ERNESTO FORERO VARGAS
Magistrado ponente
SL4808-2019
Radicación n.° 67366
Acta 39
Bogotá, D. C., seis (6) de noviembre. de dos mil
diecinueve (2019).
Decide la Sala el recurso de casación interpuesto por
MIGUEL ÁNGEL GONZÁLEZ PINZÓN contra la sentencia
proferida por la Sala Laboral del Tribunal Superior del
Distrito Judicial de Bogotá, el 28 de enero de 2014, en el
proceso ordinario laboral que instauró el recurrente contra
HOCOL S.A. y la EMPRESA COLOMBIANA DE
PETRÓLEOS, ECOPETROL S.A.
I. ANTECEDENTES
Miguel Ángel González Pinzón llamó a juicio a Hocol
S.A. y a la Empresa Colombiana de Petróleos, Ecopetrol
S.A., con el fin de que se declare la existencia del contrato
de trabajo entre el demandante y Hocol S.A., desde el 7 de
abril de 1987 hasta la fecha de presentación de la
demanda, a su vez que entre las demandadas existe unidad
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de empresa desde el 27 de mayo de 2009, y que en virtud
de ello se le declare beneficiario de todos los derechos
convencionales y legales en los mismos términos que los
vinculados directamente por Ecopetrol S.A., así como de las
convenciones colectivas suscritas entre Ecopetrol S.A. y la
Unión Sindical Obrera de la Industria del Petróleo, USO.
Con base a ello solicitó que a partir de la declaratoria
de la unidad de empresa y hasta que subsista la relación
laboral, se condene a las demandadas al reconocimiento y
pago de: aumento salarial, prima de vacaciones, prima de
antigüedad, primas convencionales, beneficios de
educación, servicios de salud conforme al régimen de
Ecopetrol S.A., bonificación por jubilación, y pensión de
jubilación si a ella hubiere lugar.
En subsidio a lo anterior, solicitó se declare que hubo
sustitución patronal entre Hocol S.A. y Ecopetrol S.A., y en
virtud de ello se condene a Ecopetrol como nuevo
empleador al reconocimiento y pago, en los mismos
términos, de las prestaciones reclamadas como principales.
Fundamentó sus peticiones, en que el señor Miguel
Ángel González Pinzón, en calidad de ingeniero, se vinculó
mediante contrato laboral a término indefinido a Hocol S.A.
el 7 de abril de 1983, que a la fecha de presentación de la
demanda dicho vinculo permanecía vigente, y que en la
mencionada sociedad ocupaba el cargo de «Jefe de
Operaciones Valle del Magdalena», devengando salario
integral por $33.860.000.
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Indicó que el principal objeto social de Hocol S.A. se
relaciona con la exploración y explotación de hidrocarburos,
de manera particular petróleo y gas, que la Empresa
Colombiana de Petróleos, Ecopetrol S.A., mediante
transacción pública celebrada el 27 de mayo de 2009,
vigente además cuando se interpuso la demanda, se hizo
con la totalidad de las acciones de Hocol S.A., sin que
mediara giro o variación alguna en el objeto social de la
sociedad empleadora.
Aseveró encontrarse afiliado a la Unión Sindical
Obrera de la Industria del Petróleo, USO, y estar a paz y
salvo a la fecha en que impetró la demanda; sin embargo,
dijo que no se le ha reconocido ni pagado prestación alguna
derivada de la convención colectiva suscrita entre esta y
Ecopetrol S.A., que con base a ello agotó la etapa de
reclamación administrativa ante la mencionada entidad el
23 de enero de 2012, sin obtener respuesta hasta la fecha
en que incoó demanda.
Adicionalmente, da cuenta de la conciliación
extrajudicial celebrada el 25 de noviembre de 1992, en la
cual se acordó modificar a partir del 30 de septiembre de la
misma anualidad la modalidad de remuneración bajo la
figura de salario integral.
Finalmente, expresó que la unidad de empresa es
evidente, ello en la medida que la junta directiva de Hocol
S.A. está integrada por trabajadores de Ecopetrol S.A..
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Al dar respuesta a la demanda, la accionada Empresa
Colombiana de Petróleos, Ecopetrol S.A. se opuso a la
totalidad de las pretensiones y, en cuanto a los hechos,
manifestó que no le constaban o que no eran ciertos.
Fundamentó su defensa, en que entre el demandante y
la sociedad nunca existió vínculo laboral, ni respecto de un
contratista o subcontratista, por ello no puede considerarse
beneficiario de la convención colectiva que menciona en el
libelo genitor.
Agregó, que no es cierto que adquiriera el cien por
ciento de las acciones de Hocol S.A., ya que ésta sociedad
no es filial ni subsidiaria de Ecopetrol porque no ha existido
un acto jurídico que así lo indique; que Hocol S.A. es una
sucursal de sociedad extranjera, por lo tanto no está sujeta
a las reglas jurídicas del régimen legal colombiano, toda vez
que pertenece a una matriz en el exterior, por lo tanto, se
encuentra sujeta a las normas de dicha sociedad de la cual
se deriva su reglamentación jurídica, y no a las del régimen
legal colombiano.
De otra parte, dijo que «la situación de control y grupo
empresarial mencionada en el registro mercantil, responde al
cumplimiento de lo previsto en el artículo 260 del Código de
comercio que fue modificado por el artículo 26 de la Ley 222
de 1995», y después de citar el artículo referido y el 28 de la
misma ley, concluyó que no son sinónimos «el control o
subordinación con el predominio económico».
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Coligió que el demandante malinterpreta los artículos
2 y 194 del CST, el primero en cuanto a la territorialidad de
la norma colombiana, y el último por cuanto el numeral
segundo establece que la unidad de empresa se predica
entre la empresa principal y sus filiales o subsidiarias, y
nunca entre una principal independiente y las subsidiarias
o filiales de otra principal.
En su defensa propuso como excepción de mérito la
que denominó: falta de competencia por no agotamiento de
la vía gubernativa y; como excepciones de fondo las
siguientes: falta de causa, inexistencia de la obligación,
prescripción, y genérica.
Al dar respuesta a la demanda, la accionada Hocol
S.A. se opuso a la totalidad de las declaraciones y condenas
pretendidas por la parte actora y, en cuanto a los hechos,
dio por cierto que entre el demandado y la sociedad en
cuestión existió contrato de trabajo en los términos
expuestos por éste, no sin antes aclarar los extremos
temporales de la relación, pues indica que si bien inició el 7
de abril de 1983, terminó el 30 de junio de 2012, toda vez
que para esa data, al actor le fue reconocida pensión de
vejez por parte del ISS (f.° 141).
Igualmente aceptó que, al demandante en su
condición de afiliado a la Unión Sindical Obrera de la
Industria del Petróleo, USO, no se le han reconocido ni
pagado las prestaciones contenidas en la convención
colectiva allegada al proceso, pues lo consideran
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jurídicamente inviable, ello en la medida que el actor era
trabajador de Hocol S.A., y no de Ecopetrol S.A., sociedad
con la cual la asociación sindical en mención suscribió la
convención.
Finalmente, dio por cierto el hecho referente a la
conciliación extrajudicial celebrada el 25 de noviembre de
1992, en la cual se acordó modificar la modalidad de
remuneración bajo la figura de salario integral. En cuanto a
los demás hechos manifestó que no le constaban o que no
eran ciertos.
Argumentó en su defensa, que entre Hocol S.A. y
Ecopetrol S.A. no existe unidad de empresa, sino un grupo
empresarial, pues el hecho de que las empresas que la
conformen tengan afinidad en cuanto a su objeto social, o
se agrupen por razones de tipo eminentemente comercial,
no implica la existencia de una unidad de empresa, señala
que es un simple establecimiento de comercio, por cuanto
es sucursal de una matriz extranjera con domicilio en el
exterior, y en su calidad de sucursal se atiene a las reglas
que rigen a la sociedad principal, que no son otras que las
normas de su país de origen, y es por ello que en virtud del
principio de territorialidad no le es aplicable el régimen legal
colombiano; además, dijo que no se avizora subordinación
de ésta frente a Ecopetrol S.A., requisito sine qua non para
que se configure la unidad de empresa.
