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CLARA CECILIA DUEÑAS QUEVEDO

Magistrada ponente

SL1983-2020
Radicación n.° 78525
Acta 21

Bogotá, D.C., diecisiete (17) de junio de dos mil


veinte (2020).

Decide la Sala el recurso de casación que la


TERMINAL METROPOLITANA DE TRANSPORTES DE
BARRANQUILLA S.A. interpuso contra la sentencia que
la Sala Laboral del Tribunal Superior del Distrito Judicial de
Barranquilla profirió el 26 de mayo de 2017, en el proceso
que LILIANA PATRICIA LÓPEZ SILVA adelanta en su
contra.

I. ANTECEDENTES

La demandante inició el presente juicio para que se


declare que con la empresa accionada existió un contrato
de trabajo que finalizó de forma ilegal y sin justa causa y,

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en consecuencia, se le condene a reintegrarla a un cargo


de igual o de mayor categoría al que desempeñaba al
momento del retiro, junto con el pago de salarios y demás
acreencias laborales dejadas de percibir desde su retiro y
hasta que se configure el reintegro.

Subsidiariamente, pidió se condene a la Terminal


Metropolitana de Transportes de Barranquilla S.A. a
pagarle la indemnización prevista en la convención
colectiva de trabajo suscrita con el Sindicato de
Trabajadores de la Terminal Metropolitana de Transportes
de Barranquilla S.A. – Sintratermiba.

En respaldo de sus pretensiones, afirmó que prestó


servicios como guía turística para la accionada mediante
contrato de trabajo a término indefinido, del 16 de abril de
2005 al 20 de diciembre de 2010, fecha en la que la
empleadora decidió finiquitar el vínculo «de manera
unilateral, ilegal e injusta, con base en las disposiciones
del acta 181 de 2010 emanada de la junta directiva de la
entidad demandada».

Explicó que el 29 de octubre de 2010 la junta


directiva decidió facultar al gerente para que contratara la
realización de un estudio técnico de reestructuración
administrativa; que el 9 de noviembre de la misma
calenda se instaló el comité técnico que designó al
departamento administrativo y financiero, que tuvo la
tarea de presentar el análisis del entorno económico a
nivel nacional y una proyección de los gastos que

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implicaría la restructuración, estudio que se concretó el


22 de noviembre de 2010, fecha en la que se presentaron
las conclusiones y se «sabía cuántos trabajadores se iban
a desvincular». De hecho, los trabajadores enlistados en
dicho estudio fueron despedidos sin una razón objetiva,
ya que la empresa «utilizó el criterio de quien no
renunciara a los sindicatos sería desvinculado».

Narró que al momento del despido se encontraba


afiliada al Sindicato de Trabajadores y Empleados Públicos
de los Terminales y Empresas de Transporte Terrestre
Automotor de Pasajeros por Carretera de Colombia –
Sintratercol, organización sindical de industria que el 6 de
diciembre de 2010 presentó pliego de peticiones a la
entidad demandada, de modo que al momento de su
retiro estaba amparada por fuero circunstancial.

Indicó que su último salario fue de $886.798


mensuales y que era beneficiaria de la convención
colectiva suscrita en el año 2007 con el sindicato
Sintratermiba, la cual prevé a favor de los trabajadores
con 4 y 5 años de antigüedad una indemnización por
despido injusto de «50 días adicionales de salario por
cada año subsiguiente y proporcionalmente por fracción
de año, sobre los 30 básicos».

Expuso que la demandada le pagó una


indemnización de $3.369.831, esta no está acorde con la
convención colectiva de trabajo, teniendo en cuenta que

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contaba con una antigüedad de 5 años, 8 meses y 5 días,


lo que le da derecho a una indemnización superior.

Al dar respuesta a la demanda, la convocada a juicio


se opuso a todas las pretensiones. En cuanto a los hechos,
aceptó que la demandante laboró como guía turística; que
para el momento de su despido estaba afiliada a
Sintratercol y Sintratermiba, y que le fue reconocida una
indemnización por la terminación de su contrato.

Explicó que, tal como lo confesó la demandante, a la


fecha de su retiro era beneficiaria de la convención
colectiva suscrita con Sintratermiba, por tanto, no puede
obtener un fuero circunstancial a partir de la presentación
de un pliego de peticiones de otra organización sindical,
en plena vigencia de la convención colectiva que la
ampara, especialmente porque aún no procedía la
denuncia de la convención, en los términos de los
artículos 478 y 479 del Código Sustantivo del Trabajo.
Luego, «si el sindicato al cual la demandante dice
pertenecer quería iniciar el conflicto colectivo en la
empresa y quería modificar la convención vigente, debió
denunciarla y presentar el pliego de peticiones dentro de
los 60 días anteriores al vencimiento de la convención
vigente, vale decir, dentro de los 2 meses anteriores al 31
de julio de 2010, lo cual no ocurrió en el presente caso».

Finalmente, propuso las excepciones de mérito


denominadas inexistencia de la obligación, prescripción y
compensación.

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II. SENTENCIA DE PRIMERA INSTANCIA

Mediante fallo de 28 de abril de 2014, el Juzgado


Segundo Civil del Circuito de Soledad – Atlántico absolvió
a la demandada de las pretensiones, tanto principales
como subsidiarias y gravó con costas a la demandante.

III. SENTENCIA DE SEGUNDA INSTANCIA

Con sentencia de 26 de mayo de 2016, la Sala


Laboral del Tribunal Superior del Distrito Judicial de
Barranquilla resolvió el recurso de apelación de la actora,
en los siguientes términos:

PRIMERO: REVOCAR la sentencia de primera instancia


proferida el 28 de abril de 2014 por el Juez Segundo Civil del
Circuito de Soledad y, en su lugar se dispone:

PRIMERO: DECLARAR no probadas las excepciones propuestas


por la demandada.

SEGUNDO: CONDENAR a la Terminal Metropolitana de


Transportes de Barranquilla S.A. a reintegrar a la señora
Liliana Patricia López Silva al cargo que ocupaba a la fecha de
su desvinculación o a otro de igual o superior categoría y
remuneración

TERCERO: CONDENAR a la Terminal Metropolitana de


Transportes de Barranquilla S.A. a reconocer y pagar a la
señora Liliana Patricia López Silva los salarios dejados de
percibir desde la fecha del despido, hasta que se produzca el
reintegro, así como a las prestaciones sociales y las
cotizaciones al sistema de seguridad social en salud,
pensiones y riesgos profesionales.

