Universidad Abierta y a Distancia de México
Modulo 24: Proyecto de intervención en el campo
elegido: Derecho Informático
Unidad 1: Abordaje metodológico
Sesión 4: La presentación de la exposición
Docente: Yunet Adriana Abreu Beltrán
Alumno: José Guillermo Armas Ruvalcaba
Resumen:
Contrato electrónico
El contrato electrónico son programas informáticos, que se encargan sin
intermediarios, de facilitar de verificar y del cumplimiento de la negociación. La
contratación por vía electrónica es una posibilidad que se ha tornado
especialmente novedosa a partir del internet como nueva forma de interacción
social. Sin perjuicio de su filiación jurídica tradicional, la contratación electrónica
está sujeta a una serie de reglas jurídicas básicas que rigen el nuevo soporte y el
nuevo mercado en México.
En este punto hay que tener en cuenta algunos problemas que podrían surgir por
pactar un contrato a través de medios electrónicos, podrían verse afectados por el
mal uso de datos, los datos personales, en posesión de las empresas.
El contexto social actual en el ámbito empresarial, en donde resulta indispensable
ser y saber del tema de internet y de los medios electrónicos para los que hoy en
día son una herramienta fundamental para el trabajo y un importante factor en la
comunicación y el respaldo de Información. Conocer y adaptar las herramientas
legales necesarias para llevar a cabo un contrato digital siendo este de beneficio
tanto para el cliente como para el prestador de servicio.
a) Obtener la información suficiente para llevar a cabo un contrato digital, siendo
esta almacenada de manera adecuada, protegiendo la identidad del cliente.
b) Crear una base de datos segura, para los clientes que soliciten un servicio,
haciendo de su conocimiento que estos datos serán debidamente tratados.
c) Implementar una cláusula en los contratos donde se especifique el manejo y
uso que se les dará a sus datos, así mismo las sanciones que se podrían
aplicar en caso de que algunas de las partes infrinjan el acuerdo.
d) Establecer garantías que permitan una seguridad financiera para las partes
que realizan el contrato.
Con esta investigación se pretende mejorar y facilitar el proceso que ya se lleva a
cabo en la empresa, en materia de contratos electrónicos, con el fin de reducir
costos, evitar multas o conflictos legales, así como la protección y el uso de los
datos al crear los contratos. Es importante conocer y analizar los procesos que se
han llevado a cabo en la elaboración de contratos eléctricos, así mismo contrastar
con las leyes vigentes.
Durante la pandemia de Covid19, en México y en todo el mundo se sufrieron
grandes cambios no solo en el área de la salud, sino también en la parte
financiera, esto trajo consigo el aumento en la implementación del contrato
electrónico. Cuando se negocia un contrato digitalmente, las partes solo deben
completar su información básica, con la posibilidad de revisar las modificaciones
en línea, de este modo, el proceso se realiza de manera digital, sin la necesidad
de reunirse, ahorrando tiempo y dinero.
Los contratos electrónicos, al igual que los de papel, son respaldados por diversas
normas nacionales e internacionales como el Tratado de Libre Comercio de
América del Norte, en su capítulo 14 afirma que la transferencia de información
por medios electrónicos es válida y que las reglas nacionales no deben frenar el
comercio: “Las transferencias de información por medios electrónicos y aun
cuando reconoce que las partes pueden regular a nivel nacional, las medidas no
deben restringir el comercio”.
Desde el momento en que existen bienes que se comercializan, nace una relación
jurídica, llámese venta, renta, compra, licencia, adaptación, cesión de derechos, por
mencionar sólo algunas de ellas. Pero también pueden nacer actos ilícitos, como robo,
fraude, abuso de confianza, infracción, imitación fraudulenta, pornografía, piratería,
contrabando, etcétera. Está muy claro, a tendiendo a su carácter que es muy difícil
establecer leyes territoriales plenamente aplicables y los instrumentos jurídicos son
insuficientes están desactualizados dada la rapidez del cambio tecnológico.
Comercio electrónico
En la década de los noventa y en la primera década del siglo XXI, ha resultado palpable y
evidente que los medios electrónicos, de manera gradual y por lo tanto, se están
convirtiendo en un soporte básico para el comercio. "Estamos ante una sustitución del
soporte tradicional del comercio el papel y dicha sustitución ya no se detendrá".