El juzgado Treinta y Dos Laboral del Circuito de
Bogotá, mediante auto del 21 de marzo de 2013, declaró no
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probada la excepción previa de «FALTA DE COMPETENCIA
POR EL NO AGOTAMIENTO DE LA VÍA GUBERNATIVA»
propuesta por Ecopetrol S.A., la que fue recurrida en
apelación y confirmada por el Tribunal el 23 de abril de
2013, (f. os 258 y 259).
II. SENTENCIA DE PRIMERA INSTANCIA
El Juzgado Treinta y Dos Laboral del Circuito de
Bogotá, al que correspondió el trámite de la primera
instancia, mediante fallo del 30 de octubre de 2013,
resolvió:
PRIMERO. DECLARAR NO PROBADAS LAS EXCEPCIONES
PROPUESTAS por las demandadas HOCOL S.A. y ECOPETROL
S.A., en lo que hace referencia a la declaratoria de unidad de
empresa.
SEGUNDO. De acuerdo con lo anterior determinar o fijar entre
las sociedades HOCOL S.A. entendida esta como una sucursal o
establecimiento de comercio de la sociedad HOCOL S.A. Islas
Caimán, con domicilio en Islas Caimán, y sociedad ECOPETROL
S.A. existió inscrito el grupo empresarial esto es del 27 de mayo
del año 2009.
TERCERO: DECLARAR PROSPERA LA EXCEPCIÓN de oficio
DENOMINADA INEXISTENCIA DE LA OBLIGACIÓN al no
encontrar acreditada la fuente en donde emergen los créditos
deprecados en la demanda que no resulta ser otra que la
convención colectiva.
CUARTO: DECLARAR PROSPERAS LAS EXCEPCIONES
DENOMINADAS INEXISTENCIA DE LA OBLIGACIÓN
propuestas por las convocadas a juicio en lo que hace referencia
a las pretensiones subsidiarias encaminadas a declarar la
sustitución patronal entre HOCOL S.A. a ECOPETROL S.A. Por
la prestación del servicio del demandante MIGUEL ÁNGEL
GONZALEZ PINZÓN.
QUINTO: ABSOLVER a las demandadas HOCOL S.A. y
ECOPETROL S.A. de todas las pretensiones de la demanda
atendiendo lo expuesto en las consideraciones de la presente
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sentencia y por supuesto de las pretensiones subsidiarias de la
misma.
SEXTO: las costas del presente proceso estarán a cargo de la
parte demandante y a favor de cada una de las demandadas
como agencias en derecho se fija la suma de $800.000.
Liquídense por secretaría.
La sentencia proferida en el transcurso de esta audiencia queda
legalmente notificada en ESTRADOS.
Posteriormente, el apoderado de la parte demandante
°
informó al juzgado de conocimiento (f. 280), que no obra
en el proceso el texto de la convención colectiva del trabajo
suscrita entre Ecopetrol S.A. y la Unión Sindical Obrera de
la Industria del Petróleo, USO, el cual fue debidamente
allegado al plenario, motivo por el que solicita se atienda lo
dispuesto por el artículo 133 del CPC. (f. ° 280).
El Juzgado Treinta y Dos Laboral del Circuito de
Bogotá, mediante auto del 5 de diciembre de 2013 (f. ° 282),
incorporó al plenario el anexo extraviado y remitió el
expediente a la Sala Laboral del Tribunal Superior del
Distrito Judicial de Bogotá, con el fin de que se surtiera el
recurso de apelación.
III. SENTENCIA DE SEGUNDA INSTANCIA
La Sala Laboral del Tribunal Superior del Distrito
Judicial de Bogotá, mediante sentencia del 28 de enero de
2014, en conocimiento de los recursos de apelación
interpuestos por la parte demandante y por las accionadas,
revocó los numerales 1 y 2 de la sentencia de primera
instancia, y confirmó todo lo demás.
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En lo que interesa al recurso extraordinario, el
Tribunal se centró en determinar i) si en el caso objeto de
estudio se verifica entre las demandadas la existencia de un
grupo empresarial y de unidad de empresa; ii) qué sucede
con la extraterritorialidad de las normas colombianas
respecto de negociaciones celebradas fuera del territorio
colombiano y; iii) si resulta posible aplicar las normas
convencionales establecidas en Ecopetrol sobre las
acreencias que reclama el actor en su demanda.
Precisó que no se presenta discusión respecto a que el
actor prestó sus servicios en Hocol S.A. en Colombia, del 7
de abril de 1983 al 30 de junio de 2012, ocupando el cargo
de jefe de operaciones Valle del Magdalena, devengando un
salario integral de $33.860.000.
En cuanto al primer punto de debate, fijó como
cuestión central el establecer si los servicios prestados por
el actor se dieron en razón de la unidad de empresa entre
Hocol S.A. y Ecopetrol S.A., o si por el contrario los prestó
para Hocol S.A., siendo esta una filial o sucursal de Hocol
S.A. Islas Caimán.
Para ello se remitió al artículo 260 del Código de
Comercio, modificado por el artículo 26 de la Ley 222 de
1995, el que define que es un grupo empresarial debiéndose
incluir en su concepto, además del vínculo de
subordinación existente entre las sociedades, una «unidad
de propósito y dirección; la situación de control o grupo
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empresarial debe inscribirse en el registro mercantil que lleva
la cámara de comercio correspondiente al domicilio social de
la sociedad controlante y de la sociedad subordinada, filial,
o subsidiaria y sucursales», así lo indica el artículo 28 de la
mencionada ley.
En ese orden, analizó el material probatorio para
dilucidar este aspecto, y señaló que, el objeto social de
Ecopetrol (f.° 82) consiste en la «exploración, explotación,
refinación, transporte, almacenamiento, distribución, y
comercialización de hidrocarburos, sus derivados y
productos» pero que obra una aclaración de situación de
control visible a folio 101 vto, que reseña «la situación de
control y grupo empresarial registrado bajo el número
01313144 del libro noveno tiene como fecha de la
configuración el día 27 de mayo de 2009, así mismo la
sociedad de la referencia (matriz) también ejerce situación de
grupo empresarial sobre la sociedad Hocol S.A. propietaria
de una sucursal en Colombia (Hocol Colombia S.A.) Hocol
Petróleo Limited y Hocol Limited».
En el anterior contexto, indicó respecto a Hocol S.A.
con domicilio en Bogotá, que se acredita por medio de la
escritura pública número 1552 otorgada en la Notaría 11 de
Bogotá, en la que se protocolizaron copias auténticas del
documento de «fundación de la mencionada sociedad
Houston Oil Colombiana S.A., domiciliada en George Town,
Gran Caimán, Islas Caimán, y de los estatutos y de la
resolución que acordó dicho establecimiento para Colombia
en su sucursal».
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Seguidamente adujo, que es una sucursal de una
sociedad extranjera con domicilio en el territorio nacional,
según lo dispuesto por los artículos 263, 461, y 474 del
CCo, 48 y 49 del CPC, ya que obtuvo el permiso definitivo
de funcionamiento por la Superintendencia de Sociedades
mediante resolución 09440 del 26 de noviembre de 1979.
Además, hizo referencia al cambio de nombre de
Houston Oil Colombia S.A. por el de Hocol S.A. a través de
la escritura pública 2236 del 10 de abril de 1995 otorgada
en la Notaría Sexta de Bogotá; en relación al objeto social de
esta sociedad, dijo que se contrae a «vincularse en la
exploración y explotación de petróleo y gas, con la
explotación y exploración de minas» y; finalmente advirtió
que el representante legal de esta empresa le comunicó
como sociedad matriz a Ecopetrol S.A que se había
conformado «una situación de grupo empresarial sobre la
casa principal de la sucursal de la referencia, aclarando que
tal grupo empresarial se configuró el 27 de mayo 2009».
