Capítulo 7.
Innovación y Creatividad
Las competencias de creatividad e innovación en la formación de profesionales
del siglo XXI, se constituyen un punto de interés de diversos sectores de la
sociedad, entre ellos el de la educación superior. Expertos en este campo
consideran que en la tendencia globalizante, dichas competencias se proyectan
como el proceso pertinente para orientar la formación de profesionales que
demanda la sociedad en su conjunto, para encontrar soluciones a las limitaciones,
carencias y problemas estructurales existentes en un mundo incierto y en
permanente transformación.
Estas competencias, creatividad e innovación, deberían considerarse como
genéricas o transversales, pues la deben desarrollar todas las personas,
independientemente del nivel educativo y del tipo de formación, además, son
indispensables para el desempeño académico y laboral.
Innovación y Creatividad
El mundo se encuentra en permanente transformación, caracterizado por la
incertidumbre y cada más diverso e incontrolable, la posibilidad de enfrentarlo y
tener éxito, según Ordóñez (2010), está en la creatividad, es decir, la capacidad
que tiene el ser humano de pensar cosas nuevas, y en la innovación, que es la
capacidad de implementar dichas ideas de un modo diferente. Sin embargo, los
obstáculos y las limitaciones para que esto no sea posible o se prolongue en el
tiempo, está en la resistencia, en el rechazo, en las negociaciones y objeciones
que se encuentran en la cultura y se filtra en las políticas públicas e institucionales,
en los lineamientos y en la normalidad, constituyéndose en limitantes con lo que
se convive cotidianamente.
Ese camino implica creación y generación de nuevas ideas y conceptos o nuevas
asociaciones entre ideas y conceptos existentes, que habitualmente s encaminan
a producir soluciones y sucesos novedosos y originales. Para Minor y Rai (2009),
conocimiento, razón, equilibrio, mesura, sabiduría, son algunos de los conceptos
que deben ser desarrollados para hacer posible el transito de las ideas, desde el
plano de la imaginación creadora hasta llegar al campo real, donde es posible su
realización e implementación. Por otro lado, Sabbagh y Ast (2011) consideran que
la diferencia entre la creatividad e innovación radica en que la primera suele
realizarse para referirse al acto de producir nuevas ideas, enfoques y acciones,
mientras que la segunda se entiende como el proceso de generar y aplicar tales
ideas creativas en un contexto específico.
Creación e innovación, dos conceptos que tienen intima relación; de hecho, en el
discurso científico se utilizan prácticamente como sinónimos, pero no lo son.
Warner (2012) define la creatividad como un proceso mental que permite la
generación de ideas; a su vez, puntualiza sobre innovación como la aplicación
real de dichas ideas puestas en practica para alcanzar el logro de los objetivos,
las metas de la organización de manera eficiente y eficaz; por consiguiente, no se
trata de sinónimos, es más, la razón de ser de la creatividad es generar ideas, y el
foto que precisa la innovación está en la implementación de las ideas.
¿Qué Implica Ser Creativo e Innovador?
La capacidad de creación e innovación son elementos que corresponden a las
características de la misma esencia del ser humano, lo novedoso de estos
términos en la actualidad a decir de Fernández (2012), es el sentido y el
significado que adquieren en el contexto de globalización que está observando
a la sociedad en su permanente transformación. Ser creativo tiene que ver con la
competencia para hacer asociaciones, establecer relaciones, combinaciones e
integración de ideas y conceptos de manera desacostumbrada, diferentes o
única, cuyo resultado sea revolucionario. Para ser innovador se requiere tomar
una idea creativa y convertirla en producto, servicio, método, estrategia o técnica
que sea de utilidad.
Al respecto, Altopeidi y Murillo (2010) coinciden en que los innovadores son
personas capaces de mantener una situación de caos y dificultad durante largos
periodos sin tomar decisiones, pero también sin claudicar ni renunciar, sin
rendirse, pues su compromiso y su sueño son a largo plazo; los innovadores
introducen un máximo de esfuerzo en el proceso de pensamiento, unificando
conceptos que a menudo parecer estar en contra, dando la sensación de estar
resolviendo problemas que parecen imposibles. Los innovadores se caracterizan
porque poseen fluidez de palabra, es decir, tienen un excelente discurso, son
flexibles en sus pensamientos, capaces de redefinir sus concepciones y evaluar
sus acciones, poseen los dos tipos de pensamiento divergente y convergente, y
son muy originales.
Para asumir el concepto y la práctica de la creatividad y la innovación en el siglo
XXI, indica Hernández (2009) que se debe gestionar su asimilación en la cultura,
en el contexto educativo y en el campo de las organizaciones, ya que estos dos
conceptos se constituyen en factores clave para el desarrollo de las estrategias de
sobrevivencia en una sociedad en permanente transformación y en un mundo
caracterizado por la incertidumbre. El innovador prueba, valora, modifica,
comprueba y reevalúa las ideas; contrasta con la practica en campo real, de modo
que debe trabajar con otros; es decir, la competencia innovadora está unida a la
competencia del trabajo en equipo, generalmente la innovación corresponde a
un proyecto.
