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Orígenes del Socialismo y Movimiento Obrero

El documento describe el surgimiento del movimiento obrero entre 1800-1914, incluyendo las duras condiciones de trabajo, las primeras organizaciones como los sindicatos, y las ideas socialistas y anarquistas sobre cómo mejorar la situación de los trabajadores.

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Orígenes del Socialismo y Movimiento Obrero

El documento describe el surgimiento del movimiento obrero entre 1800-1914, incluyendo las duras condiciones de trabajo, las primeras organizaciones como los sindicatos, y las ideas socialistas y anarquistas sobre cómo mejorar la situación de los trabajadores.

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1º BAC Historia del Mundo Contemporáneo

Tema 4

Los orígenes del Movimiento Obrero (1800-1914)

1.- El nacimiento de una nueva sociedad de clases

1.1.- Un nuevo marco de relaciones sociales


El cambio económico que fue la Revolución Industrial, y las revoluciones
liberales, propiciaron un importante cambio social. A partir de esa época, la posición
social la daba, no el nacimiento o la posesión de tierra, sino la posesión de dinero.
Había dos clases sociales: la burguesía, poseedora del dinero, las fábricas, etc., y
los asalariados, obreros (trabajadores de las fábricas) y jornaleros (trabajadores del
campo, sin tierras). Como la burguesía controlaba las fábricas y las empresas, podía
imponer a los obreros las condiciones de trabajo.
En esta situación, los obreros y jornaleros se plantearon luchar para mejorar sus
condiciones de vida. Esta confrontación se denomina “conflicto de clases”.

1.2.- Los orígenes del mundo obrero


La gran mayoría de los obreros de las fábricas eran antiguos agricultores que
habían emigrado a las ciudades en busca de trabajo.
Las condiciones de trabajo eran muy difíciles y duras: horarios de trabajo a 16 a
16 horas diarias, en ambientes de trabajo insalubres, con duras condiciones de trabajo:
despidos arbitrarios, castigos físicos… Sólo se cobraba por día trabajado (jornal). Como
se cobraba muy poco, era necesario que trabajara toda la familia para subsistir, incluidos
los niños. Las mujeres y los niños cobraban mucho menos que los hombres.
Para evitar las protestas de los trabajadores, se prohibieron no sólo las huelgas y
manifestaciones, sino incluso la asociación de los obreros en organizaciones para
reivindicar mejoras en su vida laboral (Combination Acts de 1799-1800; Ley Chapelier
de 1791).

1.3.- Los primeros conflictos: el ludismo


Los obreros achacaron la pérdida de puestos de trabajo a las máquinas de las
fábricas. Como no se podían asociar ni protestar por vías legales, a menudo los obreros,
desesperados, realizaban protestas violentas contra las máquinas. Estas acciones de
destrucción o daño de las máquinas eran el sabotaje (de sabot=zueco) y el llamado
ludismo (de Ned Ludd, personaje mítico; Inglaterra, 1811-1816: Alcoi, 1821;
Barcelona, 1835). Como esto era considerado un atentado a la propiedad, el ludismo era
duramente castigado (deportaciones, cárcel…).

1.4.- La “cuestión social”


Muchos intelectuales y artistas fueron conscientes de la miseria y explotación de
los obreros. Esta preocupación por la situación de los obreros fue llamada la “cuestión
social”.

3.- Las alternativas socialista y anarquista

3.1.- Los precursores: el socialismo utópico


Los llamados socialistas utópicos fueron pensadores que, conscientes de la
profunda desigualdad social entre burgueses y obreros, intentaron plantear soluciones a
la “cuestión social”. En general, pensaban que el problema radicaba en la propiedad, y
por tanto basaron sus propuestas en la eliminación de ésta, estableciendo la propiedad
colectiva. Dado que sus soluciones eran poco realistas y fracasaron, recibieron el
apelativo de utópicos.
Algunos de estos pensadores (Babeuf, Blanqui) eran partidarios de una
revolución violenta que destruyera la sociedad burguesa. Otros defendían el
establecimiento de comunas o ciudades donde sus habitantes eran todos iguales (los
falansterios de Fourier), o la creación de cooperativas (Owen). Estos pensaban que
cuando la sociedad burguesa descubriera las ventajas de estas agrupaciones, se
disolvería por sí misma.