Respecto a la declaración de la situación de
control configurada entre Ecopetrol S.A. y la sociedad
Hocol Petróleo Limited, Hocol Limited, Hocol S.A., y su
sucursal Hocol Colombia S.A., dijo que con base en los
documentos visibles a folios 30 a 39 del 10 de julio de
2009, se acredita la solicitud de inscripción del grupo
empresarial en el registro mercantil, en la que se
enuncia que Ecopetrol es la entidad controlante y que
Hocol S.A. con domicilio en Islas Caimán es una
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sociedad subordinada en calidad de subsidiaria de esa
empresa, pero que no se indica la ciudad en la que se
verificó esta acción, no obstante, el ad quem consideró
que como dicho documento fue suscrito el 15 de julio
de 2009 en la Cámara de Comercio de Bogotá por el
representante legal de Ecopetrol S.A., y así lo acepta
Ecopetrol S.A. en respuesta al hecho octavo de la
contestación de la demanda (f. °59) no les asiste razón
a las sociedades accionadas en su apelación de que el
factor territorial no se encuentra establecido en
Colombia.
Frente al tema de la subordinación, se remitió al
oficio número 22050924 del 12 de noviembre de 1996
de la Superintendencia de Sociedades, el cual citó al
siguiente tenor: «no sobra agregar que la condición de
controlante puede ser predicada de quien no tenga la
condición de socio o accionista, rompiendo así el
esquema tradicional del estatuto mercantil consagrado
en la legislación colombiana, el denominado control
externo»; con base en lo dicho, expuso que el
argumento de Ecopetrol S.A., según el cual afirma que
la sucursal establecida en Bogotá de Hocol S.A. no
dependía totalmente del grupo empresarial, porque si
bien es cierto que el 100% de la participación
accionaria de Ecopetrol es indirecta a través de Hocol
Limited, «también lo es que Hocol Petroleum Limited
tiene el 100% del capital, en la cual Ecopetrol es quien
posee el 100% de capital, razón por la que declaró la
existencia de grupo empresarial entre las
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demandadas».
En cuanto al tema de la extraterritorialidad de la
ley comercial a que alude Ecopetrol S.A en la alzada,
dijo que según la circular externa 30 del 26 de
noviembre de 1997 de la Superintendencia de
Sociedades la normativa comercial se predica del acto
jurídico mediante el cual se configuró una situación de
control y grupo empresarial de Ecopetrol como matriz
y Hocol S.A. sucursal Colombia como subsidiaria de la
primera, y en esa medida de la independencia de Hocol
S.A. Islas Caimán se pasó a la situación de control
ejercido por parte de Ecopetrol S.A.
Reseñó sobre la capacidad jurídica de las
sucursales en Colombia de las sociedades extranjeras,
que es importante tener en cuenta que la
Superintendencia de Sociedades en múltiples
conceptos ha dicho «que no es correcto afirmar que las
sucursales desarrollen un objeto social, toda vez que tal
actividad es propia de las sociedades, y los
establecimientos de comercio solamente ejecutar unas
actividades que le son encomendadas por su casa
matriz, las cuales es obvio necesariamente deben estar
contempladas en el objeto social de la compañía a la
cual pertenece», y citó el concepto número 22058283
del 9 diciembre 1996, reiterado en el concepto de
20055 120 del 10 de octubre de 2006.
Basado en lo anterior, consideró que al a quo le
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asistió razón al indicar que la sucursal de Hocol S.A.
establecida en Colombia no es un ente autónomo
distinto de la casa matriz con domicilio en Islas
Caimán, por cuanto aquella en calidad establecimiento
de comercio, no goza de personería jurídica
independiente de la central, y tampoco cuenta con un
patrimonio autónomo e independiente, sin embargo,
son aplicables las reglas de las sociedades
colombianas en armonía con lo dispuesto en los
artículos 83 a 85 de la Ley 222 de 1995, artículo
tercero del Decreto 2300 2008, y el artículo 497 del
CCo.
Una vez aclarado que Hocol S.A., en Colombia se
entiende como la misma persona jurídica de su matriz
Hocol S.A. con domicilio en Georgtown, Gran Caimán,
Islas Caimán, consideró pertinente citar unos apartes
de la sentencia del Consejo de Estado del 22 de
noviembre 1978 de la Sección Primera, referente al
control o predominio económico de la matriz sobre sus
subsidiarias, entendiéndose este como un requisito
indispensable para que haya lugar a declarar unidad
de empresa, pues «no basta que se den los elementos
de similitud, conexidad, o complementariedad para que
se instrumente la unidad de empresa, tratándose de
personas jurídicas es necesario que exista un
predominio económico de una frente a las otras, pero
ese predominio económico tiene que ser a través de las
personas jurídicas, y no por medio de sus socios
individualmente considerados».
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Señaló, que dicha circunstancia no fue debidamente
acreditada, pues si bien Ecopetrol S.A. tuvo participación
accionaria indirecta sobre Hocol S.A. Islas Caimán, ello no
basta para demostrar el predominio económico de la matriz
sobre la filial, a su vez aseveró que el certificado de la
Cámara de Comercio no constituye prueba idónea para
comprobar el capital de la empresa, pues así se puede
consultar en las sentencias CSJ SL, 13 jun. 1985, 30 de
noviembre de 1980, y 19 de noviembre de 1990, en las que
se reitera el criterio establecido en la sentencia CSJ SL, 20
abr. 1968, sin referir radicación de ninguna.
Con base a lo anterior, concluyó que pese a que
se declara la calidad de grupo empresarial entre
Ecopetrol S.A. y Hocol S.A. con domicilio en Islas
Caimán, no está presente el control económico,
condición indispensable para la procedencia de la
unidad de empresa, y al estar asentada la casa
principal fuera del territorio nacional, no es dable
predicar que entre esta y Ecopetrol, situada y regida
por la legislación colombiana, exista unidad de
empresa, motivo por el que no hay lugar para acceder
a las pretensiones invocadas por el demandante,
máxime porque nunca prestó servicios a Ecopetrol
S.A., empresa matriz del grupo empresarial, sino
únicamente a Hocol S.A. con sucursal en Colombia.
Infirió en consecuencia, que no hubo cambio de
un empleador por otro, ni cambio de dueño o titular
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en la empresa empleadora, uno de los tres
presupuestos contenidos en el artículo 67 del CST
respecto de la sustitución patronal que alega el actor
como pretensión subsidiaria en su demanda, lo que
debe ser demostrado en juicio por la parte que así lo
pretende, dado que la misma no se presume.
IV. RECURSO DE CASACIÓN
Interpuesto por el demandante, concedido por el
Tribunal y admitido por la Corte, se procede a resolver.
V. ALCANCE DE LA IMPUGNACIÓN
Pretende el recurrente que la Corte case la sentencia
impugnada, para que, en sede de instancia, confirme los
numerales 1 y 2 de la parte resolutiva del fallo de primer
grado, y revoque los demás, en la medida que negaron las
pretensiones de la demanda y en su lugar acceda a las
peticiones invocadas en el libelo inicial.
Con tal propósito formula un cargo, por la causal
primera de casación, que fue replicado por las dos
accionadas.
VI. CARGO ÚNICO
Acusa la sentencia por violación directa, en la
modalidad de aplicación indebida, de los artículos 26, 27,
28, 30, 83, 84, 85 de la Ley 222 de 1995; 260, 261, 262,
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263, 471, 474, 492, 497, 515 del CCo; 2, 67, 191, 194 y
195 del CST, lo cual condujo a la infracción directa de los
artículos 27, 127 (14 de la ley 50 de 1990), 132 (18 de la ley
50 de 1990), 260 y 467 del C.S.T. Así mismo la violación
medio por aplicación indebida de los artículos 66 A, 145 del
CPTSS, 48 y 49 del C.P.C.