CUARTO: AUTORIZAR a la Terminal Metropolitana de


Transportes de Barranquilla S.A. a deducir de los salarios y
prestaciones sociales a pagar, las sumas canceladas a la
demandante a título de liquidación definitiva con ocasión de
la terminación de su contrato de trabajo.

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QUINTO: COSTAS en ambas instancias a cargo de la parte


vencida.

El ad quem se concentró en estudiar la justa causa


invocada para el despido y si, para ese entonces, la
demandante gozaba de fuero circunstancial en razón al
conflicto colectivo que hubo entre la empresa accionada y
Sintratercol.

Destacó que no fue materia de discusión en segunda


instancia: (i) la existencia del vínculo laboral, (ii) sus
extremos temporales, (iii) la afiliación de la demandante a
Sintratercol y Sintratermiba, (iv) que mediante acta de 22
de noviembre de 2010 la empresa aprobó el proceso de
reestructuración administrativa, con la supresión de
cargos y costos laborales que ello implicaba; (v) que el 6
de diciembre de 2010 Sintratercol presentó pliego de
peticiones a la empresa (f.° 54 a 67 del C- 1); (vi) que el 13
de diciembre de ese año, la empleadora comunicó su
negativa de iniciar la negociación del pliego (f.° 177 a 178
del C-1); (vii) que la demandante fue despedida el 21 de

diciembre de 2010 (f.° 170 del C-1), y (viii) que se le pagó


una indemnización por su retiro (f.° 171 a 173 del C-1).

Aludió al artículo 25 del Decreto 2351 de 1965 que


consagra el fuero circunstancial, el cual, según sentencia
CSJ SL, 10 jul. 2012, rad. 39453, reiterada en la CSJ SL 30
sep. 2015, rad. 45016, se predica de los afiliados al
sindicato que presenta el pliego de peticiones. Entonces,
sobre la imposibilidad de beneficiarse de un fuero

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circunstancial proveniente de un sindicato distinto al que


suscribió la convención colectiva que se le aplica a la
actora, el ad quem trajo a colación las sentencias C-797-
2000 y la C–567-2000, en la que se aclaró que según el
convenio 87 de la OIT y el artículo 39 constitucional, el
ejercicio de la libertad positiva de asociación supone que
un trabajador pueda afiliarse a los sindicatos de base
existentes en una misma empresa o de 2 o más empresas
–en caso de coexistencia de contratos- e incluso, a 2 o
más sindicatos gremiales o de industria, si el trabajador
hace parte del gremio o industria correspondientes; por
tanto, es inconstitucional la prohibición del artículo 360
del Código Sustantivo del Trabajo de pertenecer a varios
sindicatos de la misma clase o actividad.

Por lo anterior, la Sala consideró que la actora sí


estaba cobijada por el fuero circunstancial, dado que los
trabajadores pueden ser parte de uno o más sindicatos,
suscribir varias convenciones y derivar la garantía de
fuero circunstancial de cada organización, ya que esta se
estructura por la presentación del pliego de peticiones, no
por el hecho de pertenecer a un sindicato o de ser
beneficiario de una convención.

Además, estimó que el pliego presentado el 6 de


diciembre de 2010 es válido, teniendo en cuenta que fue
adoptado en asamblea general de Sintratercol, según el
acta visible a folios 54 – 67, y que «aunque no hubo etapa
de arreglo directo porque los trabajadores jamás se
sentaron a negociar», la Corte Suprema de Justicia acepta,

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con fundamento en el artículo 479 ibidem, modificado por


el artículo 14 del Decreto 616 de 1954, que existen dos
formas de iniciarlo: 1) con la denuncia de la convención
colectiva de trabajo y la presentación del pliego de
peticiones por parte de la organización sindical, o 2) con
la denuncia de ambas partes separadamente y, en ambos
casos, termina con la suscripción de la convención o la
expedición del laudo arbitral.

Precisó entonces que una cosa es la denuncia de la


convención y otra la iniciación de una negociación
después que se ha planteado un conflicto colectivo, toda
vez que «la denuncia de una convención colectiva (…) no
tiene la virtud por sí sola de plantear el conflicto
colectivo», pues es «la presentación del pliego [el]
elemento esencial del conflicto colectivo de trabajo y por
ende en ausencia de aquel no podrá existir este». Al
respecto, se remitió a los considerandos de la sentencia
CSJ SL, 30 jul. 2007, rad. 32094.

En el caso de autos, concluyó que el conflicto


colectivo se configuró con la sola presentación del pliego,
ocurrida el 6 de diciembre de 2010, y que, si bien no se
desarrollaron las etapas pertinentes porque la empresa se
rehusó a iniciar las conversaciones con los trabajadores
dentro de las 24 horas siguientes, ello no desdibuja su
existencia. Así concluyó:

El 6 de diciembre de 2010 fue lunes, el 7 martes, 8 fue


miércoles festivo, el 9 jueves, 10 viernes, 11 y 12, sábado y
domingo y 13 lunes, cuestión esta que por sí sola no tenía la
virtualidad de deshacer aquel [el conflicto colectivo] pues ya

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se había generado. En consecuencia, cuando despidió a la


demandante el 20 de diciembre de ese año, se encontraba
aforada circunstancialmente.

En cuanto a la oportunidad en que Sintratercol radicó


el pliego de peticiones, la accionada alegó su
extemporaneidad tras considerar que dicha organización
debía denunciar previamente la convención suscrita con
Sintratermiba. Frente a esto, el Tribunal estimó que mal
podría Sintratercol denunciar la convención suscrita entre
la empresa y Sintratermiba en 2007, de ahí que quien
presentó el pliego no acudiera a la denuncia porque, tal
como lo aceptaron las partes, no había suscrito
convención colectiva anterior.

Finalmente, frente a la causal de terminación del


contrato de la demandante, el ad quem adujo que esta
obedeció a la supresión del empleo de guía turística
(f.°170), como consecuencia de la reestructuración
administrativa adoptada mediante Resolución 424 de
2010. Igualmente, que a folios 181 a 186 obra la
Resolución 426 de ese año, a través de la cual el gerente
de la enjuiciada ajustó la planta de personal en atención a
las recomendaciones del estudio técnico, en la que
dispuso la supresión de los cargos de guía turístico código
487 grado 8.

