0% encontró este documento útil (0 votos)
1K vistas169 páginas

2024 CC

00006-2024-CC

Cargado por

Epicentro TV
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
0% encontró este documento útil (0 votos)
1K vistas169 páginas

2024 CC

00006-2024-CC

Cargado por

Epicentro TV
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como PDF, TXT o lee en línea desde Scribd

Firmado digitalmente por:

Firmado digitalmente por: PACHECO ZERGA LUZ IMELDA FIR


ALZAMORA CARDENAS VICTOR ANDRES 02860240 hard
FIR 06283988 hard Motivo: En señal de conformidad
Motivo: Doy fe Fecha: 19/08/2025 09:28:30-0500
Fecha: 19/08/2025 11:26:47-0500

Pleno. Sentencia 152/2025

PLENO JURISDICCIONAL

Expediente 00006-2024-PCC/TC Firmado digitalmente por:


DOMINGUEZ HARO Helder FAU
20217267618 soft
Motivo: En señal de conformidad
Fecha: 19/08/2025 09:58:00-0500

SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

10 de julio de 2025

Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de


Firmado digitalmente por:
MORALES SARAVIA Francisco
Humberto FAU 20217267618 soft
Motivo: En señal de conformidad

la República durante el ejercicio del cargo Fecha: 19/08/2025 10:45:49-0500


localizada en la sede digital del Tribunal Constitucional. La verificación puede ser efectuada a partir de la fecha
Esta es una representación impresa cuya autenticidad puede ser contrastada con la representación imprimible

de publicación web de la presente resolución. Base legal: Decreto Legislativo N.° 1412, Decreto Supremo N.°

PODER EJECUTIVO C. PODER JUDICIAL Y MINISTERIO PÚBLICO

Asunto
Demanda de conflicto competencial respecto de las actuaciones del
Ministerio Público y del Poder Judicial relacionadas con
URL: https://www.tc.gob.pe/jurisprudencia/2025/00006-2024-CC.pdf

investigaciones contra el titular de la Presidencia de la República


por la presunta comisión de delitos en el ejercicio del cargo
029-2021-PCM y la Directiva N.° 002-2021-PCM/SGTD.

SS.
Firmado digitalmente por:
GUTIERREZ TICSE Luis Gustavo FAU

PACHECO ZERGA 20217267618 soft


Motivo: En señal de conformidad
Fecha: 19/08/2025 10:35:33-0500
DOMÍNGUEZ HARO
MORALES SARAVIA
OCHOA CARDICH
HERNÁNDEZ CHÁVEZ

Firmado digitalmente por:


MONTEAGUDO VALDEZ Manuel FAU
Firmado digitalmente por: 20217267618 soft
HERNANDEZ CHAVEZ Pedro Alfredo Firmado digitalmente por:
Motivo: En señal de conformidad
FAU 20217267618 soft OCHOA CARDICH Cesar Augusto FIR
Fecha: 19/08/2025 10:34:28-0500
Motivo: En señal de conformidad 06626828 hard
Fecha: 19/08/2025 09:35:25-0500 Motivo: En señal de conformidad
Fecha: 19/08/2025 11:12:54-0500
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 2
durante el ejercicio del cargo

TABLA DE CONTENIDOS

I. ANTECEDENTES

A. PETITORIO CONSTITUCIONAL

B. DEBATE CONSTITUCIONAL

B-1. DEMANDA

B-2. CONTESTACIÓN DE DEMANDA

C. TERCERO

D. AMICUS CURIAE

II. FUNDAMENTOS

§1. DELIMITACIÓN DE LA CONTROVERSIA

§2. TIPO DE CONFLICTO DE AUTOS

§3. COMPETENCIA DEL MINISTERIO PÚBLICO PARA LLEVAR A


CABO LA INVESTIGACIÓN DEL DELITO

§4. COMPETENCIA DEL PODER JUDICIAL PARA ADMINISTRAR


JUSTICIA

§5. EL RÉGIMEN POLÍTICO DE BASE PRESIDENCIAL PERUANO

§6. LAS ATRIBUCIONES CONSTITUCIONALES DEL PRESIDENTE


DE LA REPÚBLICA

6.1. LA DIRECCIÓN Y APROBACIÓN DE LA POLÍTICA


GENERAL DEL GOBIERNO

6.2. LEGITIMIDAD DEMOCRÁTICA DIRECTA DEL


PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA Y CUMPLIMIENTO DEL
MANDATO PRESIDENCIAL
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 3
durante el ejercicio del cargo

§7. EL CONSTITUCIONALISMO HISTÓRICO PERUANO SOBRE LA


ACUSACIÓN CONTRA EL TITULAR DE LA PRESIDENCIA DE LA
REPÚBLICA EN EJERCICIO

§8. EL ESTATUTO PRESIDENCIAL Y LA EXIGENCIA DE


RESPONSABILIDAD JURÍDICO-PENAL AL PRESIDENTE DE LA
REPÚBLICA

8.1. EL RÉGIMEN DE ACUSACIÓN CONSTITUCIONAL Y


ANTEJUICIO DEL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA EN
LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DEL PERÚ DE 1993

8.2. LA INMUNIDAD DEL TITULAR DE LA PRESIDENCIA DE


LA REPÚBLICA EN EJERCICIO

8.3. LA INTERPRETACIÓN CONSTITUCIONAL DEL


ARTÍCULO 117 DE LA NORMA FUNDAMENTAL DE 1993
Y SUS IMPLICANCIAS JURÍDICAS

§9. EXAMEN COMPETENCIAL DE LAS ACTUACIONES DEL


MINISTERIO PÚBLICO Y DEL PODER JUDICIAL MATERIA DE
LA PRESENTE CONTROVERSIA A LA LUZ DE LA
INTERPRETACIÓN CONSTITUCIONAL DEL ARTÍCULO 117 DE
LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE 1993

§10. EFECTOS DE LA SENTENCIA

III. FALLO
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 4
durante el ejercicio del cargo

SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

En Lima, a los 10 días del mes de julio de 2025, el Tribunal


Constitucional, en sesión de Pleno Jurisdiccional, con la asistencia de los
señores magistrados Pacheco Zerga, presidenta; Domínguez Haro,
vicepresidente; Morales Saravia, Gutiérrez Ticse, Monteagudo Valdez,
Ochoa Cardich y Hernández Chávez, pronuncia la siguiente sentencia,
con los fundamentos de voto de los magistrados Pacheco Zerga,
Domínguez Haro y Ocho Cardich, y los votos singulares de los
magistrados Gutiérrez Ticse y Monteagudo Valdez.

I. ANTECEDENTES

A. PETITORIO CONSTITUCIONAL

Con fecha 25 de julio de 2024, el procurador público especializado en


materia constitucional del Poder Ejecutivo interpone una demanda
competencial contra el Ministerio Público y el Poder Judicial, alegando
el menoscabo de la atribución del presidente de la república, de dirigir la
política general del gobierno, prevista en el artículo 118.3 de la
Constitución Política, como consecuencia de la emisión de resoluciones,
fiscales y judiciales, relacionadas con la realización de investigaciones
por la presunta comisión de diversos delitos durante el ejercicio del
mandato presidencial, con base en interpretaciones del artículo 117 de la
Constitución Política que contravienen diversas disposiciones que dicha
Norma Fundamental ha previsto para el adecuado cumplimiento y
ejercicio de las atribuciones del presidente de la república.

Posteriormente, con fecha 20 de marzo de 2025, el procurador público


adjunto del Poder Judicial y la fiscal de la nación contestan la demanda,
solicitando que esta sea declarada infundada en todos sus extremos.

B. ARGUMENTOS DE LAS PARTES

Las partes presentan una serie de argumentos sobre el conflicto de


competencias que, a manera de resumen, se presentan a continuación:

B-1. DEMANDA

Los argumentos expuestos en la demanda por el procurador público


especializado en materia constitucional del Poder Ejecutivo son los
siguientes:
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 5
durante el ejercicio del cargo

- Sostiene que los actos que evidencian el menoscabo de sus


competencias se encuentran concretizados en las siguientes
resoluciones fiscales y judiciales a las que se alude en el punto 84
de la demanda (cfr. foja 32 del cuadernillo digital del Expediente):

a) Por parte del Ministerio Público:

▪ Carpeta Fiscal 153-2024, que contiene la Disposición 1,


del 10 de mayo de 2024.
▪ Carpeta Fiscal 277-2022, que contiene la Disposición 2,
del 10 de enero de 2023.
▪ Carpeta Fiscal 68-2024, que contiene la Disposición l, del
18 de marzo de 2024.

b) Por parte del Poder Judicial:

▪ Expediente 00018-2024-1-5001-JS-PE-01, que contiene


la Resolución UNO, de fecha 28 de marzo de 2024.

- El procurador público demandante alega que la mencionada


afectación de las competencias constitucionales del Poder
Ejecutivo es consecuencia de la interpretación que ambas
instituciones han venido realizando del artículo 117 de la
Constitución Política, en el sentido de permitir, a su juicio,
investigaciones contra la presidenta de la república por la presunta
comisión de delitos, durante su mandato.

- En cuanto a las disposiciones fiscales de inicio de las diligencias


preliminares, relativas a las Carpetas Fiscales 153-2024, 277-2022
y 68-2024, la parte demandante destaca que en ellas no se
menciona ni analiza lo establecido en el artículo 117 de la
Constitución Política, y que solo se reconoce la prerrogativa del
antejuicio, con la que cuenta la presidenta, según el artículo 99 de
la Norma Fundamental. Anota que en dichas carpetas se concluye
que sí resulta posible iniciar diligencias preliminares contra los
altos funcionarios mencionados en dicha norma constitucional.

- Respecto al Poder Judicial, la parte demandante sostiene que en el


auto que resuelve el requerimiento de allanamiento y otros contra
la presidenta de la república, contenido en la Resolución 1, de
fecha 28 de marzo de 2024, recaída en el Expediente 00018-2024-
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 6
durante el ejercicio del cargo

1-5001-JS-PE-01, se estableció que, previamente a una resolución


acusatoria de contenido penal aprobada por el Congreso y a fin de
que el fiscal de la nación determine si debe formular la denuncia
constitucional, correspondía realizar las diligencias preliminares
durante las que el Ministerio Público podía requerir al Poder
Judicial la autorización correspondiente para llevar a cabo actos de
búsqueda de pruebas y restricción de derechos.

- Afirma que en dicho auto se reprodujeron los fundamentos


expuestos al resolver la tutela de derechos que fuera planteada por
la defensa del investigado expresidente don José Pedro Castillo
Terrones, en lo que concierne a la interpretación del artículo 117
de la Constitución Política que en dicha oportunidad realizó el
Poder Judicial (Expediente 00011-2022-2-500I-JS-PE-01,
Resolución 4 del 22 de junio del 2022; y su confirmatoria en el
Recurso de Apelación 131-2022/Corte Suprema, auto de apelación
del 18 de noviembre del 2022).

- El procurador público manifiesta que el Ministerio Público y el


Poder Judicial han emitido diversas resoluciones que no están
amparadas en los supuestos previstos en el artículo 117 de la
Constitución Política sobre la acusación al presidente de la
república durante su mandato, y que ello supone un ejercicio
indebido o prohibido de sus competencias. Enfatiza que dicho
vicio repercute en el ámbito de las atribuciones que le han sido
asignadas constitucionalmente al presidente de la república, como
jefe de Estado y jefe de gobierno.

- Además, la parte demandante sostiene que la acusación al


presidente de la república que prevé el artículo 117 de la
Constitución Política se refiere a la que realiza el Congreso de la
República, conforme a los artículos 99 y 100 de la misma norma
fundamental.

- Resalta que dicha disposición supone una garantía para la


estabilidad en el ejercicio del cargo del presidente de la república,
en la medida que limita la posibilidad de acusarlo durante su
mandato únicamente por la presunta comisión de los delitos
expresamente previstos en el artículo 117 de la Constitución
Política.
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 7
durante el ejercicio del cargo

- El procurador demandante afirma que la interpretación del artículo


117 de la Norma Fundamental se basa en la historia constitucional
del Perú, pues las Constituciones Políticas de 1860, 1867 y 1920
establecieron en su momento que la acusación a un presidente de
la república durante su mandato correspondía al Congreso de la
República, en el marco de la acusación constitucional. Acota que
dicha regulación tuvo como finalidad limitar los supuestos de
responsabilidad penal del presidente de la república durante el
ejercicio de su mandato.

- En este hilo, advierte que en las Constituciones de 1933, 1979 y


1993 se modificó la redacción de dicha prerrogativa constitucional,
pues se incorporaron los supuestos excepcionales en los que se
podía acusar a un presidente de la república, a diferencia de los
textos constitucionales anteriores, en los que se contempló en
primer término la prohibición de acusar al presidente durante su
período (cfr. foja 27 del cuadernillo digital).

- Asevera que, durante el debate de la Comisión de Constitución y


Reglamento del Congreso Constituyente Democrático, encargada
de elaborar el proyecto de la Constitución Política de 1993, se
reconoció que la finalidad del artículo 117 era «otorgar seguridad
al presidente de la República para el ejercicio de sus funciones»
(cfr. foja 28 del cuadernillo digital).

- Aduce que el cambio de ubicación de la norma constitucional que


regula la acusación al presidente de la república durante el
ejercicio de su mandato, y que en la Constitución Política actual se
encuentra en la sección que regula la institución de la Presidencia
de la República, no puede ser interpretada de forma aislada, sino
que, más bien, debe ser comprendida en el marco de lo previsto
por los artículos 99 y 100 de la Norma Fundamental, que regulan
el proceso de acusación constitucional.

- Teniendo en cuenta lo anterior, la parte demandante solicita a este


Tribunal que se precise el contenido y alcances de dicha
disposición constitucional. A tal efecto, afirma que dicha
interpretación debe considerar los tratados internacionales sobre
derechos humanos ratificados por el Estado peruano, así como la
jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos
respecto de la investigación de graves violaciones de derechos
humanos, a fin de llevar a cabo el control de convencionalidad del
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 8
durante el ejercicio del cargo

artículo 117 de la Constitución Política y, de esta manera, evitar


situaciones de responsabilidad internacional del Estado por el
incumplimiento de las obligaciones asumidas en la investigación
de tales hechos (cfr. foja 21 del cuadernillo digital del Expediente).

- Por todo lo expuesto, el procurador público del Poder Ejecutivo


solicita que la demanda competencial sea declarada fundada.

B-2. CONTESTACIONES DE LA DEMANDA

B-2.1. PODER JUDICIAL

Los argumentos expuestos por el procurador público adjunto del Poder


Judicial en la contestación de la demanda son los siguientes:

- Sostiene que el constituyente, a partir de la Constitución Política


de 1860, deja de lado la posibilidad de que el presidente de la
república pueda ser acusado (denunciado) por delitos en el
ejercicio de sus funciones, según sus artículos 64° y 65°. Anota
que, desde dicha Constitución, hasta la de hoy, las Cartas Políticas
han establecido que el presidente no puede ser perseguido durante
su mandato salvo por algunos supuestos taxativamente previstos
(cfr. foja 141 del cuadernillo digital).

- Precisa que no existen limitaciones para investigar al presidente de


la república por cualquier delito, por cuanto iniciar y llevar a cabo
una investigación es distinto a formular una acusación cuando
dicho funcionario se encuentra en el cargo.

- Respecto a la investigación preliminar, sostiene que en el literal


“A”, fundamento 24 de la sentencia que corresponde al Pleno
Casatorio 1-2017/CIJ-433 se ha establecido que el fiscal, al tomar
conocimiento de la posible comisión del delito, “no puede
permanecer inerte, sino que razonablemente y acorde a sus
atribuciones debe realizar una averiguación mínima” (cfr. foja 151
del cuadernillo digital).

- Destaca que la posibilidad de investigar a un presidente de la


república en funciones por un delito distinto de los previstos en el
artículo 117 de la Constitución Política, es una cuestión que ha
sido abordada por la Sala Penal Permanente de la Corte Suprema a
través de la Ejecutoria Suprema RA 131-2022, donde se concluyó
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 9
durante el ejercicio del cargo

que «es posible realizar diligencias preliminares mas no dictar la


disposición de formalización y continuación de la investigación
preparatoria, pues se requiere previa resolución acusatoria de
contenido penal dictada por el Congreso» (foja 152 del cuadernillo
digital).

- Puntualiza que, en virtud del artículo 159 de la Constitución


Política, «los elementos de convicción están compuestos por las
evidencias en la fase de la investigación preliminar o de
investigación preparatoria» (foja 154 del cuadernillo digital).

- Alega que la política general del gobierno comprende el conjunto


de políticas nacionales que incluyen los elementos necesarios para
asegurar el normal desarrollo de las actividades públicas y
privadas, de acuerdo con el artículo 4.1 de la Ley 29158, Ley
Orgánica del Poder Ejecutivo (LOPE); no obstante, refiere que la
parte demandante no ha especificado de qué modo la actuación del
Ministerio Público impediría al Poder Ejecutivo dirigir la política
antes mencionada.

- Finalmente, concluye que en la demanda presentada por el Poder


Ejecutivo no se ha demostrado que «exista un uso prohibido o
indebido de atribuciones por parte de los jueces del Poder Judicial
al momento de emitir las resoluciones judiciales cuestionadas»
(foja 157 del cuadernillo digital), por lo que no se podría
configurar el conflicto constitucional por menoscabo de
atribuciones en sentido estricto.

B-2.2. MINISTERIO PÚBLICO

Los argumentos expuestos por la fiscal de la nación en la contestación de


la demanda son los siguientes:

- Alega que las investigaciones realizadas al presidente de la


república tienen como finalidad llevar a cabo los actos urgentes o
inaplazables destinados a determinar si han tenido lugar los hechos
puestos a conocimiento de la Fiscalía (o no), puesto que, según
menciona, dichas funciones forman parte de las competencias
legales y constitucionales con las que cuenta el Ministerio Público.

- Afirma que a través de dichas investigaciones se busca averiguar


las circunstancias relacionadas con la presunta comisión de un
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 10
durante el ejercicio del cargo

hecho punible para así establecer, en su momento, un juicio de


valor y tener plena seguridad para presentar una denuncia
constitucional ante el Congreso, mas no para una acusación desde
la jurisdicción ordinaria.

- Sostiene que la persecución del delito constituye la función


general, clásica y relevante del Ministerio Público, en razón de la
cual, realiza distintas pesquisas y diligencias para acreditar la
existencia del delito o archivar la denuncia.

- Destaca que, en virtud del artículo 159.4 de la Constitución


Política, el ejercicio de la acción penal le corresponde al Ministerio
Público y se materializa en las funciones investigadora y
acusadora. Anota que la primera función consiste en la facultad de
realizar investigaciones preliminares luego de haber tomado
conocimiento de la denuncia o noticia criminal y que, en cambio,
la segunda consiste en la facultad de comunicar al juez el ejercicio
de la acción penal y proponer la pena correspondiente.

- Precisa que el fiscal, en ejercicio de las funciones que la


Constitución Política le asigna, debe realizar las pesquisas o
diligencias necesarias con el fin de determinar la presunta
comisión o no del hecho denunciado.

- Aduce que, si bien existen limitaciones para la acusación a un


presidente de la república durante su mandato, no existen
restricciones para investigarlo por cualquier delito. Acota que
llevar a cabo una investigación preliminar es distinto a formular
una acusación de índole penal.

- En tal sentido, destaca que «no estamos ante un régimen de


irresponsabilidad absoluta del Presidente de la República, sino más
bien [ante] uno relativo» (foja 176 del cuadernillo digital).
Sostiene, entonces, que el presidente de la república solo puede ser
acusado por determinados supuestos previstos en la Constitución
Política, lo que, a su criterio, no impide que la Fiscalía de la
Nación pueda realizar diligencias de investigación preliminar de
forma previa a dicha acusación.

- Respecto a la inmunidad presidencial, sostiene que el Tribunal


Constitucional ha establecido en la Sentencia 00013-2009-PI/TC
que «tal institución no impide el desarrollo de diligencias
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 11
durante el ejercicio del cargo

preliminares de investigación contra altos funcionarios» (foja 176


del cuadernillo digital).

- Asevera que dicho criterio permite sostener que el desarrollo de


investigaciones contra la presidenta de la república está permitido,
a la luz del principio de unidad de la Constitución Política. Por
ello, resalta que las investigaciones realizadas no invaden las
competencias del Poder Ejecutivo para dirigir y ejecutar la política
general del gobierno (cfr. foja 177 del cuadernillo digital).

- La fiscal de la nación añade que la realización de investigaciones


preliminares contra un presidente de la república resulta conforme
con el deber constitucional de combatir la corrupción y otros
presuntos delitos, pues evita que con el paso del tiempo
desaparezcan medios de prueba vitales para el esclarecimiento de
delitos que dañan gravemente el interés público.

- Manifiesta también que las prerrogativas conferidas al presidente


de la república no deben ser entendidas como una exoneración
absoluta de responsabilidad, pues ello podría devenir en impunidad
y arbitrariedad en el ejercicio del poder.

- Finalmente, subraya que la Corte Suprema de Justicia de la


República ha emitido resoluciones en las que se ha concluido que
la realización de la investigación preliminar llevada a cabo por el
Ministerio Público no afecta las prerrogativas constitucionalmente
reconocidas al presidente en ejercicio.

C. TERCERO

Mediante auto de fecha 16 de abril de 2025, el Tribunal Constitucional


incorpora en calidad de tercero con interés en el resultado del proceso a
doña Dina Ercilia Boluarte Zegarra, presidenta de la república.

D. AMICUS CURIAE

Mediante auto de fecha 22 de abril de 2025, el Tribunal Constitucional


incorpora, en calidad de amicus curiae, a la Defensoría del Pueblo.
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 12
durante el ejercicio del cargo

II. FUNDAMENTOS

§1. DELIMITACIÓN DE LA CONTROVERSIA

1. En el presente caso, el alegado vicio competencial consistiría en la


realización de un conjunto de actuaciones por parte del Ministerio
Público y del Poder Judicial, como son la emisión de resoluciones
fiscales y judiciales que habilitaron la realización de
investigaciones preliminares a la titular de la Presidencia de la
República durante el ejercicio de su mandato, por la presunta
comisión de delitos que no se vinculan con los supuestos
constitucionalmente previstos en el artículo 117 de la Constitución
Política, lo cual obstaculizaría el adecuado desarrollo y ejercicio de
las atribuciones de dicha autoridad, en su calidad de titular del
Poder Ejecutivo.

2. La competencia supuestamente desconocida es la de dirigir y


ejecutar la política general del gobierno, que asiste al presidente de
la república, según lo previsto en el artículo 118.3 de la
Constitución Política.

3. Sin embargo, teniendo en cuenta el diseño del régimen político


peruano, que es históricamente uno de base presidencial, en el que
las jefaturas de Estado, de gobierno, de la administración
pública y militar-policial convergen en la institución de la
Presidencia de la República, las competencias potencialmente
afectadas que se demandan en el presente proceso deben
comprender a todas aquellas atribuciones y competencias que el
titular de la Presidencia se encuentra constitucionalmente
habilitado de desarrollar durante su período constitucional de
ejercicio, en virtud de las “jefaturas presidenciales” que ejerce, tal
y como se desarrollará en esta sentencia.

4. La afectación demandada podría traer como consecuencia el


debilitamiento de la propia figura presidencial y del Poder
Ejecutivo; y, desde una perspectiva institucional, también podría
afectar en algún modo el diseño del régimen político establecido
en la Constitución vigente.

5. Teniendo en cuenta lo anterior, este Alto Tribunal dilucidará a


continuación cuál es el tipo de conflicto suscitado en autos.
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 13
durante el ejercicio del cargo

§2. TIPO DE CONFLICTO DE AUTOS

6. En la normativa constitucional y la jurisprudencia de este Tribunal


Constitucional, se ha dejado establecido que el conflicto
competencial puede manifestarse en cualquiera de las siguientes
formas:

i) Conflicto positivo. Se presenta cuando dos o más entidades


estatales se consideran competentes para ejercer una misma
competencia o atribución (Cfr. Sentencias 00001-2021-
PCC/TC, 00001-2018-PCC/TC, 00003-2007-PCC/TC y
00004-2004-PCC/TC).

ii) Conflicto negativo. Se produce cuando dos o más entidades


estatales se niegan a asumir una competencia o atribución
por entender que ha sido asignada a otra entidad estatal (Cfr.
Sentencias 00002-2019-PCC/TC y 00007-2016-PCC/TC).

iii) Conflicto por menoscabo de atribuciones constitucionales.


Se produce cuando, sin que exista un conflicto en relación
con la titularidad de una competencia, un poder estatal u
órgano constitucional ejerce sus atribuciones de un modo tal
que afecta el adecuado ejercicio de las competencias
reservadas a otro poder u órgano constitucional (Cfr.
Sentencia 00007-2021-PCC/TC). Cabe precisar que el
menoscabo que define este tipo de conflicto implica la
realización de un acto estatal pasible de control en el proceso
competencial (sea una disposición, resolución o, en general,
cualquier acto) que, por estar viciado de incompetencia,
trasgrede el principio de corrección funcional, en el sentido
de que tal acto desvirtúa las funciones y competencias que el
poder constituyente ha asignado a cada uno de los órganos
constitucionales consagrados en la Constitución Política. De
esta manera, en esta categoría de conflicto competencial, no
se cuestiona la titularidad de la competencia o atribución,
sino el modo o la forma en la que tal competencia o
atribución se ejerce, material o sustancialmente.

El mencionado tipo de conflicto puede clasificarse, a su vez,


en:
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 14
durante el ejercicio del cargo

a) Conflicto constitucional por menoscabo en sentido


estricto. Que hace referencia a que, si bien las
competencias han sido delimitadas con precisión, una
de las entidades las ejerce de forma inadecuada o
prohibida, e impide con ello que la otra ejerza las suyas
a cabalidad. Cabe precisar que este Tribunal ha puesto
de relieve que en los procesos competenciales por
menoscabo de atribuciones en sentido estricto debe
analizarse si es que existe una subrogación
inconstitucional de atribuciones o si es que se impide o
dificulta irrazonablemente su ejecución por un órgano
constitucional (Cfr. Sentencia 00005-2016-PCC/TC,
fundamento 15). A modo de ejemplos de este tipo de
conflicto, pueden citarse las Sentencias 00005-2016-
PCC/TC, 00003-2022-PCC/TC, 00004-2023-PCC/TC,
entre otras.

b) Conflicto constitucional por menoscabo de


interferencia. El cual se origina cuando las
competencias de los órganos constitucionales están
entrelazadas a tal punto que uno de ellos no puede
ejercer la suya sino tiene la cooperación o la actuación
de la competencia que le pertenece al otro (Cfr.
Sentencia 00001-2023-PCC/TC).

iv) Conflicto por omisión de cumplimiento de acto obligatorio.


Que se produce cuando un poder del Estado u órgano
constitucional omite llevar a cabo una actuación específica y,
así, termina impidiendo que el otro actúe de acuerdo con sus
competencias (Cfr. Sentencias 00004-2016-PCC/TC y
00005-2005-PCC/TC).

7. Este Tribunal aprecia que, en el presente caso, las competencias


involucradas han sido delimitadas claramente por el constituyente
y que cada poder del Estado y órgano constitucional autónomo
(OCA) involucrado en el presente conflicto competencial, puede
ejercerlas sin depender necesariamente de la cooperación del otro;
razón por la que se descarta la configuración de un conflicto por
menoscabo de interferencia.

8. En ese sentido, se advierte que en este caso se discute si las


actuaciones del Ministerio Público y del Poder Judicial,
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 15
durante el ejercicio del cargo

materializadas en la emisión de las resoluciones fiscales y


judiciales detalladas supra, han sido realizadas en el marco de sus
competencias (o no), y si, además de ello, afectaron u
obstaculizaron el ejercicio de la competencia exclusiva del Poder
Ejecutivo para dirigir la política general del gobierno. Se colige
entonces que la presente controversia no tiene que ver con la
determinación de la titularidad de las competencias en juego, o en
su caso, con la renuencia a ejercerlas, ni tampoco se advierte que
las competencias constitucionales de los órganos del presente caso
se encuentran entrelazadas. Por tanto, corresponde determinar si el
modo en que el Ministerio Público y el Poder Judicial han ejercido
sus competencias propias ha afectado las atribuciones
constitucionales del Poder Ejecutivo y, específicamente, de la
Presidencia de la República.

9. Se trata pues, el presente caso, de un conflicto por menoscabo de


atribuciones en sentido estricto, toda vez que se cuestiona la
forma en la que el Ministerio Público y el Poder Judicial han
llevado a cabo sus competencias sobre la base de interpretaciones
del artículo 117 de la Constitución Política, que obstaculizarían el
adecuado ejercicio de las atribuciones constitucionales del Poder
Ejecutivo.

10. Teniendo en cuenta lo anterior, este Tribunal evaluará, desde una


perspectiva competencial, si la emisión de las resoluciones fiscales
y la judicial indicadas en la demanda evidenciaría un ejercicio
inconstitucional de las competencias conferidas al Ministerio
Público y al Poder Judicial por la Norma Fundamental (o no),
pues, de ser así, se contravendría el principio de corrección
funcional.

11. A fin de resolver la controversia competencial planteada, este


Tribunal desarrollará algunas consideraciones sobre: (i) la
competencia constitucional del Ministerio Público para llevar a
cabo la investigación del delito; (ii) la competencia constitucional
del Poder Judicial para administrar justicia; (iii) el estatuto
presidencial respecto de la exigencia de responsabilidad jurídico-
penal al titular de la Presidencia de la República en ejercicio; y (v)
la interpretación constitucionalmente adecuada del mencionado
artículo 117 de la Norma Fundamental.
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 16
durante el ejercicio del cargo

§3. COMPETENCIA CONSTITUCIONAL DEL MINISTERIO PÚBLICO


PARA LLEVAR A CABO LA INVESTIGACIÓN DEL DELITO

12. Las competencias constitucionales del Ministerio Público han sido


establecidas en el Título IV de la Constitución Política, relativo a
la Estructura del Estado, y de manera específica, en el Capítulo X,
que comprende los artículos 158 al 160.

13. El artículo 158 de la Constitución Política establece que el


Ministerio Público es «autónomo», y añade que:

Artículo 158.- El Fiscal de la Nación lo preside. Es elegido por la


Junta de Fiscales Supremos. El cargo de Fiscal de la Nación dura tres
años, y es prorrogable, por reelección, sólo por otros dos. Los
miembros del Ministerio Público tienen los mismos derechos y
prerrogativas y están sujetos a las mismas obligaciones que los del
Poder Judicial en la categoría respectiva. Les afectan las mismas
incompatibilidades. Su nombramiento está sujeto a requisitos y
procedimientos idénticos a los de los miembros del Poder Judicial en
su respectiva categoría.

14. Por su parte, el artículo 159 de la Constitución Política ha previsto


un conjunto de competencias que el Ministerio Público debe
ejercer con autonomía, en el marco de la propia Norma
Fundamental, entre las que se encuentran:

1. Promover de oficio, o a petición de parte, la acción judicial en


defensa de la legalidad y de los intereses públicos tutelados por el
derecho.

2. Velar por la independencia de los órganos jurisdiccionales y por


la recta administración de justicia.

3. Representar en los procesos judiciales a la sociedad.

4. Conducir desde su inicio la investigación del delito. Con tal


propósito, la Policía Nacional está obligada a cumplir los
mandatos del Ministerio Público en el ámbito de su función.

5. Ejercitar la acción penal de oficio o a petición de parte.

6. Emitir dictamen previo a las resoluciones judiciales en los casos


que la ley contempla.

7. Ejercer iniciativa en la formación de las leyes; y dar cuenta al


Congreso, o al Presidente de la República, de los vacíos o
defectos de la legislación.
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 17
durante el ejercicio del cargo

15. Cabe señalar que el Ministerio Público en el ejercicio de


competencias como las que atañen a la persecución penal
⸺conducción de la investigación y el ejercicio de la acción
penal⸺ tiene como límite la protección de los derechos
fundamentales y el marco competencial consagrado en la
Constitución Política de 1993, de tal manera que, aun cuando un
fiscal ⸺propiamente⸺ no juzgue ni decida y, por el contrario, su
rol persecutor se materialice en solicitar al órgano jurisdiccional la
imposición de alguna medida de coerción o la determinación de la
responsabilidad penal de los acusados, dicha función
incriminatoria debe enmarcarse en el respeto irrestricto de los
derechos fundamentales y bienes constitucionalmente protegidos
(Cfr. Sentencia 04911-2022-PHC/TC, fundamento 9).

16. Por tal razón, si bien varias de las actuaciones fiscales se


manifiestan a través de requerimientos al Poder Judicial
(acusación, allanamiento, levantamiento del secreto de las
comunicaciones, prisión preventiva, entre otras), ello de ninguna
manera significa relevar a los integrantes del Ministerio Público de
la existencia de los parámetros de desenvolvimiento funcional de
razonabilidad y proporcionalidad que deben guiar sus
requerimientos y actuaciones. El ejercicio de la función fiscal debe
ceñirse a los principios de legalidad, objetividad, interdicción de la
arbitrariedad y presunción de inocencia, que deben servir de
parámetro en el marco de las investigaciones que se inicien en sede
penal; máxime si la presunción de inocencia presupone la
interdicción constitucional de la sospecha permanente, de modo
que resulta irrazonable el hecho de que una persona esté sometida
a un estado permanente de investigación fiscal (Sentencia 05228-
2006-PHC/TC, fundamento 8).

17. Así las cosas, a la luz del contenido de la Norma Fundamental,


queda proscrita toda actuación o ejercicio extralimitado de las
competencias y atribuciones que en ella se establece. Y, en el caso
particular del Ministerio Público, titular de la conducción de la
investigación y de la acción penal, esta institución debe garantizar
que sus competencias se ejerzan al amparo de su finalidad
constitucional, esto es, la defensa de la legalidad y de los intereses
públicos y no, por el contrario, que se usen en un escenario de
instrumentalización política, lo cual dista del ámbito de un Estado
constitucional.
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 18
durante el ejercicio del cargo

18. En virtud del marco constitucional precedente, el Ministerio


Público conduce ―desde el inicio― la investigación del delito,
por lo que en el presente caso debe determinarse si la realización
de las diligencias preliminares (entendidas como una subetapa de
la investigación preliminar) en el marco de la indagación que se
lleva a cabo a actuaciones de la titular de la Presidencia de la
República en ejercicio, por la presunta comisión de delitos que no
se vinculan con los supuestos constitucionalmente previstos en el
artículo 117 de la Constitución Política, constituye un ejercicio
irregular de su competencia; y si, por ello, obstaculiza la atribución
presidencial para dirigir y ejecutar la política general del gobierno,
en los términos establecidos en el artículo 118.3 de la Norma
Fundamental, así como los otros dispositivos constitucionales que
establecen competencias y atribuciones del presidente de la
república en virtud de las “jefaturas presidenciales” que ejerce.

§4. COMPETENCIA CONSTITUCIONAL DEL PODER JUDICIAL PARA


ADMINISTRAR JUSTICIA

19. La Constitución Política, en el artículo 138, establece que «la


potestad de administrar justicia emana del pueblo y se ejerce por el
Poder Judicial a través de sus órganos jerárquicos con arreglo a la
Constitución y las leyes».

20. Por su parte, el artículo 139 de la Carta Política consagra que:

Artículo 139.- Son principios y derechos de la función jurisdiccional:

1. La unidad y exclusividad de la función jurisdiccional.

No existe ni puede establecerse jurisdicción alguna independiente,


con excepción de la militar y la arbitral.