Manifiesta en la demostración del cargo que el
Tribunal centró su pronunciamiento en el tema
concerniente a la figura del grupo empresarial en el derecho
mercantil, la prevalencia de una matriz en sus sucursales o
subordinadas, la condición que atribuye a Hocol S.A.
sucursal Colombia como establecimiento de comercio para
concluir «de manera forzada» que no existe la unidad de
empresa que la parte demandante reclama como sustento
principal de sus pretensiones.
Aduce que el ad quem inadvirtió su deber de analizar
de oficio la convención colectiva de trabajo que rige en
Ecopetrol S.A. que « inexplicablemente desapareció de dicho
expediente para el momento de proferirse el fallo de primera
instancia lo que impidió que el A quo impartiera las condenas
consecuentes con su conclusión inicial sobre la existencia de
la unidad de empresa entre las demandadas, documento
que solamente apareció luego de proferido dicho fallo como
se constata con la lectura de los folios 280 a 282».
Considera que para que se configure la unidad de
empresa en los términos del artículo 32 de la Ley 50 de
1990 que modificó el artículo 194 del CST, el primer
elemento requerido es la unidad de explotación económica
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o, en el caso de tratarse de varias unidades como sucede en
el presente evento, la dependencia económica de esa
pluralidad de unidades de explotación económica, respecto
de una misma persona natural o jurídica, el cual se
evidencia con el documento visible a folio 30 que permite
establecer «la condición de Hocol S.A. de subordinada o
subsidiaria respecto de Ecopetrol S.A., así como la
participación de esta respecto de aquella en una proporción
del 100%».
Seguidamente dice que el segundo elemento del
artículo 32 de la ley citada, es el de las actividades,
similares, conexas o complementarias que tampoco se
encuentra cuestionado en el proceso, porque el ad quem
aceptó la existencia de la condición de grupo empresarial
con la inclusión de las dos demandadas en el mismo, por
tanto, resulta plenamente establecida esa comunidad de
actividades, dados los términos de los artículos 26 y
siguientes de la Ley 222 de 1995 que señala como uno de
los requisitos para la consolidación de tal figura, la unidad
de propósito.
A continuación, refiere que el tercer elemento
corresponde a que tengan trabajadores a su servicio, el cual
no fue desconocido por las demandadas y el Tribunal no lo
cuestiona, por ello, arguye que los tres requisitos del
artículo 32 de la Ley 50 de 1990 para que se configure la
unidad de empresa invocada por el demandante se cumplen
a cabalidad, petición que es la fuente de sus aspiraciones
«centradas en que le apliquen los beneficios contenidos en la
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convención colectiva de trabajo, cuyo texto se extravió
temporalmente del expediente en un momento especialmente
inoportuno».
Agrega que a pesar que el juez de alzada acepta la
existencia de la figura del grupo empresarial entre las dos
demandadas, dice que no bastan los elementos de similitud,
conexidad y complementariedad en las actividades de las
dos compañías para que se configure la unidad de empresa,
pues, sin respaldo normativo afirma, que debe haber
predominio económico de los socios y no de sus
subsidiarias y bajo esa intelección negó la existencia de la
unidad de empresa entre las dos demandadas.
Aduce que la colegiatura trata de justificar su
afirmación señalando que no puede haber unidad de
empresa porque la casa principal de Hocol S.A. se
encuentra fuera del territorio nacional, sin embargo,
manifiesta que tal argumento, no tiene ninguna injerencia
habida cuenta que el debate es de índole laboral y a la luz
del artículo 2o del CST se regula por la ley nacional, lo que
significa que la empresa Hocol S.A. para la cual trabajó el
demandante debe sujetarse a lo relacionado con la figura de
la unidad de empresa del artículo analizado con
precedencia.
Colige que, si a la luz de la normatividad colombiana,
se dan los elementos de la unidad de empresa, así sea con
una sucursal de una empresa con domicilio fuera del país,
es obligado declararla para evitar que los grandes y
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poderosos emporios económicos del mundo mediante
figuras del derecho mercantil, evadan las obligaciones que
surgen de la recta aplicación de la ley nacional.
Manifiesta que el fallador de segundo grado cita
normas mercantiles, jurisprudencia del Consejo de Estado y
de la Superintendencia de Sociedades, pero no se ubica en
las disposiciones laborales, razón por la que incurre en el
error endilgado, lo que dio lugar a absolver, en lugar de
emitir condena «que el a quo no pudo ordenar por el extravío
de un elemento probatorio fundamental, afortunadamente ya
rescatado, dada su inmensa utilidad para la construcción de
las consideraciones de instancia».
Concluye que en el expediente aparecen reunidos
todos los elementos constitutivos de la figura de la unidad
de empresa y que los yerros observados son puramente
jurídicos debido a que el ad quem exigió para declarar la
unidad de empresa entre las demandadas, unos requisitos
que no se encuentran en el artículo 32 de la ley 50 de 1990
cuya modificación por el artículo 48 de la ley 789 de 2002
fue declarada inexequible por la Corte Constitucional.
VII. RÉPLICA
Hocol S.A., presenta su oposición al cargo, señalando
que el mismo contiene deficiencias de orden técnico porque
en el alcance de la impugnación no precisa que hacer
respecto de cada uno de los numerales que contiene el fallo
de primer grado, ello en razón a que hace peticiones
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Radicación n.° 67366
principales y subsidiarias, máxime si todas tienen como
causa de derechos la convención colectiva, que no hizo
parte de la decisión del a quo, porque el fallador consideró
que no se encontraba en el proceso y por tal motivo «resulta
imposible aplicarle al señor Miguel Ángel González Pinzón los
derechos laborales que nos consigna en el documento
inaugural del proceso».
Destaca que orienta la acusación por la vía directa en
la modalidad de aplicación indebida y por infracción
directa, las que son incompatibles, y que, en lo tocante a la
no aplicación de la convención colectiva, con independencia
de su ausencia o presencia en razón del principio de la
consonancia, es un aspecto probatorio que no puede ser
tratado por la vía directa, error que no es subsanable en la
órbita extraordinaria y en respaldo cita la sentencia CSJ SL,
4 mar. 1997, rad. 9398.
Reseña que el tema del predominio económico
directamente y no por conducto de los socios, debió
atacarse por la vía indirecta puesto que la afirmación del
Tribunal tiene respaldo probatorio (f. ° 31), por ello no es
atinada la senda elegida, máxime si los argumentos no son
fieles a las consideraciones del ad quem, pero además,
advierte que la modalidad no sería la aplicación indebida
sino la interpretación errónea por cuanto la decisión en lo
concerniente al tema en comento (predominio económico)
fue sostenido en jurisprudencias de la Corte Suprema de
Justicia y del Consejo de Estado.
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Radicación n.° 67366
Indica que el artículo 194 del CST no fue analizado
con error porque dicha disposición consagra tres
modalidades de unidad de empresa así: i) que se refiere a
toda unidad de explotación; ii) otra, a las varias unidades
dependientes económicamente de una sola persona natural
o jurídica que correspondan a actividades similares,
conexas y complementarias y que tengan trabajadores a su
servicio y; iii) la que es solo aplicable a personas jurídicas,
donde el aspecto principal es el predominio económico de
una principal respecto de las filiales y subsidiarias,
igualmente en actividades similares, conexas o
complementarias.
Con base en lo expuesto, dice que el fallador de
segundo grado no incurrió en error al desconocer la figura
comercial de grupo empresarial habida cuenta que no
encontró acreditada la subordinación entre las entidades y
la unidad de propósito y dirección, porque no estaba
probado que Hocol S.A., sucursal Colombia, fuera filial o
subsidiaria de Ecopetrol y que, «por ser la Matriz de Hocol
S.A. Sucursal Colombia extranjera, con domicilio fuera del
país, no puede analizarse respecto de ella el cumplimiento de
los elementos jurídicos que trae el artículo 194 para poder
derivar la Unidad de Empresa», consideraciones estas que
no fueron refutadas por el casacionista.
