque constitucional, es el mismo estado quien
lo hace y merece un particular hace parte del bloque constitucional, es el mismo estado quien lo
hace y merece un particular tratamiento al momento de ser tratado dentro de los procesos
pedagógicos de enseñanza de los Derechos Humanos.
Por otro lado, son permanentes las situaciones en donde la discriminación es evidente,
siendo de esa manera señalada por Romualdo Brito. El autor de múltiples canciones de música
vallenata narra cómo su futura suegra lo discrimina por ser negro y le niega el derecho a contraer
matrimonio con su hija, por ese hecho. Esto es recurrente a lo largo del folclor vallenato, en
donde otras veces el pecado es ser pobre o ser indígena:
“Vean qué cosas tiene mi suegra
que no gusta de este negrito
me trata de malas maneras
cuando por su casa visito.
Se burla de mi piel morena
como si eso fuera un delito
dice que su hija quiere verla
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con un rubio de ojos bonitos”.
(…) Hombe suegra estese tranquila
que los negros también valemos
para que se da mala vida
si nuestro amor es verdadero”. ( Brito R,1979)
La no discriminación a las personas por razones de color o raza es un mandato
constitucional para el estado colombiano, ratificando lo estatuido por la Declaración Universal
de los Derechos Humanos emanada de la Organización de las Naciones Unidas, señalado en el
Artículo 7.
En el Artículo 43 de la Constitución Política de Colombia, ratificando lo establecido en el
preámbulo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, se encuentra consignado el
derecho a la igualdad entre hombres y mujeres, pero según el parecer del compositor vallenato
Daniel Celedón Orsini, eso no es del todo cierto, por cuanto es dura la situación que viven miles
de mujeres, quienes agobiadas por la mala situación, abandonan sus hogares, se van a recorrer el
mundo en busca de oportunidad y al final terminan siendo arrastradas, por la misma sociedad que
dice protegerlas, hacia el camino de la prostitución.
Con la canción “Mujer Marchita”, este cantautor vallenato describe de manera cruda,
descarnada, esa realidad que es evidente y palpable, tanto en grandes ciudades como pequeños
pueblos, pero que la sociedad poca importancia le brinda. Mujeres que se pasan toda la vida
vendiendo su cuerpo por pequeñas cantidades de dinero, las cuales al llegar a su vejez terminan
abandonadas, sin familias y sin recursos para sobrevivir, pues nada tienen para ofrecer, por tanto,
nadan pueden recibir, excepto desprecio y repudio, en muchas ocasiones por parte de aquellos
que recibieron sus favores.
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Así, pues, “Mujer Marchita”, desgrana ese flagelo que se incrusta en nuestra sociedad y
vive en ella por años, quizás de manera perdurable, bajo la mirada indolente del estado:
“Cuando va a comenzar la noche comienza tu día
maquillada con mil colores para lucir más.
Contame dónde está lo alegre de tu triste vida
vendiendo puñados de amores pa‟ ganar el pan.
La sociedad que te corrompe, luego te margina
Muchacha autómata del vicio, ¿para dónde vas?
Cicatrizaron en tu cara todas tus heridas
pero la que lleva tu alma nunca sanará.
Desde niña, te marchaste de tu casa
Convencida, de que habría de regresar
Y hoy la vida, te ha mostrado sus espaldas
Tu partida, sigue su recta final
Mujer Marchita, de alma infecunda,
pobre criatura sin ninguna condición
sola entre la multitud,
que comercia con tu amor
al irse tu juventud
baja tu valoración.
Yo sé que cuando sola estés, llorarás con el alma
tu cuerpo débil de mujer ya no resiste más
y que tu orgullo y altivez tristemente se acaban
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a expensas del borracho aquél que te ha ofrecido más.
Decime cómo vas a hacer cuando asomen tus canas
cuando con tu arrugada piel no puedas negociar
y en tus ojos no brille aquel fulgor de tus miradas
mostrándote tu espejo fiel la dura realidad.
Pobrecita, desfiguraron tu cara
y hoy te tildan lacra de la sociedad
te mancilla, te han gritado que eres mala
tu partida, tiene una recta final. (Celedón D, 1983)
El Artículo 1º de la Constitución Política de Colombia expresa que “es un Estado Social
de Derecho, organizado en forma de República unitaria, descentralizada, con autonomía de sus
entidades territoriales, democrática, participativa y pluralista, fundada en el respeto de la
dignidad humana, en el trabajo y la solidaridad de las personas que la integran y en la
prevalencia del interés general”.
Del mismo modo, el artículo 42 de la Constitución, referido a la familia, dispone la
inviolabilidad de la dignidad de la familia. De igual manera, este tema se advierte en el artículo
53, en donde se expresa que los contratos de trabajo no pueden menoscabar la dignidad humana;
también se resalta el reconocimiento de la dignidad de conviven en el país, dentro de los
derechos culturales de los colombianos protegidos por el artículo 70 de la magna norma.