No hay proceso judicial por comisión o delegación.

21. Asimismo, el inciso 2 del mismo artículo 139 reconoce la


independencia en el ejercicio de la función jurisdiccional, en los
siguientes términos:

Artículo 139.- Son principios y derechos de la función jurisdiccional:

(…)
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 19
durante el ejercicio del cargo

2. La independencia en el ejercicio de la función jurisdiccional.

Ninguna autoridad puede avocarse a causas pendientes ante el


órgano jurisdiccional ni interferir en el ejercicio de sus funciones.
Tampoco puede dejar sin efecto resoluciones que han pasado en
autoridad de cosa juzgada, ni cortar procedimientos en trámite, ni
modificar sentencias ni retardar su ejecución. Estas disposiciones
no afectan el derecho de gracia ni la facultad de investigación del
Congreso, cuyo ejercicio no debe, sin embargo, interferir en el
procedimiento jurisdiccional ni surte efecto jurisdiccional alguno.

22. Se colige, entonces, que ambas disposiciones contemplan facetas


fundamentales de la función jurisdiccional, caracterizada por ser
exclusiva e independiente. De este modo, el órgano jurisdiccional
cuenta con prerrogativas que le permiten actuar de manera
autónoma y sin interferencias de ningún tipo, y su actuación solo
debe atenerse al marco constitucional y legal que resulte aplicable
al caso sometido a su conocimiento.

23. Por su parte, la Ley Orgánica del Poder Judicial (LOPJ) también se
ha referido a la potestad exclusiva de administrar justicia que le es
ínsita a este Poder del Estado, a su propia autonomía, y ha
consagrado diversos principios rectores para el ejercicio de dicha
función, en la línea de los principios, garantías y derechos que
reconoce la Norma Fundamental. Dicha potestad de administrar
justicia debe tener por imperativo la protección de los derechos
fundamentales, especialmente en el ámbito de los procesos penales
en los que puede verse comprometida la libertad personal, así
como el irrestricto respeto al orden competencial establecido en la
Constitución Política del Estado, y la salvaguarda y defensa de los
bienes constitucionalmente protegidos.

24. Ahora bien, este Tribunal debe precisar que el ejercicio de la


función jurisdiccional puede ser objeto de revisión desde la
perspectiva competencial, tal y como sucedió en las siguientes
causas:

a) En la Sentencia 00005-2016-PCC/TC, se advirtió que, a


través de la vía judicial, se otorgaban permisos de pesca a
particulares, sin la participación del Ministerio de la
Producción (Produce), no obstante que se trataba de
competencias propias del Poder Ejecutivo, a través de dicho
ministerio.
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 20
durante el ejercicio del cargo

b) En la Sentencia 00002-2018-PCC/TC, este Tribunal resolvió


un conflicto competencial en el que quedó evidenciado el
otorgamiento de diversos beneficios y ascensos al personal
de la PNP, a través de diversas resoluciones judiciales, lo que
menoscababa las competencias constitucionales del Poder
Ejecutivo. En dicha sentencia también se dio cuenta de la
existencia de la Resolución Administrativa 114-2013P/PJ, de
fecha 27 de marzo de 2013, por la que se exhortó a los jueces
nacionales para que, cuando resuelvan las controversias
vinculadas con las materias antes detalladas, «no ingresen en
competencias que resultan regulares y exclusivas de las
autoridades administrativas pertinentes».

25. En las causas reseñadas se advirtió que el control realizado por el


Tribunal Constitucional tuvo como objeto diversas actuaciones del
Poder Judicial que, a través de la expedición de diversas
resoluciones, evidenciaban una subrogación inconstitucional de
competencias de otros poderes del Estado (como fue el caso del
Poder Ejecutivo) o una actuación que irrazonablemente
obstaculizaba el ejercicio de sus competencias. Queda claro,
entonces, que el examen realizado fue llevado a cabo no desde un
enfoque sustantivo, sino únicamente desde una perspectiva
competencial.

26. En el presente caso, este Alto Tribunal considera que debe


determinarse si la emisión de la Resolución 1, de fecha 28 de
marzo de 2024, recaída en el Expediente 0018-2024-1-5001-JS-
PE-01, supuso un ejercicio irregular de la competencia del Poder
Judicial para disponer el allanamiento del inmueble en contra de la
titular de la Presidencia de la República durante su mandato, en el
marco de una investigación relacionada con delitos que no se
vinculan con los supuestos constitucionalmente previstos en el
artículo 117 de la Constitución Política; y si, como consecuencia
de ello, se produjo una afectación irrazonable de la atribución
conferida al presidente de la república para dirigir la política
general de gobierno contemplada en el artículo 118.3 de la Norma
Fundamental, así como de los otros dispositivos constitucionales
que establecen competencias y atribuciones del Presidente de la
República en virtud las jefaturas presidenciales que titulariza.

27. Habiendo expuesto las competencias constitucionales del


Ministerio Público y del Poder Judicial, corresponde a
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 21
durante el ejercicio del cargo

continuación precisar el régimen político peruano consagrado por


nuestro constitucionalismo histórico.

§5. EL RÉGIMEN POLÍTICO DE BASE PRESIDENCIAL PERUANO

28. En el ámbito de las constituciones políticas que derivan de las


experiencias europea, norteamericana y latinoamericana, estas se
han vinculado con al menos tres formas o modelos de gobierno: (i)
la parlamentaria, cuyo ejemplo se acentúa en el modelo inglés; (ii)
la presidencial, cuyo referente lo constituye Estados Unidos, y que
está presente en los países latinoamericanos; y (iii) la
semipresidencial, siendo Francia el caso más significativo.

29. En esa línea, Sartori (1) puso de manifiesto que para la


configuración de las formas antedichas resultaba menester la
confluencia de ciertos criterios o condiciones. Así, en el modelo
parlamentario se presenta el ejercicio de un poder compartido entre
el Ejecutivo y el Legislativo, cuyo jefe de gobierno (que puede
tratarse del “primer ministro”, “presidente de gobierno” o
“canciller”) es designado precisamente por este último poder
estatal, además de que existe un jefe de Estado que puede ser un
monarca o un presidente elegido. En el modelo presidencial, en
cambio, el titular del Poder Ejecutivo ―que concentra en sí las
cuatro jefaturas aludidas (de Estado, de gobierno, administrativa y
militar-policial)― es electo popularmente, y no puede ser
despedido del cargo por una votación del Parlamento durante su
periodo; además, encabeza o dirige el gobierno que designa.
Finalmente, el modelo semipresidencial comporta una estructura
de autoridad dual, en la cual el poder político es compartido entre
el presidente (jefe de Estado) y el primer ministro (jefe de
gobierno), los que pueden, incluso, provenir de diferentes partidos
políticos.

30. Al respecto, en la Sentencia 00006-2018-PI/TC (Caso cuestión de


confianza y crisis total de gabinete), a fin de determinar los
contornos constitucionales de las relaciones entre el Poder
Ejecutivo y el Poder Legislativo, este Alto Tribunal abordó, de
manera general, la forma de gobierno que ha adoptado el Perú, y
estableció expresamente que tuvo como base un modelo de base

1
SARTORI, Giovanni. Ingeniería constitucional comparada. (México D.F.: Fondo
de Cultura Económica, 1996): 97-156.
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 22
durante el ejercicio del cargo

presidencial (f. 53), al que las Constituciones Políticas han ido


incorporando mecanismos de control propios del régimen
parlamentario (f. 55).

31. Como parte de esa evolución, grosso modo, la institución del


Consejo de Ministros fue introducida en la Carta Política de 1856
y la del presidente del Consejo en la Ley de Ministros de ese
mismo año, mientras que los mecanismos de control
parlamentario, como la interpelación, aparecen en la Constitución
Política de 1860; la moción de censura en la Constitución de 1867;
y la cuestión de confianza fue incorporada en el Texto
Fundamental de 1933.

32. Como sostiene Villarán y Godoy (2), dichos elementos buscaron


superar los excesos presidenciales con un método de limitación
orientada hacia: (i) la supresión de ciertas atribuciones que se
consideraban especialmente predestinadas al abuso, y su despojo y
consiguiente traslado al Congreso; y (ii) permitir que el jefe de
Estado mantenga sus atribuciones, pero obligándolo a ejercerlas
con intervención de ministros de corte parlamentario; tendencia
esta que surgió a partir de que la experiencia europea demostrara
que el régimen parlamentario era adaptable no sólo a las
monarquías, sino también a las repúblicas.

33. A juicio de este Alto Tribunal, independientemente de la tipología


que se emplee para definir una determinada forma de gobierno, lo
que resulta imprescindible en el marco de un Estado constitucional
es que la aplicación práctica de una forma de gobierno no se torne
en un desmedro de las competencias y atribuciones que la Norma
Fundamental les confiere a los diversos poderes y órganos
constitucionalmente autónomos que integran el Estado. Dicho de
otra manera, la salvaguarda y el respeto irrestricto del principio de
separación de poderes deben ser consustanciales a toda forma
democrática de presidencialismo.

34. Desde la perspectiva del precitado principio, el poder público se


distribuye y ejerce a través de los poderes Legislativo, Ejecutivo y
Judicial (artículo 43 de la Constitución Política de 1993);
adicionalmente, se han creado diversos órganos constitucionales a

2 VILLARÁN Y GODOY, Manuel Vicente. “Necesidad de fomentar los estudios de


Derecho Constitucional Comparado. Ponencia presentada a la “V Conferencia
Internacional de Abogados”. Páginas Escogidas (1962): 251.
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 23
durante el ejercicio del cargo

los que se encarga diversos fines de primer orden para la vigencia


del Estado social y democrático de derecho, en razón de que
coadyuvan al correcto funcionamiento del poder (Sentencia 00003-
2022-PCC/TC, fundamento 47).

35. A su vez, este Tribunal Constitucional destacó, en el fundamento


15 de la Sentencia 00006-2006-PCC/TC, que el principio de
separación de poderes «no debe ser entendido en su concepción
clásica, esto es, en el sentido de que establece una separación
tajante y sin relaciones entre los distintos poderes del Estado; por
el contrario, exige que se le conciba, por un lado, como control y
balance entre los poderes del estado ―checks and balances of
powers― y, por otro, como coordinación y cooperación entre
ellos. En efecto, la separación de poderes reconocida por la
Constitución Política, no implica antagonismo entre los mismos,
sino que se desarrolla en un marco de cooperación entre ellos.

36. Asimismo, este Alto Tribunal ha precisado que la distribución de


poderes, o de funciones desde una perspectiva más amplia, no se
reduce a los tres poderes clásicos, sino que deben considerarse
también relevantes para el contrapeso y el control del poder a los
órganos constitucionalmente autónomos, y ha puesto de relieve el
imperativo de evitar todo escenario de concentración de poder. Al
respecto, se hizo énfasis en que:

Como se aprecia, el Poder Constituyente ha dividido el poder no solo


entre el Poder Legislativo, Poder Ejecutivo y Poder Judicial, sino
también entre órganos constitucionales, sin desconocer, inclusive que
también es posible explicar la moderna materialización del principio
de separación de poderes con la división entre órganos de decisión
política (parlamento y gobierno) y los órganos de decisión
jurisdiccional (judicatura ordinaria y constitucional, entre otros). Pese
a la extensión del número de instituciones que administran el poder,
se mantiene el núcleo esencial del principio, el mismo que consiste en
evitar la concentración del poder en un solo ente. (Cfr. Sentencia
00005-2007-PI/TC, fundamento 21).

(Énfasis agregado).

37. A mayor abundamiento, cabe expresar que los poderes estatales se


encuentran obligados a coordinar entre sí por el principio de
colaboración entre poderes, de manera que la interacción entre
ellos debe evitar la ambigüedad y buscar más bien la máxima
claridad posible, para que cada entidad haga conocer su voluntad o
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 24
durante el ejercicio del cargo

intención de manera indubitable. Todo esto a fin de evitar o


minimizar la posibilidad de desencuentros o conflictos que
perjudiquen o dificulten el normal funcionamiento del Estado
(Sentencia 00004-2022-PCC/TC, fundamento 66). Por ello, este
Tribunal enfatizó que es necesario «fomentar un modelo orgánico
institucional, en el que cada rol, trascendental y compatible con la
división o separación de poderes, sea al mismo tiempo instrumento
de necesaria colaboración» (Sentencia 00023-2021-PI/TC,
fundamento 132).

38. Dicho esto, es evidente que el cabal cumplimiento del principio de


separación de poderes y la correspondiente relación de
colaboración que emerge del mismo, trae como consecuencia que
se propicie un escenario respetuoso de las competencias y
atribuciones constitucionales en las respectivas relaciones
interinstitucionales como las que atañen ―a modo ejemplo― al
Poder Ejecutivo con el Poder Judicial, o al Poder Ejecutivo con el
Ministerio Público. Claro está que, frente a escenarios de invasión
de competencias o menoscabo de atribuciones, como el que se
alega en el presente proceso constitucional, por parte de tal o cual
poder u órgano constitucionalmente autónomo respecto de otro,
quedará expedita la intervención de este Tribunal en el marco del
proceso competencial.

§6. LAS ATRIBUCIONES CONSTITUCIONALES DEL PRESIDENTE DE LA


REPÚBLICA

39. El Capítulo IV del Título IV de la Constitución Política de 1993


consagra un conjunto de disposiciones relacionadas con la figura
del presidente de la república, como titular del Poder Ejecutivo,
referidas a sus competencias y atribuciones, las causales de
suspensión y término de su mandato, así como también la
excepción a la inmunidad presidencial.

40. En concreto, el artículo 110 de la Constitución Política de 1993


estatuye que el presidente de la república es el jefe del Estado y
“personifica a la Nación”, mientras que en el artículo 118 se han
contemplado un conjunto de atribuciones y competencias que
recaen exclusivamente en el presidente de la república, entre las
que cabe destacar, atendiendo a la discusión planteada en el
presente caso, la atribución establecida en el inciso 3 de dicho
artículo, conforme a la cual, corresponde al presidente de la
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 25
durante el ejercicio del cargo

república: «Dirigir la política general del Gobierno». De dicha


disposición se deriva que el presidente, en nuestro ordenamiento,
es también el jefe de gobierno.

41. Además, debe tenerse presente que, de acuerdo con el artículo 167
de la Norma Fundamental, «El Presidente de la República es el
Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional», y
cuenta también con iniciativa legislativa, según lo establecido en el
artículo 107 de la Constitución Política (“jefe militar-policial”).

42. Finalmente, como actividad implícita dentro de la función de


gobierno, se ha estatuido que es el encargado de dirigir la
administración pública (inciso 24 del artículo 118 de la
Constitución Política), lo cual se encuentra expresamente advertido
en la condición de “jefe del Poder Ejecutivo” que consagra el
artículo 7 de la Ley 29158, Ley Orgánica del Poder Ejecutivo
(LOPE), que constituye una ley de desarrollo constitucional. En el
aludido artículo 7 se estipula que:

El Presidente de la República es el Jefe del Estado, Jefe Supremo de


las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional del Perú, personifica a
la Nación, y dirige y aprueba la política general del Gobierno en su
calidad de Jefe del Poder Ejecutivo. Sus demás atribuciones y
funciones están establecidas en la Constitución Política del Perú y la
ley.

(Énfasis añadido).

43. Del marco constitucional vigente se desprenden las denominadas


jefaturas presidenciales y las amplias facultades, competencias y
atribuciones que ejerce el presidente de la República en calidad de:
(i) jefe de Estado, (ii) jefe de gobierno, (iii) jefe de la
administración, y (iv) jefe supremo de las Fuerzas Armadas y de la
Policía Nacional (jefe militar).

44. En el siguiente cuadro se podrá apreciar indistintamente las


atribuciones que cumple el primer mandatario, conforme al
régimen político en el que se asienta la Norma Fundamental:
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 26
durante el ejercicio del cargo

MARCO COMPETENCIAL DEL TITULAR DE LA PRESIDENCIA DE LA


REPÚBLICA

Conforme a lo previsto en el art. 110 de la Constitución Política de 1993 y el


art. 8, numeral 1 de la Ley 29158 de la Ley Orgánica del Poder Ejecutivo, el
jefe de Estado cumple las siguientes funciones:

▪ Funciones de representación del Estado (art. 118, -incisos 2, 22 y 23- de la


Constitución Política de 1993).
▪ Funciones políticas (art. 118 -inc. 6- de la Constitución Política de 1993).
▪ Funciones de carácter internacional:
(i) Función de dirección de la política exterior (art. 118 -inc. 11- de la
Constitución Política de 1993).
(ii) Función de dirección de las relaciones internacionales (art. 118 -
inc. 11- de la Constitución Política de 1993).
Jefe (iii) Función de celebración y ratificación de tratados (arts. 56, 57 y 118
de Estado -inc. 11- de la Constitución Política de 1993).
(iv) Función de nombramiento y recepción de representantes
diplomáticos (art. 118 -incs. 12 y 13- de la Constitución Política de
1993).
▪ Funciones electorales (art. 118 -inc. 5- de la Constitución Política de 1993).
▪ Funciones de naturaleza judicial (art. 118 -inc. 9 y 21- y 203 -inc. 1- de la
Constitución Política de 1993).
▪ Funciones de garante del Estado de derecho y de la legalidad del sistema
(art. 118 -inc. 1- y 203 -inc. 1- de la Constitución Política de 1993).
▪ Funciones de auxilio y colaboración institucional (art. 118 -inc. 10- y 139 -
inc. 18- de la Constitución Política de 1993).
▪ Funciones de defensa de la continuidad del Estado (art. 137 -incs. 1 y 2- de
la Constitución Política de 1993).

Conforme a lo previsto en el art. 118, incisos 3 y 24 de la Constitución Política


de 1993 y el art. 8, numeral 2 de la Ley N.º 29158, Ley Orgánica del Poder
Ejecutivo, el jefe de Gobierno cumple las siguientes funciones:

▪ Funciones gubernativas (art. 118 -incisos 3 y 7- y 24 de la Constitución


Política de 1993).
Jefe
▪ Funciones de orden económico-financiero (arts. 78, 81 y 118 -incs. 17 al
de Gobierno 20- de la Constitución Política de 1993).
▪ Funciones legislativas:
(i) Facultad de iniciativa legislativa (arts. 107 y 206 de la Constitución
Política de 1993).
(ii) Facultad de control legislativo (art. 108 de la Constitución Política
de 1993).
(iii) Facultad de dictar decretos de urgencia en materia económica-
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 27
durante el ejercicio del cargo

financiera (art. 118 -inc. 19- de la Constitución Política de 1993).


(iv) Facultad de dictar decretos de urgencia que materializan la facultad
legislativa ante la disolución del Congreso (art. 135, párrafo 2 de la
Constitución Política de 1993).
(v) Facultad de dictar decretos legislativos, previa delegación del
Congreso (art. 104 de la Constitución Política de 1993).
(vi) Facultad normativo-reglamentaria (art. 118 -inc. 10- de la
Constitución Política de 1993).
(vii) Facultad de presentar iniciativas de reforma constitucional (art. 206
de la Constitución Política de 1993).

Es responsable del adecuado manejo de las diversas entidades públicas que


Jefe de la conforman la administración pública, en tanto brazos institucionales u
operativos del Poder Ejecutivo, contando para ello con la colaboración y
administración participación de los ministros y demás funcionarios y servidores públicos
pública existentes (art. 118, inciso 24 de la Constitución Política de 1993 y Título IV de
la Ley N.º 29158, Ley Orgánica del Poder Ejecutivo).

Cumple las siguientes funciones:

Jefe militar y ▪ Funciones de garantía del orden interno (art. 167 de la Constitución
policial Política de 1993).
▪ Funciones de seguridad y defensa nacional (art. 118 -incisos 4, 7, 14, 15 y
16-, 164 y 167 de la Constitución Política de 1993).

45. Conforme a lo glosado, queda claro que, en nuestro ordenamiento


jurídico, el presidente de la república es titular de un conjunto de
atribuciones y competencias exclusivas, que dan cuenta de la
relevante posición que ocupa en el ejercicio del poder público.

6.1. LA DIRECCIÓN Y APROBACIÓN DE LA POLÍTICA GENERAL DEL


GOBIERNO

46. Entre las atribuciones constitucionales del presidente de la


república, como ya se puso de relieve previamente, se encuentra la
de dirigir la política general del gobierno, cuyo ejercicio ―según
el procurador demandante― habría sido obstaculizado por las
resoluciones fiscales y judiciales materia de controversia. Destacan
también otros dispositivos constitucionales que establecen diversas
atribuciones y competencias del presidente de la república en
virtud de las “jefaturas presidenciales” que ejerce.
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 28
durante el ejercicio del cargo

47. El ejercicio de la competencia para dirigir y aprobar la política


general de gobierno es indesligable de la jefatura del Poder
Ejecutivo, a cargo exclusivamente del presidente de la república,
conforme se deriva de la Constitución Política (artículo 118.3) y de
la LOPE (artículo 8.2. literal “a”).

48. Efectivamente, en relación con las políticas nacionales y


sectoriales que se encuentran comprendidas en la política general
del gobierno, el artículo 4 de la LOPE prevé que el Poder
Ejecutivo cuenta con competencia exclusiva para:

1. Diseñar y supervisar políticas nacionales y sectoriales, las cuales


son de cumplimiento obligatorio por todas las entidades del Estado en
todos los niveles de gobierno.
Las políticas nacionales definen los objetivos prioritarios, los
lineamientos, los contenidos principales de las políticas públicas, los
estándares nacionales de cumplimiento y la provisión de servicios
que deben ser alcanzados y supervisados para asegurar el normal
desarrollo de las actividades públicas y privadas. Las políticas
nacionales conforman la política general de gobierno.
Política sectorial es el subconjunto de políticas nacionales que afecta
una actividad económica y social específica pública o privada.
Las políticas nacionales y sectoriales consideran los intereses
generales del Estado y la diversidad de las realidades regionales y
locales, concordando con el carácter unitario y descentralizado del
gobierno de la República. Para su formulación el Poder Ejecutivo
establece mecanismos de coordinación con los gobiernos regionales,
gobiernos locales y otras entidades, según requiera o corresponda a la
naturaleza de cada política.
El cumplimiento de las políticas nacionales y sectoriales del Estado
es de responsabilidad de las autoridades del Gobierno Nacional, los
gobiernos regionales y los gobiernos locales.
Las políticas nacionales y sectoriales se aprueban por decreto
supremo, con el voto del Consejo de Ministros.
(…).

(Énfasis agregado).

49. Como puede apreciarse, el ejercicio de la dirección de la política


general del gobierno comporta el cumplimiento de un conjunto de
funciones indispensables en el ámbito de la conducción de las
políticas nacionales, en virtud de las cuales se establecen los
propósitos y metas fundamentales que deben ser priorizados como
parte de la acción de gobierno. Asimismo, dicha competencia
constitucional presupone que el titular del Poder Ejecutivo asuma
la coordinación y toma de decisiones, represente al gobierno, dicte
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 29
durante el ejercicio del cargo

políticas sectoriales enfocadas en determinados ámbitos de lo


económico y social, entre otras facultades.

50. Con base en lo anterior, queda claro que un denominador común


en las políticas nacionales y sectoriales es la preservación de los
intereses generales del Estado, así como la atención de las diversas
demandas prioritarias en los distintos niveles de gobierno, en un
contexto de respeto, protección y promoción de los derechos
fundamentales de la persona.

51. Por ello, resulta constitucionalmente necesario que el titular de la


Presidencia de la República se encuentre en condiciones de ejercer
adecuadamente dicha atribución y todas aquellas que les sean
inherentes a su cargo, con el propósito de lograr el deber
primordial del Estado de promover el bienestar general mediante el
desarrollo integral y equilibrado de la nación, tal y como ha sido
establecido en el artículo 44 de la Constitución Política.

52. A continuación, este Alto Tribunal desarrollará algunas


consideraciones relacionadas con la legitimidad democrática del
presidente de la república, y el período del mandato que debe
cumplir.

6.2. LEGITIMIDAD DEMOCRÁTICA DIRECTA DEL PRESIDENTE DE LA


REPÚBLICA Y CUMPLIMIENTO DEL MANDATO PRESIDENCIAL

53. Conforme a la Constitución Política de 1993, el presidente de la


república cuenta con legitimidad democrática directa, tal y como lo
consagra el artículo 111: «el Presidente de la República se elige
por sufragio directo». Ello significa que la autoridad del titular de
la Presidencia de la República emana directamente de la decisión
popular expresada en elecciones libres y transparentes.

54. Asimismo, corresponde tener en cuenta que el presidente de la


república es elegido por mayoría absoluta de los votos válidos,
según el aludido artículo 111, cuando estipula que «Es elegido el
candidato que obtiene más de la mitad de los votos. Los votos
viciados o en blanco no se computan». Dicha disposición prevé
que, si en una primera elección, «ninguno de los candidatos
obtiene la mayoría absoluta, se procede a una segunda elección,
dentro de los treinta días siguientes a la proclamación de los
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 30
durante el ejercicio del cargo

cómputos oficiales, entre los candidatos que han obtenido las dos
más altas mayorías relativas».

55. Queda claro, entonces, que el presidente de la república cuenta con


una elevada legitimidad democrática, en tanto es elegido de forma
directa por los ciudadanos con mayoría absoluta de los votos
válidos.

56. En cuanto a la duración del mandato presidencial, el artículo 112


de la Constitución Política dispone que es de cinco (5) años, sin
reelección inmediata. Transcurrido otro período constitucional,
como mínimo, el expresidente puede volver a postular.

57. Por lo tanto, ya que el presidente es elegido directamente por los


ciudadanos para gobernar el país y, por ende, ejercer todas las
jefaturas presidenciales consagradas a su favor, por un período de
cinco años, fluye del propio Texto Constitucional la vocación
porque dicho período sea efectivamente cumplido, sin
interrupciones.

58. Las circunstancias bajo las cuales un presidente de la república


puede ser apartado del cargo, de manera legítima, son
excepcionalísimas y se encuentran previstas en la propia
Constitución Política; razón por la cual ―en concordancia con lo
expresado supra― los artículos 113 y 114 del Texto Fundamental
han previsto la posibilidad de que el titular de la Presidencia de la
República sea objeto de vacancia o suspensión en el ejercicio del
cargo, en los supuestos que se reproducen a continuación:

Vacancia de la Presidencia de la República


Artículo 113.- La Presidencia de la República vaca por:
1. Muerte del Presidente de la República.
2. Su permanente incapacidad moral o física, declarada por el Congreso.
3. Aceptación de su renuncia por el Congreso.
4. Salir del territorio nacional sin permiso del Congreso o no regresar a él dentro del
plazo fijado.
5. Destitución, tras haber sido sancionado por alguna de las infracciones mencionadas en
el artículo 117 de la Constitución.
Suspensión del ejercicio de la Presidencia
Artículo 114.- El ejercicio de la Presidencia de la República se suspende por: (...)
1. Incapacidad temporal del Presidente, declarada por el Congreso, o
2. Hallarse éste sometido a proceso judicial, conforme al artículo 117 de la Constitución.
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 31
durante el ejercicio del cargo

59. Como se puede apreciar, la vacancia en el ejercicio del cargo


puede deberse a circunstancias de hecho como la muerte, la
renuncia aceptada por el Congreso o por incurrir en conductas
prohibidas por la Constitución Política, como salir del territorio sin
permiso del Congreso o no regresar en el plazo acordado.
Finalmente, la vacancia también se produce cuando el presidente
de la República es destituido tras la condena por cometer alguno
de los delitos vinculados a los supuestos constitucionalmente
previstos en el artículo 117 del Texto Fundamental.

60. Asimismo, el mandato presidencial puede ser suspendido en dos


supuestos: (i) cuando exista un impedimento temporal para ejercer
dicho cargo; o (ii) cuando el presidente de la república se
encuentre sometido a un proceso judicial, de acuerdo con lo
previsto en el artículo 117 de la Carta Política.

61. De lo anterior se deriva que un presidente de la república solo


puede ser apartado legítimamente del cargo, sea de forma temporal
o permanente, cuando concurran, respectivamente, los supuestos
que la Constitución Política ha previsto previa y taxativamente
como causales de suspensión y de vacancia, según sea el caso.

§7. EL CONSTITUCIONALISMO HISTÓRICO PERUANO SOBRE LA


ACUSACIÓN CONTRA EL TITULAR DE LA PRESIDENCIA DE LA
REPÚBLICA EN EJERCICIO

62. Los primeros Textos Fundamentales de nuestra historia


constitucional, de 1823 y 1826, no incluyeron disposición alguna
en torno a la acusación en contra del titular de la Presidencia de la
República, ya sea que se tratara durante su mandato o cuando el
mismo hubiese concluido.

63. Por su parte, las Constituciones Políticas de 1828 y 1834


habilitaron ante el Senado la facultad de acusar al titular de la
Presidencia de la República únicamente por determinados ilícitos
en los que hubiere incurrido en ejercicio de sus funciones, cuando
el periodo presidencial hubiera concluido, mas no en ejercicio del
cargo. Así, el artículo 22 de la Carta Política de 1828 disponía que:

Artículo 22.- Tiene igualmente el deber de acusar ante el Senado al


Presidente y Vice-Presidente, a los miembros de ambas Cámaras, a
los Ministros de Estado, y a los vocales de la Corte Suprema de
Justicia por delitos de traición, atentados contra la seguridad pública,
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 32
durante el ejercicio del cargo

concusión, infracciones de la Constitución; y en general por todo


delito cometido en el ejercicio de sus funciones a que esté impuesta
pena infamante.

64. A su vez, el artículo 23 de la Constitución Política de 1834


predicaba que:

Artículo 23.- Le corresponde también acusar de oficio, o a instancia


de cualquier ciudadano, ante el Senado, al Presidente de la República,
a los miembros de ambas cámaras, a los Ministros de Estado, a los
del Consejo de Estado y a los vocales de la Corte Suprema, por
delitos de traición, atentados contra la seguridad pública, concusión,
infracciones de Constitución, y en general, por todo delito cometido
en el ejercicio de sus funciones, a que esté impuesta pena infamante.

65. Es a partir de la Constitución Política de 1839 donde se incorpora


por primera vez la posibilidad de acusar ―a través de la Cámara
de Diputados― al presidente de la república durante su mandato;
empero, ello solo podía efectuarse si dicho funcionario atentaba
contra: (i) la independencia y (ii) la unidad nacional. De manera
específica, se estableció que:

Artículo 35.- Correspóndele también acusar ante el Senado al


Presidente de la República durante el periodo de su mando, si atentare
contra la independencia y unidad nacional; a los miembros de ambas
cámaras; a los Ministros de Estado; a los del Consejo de Estado, y a
los vocales de la Corte Suprema por delitos de traición, atentados
contra la seguridad pública, concusión, y en general por todo delito
cometido en el ejercicio de sus funciones, a que esté impuesta pena
infamante.

66. De igual manera, la Constitución Política de 1856, siguiendo a su


antecesora, permitió que la Cámara de Diputados acusara al titular
de la Presidencia de la República durante el periodo presidencial,
esta vez contemplando un criterio más amplio; esto es, cuando se
produzcan «infracciones directas de la Constitución». En tal
sentido, se precisó que:

Articulo 61. Corresponde a la cámara de Diputados acusar ante el


Senado al Presidente de la República, durante el período de su
mando, por infracciones directas de la Constitución; y a los miembros
de ambas cámaras, a los ministros de Estado y a los vocales de la
Corte Suprema por las mismas infracciones, y por todo delito
cometido en el ejercicio de sus funciones a que esté señalada pena
corporal aflictiva.
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 33
durante el ejercicio del cargo

67. El tenor del artículo 65 de la Constitución Política de 1860


consagró una regulación más acotada ―texto que influyó en el
posterior artículo 82 de la Constitución Política de 1867 (3)― con
respecto a su antecesora. En efecto, dicho Texto Fundamental
constituye el primer antecedente normativo del actual artículo 117
de la Constitución Política de 1993, en tanto prefijó de manera
taxativa los supuestos en los que correspondía
―excepcionalmente― acusar al titular de la Presidencia de la
República durante su mandato. Al respecto, disponía que:

Artículo 65.- El Presidente de la República no podrá ser acusado


durante su periodo, excepto en los casos: de traición; de haber
atentado contra la forma de gobierno; de haber disuelto el Congreso,
impedido su reunión, o suspendido sus funciones.

68. Como se recuerda, Luis Felipe Villarán (4), uno de los eximios
juristas peruanos del siglo XIX, en sus comentarios a la
Constitución Política de 1860 ―la de mayor vigencia en nuestra
República―, con ocasión del referido artículo 65, destacó que:

(…) es la más notable de nuestro derecho político, respecto del


presidente de la república. En ella, no se hace distinción entre la
acusación por delitos cometidos en el ejercicio de las funciones
presidenciales, y la que se refiere a los delitos privados, o sea
aquellos que son extraños a tales funciones. Solo se permite acusar al
presidente por los tres delitos allí consignados, de manera que es
absolutamente inviolable en todo otro caso.

69. Esta previsión normativa se afincaba en el respeto de la autoridad


del mandatario frente a la oposición, en la defensa de su
honorabilidad en el ejercicio del cargo, así como en la garantía de
la independencia del Poder Ejecutivo. Villarán puso de relieve que:

La acusación del presidente debe, sin duda, estar sujeta a reservas y


formalidades especiales. El respeto y la consideración a la persona
del jefe del poder ejecutivo, son condición indispensable de la fuerza
de su autoridad. Su honor es en gran manera el honor de la nación y
todo proceso menoscaba el prestigio del acusado (…) Es, además,

3
En el que se pone de relieve que no podrá ser acusado el presidente de la
república durante el período de su mando, excepto en los siguientes casos: (i) por
celebrar cualquier pacto contra la independencia o integridad nacional, (ii) por
atentar contra la forma de gobierno y (iii) por impedir la reunión del Congreso,
suspender sus sesiones o disolverlo.
4
VILLARÁN, Luis Felipe. La Constitución peruana comentada. (Lima: Centro de
Estudios Constitucionales del Tribunal Constitucional del Perú, 2016): 377.
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 34
durante el ejercicio del cargo

indispensable garantizar la independencia del poder ejecutivo. La


excesiva facilidad para acusar al presidente haría vacilante y débil su
acción; el presidente sería el subordinado del tribunal o jurado
encargado de juzgarlo; el periodo presidencial sería incierto, y la
oposición dispondría de un arma formidable contra el gobierno (p.
378.)

70. La Constitución Política de 1920, en su artículo 96 prescribía que:

Artículo 96.- El Presidente de la República no podrá ser acusado


durante su período excepto en los casos de traición, de haber atentado
contra la forma de gobierno, de haber disuelto el Congreso, impedido
su reunión o suspendido sus funciones.

71. En cuanto a la Constitución Política de 1933, siguiendo el tenor de


su antecesora ―con una variante gramatical del término «no podrá
ser acusado» reemplazado por la frase «solo puede ser acusado»―
incorporó una ligera modificación en lo que respecta al
impedimento de elecciones y la reunión o funcionamiento del
órgano electoral como supuestos habilitantes añadidos para la
acusación contra el presidente de la república; así, estatuía que:

Artículo 150.- El presidente de la República sólo puede ser acusado


durante su período por traición a la patria; por haber impedido las
elecciones presidenciales o parlamentarias; por haber disuelto el
Congreso, o impedido o dificultado su reunión o su funcionamiento, o
la reunión o funcionamiento del Jurado Nacional de Elecciones.