De otra parte, destaca que el censor no cuestionó en la
alzada el tema de la inexistencia de la prueba convencional,
a pesar de señalar error respecto al principio de la
consonancia. Que, además, no recurrió el auto que decretó
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Radicación n.° 67366
las pruebas, motivo por el cual resultó extemporánea la
solicitud que se valorara de oficio este acuerdo colectivo,
por tal motivo, le asiste razón al ad quem respecto a que
estos serían puntos nuevos de debate de conformidad al
artículo 66 A del CPTSS, cerrándose de esa manera la
posibilidad «de cosechar los frutos de una declaratoria de
unidad de empresa».
Sin embargo, afirma que, si se avalara el aporte de la
prueba convencional, tampoco podría prosperar el recurso
porque no se cumple el requisito exigido por el numeral 2
del artículo 194 del CST, modificado por el 32 de la Ley 50
de 1990, toda vez que, no se incluyó en la convención que
los beneficios allí pactados se apliquen a las filiales y
subsidiarias derrumbándose, por lo tanto, las aspiraciones
del reconocimiento de las prestaciones extralegales.
Finalmente indica que si se dedujera que el petitum
corresponde a las peticiones principales, o sea, la unidad de
empresa, tampoco habría lugar a su reconocimiento «porque
si bien las solicita a partir de la fecha en que se declare la
unidad de empresa y mientras subsista la relación laboral,
así se entendiera que es a partir del 27 de mayo de 2009 y
no de la fecha en que se profiera la sentencia, dada la época
en que se hizo su solicitud por conducto de la demanda en
mayo de 2012, el tiempo que supere los 3 años anteriores
estaría prescrito».
A su turno, Ecopetrol en su réplica sostiene que se
presenta un insuperable error de técnica porque el alcance
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Radicación n.° 67366
de la impugnación no es preciso en cuanto a la sentencia de
reemplazo, toda vez que el escrito inicial contiene peticiones
principales y subsidiarias, las que son excluyentes, por ello
el petitum del recurso debe ser claro, sin que el censor haya
cumplido con esta exigencia.
Hace alusión a que el cargo se dirigió por la vía
directa, el cual debe ser argumentado con análisis y juicio
lógico, para demostrar que el Tribunal aplicó indebidamente
la norma, pero reseña que los fundamentos expuestos no
destruyen el razonamiento jurídico del ad quem de que no
existió «sustitución patronal», dejando incólume la sentencia
atacada.
Sostiene que acusó la convención colectiva, que es
considerada prueba de acuerdo al criterio de la Corte y que
si lo que quiere enrostrar es el tema de la aducción y aporte
de la prueba debió indicar la violación medio, pero no el
artículo 66 A del CPTSS porque este precepto se refiere al
principio de la consonancia, el cual fue respetado por el
Tribunal porque el recurrente no atacó la decisión del a quo
de haber absuelto a las accionadas de las pretensiones de la
demanda, incurriendo en la presentación de un hecho
nuevo que no es admisible en casación.
Con relación a la incorporación de la convención
colectiva mediante auto visible a folio 282, dice que no fue
anexada en la primera instancia como prueba, por lo tanto,
el juez carecía de competencia para ello, habida cuenta que
ya se había proferido la sentencia, interpuesto el recurso de
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Radicación n.° 67366
apelación e incluso concedido, por lo tanto, considera que
de conformidad con lo reseñado en el artículo 29 de la CN,
ese auto es nulo sin que sea necesario declararla.
Arguye que el casacionista acusa la violación medio y
señala normas violadas, sin embargo, omite la
demostración respecto a esta violación, en consecuencia,
incurre en una falta a la técnica en casación porque cuando
se alega una violación medio, hay que indicar y explicar
cómo incidió esa violación de normas procesales en las
normas sustantivas de carácter nacional que gobiernan el
proceso.
En lo concerniente a la unidad de empresa expone que
los argumentos presentados por el censor no son
correspondientes a la exigencia de este recurso porque tenía
el deber de desvirtuar todos los fundamentos jurídicos de
que se valió el juzgador en su decisión, pero no cuestionó la
jurisprudencia en la que se apoyó el fallador para proferir
su decisión, la que solo puede atacarse por la vía directa en
la modalidad de interpretación errónea, pero omitió dicho
ataque, eligiendo el submotivo de la aplicación indebida.
De otra parte, advierte que como el cargo es dirigido
por la vía jurídica, se debe asumir la aceptación de las
deducciones fácticas halladas por el sentenciador de
segundo grado, por tal motivo, no puede atacar las
consideraciones probatorias como lo hace porque se parte
del supuesto de la conformidad con los fundamentos
fácticos de la decisión, y en ese orden, la sentencia
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Radicación n.° 67366
permanece incólume con base en la presunción de
legalidad.
Además, controvierte el cuestionamiento en relación al
artículo 260 del Código de Comercio, porque la norma lo
que hace es indicar cuándo una sociedad se entiende
subordinada, pero por ninguna parte hace alusión al
predominio económico y agrega que el Tribunal hizo un
análisis sobre el grupo empresarial y aludió a la sentencia
del Consejo de Estado, para definir lo pertinente a la
existencia de la unidad de empresa, derivando que no se
probó el predominio económico que exige el numeral 2 del
artículo 194 del Código Sustantivo del Trabajo.
Posteriormente cita aparte de las sentencias CSJ SL, 5
feb. 1993, rad. 5333; CSJ SL 30 ene. 1992, rad. 4610 y
afirma que para que se declare la unidad de empresa entre
personas jurídicas, se deben cumplir los siguientes
requisitos: i) que se establezca el predominio económico y,
ii) que las empresas objeto de la unidad, estén radicadas en
Colombia, sin que se cumpliera el segundo respecto a Hocol
S. A. Sucursal Colombia porque este era un establecimiento
de comercio de Hocol Islas Caimán, pero no un
establecimiento de comercio de Ecopetrol S.A., argumentos
que dice no fueron derruidos en el recurso.
Finalmente dice que como el Tribunal consideró que
no se demostró el predominio económico entre Ecopetrol
S.A. y Hocol S.A. y, además, que no había prueba de Filial o
Subsidiaria de Hocol S.A. Sucursal Colombia respecto a
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Radicación n.° 67366
Ecopetrol S.A., le correspondía al casacionista atacar la
sentencia por la vía indirecta, tales manifestaciones para
acreditar que sí se encontraba probado esos hechos
desconocidos por el colegiado, pero al no hacerlo, la
afirmación de este se conserva invariable
VIII. CONSIDERACIONES
El ad quem fundamentó su decisión absolutoria, en
definir el concepto de grupo empresarial, el cual se
constituye con el vínculo de subordinación entre las
personas jurídicas que lo conforman, la unidad de propósito
y dirección y, además, que la situación de control debe
registrarse en la Cámara de Comercio del domicilio social de
la sociedad controlante y de la subordinada, según así lo
disponen los artículos 260 del Código de Comercio,
modificado por el artículo 26 de la Ley 222 de 1995, y 28 de
la misma ley.
Señaló que Ecopetrol a partir del 27 de mayo de 2009,
según documento suscrito en Colombia y registrado en la
Cámara de Comercio, ejercía la situación de control del
grupo empresarial, y que además lo desempeñaba sobre
Hocol S.A., una sucursal en Colombia, cuyo domicilio
principal se encuentra en George Town, Gran Caimán, Islas
Caimán, porque, si bien es cierto que el 100% de la
participación accionaria de Ecopetrol es indirecta a través
de Hocol Limited, también lo es, que Hocol Petroleum
Limited tiene el 100% del capital, el cual se encuentra en
posesión de Ecopetrol. En lo correspondiente a la
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Radicación n.° 67366
territorialidad destacó que según el criterio de la
Superintendencia de Sociedades el acto jurídico mediante el
cual se configuró la situación de control y grupo
empresarial entre Ecopetrol como matriz y Hocol S.A.