3.2.- El pensamiento marxista


En 1848, Karl Marx y Friedrich Engels publicaron el Manifiesto Comunista,
defendiendo la necesidad de destruir de forma violenta la sociedad burguesa para crear
una sociedad sin diferencias sociales, igualitaria, la “sociedad socialista”. Los obreros
tomarían por la fuerza el poder político y transformarían la sociedad, aboliendo la
propiedad privada y creando una sociedad sin clases.
Marx pensaba que planteamiento nacía del estudio del pasado y del análisis de la
economía. Por eso bautizó a sus teorías como “Socialismo científico” (opuesto al
utópico). Él mismo se implicó en el movimiento.
Marx pensaba que la sociedad creaba sistemas económicos o “modos de
producción”. El primero fue el esclavismo. Pero los esclavos (siempre según Marx) se
rebelaron contra sus opresores, en un episodio de “lucha de clases”. La lucha de clases
provocaba el cambio de un modo de producción a otro. Tras el esclavismo se estableció
el feudalismo, destruido a su vez en las revoluciones liberales, otro episodio de la lucha
de clases. El resultado fue un nuevo modo de producción, el capitalismo.
Marx consideraba que el capitalismo dominaba a los trabajadores por el dinero o
capital, a través de la propiedad de los medios de producción (fábricas, maquinaria, etc).
Marx afirmaba que el empresario se apoderaba de una parte del beneficio de la
producción, la plusvalía, para enriquecerse.
Una vez desarrollada la revolución, los obreros debían ocupar el poder y destruir
todo vestigio de la sociedad burguesa: la dictadura del proletario. Después de este
período transitorio, se construiría una nueva sociedad, sin clases, igualitaria: la sociedad
comunista.

3.3.- Las corrientes anarquistas


El anarquismo es una corriente de pensamiento desarrollada por Proudhon y
Bakunin, entre otros. Defendían una sociedad sin clases, de propiedad compartida. La
diferencia con el marxismo es que el anarquismo piensa que las personas deben ser
totalmente libres, no debe existir autoridad ni Estado. Por tanto, no eran partidarios de
crear partidos políticos, sino sindicatos (anarcosindicalismo); y no deseaban conquistar
el Estado, sino destruirlo. Por eso, una rama del anarquismo derivó hacia el terrorismo y
el asesinato de grandes líderes políticos (magnicidio).

4.- Las primeras organizaciones obreras (1830-1875)

4.1.- El nacimiento de los sindicatos


A partir de 1820-1830, para defender sus intereses, los trabajadores crearon
asociaciones para intentar defender sus derechos y plantear reivindicaciones. Estas
primeras asociaciones eran sociedades de socorros mutuos: se pagaba una pequeña
cuota, con la que se reunía un fondo que permitía apoyar a los compañeros que caían
enfermos, o que eran despedidos de su trabajo, o que dejaban de cobrar por ponerse de
huelga. Estas asociaciones evolucionaron, a partir de 1825, para convertirse en
sindicatos de oficios (Trade Unions), en los cuales se reivindicaron mejoras laborales:
defensa del derecho de asociación, reducción de jornada laboral (8 horas), mejoras
salariales, regulación del trabajo infantil, derecho a la huelga…
El sindicalismo se extendió por Francia (1843) y España (1840: Asociación de
Tejedores de Barcelona).

4.2.- El cartismo, un proyecto político


La persecución y las dificultades legales que sufrían los Trade Unions llevaron
los líderes sindicales a la convicción de que debían participar en la lucha política para
cambiar las leyes en el Parlamento y mejorar las condiciones laborales. Este primer
movimiento de exigencia de participación y acción política fue denominado “cartismo”,
porque en 1836 se publicó la “Carta del Pueblo” exigiendo el sufragio universal
masculino y secreto, así como que los cargos políticos fueran retribuidos (así podrían
ocuparlos trabajadores), e inmunidad parlamentaria (para que los diputados no pudieran
ser procesados por sus opiniones).
El Cartismo fracasó y no logró su objetivo, pero concienció a muchos obreros de
la necesidad de reivindicar sus derechos.