72. Conviene precisar que, al interior de la Asamblea Constituyente de


1979, tuvo lugar un debate en lo concerniente a la acusación del
titular de la Presidencia de la República durante el mandato, en el
marco de la Vigésima Tercera Sesión Permanente de la Comisión
Principal de Constitución celebrada el 22 de febrero de 1979 (5), en
la cual los constituyentes expresaron lo siguiente:

El señor CACERES VELASQUEZ (Roger). - Señor Presidente: Yo


creo que este artículo no debe ser considerado dentro de la
Constitución, pues daría una patente de impunidad al Presidente con
relación a cualquier clase de delito que no fueran aquellos
enumerados en el texto del artículo. Podría plantearse el caso,
incluso, de que se efectuase asesinato y permaneciese totalmente

5
Diario de los Debates de la Comisión Principal de Constitución de la Asamblea
Constituyente de 1978-1979 (tomo IV).
https://spij.minjus.gob.pe/Graficos/Peru_historico/1979/Julio/13/CONST_1979_T
omoIV
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 35
durante el ejercicio del cargo

impune hasta la terminación de su mandato.


[…]
El señor CHIRINOS SOTO (Enrique). - Señor Presidente: En primer
lugar, este artículo con algunas modificaciones, en vista de la
disposición constitucional, ya está en la Constitución. En segundo
lugar, el caso de delito común a que se refiere el señor Cáceres
Velásquez, está cubierto por la incapacidad moral.
Entonces esto se refiere solamente a los delitos de función.
¿De qué delitos de función puede ser acusado el Presidente?
Solamente los delitos considerados específicamente en este sitio. Esto
juega con el principio de irresponsabilidad del Presidente de la
República, que debemos tener cuando veamos que sus actos necesitan
ser refrendados por los ministros. Entonces tenemos que hacer que el
Presidente de la República pueda gobernar y poder sancionar a un
funcionario responsable salvo los casos previstos por la Constitución.
La responsabilidad política, la civil y la penal es asumida por los
ministros que refrendan los actos del Presidente, sin cuya
refrendación dichos actos son nulos.
[…]
El señor VALLE RIESTRA. -Contestando al señor Cáceres
Velásquez, le recuerdo lo que le dije sobre el Rey de Inglaterra, que si
el Rey cometiera un delito o un asesinato, el responsable sería el
Primer Ministro, aunque la doctrina diga y se pregunte qué sucede si
mata al Primer Ministro. Este es el desarrollo de la tesis de quien
canta: “The King can´t get wrong”, que dice, “El Rey no puede
equivocarse”. Por eso es que se prefiere reservar al Jefe del Estado, y
sólo juzgarlo por delitos excepcionales.
[…]
El señor ARAMBURU. - Señor Presidente: A mí también me choca
como al señor Cáceres Velásquez, empezar con que el Presidente está
libre de acusación por cualquier delito. En consecuencia, propondría
la siguiente redacción: “El Presidente de la República sólo puede ser
acusado mientras esté en ejercicio de sus funciones, por traición a la
Patria; por impedir las elecciones presidenciales, parlamentarias,
regionales o locales; por disolver el Congreso, salvo lo dispuesto en
el artículo tal; y por impedir su reunión o su funcionamiento o los del
Jurado Nacional de Elecciones” Punto. “En todo caso sólo puede ser
acusado al término de su mandato”
[…]
El señor ARAMBURU. - Yo lo que pienso es que el Presidente no
quede impune por delito común cometido en el ejercicio de su
mandato. Lo que no debemos empezar a tratar de pensar en el primer
mandatorio, es que pueda cometer delitos comunes. No. Es una
persona que debemos ponerla en cierto pedestal.
Entonces, señor: “El Presidente de la República sólo puede ser
acusado mientras está en el ejercicio de sus funciones, por traición a
la Patria; por impedir las elecciones presidenciales, parlamentarias,
regionales o locales; por disolver el Congreso, salvo lo dispuesto en
el artículo tal; y por impedir su reunión o funcionamiento o los del
Jurado Nacional de Elecciones”. Punto. Y después viene: “y en
cualquier otro caso sólo puede ser acusado al término de su mandato.
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 36
durante el ejercicio del cargo

73. Luego de que los constituyentes expresaran sus posiciones


divergentes en cuanto al asunto debatido, el texto final de la
Constitución Política de 1979 se decantó por mantener los
supuestos excepcionales en torno a la acusación contra el primer
mandatario, pero incorporó los supuestos de impedimento de
elecciones a las regionales y locales, así como la reunión o
funcionamiento no sólo del órgano electoral, sino también la del
Tribunal de Garantías Constitucionales, con el siguiente tenor:

Artículo 210.- El Presidente de la República sólo puede ser acusado,


durante su período, por traición a la Patria; por impedir las elecciones
presidenciales parlamentarias, regionales o locales; por disolver el
Congreso, salvo lo dispuesto en el artículo 227; y por impedir su
reunión o funcionamiento o los del Jurado Nacional de Elecciones y
del Tribunal de Garantías Constitucionales.

74. Finalmente, el artículo 117 de la actual Constitución Política prevé


lo siguiente:

Artículo 117.- El Presidente de la República sólo puede ser acusado,


durante su período, por traición a la Patria; por impedir las elecciones
presidenciales, parlamentarias, regionales o municipales; por disolver
el Congreso, salvo en los casos previstos en el artículo 134 de la
Constitución, y por impedir su reunión o funcionamiento, o los del
Jurado Nacional de Elecciones y otros organismos del sistema
electoral.

75. Así, si bien la Constitución Política de 1839 constituyó el primer


intento normativo sobre la posibilidad de acusar al presidente de la
república durante su período, empero, es a partir de la Constitución
Política de 1860 y los cinco Textos Constitucionales que le
sucedieron, con tenores, muy similares en su redacción ―incluida
lla vigente Norma Fundamental de 1993―, que se consagraron
expresamente los escenarios taxativos en los que correspondía por
excepción «acusar» al titular de la Presidencia de la República
durante su mandato. Desde luego, y como no podía ser de otra
manera, tal potestad de acusación recayó sobre el Congreso, en el
entendido de que es un mecanismo de contrapeso frente a las
conductas reprochables y de especial gravedad en las que
incurriera el mandatario.

76. Por ello, a la luz del discurrir histórico sobre el tenor de nuestras
Constituciones, es posible concluir que la limitada responsabilidad
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 37
durante el ejercicio del cargo

política y jurídica del presidente de la república en ejercicio se ha


correspondido con la protección de bienes constitucionales como
la preservación de la dignidad del cargo, el pleno ejercicio de sus
competencias constitucionales y la autoridad del Estado para quien
accedió al cargo legítimamente, así como en el imperativo de
garantizar la estabilidad y gobernabilidad, premisas que resultan
basilares e ineludibles en el ámbito de un Estado constitucional.

77. Del constitucionalismo histórico peruano, se puede colegir que la


posibilidad de acusar al presidente de la república durante su
mandato en específicos escenarios responde, además, a la forma de
gobierno de base presidencial ⸻a la que se han incorporado
instituciones del modelo parlamentario (verbigracia: interpelación,
censura, cuestión de confianza, entre otros)⸻ que desde la
Constitución Política de 1828 (exceptuando a las Cartas Políticas
de 1823, 1856 y 1867) hasta la actual Norma Fundamental de
1993, ha imperado en nuestra historia republicana, con amplias
atribuciones reconocidas al mandatario, que inclusive en la
doctrina se le consideró como el poder de poderes (6).

§8. EL ESTATUTO PRESIDENCIAL Y LA EXIGENCIA DE


RESPONSABILIDAD JURÍDICO-PENAL AL PRESIDENTE DE LA
REPÚBLICA

78. Teniendo en consideración la problemática central de la presente


causa, este Alto Tribunal considera indispensable desarrollar
algunas consideraciones en torno a las prerrogativas
constitucionales que le asisten al presidente de la república, en su
condición de alto funcionario del Estado, como marco jurídico-
normativo general dentro que se ubica el tratamiento específico del
titular de la Presidencia de la República.

8.1. EL RÉGIMEN DE ACUSACIÓN CONSTITUCIONAL Y ANTEJUICIO


DEL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA EN LA CONSTITUCIÓN
POLÍTICA DEL PERÚ DE 1993

79. En el capítulo I del Título IV de la Constitución Política de 1993


se han establecido diversas disposiciones constitucionales que
regulan el modelo estructural del Poder Legislativo y sus
6
PAREJA PAZ-SOLDÁN, José. Historia de las Constituciones Nacionales (1812-
1979). (Lima: Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú,
2005): 140.
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 38
durante el ejercicio del cargo

competencias. Entre ellas se incluye la figura de la acusación


constitucional a determinados altos funcionarios del Estado, por
infracción de la Constitución Política y por todo delito que
cometan en el ejercicio de sus funciones, conforme lo establecen
taxativamente los artículos 99 y 100 del Texto Fundamental de
1993 (Cfr. Sentencia 00006-2003-AI/TC, fundamento 2).

80. De manera expresa, el artículo 99 de la Norma Fundamental


dispone que corresponde a la Comisión Permanente acusar ante el
Congreso, «por infracción de la Constitución y por todo delito que
cometan en el ejercicio de sus funciones y hasta cinco años
después de que hayan cesado en éstas» (7), a los siguientes altos
funcionarios del Estado:

i. Presidente de la República;
ii. Congresistas;
iii. Ministros de Estado;
iv. Magistrados del Tribunal Constitucional;
v. Miembros de la Junta Nacional de Justicia;
vi. Jueces de la Corte Suprema;
vii. Fiscales Supremos;
viii. Defensor del Pueblo; y
ix. Contralor General de la República.

81. En forma complementaria, el artículo 100 de la Constitución


Política consagra dos procedimientos de acusación constitucional
de distinta naturaleza y de distintos alcances: juicio político y
antejuicio político (Cfr. Sentencia 00006-2003-AI/TC,
fundamento 2).

82. En el supuesto del juicio político, luego de recibir la acusación por


parte de la Comisión Permanente, el Congreso de la República se
encuentra facultado para:
(…) suspender o no al funcionario acusado o inhabilitarlo para el
ejercicio de la función pública hasta por diez años, o destituirlo de su
función sin perjuicio de cualquiera otra responsabilidad (primer
párrafo del artículo 100 de la Constitución).
(Énfasis añadidos).

7
Corresponde precisar que, cuando entre en vigor la reforma constitucional
establecida por el artículo 1 de la Ley 31988, Ley que restablece la Bicameralidad
en el Congreso de la República del Perú, dicha competencia será ejercida por la
Cámara de Diputados, de conformidad con su reglamento.
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 39
durante el ejercicio del cargo

83. Una de las principales características que emerge de la regulación


constitucional, es que en este mecanismo de exigencia de
responsabilidad política se controla la infracción de la Constitución
Política, no la mera infracción legal. Se trata, pues, de un
procedimiento parlamentario de tipo sancionatorio, que concierne
a los altos funcionarios del Estado que han incurrido en faltas
estrictamente constitucionales, que se vinculan con el
quebrantamiento de los mandatos establecidos por la Constitución
Política.

84. En lo que respecta al antejuicio político, este Tribunal ha puesto


de manifiesto en la Sentencia 00006-2003-AI/TC (fundamento 3)
que:

(…) En virtud de dicho privilegio, los referidos funcionarios públicos


tienen el derecho de no ser procesados penalmente por la
jurisdicción ordinaria, si no han sido sometidos previamente a un
procedimiento político jurisdiccional, debidamente regulado, ante el
Congreso de la República, en el cual el cuerpo legislativo debe haber
determinado la verosimilitud de los hechos que son materia de
acusación, así como su sub sunción en un(os) tipo(s) penal(es) de
orden funcional, previa e inequívocamente establecido(s) en la ley.
En ese sentido, en el antejuicio sólo caben formularse acusaciones
por las supuestas responsabilidades jurídico-penales (y no políticas)
de los funcionarios estatales citados en el artículo 99° de la
Constitución, ante los supuestos delitos cometidos en el ejercicio de
sus funciones. Una vez que el Parlamento ha sometido a investigación
la denuncia (que puede provenir de su propio seno) y ha determinado
la existencia de suficientes elementos de juicio que, desde su
perspectiva, configuran la comisión de un delito en el ejercicio de las
funciones, actúa como entidad acusadora, dejando sin efecto la
prerrogativa funcional del dignatario, suspendiéndolo en el ejercicio
de sus funciones, y poniéndolo a disposición de la jurisdicción penal.
De esta forma, en los casos de antejuicio, las funciones del Congreso
pueden ser, en cierta medida, asimiladas a las del Ministerio Público
(porque acusa), e incluso a las del juez instructor (porque
previamente investiga), pero nunca a las del juez decisor (porque
nunca sanciona). Y es que la facultad de aplicar sanciones sobre la
base de argumentos jurídico-penales, es exclusiva del Poder Judicial.
En síntesis, el antejuicio es una prerrogativa funcional de la que
gozan determinados funcionarios, con el propósito de que no puedan
ser procesados ante la judicatura penal por los delitos cometidos en el
ejercicio de sus funciones, sin que medie un procedimiento con las
debidas garantías procesales ante el Congreso de la República y la
consecuente acusación del propio Legislativo.

(Énfasis añadido).
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 40
durante el ejercicio del cargo

85. Ahora bien, los «delitos cometidos en el ejercicio de funciones» se


configuran en tanto y en cuanto el sujeto activo (alto funcionario
del Estado) se vale del cargo o función pública para perpetrar la
conducta punible. De ahí que, a la luz de lo contemplado por el
constituyente, estos delitos se remiten a una categoría amplia y
puede comprender a cualquier delito común o especial, siendo
imprescindible para su configuración que el autor se haya valido
del cargo para perpetrar el hecho punible en una determinada
situación. De concurrir esto último, corresponderá que, de manera
previa al procesamiento penal en sede ordinaria, se respete la
prerrogativa del antejuicio ante el Congreso de la República.

86. Cabe precisar que el ejercicio del antejuicio comporta dos límites
claros a cualquier pretendida exigencia de responsabilidad
jurídico-penal: (i) un límite temporal, pues el plazo de dicha
prerrogativa se extiende hasta los cinco (5) años después de haber
cesado en el cargo; y (ii) un límite de índole material, pues la
acusación constitucional debe versar sobre delitos cometidos en
ejercicio de funciones, esto es, con ocasión del desempeño del
cargo.

87. De otro lado, en el tercer párrafo del artículo 100 de la


Constitución Política («En caso de resolución acusatoria de
contenido penal, (…)»), se contempla la prerrogativa
constitucional del aforamiento, figura que es definida por la
doctrina como:
[…] la especialidad procesal que consiste en una alteración de la
regla general de atribución de la competencia objetiva atendiendo a
la cualidad del sujeto encausado (…) de modo que la inculpación,
procesamiento, juicio y adopción de medidas procesales pertinentes
sobre determinados asuntos jurídicos que afectan a determinadas
personas que desempeñan funciones consideradas de gran
responsabilidad y relevancia a un órgano diferente de aquél que de
ordinario ha de resolver dichos asuntos (8).

(Énfasis añadido).

88. En esa línea, el aforamiento o «fuero procesal penal privilegiado»


(9), garantiza que los titulares que ostentan una función

8
MARTÍNEZ ALARCÓN, María. “El aforamiento de los cargos públicos.
Derecho español y derecho comparado”. Teoría y Realidad Constitucional, 35
(2014): 438.
9
GÓMEZ COLOMER, Juan. “Principio de igualdad e inmunidad procesal penal”.
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 41
durante el ejercicio del cargo

institucional de especial trascendencia dentro del funcionamiento


del Estado, sean juzgados penalmente en el ámbito de la máxima
instancia judicial, de modo que sus alcances y finalidad
complementan, a decir de Fernández Segado (10), las prerrogativas
de inviolabilidad e inmunidad parlamentarias.

89. Sobre la finalidad de esta prerrogativa, Díez-Picazo (11) ha puesto


de relieve que el aforamiento pretende disuadir de una
instrumentalización de la justicia a través del planteamiento de
denuncias falsas con relación a aquellas personas que, por la
relevancia de sus tareas públicas están expuestas a este tipo de
conductas. Por tal razón, constituye una garantía institucional que
salvaguarda la función encomendada a su titular ante eventuales
denuncias desprovistas de justificación; de ahí que Arnaldo
Alcubilla (12) lo considere como una garantía cuya regulación no
presupone la inobservancia de los principios de libertad e igualdad.

8.2. LA INMUNIDAD DEL TITULAR DE LA PRESIDENCIA DE LA


REPÚBLICA EN EJERCICIO

90. La posibilidad de acusación constitucional en contra del titular de


la Presidencia de la República en ejercicio, se encuentra
condicionada por la inmunidad especial y temporal introducida por
el artículo 117 de la Constitución Política, regla establecida por el
constituyente que solo la habilita para la eventual comisión de las
conductas expresamente contempladas en dicho dispositivo
constitucional.

91. Como toda “inmunidad”, la presidencial supone el conjunto de


garantías procesales y penales que procuran la protección del
titular de la Presidencia de la República en ejercicio, con el
propósito de procurarle “el normal ejercicio de sus funciones, sin
que sea obstruido a través de una persecución de índole penal” (13).

Cuadernos de Derecho Penal, 6 (2012): 52.


10
FERNÁNDEZ SEGADO, Francisco. “La doctrina constitucional sobre las
prerrogativas parlamentarias en España”. Foro, Nueva Época, 14 (2011): 64-65.
11
DÍEZ-PICAZO, Luis. La responsabilidad penal de los miembros del Gobierno.
(Madrid: Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, 1996): 21.
12
ARNALDO ALCUBILLA, Enrique. Las razones del aforamiento. (Madrid:
Boletín Oficial del Estado, 2021): 28.
13
CARO JOHN, José Antonio y HUAMÁN CASTELLARES, Daniel Osarim.
“Notas sobre el procesamiento penal de Altos Dignatarios por la comisión de
delitos comunes. Pasado, presente y futuro de la Inmunidad”. Derecho &
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 42
durante el ejercicio del cargo

92. Para tal propósito, toda inmunidad ⸻en tanto prerrogativa


funcional⸻ define tres ámbitos de procedencia: (i) el ámbito
subjetivo, que incide en el sujeto beneficiado; (ii) el ámbito
temporal, que alude al tiempo de protección, el mismo que
necesariamente se inicia desde el momento de designación o
elección; y (iii) el ámbito objetivo (o material), que determina el
espectro de delitos que abarca la garantía.

93. En el caso específico del artículo 117 de la Constitución Política


de 1993, se contempla expresamente que el Presidente de la
República (ámbito subjetivo) puede ser acusado, durante su
mandato (ámbito temporal) (14), únicamente por los supuestos
expresamente ahí establecidos (ámbito objetivo o material) (15).

94. Ahora bien, este Alto Tribunal coincide con las partes en que del
Texto Fundamental de 1993 se deriva una prohibición, dirigida al
Congreso, de acusar al presidente de la república durante su
mandato por conductas ajenas a los supuestos constitucionalmente
previstos en el artículo 117 de la Constitución Política.

95. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que la Constitución Política


no establece una exoneración de responsabilidad del presidente de
la república, pues lo dispuesto en su artículo 117 únicamente

Sociedad, 34, (2010): 201.


14
Es claro que cuando haya concluido su mandato, el extitular de la Presidencia de
la República podrá ser acusado por cualquier delito cometido en el ejercicio de
sus funciones, de conformidad con los artículos 99 y 100 de la Norma
Fundamental.
15
Las infracciones taxativamente previstas para la procedencia de acusación durante
el ejercicio de su mandato son:
- Traición a la Patria;
- Impedir las elecciones presidenciales;
- Impedir las elecciones parlamentarias;
- Impedir las elecciones regionales;
- Impedir las elecciones municipales;
- Disolver el Congreso, salvo en los casos del artículo 134 de la
Constitución;
- Impedir la reunión del Congreso;
- Impedir el funcionamiento del Congreso;
- Impedir la reunión del Jurado Nacional de Elecciones;
- Impedir el funcionamiento del Jurado Nacional de Elecciones;
- Impedir la reunión a otros organismos del sistema electoral; e
- Impedir el funcionamiento del sistema electoral.
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 43
durante el ejercicio del cargo

resulta aplicable mientras aquel se encuentra en funciones.


Asimismo, nuestro Texto Fundamental tampoco establece una
inmunidad presidencial que opere frente a todos los delitos o
infracciones constitucionales, por cuanto el ya citado artículo 117
prevé expresamente un conjunto de supuestos en los que resulta
constitucionalmente admisible acusar a un presidente de la
república, incluso mientras ejerce el cargo.

96. Corresponde precisar que dicha inmunidad resulta indispensable


para el adecuado ejercicio de un cargo público al que el propio
constituyente se refiere como aquel que posee «la más alta
jerarquía en el servicio a la Nación» (artículo 39 de la Constitución
Política). Es decir, dicha inmunidad resulta estrictamente necesaria
tomando en cuenta la naturaleza del cargo y la especial relevancia
de su adecuado ejercicio en el marco del régimen político de base
presidencial previsto en la Norma Fundamental de 1993; por lo
que la finalidad de la aludida prerrogativa no es la protección de la
persona que ocupa o desempeña el cargo, sino la autoridad
indesligable a la alta función pública de la institución de la
Presidencia de la República en la estructura del Estado, por
expreso mandato constitucional.

97. Este Alto Tribunal considera que dicho mandato del constituyente
respecto a la inmunidad presidencial y sus límites, constituye una
prerrogativa plenamente justificada en la protección de la
institución presidencial y en las funciones que el titular de la
Presidencia de la República debe cumplir al ejercer el cargo
público de mayor jerarquía al servicio de la Nación. Se impone
como menester proteger el ejercicio efectivo y estable de la
máxima autoridad del Estado.

98. Luego de poner de relieve el estatuto del titular de la Presidencia


de la República en ejercicio en lo referido a la exigencia de
responsabilidad jurídico-penal, para resolver el presente caso
corresponde determinar cuál es el alcance de la inmunidad
consagrada en favor del titular de la Presidencia de la República en
ejercicio, según el aludido artículo 117 de la Norma Fundamental,
así como cuáles pueden ser sus implicancias jurídicas.
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 44
durante el ejercicio del cargo

8.3. LA INTERPRETACIÓN CONSTITUCIONAL DEL ARTÍCULO 117 DE LA


CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE 1993 Y SUS PRINCIPALES
IMPLICANCIAS JURÍDICAS

99. A fin de realizar el análisis de la mencionada disposición


constitucional, y teniendo en cuenta que la interpretación
constitucional es un caso especial de interpretación jurídica,
corresponde que ⸺en línea de principio⸺ se tengan presente los
cuatro cánones o métodos hermenéuticos clásicos: literal,
teleológico, histórico y sistemático. A modo de complemento por
la fuerza persuasiva que reviste, también cabe agregar un quinto, el
método comparativo (16).

100. Cabe indicar que, al tratarse de la interpretación de la Norma


Fundamental, cuyas disposiciones son de textura abierta y de
carácter valorativo, los métodos clásicos referidos supra deben ser
reforzados con la aplicación de los principios de hermenéutica
constitucional que este Tribunal ha enunciado en la Sentencia
05854-2005-PA/TC (caso Lizana Puelles). Dichos principios son
de unidad de la Constitución, de concordancia práctica, de
corrección funcional, de la función integradora y de fuerza
normativa de la Constitución.

101. En ese orden de ideas, un primer asunto a abordar es el de


dilucidar el correcto significado del término «acusar», al que hace
referencia el legislador constituyente.

102. Si se parte de la literalidad de la disposición constitucional


antedicha, el vocablo «acusar» podría resultar ambiguo, pues
podría comprender no solo la «acusación constitucional, sino
también la «acusación penal». El Diccionario de la Real Academia
Española (DRAE) admite varios significados vinculados con una
connotación jurídico- penal. Estos son los siguientes:

1. Señalar a alguien atribuyéndole la culpa de una falta de un delito


o de hecho reprobable.
2. Denunciar, delatar.
(…)
10. Exponer en juicio los cargos contra el acusado y las pruebas de
ellos.

16
HÄBERLE, Peter. “Métodos y principios de interpretación constitucional. Un
catálogo de problemas”. Revista de Derecho Constitucional Europeo, 13 (2010):
394.
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 45
durante el ejercicio del cargo

103. Sin embargo, lo establecido por el legislador constituyente se


encuentra lejos de referirse al ámbito de la «acusación penal»,
entendida esta como el acto procesal que contiene la pretensión
punitiva y que determina el objeto de un proceso penal (17), en
tanto el titular que se encarga de formular dicho acto, conforme a
la normativa procesal penal, es el Ministerio Público (artículo 344
del Nuevo Código Procesal Penal).

104. Cabe indicar que todas las veces que el constituyente se ha referido
a la acusación de un alto funcionario del Estado ⸺sin perjuicio de
lo dispuesto en el artículo 117 de la Constitución Política⸺ lo ha
hecho en el marco del procedimiento de acusación constitucional
por parte del Congreso de la República. Es decir, en la
Constitución Política solamente se ha contemplado la acusación
constitucional, sin que exista referencia alguna a otro tipo de
acusación prevista en el ordenamiento a nivel legal.

105. Conviene precisar que tal proceso especial se lleva a cabo en el


seno del Congreso de la República, y presenta ⸺como se
adelantara⸺ dos modalidades: (i) el juicio político por infracción
a la Constitución Política, y (ii) el antejuicio, en el cual se acusa al
alto funcionario del Estado por todo delito que cometa en el
ejercicio de sus funciones y hasta cinco (05) años después de que
hayan cesado en estas.

106. Desde la interpretación teleológica, el legislador constituyente ha


tenido a bien dotar de protección especial al titular de la
Presidencia de la República durante su mandato, en aras de
proteger la institución presidencial y, por ende, preservar la
gobernabilidad y estabilidad del país, ya que ⸺tal como se ha
puesto de relieve supra⸺ el primer mandatario ostenta una
posición particular dentro de la estructura del Estado, en el que,
además, asume amplias atribuciones y competencias en virtud de
las jefaturas presidenciales que ejerce (de Estado, de Gobierno,
administrativa y militar-policial).

107. Asimismo, a partir de una interpretación histórica, cabe mencionar


que la posibilidad de acusar al titular de la Presidencia de la

17
ASENCIO MELLADO, José María. Derecho Procesal Penal. (Valencia: Tirant
lo Blanc, 2015): 260.
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 46
durante el ejercicio del cargo

República en ejercicio, prevista desde la Constitución Política de


1839 hasta la vigente de 1993, ha tenido como protagonista al
Congreso de la República ⸺en sus inicios, a través de la Cámara
de Diputados⸺ como el fuero competente encargado de interponer
y tramitar dicha acusación. Siendo ello así, resulta evidente que
la posibilidad de acusar al mandatario en ejercicio solo se lleva
a cabo en el seno parlamentario a través del proceso de
acusación constitucional, a efectos de determinar una eventual
responsabilidad política como consecuencia de una infracción
constitucional (vía juicio político) o si ha lugar a la formación de
causa judicial al presidente respecto de un delito en ejercicio de
funciones y, en tal sentido, poner a disposición de la sede ordinaria
para el procesamiento penal correspondiente (vía antejuicio).

108. De igual manera, siguiendo el método sistemático y en aplicación


del principio de unidad de la Constitución Política, de la lectura
conjunta de los artículos 117, 99 y 100 de la Norma Fundamental,
se desprende que el presidente de la república solo responde,
política o jurídicamente, a través del proceso de acusación
constitucional, respecto de los supuestos taxativos que en aquel se
establecen. Una vez concluido su mandato, ya sea por el término
de este o por remoción del cargo por causal de vacancia, podrá
⸺de ser el caso⸺ responder política o jurídicamente en el seno
del Congreso por toda conducta que constituya infracción
constitucional o por todo delito que haya cometido en el ejercicio
de sus funciones y hasta cinco años (5) después de que haya cesado
en éstas. En este último supuesto, lógicamente, la inmunidad que
se deriva del artículo 117 de la Constitución Política ya no le
resulta aplicable.

109. Esto no debe comportar que el titular de la Presidencia de la


República en ejercicio quede proclive a que se interponga en su
contra cualquier denuncia que carezca de fundamento jurídico o
político, o que pudiera poner en entredicho su credibilidad y, por
ende, desencadenar fisuras en el funcionamiento del Estado, dada
la relevancia del cargo e investidura que ostenta. Por tal razón, este
Alto Tribunal ha puesto de manifiesto que «la acusación
constitucional en contra del jefe de Estado reviste un particular
interés público, “por lo que el deber de brindar a la sociedad una
justificación pormenorizada de las infracciones o delitos que se le
atribuyen se incrementa» (Sentencia 04044-2022-PHC/TC,
fundamento 22) (énfasis agregado).
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 47
durante el ejercicio del cargo

110. Desde la perspectiva del método comparativo, en el derecho


constitucional comparado se puede advertir de manera general que,
en las Constituciones europeas y latinoamericanas
⸺independientemente de la forma de gobierno que se haya
consagrado⸺, resalta un denominador común: la especial
protección de la institución de la Presidencia de la República
durante el mandato, a fin de evitar presiones o injerencias de
cualquier índole que pongan en riesgo el regular desempeño del
cargo, de modo que se preserve la estabilidad y gobernabilidad.
Indudablemente, tal protección adquiere mayor trascendencia en el
ámbito de un régimen de base presidencial como el nuestro.

111. Dicho esto, y en la línea de lo previsto en el artículo 117 de la


Constitución Política de 1993, queda claro que solo cuando se
configure cualquiera de los supuestos allí previstos, procedería la
acusación constitucional contra el titular de la Presidencia de la
República en ejercicio, siguiendo los mecanismos previstos para el
antejuicio, que han sido explicados supra. Se trata, pues, de una
disposición establecida en clave de excepción, que es aplicable
durante el mandato del presidente de la república, esto es, cuando
este alto funcionario del Estado se encuentre ejerciendo dicho
cargo en virtud de su legitimidad democrática directa y, por ende,
en tanto ostenta la más alta jerarquía del servicio a la Nación.

112. Así las cosas, este Tribunal considera necesario abordar tres temas
importantes para una cabal comprensión de la prerrogativa de la
inmunidad del presidente de la república en ejercicio ante
cualquier potencial exigencia de responsabilidad jurídico-penal,
por parte de los actores constitucionalmente competentes para
hacerlo (la Fiscalía de la Nación y el Poder Judicial, a través de la
Corte Suprema de Justicia de la República): (i) algunas
consideraciones sobre el mecanismo de la denuncia constitucional,
en tanto acto procesal que inicia formalmente el procedimiento
parlamentario de acusación constitucional; (ii) los alcances de la
investigación fiscal al presidente de la república en ejercicio, en lo
referido a su formalidad y procedimientos; y (iii) la posibilidad de
investigar al presidente de la república en ejercicio respecto de
conductas o infracciones distintas a las consagradas en el aludido
artículo 117 de la Constitución Política.
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 48
durante el ejercicio del cargo

113. Sobre lo primero, las entidades emplazadas han expresado que,


con la finalidad de sustentar una denuncia constitucional ante el
Congreso de la República en contra del titular de la Presidencia de
la República en ejercicio, resulta necesario que la Fiscalía de la
Nación disponga previamente de diligencias preliminares «con la
finalidad de averiguar todas las circunstancias que rodean a la
presunta comisión de un hecho punible y que sea de importancia
para poder establecer, en su momento, un juicio de valor, y tener la
plena seguridad para presentar la denuncia constitucional para una
eventual acusación constitucional» (sic) (fojas 7 de la contestación
de la demanda del Ministerio Público).

114. Al efecto, de conformidad con el artículo 89, literal “a” del


Reglamento del Congreso de la República, este Alto Tribunal
considera que la fundamentación que se exige como requisito para
la interposición de cualquier denuncia constitucional ―incluidas
las que se dirijan contra el titular de la Presidencia de la República
en ejercicio― debe entenderse en sentido lato y con ocasión de
poner en conocimiento del Poder Legislativo la comisión de un
presunto delito incurrido a causa del desempeño del cargo (notitia
criminis); descartando así una articulación imputativa rigurosa y
técnicamente rígida.

115. En tal sentido, este Colegiado pone de relieve que el estándar


exigible para sustentar y, por ende, presentar una denuncia
constitucional ante el Congreso, no puede ser equiparable al
estándar que se requiere para formular una imputación jurídico-
penal con miras a formalizar una investigación preparatoria,
supuesto último que alude a una de las dos (2) subetapas que
conforman la primera etapa del proceso penal: la investigación
preparatoria.

116. En cuanto a los alcances de la investigación fiscal al titular de la


Presidencia de la República en ejercicio, como segundo punto, es
necesario precisar que siendo la acusación constitucional y el
antejuicio mecanismos procesales de control orientados a habilitar
la intervención de los órganos que integran el sistema de justicia
penal para que actúen conforme a sus atribuciones y competencias
en la investigación, juzgamiento y eventual penalizacion de
determinadas altas autoridades; corresponde que este Alto Tribunal
establezca una interpretación de los precitados artículos 99, 100 y
117 de la Constitución Política de 1993, que sea concordante con
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 49
durante el ejercicio del cargo

el marco normativo procesal que subyace en el Nuevo Código


Procesal Penal peruano del año 2004, y que, especialmente, tome
en cuenta el modelo procesal acusatorio que en dicho cuerpo
normativo procesal se consagra, a efectos de delimitar los ámbitos
de actuación tanto del Ministerio Público (a través de la Fiscalía de
la Nación) como del Poder Judicial (a través de la Corte Suprema)
en relación con el procesamiento del titular de la Presidencia de la
República en ejercicio.

117. En la Sección II, Título I del Nuevo Código Procesal Penal de


2004, rotulado «El proceso por delitos de función atribuidos a los
altos funcionarios públicos» (artículos 449 al 451), se regulan las
reglas procesales aplicables al proceso penal contra los
funcionarios contemplados en los artículos 99 y 100 de la
Constitución Política, en caso de delito cometido en ejercicio de
sus funciones y hasta cinco (5) años después de haber cesado en el
cargo.
Resulta de especial relevancia lo dispuesto en el artículo 449 y en
el inciso 1 del artículo 450 del mencionado código adjetivo, que a
la letra disponen que:

Artículo 449.- Disposiciones aplicables


El proceso penal contra los altos funcionarios públicos taxativamente
designados en el artículo 99 de la Constitución por los delitos que
cometan en el ejercicio de sus funciones y hasta cinco años después
de haber cesado en él, se regirá por las reglas del proceso común,
salvo las que se establecen en este Título.

Artículo 450.- Reglas específicas para la incoación del proceso


penal
1. La incoación de un proceso penal, en los supuestos del artículo
anterior, requiere la previa interposición de una denuncia
constitucional, en las condiciones establecidas por el Reglamento
del Congreso y la Ley, por el Fiscal de la Nación, el agraviado por
el delito o por los Congresistas; y, en especial, como consecuencia
del procedimiento parlamentario, la resolución acusatoria de
contenido penal aprobada por el Congreso.
(…).

(Énfasis agregado).

118. A la luz de lest legislación procesal penal, se colige que el proceso


penal que se instaure contra el presidente de la república en
ejercicio, se rige por las reglas del proceso penal común, el mismo
que ⸺conforme al diseño del Nuevo Código Procesal Penal de
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 50
durante el ejercicio del cargo

2004⸺ se encuentra estructurado en tres (3) etapas procesales


claramente delimitadas: (i) la investigación preparatoria, (ii) la
etapa intermedia y (iii) la etapa del juzgamiento. A su vez,
conforme a lo dispuesto en el segundo párrafo del inciso 1 del
artículo 321 del aludido cuerpo normativo, la etapa de
investigación preparatoria se subdivide en dos (2) subetapas, que
corresponden a: (i.a) las diligencias preliminares (hoy
denominada «investigación preliminar») y (i.b) la investigación
preparatoria formalizada.