Sucursal Colombia como subsidiaria de la primera, es la
colombiana.
Consideró que para declarar la unidad de empresa es
indispensable «que se ejerza el «control económico de la
matriz sobre sus subsidiarias sea a través de las personas
jurídicas», y no por medio de sus socios individualmente
considerados, lo que no se acreditó en debida forma en el
proceso, porque el hecho que Ecopetrol S.A. tenga
participación indirecta sobre Hocol S.A. Islas Caimán, no
basta para demostrar el predominio económico de la matriz
sobre la filial, toda vez que según sentencia de la Sala
Laboral de la Corte el capital de la empresa no se acredita
con el certificado de Cámara de Comercio, por ello, señaló
que aunque existe el grupo empresarial entre Ecopetrol S.A.
y Hocol S.A. con domicilio en Islas Caimán, no se prueba el
control económico ejercido por Ecopetrol S.A. para predicar
la unidad de empresa debatida, máxime si la casa matriz de
Hocol S.A. se encuentra radicada fuera del territorio
nacional y Ecopetrol S.A. está ubicada y regida por la
legislación colombiana, ello aunado a que el demandante no
prestó sus servicios a Ecopetrol que es la empresa matriz
del grupo empresarial sino únicamente a Hocol S.A. con
sucursal en Colombia. Además; dijo que como no hubo
cambio de empleador ni de dueño de la empleadora, no se
cumplieron los requisitos del artículo 67 del CST, para que
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Radicación n.° 67366
se instituyera la sustitución patronal.
El recurrente por su parte controvierte la sentencia
bajo diferentes aspectos, entre ellos que no haya examinado
oficiosamente la convención colectiva que se extravió en el
juzgado de conocimiento y que se allegó con posterioridad
para que hiciera parte del recurso de alzada.
En lo concerniente a la unidad de empresa dice que el
ad quem a pesar de encontrar probados los siguientes
elementos exigidos por el artículo 194 del CST, modificado
por el 32 de la Ley 50 de 1990 y el 26 de la Ley 222 de
1995, como lo son: i) la unidad de explotación económica o
dependencia económica de esa pluralidad de sociedades
respecto de una persona jurídica; ii) las actividades
similares, conexas o complementarias, admitidas con la
existencia de un grupo empresarial con unidad de
propósito; iii) que haya trabajadores al servicio de las
demandadas, no consideró suficiente tal acreditación, para
dar por demostrada la unidad de empresa, porque según su
intelección, se debía demostrar el «predominio económico de
los socios y no de sus subsidiarias», exigencia que no tiene
respaldo normativo, desconociendo tal figura entre las dos
demandadas, debido a que la casa principal de Hocol S.A.,
está localizada fuera del país, lo que afirma no es razonable
porque la discusión es de índole laboral, en consecuencia el
conflicto se debe regular bajo la normatividad colombiana,
así el mismo se presente con una sucursal de una empresa
con domicilio en el exterior.
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Radicación n.° 67366
El debate propuesto por el recurrente, consiste en
verificar si el Tribunal violentó el principio de la
consonancia al no tener como tema de discusión lo
correspondiente al aporte de la convención colectiva y las
consecuencias que se derivan de su contenido y, de otra
parte, si incurrió en yerro jurídico al exigir como requisito
esencial para acreditar la unidad de empresa peticionada,
que se demostrara el predominio económico de la matriz
sobre las subsidiarias, a través de las personas jurídicas y,
si dicha exigencia tiene o no respaldo jurídico para derivar
si hay lugar al reconocimiento de las pretensiones incoadas
en la demanda inagural.
La Sala considera de relevada importancia analizar
primeramente el tema correspondiente al principio de la
consonancia a fin de definir si en verdad los temas de los
beneficios extralegales hacían parte del debate en la
segunda instancia y para ello es necesario determinar que
esta Corporación ha reiterado que de conformidad con el
artículo 66 A del CPTSS y a la regla de sustentación del
recurso establecida en el artículo 57 de la Ley 2 de 1984, la
parte apelante tiene el deber de expresar los aspectos que
son objeto de inconformidad, sin que requiera de una
fundamentación extendida sobre cada tópico objeto de
inconformidad de cara a la sentencia que refuta (CSJ
SL13260-2015 y SL2764-2017).
De conformidad a los anteriores parámetros, la Sala
debe examinar si el apelante, una vez se notificó de la
sentencia, procedió a controvertir todos los aspectos que le
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Radicación n.° 67366
fueron adversos en la providencia del a quo, quien reconoció
la existencia de la unidad de empresa entre las
demandadas, pero absolvió de las demás súplicas por
sustracción de materia al no encontrar dentro del acervo
probatorio el compendio convencional que permitía el
análisis de las pretensiones principales y subsidiarias
incoadas con la demanda.
Al efecto se tiene que, el demandante presentó su
inconformidad respecto del fallo, en los siguientes términos:
Señora Juez, yo respetuosamente interpongo recurso de
apelación para ante la Sala Laboral del Tribunal Superior de
Bogotá, a efectos de que esa Corporación revoque la decisión que
acaba de adoptarse, por considerar que el análisis del juzgado
es equívoco, toda vez que desvirtúa la importancia que tiene el
documento fechado el 10 de julio de 2009 y que fue suscrito por
el Presidente de Ecopetrol, en virtud del cual esta empresa
Ecopetrol S.A., le solicitó a la Cámara de Comercio de Bogotá que
se inscribiera en el registro mercantil esa situación de control y
de grupo empresarial, como lo dije en el alegato de conclusión y
lo reitero ahora, desde el punto de vista laboral, por aplicación de
las normas contenidas, tanto en la legislación comercial como en
la legislación laboral, en mi opinión es viable acceder a las
pretensiones de la demanda. El juzgado no está de acuerdo con
la posición de la parte actora y, en consecuencia, yo insisto en
que el documento da una lectura completamente diferente a la
que acaba de dar el juzgado y por eso respetuosamente solicito
que en el efecto suspensivo se conceda el recurso de alzada. (CD
f.° 276).
Fluye de lo indicado, que el apelante a pesar de
haberse notificado del rechazo de las súplicas peticionadas
por el no aporte de la convención colectiva, omitió referirse
a ese puntual aspecto, pues enfocó su argumentación en el
análisis equivocado del a quo frente a algunos medios de
prueba que según su apreciación demostraban la situación
de control y de grupo empresarial de las demandadas.
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Radicación n.° 67366
Con base en lo indicado, no se observa error alguno
por parte del Tribunal al indicar que solo revisará los temas
recurridos, sin que le correspondiera referirse al aporte
oportuno o no de la convención colectiva, máxime si se
tiene en cuenta que el juez de primera instancia, a
continuación de proferir su fallo, emitió un auto en el que
concedió los recursos de apelación interpuestos por las
partes, ordenando consecuencialmente el envío del
expediente al Tribunal, motivo por el que a partir de ésta
data (30 de octubre de 2013) la competencia del proceso la
os
asumió el ad quem. (f. 278 a 279).
Por lo razonado, no le asiste razón al casacionista al
acusar la vulneración al principio de consonancia, y como
la Corte no puede subsanar las omisiones en las que pueda
incurrir el casacionista debido al carácter dispositivo del
recurso extraordinario, la Sala se ocupará de confrontar las
consideraciones del ad quem con relación a los tópicos que
fueron motivo de inconformidad en la alzada, pues abordar
el estudio del aporte de la prueba colectiva como lo plantea
el censor, desborda la limitante que impone el artículo 66 A
del CPTSS, modificado por el artículo 35 de la Ley 712 de
2001 que dispone «La sentencia de segunda instancia, así
como la decisión de autos apelados, deberá estar en
consonancia con las materias objeto del recurso de
apelación».