Sostuvo el juez vertical que la supresión de cargos no


es una justa causa de las enlistadas en el artículo 48 del
Decreto 2127 de 1945, según lo definió la Corte Suprema
en sentencia CSJ SL, 20 abr. 2010, rad. 35636, de manera
que al tratarse de una forma legal pero injusta de

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terminación y al estar cobijada la demandante por fuero


circunstancial procede su reintegro con el respectivo pago
de salarios, prestaciones y aportes a la seguridad social
dejados de percibir desde su retiro y hasta el reintegro,
sin pasar por alto que la demandada queda habilitada
para debitar de la condena lo que le pagó en la liquidación
definitiva.

Sobre la prescripción, dijo que no prospera la


excepción porque la fecha de retiro fue el 21 de diciembre
de 2010, la reclamación administrativa se radicó el 20 de
enero de 2012 y la demanda se presentó el 23 de marzo
de 2012, de modo que no transcurrió el término trienal
previsto en los artículos 488 del Código Sustantivo del
Trabajo y 151 del Código Procesal del Trabajo y de la
Seguridad Social.

IV. RECURSO DE CASACIÓN

El recurso extraordinario de casación lo interpuso la


Terminal Metropolitana de Transportes de Barranquilla
S.A., lo concedió el Tribunal y lo admitió la Corte Suprema
de Justicia.

V. ALCANCE DE LA IMPUGNACIÓN

Pretende la recurrente que la Corte case totalmente


la sentencia impugnada para que, en sede de instancia,
confirme el fallo del a quo.

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Con tal propósito, formula dos cargos por la causal


primera de casación que no fueron objeto de réplica, y
que se estudiarán conjuntamente, pese a que se dirigen
por vía distinta, en razón a que denuncian similar elenco
normativo y persiguen idéntica finalidad.
VI. CARGO PRIMERO

Acusa la sentencia por la vía indirecta, de aplicar


indebidamente «el artículo 25 del Decreto Ley 2351 de
1965; los artículos 376, 377, 385, 386, 432, 433, 467 y
479 del Código Sustantivo del Trabajo (en lo que sigue
CST); los artículos 41 y 46 de la Ley 909 de 2004
modificado por el artículo 228 del Decreto Ley 019 de
2012».

Le atribuye al Tribunal la comisión de los siguientes


errores manifiestos de hecho:

1. Dar por demostrado, no estándolo, que mi representada


estaba inmersa en un conflicto colectivo, del que la
demandada hacía parte al momento de la terminación de sus
contratos.

2. No dar por demostrado, estándolo, que la señora Liliana


Patricia López Silva era beneficiaria de la CCT suscrita por mi
representada y el otro sindicato al que ella se encontraba
afiliada, SINTRATERMIBA.

3. No dar por demostrado, estándolo, que la actora podía ser


parte de un conflicto iniciado por el sindicato SINTRATERCOL,
cuando confesó ser beneficiaria de una convención colectiva
firmada por el sindicato SINTRATERMIBA del cual era también
afiliada.

4. No dar por demostrado, estándolo, que el pliego de peticiones


presentado por SINTRATERCOL el 6 de diciembre de 2010 no
era válido.

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5. No dar por demostrado, estándolo, que en el presente caso no


surgió conflicto colectivo con ocasión del pliego de peticiones
que promovió SINTRATERCOL, ni se presentó etapa de arreglo
directo, tribunal, huelga o investigación alguna promovida en
contra de mi poderdante por no negociar.

6. No dar por demostrado, estándolo, que los trabajadores de mi


representada afiliados a SINTRATERCOL también era afiliados
en su totalidad a SINTRATERMIBA, sindicato con el que existía
una CCT vigente con mi representada y de la que se
beneficiaba todos los afiliados al sindicato SINTRATERCOL,
incluida la señora Liliana Patricia López Silva, como ella
misma la confesó.

7. Dar por demostrado, no estándolo, que entre SINTARTERCOL


y la TERMINAL DE TRANSPORTES se inició un conflicto
colectivo de trabajo con la presentación del pliego de
peticiones el 6 de diciembre de 2010.

8. Dar por demostrado, no estándolo, que la señora Liliana


Patricia López Silva tenía garantía de fuero circunstancial por
estar afiliada a SINTRATERCOL, al momento de la
presentación del pliego de peticiones a la Terminal de
Transportes por parte de esta organización sindical.

9. No dar por demostrado, estándolo, que la terminación del


contrato de trabajo de la señora Liliana Patricia López Silva se
dio por una causa legal.

10. No dar por demostrado, estándolo, que el cargo de la señora


Liliana Patricia López Silva como trabajadora oficial fue
suprimido de la entidad que represento.

Afirma que el Tribunal apreció erróneamente la


demanda (f.° 1 a 17), su contestación (f.° 131 a 143), el
recurso de apelación, la comunicación de 6 de diciembre
de 2010 dirigida a la demandada por Sintratercol (f.° 54) y
la comunicación de 13 de diciembre de 2010, por medio
de la cual la empresa le informó a Sintratercol su negativa
de iniciar conversaciones para negociar el pliego de
peticiones (f.° 68 y 69). Asimismo, denuncia la pretermisión
del acta de 22 de noviembre de 2010 del Comité de
Reestructuración Administrativa (f.° 91 a 98).

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En desarrollo del cargo, admite la multiafiliación de


la trabajadora a dos sindicatos: Sintratermiba y
Sintratercol, y que para la fecha de su retiro era
beneficiaria de la convención colectiva suscrita con la
primera de las citadas organizaciones, de ahí que «no
podía ser beneficiaria de fuero circunstancial con ocasión
del pliego de peticiones presentado por otro sindicato».
Trajo a colación lo dicho por la Corte en sentencia
CSJ SL, 29 abr. 2008, rad. 33988, en cuanto a que los
trabajadores solo se pueden beneficiar de una convención
colectiva de trabajo, sin perjuicio de su multiafiliación, lo
cual trae como consecuencia que únicamente les aplique
el fuero circunstancial que se deriva de aquella. Por tanto,
la actora no puede alegar un fuero circunstancial del
pliego que presentó Sintratercol, pues para ese entonces
era beneficiaria de la convención firmada con
Sintratermiba.