Ciertamente, cada etapa procesal cumple una determinada


finalidad, tal como se puede apreciar del cuadro que se detalla a
continuación:
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 51
durante el ejercicio del cargo

119. La estructura del proceso penal deja en claro que las diligencias
preliminares (hoy investigación preliminar) forman parte de la
primera etapa del mismo (la que corresponde a la investigación
preparatoria), debiendo precisarse que aquellas diligencias se
refieren a los actos urgentes o inaplazables destinados a
determinar si han tenido lugar los hechos objeto de conocimiento
y su delictuosidad (artículo 330.2 del Nuevo Código Procesal
Penal); razón por la que no es posible sostener que las diligencias
preliminares (hoy investigación preliminar) constituyen una
suerte de etapa preprocesal o cuasiprocesal, en tanto tales
diligencias constituyen el inicio de la persecución penal y se
encaminan a recabar los elementos necesarios para determinar si
tuvieron lugar, o no, los hechos denunciados, individualizar a los
presuntos autores y formalizar, luego, la correspondiente
imputación. Así las cosas, es claro que tales diligencias
preliminares se enmarcan ineludiblemente en el ámbito del proceso
penal y están sujetas al control judicial en caso de inobservancia
del plazo para su realización o cuando se haya vulnerado alguna
garantía o derecho fundamental. Atribuirles, pues, una naturaleza
cuasijurisdiccional, solo redunda en la afectación de la unidad de
proceso que inspira la procesalística moderna, e implica desvirtuar
su finalidad dentro del propio proceso penal.

120. En esa línea, ¿la Fiscalía de la Nación puede disponer la


realización de diligencias preliminares (hoy investigación
preliminar) en contra del titular de la Presidencia de la
República en ejercicio, con independencia de la sustanciación
del antejuicio en sede parlamentaria que se asiste a dicho alto
funcionario del Estado, según se ha expresado supra?

121. Para responder a la interrogante formulada, resulta indispensable


que el actual diseño del modelo procesal penal acusatorio sea
interpretado desde una perspectiva constitucional, y no al revés.
Es decir, las reglas procesales aplicables al proceso penal deben
entenderse en función del principio de interpretación conforme a la
Constitución Política, y no a la inversa, tal como se ha venido
haciendo, en tanto se concibe que las instituciones y mecanismos
constitucionalmente consagrados se conceptúan, interpretan y
ejecutan de conformidad con lo establecido por el cuerpo
normativo procesal penal, cuando ⸺por el contrario⸺ la vigencia
del Estado constitucional de derecho y el principio de la
supremacía constitucional exigen precisamente interpretar el
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 52
durante el ejercicio del cargo

cuerpo normativo procesal (de jerarquía legal) de conformidad con


el Texto Fundamental de 1993.

122. En tal sentido, a partir de lo previsto en los artículos 99, 100 y 117
de la Constitución Política, el Reglamento del Congreso de la
República (artículo 89 literal “a”) y las disposiciones del Nuevo
Código Procesal Penal que regulan el proceso penal para los altos
funcionarios por delitos cometidos en ejercicio de las funciones
(449-450), el inicio («incoación») del proceso penal (18) contra
el titular de la Presidencia de la República en ejercicio, se
efectuará una vez culminado el antejuicio político ante el seno
del Congreso de la República y luego de que se haya
determinado que «ha lugar la formación de causa» y, además,
se emita la «resolución acusatoria de contenido penal».
Una interpretación en contrario transgrediría el principio de corrección
funcional y, por ende, vaciaría de contenido las prerrogativas
constitucionales que le asisten al titular de la Presidencia de la
República en ejercicio, las mismas que, por la jerarquía y
relevancia del cargo que desempeña, deben estar plenamente
garantizadas.

123. Emitida la resolución acusatoria de contenido penal al amparo de


lo establecido en el artículo 100 de la Constitución Política, se
pondrá en conocimiento de los órganos que integran el sistema de
justicia penal para que actúen conforme a sus atribuciones y
competencias: Fiscalía de la Nación y Corte Suprema de Justicia
de la República (19).

124. La protección especial que la Norma Fundamental confiere al


presidente de la república resulta concordante con el diseño
institucional y la relevancia de la función que representa dentro de
la estructura del Estado, en la medida en que ejerce la atribución
exclusiva para dirigir la política general de gobierno y las demás
competencias y atribuciones derivadas de las jefaturas
presidenciales que titulariza, para lo cual requiere de las

18
El proceso penal engloba las etapas de (i) investigación preparatoria (y las
subetapas: i.a) de diligencias preliminares ⸺hoy investigación preliminar⸺, y
i.b) de formalización de la investigación), (ii) intermedia y (iii) de juzgamiento.
19
En esa misma línea, se sustenta la Ley 31988, mediante la cual se reforma el
artículo 100 de la Norma Fundamental, al establecer que «el Fiscal de la Nación
evalúa, conforme a sus atribuciones, el ejercicio de la acción penal
correspondiente ante la Corte Suprema».
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 53
durante el ejercicio del cargo

condiciones que posibiliten la estabilidad en el ejercicio de tales


atribuciones.

125. Debe quedar meridianamente claro que el diseño institucional


normativo que consagra la Constitución Política procura
salvaguardar a la «institución presidencial» ⸺la cual debe estar
fuera de cualquier situación que distorsione el régimen político⸺
y no tanto a la persona que, eventualmente, ejerce el cargo de
presidente de la república. Por consiguiente, no resulta de recibo
que, debido a injerencias, actos de perturbación u otras actuaciones
de similar índole que provengan de otro poder u órgano
constitucional, se pongan en riesgo ―en cierta medida― la
funcionalidad, operatividad, eficiencia y eficacia en el ejercicio de
la función.

126. Sin embargo, teniendo en cuenta que toda investigación se lleva a


cabo ante la sospecha o hipótesis inicial de que existe un hecho
ilícito, y que si bien las prerrogativas funcionales establecidas
constituyen una suerte de garantía en favor del presidente de la
república en ejercicio; ello de ninguna manera supone que la
Constitución Política consagre un régimen de impunidad en favor
de dicho alto funcionario. Esto porque en el marco de un Estado
constitucional, un presidente de la república no se encuentra
exento de responsabilidad ni mucho menos deja de responder por
los cuestionamientos penales o políticos que pudiera acumular en
el ejercicio de sus funciones; la particularidad del modelo
consagrado en el constitucionalismo histórico peruano es que se
define que la asunción de responsabilidad tendrá lugar una vez
que haya concluido su mandato y con arreglo a la Constitución
Política y las leyes, respetándose de manera escrupulosa las
prerrogativas constitucionales que le asisten y cumpliéndose
debidamente los procedimientos que correspondan.

127. Un tercer punto que debe ser abordado en el presente caso, es si el


Ministerio Público, a través de la Fiscalía de la Nación, puede
investigar al titular de la Presidencia de la República en ejercicio
por conductas que difieren de los supuestos constitucionalmente
previstos en el artículo 117 de nuestro Texto Fundamental; tal y
como por ejemplo ha ocurrido en el presente caso, donde se
advierte que se abrió investigación a la actual titular de la
Presidencia de la República por la presunta comisión de los delitos
de encubrimiento personal y abuso de autoridad (Carpeta Fiscal
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 54
durante el ejercicio del cargo

153-2024), por la presunta comisión de los delitos de genocidio,


homicidio calificado y otros (lesiones) (Carpeta Fiscal 277-2022) y
por enriquecimiento ilícito y omisión de consignar declaraciones
en documentos (Carpeta Fiscal 68-2024); todas ellas conductas
distintas de las expresamente consagradas en el dispositivo
constitucional antes aludido.

128. En ese sentido, una lectura armónica de lo dispuesto en el


Reglamento del Congreso de la República (artículo 89 literal “a”),
en el Nuevo Código Procesal Penal (artículos 449 y 450) y en la
Constitución Política de 1993 (artículos 99, 100 y 117, en
concordancia con el principio interpretativo de corrección
funcional, permite colegir que la competencia investigativa del
Ministerio Público consagrada en el inciso 4 del artículo 159 de la
Constitución Política, respecto del titular de la Presidencia de la
República en ejercicio, supone que la Fiscalía de la Nación se
encuentra habilitada sólo para realizar aquellos actos de
investigación que resulten urgentes, inaplazables, estrictamente
necesarios y siempre que las circunstancias del caso concreto lo
ameriten; y respetando, además, la dignidad del cargo presidencial.

129. En esa línea, la Fiscalía de la Nación podrá disponer y efectuar las


siguientes diligencias: (i) la toma de declaración del titular de la
Presidencia de la República en ejercicio, incluyendo el
reconocimiento de documentos, personas, voces y/o objetos; (ii)
realizar pedidos de información, y (iii) solicitar la entrega de
prueba documental.

Dada la investidura presidencial, la toma de declaración del


mandatario deberá realizarse en el recinto de Palacio de Gobierno,
por única vez ⸺o máximo dos (2) veces⸺, con previa indicación
al presidente del día y la hora, y podrá contar con la asistencia de
un abogado defensor.

130. Para este Alto Tribunal, resulta evidente que toda actuación de
índole parlamentaria o fiscal que se impulse sin respetar el marco
constitucional y en detrimento de la institución presidencial,
menoscaba la dedicación exclusiva que su titular debe desplegar en
cuanto a la función de gobernar, lo cual resulta inadmisible en el
marco de un Estado constitucional. Y es que, si se formulase una
eventual denuncia constitucional contra el titular de la Presidencia
de la República en ejercicio es, precisamente, para que el
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 55
durante el ejercicio del cargo

Congreso, como órgano de control político por antonomasia,


formalice la acusación respetando los límites que el artículo 117 de
la Constitución Política consagra. Naturalmente, en caso de que el
delito atribuido se vincule con alguno de los supuestos
constitucionalmente previstos en dicha disposición, antes de que se
disponga el procesamiento en sede penal ordinaria del mandatario,
deberá salvaguardarse de manera prolija la prerrogativa del
antejuicio que le asiste.

131. En caso de que la acusación constitucional contra el titular de la


Presidencia de la República verse sobre algún delito cometido en
ejercicio de sus funciones y se encuadre dentro de los supuestos
que establece el artículo 117 de la Constitución Política,
corresponderá que en el seno parlamentario se garantice la
prerrogativa del antejuicio político, conforme a los artículos 99 y
100 del Texto Fundamental, salvo que quien ejerza la Presidencia
actúe vulnerando el orden constitucional, ya que nadie debe
obediencia a un gobernante usurpador (artículo 46 de la
Constitución Política). Cabe mencionar que este Colegiado ha
tenido la ocasión de dejar sentado que, en escenarios de
anormalidad constitucional, por ejemplo, cuando se incurre en una
disolución arbitraria e inconstitucional del Congreso por parte del
presidente de la república en ejercicio, «no es exigible el
cumplimiento riguroso de todos los requisitos de procedimiento
regulados en el artículo 89-A del Reglamento del Congreso de la
República, pues este constituye un procedimiento previsto para
una situación de normalidad constitucional, en la cual los altos
funcionarios se encuentran investidos de privilegios e inmunidades
temporales para garantizar el adecuado ejercicio de sus funciones»
(Cfr. Sentencia 01803-2023-PHC/TC, fundamento 35).

132. La protección de la referida prerrogativa constitucional y su


sustanciación en el seno congresal también le corresponde al
presidente de la república cuando haya concluido su mandato y sea
acusado por delitos cometidos en el ejercicio de sus funciones,
hasta por un plazo máximo de cinco (5) años de haber dejado el
cargo.

133. Por otro lado, y a tenor de lo expuesto supra, un escenario


particular se presenta cuando se inicia una investigación penal en
contra de las personas que formen parte del entorno del presidente
de la república ―que podría comprender a familiares, servidores y
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 56
durante el ejercicio del cargo

funcionarios― y se encuentren vinculados a la presunta comisión


de un delito. Al respecto, en opinión de este Colegiado, si bien la
Presidencia de la República ostenta la especial protección
constitucional que deriva de la precitada disposición
constitucional, y por ello, la persecución penal en su contra se
encuentra limitada, no obstante, su entorno sí puede ser materia de
investigación por parte del Ministerio Público.

134. Conviene remarcar que, como concreción de la obligación legal


contenida en el artículo 324 del Nuevo Código Procesal Penal, el
Ministerio Público debe asegurar la reserva en toda investigación a
su cargo; en aras de evitar que se susciten filtraciones indebidas
sobre el contenido de una investigación penal e impedir que se
desnaturalice la misma, que no solo perjudica la honorabilidad y
dignidad del cargo, sino que da lugar a que las instituciones y
órganos constitucionales involucrados se vean mermadas
mediáticamente. Y es que, en el caso específico de la institución
presidencial, es importante advertir que no hace falta que se expida
una decisión jurisdiccional o de cariz sancionatorio para dañar la
dignidad del cargo de presidente de la república; basta que se filtre
indebidamente el contenido de una investigación en contra del
titular de la Presidencia de la República en ejercicio, para dañar la
imagen de la institución presidencial, con las graves consecuencias
que ello tiene para el cabal desenvolvimiento de las jefaturas a su
cargo.

135. La mencionada obligación de la garantía de reserva y secreto de la


investigación recaerá sobre el titular de la Fiscalía de la Nación, de
conformidad con lo establecido en el inciso 2 del artículo 66 del
Decreto Legislativo 052, Ley Orgánica del Ministerio Público.
Ante un supuesto de inobservancia del deber de la reserva, se
reasignará la investigación al fiscal supremo que determine la
Junta de Fiscales Supremos, y se pondrá en conocimiento de la
Junta Nacional de Justicia para que se determinen las
responsabilidades a que hubiere lugar.

136. En ese orden de ideas y a la luz de la interpretación constitucional


desarrollada, este Tribunal considera necesario establecer las
siguientes pautas de competencia institucional ―con efecto a
partir de la presente sentencia―, que procuran armonizar las
prerrogativas funcionales previstas en favor del presidente de la
república en la Constitución Política, con el interés público en la
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 57
durante el ejercicio del cargo

investigación y persecución del delito a cargo del Ministerio


Público y la impartición de justicia por el Poder Judicial:

(i) Ante una notitia criminis referida al titular de la Presidencia


de la República por presuntos delitos en el ejercicio de
funciones, la Fiscalía de la Nación podrá disponer y efectuar
los siguientes actos de investigación: (i) toma de declaración
del titular de la Presidencia de la República en ejercicio,
incluyendo el reconocimiento de documentos, personas,
voces y/o objetos; (ii) realización de pedidos de
información, y (iii) solicitar la entrega de prueba
documental.
En ningún caso se podrá disponer actos de investigación que
no respeten la dignidad del cargo, el ejercicio efectivo de la
autoridad estatal y que sean limitativos de los derechos
fundamentales del titular de la Presidencia de la República.
La toma de declaración del mandatario deberá realizarse en
el recinto de Palacio de Gobierno, por única vez ―o máximo
dos (2) veces―, con indicación previa al presidente de la
república del día y la hora, y podrá contar con la asistencia
de un abogado defensor.

(ii) Una vez concluidos estos actos de investigación, y en caso la


posible imputación versare sobre materias distintas a los
supuestos del artículo 117 de la Constitución Política, se
suspenderá el procedimiento respecto del presidente de la
república hasta que concluya su mandato. Esta suspensión no
impide al Congreso de la República, de ser el caso, ejercer su
atribución de declaración de vacancia por incapacidad moral
permanente a que se refiere el inciso 2 del artículo 113 de la
Constitución Política.

(iii) El procedimiento parlamentario de acusación constitucional


―en la modalidad de antejuicio― que se inicie contra del
titular de la Presidencia de la República en ejercicio del
cargo, debe referirse única y exclusivamente a delitos
vinculados con los supuestos constitucionalmente previstos
en el artículo 117 de la Constitución Política.

(iv) El procedimiento parlamentario de acusación constitucional


―en la modalidad de antejuicio― que se inicie contra el
extitular de la Presidencia de la República, una vez que haya
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 58
durante el ejercicio del cargo

cesado en el cargo, procederá por delitos cometidos en


ejercicio de sus funciones y hasta cinco (5) años después de
que haya cesado en su respectivo cargo.

(v) En el procedimiento parlamentario de acusación


constitucional que se instaure en los acápites (iii) y (iv), es el
Congreso de la República ―a través de la Subcomisión de
Acusaciones Constitucionales y de la Comisión
Permanente― el órgano competente del trámite,
investigación y de la votación correspondiente en torno a si
ha lugar a formar la causa, o no. Una vez que se haya
emitido la resolución acusatoria de contenido penal y se
haya dispuesto el levantamiento de la prerrogativa del
antejuicio del titular de la Presidencia de la República en
ejercicio, tanto el Ministerio Público (a través de la Fiscalía
de la Nación) como el Poder Judicial (a través de la Corte
Suprema de Justicia de la República), asumirán la
competencia, en su condición de integrantes del sistema de
justicia penal encargados de la investigación y
procesamiento, respectivamente, en sede penal ordinaria.

(vi) El procesamiento penal contra un titular de la Presidencia de


la República ―inclusive en el caso de que haya cesado en el
cargo y transcurrido los cinco (5) años que comprende el
antejuicio―, deberá estar a cargo de las fiscalías supremas y
jueces supremos, en virtud del respeto de las prerrogativas
constitucionales que le asisten como alto funcionario por la
relevancia del cargo desempeñado dentro de la estructura del
Estado.

(vii) Las competencias y actuaciones del Ministerio Público y del


Poder Judicial, en aplicación de los principios de corrección
funcional y de concordancia práctica, deben armonizarse con
las prerrogativas constitucionales consagradas en los
artículos 99, 100 y 117 de la Constitución Política que le
asisten al titular de la Presidencia de la República.
En tal sentido, una vez que se haya dispuesto el
levantamiento de la prerrogativa del antejuicio del titular de
la Presidencia de la República en ejercicio, la conducción de
la investigación y el ejercicio de la acción penal que
conciernen a la Fiscalía de la Nación, así como la función
jurisdiccional que atañe al Poder Judicial, deben cumplirse
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 59
durante el ejercicio del cargo

en concordancia con parámetros de razonabilidad y


proporcionalidad y a la luz de los principios de legalidad,
interdicción de la arbitrariedad y presunción de inocencia.
Las «técnicas especiales de investigación» que expresamente
contempla el Nuevo Código Procesal Penal y demás
diligencias que se dispongan ⸺en el marco de una
investigación penal⸺ por parte del Ministerio Público y que
sean autorizadas por el Poder Judicial, deben ir acompañadas
de suficientes protocolos de actuación conjunta (20) que
coadyuven en su adecuada aplicación, de manera que se
eviten los excesos que terminen desnaturalizando dichas
actuaciones y, obviamente, perturben el funcionamiento
regular del cargo.

(viii) El entorno del titular de la Presidencia de la República


―familiares, servidores y funcionarios― que se encuentre
vinculado con la presunta comisión de delitos, puede ser
materia de investigación que disponga el Ministerio Público
conforme al marco competencial conferido por la
Constitución Política, con pleno respeto de los derechos
fundamentales.

(ix) La Fiscalía de la Nación, como titular de la conducción de la


investigación en contra del titular de la Presidencia de la
República en ejercicio del cargo, debe garantizar, bajo
responsabilidad funcional, la reserva y el secreto de las
investigaciones que tiene a su cargo, como exigencia
derivada del mandato legal prescrito en el artículo 324 del
Nuevo Código Procesal Penal.

137. Por lo tanto, aun cuando el presidente de la república pueda ser


acusado constitucionalmente durante su mandato, únicamente
resulta legítimo que dicha acusación se origine en la presunta
comisión de delitos en el ejercicio de sus funciones y que los
mismos se encuentren directamente vinculados con los supuestos

20
Cabe indicar que, mediante Escrito 003126-2025-ES, recibido con fecha 11 de
abril de 2025, obrante en el cuaderno del Tribunal, se adjunta el Informe 000008-
2025-NOR-ST-UETI-CPP-PJ, mediante el cual el Poder Judicial precisa que
cuentan con doce (12) protocolos de actuación interinstitucional para la aplicación
del Nuevo Código Procesal Penal. Por su parte, el Ministerio Público mediante
Escrito 003127-2025-ES, remitido el 8 de abril de 2025, da cuenta de los distintos
protocolos de actuación conjunta que se vienen implementado.
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 60
durante el ejercicio del cargo

constitucionalmente previstos en el artículo 117 de la Constitución


Política.

138. Si el titular de la Presidencia de la República en funciones no


puede ser objeto de acusación fuera de los supuestos específicos
que comprende el artículo 117 de la Constitución Política y, en tal
sentido, se protege la institución presidencial de toda intromisión o
perturbación que incida sobre el desempeño regular del cargo;
queda claro, entonces, que tampoco resulta de recibo la adopción
de medidas judiciales que puedan entorpecer el adecuado ejercicio
de la atribución para dirigir la política general de gobierno y las
demás competencias y atribuciones derivadas de las distintas
jefaturas presidenciales que ejerce.

139. Habiéndose delineado la interpretación constitucionalmente


adecuada del artículo 117 de la Constitución Política y sus
principales implicancias jurídicas, este Alto Tribunal llevará a
cabo el examen competencial de las actuaciones del Ministerio
Público y del Poder Judicial, que son objeto de la presente
controversia.

§9. EXAMEN COMPETENCIAL DE LAS ACTUACIONES DEL MINISTERIO


PÚBLICO Y DEL PODER JUDICIAL MATERIA DE LA PRESENTE
CONTROVERSIA A LA LUZ DE LA INTERPRETACIÓN
CONSTITUCIONAL DEL ARTÍCULO 117 DE LA CONSTITUCIÓN
POLÍTICA DE 1993

140. A continuación, este Tribunal someterá a control las siguientes


resoluciones emitidas por los demandados:

a) Por parte del Ministerio Público (MP)


▪ La Disposición 1, del 10 de mayo de 2024 (Carpeta Fiscal
153-2024).
▪ La Disposición 2, del 10 de enero de 2023 (Carpeta 277-
2022).
▪ La Disposición l, del 18 de marzo de 2024 (Carpeta 68-
2024).

b) Por parte del Poder Judicial (PJ)


▪ Expediente 00018-2024-1-5001-JS-PE-01, que contiene
la Resolución UNO, de fecha 28 de marzo de 2024.
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 61
durante el ejercicio del cargo

141. En primer lugar, se deben examinar las actuaciones del Ministerio


Público que, de acuerdo con la demanda, se encontrarían viciadas
de incompetencia.

142. Así, se tiene que en la Disposición 1, del 10 de mayo de 2024,


emitida en la Carpeta Fiscal 153-2024, se dispuso el inicio de
diligencias preliminares contra doña Dina Ercilia Boluarte Zegarra,
actual titular de la Presidencia de la República, y contra otra
persona, por la presunta comisión de los delitos de encubrimiento
personal y abuso de autoridad.
En la disposición fiscal se han delimitado los «hechos imputados»
que llevan a la conclusión de que, la presidenta habría requerido al
Ministro del Interior para que desactive el EFICCOP (Equipo
Especial de Fiscales contra la corrupción del poder) a fin de
neutralizar las investigaciones contra su hermano y su abogado y
sustraerlos de la persecución penal correspondiente a la Carpeta
Fiscal 11-2023.
En dicha resolución se concluyó que los hechos imputados a la
titular de la Presidencia de la República se subsumirían
preliminarmente en la conducta de presunta: (i) instigadora de la
comisión de los delitos de encubrimiento personal agravado,
contemplado en el artículo 407 del Código Penal (SIC), y (ii)
autora del delito de abuso de autoridad, previsto en el artículo 307
del citado Código; y se precisó además que las diligencias
preliminares buscaban «verificar si el conocimiento que se tiene de
la sospecha de un delito […] tiene contenido de verosimilitud».

143. Conforme a lo reseñado, el Ministerio Público aperturó una carpeta


fiscal y dispuso la realización de diligencias preliminares en contra
de la mandataria, al haberse «desactivado» el Equipo Especial de
la Policía Nacional del Perú (PNP) que colaboraba con el
EFICCOP.

144. Ahora bien, la investigación contenida en la Carpeta Fiscal 153-


2024, iniciada en contra el titular de la Presidencia de la
República, excede las facultades de investigación del Ministerio
Público respecto del titular de la Presidencia de la República, al
carecer de marco jurídico preexistente que la habilitara. Siendo
ello así, este Tribunal considera que dicho acto del Ministerio
Público se encuentra viciado de incompetencia, razón por la cual
corresponde estimar la demanda en el presente extremo.
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 62
durante el ejercicio del cargo

145. En segundo lugar, en la Disposición 2, del 10 de enero de 2023,


emitida en la Carpeta Fiscal 277-2022, se ordenó el inicio de
diligencias preliminares contra la Presidencia de la República y
contra otras personas, por los presuntos delitos de genocidio,
homicidio calificado y otros (lesiones).
En l disposición se indicó que la actual titular de la Presidencia de
la República, de acuerdo con el artículo 167 de la Constitución
Política, es la jefe supremo de las Fuerzas Armadas y de la PNP y
que, en dicha calidad, «tiene capacidad y obligación funcional de
dictar los lineamientos y medidas para controlar los desmanes y
acciones violentas». Teniendo en cuenta ello, se dispuso «iniciar
diligencias preliminares contra la Presidente por Genocidio,
homicidio calificado y lesiones graves».

146. La referida investigación se sustenta en las muertes por las


protestas sociales ocurridas en diciembre de 2022 y enero de 2023,
y se atribuye a la titular de la Presidencia de la República que, en
su condición de jefe supremo de las Fuerzas Armadas y la PNP,
habría omitido dolosamente «evitar que las fuerzas del orden
cumplan con preservar la vida e integridad física de los ciudadanos
que participaron en las manifestaciones».

147. Tal como se aprecia, el inicio de dichas diligencias se efectuó por


la presunta comisión de delitos que no se vinculan con la
interpretación que realiza este Tribunal en la presente sentencia de
las facultades de investigación al titular de la Presidencia de la
República, por lo que este Alto Tribunal considera que tal
disposición del Ministerio Público resulta viciada de
incompetencia, debiendo estimarse la demanda en este extremo.

148. Por otra parte, en la Disposición 1, del 18 de marzo de 2024,


emitida en la Carpeta Fiscal 68-2024, se dispuso el inicio de
diligencias preliminares contra la titular de la Presidencia de la
República en ejercicio, en dicha calidad y como ministra de
Desarrollo e Inclusión Social, por los presuntos delitos de
enriquecimiento ilícito y omisión de consignar declaraciones en
documentos. En dicha disposición se expone, concretamente, el
presunto incremento ilícito de su patrimonio por incorporar en él
relojes de la marca “Rolex” valorizados en $ 32000, lo que
constituiría, presuntamente “el delito de enriquecimiento ilícito”.
Además, se imputa a la titular de la Presidencia en ejercicio la
omisión de declarar tales relojes, lo que habría configurado el
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 63
durante el ejercicio del cargo

«delito de omisión de consignar declaraciones en documentos». En


esta carpeta se dispuso «programar la declaración indagatoria de:
Dina Boluarte Zegarra […] bajo apercibimiento de conducción
compulsiva».

149. En la precitada Carpeta Fiscal 68-2024, el Ministerio Público


dispuso que se reciba la declaración indagatoria de la titular de la
Presidencia de la República, de acuerdo a la agenda fiscal.

150. Como puede advertirse, del contenido de dicha disposición fiscal


se ha establecido el inicio de diligencias preliminares por delitos
en el ejercicio de funciones sin un marco jurídico previo que las
habilitara. En la línea de lo indicado supra, este Tribunal estima
que esta disposición del Ministerio Público también resulta viciada
de incompetencia, debiendo estimarse la demanda en este extremo.

151. Por último, este órgano de control de la Constitución Política


también debe emitir pronunciamiento sobre la Resolución Uno,
emitida en el Expediente 00018-2024-1-5001-JS-PE-01.
Dicha resolución, de fecha 28 de marzo de 2024, emitida por el
Juzgado Supremo de Investigación Preparatoria, declaró fundados
los requerimientos, entre otros, de allanamiento, registro
domiciliario, registro personal y registro vehicular, autorizando,
además, la incautación de relojes “Rolex” y documentos
relacionados, contra doña Dina Ercilia Boluarte Zegarra.
En la resolución bajo análisis, el juzgado sostuvo que «el proceso
penal común, que de acuerdo con el art. 449 del CPP y conforme a
las reglas especiales establecidas en el proceso por delitos de
función atribuidos a altos funcionarios públicos […] prevé dentro
de la investigación preparatoria una fase de diligencias
preliminares» (énfasis añadido, punto 2.2, obrante a fojas 327 del
cuadernillo digital del Expediente).

152. Pues bien, conforme se aprecia del contenido de la resolución


judicial antedicha, el Poder Judicial dispuso que se realizara el
allanamiento, registro domiciliario, registro personal y registro
vehicular, tanto en el domicilio de la titular de la Presidencia de la
República como en la oficina del despacho presidencial.

153. Al respecto, a juicio de este Colegiado, no se pueden ni se podrán


adoptar medidas judiciales como las referidas supra, que dificulten
el adecuado ejercicio de la atribución para dirigir la política
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 64
durante el ejercicio del cargo

general de gobierno y afectar la dignidad del cargo presidencial. Es


oportuno reiterar que la finalidad del régimen especial en
comentario no es la protección de la persona que ocupa o
desempeña el cargo, sino la autoridad inherente a la alta función
pública del titular de la Presidencia de la República.

154. En consecuencia, este Tribunal considera que tanto el Ministerio


Público como el Poder Judicial han incurrido en actos viciados de
incompetencia, debiendo estimarse la demanda también en este
extremo.

155. En definitiva, el Ministerio Público, al ejercer la competencia que


deriva del artículo 159.4 de la Constitución Política, ha
menoscabado el marco competencial de la Presidencia de la
República sobre la base de un ejercicio funcional que no se
condice con la Norma Fundamental.

156. En ese sentido, no resulta de recibo el argumento alegado por


dicha entidad emplazada, en cuanto a que la investigación iniciada
en contra de la mandataria se sustenta en la Convención de
Naciones Unidas contra la Corrupción ―artículo 1 literal “a” (21),
artículo 30.2 (22)⸺ y la Convención Interamericana Contra la
Corrupción ―artículo II numeral 1― (23).

157. Como ha dejado establecido este Tribunal, los tratados engloban


un «conjunto de reglas de comportamiento a futuro concertados
por los sujetos de derecho internacional público» (Sentencia
00047-2004-AI/TC, fundamento 18).

21
Que a la letra establece como finalidad de la referida Convención la de: promover
y fortalecer las medidas para prevenir y combatir más eficaz y eficientemente la
corrupción.
22
Que prevé que: “ (…) Cada Estado Parte adoptará las medidas que sean necesarias
para establecer o mantener, de conformidad con su ordenamiento jurídico y sus
principios constitucionales, un equilibrio apropiado entre cualesquiera
inmunidades o prerrogativas jurisdiccionales otorgadas a sus funcionarios
públicos para el cumplimiento de sus funciones y la posibilidad, de ser preciso, de
proceder efectivamente a la investigación, el enjuiciamiento y el fallo de los
delitos tipificados con arreglo a la presente Convención.
23
Que a la letra establece como finalidad de la referida Convención: promover y
fortalecer el desarrollo, por cada uno de los Estados Partes, de los mecanismos
necesarios para prevenir, detectar, sancionar y erradicar la corrupción.
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 65
durante el ejercicio del cargo

158. De esta afirmación se desprende que un tratado debe ser


implementado por cada Estado parte en concordancia con los
principios, derechos y las competencias que subyacen en el
ordenamiento jurídico constitucional nacional. En tal sentido, si
bien los tratados forman parte del derecho nacional, en atención de
lo previsto en el artículo 55 de la Norma Fundamental, ello no
comporta que su incorporación ⸺en sede interna⸺ termine por
desvirtuar o rebasar el sistema jurídico o modelo internos, cuya
norma suprema lo constituye la Constitución Política.

159. En esta línea, en el fundamento 9 de la Sentencia 00047-2004-


PI/TC, en la cual se desarrolla los alcances del sistema de fuentes,
este Tribunal ha puesto de relieve “[e]l reconocimiento de la
Constitución como norma jurídica vinculante y directamente
aplicable y que constituye la premisa básica para que se erija como
fuente de Derecho y como fuente de fuentes”.

160. De modo tal que, en el ámbito de todo Estado constitucional, la


Constitución Política establece los parámetros de juridicidad de
todo el sistema jurídico en general y, desde luego, se constituye
como el principal parámetro normativo que delimita el cabal
ejercicio de las competencias y atribuciones conferidos a los
poderes del Estado, así como de los organismos
constitucionalmente autónomos.

161. Por tanto, sustentar una investigación penal en contra del titular de
la Presidencia de la República en ejercicio, en virtud de «normas
convencionales» cuyo contenido genérico corresponde ser
implementado conforme a sus posibilidades por cada Estado parte
(en el cual no solo se encuentra comprendido el Ministerio
Público), a todas luces resulta una conducta contraria a un Estado
constitucional en el que la Constitución Política impera como
Norma Normarum.

162. A su vez, ha quedado evidenciado en la presente controversia, que


el actuar del Poder Judicial también ha menoscabado el marco
competencial de la titular de la Presidencia de la República, pues
dicha entidad se sustrajo de su función jurisdiccional, al no
controlar debidamente las actuaciones del Ministerio Público
conforme al parámetro constitucional. Por el contrario, convalidó
la realización de una diligencia de allanamiento llevada a cabo al
margen de la Norma Fundamental, tal como se ha detallado supra.
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 66
durante el ejercicio del cargo

Razones por las cuales, corresponde estimar la demanda


competencial presentada por el Poder Ejecutivo.

163. Ahora bien, en el presente caso se advierte que el inicio de


investigaciones a la actual titular de la Presidencia de la República,
sin marco jurídico habilitante, y que la autorización judicial para
llevar a cabo un conjunto de acciones para recabar medios
probatorios, entre otras medidas solicitadas por la Fiscalía de la
Nación; han contravenido el marco de competencias establecido en
la Constitución Política, pues afectaron seriamente el ejercicio
efectivo de la autoridad estatal.

164. Sin perjuicio de lo expuesto, cabe enfatizar que en este proceso


competencial, si bien este Tribunal ha establecido los alcances de
la interpretación constitucional del referido artículo 117 de la
Constitución Política, para este Colegiado no deja de llamar la
atención que siendo el Ministerio Público el órgano constitucional
encargado de la conducción de la investigación desde el inicio no
haya efectuado ―en su oportunidad― una correcta interpretación
de dicha disposición constitucional, a efectos de justificar el inicio
de las investigaciones contra la titular de la Presidencia de la
República.

165. A su vez, lo que resulta aún más preocupante en términos


institucionales, es que la propia posición institucional del
Ministerio Público ―que se mantuvo ininterrumpidamente hasta el
año 2022― según la cual la investigación contra el titular de la
Presidencia de la República se encontraba limitada debido al cargo
y especial posición jurídica que ostenta dentro del Estado, haya
sido variada sin más por un nuevo titular del Ministerio Público, o
sin que se sustente en un estándar razonable de motivación y de
una adecuada argumentación.