Definido lo anterior, la Corte se adentra en lo
concerniente al tema de la unidad de empresa y al efecto es
pertinente rememorar el pronunciamiento que esta Sala
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Radicación n.° 67366
hizo mediante la sentencia CSJ SL6228-2016 en la que al
tratar este aspecto dijo:
[…]
Para mejor comprensión de la decisión que se adoptará, se
transcribe el texto normativo que contiene estas dos figuras
jurídicas:
UNIDAD DE EMPRESA GRUPO EMPRESARIAL
Art. 194 C.S.T..- Art. 260 C. Co.,
Subrogado Ley 50 de modificado por la Ley
1990 art. 32. Definición 222 de 1995 art. 26.
de empresa. Subordinación.
1.- Se entiende como una Una sociedad será
sola empresa, toda unidad subordinada o controlada
de explotación económica o cuando su poder de
las varias unidades decisión se encuentre
dependientes sometido a la voluntad de
económicamente de una otra u otras personas que
misma persona natural o serán su matriz o
jurídica, que correspondan controlante, bien sea
a actividades similares, directamente, caso en el
conexas o complementarias cual aquélla se
y que tengan trabajadores denominará filial o con el
a su servicio. concurso o por intermedio
2.- En el caso de las de las subordinadas de la
personas jurídicas matriz, en cuyo caso se
existirá unidad de llamará subsidiaria.
empresa entre la
principal y las filiales o
subsidiarias en que Ley 222 de 1995 art. 28.
aquélla predomine Grupo empresarial.
económicamente, Habrá grupo
cuando, además, todas empresarial cuando
cumplan actividades además del vínculo de
similares, conexas o subordinación, exista
complementarias; pero entre las entidades
los salarios y prestaciones unidad de propósito y
extralegales que rijan en la dirección.
principal al momento de Se entenderá que existe
declararse la unidad de unidad de propósito y
empresa solamente se dirección cuando la
aplicarán en las filiales o existencia y actividades de
subsidiarias cuando así lo todas las entidades
estipule la respectiva persigan la consecución de
convención colectiva de un objetivo determinado
trabajo, o cuando la filial o por la matriz o controlante
subsidiaria esté localizada en virtud de la dirección
en una zona de condiciones que ejerce sobre el
económicas similares a las conjunto, sin perjuicio del
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Radicación n.° 67366
de la principal, a juicio del desarrollo individual del
ministerio o del juez del objeto social o actividad de
trabajo. cada una de ellas.
3.- No obstante lo anterior, Corresponderá a la
cuando una empresa Superintendencia de
establezca una nueva Sociedades, o en su caso a
unidad de producción, la de Valores o Bancaria,
planta o factoría para determinar la existencia
desarrollar actividades del grupo empresarial
similares, conexas o cuando exista discrepancia
complementarias del objeto sobre los supuestos que lo
social de las mismas, en originan.
función de fines tales como
la descentralización
industrial, las
exportaciones, el interés
social o la rehabilitación de
una región deprimida, sólo
podrá declararse la unidad
de empresa entre aquéllas
y éstas, después de un
plazo de gracia de diez (10)
años de funcionamiento de
las mismas. Para gozar de
este beneficio el empleador
requiere concepto previo y
favorable del Ministerio de
Desarrollo Económico.
4- El Ministerio de Trabajo
y Seguridad Social, de
oficio o a solicitud de parte
y previa investigación
administrativa del caso,
podrá declarar la unidad
de empresa, de que trata el
presente artículo, para
lograr el cumplimiento de
las leyes sociales. También
podrá ser declarada
judicialmente.
Las codificaciones que se acaban de transcribir contienen
algunas coincidencias, pero persiguen distinto objetivo de
acuerdo a su origen, es por ello que en el ámbito laboral se habla
del concepto de «unidad de empresa», mientras que en el campo
comercial se alude al de «grupo empresarial».
Tratándose de la existencia de varias personas jurídicas
involucradas en la contienda, que es lo que interesa en estricto
rigor a este proceso, ambos preceptos legales refieren a una
empresa principal, matriz o controlante y a otras subordinadas
que son las filiales o subsidiarias. Dicha «subordinación» o
«dependencia», a la luz de la norma del Código Sustantivo de
SCLAJPT-10 V.00
34
Radicación n.° 67366
Trabajo, únicamente se presenta cuando la matriz derive su
control o dirección del denominado predominio económico,
elemento que necesariamente debe concurrir para configurar la
unidad de empresa; mientras que en lo regulado por el Código de
Comercio puede surgir o depender ese control financiero y
administrativo incluso sin predominio de capital o mayoría
accionaria, pues lo importante para que nazca el grupo
empresarial además de la subordinación es la unidad de
propósito y dirección.
El Consejo de Estado al referirse al requisito de predominio
económico en la unidad de empresa, en sentencia de la Sec.
Segunda del 8 mar. 1994, rads. 5933 y 5934 (acumulados),
señaló:
«(…) no siempre que en una unidad de explotación económica
tengan injerencia varias subordinadas, hay unidad de empresa
con la matriz, pues mientras que la subordinación puede
depender de un control financiero o administrativo sin
predominio de capital, éste si es el factor determinante en la
unidad de empresa. Las subordinadas integrarán unidad
empresarial con la matriz únicamente cuando ésta derive su
control o dirección de su predominio económico (….).
Para que se configure dicho predominio económico de la sociedad
principal sobre la subsidiaria (…) se requiere que aquella posea
más del 50% del capital y ello al tenor del artículo 261, numeral
1° del C. de Co. puede suceder directamente, o por intermedio o
en concurrencia con sus subordinadas, o con las filiales o
subsidiarias de éstas».
Así las cosas, en los términos del art. 194 del Código Sustantivo
del Trabajo, subrogado por el art. 32 de la L. 50 de 1990, cuando
la declaratoria de unidad de empresa recae sobre personas
jurídicas, no basta la existencia de una unidad de explotación
económica, y la ejecución de actividades similares, conexas, o
complementarias, sino que también se requiere contar con la
prueba del predominio económico de la sociedad principal sobre
las filiales o subsidiarias, para el caso a través de las personas
jurídicas y no por medio de sus socios individualmente
considerados. En cambio en materia comercial, conforme al art.
260 del C.Co. y la Ley 222 de 1995 arts. 26 y 28, los elementos
que obligatoriamente deben concurrir para la existencia del grupo
empresarial, son la subordinación, dependencia o control
societario, y además la unidad de propósito y dirección.
En este orden de ideas, no siempre que se esté en presencia de
un grupo empresarial conformado por una sociedad principal o
matriz y varias subordinadas, necesariamente hay unidad de
empresa, ya que se hace indispensable verificar en todos los
casos el factor del predominio económico o relación de
dependencia económica que exige el mandato laboral, que lo
SCLAJPT-10 V.00
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Radicación n.° 67366
comprende tanto la participación accionaria como el control
financiero y administrativo entre las sociedades, común y
reciproco, que lleve a inferir que las subsidiarias se encuentren
directamente sometidas a la controlante, además que todas ellas
deben cumplir actividades similares, conexas o complementarias.
La Sala en sentencia de la CSJ, 16 dic. 2009, rad. 32212,
rememoró que la unidad de empresa, conforme a la
jurisprudencia de esta Corte, consiste en el “reconocimiento
administrativo o judicial que tiene por objeto impedir el
desmejoramiento de la situación del trabajador provocado por la
fragmentación del capital o del tiempo necesario para obtener
algunas prestaciones establecidas en el (sic) ley o en las
convenciones colectivas. La sentencia que declare la unidad de
empresa vincula no solo a la sociedad que el demandante
considere como matriz, sino que también a las que aparezcan
como filiales de aquella para la procedencia de declaratoria de
unidad de empresa y poder predicarla respecto de varias
personas jurídicas, es menester establecer la interrelación
económica que se presenta entre las implicadas para los efectos
vinculantes conforme a la ley” (Sentencia de 21 de abril de 1994,
radicación No. 6047)».