El comercio electrónico, en cuanto al uso de tecnología se refiere, representa una amplia
gama de actividades que normalmente se asocian con el uso de internet, de
computadoras o de dispositivos móviles. Las empresas que comercializan productos y
servicios a través de internet pueden ser visitadas por consumidores cibernéticos de todo
el mundo por esto que las empresas, gracias al internet, no se encuentran limitadas a
ofrecer sus productos dentro de un territorio en particular, por tal motivo no solo estaría
vinculado con los contratos de compraventa de prestación de servicios.
Contrato y firma electrónica
En México, la validez de un contrato digital se encuentra soportada por
fundamentos legales desde hace más de 10 años.
El artículo 1803 del Código Civil expresa que todo contrato es válido si hay un
acuerdo documentado en papel, de manera verbal, o por un medio electrónico. Y
en el art. 89 del Código de Comercio se acredita que toda información en
contratos electrónicos no puede ser rechazada jurídicamente por estar contenida
en mensajes o medios electrónicos.
Por otra parte, la “Ley de Firma Electrónica” declara que “el conjunto de datos y
caracteres que permite la identificación del firmante, que ha sido creada por
medios electrónicos bajo su exclusivo control, de manera que está vinculada
únicamente al mismo y a los datos a los que se refiere, lo que permite que sea
detectable cualquier modificación ulterior de éstos, la cual produce los mismos
efectos jurídicos que la firma autógrafa.”
Uno de los grandes beneficios del contrato digital es que se puedan llevar a cabo
actos de comercio rompiendo la barrera de la distancia, otorgándole certeza
jurídica al contrato. México es uno de los pocos países en el mundo que cuenta
con una regulación específica para instituciones financieras tecnológicas. A través
de la “Ley fintech” se regulan todas las obligaciones frente a autoridades y
clientes, que regula el comercio electrónico (mensajes de datos, firma electrónica,
etc.). Permitiendo que éstas celebren contratos digitales con absoluta validez.
Cabe mencionar que adicionalmente y con el propósito de guiar y ayudar, la
UNCITRAL ha elaborado además una Guía para la Incorporación de la Ley
Modelo, esta Ley Modelo tiene por finalidad la de dotar de mayor certeza jurídica
al empleo de la firma electrónica.
La reforma que introduce en México, la normatividad referente a la contratación
electrónica comprende un proceso legislativo que se inicia en 1999 y concluye en
el año 2000, las dos Cámaras del H. Congreso de la Unión aprobaron los
dictámenes correspondientes, con el proyecto respectivo que contenía reformas y
adiciones al Código Civil Federal, Código Federal de Procedimientos Civiles,
Código de Comercio y Ley Federal de Protección al Consumidor.
. La contratación en nuestro país por medios electrónicos es una realidad que se
desarrolla a pasos asombrosos, ante estas razones se consideró conveniente
adecuar el marco jurídico mexicano. En materia de Código Civil Federal, ya que se
consideraba necesario reconocer la posibilidad de que las partes pudieran
expresar su voluntad o solicitar algún bien o servicio mediante el uso de medios
electrónicos, e incluso dar validez jurídica al uso de medios de identificación
electrónica. También se propuso una adecuación a la Ley Federal de Protección al
Consumidor, para incorporar las disposiciones mínimas que aseguren los
derechos básicos del consumidor en las operaciones efectuadas a través del uso
de medios electrónicos.
Desde la antigüedad se celebraban contratos carentes de formalidad, incluso no
se exigía una especie de firma para que tuvieran validez, lo que sí, era importante
la forma en que se expresaba la voluntad ya que es la base para la existencia de
un contrato o acuerdo de voluntades.
Con el paso de los años se han cambiado las costumbres sobre la forma en que
se validan o certifican los contratos, pero sin que ello haya sido el requisito
principal, toda vez que lo más importante es que de manera clara se expresa la
voluntad de los contratantes y se sepa con certeza a lo que se están obligando.