166. En esa línea, es preciso subrayar que una posición institucional que
se establece en el ámbito de un órgano constitucionalmente
autónomo como el Ministerio Público, no debería depender de
cada titular que la presida en el tiempo. Por el contrario, toda
posición institucional debe sostenerse y garantizarse con un nivel
adecuado de razonabilidad y argumentación.
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 67
durante el ejercicio del cargo

§10. EFECTOS DE LA SENTENCIA

167. Este Tribunal Constitucional estima necesario precisar que la


presente sentencia emitida en el marco de un proceso
competencial, tiene carácter de cosa juzgada, cuenta con efectos
generales y vincula a los poderes públicos.

168. Al respecto, el artículo 112 del Nuevo Código Procesal


Constitucional (NCPCo) establece que este órgano de control de la
Constitución Política «determina los poderes o entes estatales a
que corresponden las competencias o atribuciones controvertidas y
anula las disposiciones, resoluciones o actos viciados de
incompetencia».

169. De lo anterior se desprende que el Tribunal debe, en lo


fundamental: (i) determinar si existe un vicio competencial, según
cada tipo de conflicto competencial o de atribuciones; y (ii)
declarar la nulidad de la disposición, resolución o acto viciado de
incompetencia.

170. En virtud de los fundamentos expuestos, este Tribunal


Constitucional concluye que las disposiciones fiscales y la
resolución judicial cuestionadas en el presente proceso
constitucional han menoscabado la competencia de la actual titular
de la Presidencia de la República, prevista en el artículo 118.3 de
la Constitución Política, así como las competencias y atribuciones
que titulariza el Primer Mandatario y que integran el estatuto
presidencial, afectando intensamente el ejercicio efectivo de la
autoridad estatal.

171. No obstante, y de conformidad con el principio de previsión de


consecuencias, este Colegiado concluye que no corresponde
declarar la nulidad de los actos viciados de incompetencia, en
virtud del principio de deferencia institucional hacia el Ministerio
Público y el Poder Judicial, y ―además- atendiendo a que se trata
de una interpretación constitucional que realiza este Alto Tribunal
con ocasión del presente proceso competencial. Por tal razón, este
Colegiado considera que corresponde suspender el trámite de las
actuaciones en cuyo marco se emitieron las providencias viciadas
de incompetencia ―contenidas en las Carpetas Fiscales 153-2024,
277-2022 y 68-2024, así como en la Resolución Uno, emitida en el
Expediente 00018-2024-1-5001-JS-PE-01― y que fueron llevadas
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 68
durante el ejercicio del cargo

a cabo tanto por el Ministerio Público como el Poder Judicial


respecto al extremo referido a la titular de la Presidencia de la
República en funciones.

172. Culminado el mandato presidencial, tanto el Ministerio Público


como el Poder Judicial deben continuar ejerciendo sus
competencias constitucionales, en armonía con los principios,
valores y prerrogativas constitucionales que emanan de la Norma
Fundamental y con arreglo a dispuesto en el artículo 450 del
Nuevo Código Procesal Penal, a fin de esclarecer los hechos
imputados a quien ejercía la Presidencia de la República, de modo
que las investigaciones suspendidas respecto a su persona
continúen con su trámite al concluir el ejercicio del cargo
presidencial.

173. En atención a lo expresado, en el presente caso, este Tribunal


dispone que los efectos de la presente sentencia (es decir, la
suspensión de las investigaciones materia de este proceso
competencial) referidos a la titular de la Presidencia de la
República, surtirán efectos desde el día de su notificación al
Ministerio Público y al Poder Judicial.

174. La interpretación aquí establecida del artículo 117 de la


Constitución Política regirá en adelante y deberá ser aplicada por
el Ministerio Público y el Poder Judicial para los casos que se
pudieran encontrar en trámite o que se presenten en el futuro.

III. FALLO

Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que


le confiere la Constitución Política del Perú,

HA RESUELTO

1. Declarar FUNDADA la demanda competencial interpuesta por el


Poder Ejecutivo contra el Ministerio Público y el Poder Judicial.

2. SUSPENDER las investigaciones ―materia del presente proceso


constitucional― iniciadas contra la actual titular de la Presidencia
de la República en ejercicio, conforme a la interpretación
constitucional desarrollada previamente. Las investigaciones
suspendidas continuarán con su trámite al concluir el ejercicio del
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 69
durante el ejercicio del cargo

cargo presidencial, conforme a lo indicado en el fundamento 172,


supra.

3. La presente sentencia surtirá efectos desde el día de su notificación


al Ministerio Público y al Poder Judicial.

4. A partir de esta sentencia, las investigaciones que se realicen al


titular de la Presidencia de la República, deberán de tomar en
cuenta las pautas de competencia institucional establecidas en el
fundamento 136, supra.

Publíquese y notifíquese.

SS.

PACHECO ZERGA
DOMÍNGUEZ HARO
MORALES SARAVIA
OCHOA CARDICH
HERNÁNDEZ CHÁVEZ

PONENTE HERNÁNDEZ CHÁVEZ


Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 70
durante el ejercicio del cargo

FUNDAMENTO DE VOTO DE LA MAGISTRADA


PACHECO ZERGA

Con el debido respeto hacia mis colegas magistrados, suscribo el


presente fundamento de voto con el fin de dejar clara mi posición
respecto del tema abordado en la sentencia por las razones que expongo
a continuación:

1. Considero importante poner de manifiesto que la sentencia


aprobada en este expediente ha exigido el debate más largo que,
sobre un mismo tema, ha tenido nuestro colegiado. Esta
experiencia demuestra que, cuando lo que interesa es la
administración de justicia, no caben posturas ideológicas cerradas
sino el diálogo para lograr una decisión que contribuya a la
pacificación social y al respeto de la competencias y atribuciones
reconocidas en la Constitución para los diferentes poderes e
instituciones del Estados, manteniendo incluso diferentes posturas
en algunos aspectos como los que detallaré seguidamente.

§1. Sobre los criterios establecidos en la presente sentencia

2. El consenso mayoritario ha sido que, si el Ministerio Público en el


desempeño de su competencia constitucional de conducir desde su
inicio la investigación del delito24, advierte que el titular de la
Presidencia de la República en ejercicio puede estar involucrado
en actos delictivos distintos a los previstos en el artículo 117 de la
Constitución, esa entidad podrá llevar a cabo los siguientes “actos
de investigación”, conforme a los fundamentos 129 y 136.i) de la
sentencia en mayoría, a fin de sustentar una denuncia
constitucional:

I. La toma de declaración del titular de la Presidencia de la


República en ejercicio, incluyendo el reconocimiento de
documentos, personas, voces y/o objetos.
II. Realizar pedidos de información.
III. Solicitar la entrega de prueba documental.

Adicionalmente, debe tomarse en consideración lo siguiente:

24
Cfr. artículo 159, inciso 4, de la Constitución.
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 71
durante el ejercicio del cargo

a) En ningún caso se realizarán actos de investigación que no


respeten la dignidad del cargo, el ejercicio efectivo de la
autoridad estatal y que sean limitativos de los derechos
fundamentales del titular de la Presidencia de la República.
b) La toma de declaración del mandatario deberá realizarse en
el recinto de Palacio de Gobierno por única vez -o máximo
dos (2) veces-, indicando el presidente de la República el día
y la hora, y podrá contar con la asistencia de un abogado
defensor.

3. Cabe precisar que los actos de investigación citados se podrán


realizar sin perjuicio de que el Congreso de la República pueda
declarar la vacancia presidencial por permanente incapacidad
moral, de acuerdo al artículo 113, inciso 2, de la Constitución, tal
como reconoce expresamente la sentencia en el fundamento
136.ii).

§2. Sobre la necesidad de aclarar que el caso se restringe a las reglas


para juzgar penalmente al presidente de la República y no a
otros funcionarios aforados

4. La línea argumentativa de la sentencia se fundamenta en las


prerrogativas contempladas en los artículos 99 y 100 de la
Constitución. Sin embargo, el fallo precisa los alcances de la
decisión, que está referida únicamente a los criterios que debe
observar el Ministerio Público, cuando tenga noticia de la posible
comisión de un delito por quien ejerza la titularidad de la
Presidencia de la República, por hechos distintos a los
mencionados en el artículo 117 de la Constitución. En
consecuencia, considero que los parámetros desarrollados en la
sentencia de autos no pueden extenderse a los demás funcionarios
aforados mencionados en el referido artículo 99 de la Norma
Fundamental25.

5. En ese sentido, debido a que las reglas expuestas en la sentencia


únicamente atañen al caso de la persona que ejerce la presidencia
de la República, me aparto del desarrollo realizado en los

25
Me refiero a todos los otros funcionarios de alto nivel comprendidos en la norma
constitucional y que son pasibles del procedimiento de antejuicio: senadores,
diputados, ministros de Estado, magistrados del Tribunal Constitucional, miembros de
la Junta Nacional de Justicia, jueces de la Corte Suprema, fiscales supremos, defensor
del pueblo y contralor general.
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 72
durante el ejercicio del cargo

fundamentos 116 al 119, donde se realiza un análisis del proceso


penal para los funcionarios aforados, conforme a lo dispuesto en
los artículos 449 y 450 del Código Procesal Penal. Asimismo, me
distancio de toda invocación realizada a los mencionados artículos
adjetivos citados en diversas partes del texto de la sentencia. La
razón principal, reitero, es que la sentencia no establece
parámetros generales para todos los funcionarios a los que se les
debe aplicar el procedimiento de antejuicio político, sino solo para
el caso concreto del presidente de la República. Este ha sido el
consenso mayoritario del que he sido parte y que me ha llevado a
suscribir la sentencia y no a presentar un voto singular.

6. Adicionalmente a lo indicado, también considero necesario


apartarme de lo señalado en los fundamentos 120 a 122. La razón
es que, si bien la posición del presidente de la República le
garantiza un estatus de especial protección, tal como se alude en
los fundamentos 96 y 97 de la sentencia, esto no implica de modo
alguno que, ante una noticia criminal, no se pueda investigar al
mandatario por hechos ajenos a los previstos en el artículo 117 de
la Constitución, ya que tal protección no implica impunidad. Así
se reconoce también en la sentencia en el fundamento 126.

7. Es por esa razón que este Tribunal ha establecido la posibilidad de


que el Ministerio Público realice determinados “actos de
investigación”, delimitados en ciertas actuaciones y que han sido
recogidos tanto en la sentencia como en el fundamento 2 supra de
este voto.

§3. Sobre la equiparación de los términos “diligencias preliminares”


e “investigación preliminar”

8. En el fundamento 18 de la ponencia, se señala lo siguiente: “[(…)


la realización de las diligencias preliminares (entendidas como una
sub-etapa de la investigación preliminar) …)]” Al respecto, el
término “diligencias preliminares” fue modificado por el de
“investigación preliminar”, de acuerdo con la Ley 32130,
publicada el 10 de octubre de 2024. Por tanto, se tratan de la
misma etapa. Más bien, la investigación preliminar es un parte de
la etapa del proceso penal denominada investigación preparatoria,
tal como la propia sentencia lo reconoce en sus fundamentos 118,
119 y 120. En ese sentido, este punto se trataría de un error
material.
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 73
durante el ejercicio del cargo

§4. Sobre el deber de reserva de la información contenida en las


carpetas fiscales y las responsabilidades que surjan ante su
incumplimiento

9. Los fundamentos 134 y 135 de la sentencia analizan una


problemática que se presenta constantemente: la filtración de
información reservada contenida en las investigaciones fiscales a
terceros ajenos al proceso. Al respecto, el artículo 324, inciso 1 del
Código Procesal Penal es enfático al señalar lo siguiente: “La
investigación tiene carácter reservado. Sólo pueden enterarse de su
contenido las partes de manera directa o a través de sus abogados
debidamente acreditados en autos (…)”. Esta exigencia garantiza
que las personas que están bajo investigación vean tutelados sus
derechos al honor, a la intimidad personal y familiar, a la propia
imagen, a la presunción de inocencia, así como a otros derechos
fundamentales recogidos en el segundo artículo de la Constitución.
Por tanto, los fiscales a cargo de cualquier investigación están
obligados a adoptar las medidas necesarias para hacer efectiva esta
reserva.

10. Este deber también tiene sustento normativo en el inciso 6 del


artículo 15-B de la Ley 27806, Ley de Transparencia y Acceso a la
Información Pública. Esta norma dispone que el derecho de acceso
a la información pública no podrá ser ejercido respecto de aquellas
materias cuyo acceso esté expresamente exceptuado por la
Constitución o por una Ley aprobada por el Congreso de la
República.

11. Adicionalmente, la Ley 30483, Ley de Carrera Fiscal, en su


artículo 46 inciso 6, contempla como falta grave el “no guardar la
discreción debida en aquellos asuntos que, por su naturaleza o en
virtud de leyes o reglamentos, requieran reserva”.

12. En ese entendido, considero necesario precisar que el deber de


reserva de la investigación fiscal, frente a cualquier tercero, es
exigible no solo para los casos que han sido objeto de análisis en el
presente proceso competencial, como son las indagaciones a las
que se someta al Presidente de la República, sino para cualquier
ciudadano que sea involucrado en una investigación de este tipo.
Asimismo, como la infracción a este deber de reserva de los
fiscales puede ser una muy grave, se exhorta a la Autoridad
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 74
durante el ejercicio del cargo

Nacional de Control del Ministerio Público y a la Junta Nacional


de Justicia para que, en el marco de sus competencias, -de
conformidad con lo expuesto en las leyes 30944 y 30916,
respectivamente-, actúen a la brevedad cuando sea de público
conocimiento el contenido de alguna carpeta fiscal.

13. También debo precisar también que me aparto de la segunda parte


del fundamento 135 que señala lo siguiente:

135 (…). Ante un supuesto de inobservancia del deber de la reserva,


se reasignará la investigación al Fiscal Supremo que determine la
Junta de Fiscales Supremos, y se pondrá en conocimiento de la Junta
Nacional de Justicia para que se determinen las responsabilidades a
que hubiere lugar.

14. Al respecto, considero que no corresponde a este Tribunal


determinar qué procedimiento debe seguirse cuando se compruebe
que el Fiscal de la Nación ha vulnerado el deber de reserva de la
información de un caso a su cargo. Por el contrario, en aplicación
del principio de corrección funcional, serán tanto la Junta Nacional
de Justicia como la Junta de Fiscales Supremos los que deberán
realizar las acciones correspondientes, en el marco de las
competencias que les han sido asignadas por la Constitución y sus
leyes orgánicas.

§5. Sobre la posibilidad de modificar la Constitución con la


adopción de tratados

15. Otro punto que considero necesario mencionar es el referido al


fundamento 158 de la sentencia que, por su importancia, me
permito citar en su integridad:

158. De esta afirmación se colige que, un tratado debe ser


implementado por cada Estado parte en concordancia con los
principios, derechos y las competencias que subyacen en el
ordenamiento jurídico constitucional nacional. En tal sentido, si bien
los tratados forman parte del derecho nacional en atención de lo
previsto en el artículo 55 de la Norma Fundamental, ello no
conlleva a que su incorporación ⸺en sede interna⸺ termine por
desvirtuar o rebasar el sistema jurídico o modelo internos, cuya
norma suprema lo constituye la Constitución Política [énfasis
agregado].

16. En primer lugar, el fundamento glosado parece indicar que los


tratados suscritos por el Estado peruano no pueden modificar el
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 75
durante el ejercicio del cargo

sistema jurídico, sobre la base de que la Constitución es la norma


suprema y que perfila todo nuestro ordenamiento. No comparto
esa afirmación porque, en materia de aprobación de tratados, el
segundo párrafo del artículo 57 de la Constitución establece que,
en caso el tratado a suscribir, afecte disposiciones constitucionales
debe ser aprobado por el mismo procedimiento que rige la reforma
de la Constitución, antes de ser ratificado por el presidente de la
República. Entonces, sí es posible que un convenio o tratado
internacional pueda modificar la Constitución y, por consiguiente,
las normas que sustentan nuestro sistema jurídico. Evidentemente,
para concretar una decisión de este tipo se requiere de un análisis
pormenorizado, que incluya una evaluación de la previsión de las
consecuencias que puedan generarse, así como de una voluntad
política favorable. Por lo que, técnicamente, sí es posible esa
incorporación.

17. En segundo lugar, entiendo que, lo que la ponencia cuestiona, es


que el representante legal del Ministerio Público -en el presente
proceso competencial- alega que las investigaciones fiscales
seguidas contra la presidenta de la República se sustentaban en la
Convención de Naciones Unidas contra la Corrupción (artículo 1
literal “a”26 y artículo 30.227) y en la Convención Interamericana
contra la Corrupción (artículo II numeral 1)28. Sin embargo, los
instrumentos citados, a mi entender, no exigen de manera directa
el juzgamiento de un presidente de la República, sino que
establecen medidas generales para ser adoptadas por los Estados
parte para luchar contra la corrupción en el marco de su soberanía.

18. Lo expuesto no quiere decir que no se pueda reformar


constitucionalmente el artículo 117 de la Constitución, a fin de

26
Que a la letra establece como finalidad de la referida Convención la de: promover y
fortalecer las medidas para prevenir y combatir más eficaz y eficientemente la
corrupción.
27
Que prevé que: “ (…) Cada Estado Parte adoptará las medidas que sean necesarias
para establecer o mantener, de conformidad con su ordenamiento jurídico y sus
principios constitucionales, un equilibrio apropiado entre cualesquiera inmunidades o
prerrogativas jurisdiccionales otorgadas a sus funcionarios públicos para el
cumplimiento de sus funciones y la posibilidad, de ser preciso, de proceder
efectivamente a la investigación, el enjuiciamiento y el fallo de los delitos tipificados
con arreglo a la presente Convención.
28
Que a la letra establece como finalidad de la referida Convención: promover y
fortalecer el desarrollo, por cada uno de los Estados Partes, de los mecanismos
necesarios para prevenir, detectar, sancionar y erradicar la corrupción.
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 76
durante el ejercicio del cargo

contemplar nuevas situaciones o supuestos delictivos que faculten


el antejuicio político para el presidente de la República durante su
período. Así, por ejemplo, se tienen los proyectos de ley 918/2021-
CR y 4115/2022-CR, que proponen incluir, como un nuevo
supuesto para juzgar penalmente al presidente de la República
durante su mandato, la comisión de delitos contra la
administración pública y de corrupción.

§6. Sobre las diversas posturas manejadas por el Ministerio Público


frente a la posibilidad de investigar al presidente de la República
por delitos fuera las situaciones previstas en el artículo 117:
estado de la cuestión

19. De otro lado, no suscribo lo señalado en los fundamentos 164 a


166 que llaman al Ministerio Público por lo siguiente: a) no haber
efectuado “una correcta interpretación” del artículo 117 de la
Constitución, a efectos de justificar el inicio de las investigaciones
contra el titular de la Presidencia de la República; y b) el cambio
de posición institucional de dicho organismo en el transcurso del
tiempo.

20. La razón de mi discrepancia es que, justamente, a partir de la


emisión de la sentencia de autos es que el máximo intérprete de la
Constitución establece la correcta interpretación del artículo 117
de la Constitución. Antes de la emisión del presente
pronunciamiento no existía un fallo sobre el particular, lo que
determinó que diversos operadores jurídicos, entre los que se
encontraban los representantes del Ministerio Público, tuvieran
diversas lecturas del mencionado artículo. Por tanto, no se puede
responsabilizar la falta de una correcta interpretación sobre el
artículo 117 de la Constitución cuando el propio Tribunal
Constitucional no había zanjado la discusión al respecto.

21. Por otro lado, justamente ante esa falta de interpretación, como
bien se indica en el fundamento 165, la posición institucional del
Ministerio Público sobre la posibilidad de investigar
preliminarmente al titular de la Presidencia de la República ha
variado, en función a quién estuvo ejerciendo el cargo en su
oportunidad en la última década, como se detalla a continuación:

a) En un primer momento, el criterio que manejó el Ministerio


Público era que no procedía iniciar ningún tipo de
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 77
durante el ejercicio del cargo

investigación contra el presidente de la República, al amparo


de lo dispuesto en el artículo 117 de la Constitución que la
garantizaba inmunidad:

• Carpeta Fiscal 85-2006: mediante disposición fiscal


del 3 de julio de 2006, la Fiscal de la Nación Adelaida
Bolívar Arteaga declaró no haber mérito para abrir
investigación contra el presidente Alejandro Toledo
Manrique, en aplicación del artículo 117 de la
Constitución.

• Carpeta Fiscal 167-2008: mediante disposición fiscal


del 6 de enero de 2009, la Fiscal de la Nación Gladys
Echaíz Ramos declaró no haber mérito para abrir
investigación contra el presidente Alan García Pérez,
en aplicación del artículo 117 de la Constitución.

• Carpeta Fiscal 026-2011: mediante disposición fiscal


del 11 de febrero de 2011, la Fiscal de la Nación
Gladys Echaíz Ramos rechazó abrir investigación
contra Alan García Pérez, por el delito de abuso de
autoridad.

• Carpeta Fiscal 055-2011: mediante disposición fiscal


del 24 de marzo de 2011, el Fiscal de la Nación, José
Antonio Peláez Bardales, rechazo abrir investigación
contra Alan García Pérez, al entender que los hechos
denunciados no se subsumían en ninguno de los
supuestos previstos en el artículo 117 de la
Constitución.

• Carpeta Fiscal 209-2015: mediante disposición fiscal


del 8 de junio de 2016, el Fiscal de la Nación, Pablo
Sánchez Velarde, rechazó abrir investigación contra
Ollanta Humala Tasso, porque los hechos denunciados
no se referían a los establecidos en el citado artículo
117 de la Constitución.

• Carpeta Fiscal 317-2015: mediante disposición fiscal


del 10 de junio de 2016, el Fiscal de la Nación, Pablo
Sánchez Velarde, rechazó abrir investigación contra
Ollanta Humala Tasso, porque los hechos denunciados
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 78
durante el ejercicio del cargo

no se referían a los establecidos en el citado artículo


117 de la Constitución.

b) Posteriormente, el Ministerio Público cambió de criterio y


consideró que se podía iniciar la investigación preliminar
contra un presidente de la República por hechos no previstos
en el artículo 117 de la Constitución. Sin embargo, luego de
iniciada la investigación, inmediatamente debía suspenderse
para el mandatario, hasta la culminación de su periodo
presidencial:

• Carpeta Fiscal 109-2020: la Fiscal de la Nación,


Zoraida Ávalos Rivera, mediante disposición fiscal 1
del 9 de octubre de 2020 dispuso abrir investigación
preliminar contra el entonces presidente Martín
Vizcarra Cornejo, por la presunta influencia ejercida
para la contratación del ciudadano Richard Javier
Cisneros. Sin embargo, al mismo tiempo, dispuso la
suspensión de los actos de investigación hasta la
culminación del mandato presidencial.

En este caso cabe señalar que, luego de que el


expresidente Martín Vizcarra Cornejo fuera vacado
con fecha 11 de noviembre de 2020 por el Congreso de
la República por la causal de “permanente incapacidad
moral”29, la investigación preliminar ya iniciada
retomó su trámite.

• Carpeta Fiscal 251-2021: la Fiscal de la Nación,


Zoraida Ávalos Rivera, mediante disposición fiscal 1
del 4 de enero de 2022, dispuso abrir investigación
preliminar contra el entonces presidente José Pedro
Castillo Terrones, por la presunta comisión de los
delitos de tráfico de influencias agravado y colusión en
agravio del Estado. Sin embargo, al mismo tiempo,
dispuso la suspensión de los actos de investigación
hasta la culminación del mandato presidencial.

Cabe precisar que en este caso se dispuso además la


acumulación de las carpetas fiscales 249-2021 y 255-

29
Resolución del Congreso 001-2020-2021-CR del 9 de noviembre de 2020.
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 79
durante el ejercicio del cargo

2021, que también involucraban al expresidente de la


República.

• Carpeta Fiscal 222-2021: la Fiscal de la Nación,


Zoraida Ávalos Rivera, mediante disposición fiscal 2
del 4 de enero de 2022, dispuso abrir investigación
preliminar contra el entonces presidente José Pedro
Castillo Terrones, por la presunta comisión de los
delitos de tráfico de influencias agravado o patrocinio
ilegal y otros delitos. Sin embargo, al mismo tiempo,
dispuso la suspensión de los actos de investigación
hasta la culminación del mandato presidencial.

c) Finalmente, el tercer y último criterio que manejó el


Ministerio Público, y que se ha mantenido hasta la fecha, es
que se puede iniciar investigaciones preliminares contra el
mandatario por hechos no contemplados en el artículo 117
de la Constitución, pero para proseguir el proceso penal se
requiere de la resolución acusatoria del Congreso de la
República, previo antejuicio político, lo que recién podría
ocurrir luego de culminar el mandato presidencial:

• Carpeta Fiscal 064-2022: el Fiscal de la Nación, Pablo


Sánchez Velarde, mediante disposición fiscal 6 del 27
de mayo de 2022, dispuso ampliar la investigación
preliminar para incorporar como investigado al
entonces presidente José Pedro Castillo Terrones, por
la presunta comisión de los delitos de organización
criminal, tráfico de influencias agravado y colusión en
agravio del Estado. En este caso, a diferencia de los
anteriores, se siguió la investigación preliminar
iniciada.

Cabe precisar, en este punto, que la posibilidad de


investigar preliminarmente al presidente de la
República también fue sustentada por la Defensoría del
Pueblo, quien emitió un pronunciamiento público en
ese sentido30.

30
Pronunciamiento n.° 01/DP/2022. Ver en:
https://www.defensoria.gob.pe/pronunciamiento-n-01-dp-2022/
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 80
durante el ejercicio del cargo

• Carpeta Fiscal 124-2022: mediante disposición fiscal


02 del 20 de julio de 2022, la señora Fiscal de la
Nación, Patricia Benavides Vargas, dispuso iniciar
diligencias preliminares contra José Pedro Castillo
Terrones en su condición de presidente de la
República, por la presunta comisión del delito contra la
administración de justicia – Encubrimiento Personal,
en agravio del Estado.

• Finalmente, en el caso de la actual presidenta de la


República, Dina Boluarte, se abrieron diversas
investigaciones preliminares en su contra, muchas de
las cuales todavía está en curso y otras han generado la
formulación de denuncias constitucionales ante el
Congreso de la República. Por ejemplo, se tienen las
carpetas fiscales 277-2022 (por los presuntos delitos de
genocidio, homicidio calificado y lesiones); 68-2024
(por los presuntos delitos de enriquecimiento ilícito y
otro); 153-2024 (por los presuntos delitos de
encubrimiento personal y abuso de autoridad); entre
otros.

22. Además, la Sala Penal Permanente de la Corte Suprema, en la


Ejecutoria Suprema recaída en el Recurso de Apelación 131-
2022/CORTE SUPREMA, de fecha 18 de noviembre de 2022, en
cuanto a la posibilidad de investigar a un presidente de la
República en funciones por un delito distinto de los previstos en el
artículo 117 de la Constitución, indicó que es posible realizar
diligencias preliminares mas no dictar la disposición de
formalización y continuación de la investigación preparatoria, pues
se requiere la previa resolución acusatoria de contenido penal
dictada por el Congreso. Con esta postura, habría acogido el
último criterio adoptado por el Ministerio Público.

23. Como se advierte, la interpretación que ha adoptado el Ministerio


Público no ha sido pacífica en los últimos años. El archivo de
cualquier investigación contra un presidente de la República, por
delitos cometidos fuera de lo establecido en el artículo 117 de la
Constitución, que era la postura oficial, ha variado en el transcurso
del tiempo, hasta la posición actual que permite investigar
preliminarmente al primer mandatario.
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 81
durante el ejercicio del cargo

24. Por tanto, considero que no corresponde responsabilizar al


Ministerio Público o alguna otra entidad por los distintos criterios
que han tenido en este tema, ya que es, a partir de lo que hoy
señala este Tribunal, que se deberá determinar, en todo caso, las
responsabilidades que surjan en el futuro.

§7. Sobre la posibilidad de juzgar penalmente a un presidente de la


República en situaciones de anormalidad constitucional

25. Otro punto que considero necesario precisar, es el referido al


fundamento 131 de la sentencia. Al respecto, se señala lo
siguiente:

131. En caso de que la acusación constitucional contra el titular de la


Presidencia de la República verse sobre algún delito cometido en
ejercicio de sus funciones y se encuadre dentro de los supuestos que
establece el artículo 117 de la Constitución Política, corresponderá
que en el seno parlamentario se garantice la prerrogativa del
antejuicio político, conforme a los artículos 99 y 100 del Texto
Fundamental, salvo que quien ejerza la Presidencia actúe
vulnerando el orden constitucional, ya que nadie debe obediencia
a un gobernante usurpador (artículo 46 de la Constitución
Política). Cabe mencionar que este Colegiado ha tenido la ocasión
de dejar sentado que, en escenarios de anormalidad
constitucional, por ejemplo, cuando se incurre en una disolución
arbitraria e inconstitucional del Congreso por parte del
Presidente de la República en ejercicio «no es exigible el
cumplimiento riguroso de todos los requisitos de procedimiento
regulados en el artículo 89-A del Reglamento del Congreso de la
República, pues este constituye un procedimiento previsto para una
situación de normalidad constitucional, en la cual los altos
funcionarios se encuentran investidos de privilegios e inmunidades
temporales para garantizar el adecuado ejercicio de sus funciones»
(Cfr. STC 01803-2023-PHC/TC, fundamento 35) [énfasis agregado].

26. Sobre el particular entiendo que la sentencia pone de manifiesto


que, ante un golpe de Estado, materia de la sentencia citada, no son
exigibles los requisitos de normalidad constitucional para declarar
la vacancia presidencial, que es una cuestión distinta a la del
antejuicio político para el juzgamiento penal del presidente de la
República31, que es materia del presente proceso competencial. En
atención a lo señalado, mi apoyo a ese fundamento es en el sentido
aquí precisado.

31
Cfr. Artículo 89 del Reglamento del Congreso de la República.
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 82
durante el ejercicio del cargo

§8. Sobre el punto resolutivo número 2 de la sentencia

27. Concuerdo con el punto segundo punto resolutivo de la sentencia


respecto a la suspensión de las investigaciones referidas al presente
conflicto competencial, pero no porque se hayan investigado
conductas ajenas a las previstas en el artículo 117 de la
Constitución, sino porque en esas carpetas ya se han realizado los
actos de investigación establecidos en la presente sentencia en los
fundamentos 136, acápites i) e ii).

S.

PACHECO ZERGA
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 83
durante el ejercicio del cargo

FUNDAMENTO DE VOTO DEL MAGISTRADO


DOMÍNGUEZ HARO

Si bien estoy de acuerdo con la sentencia, no obstante, estimo necesario


realizar las siguientes precisiones con relación a mi posición.

Me aparto del fundamento 135 en el extremo que establece que


“[a]nte un supuesto de inobservancia del deber de la reserva, se
reasignará la investigación al Fiscal Supremo que determine la
Junta de Fiscales Supremos”

1. La reasignación de una investigación fiscal, ante la inobservancia


del deber de reserva, no constituye una cuestión que deba ser
dilucidada en el presente proceso competencial, pues no tiene que
ver con la controversia planteada, la cual, conforme se ha
establecido en el fundamento 9 de la ponencia, constituye “un
conflicto por menoscabo de atribuciones en sentido estricto, toda
vez que se cuestiona la forma en la que el Ministerio Público y el
Poder Judicial han llevado a cabo sus competencias sobre la base
de interpretaciones del artículo 117 de la Constitución Política que
obstaculizarían el adecuado ejercicio de las atribuciones
constitucionales del Poder Ejecutivo”. La reserva de la
investigación constituye una obligación de la Fiscalía de la
Nación, cuya infracción puede ser objeto de sanción y corrección
por parte de la autoridad competente. En tal sentido, no considero
pertinente un pronunciamiento respecto a la referida reasignación;
por lo que me aparto de ello.

Realizo agregados al fundamento 136, que ha omitido referirse a la


flagrancia delictiva del presidente de la República

2. El fundamento 136 de la sentencia ha ignorado la situación de la


flagrancia delictiva que pudiera incurrir el primer mandatario.
Desde mi perspectiva, si bien es cierto el Ministerio Público no
puede iniciar la persecución penal del presidente de la República
sin que, previamente, haya sido autorizado por el Congreso de la
República, de conformidad con el artículo 117 de la Constitución y
demás reglas interpretativas del fundamento 136; no obstante,
resulta necesario aclarar que esto será así, en mi opinión, siempre y
cuando no se trate de un supuesto de flagrancia delictiva. La
comisión de un delito en flagrancia delictiva es una excepción a la
regla, en consecuencia, el Ministerio Público puede iniciar la
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 84
durante el ejercicio del cargo

investigación penal contra el titular de la presidencia de la


República, sin la intervención del ámbito parlamentario, si se trata
de un caso de flagrancia delictiva.

3. La protección derivada del artículo 117 de la Constitución no


resulta extensible al caso de la flagrancia delictiva, por la razón de
que es un supuesto que no se relaciona con las finalidades del
procedimiento de acusación constitucional y antejuicio político,
cuya garantía procesal busca proteger al alto funcionario público
de la instauración de un proceso penal por motivaciones políticas.
Pero, si el alto funcionario es descubierto cometiendo un delito,
resulta obvio que sería un absurdo esperar que el Congreso de la
República debata previamente si existen elementos creíbles de la
comisión de un hecho punible y si, además, no se trata de una
persecución con inspiración política. En efecto, la flagrancia es un
hecho objetivo que merece que el sistema penal se active de
manera ágil y célere, y que las autoridades involucradas (policías,
fiscales y jueces) se pongan de inmediato del lado de la
Constitución y la ley para frenar la conducta delictiva del alto
funcionario respectivo.

4. No esta demás, mencionar que el Tribunal Constitucional ha


establecido, en reiterada jurisprudencia, que la flagrancia en la
comisión de un delito presenta la concurrencia de dos requisitos
insustituibles: a) la inmediatez temporal, es decir, que el delito se
esté cometiendo o que se haya cometido instantes antes; y b) la
inmediatez personal, es decir, que el presunto delincuente se
encuentre en el lugar de los hechos en el momento de la comisión
del delito y esté relacionado con el objeto o los instrumentos del
delito, ofreciendo una prueba evidente de su participación en el
hecho delictivo.

5. La flagrancia es un supuesto con relevancia constitucional que


debe entenderse como una evidencia del hecho delictuoso respecto
de su autor. Así, la flagrancia se configurará cuando exista un
conocimiento fundado, directo e inmediato del hecho punible que
se viene realizando o que se acaba de realizar instantes antes,
situación en la que, por su particular configuración, es necesaria la
urgente intervención de la policía conforme a sus atribuciones. En
este sentido, lo que justifica la excepción al principio
constitucional de la reserva judicial para privar de la libertad a una
persona es la situación particular de la urgencia que, en el caso,
concurriendo los requisitos de la inmediatez temporal e inmediatez
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 85
durante el ejercicio del cargo

personal de la flagrancia delictiva, comporta la necesaria


intervención policial.

6. Por ello, aun cuando el presidente de la República tenga el


privilegio del antejuicio, ello no presupone que el cargo
presidencial se ejerza fuera de los confines y límites que establece
la Constitución, por lo que resulta razonable que, ante un supuesto
de flagrancia delictiva, el Ministerio Público como órgano
competente de la conducción de la investigación y titular de la
acción penal quede habilitado para iniciar investigación en contra
del mandatario.