Por su parte, la Declaración Universal de los Derechos humanos, en sus artículos 1, 22 y
23, hace manifiesta la protección de la dignidad humana, indicando que los seres humanos nacen
iguales en dignidad, y que sus derechos sociales, culturales y económicos son indispensables
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para la dignidad humana, lo mismo que la remuneración salarial asegurará la dignidad humana,
no solo del trabajador, sino de su familia.
Así las cosas, se puede inferir que la dignidad humana está relacionada con el bienestar
de las personas y su entorno más cercano, en donde éstos (persona y entorno) deben gozar de
unas condiciones mínimas que les permitan desarrollarse de manera armónica, equilibrada y sin
carencias de esas cosas esenciales para vivir. En otras palabras, la dignidad humana es el derecho
que tienen las personas de ser valoradas como individuo y como miembro de una sociedad, en la
cual todos los seres humanos contarán con los elementos mínimos para vivir, no para subsistir.
Frente a este derecho, Hernando Marín llama la atención sobre su violación en la canción
“La Ley del Embudo”:
“Yo soy el cantante del pueblo
Yo soy quien defiende a la población
allá donde no llega el gobierno
allá es donde nace mi triste canción.
(…) Los platos que rompe el Gobierno
los paga mi pueblo trabajando al sol
no tiene ni solar ni techo
porque su trabajo no tiene valor
se pasan la vida luchando
pero este cantante de la población
seguirá con su empeño hasta alcanzarlo
pa‟ que a mi pueblo olvidado
le llegue la redención
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el Sistema nos tiene marginados
pero hay que seguir peleando
hasta ser el vencedor
(…) La Ley del embudo
lo ancho pa' ellos y o angosto pa' uno
La Ley de la ballena
Lo angosto pa' uno y lo ancho pa' ella
La ley del más fuerte
Como están armados se hacen los valientes”. (Marín H, 1977)
Como puede verse, se denuncia en esta canción la marginalidad del pueblo y con ello una
violación masiva de sus derechos fundamentales, al punto que llega la desesperanza en las
gentes. Tal es el desespero que se tiene que recurrir a lo divino para poder sobrevivir ante tanto
abandono, como se expresa en la misma canción:
“Yo soy quien les escucho su llanto
y con ellos comparto su necesidad
y mejor le pedimos a los santos
porque el que está gobernando creo que es por no dejar”. (Marín H, 1977)
Esta misma expresión de desasosiego se manifiesta en la canción Plegaria Vallenata del
compositor Gildardo Montoya Ortiz:
“Óyeme Diosito santo tú de aritmética nada sabias
dime por qué la platica tú la repartiste tan mal repartida.
Óyeme Diosito santo en cual colegio era que tu estudiabas
por qué a unos les diste tanto en cambio, a otros no nos diste nada.
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Mira tanta gente pobre que vende su sangre pa' poder vivir
no te das cuenta que el rico es feliz mirando al pobre sufrir.
Como sé que es imposible que al santo cielo te llegue una carta
pero me estás escuchando cantando esta plegaria vallenata.
Óyeme Diosito santo yo que en mis noches te paso rezando
para que me des licencia pa ' criar mis hijos y darles un rancho.
Mira como son las cosas que en ti confío y te sigo rezando
ya que no me diste plata dame salud pa' seguir luchando.
Mi plegaria vallenata Diosito santo a ti te la canto”. (Montoya G,976)
A lo largo de este escrito se ha expuesto un número de canciones vallenatas en las cuales
se muestran las manifestaciones que hacen los autores acerca de la violación permanente de los
derechos humanos, canciones éstas que pueden servir a los maestros para establecer una cátedra
de derechos humanos teniendo a la música como referente, indicando, cómo estos derechos y
cuáles de ellos son el punto de partida para que las acciones comportamentales de las personas, y
especialmente los gobernantes, no desconozcan los derechos fundamentales consignados en la
Constitución Nacional y, por ende, en la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Sin embargo, no todo es negativo, es decir, existen canciones donde se resalta cómo se
logra el cumplimiento adecuado de la defensa y materialización delos Derechos Humanos, entre
las cuales se cuenta la interpretada por Diomedes Díaz, denominada “Camina”, a propósito de un
programa de lucha contra el analfabetismo que desarrolló el gobierno colombiano durante el
período 1982-1986, siendo presidente Belisario Betancur:
“Hermanos de Colombia vamos todos
a hacer de nuestra patria la más bella
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camina hermano mío para que aprendas
a leer y escribir por si no sabes
camina para que veas que más tarde
serán una persona diferente
porque eso es muy bonito si tú sabes
leer y escribir correctamente.