También arguye que no se configuró el conflicto


colectivo con Sintratercol, porque no se adelantó la etapa
de arreglo directo. Aceptó que una vez presentó el pliego
se opuso a iniciar conversaciones, pero subrayó que,
frente a tal escenario, el sindicato tenía una acción ante el
Ministerio del Trabajo para que se iniciara el conflicto, la
cual se abstuvo de ejercer, dando como resultado que
este nunca se desarrollara y que el fuero circunstancial no
naciera. Así, el Tribunal debió concluir que «el sindicato
aceptó la respuesta de la empresa ante la negativa, por lo
menos tácitamente».

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Explica que Liliana Patricia López Silva fue despedida


con fundamento en una causa legal de terminación, de
acuerdo con los artículos 41 y 46 de la Ley 909 de 2004,
modificado por el artículo 228 del Decreto Ley 019 de
2012 y los artículos 95, 96 y 97 del Decreto 1227 de 2005,
la cual, además, venía sustentada en un estudio técnico
que la actora no desvirtuó, razón por la cual es inviable el
reintegro pretendido, pues prevalece la necesidad del
servicio ante cualquier hipotético fuero circunstancial.
Asegura que no es cierto, como lo sostuvo la
demandante, que la reestructuración buscara repeler el
pliego de peticiones presentado, toda vez que este se
presentó 6 días después del estudio técnico con el que se
justificó la necesidad de reestructuración, lo que significa
que «el pliego de peticiones se presentó para tratar de no
permitir que se diera la reestructuración de acuerdo a la
ley» y lo tildó como un abuso del derecho de parte de la
organización sindical.

VII. CARGO SEGUNDO

Acusa la sentencia del Tribunal de violar


directamente la ley, bajo la modalidad de interpretación
errónea de los artículos 25 del Decreto 2351 de 1965, los
artículos 376, 377, 385, 386, 432, 433, 467 y 479 del
Código Sustantivo del Trabajo, en relación con el artículo
1.º del Decreto Ley 904 de 1951.

En desarrollo de su acusación, la censura aclara que


no discute: (i) que la demandante era beneficiaria de la

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convención colectiva de Sintratermiba que estaba vigente


a la fecha del despido y no fue objeto de denuncia; (ii) que
Sintratercol presentó pliego de peticiones el 6 de
diciembre de 2010, el cual fue aprobado en Asamblea
General el 1.° de diciembre 2010;(iii) que el conflicto no
se desarrolló en sus etapas porque la empresa
demandada se negó a negociar; (iv) que el despido de la
demandante fue por supresión de su cargo, con el
consecuente pago de una indemnización por despido, y
(v) que el 21 de diciembre de 2010 se le informó a la
demandante acerca de la modificación en la estructura
administrativa de la Terminal, que suponía la supresión de
su empleo de guía turístico.

Como argumentos principales del cargo, asegura que


la demandante, aun cuando se encontraba en situación de
multiafiliación sindical, no era beneficiaria del pliego de
peticiones que presentó Sintratercol, por cuanto un
trabajador no puede beneficiarse de 2 convenciones
colectivas de la misma empresa y, por ello, tampoco
puede gozar de un fuero circunstancial derivado de un
conflicto colectivo diferente al de la convención que le
aplica.

Sostiene que «la norma que consagra el fuero


circunstancial (…) pretende proteger a los que realmente
están en conflicto, no a los que están gozando de una CCT
ya acordada en la empresa y sin discusión»; luego, que un
entendimiento contrario llevaría a convalidar engaños y
negociaciones no reales para gozar de la garantía en

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prácticas constitutivas de un claro abuso del derecho,


pues lo correcto es que si el trabajador pretende
beneficiarse del fuero debe renunciar a la convención
colectiva que se le aplica y manifestar su voluntad de ser
beneficiario del pliego de peticiones que se negocia
paralelamente, lo que no tuvo lugar en este caso.

Critica que el Tribunal atribuyera un fuero


circunstancial, sin evaluar jurídicamente la validez y
oportunidad del pliego, si se desarrolló el conflicto
colectivo en los términos legales y si era posible para los
actores estar inmersos en otro conflicto cuando aún
estaba vigente una convención colectiva no denunciada
por ellos. Con tal proceder, desconoció el criterio de la
Corte Suprema de Justicia, según el cual, la sola
presentación del pliego de peticiones no deriva
automáticamente en fuero circunstancial, pues se
requiere el respeto de los términos legales y el desarrollo
del conflicto para ello.

Insiste en que el pliego se presentó


extemporáneamente, ya que no se hizo en los 2 meses
anteriores al vencimiento de la convención, y que
tampoco se estructuró un conflicto colectivo porque no
hubo etapa de arreglo directo y no se surtieron las fases
ulteriores a la presentación de aquel; precisamente, por la
negativa del empleador de negociar, frente a lo cual la
organización sindical guardó silencio.

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Luego, si en gracia de discusión se aceptara que se


estructuró el conflicto, debe entenderse que culminó
anormalmente por incumplimiento de las etapas y los
términos de la negociación, con lo cual se extinguió
cualquier fuero circunstancial, máxime porque los
contratos de los trabajadores terminaron el 21 de
diciembre de 2010, 15 días después de la presentación
del pliego y durante ese interregno, el sindicato no
negoció, no convocó a tribunal de arbitramento y tampoco
ejerció acción judicial alguna contra la empleadora que se
negó a negociar.

Además, señala que el Colegiado asumió la ilegalidad


del despido y dispuso el reintegro de la accionante, sin
considerar que la supresión de cargos es una causa legal
y objetiva de terminación. Así, como el despido está
justificado en la reestructuración administrativa y en un
estudio técnico previo, es legal y debe prevalecer ante
cualquier hipotético fuero circunstancial, lo que significa
que el reintegro pretendido es inviable.