Realizo precisiones a los fundamentos 129 y 136, respecto a la toma


de declaración del titular de la Presidencia de la República en
ejercicio

7. El fundamento 129 y la pauta (i) del fundamento 136 establecen


que uno de los actos de investigación que puede realizar la Fiscalía
de la Nación es la toma de declaración del titular de la Presidencia
de la República en ejercicio, la cual deberá realizarse por única vez
–máximo dos veces– en las instalaciones de Palacio de Gobierno.
Al respecto, debo precisar que la cantidad de veces establecida
para la declaración del presidente de la república tiene por objeto
no someterlo a requerimientos constantes e indefinidos que
terminen por afectar el cabal desempeño de sus facultades,
competencias y atribuciones como jefe de Estado, de Gobierno, de
la Administración, de las Fuerzas Armadas y de la Policía
Nacional. Independientemente de la cantidad de veces que se
pueda requerir la declaración del presidente de la República,
considero que el número de oportunidades, más allá de lo
establecido, dependerá de la justificación que la Fiscalía de la
Nación brinde al respecto pues, tal como se ha expresado en el
fundamento 16 de la ponencia, para los integrantes del Ministerio
Público existen “parámetros de desenvolvimiento funcional de
razonabilidad y proporcionalidad que deben guiar sus
requerimientos y actuaciones”.

Realizo precisiones al fundamento 158, respecto a la implementación


de los tratados

8. Si bien en la sentencia emitida en los Expedientes 00025-2005-


AI/TC y 00026- 2005-AI/TC, fundamento 33, este Colegiado dejó
sentado que los tratados internacionales de derechos humanos
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 86
durante el ejercicio del cargo

gozan de rango constitucional, dado que los derechos que


reconocen son de idéntico rango; y el actual Colegiado ha seguido
dicha línea jurisprudencial en el Expediente 03326-2017-PA/TC,
fundamento 31; este no es el caso de la Convención de Naciones
Unidas contra la Corrupción y de la Convención Interamericana
Contra la Corrupción, cuya técnica de recepción en el derecho
interno es diferente en relación con los instrumentos
internacionales de los derechos humanos; en tanto las finalidades
descritas en las notas al pie de página 21 al 23 de la ponencia
demuestran que se tratan de instrumentos de promoción y
fortalecimiento de los Estados para prevenir, combatir, detectar,
sancionar y erradicar la corrupción en el sector público. Es así que
el fundamento 158 de la ponencia cobra sentido cuando expresa
que “si bien los tratados forman parte del derecho nacional (…),
ello no conlleva a que su incorporación (…) termine por desvirtuar
o rebasar el sistema jurídico o modelo internos, cuya norma
suprema lo constituye la Constitución Política”.

9. Así, por ejemplo, el artículo 30.2 de la Convención de Naciones


Unidas contra la Corrupción prescribe que “(…) [c]ada Estado
Parte adoptará las medidas que sean necesarias para establecer o
mantener, de conformidad con su ordenamiento jurídico y sus
principios constitucionales, un equilibrio apropiado entre
cualesquiera inmunidades o prerrogativas jurisdiccionales
otorgadas a sus funcionarios públicos (…) y la posibilidad (…) de
proceder (…) a la investigación, el enjuiciamiento y el fallo de los
delitos tipificados con arreglo a la presente Convención”
(subrayado nuestro). En otras palabras, la implementación de las
referidas convenciones debe ser conforme a nuestro ordenamiento
jurídico constitucional. Adicionalmente, el segundo párrafo del
artículo 57 de la Constitución establece que cuando el tratado
afecte disposiciones constitucionales debe ser aprobado por el
mismo procedimiento que rige la reforma de la Constitución, antes
de ser ratificado por el presidente de la República.

Realizo precisiones a la sección 5 sobre el presidencialismo peruano


(fundamentos 28 al 33)

10. Es necesario sumar algunas ideas a los fundamentos 28 al 33 de la


sección 5 de la sentencia, con la finalidad de entender mejor
nuestro sistema político.
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 87
durante el ejercicio del cargo

11. En primer lugar, hay un dato diferenciador esencial entre


presidencialismo y parlamentarismo, “[...] Allí donde el
parlamento no elige al menos al jefe de gobierno (canciller, primer
ministro) no estamos en presencia de un régimen parlamentario”32,
o en otros términos, cabe resaltar que un modelo presidencial,
según la doctrina, presenta dos rasgos distintivos: (i) la cabeza de
gobierno (presidente) es elegida popularmente y (ii) dicha elección
es por un periodo fijo de tiempo33. Respecto a lo primero, el
presidente además de ejercer la calidad de jefe de estado asume
también la jefatura de gobierno y su legitimidad democrática
estriba en el voto popular que se efectúa de manera directa, como
es el caso de las elecciones llevadas a cabo en los distintos países
de Latinoamérica, o ya sea de manera indirecta mediante los
colegios electorales como es el caso de los Estados Unidos de
América. En cuanto al segundo elemento característico, implica
que el mandato presidencial se encuentra sujeto a un límite
temporal prestablecido.

12. La forma de gobierno presidencial tuvo influencia en América


Latina y, desde luego, el caso peruano no fue la excepción. Dicho
influjo fue consecuencia del contexto sociopolítico del siglo XIX y
el surgimiento de las primeras repúblicas independientes que
encontraron en la Constitución de los Estados Unidos de 1787 la
inspiración normativa que aglutinaba los elementos técnicos del
sistema presidencial siendo ella la única organización del poder
susceptible de responder a las exigencias de las naciones jóvenes y
particularmente frágiles34.

13. No obstante, lejos de constituirse en América Latina como un


modelo que se cimentara sobre el respeto irrestricto del principio
de separación de poderes que ha sido el principio medular y
bastión de la experiencia norteamericana, en la práctica dicha
forma de gobierno (en esta parte del continente) ha propiciado
inclusive una “pugna entre poderes”35 desencadenando
permanentes situaciones de inestabilidad y crisis política.

32 SCHENEIDER, Hans-Peter. “El régimen parlamentario. En Benda, Maihofer, Vogel,


Hesse y Heyde. Manual de Derecho Constitucional. Marcial Pons, 2001, p. 326
33 MAINWARING, Scott. “Presidentialism, Multipartism and Democracy. The difficult
combination”. Comparative Political Studies, 2 (1993) : 202-203.
34 MODERNE, Franck. “Les avatars du présidentialisme dans les États Latino-américains”.
Pouvoirs, 98 (2001): 64.
35
PÉREZ-LIÑÁN, Aníbal. “Pugna de poderes y crisis de gobernabilidad: ¿Hacia un nuevo
presidencialismo?”. Latin American Research Review, 3 (2003): 150.
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 88
durante el ejercicio del cargo

14. Cabe añadir que Karl Loewenstein, en una de las primeras


clasificaciones36 sobre los diversos sistemas presidenciales en
América Latina, diferenció entre:

(i) Presidencialismo puro, representado en el clásico régimen


estadounidense, en el cual el poder lo ejerce el presidente,
que es elegido en forma directa por el pueblo, con miembros
del gabinete que son ayudantes y consejeros cuyo
nombramiento depende de la voluntad presidencial;
(ii) Presidencialismo atenuado, donde el Poder Ejecutivo lo
ejercen de manera conjunta el presidente y sus ministros
organizados en un “gabinete”, encontrándose el primero
limitado en sus decisiones por la participación efectiva de los
segundos (refrendo), existiendo comisiones investigadoras y
la obligación de informar por parte de los ministros al
congreso, sin voto de censura; y
(iii) Presidencialismo híbrido o parlamentarismo aproximado (al
presidencialismo), que nace como consecuencia de la
incorporación de diversos mecanismos parlamentarios
europeos en el sistema presidencial, especialmente los que
atañen a la responsabilidad ministerial individual y colectiva
ante el congreso, encaminados a disminuir la influencia del
Ejecutivo.

15. En ese orden de ideas, a la luz de la revisión de los principales


aspectos consagrados en nuestros textos constitucionales y sus
respectivas normas legales de desarrollo, cabe mencionar que el
Perú adoptó, después de las experiencias inestables de 1823 y
1826, el régimen de gobierno presidencial en la Constitución
Política de 1828, que se mantuvo, pese a las diversas
modificaciones y adaptaciones, hasta nuestros días, y al que se le
adhirieron instituciones propias del parlamentarismo como la
cuestión de confianza, el voto de censura, la interpelación, entre
otros, lo que podría ser en la actualidad un presidencialismo
híbrido en los términos de Loewenstein.

16. Y sobre este asunto, acerca de lo característico de nuestro modelo


de forma de gobierno este Tribunal ha tenido ocasión de señalar en

36 LOEWENSTEIN, Karl. “La ‘presidencia’ fuera de los Estados Unidos (estudio


comparativo de instituciones políticas)”. Boletín del Instituto de Derecho Comparado de
México, 5 (1949): 21-28.
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 89
durante el ejercicio del cargo

la sentencia del Expediente 00013-2015-PI/TC, fundamentos 17,


18 y 20, que

En el caso peruano, si bien partimos de un modelo inicialmente de


base presidencial, en la medida que nuestro Jefe de Gobierno se
denomina Presidente de la República, es electo popularmente, cumple
las funciones de Jefe de Estado y no es nombrado por el Congreso de
la República, nuestras Constituciones ha incorporado al modelo
algunas instituciones del régimen parlamentario. Aquellas
incorporaciones se apartan de lo inicialmente previsto en un modelo
presidencial “clásico”, y se inscriben como una de las
manifestaciones más notorias del denominado presidencialismo
latinoamericano, pues implican que el Gobierno requiera de
aprobación política del Congreso para su conformación (a nivel del
Gabinete y sus ministros), así como para su eventual cambio. Entre
estas instituciones tenemos al voto de confianza, la censura
ministerial y las cuestiones de confianza, por referirnos a cuestiones
que se plantean en este primer punto.

En efecto, nuestra Constitución actualmente vigente, al regular


nuestra forma de gobierno recoge diferentes instituciones que
permiten distinguirla de los modelos ideales o clásicos
presidencialistas o parlamentaristas. Frente a ello, la doctrina se ha
referido a nuestro régimen o forma de gobierno de diferentes modos.
Por ejemplo, al nuestro se le ha llamado régimen “semipresidencial”,
en el sentido de que no es uno en estricto presidencialista, pues se
incorpora, como ya fue indicado, mecanismos de control y límites
propios del régimen parlamentarista. Allí se parte de un error
conceptual, pues el semipresindencialismo parte de una estructura
propia del régimen parlamentario, a la cual se le incorporan
elementos del régimen presidencial. También se ha considerado que
el nuestro puede calificarse más bien de un régimen
“hiperpresidencialista”, en atención a los descomedidos poderes con
los que aparentemente cuenta el Presidente, en especial cuando tiene
mayoría oficialista en el Congreso, así como en atención a nuestras
experiencias de caudillismo y autoritarismo. Adicionalmente, se ha
hecho uso también de los calificativos “mixto” o “híbrido” con lo
cual, si bien se da cuenta de sobre la dificultad para encasillar nuestra
forma de gobierno en alguno de los modelos clásicos, se elude
finalmente la cuestión de definir o calificarla en atención a sus
propios contornos y especificidades.

En cualquier caso, lo cierto es que nuestro modelo de gobierno y sus


matices, propios de lo que se ha llamado “presidencialismo
latinoamericano”, se da hoy en base a la propia Constitución vigente
y, por ende, únicamente es con base en el referido parámetro
constitucional dentro del cual esta sentencia podría desarrollarse sus
contenidos y alcances. En el mismo sentido, solo podría ser a partir
de lo que nuestra norma Fundamental ha establecido que a nivel
legislativo se podría regular, tanto lo concerniente a nuestro sistema
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 90
durante el ejercicio del cargo

de gobierno, como a las competencias y funciones de los poderes


públicos y los órganos constitucionales autónomos, así como a las
relaciones entre estas instituciones u órganos.

17. En ese orden de ideas, en la sentencia emitida en el Expediente


00006-2018-PI/TC, fundamentos 53 y 55, se ha indicado
expresamente que partimos de un modelo de base presidencial al
que nuestras constituciones políticas han ido incorporando
mecanismos de control propios del régimen parlamentario. Como
se puede deducir, el Tribunal Constitucional no apuesta por la
pureza de una forma de gobierno en concreto, y si bien considera
que el Perú a través de la Constitución en vigor ha asumido en
principio un régimen de estructura básicamente presidencial -e
históricamente presidencialista-; empero este presidencialismo de
origen tiene a su vez un fuerte componente de control desde el
Congreso previsto en la Constitución de 1993, convirtiéndose
finalmente en un “presidencialismo parlamentarizado” o
“presidencialismo parlamentario” o la “parlamentarización del
presidencialismo”37.

18. Basta señalar como elementos propios del parlamentarismo


incorporados a la Norma Fundamental vigente en cuanto al control
interórganos -no obstante, el restablecimiento de la doble cámara a
partir de su vigencia para las elecciones de 2026-, las instituciones
jurídicas siguientes: Consejo de Ministros, la moción de censura,
la cuestión de confianza o la interpelación. Vinculado con lo
anterior, se puede mencionar la acusación constitucional, la
vacancia presidencial y la disolución (revocatoria) constitucional
del Congreso. Es decir, a las funciones básicas de representación
política y de iniciativa legislativa, corresponde al Congreso de la
República el control parlamentario en sus diversas formas y desde
esa perspectiva corresponde al Tribunal Constitucional velar por el
respeto de la independencia y equilibrio de poderes públicos, por
el respeto de la institucionalidad democrática ya sea en escenarios
donde exista o no mayoría parlamentaria opositora al gobierno de
turno o cuando se tenga o no un parlamento fragmentado.

37Desde la doctrina nacional García Belaunde calificará la forma de gobierno nacional como un
modelo presidencial frenado, acotado, parlamentarizado o atenuado; Eguiguren como un régimen
presidencial atenuado o parlamentarizado o prefiere hablar de un sistema presidencial
parlamentarizado; al igual que la profesora Campos. Por su parte, Hakansson prefiere el nombre
de neopresidencialismo y Hernández de un neopresidencialismo disfuncional.
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 91
durante el ejercicio del cargo

19. Así que, en todo caso, cualquier interpretación o asignación de


significados a nuestra Norma Fundamental en cuanto a nuestro
modelo político de distribución del poder deberá ser respetuoso de
la identidad de nuestro diseño que, como se deprende, no ha sido
configurado para uno de tipo puro, presidencialismo o
parlamentarismo; sino que es un sistema de tipo presidencial
parlamentarizado, donde la lógica del presidencialismo convive y
se adapta a la innovaciones introducidas por instituciones del
parlamentarismo. Así, cuando el fundamento 30 de la sentencia
expresa que nuestra forma de gobierno parte de un modelo de base
presidencial con mecanismos de control propios del régimen
parlamentario, nos lleva a concluir que estamos frente a un
presidencialismo parlamentarizado como nomen iuris de nuestra
forma de gobierno en sentido moderno.

Realizo precisiones y concordancias entre este pronunciamiento y la


sentencia del Expediente 01803-2023-PHC/TC, que examinó la
vacancia presidencial del expresidente de la República José Pedro
Castillo Terrones

20. Debo resaltar que la sentencia de autos debe entenderse como


complementaria de anteriores pronunciamientos de este Pleno
respecto a la institución de la presidencia de la República. Este
Pleno ha ido delimitando los contornos de esta institución, sobre
todo, a partir de los acontecimientos políticos significativos que
han venido sucediendo en la vida de la nación desde el mensaje a
la nación del 7 de diciembre de 2022, pronunciado por el
expresidente José Pedro Castillo Terrones y que, como es de
conocimiento público, contravino el orden constitucional.

21. Así es, en la sentencia del Expediente 01803-2023-PHC/TC este


Tribunal dejó sentado que la intensidad de las garantías y
privilegios de la figura presidencial deben ser examinados según
nos encontremos o no en un escenario de “normalidad
constitucional” y, en caso de que no sea así, la Constitución debe
ser interpretada prudentemente de forma que se autoproteja, como
por ejemplo, de un rompimiento del orden democrático, dando una
solución razonable a la emergencia política, aunque sin perder de
vista, por supuesto, la esencia de la Constitución.

22. Dicha sentencia se planteó, entre otros asuntos, si la declaración de


vacancia por permanente incapacidad moral del expresidente José
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 92
durante el ejercicio del cargo

Pedro Castillo Terrones era inconstitucional al no haberse ceñido a


todas y cada una de las etapas del procedimiento parlamentario
previsto del artículo 89-A del Reglamento del Congreso. Esto es,
si la institución de la presidencia de la República podía aceptar un
relajamiento procedimental para declarar su vacancia. Al respecto,
este colegiado indicó que este procedimiento “constituye un
procedimiento previsto para una situación de normalidad
constitucional” y que el Congreso de la República “actúo con
legítima celeridad, en el contexto de una situación excepcional de
emergencia, en defensa del orden constitucional vulnerado
grotescamente por quien había anunciado su decisión de deponer
al Poder Legislativo e implantar un gobierno de facto, con la
consiguiente destrucción o aniquilamiento de las instituciones
republicanas”. En otras palabras, no era de ningún modo sensato
aceptar que un gobierno de facto haya pretendido usar
convenientemente las reglas de la Constitución y el orden jurídico
para conseguir precisamente su propia destrucción.

23. Ahora bien, en contraste con esta situación de emergencia y de


anormalidad constitucional, la controversia de autos se halla en
una situación diferente: se halla en una situación de normalidad
constitucional, donde la interpretación de la Constitución se realiza
sin tensiones extremas, aunque siendo conscientes de la
complejidad y la situación delicada en la que se encuentran las
relaciones interorgánicas entre la institución de la presidencia de la
República y las funciones del Ministerio Público.

24. De hecho, considero que esta sentencia estatuye un equilibrio en la


configuración acerca del ejercicio del poder y privilegios del
presidente de la República en función de los escenarios
constitucionales en que nos encontremos. Mientras en un primer
caso la Constitución obliga a que el poder y privilegios del primer
mandatario no se desborden y terminen aniquilando el orden
jurídico mediante un rompimiento constitucional, como lo fue el
mensaje a la nación del 7 de diciembre del año 2022; esta
sentencia, ahora, sin el peligro de una emergencia nacional
extrema, le toca preservar en su marco ordinario a la figura del
presidente de la República.

25. En efecto, la distinta intensidad de la protección constitucional del


presidente de la República no obedece al puro capricho o sesgo,
sino que debe comprenderse desde los momentos en que se
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 93
durante el ejercicio del cargo

desenvuelve. Así, frente a la amenaza de perder el orden


constitucional, la aproximación a las cláusulas constitucionales
que regulan la figura presidencial no puede ser, pues, “normal” u
“ordinaria”, tiene que ser excepcionalísima. Pero, hoy, en la
medida que al presente conflicto entre el primer mandatario y el
Ministerio Público no le subyace un momento de anormalidad
constitucional, se tiene entonces que, por lógica consecuencia, la
postura de este Tribunal no debe ser excepcionalísima sino más
bien cercano y fiel a lo primigeniamente pensado por el poder
constituyente al momento de balancear los privilegios, poderes y
deberes del presidente de la República. Y esto es lo que,
precisamente, resuelve esta sentencia con relación a la persecución
penal del presidente, la cual no puede iniciarse sin la habilitación
previa del parlamento.

26. La pauta (ii) del fundamento 136 de la ponencia expresa que, si al


titular de la Presidencia de la República se le imputara materias
distintas a las establecidas en el artículo 117 de la Constitución
Política, el Congreso de la República se encuentra habilitado, de
ser el caso, para declarar su vacancia por incapacidad moral
permanente a que se refiere el inciso 2 del artículo 113 de la
Constitución Política. Al respecto este razonamiento se compagina
con lo establecido sobre este tema por el Tribunal Constitucional
en el Expediente 01803-2023-PHC/TC, fundamentos 27, 28, 31 y
32, al indicarse que la causal de vacancia por incapacidad moral
permanente constituye una modalidad sui generis de juicio
político, un concepto jurídico indeterminado, de aplicación
excepcional o de última ratio, determinada dentro de parámetros
de estricta razonabilidad y en el marco de las garantías del debido
proceso; estableciéndose en dicha sentencia que la incapacidad
moral permanente se refiere a conductas manifiestamente
impropias o incompatibles con la dignidad y autoridad de la alta
función pública de la presidencia o a abusos de poder que vulneren
valores, principios o bienes jurídicos constitucionales. Asimismo,
su interpretación en el caso concreto está conexionada con la
ideología política y cultural que prevalece en un contexto histórico
específico.

27. En ese sentido, la interpretación realizada por este Colegiado en


cuanto a la inexpugnabilidad de la Presidencia de la República o la
inmunidad temporal y acotada a cuatro delitos taxativamente
reglados en el artículo 117 de la Constitución y en su momento de
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 94
durante el ejercicio del cargo

la interpretación del artículo constitucional 113.2 se hacen en el


marco del equilibrio de poderes que debe existir entre el Ejecutivo
y el Parlamento. El modelo o diseño peruano está pensado para
balancear los poderes públicos dentro de lo constitucionalmente
posible y el quehacer interpretativo del Tribunal Constitucional
debe apuntar a ello y no ir en contra de la Constitución; o, en todo
caso, si se quiere mejorar, perfeccionar o cambiar el modelo se
debe acudir a la reforma o enmienda constitucional, como puede
suceder con ampliar los supuestos de excepción a la inmunidad
presidencial, ampliar las causales de vacancia presidencial o
eliminar algunas de ellas, o limitar la discrecionalidad del
Congreso de la República en torno a dicho tema; empero lo que no
se puede hacer es que el propio Tribunal Constitucional, poder
constituido, haga las veces de un poder constituyente para
solucionar la presente contienda constitucional, como si fuera el
Tribunal Constitucional un supremo poder ilimitado que todo lo
puede, y que termine -finalmente- deteriorando, minando,
desquebrajando o erosionando la democracia constitucional.

Realizo precisiones a la sección 5 sobre la separación de poderes y


los organismos constitucionalmente autónomos (fundamentos 34 al
38)

28. Con relación a los fundamentos 34 a 38 de la sentencia, considero


oportuno realizar algunas precisiones acerca del principio
constitucional de separación de poderes, el cual además ya he
desarrollado en mi fundamento de voto de la sentencia del
Expediente 00001-2022-PCC/TC, donde me sumo a la tesis que el
sistema peruano de distribución del poder estatal está más próximo
a un diseño de pluripoderes antes que a la clásica triada de
ejecutivo, legislativo y judicial.

29. En tal ocasión señalé que, con la Constitución de 1979 y ahora con
la Constitución de 1993, el diseño constitucional peruano ha
adaptado el modelo clásico de tres poderes a un modelo donde
conviven esos poderes tradicionales con otras entidades que
ostentan carácter constitucional y que también participan de
determinada cuota del poder estatal.

30. Así, en el Perú existen, determinadas entidades constitucionales


paralelas a la triada de poderes clásicos, que se les conoce como
“organismos constitucionales autónomos” (cuya sigla es OCA´s) u
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 95
durante el ejercicio del cargo

“órganos autónomos” según el artículo 188 de la Constitución de


1993, pues no dependen de ningún poder tradicional y de ningún
poder en general, autoridad o entidad, sino que son paralelas a los
tres poderes del Estado y cada uno con funciones y competencias
distintas, como sucede con los siguientes órganos constitucionales:
Tribunal Constitucional, Junta Nacional de Justicia, Ministerio
Público, Defensoría del Pueblo, Jurado Nacional de Elecciones,
Oficina Nacional de Procesos Electorales, Registro Nacional de
Identificación y Estado Civil, Banco Central de Reserva del Perú,
Contraloría General de la República, y Superintendencia de Banca,
Seguros y Administradoras de Fondos de Pensiones.

31. En esa perspectiva, estas entidades, igual que los tres poderes
tradicionales del Estado, han sido creadas directamente por la
Constitución y son de alcance nacional, a diferencia de los
organismos constitucionales subnacionales: gobiernos regionales y
gobiernos locales, que tienen su propio ámbito territorial. Su
origen no puede estar en otro texto legal que no sea en la propia
Norma Suprema, es un requisito indispensable.

32. El Tribunal Constitucional ha desarrollado en su jurisprudencia las


condiciones materiales que identifican a dichas entidades
(sentencia del Expediente 00029-2008-PI/TC, fundamentos 4-6): i)
necesidad, ii) inmediatez y iii) posición de paridad e
independencia respecto de otros órganos constitucionales. Estas
notas tipificantes hacen que los organismos constitucionalmente
autónomos tengan el máximo rango constitucional y de alta
especialidad en el ejercicio del poder público asignado
constitucionalmente dentro de un esquema de pesos y contrapesos
del poder. Otra nota en común, es que los miembros de cada uno
de los órganos constitucionales, en esencia, son elegidos por otro
órgano constitucional o poder del Estado, a diferencia del
Presidente de la República (poder ejecutivo) y los parlamentarios
(poder legislativo) elegidos por elección popular o por el pueblo
(aunque teóricamente también llamado poder ciudadano). Los
organismos constitucionales autónomos son personas jurídicas
previstas o creadas constitucionalmente, tal como se sabe, a
diferencia de otras que son creadas por ley.

33. Ahora, un organismo autónomo al ser creado directamente por la


Constitución (única fuente jurídica de creación), pertenecer al
Estado (requisito sine qua non), realizando una función
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 96
durante el ejercicio del cargo

especializada indispensable para el funcionamiento del Estado y de


la sociedad, y gozar de autonomía e independencia, esto es, no se
encuentra subordinado a ningún otro organismo, entidad o poder
público; es formal y materialmente un verdadero poder del Estado,
un poder constituido reglado no menos importante en relación con
los tres clásicos poderes legislativo, ejecutivo y judicial. Estamos
ante la presencia de cuotas de poder estadual con asuntos
competenciales específicos, de supremacía de sus competencias
que dosifican el poder público o el poder político. En
consecuencia, la rígida división de los poderes tradicionales del
Estado requiere un replanteamiento a la luz del constitucionalismo
democrático.

34. La clásica triada de poderes ha dado paso a la pluralidad de


poderes en un plano horizontal y de equivalencia. El proceso de
constitucionalización de determinados órganos conlleva el
reconocimiento de varios poderes dentro de un mismo escenario
estatal y a su vez, una relación de paridad y control interórganos,
sin invadir, asumir o menoscabar la esfera competencial de cada
poder o su “núcleo funcional” según la doctrina alemana
(Kernbewch). Poderes en un mismo nivel, equilibrados,
limitándose de modo recíproco y, desde la perspectiva de los
derechos, por la “esfera de lo no decidible” (Ferrajoli), por el “coto
vedado” (Garzón Valdés) o por el “territorio inviolable” (Bobbio),
esto es, el respeto de la dignidad y el blindaje a los derechos-
deberes de los seres humanos.

35. Como se ha dicho esa relación horizontal entre los poderes


referidos también significa que ninguno de ellos puede afectar o
entorpecer las funciones, atribuciones o competencias asignadas
directamente por la Constitución, en tanto y en cuanto la
competencia condiciona la validez de los actos o normas
producidas por cada órgano constitucional. Si llega a suceder se
activa el proceso competencial regulado por el artículo 108 y
siguientes del Nuevo Código Procesal Constitucional, norma que
utiliza la expresión de “órganos constitucionales” para identificar a
los llamados OCA´s.

36. El principio de separación de poderes persigue asegurar que los


poderes constituidos desarrollen sus competencias con arreglo al
principio de corrección funcional; es decir, sin interferir con las
competencias de otro y a su vez, entendiendo que todos ejercen
una función complementaria en la consolidación de la fuerza
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 97
durante el ejercicio del cargo

normativa de la Constitución, como Norma Suprema del Estado. Si


la subdivisión del poder global del Estado en determinados
poderes públicos previstos en el Texto Constitucional conlleva a
que ninguno pueda dominar o subordinar al otro, o interferir en su
esfera de acción, entonces, ningún poder del Estado admite ser
considerado como el “primer”, “segundo” o “tercer” poder o sea
calificado “poder de tercera” o “tercero ausente” o “minipoder” o
“superpoder”. No hay una relación de superioridad-inferioridad
que es una situación distinta cuando se señala que el presidente de
la República representa al Estado, dentro y fuera de la República
(artículo 118.2 de la Constitución) y tiene la más alta jerarquía en
el servicio de la Nación.

37. Si nos avocamos a la constelación sólo de poderes constitucionales


de alcance nacional de conformidad con el diseño planteado por la
Norma Suprema vigente, que incluye ciertamente al Tribunal
Constitucional como un poder “vigilante” de la constitucionalidad
de los actos de los demás poderes, puede graficarse del siguiente
modo:

ESTADO PERUANO
Constitución Política:
pluralidad de poderes públicos
Poder constitucional Órgano constitucional de
Origen Sistema Funciones básicas
del Estado alcance nacional
Representación,
legislativa, fiscalización,
Poder Legislativo Congreso de la República
designación de altos
Sistema
funcionarios del Estado
político
De ejecución de las políticas
Poder Ejecutivo Gobierno públicas, función
ejecutivo-administrativo
Jurisdiccionales o de
Poder Judicial Poder Judicial
impartición de justicia
Poder Constitucional o
Poder Control de
de Control de la Tribunal Constitucional
Ciudadano constitucionalidad
Constitucionalidad
Nombramiento,
Sistema de Junta Nacional de la ratificación, evaluación y
Poder de Nombramiento
Justicia Magistratura destitución de
magistrados
Acción penal en defensa
de la legalidad, de los
Poder Fiscal Ministerio Público intereses públicos y
representar a la sociedad
en los procesos judiciales
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 98
durante el ejercicio del cargo

Defensa de los derechos


constitucionales,
supervisión del
Poder de la Defensoría del
cumplimiento de los
Persuasión Pueblo
deberes de la
administración pública y
de los servicios públicos
Impartir justicia en
Jurado Nacional de materia electoral y
Poder Electoral
Elecciones administrar el registro de
Sistema organizaciones políticas
Electoral Organización de los
Poder de
Oficina Nacional de procesos electorales,
organización del
Procesos Electorales referéndum y otros tipos
proceso electoral
de consulta popular
Registro Nacional de Inscripción y
Poder de Registro
Identificación y Estado modificación de los actos
Personal
Civil del estado civil
Regular la moneda y el
Banco Central de Reserva
Poder Monetario crédito del sistema
del Perú
financiero
Supervisar la legalidad de
la ejecución del
Poder de Control de Contraloría General presupuesto del Estado, de
Sistema Legalidad de la República las operaciones de la deuda
Económico pública y actos sujetos a
control
Supervisar bancos, empresas
Superintendencia de
financieras y de aquellas que
Poder de Supervisión Banca, Seguros y
reciben depósitos del
Financiera Administradoras de
público, operaciones
Fondos de Pensiones
conexas o similares
Democracia Constitucional

38. No cabe duda, que la Constitución peruana atribuyó la calidad o


estatus de poder público a los organismos constitucionales
autónomos, lleven o no literalmente el rótulo de “poder”. Las
cosas son como son de acuerdo con su naturaleza y no por su
etiqueta

39. Ahora, en esa lógica institucional, dada la calidad de auténticos


poderes públicos de los organismos constitucionales autónomos,
sus titulares y miembros forman parte del grupo de altos
funcionarios de acuerdo con el artículo 39 de la Constitución; y, en
consecuencia, ante alguna infracción constitucional o delito
deberían en principio ser susceptibles de alguna acusación
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 99
durante el ejercicio del cargo

constitucional en razón del artículo 99 de la Constitución, pero, no


obstante, el texto actual de dicho dispositivo ha incluido solo a
algunos funcionarios. Ello, sin perjuicio de señalar que todos
también deberían gozar de la misma inmunidad, prerrogativas e
incompatibilidades con la finalidad de preservar el equilibrio de
poderes.

40. Como se puede apreciar, nuestra constitución orgánica responde a


una concepción contemporánea del principio de división del poder
o a una teoría constitucional de la separación de poderes, de la
distinción de órganos y reparto de funciones constituidas, acorde
con los nuevos tiempos, respetando la original intención de
controlar y limitar el poder público en consonancia con los
derechos constitucionales. Estamos ante la presencia de un
conjunto de poderes jurídicos que conjuntamente con los poderes
sociales constituyen nuevos paradigmas de la división de poderes.

41. El esquema de pluripoderes constituidos forma parte del


constitucionalismo democrático, del tránsito del Estado de
Derecho de democracia parlamentaria electoral al Estado
Constitucional propio de una democracia constitucional, en otras
palabras, estamos ante la democratización del poder público.

42. Así, el principio divisorio de poderes constitucionales adoptado


por la Constitución proscribe todo tipo de acciones u omisiones,
por parte de la Administración Pública, las entidades nacionales,
regionales y municipales, y particulares, que impidan su fiel
cumplimiento. En ese sentido, una norma infraconstitucional o una
norma infralegal (normas administrativas) no pueden regular
aspectos generadores de situaciones que perjudiquen, menoscaben,
resten o debiliten la calidad de poder estatal de aquellos órganos
constitucionales diferentes de los poderes legislativo, ejecutivo y
judicial.

43. A la luz de todo lo dicho, la dinámica del derecho constitucional


del poder importa que toda producción normativa en cualquier
nivel del Estado debe elaborarse de conformidad con la
Constitución, acudiendo a la interpretación “de” la Constitución y
“desde” la Constitución en cuanto al esquema de poder público en
plural. En definitiva, el encuadre y ordenación constitucional del
poder está establecido en la Constitución de 1993 y corresponde su
plena vigencia (sin medias tintas) por las autoridades y los
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 100
durante el ejercicio del cargo

ciudadanos. Hay un mandato constitucional, una obligación


constitucional o una exigencia ineludible de respeto a la separación
y equilibrio entre todos los poderes clásicos y no clásicos, poderes
tradicionales y no tradicionales. Correspondiendo al Tribunal
Constitucional, como órgano de control de la Constitución y de la
constitucionalidad, garantizar el equilibrio y balance de los
poderes públicos desarrollados por el Texto Constitucional de
1993. En ese sentido, las leyes orgánicas que regulan la estructura
y el funcionamiento de los órganos constitucionales deben
responder a la naturaleza plural de los poderes públicos diseñados
por la actual Constitución.

44. Así, cuando en el fundamento 36 de la sentencia expresa que “la


distribución de poderes (…) no se reduce a los tres poderes
clásicos, sino que deben considerarse también relevantes para el
contrapeso y el control del poder a los órganos
constitucionalmente autónomos, poniendo de relieve el imperativo
de evitar todo escenario de concentración de poder”, consideramos
que alude a la idea de pluralidad de poderes o pluripoderes, al
igual que lo señalado en el fundamento 160 de la sentencia.

Dicho esto, suscribo la sentencia.

S.

DOMÍNGUEZ HARO
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 101
durante el ejercicio del cargo

FUNDAMENTO DE VOTO DEL MAGISTRADO


OCHOA CARDICH

[…] el término régimen político […] designa


a un conjunto completo de instituciones más
o menos coordinadas y articuladas, que se
refieren a la vez al fundamento del poder, a la
elección de los gobernantes, a su estructura y
a su limitación.

Maurice Duverger. Instituciones Políticas y


Derecho Constitucional

Si bien suscribo la sentencia en mayoría, formulo el presente


fundamento de voto, que contiene mi posición, matices y reflexiones
sobre las siguientes materias relevantes:

§1. El régimen político peruano: presidencialismo híbrido y sus


fases de mutación

1. La sentencia desarrolla ampliamente el régimen político peruano,


al que califica de base presidencial. Sobre el particular, comparto
la tesis del constitucionalista Humberto Nogueira en el sentido de
que el presidencialismo latinoamericano -tipología a la que
corresponde el régimen político peruano- es diferente al
presidencialismo estadounidense.