En la actualidad debido a las necesidades de los comerciantes, así como la
evolución tecnológica y social, nos encontramos con un sinfín de contratos
celebrados entre presentes o ausentes, empleando diferentes medios, entre los
cuales están destacando los de carácter electrónico, ya que facilitan los actos
jurídicos y promueven la celebración de un gran número de contratos.
Los avances tecnológicos, han sido el gran precursor e influencia en materia de
contrato electrónico, teniendo como resultado, que diariamente se celebran a nivel
mundial, miles de contratos y operaciones comerciales entre personas ausentes
los cuales tienen un contenido obligacional determinante, por lo tanto, los efectos
jurídicos se actualizan con todas sus consecuencias.
La reforma que introduce en México, la normatividad referente a la contratación
electrónica comprende un proceso legislativo que se inicia en 1999 y concluye en
el año 2000, después de que se analizaron las diversas iniciativas que se
presentaron sobre la materia, y una vez que las dos Cámaras del H. Congreso de
la Unión aprobaron los dictámenes correspondientes, con el proyecto respectivo
que contenía reformas y adiciones al Código Civil Federal, Código Federal de
Procedimientos Civiles, Código de Comercio y Ley Federal de Protección al
Consumidor.
La utilización de sistemas informáticos que hagan más eficientes las relaciones
entre gobierno, empresas y ciudadanía en general tiene un impacto positivo en la
economía del país. En términos generales la legislación actual no reconoce el uso
de los medios electrónicos de manera universal, y en caso de un litigio el juez o
tribunal tendrán que allegarse de medios de prueba indirectos para determinar que
una operación realizada por medios electrónicos es o no válida. Esta situación ha
originado que empresas frenen sus inversiones orientadas a realizar transacciones
por medios electrónicos, debido a la incertidumbre legal en caso de controversias.
La reforma del año 2000 comprendió cambios en diferentes ordenamientos y
estuvo dirigida básicamente hacia el comercio y la contratación electrónica. Lo que
nos interesa enfatizar es concretamente los cambios que se efectuaron al Código
Civil, por cierto, fue el año en que además de tener un Código Civil para el Distrito
Federal, surgió con su respectivo ámbito de aplicación el Código Civil Federal. Es
este último el ordenamiento que nos interesa comentar toda vez que en él se
encuentran las bases a nivel nacional para celebrar contratos por medios
electrónicos.
La reforma al Código Civil Federal, trae consigo un avance significativo en el
Derecho de contratos, ya que en ella se actualiza en base a la realidad de las
necesidades de la sociedad actual en donde la contratación por medios
electrónicos ha ido en gran aumento, siendo más específica la que se lleva por
medio del uso de internet.
Es importante resaltar que todas las normas enriquecen la forma en que el
derecho acoge los contratos, de manera especial a la demanda que se tiene en la
contratación electrónica, es sin duda un adelanto para que los futuros acuerdos
puedan llevarse acabo de la mano de la tecnología, claro está continuamente
vendrán cambios que requerirán el marco jurídico siga modificándose de manera
novedosa para que pueda resolver los conflictos que se presenten.
“Los convenios que producen o transfieren las obligaciones y derechos toman el
nombre de contratos”.
Debe enfatizarse que en este contexto los contratos son la fuente principal de las
obligaciones. Ahora bien, uno de los conceptos fundamentales no solo del
Derecho civil, sino del Derecho en general es el de obligación, ya que se admite
en diversas disciplinas jurídicas, como el Derecho fiscal en donde se habla de
obligación tributaria y en Derecho penal, ya que con frecuencia surge la obligación
de reparar los daños causados por el delito. Así que es necesario definir a la
obligación, la cual es el vínculo jurídico por el que una persona está sujeta,
respecto de otra, a una prestación, un hecho o una abstención. Por consiguiente,
en la obligación existe un acreedor, quien tiene el derecho de exigir a otra persona
conocida como deudor, quien deberá cumplir con una prestación o abstención.
Para que exista un contrato lo primero que se requiere es el consentimiento por
parte de las personas que intervienen en él, ya que precisamente dicho
consentimiento es el acuerdo de voluntades de donde surgen los derechos y
obligaciones que contraen cada una de las personas que expresan de manera
clara su voluntad, para quedar vinculados jurídicamente a través del contrato que
están celebrando.