Innovación en la Formación Profesional
La sociedad globalizada está en permanente mutación, orientando este proceso
hacia la sociedad del conocimiento, demandando cambios profundos en los
sistemas de educación, imponiéndoles retos que exigen mucho mas que un
enfoque lineal en la formación de profesionales. Se requiere actitud de apertura
al cambio ligada a una reflexión ética que considere la creatividad y la innovación
como factores determinantes de su quehacer. La educación hoy tiene la misión
de formar al ser humano para la vida en familia, en comunidad y para el mundo
laboral, perpetuando y transformando la sociedad y la cultura.
La creatividad y la innovación no se consideran una afición para el tiempo libre,
según Mon (2008) son competencias imprescindibles para todo profesional;
razón por la cual deben ser motivadas y desarrolladas por la educación superior
en particular, al formar profesionales integrales con capacidad de generación de
ideas y resolución de problemas; significando estudiantes creativos e
innovadores; no aprendices, repetidores e imitadores.
Sobre el particular, la sociedad le demanda a la universidad desarrollar
pensamiento divergente, capaz de buscar y encontrar soluciones novedosas y
eficaces a los problemas existentes. Por tal razón, el primer paso para formar
profesionales creativos e innovadores es abrir la universidad a la creatividad,
entender que los estudiantes son distintos, piensan distinto y tienen intereses
distintos. Por tanto, se requiere incentivar que hagan cosas distintas y originales,
que asuman riesgos, que pierdan el miedo a hacer el ridículo frente a los demás;
a buscar, no una respuesta a un problema, sino múltiples respuestas que permitan
profundizar en su conocimiento y sus competencias.
Ciertamente, el problema de pensar en incentivar la creatividad y la innovación
desde la educación atraviesa todos los niveles educativos, implica transformar
radicalmente concepciones y actitudes tradicionalmente arraigadas en la cultura.
En el siglo XXI, toda sociedad debe priorizar la formación de competencias
creativas e innovadoras en sus profesionales, en pro de lograr los cambios
sociales esperados. En el contexto de la formación integral y del logro de las
competencias derivadas de la innovación y la creatividad, se identifican seis
dimensiones representativas del perfil integrado: consecuentemente, la
formación de innovadores implica alta adaptabilidad, mentalidad abierta y
flexible, autocontrol, independencia y confianza personal, espíritu para afrontar
nuevos retos, profesionales sociables y formados en valores, imaginativos y
prácticos, con una capacidad de análisis y síntesis.
Creatividad e innovación son competencias que demandan ser tratadas como
genéricas o transversales en la formación de profesionales, pues deben ser
desarrolladas por todas las personas, independientemente del nivel educativo y
del tipo de formación, siendo indispensables para el desempeño académico y el
mundo laboral; deben considerarse parte de los currículos correspondientes a la
formación de profesionales en los distintos campos del saber, integrando el
desarrollo de conocimientos, habilidades, actitudes, aptitudes, destrezas y
valores que forman al profesional competente. Formar profesionales creativos e
innovadores implica el desarrollo de estas competencias en el ámbito del aula de
clase y fuera de ella; implica la inclusión significativa en los contenidos
programáticos en las propuestas de nuevas metodologías para el proceso
enseñanza-aprendizaje, en las estrategias de evaluación permanente; es decir,
una reconfiguración desde los sujetos que las gestan e implementan, pero
básicamente, un cambio evolutivo en las teorías implícitas en su quehacer. La
pertinencia en la formación de profesionales indica que dicho procesos debe
iniciar con la creación de condiciones propicias para el desarrollo de las
competencias genéricas de creatividad e innovación, propiciando la creación,
difusión y consolidación de esta cultura en la comunidad educativa.
Bibliografía
Altopiedi, M. & Murillo, P. (2010). Prácticas innovadoras en escuelas orientadas
hacia el cambio: ámbitos y modalidades. Profesorado. Revista de currículum y
formación del profesorado, 14(1), 47-70.
Fernández, A. (2012). Creatividad e innovación en empresas y organizaciones.
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Hernández, G. (2009). La creatividad y la innovación en la Universidad Estatal a
Distancia. Ried, 12(1), 113-123.
Minor, S. & Rai, A. (2009). Structuring US Innovation Policy: Creating a White
House Office of Innovation Policy. The Information Technology & Innovation
Foundation (Itif). Recuperado de
http://www.itif.org/files/WhiteHouse_Innovation.pdf
Mon, F. (2008). Análisis del estado de la creatividad de los estudiantes
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http://www.increa.uji.es/arxius/publicacionesincrea/124.pdf
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Sabbagh, A. & Ast, F. (2011). De la creatividad a la innovación. Incae Business
Review, 2(1), 20-28. Recuperado de http://www.
revistaincae.com/media/pdf/346-de-la-creatividada-la-innovacion.pdf