4.3.- La Primera Internacional


A partir de 1850 el número de organizaciones obreras aumentó. Se creó entonces
la Asociación internacional de Trabajadores (AIT) en 1864 como una organización que
agrupaba a obreros de todos los países. Karl Marx fue el dirigente más señalado, redactó
sus estatutos y su Manifiesto de fundación. Se celebraron congresos para acordar
reivindicaciones: reducción de la jornada laboral, supresión del trabajo infantil,
desaparición de los ejércitos permanentes, socialización de los medios de producción y
derecho a la huelga.
Pero estallaron discusiones entre los socialistas de Marx y los anarquistas de
Bakunin. Bakunin acusó a Marx de controlar la Internacional e imponerle su ideología.
La AIT se dividió entre los partidarios de uno y otro.
A esta tensión se unió la provocada por el fracaso de la Comuna de París. En
1871 Francia fue derrotada por Prusia. En el marasmo de la derrota y la huida del
Gobierno, los obreros de París se sublevaron y proclamaron un gobierno propio, la
Comuna, durante reprimida por el ejército. Marx propuso entonces crear partidos
políticos obreros. Bakunin, contrario al Estado, protestó, y fue expulsado en 1872.
La AIT no sobrevivió a estas circunstancias y se disolvió en 1876. Años después
se refundaría; por eso se conoce a la primera AIT (1864-1876) como la “Primera
Internacional”.

6.- La evolución del Movimiento Obrero (1875-1914)

6.1.- Los caminos del anarquismo


Tras su expulsión de la Internacional (AIT), el anarquismo intentó crear su
propia Internacional, pero ésta acabó disolviéndose (1881) y se dividió en varias
corrientes.
El anarco comunismo (Kropotkin, Malatesta) defendía la destrucción de la
sociedad burguesa o capitalista a través de la “propaganda por la acción”, es decir, la
acción violenta a través de atentados y magnicidios. Pero esta postura sólo suscitó
represión y rechazo social.
El anarcosindicalismo era partidario de crear sindicatos para luchar de forma
pacífica por los derechos de los trabajadores y por una sociedad sin clases. Para ello,
utilizó la huelga general revolucionaria como arma: una huelga que paralizara la
sociedad hasta el punto de hundirla. No apoyaban a ningún partido político al no creer
en el sistema político, pero aconsejaban votar a partidos de izquierda. El
anarcosindicalismo creó grandes sindicatos como la CNT (España) o la CGT (Francia).

6.2.- Sindicatos y partidos socialistas


El aumento del número de industrias y de obreros llevó a la fundación de
sindicatos para exigir derechos laborales. Estos sindicatos exigieron que el Estado
interviniera para arbitrar los conflictos, mejorar las condiciones de trabajo y establecer
leyes que lucharan contra la explotación laboral.
En 1875 se fundó clandestinamente el Partido Socialdemócrata Alemán (SPD),
de ideología marxista; tras su legalización (1890) se convirtió en un gran partido, que, si
por un lado no renunciaba a establecer una sociedad socialista, se centró en la obtención
de mejoras laborales, políticas y sociales: sufragio universal, jornada de ocho horas,
impuestos progresivos sobre la renta, enseñanza laica, prohibición del trabajo infantil,
etc.
Este modelo de partido se extendió por Europa: Francia, España (PSOE, 1879),
etc. En Gran Bretaña se creó el Partido Laborista, de carácter reformista.
A partir de 1890, surgió en el SPD una división entre los partidarios de
abandonar la postura revolucionaria en favor de mantener la lucha política en el seno de
la democracia capitalista para mejorar la situación de los trabajadores, partidarios de
acceder al poder a través de unas elecciones (reformistas, revisionistas o
socialdemócratas de Bernstein); y los defensores de seguir con el plan de derribar la
sociedad burguesa con una revolución, tal y como profetizó Marx (Liebknecht, Rosa
Luxemburg, Lenin). Esta segunda postura daría origen a los partidos comunistas o
bolcheviques.

6.3.- La Segunda Internacional


En 1889 se refundó la AIT, llamada Segunda Internacional o Internacional
Socialista porque sólo estaba integrada por partidos socialistas marxistas. Se reivindicó
la protección de los trabajadores, la jornada laboral de 8 horas y la abolición del trabajo
infantil; pero también se planteó ampliar la democracia, acabar con la discriminación
sexual, condenó el colonialismo y las guerras.
La Segunda Internacional estableció los símbolos del movimiento obrero: el
Himno (“La Internacional”) y la fiesta del 1º de Mayo (por los obreros ejecutados en
Chicago en 1886).
Las tensiones generadas por el estallido de la Primera Guerra Mundial
provocaron su disolución. Tras la guerra, los socialistas refundaron la Internacional
Socialista, mientras que la URSS surgida de la Revolución Rusa creó la llamada III
Internacional o Komintern.

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