En respaldo de su argumentación, citó las sentencias


CSJ SL, 4 feb. 2005, rad. 23510, CSJ SL, 2 dic. 1997 rad.
10157 y CC T-374-2002 según las cuales la terminación
del contrato por supresión de cargos constituye una causa
legal de despido; por lo tanto, el Tribunal incurrió en error
al interpretar el artículo 25 del Decreto Ley 2351 de 1965,
toda vez que la prohibición que contiene dicha norma, en
relación a los despidos unilaterales, no se extiende a las
terminaciones por razones objetivas o con fundamento en

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la ley, como son la reestructuración administrativa, la


supresión de cargos o la liquidación de la empresa.

En consecuencia, resalta que el ad quem no definió


la cuestión asociada al caso y olvidó que «lo que
realmente se discute es si la restricción del artículo 25 del
Decreto Ley 2351 de 1965 imposibilita los despidos por
restructuraciones administrativas, si esa norma solo
permite los despidos por justas causas o también permite
los despidos en virtud de los modos de terminación del
contrato y los despidos por razones objetivas o legales,
verbi gratia, despidos colectivos autorizados por
autoridades administrativas, liquidación o
reestructuración de entidades públicas, como sucedió en
el presente caso».

VIII. CONSIDERACIONES

La argumentación de los cargos invita a la Corte a


resolver cuatro problemas jurídicos: (1) ¿la organización
Sintratercol estaba facultada para activar un nuevo
conflicto colectivo, a pesar de que en la empresa
preexistía una convención colectiva de trabajo suscrita
entre la empresa y Sintartermiba?; (2) ¿el diferendo
colectivo de trabajo terminó de manera anormal por la
falta de interés del sindicato Sintratercol en impulsarlo?;
(3) ¿un trabajador beneficiario de una convención
colectiva de trabajo puede gozar de un fuero
circunstancial derivado de un conflicto colectivo
promovido por otra organización sindical a la que también

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está afiliado?, y (4) ¿la reestructuración de las plantas de


empleos en la función pública vulnera el fuero
circunstancial o es una razón objetiva?

1. Capacidad de cada sindicato para promover


un conflicto colectivo autónomo al interior de la
misma empresa

De manera reiterada, esta Corporación ha sostenido


que en la estructura actual del Derecho Colectivo del
Trabajo en Colombia, tal como quedó definido a partir de
las sentencias C-567-00 y C-63-08, es factible que al
interior de una empresa coexistan varias organizaciones
sindicales de base y de industria, cada una con capacidad
de representación y negociación para la suscripción de
una convención colectiva de trabajo.

Así lo adoctrinó en reciente sentencia CSJ SL3491-


2019:

A raíz de la declaratoria de inexequibilidad de los artículos


357 y 360 del Código Sustantivo del Trabajo, mediante las
sentencias C-567-00 y C-63-08 de la Corte Constitucional, es
factible que en una empresa coexistan varias organizaciones
sindicales de base y de industria, cada una con capacidad de
representación y negociación para la suscripción de una
convención colectiva de trabajo. Igualmente, y en virtud de la
sentencia C-797-00 del Tribunal Constitucional, es posible que
los trabajadores se afilien a varios sindicatos. Por estos
motivos, puede afirmarse que en la configuración actual del
Derecho Laboral Colectivo, tal cual como quedó definido a
partir de las sentencias de constitucionalidad, es posible la
pluralidad de organismos sindicales, de convenciones
colectivas y la multiafiliación sindical al interior de una misma
empresa.

Sobre esta base, esta Corporación ha insistido en que los

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Radicación n.° 78525

sindicatos pueden promover autónomamente procesos de


negociación colectiva, con independencia de si en la empresa
existe una convención colectiva suscrita con otro organismo
sindical (CSJ SL 33998, 29 abr. 2008, CSJ SL 50795, 28 feb.
2012, CSJ SL4865-2017), pues la pluralidad convencional en
Colombia es una realidad jurídica a la cual la Corte no puede
oponerse con argumentos de conveniencia.

Por lo anterior, no es de recibo la afirmación de la empresa


recurrente relativa a que al ser beneficiarios la mayoría de los
trabajadores de Sintraefi de la convención colectiva de
trabajo suscrita con las asociaciones Uneb y Sintrabancol,
estos no pueden activar otro conflicto económico. Ello, en la
medida que, con independencia de si sus afiliados tienen la
calidad de multiafiliados, cada sindicato puede promover una
negociación colectiva y pretender la suscripción de un
acuerdo colectivo.

Desde este punto de vista, el hecho de que en la


Terminal Metropolitana de Transportes rija un convenio
colectivo suscrito con el sindicato Sintratermiba, no es
obstáculo para que otra agremiación sindical, en este
caso, Sintratercol, presente un pliego de peticiones y con
él promueva un procedimiento de negociación colectiva
que dé lugar a otro acuerdo colectivo de trabajo. Como lo
ha dicho la Corte, «a partir de las sentencias de
constitucionalidad [C-567-00, C-797-00 y C-63-08], es
posible la pluralidad de organismos sindicales, de
convenciones colectivas y la multiafiliación sindical al
interior de una misma empresa».

2. El conflicto colectivo de trabajo no declinó


por cuenta de la inactividad de la agremiación
sindical

Esta Corporación ha definido que el conflicto


colectivo de trabajo puede terminar de manera normal y

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Radicación n.° 78525

anormal. De manera normal mediante la suscripción de la


convención colectiva de trabajo o la expedición del laudo
arbitral, luego de agotadas todas las etapas legales
previstas para la negociación colectiva. De forma
anormal, cuando los interlocutores sociales muestran un
inequívoco desinterés en entablar un proceso de
negociación colectiva, de modo que el conflicto llega un
punto «muerto» en el que las partes desisten de su
pretensión de alcanzar un acuerdo colectivo. Ello podría
ocurrir, cuando, por ejemplo, ante la negativa del
empleador de sentarse a negociar, el sindicato no
emprende las acciones administrativas sancionatorias y/o
judiciales orientadas a conminarlo a dialogar.

Al respecto, la Corte en la sentencia CSJ SL16788-


2017 reflexionó:

(…) no puede desconocerse que el derecho colectivo ha


dotado a la organización sindical de herramientas con el
propósito de forzar a los empleadores a iniciar las
conversaciones del pliego de peticiones en la etapa de arreglo
directo, como es el caso de la queja que puede interponer el
sindicato en ejercicio de sus funciones ante la autoridad
administrativa del trabajo, con el fin de que se sancione al
empleador en la forma dispuesta en numeral 2.º del artículo
433 del Código Sustantivo del Trabajo, modificado por el
artículo 21 de la Ley 11 de 1984.