Conviene destacar desde ahora que cuando la voluntad se manifiesta por medios
electrónicos, ópticos o por cualquier otra tecnología, equivale a una forma expresa
de externar la voluntad. Consecuentemente, la contratación electrónica no
solamente está permitida, sino que se considera su manifestación como una forma
clara y determinante para expresar la voluntad de los contratantes, quienes
naturalmente quedarán ligados jurídicamente y deberán cumplir con los
compromisos que hayan adquirido.
No corresponde ahora enfatizar lo concerniente al consentimiento en los contratos
electrónicos, ya que será motivo de estudio en el capítulo siguiente, lo que sí
debemos ampliar es lo relativo a que en el consentimiento existen dos aspectos
que necesariamente deben darse, que son la oferta o policitación y la aceptación.
Por consiguiente, para que haya consentimientos debe haber una oferta a la cual
habrá de recaerle una aceptación lisa y llana. Este doble aspecto generalmente se
da cuando están presentes los contratantes, pero es posible también que suceda
estando ausentes dichas personas, ya que lo más importante es que la voluntad
se manifieste de las formas permitidas por la ley.
Sin embargo, en la práctica tiene mucha importancia el problema de los contratos
celebrados entre personas que se encuentran en lugares distintos, lo que se
conoce como una contratación entre ausentes, en donde la oferta y la aceptación
a distancia, generalmente, se da por medio de correspondencia, teléfono, fax y
ahora por medios electrónicos, ópticos o por cualquier otra tecnología, es decir, se
ha multiplicado y diversificado lo concerniente a la contratación entre ausentes.
En el sistema de la expedición se considera que el consentimiento se perfecciona
cuando el destinatario de la propuesta, no sólo se entera de ésta y declara su
aceptación, sino que dicha aceptación la expide, es decir, sale de su control.
Con el sistema de la recepción el consentimiento se perfecciona hasta el momento
en que la aceptación llega al oferente y la recibe, esto es, desde que la aceptación
está a su disposición, aunque puede suceder que no se entere de la misma.
Finalmente, el sistema de la información implica que el consentimiento entre
personas no presentes, se perfecciona en el momento mismo en que el oferente
se entera o informa de la aceptación que en un momento dado hizo el destinatario
o persona a quien dirigió su oferta.
El consentimiento es uno de los elementos de existencia del acto jurídico, y es
éste precisamente el primero de los elementos esenciales que dan vida al
contrato, mismo que por definición comprende el acuerdo de dos o más
voluntades para crear o transferir derechos y obligaciones.
En virtud de que nuestra legislación federal no regula de manera amplia lo relativo
a la contratación electrónica, la cual actualmente está teniendo especial relevancia
dada la cotidianidad que tiene la utilización y manipulación de los medios
electrónicos por el desarrollo y comodidad que representa en nuestra vida, por lo
que es razón suficiente para establecer desde ahora que se debe regular de
manera más amplia todo lo relacionado con el contrato electrónico, especialmente
lo concerniente al consentimiento, ya que es deficiente la regulación actual, como
se demostrará con las siguientes consideraciones.
El artículo 1796 del Código Civil Federal establece que los contratos se
perfeccionan por el mero consentimiento, con excepción de aquellos que
necesariamente deban revestir una forma específica señalada por la ley. Para tal
caso, el contrato electrónico se equipará a los contratos en general, toda vez que
únicamente los contratantes virtuales desean manifestar su voluntad a través de
un medio electrónico para que se produzcan los efectos jurídicos que se esperan,
siempre y cuando no se establezca alguna otra formalidad para su validez.
Este es un tema muy importante, pues una vez que concurren las voluntades para
que se perfeccione el consentimiento debe también cumplirse con una forma con
el fin de que surta sus efectos el contrato, y no queden dudas sobre la
correspondencia entre la información, oferta y aceptación y el momento de sus
respectivos envíos. Además, la forma en la contratación electrónica reviste
singular trascendencia para efectos de comprobar que efectivamente se celebró
un contrato a través de medios electrónicos.