Si vives en el campo y no puedes
llegar todos los días hasta el colegio
le dices a un amigo que te lleve
una cartilla, un lápiz y un cuaderno
no importa que estés cerca o estés lejos
camina te los lleva hasta la puerta
y así dentro de poco no tendremos
ni un solo colombiano analfabeta.
El señor presidente de Colombia
ha puesto mucho empeño por la paz
nosotros lo tenemos que ayudar
luchemos hermanos míos por conseguirla
recuerda que la unión hace la fuerza
y unidos viviremos en familia
y una familia unida sí progresa
entonces Colombia enseña a Colombia
para que en nuestra patria a mucha honra
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no haya un colombiano analfabeta”. (Díaz D,1985)
Otra canción que, si bien no materializa en sí misma el derecho a la paz, consagrado en el
artículo 22 de la Constitución Nacional, expone de manera positiva la importancia de ésta y el
compositor Hernando Marín deja vagar su imaginación e indica en forma explícita cómo serían
las cosas en el país si la paz se consolidara. Aquí el compositor expresa de manera traslúcida
cómo los derechos humanos se verían materializados en un país en paz, con ese regocijo que
genera la reconciliación; las ganas de vivir con un mundo feliz; la eliminación de las barreras
raciales. Y lo más, importante, resalta a La Guajira, que por años ha sido olvidada y vive en la
miseria, como un territorio de amor, sin guerrillas y sin dolor:
“Yo quiero, que el mundo sea más pequeño
y estar cerquita del cielo, para jugar con el sol
quisiera juntar el cielo y la tierra, llanuras y cordilleras
y unir las aguas de Dios.
Ay, ver junto a una mujer blanca con una negra
y que no existan rencillas por el color
y oír en la voz del pueblo un canto en mi tierra
yo quiero cambiar la guerra por paz y amor.
Quiero encender con una luz el sentimiento
y el corazón del pueblo de Valledupar
quiero enlazar la melodía de cuatro versos
para que ustedes me acompañen a cantar.
Canta conmigo mi pueblo y el viejo Valledupar
canta que tu canta como la luz del cielo
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canta porque tu naciste para cantar.
Yo quiero, que venga Francisco „El Hombre‟
y que cante sus canciones para poderlo escuchar
que traigan de las sabanas los sones
de la nevada aquel indio llamado el Cacique Upar.
Traer los acordeoneros de gran renombre
los mejores verseadores a improvisar
y que vengan los cantantes de otras naciones
a canta el „Amor, Amor‟ en Valledupar.
Quiero traer de La Guajira el sentimiento
de las montañas, guerrilleros en son de paz
quiero traer para el amor el pecho abierto
mi garganta dispuesta para cantar.
Canta conmigo mi pueblo/ y el viejo Valledupar”. (Marín H, 1990)
Como puede verse a lo largo de este texto, las letras de las canciones vallenatas son ricas
en la narrativa de hechos cotidianos y se prestan para conocer la realidad que circunda la vida del
compositor, siendo a su vez un vehículo que transporta una serie de sentimientos, tales que hace
de la cotidianeidad una melodía.
Ese sentir del compositor permite que el oyente pueda conocer desde lo musical el
devenir de un pueblo que vive, siente y sufre los rigores de una guerra sin sentido y la desolación
que genera la desidia de los gobernantes frente a las necesidades sentidas de una población que
no espera de ellos otra cosa que materializadas las condiciones mínimas que les permita lleva
una vida digna.
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No se necesitan grandes esfuerzos para comprender la realidad, luego de escuchar una de
estas canciones del folclor vallenato. Nada es más sencillo que explicar el acontecer diario de
una región a través de los mensajes que dejan sus canciones. Nada impide que infantes y adultos
puedan deducir cuándo un derecho es violentado o materializado con sólo escuchas las letras de
las canciones, que no son canciones sino narraciones en versos y luego musicalizadas.
Es casi un hecho pedagógico que resulta más aprenderse de memoria una canción que
una narración en prosa. Por ello, es de gran utilidad para un maestro llevar el mensaje que se
quiere transmitir utilizando una canción como herramienta, permitiendo luego que quien la
escucha, se la aprende y la canta hable de ella y la explique.
El tema de los Derechos Humanos, en muchos casos, se vuelve complejo explicarlos y
hablar de ello sin generar controversias, suspicacias y desconfianzas, cuando este país se
encuentra polarizado entre quienes defienden la dignidad humana mediante el respeto y la
garantía de los Derechos Humanos, y aquellos que de alguna manera los han violado o han sido
permisivos frente a ese hecho. Sin embargo, escuchar una canción y tratar de interpretar su
mensaje genera menos resquemores, y menos si se trata de una canción que se escucha de
manera cotidiana y narra hechos que se ven a diario sin levantar ningún tipo de sospechas sobre
la posición ideológica o política.