En ese contexto, la conducta asumida por las partes en el


inicio de las conversaciones es un aspecto de suma
trascendencia que debe valorarse a efectos de establecer la
voluntad inequívoca de los interesados en continuar con el
curso normal del trámite del diferendo, pues la posición
asumida por cada uno de los actores es la que marca la
subsistencia del conflicto colectivo, con todas las
consecuencias que de ello deriva.

De suerte que, en los eventos en que las empresas se


nieguen a la negociación del pliego de peticiones dentro del

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Radicación n.° 78525

término legal (art. 433 CST), y frente a tal actuar la asociación


sindical guarde silencio o no utilice los mecanismos previstos
en nuestro ordenamiento jurídico para forzarlo a las
conversaciones, resulta razonable entender, a partir de ese
hecho, la declinación del pliego de peticiones y,
naturalmente, el decaimiento del conflicto colectivo ante la
falta de interés para desarrollarlo y culminarlo por parte de
quienes lo promovieron.

Lo contrario sería desconocer algunos de los objetivos de la


negociación colectiva, como es que el conflicto colectivo de
trabajo alcance su cabal desarrollo a través de un diálogo
verdadero entre las partes involucradas, y una solución
pacífica sin demoras injustificadas para mantener una
convivencia armoniosa de los sujetos de las relaciones de
trabajo.

En este asunto, el conflicto colectivo no declinó por


cuenta de la pasividad del sindicato. En efecto, este
organismo presentó a la Terminal de Transportes de
Barranquilla el pliego de peticiones el 6 de diciembre de
2010 (f.° 54). El 13 de ese mismo mes y año, la citada
empresa manifestó su intención de no negociar (f.° 68 y 69)
y el 21 siguiente la proponente fue despedida (f.° 170).
Luego, si bien se superaron los 5 días consagrados en el
artículo 433 del Código Sustantivo del Trabajo, pues
trascurrieron 6 días hábiles entre la fecha de presentación
del pliego y la manifestación de la Terminal de no
negociar, y 10 días hábiles entre la presentación del
pliego y el despido de la actora, dicho tiempo resulta
insuficiente para juzgar si hubo o no desinterés de los
interlocutores sociales en continuar el conflicto. Pero,
además, en ese lapso tan breve no puede tildarse al
sindicato de incurioso, porque es razonable que para la
interposición de las denuncias administrativas se requiera
un tiempo prudente para la búsqueda de asesoría, estudio

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Radicación n.° 78525

del caso, estructuración del texto, edición y presentación


del mismo ante las autoridades del trabajo.

3. ¿Un trabajador beneficiario de una


convención colectiva, puede gozar del fuero
circunstancial derivado de la afiliación a un
sindicato distinto?

En líneas anteriores se explicó que en el diseño


vigente del Derecho Sindical en Colombia se admite la
multiafiliación sindical, la pluralidad de sindicatos al
interior de una empresa, la capacidad de cada uno de
estos organismos de representar a sus afiliados y
promover de manera autónoma una negociación colectiva
y, de este modo, la posibilidad de que pueda darse un
fenómeno de pluralidad de convenciones colectivas en un
lugar de trabajo.

La permisión de cada unidad sindical de representar


a sus afiliados y de activar conflictos colectivos de trabajo
orientados a la suscripción de convenciones colectivas,
implica que cada sindicato debería poder contar con todas
las garantías y protecciones que el Derecho del Trabajo
dispensa a favor de sus representantes y agremiados.
Esto, en la medida que la protección a los líderes,
representantes y afiliados son consustanciales al principio
de libertad sindical, en sus distintas vertientes.
Así, sin la garantía de protección a los fundadores,
los nuevos sindicatos corren el riesgo de desaparecer de
manera prematura a su creación; sin la garantía de

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Radicación n.° 78525

adherentes, la libertad de afiliación enfrentaría un


obstáculo importante por el temor de los trabajadores a
ser perjudicados por su afiliación sindical; sin la protección
a los directivos, el movimiento sindical correría el riesgo
de perder su unidad y cohesión y, por tanto, de
desaparecer ante su falta de representación, y sin la
garantía circunstancial, los trabajadores enfrentarían un
barrera trascendental para demandar reivindicaciones y
adelantar procesos de negociación colectivas sin temor a
la amenaza de despido.

En sentencia CSJ SL3317-2019, la Corte explicó que


el denominado fuero circunstancial es una protección
esencial para la libertad sindical, en la medida que evita
que los afiliados a un sindicato sean despedidos
selectivamente con ocasión de la presentación de un
pliego de peticiones y, por esa vía, se diluya el
movimiento sindical. Por otro lado, les permite a los
trabajadores plantear reivindicaciones laborales sin temor
a ser despedidos. En decir de la Corte «el fuero
circunstancial sienta las bases para que los interlocutores
sociales entablen diálogos constructivos frente a las
condiciones laborales y de empleo en la empresa, sin temor
a represalias».

Por estas razones, el reconocimiento de la pluralidad


sindical, lleva inmerso el reconocimiento de todas las
protecciones y garantías que la legislación social dispensa
en favor de las organizaciones sindicales. El
desconocimiento de estas garantías indispensables para

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Radicación n.° 78525

la libertad de asociación, equivale a negar la posibilidad


real de los sindicatos de subsistir, actuar en el entorno
laboral y defender los derechos e intereses de sus
afiliados.

Desde este punto de vista, si el orden jurídico da el


derecho a afiliarse a varias organizaciones sindicales y a
estas la titularidad para representar a sus afiliados en
procedimientos de negociación colectiva, sus trabajadores
asociados deben gozar de la protección necesaria para
participar activamente y sin represalias, en la negociación
de los pliegos de peticiones. Como se dijo, el fuero
circunstancial es un elemento esencial de la libertad
sindical y, específicamente, una condición indispensable
para que el derecho a la negociación colectiva sea una
realidad y no un simple postulado retórico.