Del mismo modo, es del caso recordar que el efecto jurídico de la
declaratoria de unidad empresarial, es tener a las varias
personas jurídicas, o las varias unidades de una misma persona
natural o jurídica, como una sola empresa, en beneficio del
trabajador, con miras a que éste pueda obtener el reconocimiento
y pago de acreencias laborales que están a cargo de la empresa.
Es por ello, que cuando concurre el citado elemento del
predominio o dependencia económica, es dable entrar a declarar
administrativa o judicialmente la unidad de empresa, siendo una
de las consecuencias jurídicas propias de esta figura, que se
haga derivar responsabilidad laboral de dichas sociedades sobre
las acreencias reconocidas o a reconocer a los trabajadores.
Descendiendo al asunto que nos ocupa, se tiene que el Tribunal
desde el punto de vista jurídico, en principio no cometió ningún
error jurídico, en la medida que hizo la distinción de las figuras
jurídicas de la «unidad de empresa» en materia laboral y «grupo
empresarial» en el ámbito comercial, es así que advirtió que
poseen una regulación normativa diferente aun cuando en algún
momento se pueden complementar, refirió a los elementos para
que se configure cada una de ellas, destacando para la unidad
empresarial el predominio económico y el cumplimiento de
actividades similares, conexas o complementarias por parte de la
matriz y la subordinada, ello apoyado en pronunciamientos
jurisprudenciales.
Como bien puede observarse, la institución del grupo
SCLAJPT-10 V.00
36
Radicación n.° 67366
empresarial, es diferente al de la unidad de empresa, por tal
motivo luce acertada la decisión del Tribunal, cuando deja
clara la diferencia, indicando que a pesar de que entre las
accionadas sí existe el grupo empresarial, porque se
presenta el vínculo de subordinación entre las sociedades,
la unidad de propósito y dirección y la situación de control
según los términos del artículo 28 de la Ley 222 de 1995,
no sucede lo mismo frente a la unidad de empresa habida
cuenta que para que esta se acredite es necesario que se
pruebe el predominio económico, lo que no se estableció
porque la casa matriz de Hocol S.A. en Colombia se
encuentra fuera del territorio nacional, y por tanto no se
cumple el requisito sine qua non para predicar la existencia
de esta figura jurídica, exigencia que se encuentra regulada
en el numeral 2 del artículo 194 del CST subrogado por el
artículo 32 de Ley 50 de 1990 y por lo adoctrinado por esta
Sala de la Corte Suprema de Justicia como ya se precisó.
De otra parte, si bien el casacionista presentó su
inconformidad con relación a la disertación que hizo el
adquem en lo concerniente a que las sucursales en
Colombia de las sociedades extranjeras son
consideradas establecimientos de comercio, dicho
ataque resulta insuficiente frente a lo razonado por el
Tribunal, al señalar que su consideración está
respaldada en lo dicho por la Superintendencia de
Sociedades, al determinar que dichas filiales no
desarrollen un objeto social porque solo ejecutan
actividades según lo recomendado por su casa matriz
que es la que sí tiene el objeto social definido, en
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consecuencia, advirtió que la agencia de Hocol S.A.
localizada en Colombia no es autónoma porque «en su
calidad de establecimiento de comercio, no goza de
personería jurídica independiente de la matriz, y
tampoco cuenta con un patrimonio autónomo e
independiente», razón por la que le son aplicables las
reglas de las sociedades colombianas en armonía con
lo dispuesto en los artículos 83 a 85 de la Ley 222 de
1995, artículo tercero del Decreto 2300 2008, y el
artículo 497 del CCo.
El censor frente a tal disertación expuso en su
ataque que «el Tribunal centró su pronunciamiento en el
tema concerniente a la figura del grupo empresarial en
el derecho mercantil, la prevalencia de una matriz en
sus sucursales o subordinadas, la condición que
atribuye a Hocol S.A. sucursal Colombia como
establecimiento de comercio para concluir de manera
forzada que no existe la unidad de empresa que la
parte demandante reclama como sustento principal de
sus pretensiones» (Subraya la Sala).
La Corte encuentra que el reproche del casacionista
resulta carente de sustento, pues nada aduce con relación a
los respaldos normativos que cita el ad quem ni refiere tesis
alguna con relación a i) que, según la Superintendencia de
Sociedades, las sucursales de las sociedades cuya casa
matriz se encuentran fuera del país, y estas están
localizadas en Colombia son consideradas establecimientos
de comercio; ii) que las mismas no desarrollan un objeto
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social porque se rigen por el de la casa principal; iii) que
Hocol S.A. Colombia no es autónoma; iv) que no posee
personería jurídica y; v) que no cuenta con patrimonio
autónomo e independiente, circunstancia por la cual la
sentencia en lo jurídico se sostiene incólume en lo no
reprochado.
Además de lo expuesto, si el censor tenía
inconformidad con la decisión atacada respecto a la
ausencia de demostración del predominio económico, debió
acudir a la acusación por la vía indirecta que es la senda
que abre la posibilidad de examinar las pruebas, a fin de
acreditar el yerro fáctico del colegiado en la errada
valoración probatoria respecto a la exigencia o presupuesto
normativo indicado, para que se abriera el debate frente al
presupuesto entre las accionadas, pero como no lo hizo,
queda edificada la decisión en lo no cuestionado respecto al
análisis de los medios de convicción que valoró el Tribunal.
Otro tanto acontece con la acusación por aplicación
indebida de los artículos 27, 28, 30, 84, de la Ley 222 de
1995; 261, 262, 471, 492, 515 del CCo; 2, 195 del CST,
puesto que estas disposiciones no las convocó el Tribunal
en su sentencia, razón por la que no podía presentarse la
aplicación indebida de las mismas.
Con relación al ataque por infracción directa de la
normatividad enlistada en el cargo, el recurrente omite
formular argumentación alguna que permitiera a la Sala
examinar si dichos preceptos en verdad eran o no
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pertinentes para resolver el tema en conflicto, por lo tanto,
la Corte queda impedida de examinar tal reproche.
De conformidad a los anteriores análisis, queda
establecido que el censor no logra derribar la sentencia del
Tribunal por cuanto no demostró que el cuerpo colegiado
hubiera incurrido en los yerros jurídicos enrostrados, por lo
tanto, la sentencia se conserva incólume en su doble
presunción de acierto y legalidad, en consecuencia, el cargo
no prospera.
Las costas en el recurso extraordinario estarán a cargo
del demandante y a favor de las entidades demandadas que
replicaron, en proporciones iguales por cuanto el recurso no
resultó exitoso. Se fija como agencias en derecho la suma
de $4.000.000, que se incluirán en la liquidación de costas
de conformidad a lo dispuesto en el artículo 366 del CGP.
IX. DECISIÓN
En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de
Justicia, Sala de Casación Laboral, administrando justicia
en nombre de la República y por autoridad de la ley, NO
CASA la sentencia dictada el 28 de enero de 2014 por la
Sala Laboral del Tribunal Superior del Distrito Judicial de
Bogotá, dentro del proceso ordinario laboral seguido por
MIGUEL ÁNGEL GONZÁLEZ PINZÓN contra HOCOL S.A. y
la EMPRESA COLOMBIANA DE PETRÓLEOS,
ECOPETROL S.A.
Costas como se dijo en la parte motiva.
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Notifíquese, publíquese, cúmplase y devuélvase el
expediente al tribunal de origen.
MARTÍN EMILIO BELTRÁN QUINTERO
DOLLY AMPARO CAGUASANGO VILLOTA
ERNESTO FORERO VARGAS
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