2. El modelo de Washington -como señala Sartori- se caracteriza por


la separación de poderes entre el presidente y el Congreso38. En
cambio, el presidencialismo latinoamericano se caracteriza por:

[…] ser un gobierno democrático representativo con un Ejecutivo


monista donde un Presidente de la República elegido por sufragio
universal directo es jefe de Estado y de gobierno, dirigiendo las
relaciones internacionales y siendo jefe superior de las Fuerzas
Armadas, además de participar como órgano colegislador en la
formación de leyes, disponiendo de derecho de veto suspensivo
parcial, constituyéndose así en el órgano central del régimen político,
donde los Ministros de Estado son sus colaboradores directos y
ejecutores de la política presidencial. El Congreso o Parlamento,
además de sus funciones de órgano colegislador, desarrolla la

38
Sartori, Giovanni (1994). Ingeniería constitucional comparada. Una investigación de
estructuras, incentivos y resultados. México D. F.: Fondo de Cultura Económico, p.
101.
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 102
durante el ejercicio del cargo

función de fiscalización de los actos de gobierno, como asimismo


participa dando su acuerdo al Presidente en el nombramiento de
algunas altas autoridades públicas. El Poder Judicial es un órgano
independiente e imparcial que administra justicia. Existe, asimismo,
un sistema de control de constitucionalidad de los preceptos legales y
otras normas emanadas de órganos y autoridades del Estado bajo
diversas modalidades específicas39.

3. El régimen político peruano -si bien es de base presidencial-


corresponde en rigor a la tipología del presidencialismo
latinoamericano, aun cuando como toda forma de gobierno asume
rasgos propios y está en permanente evolución. Cabe señalar que
casi no existen en el derecho comparado regímenes políticos
puros. Los regímenes políticos asumen diversas variantes o
modalidades y pueden ser clasificados mediante una diversidad de
criterios.

4. Así, puede adoptar fases de presidencialismo parlamentarizado o


híbrido -como ocurrió durante la vigencia de las Constituciones de
1933 y 1979-. En la de 1933, fortaleciendo al Parlamento sobre el
Ejecutivo y en la de 1979 modulando a una forma de gobierno de
hegemonía presidencial, con la atribución gubernamental de la
disolución de la Cámara de Diputados, en el artículo 227, como
contrapeso, si se censuraba o negaba la confianza a tres Consejos
de Ministros.

5. Con relación al presidencialismo parlamentarizado, según Tuesta:

No es que se haya diseñado un modelo que tomara lo mejor de


ambos -si acaso fuera posible-, sino que se ha construido uno que, a
la luz de la evaluación histórica, ha demostrado serias limitaciones,
produciendo efectos negativos para la gobernabilidad del país40.

6. Mi tesis es que este sistema muta a una fase hiperpresidencialista


con la vigencia de la Constitución de 1993, cuya exacerbación se
alcanzó en 2019, con la disolución del Congreso unicameral. Así,

39
Nogueira, Humberto (2017). La tipología de gobiernos presidencialistas de América
Latina y gobiernos semipresidenciales en Europa. En: Estudios Constitucionales, año
15, núm. 2, Centro de Estudios Constitucionales de la Universidad de Talca, p. 18.
40
Tuesta, Fernando (2023). La reforma política. Ideas y debates para un mejor
gobierno. Lima: Debate, p. 205.
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 103
durante el ejercicio del cargo

es un mecanismo parlamentarizado sacado de su contexto natural


con la finalidad de reforzar el poder presidencial41.

7. Sostengo que la disolución autoritaria del Congreso decretada por


el presidente Martín Vizcarra Cornejo el 30 de setiembre de 2019
configuró una manifestación paroxística de la fase
hiperpresidencialista del régimen político de la Constitución de
1993. Una anomalía del sistema presidencial, en términos de
Sartori42. El presidente Vizcarra invocó la falacia de la
“denegatoria fáctica” de la cuestión de confianza planteada por su
presidente del Consejo de Ministros para impedir arbitrariamente
que el Congreso eligiera a los magistrados del Tribunal
Constitucional, competencia reservada al Parlamento por la
Constitución. En aquellos días, los serviles defensores del
hiperpresidencialismo afirmaban que la cuestión de confianza era
ilimitada en cuanto a los asuntos o materias sobre las que puede
operar, incluyendo hasta reformas constitucionales, esto es, la
apología del pleno autoritarismo presidencial que se impuso en
ese periodo.

8. Tres años antes, a partir de julio de 2016, se había iniciado una


etapa de confrontación entre el Ejecutivo y el Parlamento cuando
la principal fuerza de la oposición alcanzó una mayoría absoluta
en el Congreso. Esta confrontación se prolongó hasta la precitada
disolución del Congreso en 2019. Con relación a esta crisis
constitucional el diario ABC de Madrid en una nota titulada
Hiperpresidencialismo en Perú afirmaba:

La prensa internacional siente antipatía por Keiko Fujimori, pero


aquí el eslabón débil es el Congreso, disuelto por un presidente con
exceso de atribuciones […] El artículo 134 de la Constitución,
aprobada en 1993, al año siguiente del autogolpe de Alberto Fujimori
establece que si el Congreso niega su confianza a dos Consejos de
Ministros (la peculiar existencia en el Perú de un presidente de
gobierno, con características algo inferiores a las del primer ministro
en un régimen parlamentario, también pervierte el funcionamiento de
un sistema presidencialista clásico) el presidente puede disolver el
Congreso y convocar nuevas elecciones […] La oposición estimó
que Vizcarra no siguió el debido proceso (al disolver el Congreso
para evitar que Fuerza Popular y el Partido Aprista nombraron
miembros del Tribunal Constitucional), declaró vacante la
presidencia y luego elevó a ese puesto a la vicepresidenta, Mercedes

41
Nogueira, Humberto. Op. cit., p.39.
42
Sartori, Giovanni. Op. cit., p. 100.
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 104
durante el ejercicio del cargo

Araoz, quien prefirió dimitir. El apoyo de las Fuerzas Armadas a


Vizcarra ha consolidado los planes de este, con una oposición que,
aunque ha pensado en boicotear las elecciones, parece prepararse
para ellas, a la espera de lo que diga el Tribunal Constitucional 43.

9. Cabe señalar que el régimen político peruano se encuentra en


permanente mutación. Así, en la actualidad el patrón prevaleciente
es el de una nueva fase de presidencialismo parlamentarizado,
bajo el actual gobierno presidido por Dina Boluarte desde el 7 de
diciembre de 2022 y con la próxima restitución del bicameralismo.

§2. La concentración de poderes del presidente de la República en


el régimen político

10. La sentencia desarrolla el tema de las atribuciones del presidente


en el régimen político. Así, el presidente de la República no sólo
concentra las funciones de Jefe de Estado y Jefe de Gobierno -
como parte de su estatuto constitucional- sino que conforme al
artículo 110 “personifica a la Nación”, atributo que no gozan ni
siquiera los monarcas constitucionales quienes sólo representan o
simbolizan la unidad y continuidad del Estado.

11. Si bien el presidente de la República define la orientación de la


política general del Gobierno, debe nombrar un presidente del
Consejo de Ministros, quien conforme al texto constitucional
propone al presidente de la República a los ministros, así como su
remoción, conforme al artículo 122, aun cuando no ocurra así en la
Constitución material, debido a la preeminencia fáctica del poder
del presidente de la República.

12. El diseño del régimen político peruano es de clara hegemonía


presidencial con tendencia al hiperpresidencialismo. El presidente
peruano goza de más poder que el presidente estadounidense. Así,
el presidente de la República concentra atribuciones fortalecidas:
ejerce la potestad de reglamentar las leyes (artículo 118.8); dirige
la política exterior y las relaciones internacionales (artículo
118.11); nombra embajadores y ministros plenipotenciarios, con
aprobación del Consejo de Ministros (artículo 118.12); declara la
guerra y firma la paz, con autorización del Congreso (artículo
118.16); preside las sesiones del Consejo de Ministros (artículo

43
Disponible en: https://www.abc.es/internacional/abci-hiperpresidencialismo-peru-
201910080218_noticia.html
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 105
durante el ejercicio del cargo

121); preside el Sistema de Defensa Nacional (artículo 118.14);


ejerce la jefatura suprema de las Fuerzas Armadas y de la Policía
Nacional (artículo 167); así como otorga los ascensos de los
generales y almirantes de las Fuerzas Armadas y de los generales
de la Policía Nacional, según propuesta del instituto
correspondiente (artículo 172).

13. Además, el presidente de la República está dotado iniciativa


legislativa tal como lo están los congresistas, conforme al artículo
107, pero a diferencia de los proyectos de los parlamentarios, sus
proyectos de ley tienen preferencia en el Congreso en la agenda
legislativa, cuando son enviados con carácter de urgencia (artículo
105). Así, el presidente de la República es un colegislador -a
diferencia del presidente de los Estados Unidos- distorsionando el
presidencialismo basado en la separación de poderes. Dicta
decretos de urgencia -con fuerza y rango de ley- en materia
económica y financiera y ejerce función legislativa, mediante
decretos legislativos, por delegación del Congreso.

14. El único punto débil del presidente peruano es que carece del
poder de veto legislativo. Uno de los caracteres del
presidencialismo estadounidense es el poder de veto presidencial.
El presidente de los Estados Unidos de América participa en el
proceso legislativo mediante la sanción de la ley aprobada por el
Congreso en un plazo de diez días, o en caso contrario, ejerciendo
el veto que solo puede ser superado por las dos terceras partes de
los miembros presentes de ambas Cámaras. Esto es un jugador
político con poder de veto. En la politología, si la Constitución
identifica actores individuales o colectivos que deben ponerse de
acuerdo para el cambio del statu quo, estos son los denominados
veto players44:

15. La reciente reforma constitucional que restituye el bicameralismo,


reitera que el presidente peruano no tiene poder de veto. Es sólo un
poder de observación de la ley que no constituye un efectivo
contrapeso. Así, el artículo 108 de la Constitución establece que si
el presidente de la República tiene observaciones sobre todo o
parte de la ley, aprobada por el Congreso, las presenta a éste en el
mencionado término de quince días. Reconsiderada la ley con el

44
Tsebelis, George (2006). Jugadores con veto. Cómo funcionan las instituciones
políticas. Ciudad de México: Fondo de Cultura Económica, p. 103.
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 106
durante el ejercicio del cargo

voto de la mayoría del número legal de miembros de cada Cámara,


el presidente del Congreso la promulga.

§3. El Caso Estados Unidos contra Nixon, 418 US 683 (1974)

16. Es relevante citar en el derecho comparado el caso Estados Unidos


contra Nixon, 418 US 683 (1974)45, dado que se trata un caso
emblemático resuelto por la Corte Suprema de Estados Unidos,
ocurrido en la cuna del régimen político presidencial. El caso se
derivó del escándalo Watergate surgido cuando el presidente
Richard M. Nixon, se presentaba a las elecciones presidenciales de
1972 contra el candidato demócrata George McGovern. El
escándalo Watergate se origina tras un robo en la sede del Partido
Demócrata en el complejo de edificios Watergate en Washington
D.C.

17. En octubre de 1973, Nixon cesó al fiscal especial Archibald Cox, a


cargo de la investigación y como consecuencia de ello,
renunciaron sus superiores, el fiscal general Elliot Richardson y el
fiscal adjunto William Ruckelshaus en la denominada “Masacre
del Sábado por la Noche”. Así, asume la investigación el fiscal
especial Leon Jaworski.

18. El presidente Nixon intentó anular una citación judicial dirigida a


él -obtenida por el fiscal Jaworski- para la presentación de
determinas cintas grabadas y documentos relacionados a sus
conversaciones y reuniones ya identificadas con sus colaboradores.
Esta investigación dio lugar a acusaciones por diversos delitos,
entre ellos, conspiración para defraudar a los Estados Unidos y
obstrucción a la justicia. Jaworski convenció al gran jurado para
que se considere a Nixon como “cómplice no acusado”, pues no
creía tener facultades para acusar a un presidente en funciones. Sin
embargo, las acusaciones permitieron que se emitieran citaciones
judiciales para la entrega de las transcripciones y grabaciones.

19. La citación obtenida por el fiscal Jaworski le daba acceso a cintas


y documentos relacionados con las conversaciones de Nixon con
su asesores y asistentes sobre el robo en Watergate. Los
argumentos de defensa del presidente Nixon sostenían:

45
Disponible en: https://supreme-justia.com.translate.goog/cases/federal/us/418/683/
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 107
durante el ejercicio del cargo

(i) Los presidentes debían tener libertad para ejercer sus


funciones sin interferencia judicial.
(ii) Los presidentes deben gozar del privilegio ejecutivo de
retener comunicaciones confidenciales incluso si ese
interfiere con la justicia penal.
(iii) La Corte Suprema de Estados Unidos podía “asesorar” y
“guiar” las decisiones del Presidente pero no podían juzgar
su legalidad.
(iv) Sólo el Congreso, mediante el impeachment (juicio político)
podría ejercer control sobre las acciones presidenciales.

20. El abogado del presidente solicitó al juez John Sirica, del Tribunal
de distrito de los Estados Unidos para el distrito de Columbia que
anulara la citación. En su alegato argumentó lo siguiente:

El presidente quiere que yo argumente que él es un monarca tan


poderoso como Luis XIV, solo que durante cuatro años cada uno y
que no está sujeto a los procesos de ningún tribunal del país, excepto
el tribunal del juicio político.

21. El juez Sirica desestimó la moción del presidente y ordenó que se


entreguen las cintas. La apelación fue conocida por la Corte
Suprema, que por unanimidad, decidió el caso el 24 de julio de
1974, desestimando que el privilegio ejecutivo invocado por la
defensa del presidente fuera absoluto e irrestricto:

El impedimento que un privilegio absoluto e irrestricto impondría al


cumplimiento del deber constitucional primordial del Poder Judicial
de impartir justicia en los procesos penales entraría en claro conflicto
con la función de los tribunales de justicia en virtud del Artículo III.
Al diseñar la estructura de nuestro Gobierno y dividir y asignar el
poder soberano entre tres ramas con poderes equivalentes, los
redactores de la Constitución buscaron establecer un sistema integral,
pero la separación de poderes no pretendía operar con absoluta
independencia.

Si bien la Constitución distribuye el poder para garantizar la libertad,


también contempla que la práctica integrará a los poderes dispersos
en un gobierno eficaz, impone a sus poderes separación pero
interdependencia, autonomía pero reciprocidad.

Youngstown Sheet & Tube Co. contra Sawyer, 343 US en 343 US 635
(Jackson, J., concurrente). Interpretar las facultades del Presidente en
virtud del Artículo II como si otorgaran un privilegio absoluto frente
a una citación esencial para la aplicación de las leyes penales,
basándose únicamente en una reclamación generalizada de interés
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 108
durante el ejercicio del cargo

público en la confidencialidad de las conversaciones no militares ni


diplomáticas perturbaría el equilibrio constitucional de un “gobierno
funcional” y perjudicaría gravemente la función de los tribunales en
virtud del Artículo III [418 US 707].

§4. Naturaleza y alcances de la inmunidad presidencial prevista en


el artículo 117 de la Constitución

22. Comparto lo sostenido en la doctrina nacional en el sentido que el


artículo 117 de la Constitución establece un régimen especial de
inmunidad de proceso que protege al presidente de la República:
se trata de una norma excepcional que distingue la figura
presidencial frente a no sólo a cualquier otro servidor o
funcionario público, sino en general, respecto de cualquier otro
ciudadano. Es con toda claridad, una excepción al principio de
igualdad en la República [Delgado-Güembes, C. (2022) La
responsabilidad política del presidente de la República.
Indemnidad temporal, vacancia y acusación constitucional. Lima:
Yachay legal, p. 73)].

23. Asimismo, considero que debe subrayarse que la inmunidad de


proceso del presidente de la República no es absoluta. El artículo
117 prevé que sí puede ser acusado durante su periodo por los
cuatro supuestos fácticos que especifica taxativamente: (i) traición
a la patria; (ii) impedir procesos electorales; (iii) disolver el
Congreso, salvo los casos previstos en el artículo 134; y (iv) por
impedir su reunión o funcionamiento o el de los órganos
electorales. Con relación a otra falta funcional o constitucional,
distinta a las enunciadas, el presidente sólo puede ser acusado,
concluido su mandato.

24. Cabe subrayar que el presidente de la República no goza de


inmunidad por delitos comunes o no funcionales, cuestión que me
parece oportuno opinar y precisar con relación a lo afirmado en el
fundamento 85 de la presente sentencia. Así, hay delitos -que aun
cuando no configuran delitos contra la Administración Pública-
están dentro del ámbito de los delitos en el ejercicio de la función
pública. A mi juicio, si comete delitos contra la administración de
justicia, como encubrimiento u obstrucción a la justicia no es
viable la acusación constitucional al presidente sino hasta
concluido su mandato.
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 109
durante el ejercicio del cargo

25. Esta inmunidad tan amplia constituye un blindaje especial que no


se extiende a otros altos funcionarios del Estado, aun cuando
gocen de la calidad de aforados. Como sabemos conforme al
artículo 99 de la Constitución las acusaciones constitucionales -
que comprenden el antejuicio y juicio político- se aplican no sólo
al presidente de la República, sino también a los representantes al
Congreso, a los magistrados del Tribunal Constitucional, a los
miembros de la Junta Nacional de Justicia, a los vocales de la
Corte Suprema; a los fiscales supremos, al Defensor del Pueblo y
al Contralor General por infracción de la Constitución y por todo
delito que cometan en el ejercicio de sus funciones y hasta cinco
años después de que hayan cesado en éstas.

26. Si se encuentra indicios de la comisión de delito, se trasladan al


Ministerio Público, con la finalidad de que el Fiscal de la Nación
formule denuncia -sin modificarla- y la remita a la Corte Suprema,
la cual está obligada a abrir el proceso correspondiente en los
mismos términos de la acusación del Congreso (artículo 100 de la
Constitución). Ello no conlleva que el Congreso esté ordenando
que se sancione o condene, sino que se abra proceso, que es una
situación jurídicamente diferente. Sobre el particular, el Tribunal
Constitucional en la sentencia Exp. 0006-2003-PI/TC ha
expresado que estas disposiciones constitucionales son contrarias
al principio de separación de poderes y ha recomendado realice la
reforma constitucional correspondiente.

27. En rigor, lo que prohíbe claramente la Constitución es “acusar”,


que conforme define Cabanellas en su “Diccionario Jurídico
Elemental”:

En la jurisdicción criminal, y ante cualquier organismo represivo, la


acción de poner en conocimiento de un juez u otro funcionario
competente, un crimen (real, aparente o supuesto), para que sea
reprimido. Ante los tribunales de justicia, el escrito o informe verbal
de una parte, de un abogado o del Ministerio fiscal en que se acusa a
alguien de un delito o falta”46.

28. En consecuencia, no se puede emitir una resolución acusatoria en


sede parlamentaria contra el presidente más allá de los supuestos
fácticos previstos en el artículo 117. Sin perjuicio de ello, el
46

https://es.slideshare.net/slideshow/diccionariojuridicoelementalguillermocabanellas/45
432550
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 110
durante el ejercicio del cargo

Ministerio Público podrá realizar los actos de investigación al


presidente de la República con relación a ilícitos que no están
comprendidos en el artículo 117, conforme con los criterios que
desarrolla la presente sentencia.

29. Cabe señalar que la afirmación -como obiter dicta- contenida en el


fundamento 119 de la sentencia sobre la naturaleza procesal de la
etapa de investigación preliminar, no es una posición pacífica en la
dogmática, dado que el que el proceso penal comienza
formalmente cuando se formula la acusación47.

§5. Los giros interpretativos del Ministerio Público con relación a


la inmunidad presidencial

30. El Ministerio Público mantuvo un criterio uniforme de


interpretación constitucional de no formular investigación
preliminar ni denunciar al presidente de la República en el
ejercicio del mando supremo, asumiendo que el artículo 117 de la
Constitución otorga al Jefe de Estado no sólo una inmunidad de
proceso sino también inmunidad absoluta de investigación. Pero
este criterio no ha sido rectilíneo a partir de 2022.

31. Así, en enero de 2022, la entonces Fiscal de la Nación, Zoraida


Ávalos Rivera, procedió a suspender las investigaciones
preliminares que promovió en contra del presidente José Pedro
Castillo Terrones, por presuntos delitos de contra la
Administración Pública, de tráfico de influencias, en su calidad de
autor, y el delito de colusión, en su calidad de partícipe. Por esta
decisión -que correspondía clara e inequívocamente al ámbito de
su independencia funcional- fue inhabilitada por cinco años
en la función pública, por decisión del Congreso, por
supuesto incumplimiento de sus deberes funcionales.
32. Como es de conocimiento público este criterio interpretativo del
Ministerio Público se modificó cuando la entonces Fiscal de la
Nación, Patricia Benavides Vargas, presentó en octubre de 2022
una denuncia constitucional en contra del entonces presidente
Castillo Terrones por delitos contra la tranquilidad pública, en la
modalidad de organización criminal agravada y por los delitos

47
San Martín, César (2024). Derecho Procesal Penal. Lecciones. Lima:
INPECCP/CENALES, p. 422
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 111
durante el ejercicio del cargo

contra la Administración Pública de tráfico de influencias


agravado y cómplice del delito de colusión.

33. Así, no se sustentó en el artículo 117 de la Norma Suprema, sino


que invocó el fundamento 46 de la STC Exp. 00013-2009-PI/TC -
que como se puede advertir de la revisión del texto no constituye
ratio decidendi de esa sentencia- y que se refiere al artículo 99 de
la Constitución:

[…] aun cuando en anterior oportunidad se pueda interpretar que este


Tribunal ha considerado que se requiere de una acusación
constitucional para que el Ministerio Público pueda realizar
diligencias preliminares de investigación a los altos funcionarios
comprendidos en el artículo 99 de la Constitución por la supuesta
comisión de delitos, este Colegiado cumple con aclarar que la
prerrogativa del antejuicio no es de recibo en esta etapa preliminar a
cargo del Ministerio Público, toda vez que conforme lo establece el
artículo 159 de la Constitución Política tal entidad se encuentra
facultada para conducir la investigación del delito y, dado el caso,
presentar la denuncia constitucional contra los altos funcionarios del
Estado tal como se establece el artículo 89 del Reglamento del
Congreso de la República. Por tanto, será en el procedimiento de la
apreciación de la denuncia constitucional interpuesta por el
Ministerio Público al amparo del artículo 89 del Reglamento del
Congreso que el Parlamento determinará la verosimilitud de los
hechos materia de la denuncia, así como la subsunción de ellos en los
tipos penales establecidos legalmente, descartando aquellas que
estuvieran sustentadas en móviles políticos.

34. Así, se basó en el obiter dicta de una sentencia recaída en un caso


sobre la modificación del artículo 25 del Reglamento del Congreso
en la parte que regula el reemplazo del congresista suspendido por
el Pleno del Congreso. Esa sentencia en ninguna parte interpreta
el artículo 117 de la Constitución. Asimismo, se basó en el
artículo 159 de la Norma Suprema, concordante con el artículo IV
del Título Preliminar, los artículos 449 y 450 del Código Procesal
Penal y la Ley 27399, Ley que regula las investigaciones
preliminares previstas en la Ley 27379 tratándose de los
funcionarios comprendidos en el artículo 99 de la Constitución.

35. Mas aun, se sustentó -anómalamente- en el artículo 30 de la


Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción,
aprobada mediante Resolución Legislativa 28357, de 6 de octubre
de 2004, y ratificada por decreto supremo el 19 de octubre de
2004. Este tratado internacional remite a medidas legislativas en el
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 112
durante el ejercicio del cargo

ordenamiento interno para su aplicación y no es fuente de


interpretación del artículo 117 de la Norma Suprema.

36. En el ejercicio de sus competencias y atribuciones todo órgano


previsto en la Norma Suprema debe interpretar la Constitución al
aplicarla y, en principio, la interpretación de sus facultades merece
respeto por los demás órganos del Estado, conforme al principio de
separación de poderes. Sin embargo, como se observa de los
antecedentes recientes no hay en la actualidad una interpretación
uniforme del Ministerio Público, en gran medida, por no existir un
marco legal expreso y especial de regulación de los actos de
investigación al presidente de la República.

§6. El presidente no está por encima de la Ley en la forma


republicana de gobierno

37. Sin perjuicio de ello, decidir sobre las facultades de investigación


del Ministerio Público sobre el presidente de la República y sus
límites constitucionales, así como las del Poder Judicial, sobre esta
materia para impartir justicia, constituye un ejercicio de
interpretación que corresponde a este Colegiado, en su calidad de
Supremo Intérprete de la Constitución, esto es, como órgano de
cierre en esa materia dentro del sistema jurídico nacional.

38. La Constitución no establece un blindaje que impida al Ministerio


Público investigar al presidente de la República, como corresponde
dentro de sus atribuciones constitucionales de promover la acción
de la justicia en defensa de la sociedad, investigar el delito y
ejercitar la titularidad de la acción penal.

39. Los actos de investigación, una vez culminados, deben


suspenderse hasta la conclusión del mandato presidencial. El quid
de la cuestión es determinar los actos de investigación que son
compatibles con el ejercicio efectivo de la autoridad estatal por el
presidente de la República. En ese sentido, la presente sentencia es
innovadora, por cuanto abre las puertas de la investigación al
presidente pero a su vez fija sus límites constitucionales: no se
podrán disponer actos de investigación que no respeten la dignidad
del cargo, el ejercicio de la autoridad estatal y que sean limitativos
de derechos fundamentales. Así, el presidente de la República no
está por encima de la ley conforme a la forma republicana de
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 113
durante el ejercicio del cargo

gobierno, prevista como principio general en el artículo 3 de la


Norma Suprema.

CONCLUSIONES

1. No hay una interpretación uniforme del Ministerio Público, en


gran medida, por no estar en vigor un marco legal expreso y
especial para regular los actos de investigación al presidente de la
República. En consecuencia, corresponde a este Colegiado
determinar esa interpretación como órgano de cierre de la
Constitución.

2. El impedimento de realizar actos de investigación al presidente de


la República constituiría un privilegio absoluto e irrestricto de
inmunidad presidencial que cercenaría no sólo a la función fiscal,
sino que afectaría gravemente la función judicial de impartición de
justicia, establecida en el artículo 138 de la Norma Suprema.
Asimismo, es incompatible con la forma republicana de gobierno,
prevista como principio general en el artículo 3 de la Norma
Suprema.

3. En consecuencia, en un régimen político, basado en la separación


de poderes, es necesario ponderar y armonizar estos intereses
contrapuestos, determinando cuales actos de investigación -
respecto a ilícitos distintos a los previstos en el artículo 117 de la
Norma Suprema- está habilitado de realizar el Ministerio Público
con relación al presidente de la República, tal como se establece en
la presente sentencia con criterios de interpretación constitucional.

S.

OCHOA CARDICH
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 114
durante el ejercicio del cargo

VOTO SINGULAR DEL MAGISTRADO


GUTIÉRREZ TICSE

Con el debido respeto por la opinión de mis colegas magistrados, emito


el presente voto singular por no haberse formado consenso en los
fundamentos interpretativos de la sentencia en mayoría, así como en el
decisorio.

Las siguientes razones, desde una perspectiva principista del derecho


constitucional del poder, son las que paso a exponer:

§1. El competencial se debe centrar exclusivamente en el régimen


de inmunidad del Presidente de la República por delitos no
previstos en el art. 117 de la Constitución

1. En el presente caso, el Tribunal Constitucional debe resolver la


cuestión de, si la realización de investigaciones al Presidente de la
República en ejercicio del cargo por delitos no previstos en el
artículo 117 de la Constitución, constituye o no un vicio
competencial que contraviene las atribuciones y funciones del
titular del Poder Ejecutivo, específicamente en lo relacionado con
la dirección de la política general del gobierno, en los términos del
artículo 118.3 de la Norma Fundamental.

2. Por tanto, se circunscribe exclusivamente al régimen de inmunidad


del Presidente de la República, mas no alcanza a los demás
funcionarios contemplados en el artículo 99 de la Constitución.
3. Debe además indicarse que, no podría ser de otra manera si se
advierte que la figura del Presidente de la República es única y
excepcional en el régimen presidencialista, aun con variantes y
niveles de intensidad (hiper presidencialismo, presidencialismo
atenuado, etc.); y, en segundo lugar, porque las prerrogativas del
resto de funcionarios contemplados en el artículo 99 de la
Constitución (por más que estén incluidos en el mismo dispositivo
constitucional), tienen otro origen, naturaleza y funciones
encomendadas.

§2. Rasgos esenciales del presidencialismo

4. El presidencialismo surge en los Estados Unidos de América. Se


trata de una forma de gobierno centralizada en una autoridad de
origen popular. Ejerce las funciones de Jefe de Estado y Jefe de
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 115
durante el ejercicio del cargo

Gobierno, y con un alto grado de independencia del resto de los


poderes públicos.

5. Para revisar las bases doctrinales del tipo de gobierno


presidencialista, es obligado revisar los Federalist Papers, ya que
en ellos se encuentra un desarrollo teórico importante sobre el
origen del presidencialismo. En concreto, en el ensayo N° LXX,
Alexander Hamilton sostuvo que un «Ejecutivo débil significa una
ejecución débil del gobierno», agregando que «una ejecución débil
no es sino otra manera de designar una ejecución mala; y un
gobierno que ejecuta mal, sea lo que fuere en teoría, en la práctica
tiene que resultar un mal gobierno». Por tanto, la «permanencia»,
entendida como estabilidad en el cargo, es uno de los «ingredientes
que dan por resultado la energía del Ejecutivo»48.

6. No obstante, con el ascenso al poder de Thomas Jefferson,


creyente de las libertades públicas, la limitación del poder para
evitar la tiranía le hizo asumir que el régimen requería de un
gobierno fuerte pero limitado.

7. A nivel jurisprudencial, el presidencialismo norteamericano se ha


construido conforme al desarrollo de la jurisdicción, pero un
pronunciamiento sobre el mismo no puede soslayar la sentencia
emitida en el caso Donald Trump, conforme veremos en el ítem
siguiente por ser reciente y define un modelo de autonomía
presidencial y de resguardo de los controles que se forman en la
lógica de los checks and balances (frenos y contrapesos).

8. De manera palmaria en América Latina, el presidencialismo y su


máximo dignatario tiende a constituir a su alrededor un conjunto
de garantías, ostentando un nivel de poder político que controla el
sistema de poder mismo, y con diferentes frenos alrededor del
Presidente de la República para dificultar la intervención de los
órganos jurisdiccionales siendo difícilmente justiciable durante el
desempeño del cargo, a menos de viabilizar su control por el
parlamento, ello inclusive de forma extraordinaria.

9. Este, como el más alto dignatario, pareciera tener un poder


descomunal, muy a despecho de rotular a los secretarios de estado

48
A. HAMILTON, «§ LXX», en El Federalista, 1° ed., 3° reimpresión, Fondo de
Cultura Económica, México D.F., 1982 [1788], pp. 303-304.
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 116
durante el ejercicio del cargo

como “ministros”. El poder del Presidente de la República


políticamente es, ciertamente, altamente invasivo
(hiperpresidencialismo), aun en algunos casos donde se procuran
limitarlo (atenuado). En cualquier caso, estamos hablando de esa
perspectiva centralizadora del gobierno en el mismo funcionario
que ejerce dualmente la función de Jefe de Estado y Jefe de
Gobierno, y por ello, su diseño.

10. No obstante, no hay soslayo a los controles. Para Loewenstein,


estos son los denominados controles intra-órganos y los inter-
órganos49. En esta última, reside, precisamente, la intervención del
sistema judicial en el control del poder conforme a cada diseño
autónomo que edifique constitucionalmente un Estado bajo la
egida del principio de separación de los poderes.

11. Precisamente, estos controles habilitados se equilibran con los


frenos. Entre ellos, alrededor del Presidente de la República, la
inmunidad. Esta articulación de lo posible e imposible, es lo que
tensionan el modelo democrático fundado y permiten el cabal
desempeño de la máxima autoridad política del Estado.

§3. La inmunidad presidencial en el Derecho comparado50

12. Conforme a lo señalado en el ítem anterior, la doctrina conviene en


el ejercicio del poder gubernamental como un poder fuerte (pesos),
sin que comporte ello la consolidación de determinados controles,
o como también se le denomina, contrafrenos.

13. En primer lugar, se debe tener en cuenta que la Constitución de


Estados Unidos de 1787 no garantiza explícitamente la inmunidad
presidencial de forma absoluta. Es fruto de la dinámica del poder,
el resguardo del pensamiento de sus fundadores, y la necesidad de
preservar la importancia de la institución.

49
Para una definición de los tipos de control, Vid.: LOEWENSTEIN, K. Teoría de la
Constitución, 2° ed., Ariel, Barcelona, 1979, pp. 232-233.
50
En el Expediente N.° 01803-2023-PHC/TC (Caso Pedro Castillo), desarrollé el
concepto de inmunidad presidencial desde la perspectiva del Derecho Comparado,
tomando como referencia el caso de Estados Unidos, debido a su consolidada
tradición constitucional, jurisprudencial y doctrinal. A continuación, actualizo los
argumentos que expuse en dicho voto.
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 117
durante el ejercicio del cargo

14. Es por ello que, a lo largo de la evolución del constitucionalismo


norteamericano, este tema ha sido permanentemente repensado y
actualizado. Así, la Corte Suprema en casos tales como Nixon v.
Fitzgerald (1982)51, estableció que el presidente goza de
inmunidad absoluta frente a demandas civiles relacionadas con
actos realizados en el ejercicio de sus funciones oficiales. Pero, en
Clinton v. Jones (1997)52, aclaró que dicha inmunidad no se
extiende a procesos civiles por hechos ocurridos antes de asumir el
cargo.

15. En relación con la inmunidad frente a cargos criminales de un


presidente en funciones, en principio, no había un criterio
jurisprudencial de la Corte Suprema. Por su parte, la práctica
sostenida del Departamento de Justicia de los Estados Unidos
(U.S. Department of Justice) había sido interpretar la Constitución
en el sentido de permitir que el mandatario sea investigado, pero
no acusado formalmente, procesado ni detenido. Esta postura se
basaba en dos memorandos que guiaban su política criminal, los
cuales fundamentan dicha protección en el principio de separación
de poderes, la necesidad de asegurar el adecuado ejercicio de su
capacidad de gobernar y la preservación de la dignidad inherente
al cargo, entre otras consideraciones de alto nivel institucional53.

51
Una traducción propia del párrafo pertinente:
«Aplicando los principios de nuestros casos a reclamos de este tipo, sostenemos
que el peticionario, como expresidente de los Estados Unidos, tiene derecho a
inmunidad absoluta de responsabilidad por daños y perjuicios basada en sus
actos oficiales. Consideramos que esta inmunidad es un incidente
funcionalmente ordenado del cargo especial del Presidente, arraigado en la
tradición constitucional de la separación de poderes y respaldado por nuestra
historia». Vid.: Nixon v. Fitzgerald, 457 U.S. 731 (1982), 750, en
https://www.courtlistener.com/opinion/110762/nixon-
vfitzgerald/?q=nixon%20v.%20fitzgerald. [Fecha de consulta: 13 de agosto de
2025].
52
Clinton v. Jones, 520 U.S. 681 (1997), en
https://www.courtlistener.com/opinion/118115/clinton-
vjones/?q=clinton%20v.%20jones&type=o&order_by=score%20desc&stat_Preced
e ntial=on. [Fecha de consulta: 13 de agosto de 2025].
53
Ambos memorandos fueron elaborados por la Office of Legal Counsel del
Departamento de Justicia. El primer memorando de 1973, puede consultarse en:
https://irp.fas.org/agency/doj/olc/092473.pdf especialmente pp. 18-32). [Fecha de
consulta: 13 de agosto de 2025]; el segundo, data del año 2000 y consta en:
https://www.justice.gov/file/146241-0/dl?inline=. [Fecha de consulta: 13 de agosto
de 2025].
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 118
durante el ejercicio del cargo

16. Recién con Trump v. United States (2023)54, la Corte Suprema ha


desarrollado un estándar tripartito respecto de la inmunidad
presidencial frente a cargos penales, que puede resumirse de la
siguiente manera55:
(1) Inmunidad absoluta: por acciones dentro de sus competencias
exclusivas y excluyentes.