Otra cosa bien distinta es que la presentación de un


pliego de peticiones por parte de un sindicato no tenga la
real intención de mejorar las condiciones de vida y de
trabajo de sus afiliados, sino simplemente la de otorgarles
estabilidad laboral o prolongar injustificadamente la
existente. Es decir, que la activación de un conflicto
colectivo sea la excusa bajo la cual se oculta la intención
de otorgar beneficios individuales que redundan a favor
de determinados trabajadores y no de la organización
sindical en su conjunto.

En estos casos, cuando se plantean simulados o


falsos procedimientos de negociación colectiva, en claro

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Radicación n.° 78525

abuso del derecho, no puede existir el fuero


circunstancial. Allí donde no está la intención de entablar
genuinos procedimientos de negociación para la defensa
de los intereses y la reivindicación de los derechos
laborales de los trabajadores, no puede existir ninguna
protección. La protección a la estabilidad laboral de los
sindicalizados es un medio para amparar la acción
sindical, más no un fin en sí mismo.

A la luz de estas reflexiones, la tesis jurídica de la


empresa, según la cual un trabajador beneficiario de una
convención colectiva, no puede gozar de un fuero
circunstancial que dimana de otra organización sindical a
la que también está afiliado, no es de recibo, pues, como
se dijo, tal protección es inherente a la posibilidad real de
cada organismo gremial de entablar una negociación
colectiva.

Ahora, si bien en el recurso de casación la Terminal


de Transporte de Barranquilla S.A. adujo que la activación
del conflicto colectivo se hizo en abuso del derecho, tal
hipótesis no la defendió en la contestación a la demanda
inicial, ni aportó prueba alguna que así lo acreditara.

Con todo, si en gracia de discusión se analizara este


planteo, la Corte no lo aceptaría, en la medida que estuvo
soportado en que, desde un punto de vista jurídico, la
demandante no podía gozar del fuero circunstancial,
argumento que la Sala desestimó. O, para decirlo de otro
modo: la recurrente construyó su defensa en torno a una

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Radicación n.° 78525

prohibición de beneficiarse de la protección del artículo 25


del Decreto 2351 de 1965, mas no se concentró en
demostrar un abuso de este derecho. Y aquí vale recordar
que una cosa es la legitimidad de una institución o un
derecho y, otra, es su abuso o provecho ilícito, premisa
que no alegó ni demostró la empresa accionada en las
instancias.

Tampoco puede llegar la Sala a presumir o


especular, sin elementos de juicio, que el conflicto
colectivo no tenía la intención real de mejorar las
condiciones de empleo de los trabajadores, sino la de
enervar el despido por supresión de cargos. Con mayor
razón, si se tiene en cuenta, tal como consta en el acta
del 1.° de diciembre de 2010 de la asamblea general de
Sintratercol, que el pliego de peticiones venía
discutiéndose desde el mes de agosto, es decir, mucho
antes de que la empresa tomara la decisión de
reestructurarse administrativamente.

4. ¿La supresión de cargos en la función


pública es una razón objetiva de despido que no
vulnera el fuero circunstancial?

Según el Tribunal, aunque la terminación del


contrato fue legal, técnicamente no estuvo amparada en
una de las justas causas enlistadas en los artículos 48 y
49 del Decreto 2127 de 1945, consideró que la accionada
infringió la prohibición del artículo 25 del Decreto 2351 de
1965. Pues bien, la norma en comento consagra el

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Radicación n.° 78525

denominado fuero circunstancial, en los siguientes


términos:

ARTÍCULO 25. PROTECCIÓN EN CONFLICTOS COLECTIVOS. Los


trabajadores que hubieren presentado al patrón un pliego de
peticiones no podrán ser despedidos sin justa causa
comprobada, desde la fecha de la presentación del pliego y
durante los términos legales de las etapas establecidas para
el arreglo del conflicto.

Desde un punto de vista teleológico, el fuero


circunstancial es la garantía de que gozan los
trabajadores a no ser despedidos con ocasión de un
procedimiento de negociación colectiva. Su finalidad es la
protección de los trabajadores frente a represalias
antinsindicales orientadas a lesionar el derecho a la
negociación colectiva en el ámbito empresarial. De esta
forma, el fuero circunstancial es una medida legal
encaminada a hacer real el principio derivado del
Convenio n.° 98, según el cual ninguna persona debe ser
objeto de discriminación o perjudicada «en cualquier otra
forma a causa de su afiliación sindical o de su
participación en actividades sindicales» (art. 1.º).

Con fundamento en lo anterior, esta Corporación ha


sostenido que el fuero circunstancial es esencial para la
protección del derecho de sindicación y la libertad
sindical, en tanto «evita que los afiliados a un sindicato
sean despedidos selectivamente con ocasión de un
conflicto colectivo y, por esa vía, se diluya el movimiento
sindical. Por otro lado, le permite a los trabajadores
plantear reivindicaciones laborales sin temor a ser
despedidos. En tal sentido, el fuero circunstancial sienta

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Radicación n.° 78525

las bases para que los interlocutores sociales entablen


diálogos constructivos frente a las condiciones laborales y
de empleo en la empresa, sin temor a represalias» (CSJ
SL3317-2019).

Conforme a esta finalidad de la institución del fuero


circunstancial, cuando con rigor, transparencia y sin
equívoco, se apliquen las normas de la función pública y
las entidades modifiquen las plantas de personal por
«necesidades del servicio o (…) de modernización», y con
base en «justificaciones o estudios técnicos que así lo
demuestren», según lo ordena el artículo 46 de la Ley 909
de 2004, implique la supresión de cargos y la consecuente
terminación de los contratos de trabajo, no puede
afirmarse que se vulnera el fuero circunstancial.

En efecto, las instituciones en el sistema jurídico


tienen una finalidad, una razón de ser en las estructuras
sociales. El fuero circunstancial es una protección frente a
despidos antisindicales originados por la presentación de
un pliego de peticiones, de tal suerte que cuando la
terminación del contrato no es una respuesta a la acción
sindical sino a una necesidad técnica y objetiva de la
función pública, encaminada a satisfacer el interés
general, la finalidad para la cual fue creada esta garantía
pierde su razón de ser. En otras palabras, no puede
predicarse un despido discriminatorio cuando este no
tiene por objeto segregar a los sindicalistas sino cumplir
un mandato constitucional y legal de reestructurar las

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Radicación n.° 78525

plantas de personal para prestar un servicio público


eficiente y de calidad.