Cantar la canción “Los Maestros” en los departamentos de la Costa Caribe es muy
natural, siendo además la narrativa de hechos que se vivieron en el pasado y que aún, en algunos
lugares se viven. Quien la cante y trate de explicar su contenido es muy poco probable que se le
tilde de guerrillero o ser militante de la izquierda; y sin prevenciones ni prejuicios cualquiera
puede quejarse de las injusticias que comete el gobierno con los maestros cuando les niega el
pago oportuno de su salario. Es posible afirmarse que esa canción se convierte en un lugar
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común para que personas de vertientes distintas en lo político o ideológico se refieran a la
violación de los derechos de esta masa de trabajadores, sin que entre ellos se presentes
señalamientos ideológicos.
No así sucede lo mismo si este mismo tema se tocara de manera directa sin la mediación
de la música. Igual sucede con otros de los temas arriba señalados, como el derecho de los niños
a una familia o el tema de la prostitución, que al ser abordados por fuera del contexto de la
música se presta para señalamientos preñados de prejuicios.
Cabe destacar, entonces, que sin dudas el cancionero vallenato se presta de manera
expresa para ser tomado como una herramienta importante dentro de la enseñanza de los
Derechos Humanos. Es preciso, claro está que se amplíe el repertorio de canciones, involucrando
todos los derechos fundamentales, colectivos y del ambiente, tanto en su afirmación como en su
negación.
Luego, entonces, ¡qué suenen los acordeones en los salones de clases y los auditorios
para conferencias!
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Bibliografía
Adolfo Pacheco Anillo, (1980.)”El Viejo Miguel “interprete Hermanos Zuleta
Daniel Celedón Orsini, (1983.)”Mujer Marchita “interprete, Jorge Oñate “Juancho” Rois
Diomedes Díaz Maestre, (19859).”Camina” interprete Diomedes Díaz - “Cocha” Molina
Gildardo Montoya Ortiz, (1976).”Plegaria Vallenata” interprete Alejandro Durán
Gustavo Gutiérrez Cabello,(1971).”El Niño de la calle” interprete Alfredo Gutiérrez
Hernando Marín Lacouture,(1976). “Los Maestros” interprete Hermanos Zuleta
Hernando Marín Lacouture,(1977) “La Ley del Embudo”interprete “Beto” Zabaleta – Emilio
Oviedo
Hernando Marín Lacouture,(1977). “Plegaria del Campesino” interprete Alfredo Gutiérrez -
Hernando Marín
Hernando Marín Lacouture,(1990).”Canta Conmigo” interprete Diomedes Díaz - “Juancho” Rois
Leandro Díaz Duarte,(1982).”Soy”interprete Daniel Celedón – Ismael Rudas
Lenin Bueno Suárez,(1972).”El Niño Rebelde” interprete Alfredo Gutiérrez
Lenin Bueno Suárez,(1981).”Drama Provinciano” interprete Daniel Celedón – Ismael Rudas
Organización de las naciones unidas. (1948). declaración universal de los derechos humanos.
preámbulo. quinto considerando.
Organización de las naciones uniidas. (1948). declaración universal de los derechos humanos.
párrafo final del preámbulo.
República de Colombia. (1991). constitución política. artículo 13.
república de Colombia. (1991). Constitución Política. Artículo 44.
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Romualdo Brito López,(1979).”Yo soy el Indio” interprete Diomedes Díaz - “Colacho” Mendoza
Romualdo Brito López,(1984).”Por Algo Será” interprete Binomio de Oro
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Anexos
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Anexo A: Listado de canciones
TÌTULO DE LA
CANCIÒN COMPOSITOR DERECHO HUMANO
1 El viejo Miguel Adolfo Pacheco Anillo Derecho a no ser
desplazado
2 El niño de la calle Gustavo Gutiérrez Derecho de los niños
3 Plegaria del Hernán Marín Lacouture Derecho de los niños
campesino
4 El niño rebelde Lenin Bueno Suárez Derecho de los niños
5 Drama provinciano Lenin Bueno Suárez Derecho de los niños
6 Soy Leandro Díaz Duarte Derecho a la salud, la
educación y vivienda
7 Yo soy Romualdo Brito Derecho a la salud, la
educación y vivienda
8 Los Maestros Hernando Marín Derecho al trabajo
Lacouture
9 Por algo será Romualdo Brito Derecho a no ser
discriminado
10 Mujer marchita Daniel Celedón Orsini Derecho de la mujer
11 La ley del embudo Hernando Marín Derecho a la dignidad
Lacouture humana
12 Plegaria Vallenata Gildardo Montoya Ortiz Derecho a la educación
13 Canta conmigo Hernando Marín Derecho a la paz
Lacouture
14 Camina Diomedes Díaz Derecho a la paz
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