Se debe tener en cuenta que la celebración del contrato electrónico se lleva a
cabo con personas que no sabemos cuál sea su identidad, algunas de ellas
actúan de mala fe y podrían llegar a negar el acto jurídico celebrado. Con esto
puede surgir la problemática que una vez celebrado el contrato electrónico no
tenemos prueba que demuestre claramente con quien se concretó el contrato, lo
único que podemos tener es un ejemplar del acto jurídico electrónico pero extraído
de nuestro propio ordenador, el cual puede fácilmente ser manipulado, llegando a
cambiar varias cláusulas o parte del contenido del contrato electrónico celebrado.
En virtud de que no existe un documento material que pueda darle eficacia plena a
las manifestaciones expuestas por los contratantes a través de medios
electrónicos, se han buscado opciones para dar existencia al acto que se pretende
celebrar. Ante esto es oportuno considerar la forma para producir consecuencias
de Derecho, y para ello partimos de lo siguiente.
Ancestralmente los contratos verbales fueron resueltos por el papel y la firma ante
alguna controversia entre los contratantes, actualmente se deben adoptar
soluciones para evitar, o bien, resolver alguna controversia que pudiera existir
entre los contratantes, especialmente cuando se utilizan los medios electrónicos,
sin que ello se vuelva contraproducente para los contratantes que tienen el
objetivo de contratar y obligarse a través de estos medios.
Es cierto que se deben aplicar las normas generales de los contratos y de las
obligaciones a los acuerdos de voluntades que se perfeccionan a través de
medios electrónicos, pero no podemos pasar por alto el hecho de que existen
modalidades específicas en la contratación electrónica, lo que amerita estructurar
nuevas disposiciones que se adecuen exactamente a las exigencias que se
derivan de esta nueva forma de celebrar contratos, con el fin de evitar o resolver
conflictos jurídicos.
Según nuestra legislación, el consentimiento en el contrato electrónico se
manifiesta de manera expresa, pero que forma adquiere este contrato. No se
puede afirmar categóricamente que es mediante una forma escrita, toda vez que
no existe siempre un documento que acredite fehacientemente la manifestación de
la voluntad por medios electrónicos.
Además, hay que tomar en cuanto las peculiaridades de la contratación
electrónica en Internet, ya que es el medio que más se emplea en la práctica, en
donde encontramos que las partes suelen interactuar con fines económicos o
contractuales, emitiendo sus declaraciones de voluntad a través de mensajes
electrónicos generados e intercambiados mediante el empleo de equipos y
sistemas telemáticos conectados entre sí por medio de redes de
telecomunicaciones de proyección mundial.
Es cierto que la operativa electrónica permite que el contenido del contrato pueda
visualizarse íntegramente en la pantalla del ordenador, siendo susceptible de
archivo o copia con fines de conservación. Se prescinde, pues, de los documentos
escritos tradicionales y de la clásica firma manuscrita, suplantados ahora en el
nuevo contexto por sus equivalentes electrónicos. Pero esto no significa
necesariamente que estamos en presencia de un contrato por escrito, aun cuando
es generalmente aceptado el hecho de que existen documentos virtuales.
Para darle una mejor forma al contrato electrónico, asemejándolo con el contrato
escrito, se ha creado la llamada firma electrónica, con ello se dice entonces que
ahora sí se cuenta plenamente con un “documento” con todos sus requisitos, ya
que tiene un texto que puede ser claramente leído y una firma que identifica a
quienes celebran el contrato, lamentablemente, no siempre se cumplen esos
requisitos.
Por lo tanto, Internet favorece un tipo de contratación, sin duda peculiar, en la
medida en que se desenvuelve entre cualquier operador dentro de un contexto
virtual, abierto y de proyección global. Sin embargo, en la práctica han surgido
muchos problemas, como son fraudes, incumplimientos de contratos o cambios en
las modalidades o condiciones en cuanto a la celebración del contrato, lo que
pone en tela de juicio lo conveniente de usar este tipo de medios para llevar a
cabo un acuerdo de voluntades.
Insistimos en que la contratación por medios electrónicos, concretamente a través
de internet, es conveniente por las facilidades y ventajas que implica, es por ello
que deben buscarse nuevas normas para darle mayor seguridad jurídica a esta
forma de celebrar contratos.
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