Sobre el particular, la Corte Constitucional en


sentencia T-077 de 2003, refirió que «no hay lugar a
declarar la existencia de una persecución sindical por el
hecho de que se hayan suprimido cargos en virtud de un
proceso de reestructuración».

Por este motivo el Tribunal se equivocó al interpretar


de manera exegética y formalista el artículo 25 del
Decreto 2531 de 1965, sin tener en cuenta su finalidad,
cual es la de prohibir despidos injustos, entendiendo por
tales aquellos que se realizan sin soporte en causas
objetivas y verificables, como podría ser la liquidación de
una entidad (CSJ SL, 4 feb. 2005, rad. 23510), la
autorización administrativa de despidos colectivos (CSJ SL,
12 may. 2004, rad. 21338) o la supresión de cargos
adelantada con apego a la Ley 909 de 2004, el Decreto
1227 de 2005 y demás normas que las modifiquen,
complementen o reglamenten.

Este defecto lo condujo a no reparar si el proceso de


modernización de la entidad se basó en justificaciones
técnicas, debidamente soportadas, carga que dicho sea
de paso, le corresponde a la entidad. Para decirlo de otro
modo, la entidad debe demostrar la inexistencia de actos
discriminatorios en los procesos de reestructuración de
plantas de personal y en la selección de los que van a
integrar la nueva planta, a fin de evitar que por una doble

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Radicación n.° 78525

vía se segregue a los sindicalistas: al momento del


despido y de la readmisión en los nuevos empleos
creados.

A pesar de lo anterior, la Corte no casará la


sentencia porque, en sede de instancia, llegaría a la
misma conclusión del Tribunal habida cuenta que la
entidad accionada, no acreditó las razones objetivas y
técnicas que esgrimió para reestructurar la planta de
personal. Lo anterior, si se tiene en cuenta que la
organización sindical presentó el pliego de peticiones el 6
de diciembre de 2010 y tiempo después, el 20 de
diciembre de ese año, la accionada expidió la Resolución
424 de 2010 por la cual «se adopta el estudio técnico de
reestructuración y modernización administrativa de la
TERMINAL METROPOLITANA DE TRANSPORTE DE
BARRANQUILLA S.A.» y la Resolución 426 de 2010 por la
cual ajustó la planta de personal de la entidad, que
implicó la supresión de 48 cargos de trabajadores oficiales
y la creación de 9 cargos de empleados públicos y 25 de
trabajadores oficiales, con base en un estudio técnico que
no se encuentra anexo al expediente, razón por la cual no
es posible constatar la objetividad de las razones aducidas
por la sociedad demandada.

Conviene subrayar que los artículos 46 de la Ley 909


de 2004 y 95 del Decreto 1227 de 2005 (vigente en la época
en la que sucedieron los hechos) exigen que las reformas a las

plantas de personal se fundamenten en justificaciones o


estudios técnicos que así lo demuestren. A su vez, el

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Radicación n.° 78525

artículo 96 del decreto en cita enuncia los casos en los


que se entiende que la modificación obedece a razones
del buen servicio, los criterios a los deben sujetarse los
estudios técnicos y las metodologías que se deben seguir.

Por tanto, los estudios o justificaciones técnicas son


una prueba indispensable que debe aportar la accionada
cuando pretende demostrar que la modificación estuvo
sustentada en la necesidad del servicio y la prevalencia
del interés general. Con mayor razón cuando la propia
entidad es la que adelanta el estudio técnico y goza de
autonomía para modificar su propia planta de personal,
facultad que debe utilizarse de manera legítima ajena a
intenciones encaminadas a debilitar a las organizaciones
sindicales. Y en este caso, como se anotó, brillan por su
ausencia tales estudios técnicos, de manera que las
supuestas causas objetivas que llevaron a la entidad a
reestructurar la planta de personal no se encuentran
demostradas.

No sobra mencionar que en este caso a folios 70 y


siguientes militan comunicaciones en las que los
trabajadores sindicalizados manifiestan que los citaron a
reuniones privadas con la administración del Terminal de
Barranquilla, instándolos a desafiliarse de los sindicatos
como requisito para tenerlos en cuenta para su
incorporación a la nueva planta de personal. También
obran sendos formatos proforma de renuncia a las
organizaciones sindicales Sintratermiba y Sintratercol
firmadas por algunos trabajadores en fechas idénticas, lo

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Radicación n.° 78525

que evidencia renuncias masivas a los sindicatos. A partir


de los folios 75 y siguientes en esas cartas de dimisión se
dejó la anotación en manuscrito de cuáles serían los
cargos que ocuparían los dimitentes en la nueva planta de
personal.

Toda esta documental interpretada según las reglas


de la sana crítica y de la experiencia, denota que existía
una animadversión por parte de la administración de la
terminal hacia los sindicatos; que muchos trabajadores
fueron instados a desafiliarse de los mismos y que a
quienes lo hicieron se les tuvo en cuenta para
reintegrarlos en la nueva planta de personal.

Por lo anterior, la Sala no casará la decisión del


Tribunal, pero por las razones expuestas en precedencia.

Sin costas en el recurso extraordinario.

IX. DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de


Justicia, Sala de Casación Laboral, administrando justicia
en nombre de la República y por autoridad de la ley, NO
CASA la sentencia proferida el 26 de mayo de 2017 por la
Sala Laboral del Tribunal Superior del Distrito Judicial de
Barranquilla, en el proceso ordinario laboral que LILIANA
PATRICIA LÓPEZ SILVA adelanta contra la TERMINAL
METROPOLITANA DE TRANSPORTES DE
BARRANQUILLA S.A.

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Radicación n.° 78525

Sin costas.

Notifíquese, publíquese, cúmplase y devuélvase el


expediente al Tribunal de origen.

LUIS BENEDICTO HERRERA DÍAZ


Presidente de la Sala

GERARDO BOTERO ZULUAGA

FERNANDO CASTILLO CADENA

CLARA CECILIA DUEÑAS QUEVEDO

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Radicación n.° 78525

IVÁN MAURICIO LENIS GÓMEZ

OMAR ÁNGEL MEJÍA AMADOR

JORGE LUIS QUIROZ ALEMÁN

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