(2) Inmunidad presunta: para el resto de sus actos oficiales,


aunque pueden ser perseguidos penalmente siempre que los
fiscales demuestren que los cargos no amenacen la autoridad y
funciones del Ejecutivo.

(3) Sin inmunidad: para actos no oficiales.

17. Respecto al primer punto, en puridad, el término que la Corte


Suprema estadounidense utiliza es “conclusive and preclusive
constitutional authority”56. Es decir, competencias respecto de las
cuales ni el Congreso ni el Poder Judicial puede hacer una revisión
sustantiva. Así, este término resulta similar al de “competencias
exclusivas y excluyentes” que se usa en la jurisprudencia del
Tribunal Constitucional.

18. Es de notar que la Corte Suprema también ha establecido que, para


determinar si un acto es oficial o no oficial, el Poder Judicial no
puede examinar el motivo detrás del acto presidencial, por cuanto
eso sería un análisis muy intrusivo en las competencias del
Ejecutivo57. Así, tampoco puede designar un acto como «no
oficial» simplemente porque este viola la ley58. Por último, ha
resuelto que los testimonios y registros del Presidente y sus
asesores relativos a actos oficiales que se determine que gozan de
inmunidad también quedan excluidos de su presentación como
prueba en el enjuiciamiento de otros actos59.

54
Trump v. United States (2023). Véase:
https://www.supremecourt.gov/opinions/23pdf/23-939_e2pg.pdf. [Fecha de
consulta: 13 de agosto de 2025].
55
Ibid. Para la inmunidad absoluta, pp. 6-9; para la presunta, 14; para los actos sin
inmunidad, 15.
56
Ibid., pp. 6-9.
57
Trump v. United States (2023), p. 18.
58
Ibid. p. 18.
59
Ibid. p. 32, nota 3.
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 119
durante el ejercicio del cargo

19. Esta sentencia resulta relevante no solo por el contexto en el que


fue emitida, sino también porque, si bien no es directamente
aplicable al caso peruano, puede ser utilizada como un valioso
marco de referencia doctrinario. Ello se debe a que el sistema de
gobierno peruano es de base presidencialista, al igual que el de
Estados Unidos, considerado un modelo paradigmático de este tipo
de régimen.

20. En este sentido, es interesante observar cómo, a pesar de que en


dicho país no se define explícitamente el contenido de la
inmunidad presidencial, la jurisprudencia ha desarrollado una
interpretación que otorga al Jefe de Estado una amplia protección.
Esta fundamentación se apoya en la tradición constitucional
estadounidense y en la necesidad de garantizar la estabilidad
mediante un Poder Ejecutivo fuerte que pueda ejercer sin temor
sus funciones.

21. Lo mismo ocurre en América Latina, donde si bien el Presidente


de la República tiene un alto nivel de protección durante el
ejercicio del cargo, lo cierto es que el control ha avanzado al punto
de que si es admisible en algunos países la investigación en virtud
de una habilitación del Congreso de la República (Colombia60 y
Costa Rica61) y en otras el catálogo de delitos es mucho más
amplio (Argentina62, Chile63 y Panamá64).

22. En cualquier caso, la habilitación de la investigación reside como


regla general en el Congreso de la República.

§4. La inmunidad presidencial en el constitucionalismo peruano

4.1. La regulación de la inmunidad presidencial

23. Desde la Constitución de 1828, “madre” de las Constituciones


nacionales65, la forma de gobierno tiene raigambre
presidencialista. El presidente es Jefe de Estado y Jefe de Gobierno

60
Const. Colombia (1991), art. 199.
61
Const. Costa Rica (1949), art. 151.
62
Const. Argentina (1853) art. 53.
63
Const. Chile (1980), art. 52.
64
Const. Panamá (1972), art. 191.
65
VILLARÁN M. V., Páginas escogidas, Talleres Gráficos P. L. Villanueva, Lima,
1962, p. 45.
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 120
durante el ejercicio del cargo

a la vez. Si bien con el paso del tiempo, se han recepcionado


instituciones del sistema parlamentarista, este no ha cambiado la
fisonomía de nuestra forma de gobierno, en todo caso como
asevera García Belaunde, estamos ante una forma de
presidencialismo “atenuado”66.

24. Precisamente, el estatus presidencial no admite comparación con


ningún otro dignatario del Estado, ni los de origen popular ni
mucho menos con los de origen funcional. Su posición
constitucional se refleja en su condición de representar y
personificar a la Nación.

25. En ese orden de ideas, el hecho de que en el proceso y evolución


del presidencialismo se hayan articulado instituciones para
establecer mayores frenos y contrapesos, ello no desvirtúa la
condición del Presidente de la República y su posición única en el
poder.

26. Es, sin duda. Jefe de Estado y Jefe de Gobierno. No existen más
“jefaturas presidenciales”. Estas dos engloban las diversas
atribuciones del Presidente de la República, como la doctrina de
manera unánime lo expresan. Diseminarla en una interpretación
amplia de una suma de jefaturas es debilitar la institución
presidencial. Es en estas dos expresiones, una ligada al ejercicio de
la representación nacional (Jefe de Estado), y otra como el
conductor de la administración (Jefe de Gobierno), donde se
expresa esa calidad excepcional del modelo presidencialista y su
figura estelar, el Presidente de la República.

27. Es por ello que, como garantía institucional, la posibilidad de


poder quebrar la inmunidad presidencial no ha sido sino
excepcional, solo en determinados casos en donde haya de por
medio un legicidio de forma expresa, ha sido prevista dicha
fórmula, atribuyendo al Congreso de la República la capacidad
para poder levantar y eventualmente llevar a juicio al Presidente de
la República. Es también posición mayoritaria en los países

66
GARCÍA BELAÚNDE, D. “El presidencialismo atenuado y su funcionamiento
(Con referencia al sistema constitucional peruano)”. En., El presidencialismo
latinoamericano y sus claroscuros, pp. 11-24 (especialmente p. 22), Santiago de
Chile: Ediciones Olejnik, 2019. https://www-digitaliapublishing-
com.ezproxy.unav.es/a/104636 [Fecha de consulta: 13 de agosto de 2025].
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 121
durante el ejercicio del cargo

latinoamericanos de corte presidencialista como en efecto lo es en


el Perú, hasta la actualidad.

28. La postura histórica, adoptada a lo largo del constitucionalismo


peruano ha sido cerrar cualquier investigación de tipo penal contra
el Presidente de la República, hasta que haya dejado el cargo,
salvo como lo dijimos, legicidios expresos como traición a la
patria, el cierre inconstitucional del Congreso, el impedimento de
las elecciones entre otras previsiones taxativamente establecidas.

29. De esta manera, la institución de la inmunidad presidencial se ha


contemplado en todas las Constituciones desde 1860 de manera
sustancialmente similar, conforme al siguiente detalle:

Artículo 65.- El Presidente de la República no podrá ser acusado durante su


CONSTITUCIÓN período, excepto en los casos: de traición, de haber atentado contra la forma de
DE 1860 Gobierno, de haber disuelto el Congreso, impedido su reunión, o suspendido a la
Cámara de Senadores.
Art. 79º.- La Presidente de la República vaca de hecho: 1o.- Por muerte del
Presidente. 2º.- Por celebrar cualquier pacto contra la independencia o integridad
nacional. 3º.- Por atentar contra la forma de gobierno. 4º.- Por impedir la
CONSTITUCIÓN
reunión del Congreso, suspender sus sesiones o disolverlo.
DE 1867
Art. 82º.- No podrá ser acusado el Presidente de la República durante el período de
su mando, excepto en los casos a que se refieren los incisos 2º, 3º y 4º del artículo
79º.
Art. 96º.- El Presidente de la República, no podrá ser acusado durante su período
CONSTITUCIÓN
DE 1920
excepto en los casos de traición, de haber atentado contra la forma de Gobierno, de
haber disuelto el Congreso, impedido su reunión o suspendido sus funciones.
Artículo 150.- El Presidente de la República sólo puede ser acusado durante su
período por traición a la patria; por haber impedido las elecciones presidenciales o
CONSTITUCIÓN
DE 1933
parlamentarias; por haber disuelto el Congreso, o impedido o dificultad su reunión
o su funcionamiento o la reunión o funcionamiento del Jurado Nacional de
Elecciones.
Artículo 210.El Presidente de la República solo puede ser acusado, durante su
período, por traición a la Patria; por impedir las elecciones presidenciales,
CONSTITUCIÓN
DE 1979
parlamentarias, regionales o locales; por disolver el Congreso, salvo lo dispuesto en
el Artículo 227; y por impedir su reunión o funcionamiento o los del Jurado
Nacional de Elecciones y del Tribunal de Garantías Constitucionales.
Artículo 117.- El Presidente de la República sólo puede ser acusado, durante su
período, por traición a la Patria; por impedir las elecciones presidenciales,
CONSTITUCIÓN parlamentarias, regionales o municipales; por disolver el Congreso, salvo en los
DE 1993 casos previstos en el artículo 134 de la Constitución, y por impedir su reunión o
funcionamiento, o los del Jurado Nacional de Elecciones y otros organismos del
sistema electoral.
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 122
durante el ejercicio del cargo

30. Así las cosas, comprender cuál fue el sentido original de la


incorporación de la inmunidad presidencial en la Constitución de
1860, nos permite ilustrar la cuestión de cuál es la correcta
interpretación del art. 117 de la Carta de 1993.

4.2. Los orígenes de la inmunidad presidencial: La Constitución de


1860

Proyecto de Reforma de la Constitución de 1856

31. En cuanto a las fuentes primarias, existen dos documentos


relevantes. En primer lugar, se tiene el Proyecto de Reforma de la
Constitución de 1856 elaborado en 1860 por la Comisión de
Constitución del Congreso Constituyente integrada por los
diputados Antonio Arenas, José Nicolás Rebaza, José María Pérez,
Ángel Ugarte, José María Jáuregui, Julián Sandoval y Pedro José
Calderón.

32. Este se aprobó en un contexto posterior a la guerra civil peruana


(1856-1858) en el que el ejército del Gobierno liderado por el
Mariscal Ramón Castilla se enfrentó con las huestes de Manuel
Ignacio de Vivanco. Dicho enfrentamiento fue, en esencia, una
lucha entre los liberales aliados del gobierno y los conservadores
vivanquistas del sur del país, unos defendiendo y otros denostando
la Constitución liberal de 1856.

33. En ese marco, el Proyecto de Reforma de la Constitución de 1856


incluyó una propuesta de artículo que por vez primera en la
historia del Perú contempló lo siguiente67:

El Presidente de la República no podrá ser acusado durante su


período, exceptuados los casos de traición; de haber atentado contra
la forma de gobierno; de haber disuelto el Congreso, impedido su
reunion ó suspendido sus funciones.

34. Si bien el Proyecto de Reforma no contuvo una justificación


específica del porqué de la inclusión de dicho artículo, alguna pista

67
COMISIÓN DE CONSTITUCIÓN 1860, Proyecto de reforma de la Constitucion de
1856, J. Felix Moreno, Lima, 1860, p. 18.
https://books.google.es/books?id=DJEWAAAAYAAJ&dq=Proyecto%20de%20ref
orma%20de%20la%20Constitucion%20de%201856&hl=es&pg=PR1#v=onepage&
q=Proyecto%20de%20reforma%20de%20la%20Constitucion%20de%201856&f=f
alse [Fecha de consulta: 13 de agosto].
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 123
durante el ejercicio del cargo

se puede encontrar en el preámbulo que hace las veces de una


Exposición de Motivos con alcance general. Allí se adelanta que el
fin de la Comisión fue “asentar el edificio del órden y darle alguna
solidez; pero, sin ofender el derecho de los ciudadanos (...)”68.
Respecto del Gobierno, con mayor detalle, se precisa que se
procuró69

(...) reunir en el Poder Ejecutivo las atribuciones que nos han


parecido necesarias para satisfacer todas las necesidades del servicio
nacional y conservar el orden en medio de todos los elementos de
discordia y trastorno que desgraciadamente existen en el seno de la
República. Hemos considerado al examinar esta parte de la
Constitución que al Poder Ejecutivo debe ponerse algún freno para
que no le sea fácil atropellar las garantías individuales, ni tampoco
las nacionales; pero, que en ningún caso conviene privarlo de los
medios indispensables para que pueda moverse dentro de los límites
de la justicia y atender a las exigencias más imperiosas de la Patria
[sic].

35. Como puede verse, la Comisión de Constitución tuvo como fin


primordial buscar un balance. Por un lado, pasar de un Ejecutivo
débil como el de la Constitución de 1856 a uno enérgico capaz de
conservar el orden y ejercer su poder para cumplir los deberes
públicos. De otro lado, la necesidad de ponerle límites al
Presidente para evitar que este atropelle las garantías individuales
y nacionales. Buscaron un fino equilibrio entre empoderar al Jefe
de Estado para generar la estabilidad y ponerle frenos para evitar el
abuso. El resultado fue la Constitución de 1860, un gran pacto
entre liberales y conservadores70, que le ha dado a la República su
Texto Supremo más duradero hasta la fecha.

Diario de Debates del Congreso Constituyente de 1860

36. Como segunda fuente primaria, consta el Diario de Debates del


Congreso Constituyente de 1860, fuente de inobjetable valor para
dilucidar la razón histórica de la inmunidad presidencial en el
Perú. Allí se registra el frondoso debate sobre el artículo precitado

68
Ibid., p. II.
69
Ibid., p. III.
70
Cfr.: RAMOS NÚÑEZ, C. La letra de la ley. Historia de las Constituciones del
Perú, Centro de Estudios Constitucionales, Lima, Perú, 2018, pp. 71.
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 124
durante el ejercicio del cargo

que propuso la Comisión de Constitución, y que, en dicha etapa, se


discutió como “artículo agregado al 61”71.

37. Del Diario de Debates se desprenden tres posturas: inmunidad


absoluta del Presidente de la República, la ausencia total de
inmunidad y la inmunidad relativa. En términos dialécticos, hubo
pues, una tesis, antítesis y síntesis72. A continuación, se reseñan
algunas de las intervenciones que a juicio del autor son las más
destacables.

Inmunidad presidencial absoluta

38. En cuanto a la tesis de la inmunidad presidencial absoluta, destaca


la postura del constituyente HEROS quien sostuvo que durante su
periodo y aún después de este, el Presidente debía ser inmune, al
igual que sucede con los reyes en las monarquías, toda vez que en
las Repúblicas es al Presidente a quien le corresponde gobernar
según la ley. Por ende, si se permitiera que fuese acusado,
condenado y destituido durante su periodo, se mermaría su
capacidad de gobierno y se “falsearía el sistema”73.

39. De forma interesante, el citado asambleísta avizoró que si se


contemplara la posibilidad de la responsabilidad penal del
Presidente por hechos ocurridos durante su mandato, se produciría
una situación “absurda”, “inmoral” e “insostenible”. Esto es, que
solo se podría hacer efectiva su responsabilidad después de su
mandato, con lo cual la población tendría que soportar ser
gobernada por un “delincuente” quien se sabe será sujeto a una
pena más adelante. Por tanto, concluye, sería mejor si se
proclamase su plena irresponsabilidad74.

40. De manera similar, el constituyente CÁRDENAS, en línea de


principio, defendió que, así como los parlamentarios eran inmunes

71
CONGRESO DE LA REPÚBLICA, Diario de Debates del Congreso reunido en 1860,
que ha reformado la Constitucion dada por la Convencion en 1856, Tipografia del
«Comercio» por Jose Maria Monterola, Lima, 1860, p. 293, fecha de consulta 20
julio 2025, en https://www.congreso.gob.pe/Docs/biblioteca/diario-debates/C1860-
029186.pdf.
72
Para consultar el debate, Vid.: pp. 293-302.
73
CONGRESO DE LA REPÚBLICA, Diario de Debates del Congreso reunido en 1860,
que ha reformado la Constitucion dada por la Convencion en 1856, cit., p. 295.
74
Ibid.
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 125
durante el ejercicio del cargo

durante el ejercicio de su mandato, el Presidente de la República


debía serlo durante el suyo. Con mayor razón aún, toda vez que su
título de legitimidad para gobernar deriva del mandato del pueblo
en su conjunto. Con algo de retórica, agregó que “considerando
sagrada la persona del primer magistrado, como si fuera un
hombre venido del cielo, pecará menos, mandará mientras lo
quiera la nacion, y podrá hacerse efectiva la responsabilidad del
ministerio y de los demás miembros del poder ejecutivo” [sic]75.

Objeción total a la inmunidad presidencial

41. En contra de cualquier tipo de inmunidad del Presidente de la


República, entre otros, se mostró CORNEJO quien manifestó su
oposición a las “excepciones odiosas” a la responsabilidad
presidencial, favoreciendo que el Jefe de Estado pudiera ser
acusado “en todo tiempo” por cualquier infracción constitucional.
Para el referido constituyente, introducir nuevas excepciones a esta
regla, implicaba un “homenaje al poder” que erosionaba el
principio de igualdad ante la ley76. Por lo tanto, defendía la idea de
que el Presidente debía estar sujeto a las mismas responsabilidades
que cualquier otro ciudadano.

Inmunidad presidencial relativa

42. Como postura intermedia, ARENAS se mostró conforme con las


cuatro excepciones previstas en el artículo en debate que permitían
la acusación del Presidente de la República durante el ejercicio de
sus funciones: traición, haber atentado contra la forma de
gobierno, haber disuelto el Congreso, o haber impedido su reunión
o suspendido sus funciones77.

43. Precisó que no había contradicción alguna entre el art. 61 y el de la


inmunidad presidencial que se debatía78. El 61, signado con ese
número en esta etapa del debate, contemplaba la regla general de
que le correspondía a la Cámara de Diputados acusar al Presidente
de la República y otros funcionarios ante el Senado por toda
infracción directa de la Constitución y por los delitos cometidos en

75
Ibid., p. 298.
76
Ibid., p. 296.
77
Cfr.: Ibid., p. 293.
78
Cfr.: Ibid., p. 295.
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 126
durante el ejercicio del cargo

el ejercicio de sus funciones. Mientras que el “artículo agregado al


61” de la inmunidad presidencial, planteaba una regla específica
para el caso del Presidente con supuestos tasados más estrictos.

44. Fluye de su intervención una defensa de la inmunidad relativa, es


decir, una protección presidencial limitada por ciertas excepciones.
Así lo expresó al afirmar que “si se desecha el artículo agregado,
queda sin limitación alguna el artículo 61; puede acusarse al
Presidente, durante su período, por cualesquiera delitos; y de este
modo viene a introducirse en nuestra organización política un
elemento de desorden”79 [sic]. Su postura, por tanto, se
fundamenta en la necesidad de preservar la estabilidad
institucional y consolidar el orden público, evitando que la figura
presidencial quede expuesta a acusaciones ilimitadas que puedan
alterar el equilibrio del sistema político.

45. Inclusive, es de notar que quienes defendieron, en línea de


principio, la inmunidad absoluta del Presidente, terminaron
llegando a un compromiso y aceptaron que este sí responda
durante su mandato, pero por las causales señaladas en la
Constitución. Ese fue el caso de HEROS y CÁRDENAS80.

46. Del debate constituyente, se puede advertir la preocupación por


garantizar la estabilidad institucional y la continuidad del Poder
Ejecutivo. Aunque se presentaron posturas esencialmente
contrapuestas, desde la defensa de una responsabilidad plena hasta
la propuesta de una inmunidad absoluta, la redacción del artículo,
finalmente aprobado por 87 votos contra 24, reflejó la necesidad
de preservar la autoridad del Jefe de Estado81. En esa medida, se
buscó garantizar su estabilidad en el ejercicio del cargo,
protegiendo a la figura presidencial de acusaciones ordinarias
durante su mandato.

47. Culmino esta parte llamando la atención sobre lo siguiente.


Finalmente, la Constitución de 1860 aprobó los artículos 64 y 65,
con el siguiente texto:

79
Ibid., p. 300.
80
Vid.: Ibid., pp. 295, 298., respectivamente.
81
Cfr.: Ibid., p. 302.
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 127
durante el ejercicio del cargo

Art. 64. Corresponde á la Cámara de Diputados, acusar ante el


Senado al Presidente de la República, á los miembros de ambas
Cámaras, á los Ministros de Estado, á los miembros de la Comisión
Permanente del Cuerpo Legislativo y á los vocales de la Corte
Suprema, por infracciones de la Constitución, y por todo delito
cometido en el ejercicio de sus funciones, al que, según las leyes,
deba imponerse pena corporal aflictiva.
Art. 65. El Presidente de la República no podrá ser acusado durante
su período, excepto en los casos: de traición, de haber atentado contra
la forma de Gobierno; de haber disuelto el Congreso, impedido su
reunión, ó suspendido sus funciones.

48. El artículo 64 contempló el régimen general de acusación,


mientras que el 65 el régimen especial de inmunidad para el
Presidente de la República. La proximidad entre ambos lo pone
muy claro. Lamentablemente, sucesivas Constituciones han hecho
que en la actualidad estas disposiciones estén separadas, generando
a veces confusiones innecesarias. Los equivalentes
contemporáneos serían los artículos 99 y 117 de la Constitución de
1993, los cuales pertenecen ahora incluso a capítulos distintos.

§5. La inmunidad presidencial en la Constitución de 1993

49. Corresponde examinar el decurso histórico de la inmunidad


presidencial en estos 30 años de vigencia de la Constitución de
1993.

50. Debe indicarse que, en posición interpretativa, la regulación del


régimen de inmunidad del Presidente de la República a través del
juicio y antejuicio político en los artículos 99 y 100, no implica un
tratamiento similar al del resto de altos funcionarios enlistados en
los artículos en mención.

51. En efecto, este régimen, si bien puede parecer general, incluye a la


figura del Presidente de la República a fin de canalizar el
mecanismo para un eventual procesamiento en casos de delitos
funcionales o por infracciones constitucionales, los cuales, claro
está, se sustancian bajo estos presupuestos una vez que haya
concluido su mandato.

52. Solo durante su desempeño, es decir, en el cargo, pueden ser


procesados por los delitos contemplados en el art. 117 de la
Constitución, dejando a salvo la competencia del Congreso de
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 128
durante el ejercicio del cargo

declarar la vacancia por permanente incapacidad moral. A


continuación, la regulación vigente:

Artículo 99.- Corresponde a la Comisión Permanente acusar ante el


Congreso: al Presidente de la República; a los representantes a
Congreso; a los Ministros de Estado; a los miembros del Tribunal
Constitucional; a los miembros del Consejo Nacional de la
Magistratura; a los vocales de la Corte Suprema; a los fiscales
supremos; al Defensor del Pueblo y al Contralor General por
infracción de la Constitución y por todo delito que cometan en el
ejercicio de sus funciones y hasta cinco años después de que hayan
cesado en éstas

Artículo 100.- Corresponde al Congreso, sin participación de la


Comisión Permanente, suspender o no al funcionario acusado o
inhabilitarlo para el ejercicio de la función pública hasta por diez
años, o destituirlo de su función sin perjuicio de cualquiera otra
responsabilidad.
El acusado tiene derecho, en este trámite, a la defensa por sí mismo y
con asistencia de abogado ante la Comisión Permanente y ante el
Pleno del Congreso.
En caso de resolución acusatoria de contenido penal, el Fiscal de la
Nación formula denuncia ante la Corte Suprema en el plazo de cinco
días. El Vocal Supremo Penal abre la instrucción correspondiente.
La sentencia absolutoria de la Corte Suprema devuelve al acusado sus
derechos políticos.
Los términos de la denuncia fiscal y del auto apertorio de instrucción
no pueden exceder ni reducir los términos de la acusación del
Congreso.

Artículo 117.- El Presidente de la República sólo puede ser acusado,


durante su período, por traición a la Patria; por impedir las elecciones
presidenciales, parlamentarias, regionales o municipales; por disolver
el Congreso, salvo en los casos previstos en el artículo 134 de la
Constitución, y por impedir su reunión o funcionamiento, o los del
Jurado Nacional de Elecciones y otros organismos del sistema
electoral.

Artículo 113.- La Presidencia de la República vaca por:


(…)
2. Su permanente incapacidad moral o física, declarada por el
Congreso.
(…)
5. Destitución, tras haber sido sancionado por alguna de las
infracciones mencionadas en el artículo 117 de la Constitución.

53. De lo expuesto, se puede corroborar el sistema de inmunidad


presidencial que tiende a generar un ambiente adecuado para el
buen gobierno. Siendo así, es cierto también que se expone como
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 129
durante el ejercicio del cargo

problema el fracaso gubernamental o, lo que es más grave, la


actuación irregular del Presidente de la República.

§6. Las vías de escape frente al mal desempeño del Presidente de


la República o posibles delitos: la vacancia por incapacidad
moral y la responsabilidad ministerial solidaria

54. Un análisis del régimen de inmunidad del Presidente de la


República, no puede dejar pasar los mecanismos de frenos y
contrapesos que se articulan en el texto constitucional. Así, frente
a una inconducta funcional siempre cabe la posibilidad de poder
apartar a la máxima autoridad del Estado, por la vía de la vacancia
por incapacidad moral. Esta herramienta es admisible aún en casos
donde no haya de por medio un presunto hecho delictivo. Basta la
puesta en posición indecorosa a la figura del Presidente de la
República para ser activada. Bastará entonces en estos casos, la
vacancia para en sus efectos hacer que deje el cargo y se habiliten
los mecanismos que franquea el procedimiento de la acusación
constitucional y el Código Procesal Penal.

55. De otro lado, una decisión competencial sobre la inmunidad del


Presidente de la República, debe analizar también el art. 128 de la
Norma Fundamental:
Artículo 128.- Los ministros son individualmente responsables por
sus propios actos y por los actos presidenciales que refrendan.
Todos los ministros son solidariamente responsables por los actos
delictivos o violatorios de la Constitución o de las leyes en que
incurra el Presidente de la República o que se acuerden en Consejo,
aunque salven su voto, a no ser que renuncien inmediatamente.
[Énfasis agregado].

56. Como puede observarse, la Constitución señala de manera expresa


que los ministros responden por los actos delictivos en que incurra
el Presidente de la República. Para extraer el significado de esta
disposición, debemos remitirnos, en un análisis histórico, al Diario
de Debates del Congreso Constituyente Democrático (CCD) de
1993.

57. En el seno de la Comisión de Constitución del CCD, en el marco


del debate sobre el artículo 117 de inmunidad presidencial
(entonces art. 10)82, el constituyente PEASE GARCÍA propuso

82
CONGRESO CONSTITUYENTE DEMOCRÁTICO, COMISIÓN DE CONSTITUCIÓN Y DE
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 130
durante el ejercicio del cargo

que se incluyera a la corrupción en el listado de delitos por los


cuales se le puede acusar al Jefe de Estado durante su mandato83.
Frente a lo cual el Presidente de la Comisión, TORRES Y
TORRES LARA, señaló que el término era muy amplio y le pidió
mayor precisión, toda vez que se «tenía que evitar la inestabilidad
en el gobierno», debiendo evitarse dar pie a «acusaciones con
mucha facilidad», puesto que la «teoría general en esta materia
sostiene la irresponsabilidad de los Presidentes, de los
representantes del Estado, de los Jefes de Estado, que es lo que da
estabilidad a un país»84.

58. En la misma línea, cuando el constituyente CÁCERES


VELÁSQUEZ propuso que se agregara «desconocer la autoridad
del Congreso» como causal de excepción a la inmunidad
presidencial, TORRES Y TORRES LARA defendió nuevamente
la tesis de la irresponsabilidad presidencial señalando que el
mandatario «solamente puede actuar en la medida en que la
disposición que dicte tiene la firma de un ministro. Si actuara de
esa manera, es el ministro quien tiene que ser censurado. La teoría
constitucional, por eso, hace irresponsable al Presidente» (...)85.

59. Continuado el debate, CHIRINOS SOTO sostuvo que, como regla


general, los ministros responden por los actos presidenciales que
refrendan, salvo contadas excepciones como las que se señalan en
el artículo de la inmunidad presidencial (Const. 1979, art. 210; hoy
Const. 1993, art. 117)86:

El señor CHIRINOS SOTO (R).— (...) Frente a una medida del


Presidente, el ministro que la refrenda es el responsable. Justamente
el artículo 210.° crea excepciones de esa regla, porque la disolución
del Congreso está contenida en un decreto que lleva refrendo
ministerial. La medida del 5 de abril lleva refrendo de todos los
ministros. A pesar de ello, el artículo 210.° responsabiliza al
Presidente de la República, además de responsabilizar, por supuesto,
a los ministros. Estos contados casos son aquellos en los que el
Presidente de la República, excepcionalmente, responde por sus
actos, aunque tengan refrendo ministerial.

REGLAMENTO, Debate Constitucional - 1993, vol. II, Publicación oficial, Lima,


1993, pp. 1272-1278.
83
Ibid., p. 1273.
84
Ibid., pp. 1273-1274.
85
Ibid., p. 1275.
86
Ibid., pp. 1276-1277.
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 131
durante el ejercicio del cargo

60. Así las cosas, en la 33° A Sesión Vespertina del 24 de marzo de


1993, la Comisión de Constitución aprobó preliminarmente la
redacción del artículo 117 de inmunidad presidencial (entonces
artículo 10), sin los agregados propuestos87.

61. Al día siguiente, en la 34° A Sesión (vespertina) del 25 de marzo


de 1993, se puso al debate el art. 128 de la Constitución sobre
responsabilidad solidaria de los ministros respecto de los actos
presidenciales (entonces art. 21). En este contexto, el constituyente
CÁCERES VELÁSQUEZ señaló que sobre la responsabilidad
política no había duda, pero pidió que se aclare los alcances de la
responsabilidad penal que tienen los ministros sobre los actos del
mandatario88. Frente a ello, de nuevo, CHIRINOS SOTO aclaró
que los ministros son responsables, pero solo por los actos
presidenciales que refrendan89.

62. En esa misma línea, aunque en tono crítico, PANIAGUA


CORAZAO reconoció que la responsabilidad solidaria de los
ministros por los actos presidenciales que refrendan, ha convertido
al Presidente de la República en «inimputable por delitos de
función», gozando además del privilegio de «dilación procesal
para el juzgamiento de sus delitos comunes», lo cual solo se puede
llevar a cabo al terminar su mandato90.

Sin embargo, a partir de la Constitución de 1933, só pretexto del


carácter colegiado y solidario del Consejo de Ministros, el presidente
resultó inviolable. Desde entonces, los ministros responden,
solidariamente, por los actos delictivos o violatorios de la
Constitución o de las leyes en que incurre el presidente a menos que
renuncien inmediatamente (artículo 118) [sic]. El presidente así
resulta inimputable por delitos de función. Por otro lado, goza del
privilegio de la “dilación procesal” para el juzgamiento de sus delitos
comunes lo que sólo cabe, al cesar en el cargo salvo que se declare la
vacancia por incapacidad moral lo que es poco probable (artículo
113, inciso 2).

87
Vid.: Ibid., pp. 1277-1278.
88
Cfr.: CONGRESO CONSTITUYENTE DEMOCRÁTICO, COMISIÓN DE CONSTITUCIÓN Y
DE REGLAMENTO, Debate Constitucional - 1993, vol. III, Publicación oficial, Lima,
s/f, p. 1349.
89
Ibid., p. 1350.
90
PANIAGUA CORAZAO, V. «El sistema político de la Constitución peruana de 1993»,
en Constitución, democracia y autocracia, Universidad Nacional Autónoma de
México. Instituto de Investigaciones Jurídicas, México D.F., 2004, p. 50.
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 132
durante el ejercicio del cargo

63. De todo lo expuesto, se puede colegir que, en el régimen


constitucional peruano, el Presidente de la República no responde
penalmente por sus actos que hayan sido refrendados por los
ministros que correspondan. Es decir, no responde por delitos de
función; distinto es el caso de los delitos comunes, ya que por su
propia naturaleza estos se derivan de actos individuales que no
requieren refrendo ministerial alguno (e.j. manejar en estado de
ebriedad). En tal escenario, la responsabilidad penal del Presidente
debe esperar hasta después de que culmine su mandato es verdad,
lo cual puede verse como una falla del sistema; sin embargo, la
vacancia por permanente incapacidad moral es una herramienta
que puede ser utilizada en cualquier momento durante el
desempeño del cargo. La lógica constitucional se coloca en la
salvaguarda institucional de los poderes públicos frente a actos
como este que no pueden sostener la gobernabilidad de un régimen
habilitándose el uso de la vacancia como ocurrió con el
expresidente Vizcarra frente a la imposibilidad de mantenerlo en el
cargo luego de haberse evidenciado su participación en presuntos
pagos ilícitos de empresas constructoras durante su gestión como
Gobernador Regional de Moquegua y, posteriormente, como
ministro de Transportes y Comunicaciones91.

64. En suma, lo que se ha expuesto hasta este punto, es el perfil del


régimen de inmunidad del Presidente de la República. Las
fórmulas de control están claramente determinadas. Sin embargo,
las actuaciones realizadas en los últimos años por el Ministerio
Público y el nuevo régimen procesal penal, nos colocan en esta
situación de tener que resolver más allá del proceso competencial,
si es que debe ratificarse la habilitación auto liberada por el propio
Ministerio Público para la investigación fiscal, durante el
desempeño de sus funciones.

§7. El cambio de criterio en la actuación del Ministerio Público


contra la inmunidad del Presidente de la República (2020 a la
actualidad)

65. Un primer quiebre se produjo cuando, mediante Disposición N.°


01 de fecha 09 de octubre de 2020 en la Carpeta 109-2020, la

91
Ver: Moción de Orden del Día N° 12684.
https://leyes.congreso.gob.pe/Documentos/2016_2021/Mociones_de_Orden_del_Di
a/Vacancia/MC12384-20201020.pdf [Fecha de consulta: 13 de agosto de 2025].
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 133
durante el ejercicio del cargo

entonces Fiscal de la Nación, Zoraida Ávalos, abrió una


investigación contra el Presidente en funciones, Martín Vizcarra
Cornejo, por presuntos delitos de tráfico de influencias y
obstrucción a la justicia. Dicha investigación quedó suspendida
hasta que dejó el cargo92.

66. La decisión adoptada por la entonces Fiscal de la Nación


constituyó un precedente relevante, porque se abrió una
investigación preliminar contra un Presidente en funciones por
presuntos delitos cometidos durante el ejercicio del cargo, aunque
luego se dispuso su archivo provisional.

67. A partir de dicho precedente, se presentó un caso similar, esta vez


contra el expresidente Pedro Castillo Terrones. Nuevamente, la
entonces Fiscal de la Nación, Zoraida Ávalos, mediante
Disposición N.° 01 de fecha 04 de enero de 2022 en la Carpeta
251-2021, inició una investigación preliminar por los delitos de
tráfico de influencias y colusión. Y, al igual que en el caso
anterior, todas las diligencias fueron suspendidas hasta la
conclusión de su mandato93.

68. Los hechos descritos evidencian como lo hemos adelantado, un


primer resquebrajamiento en la figura de la inmunidad
presidencial, tal como fue concebida desde la génesis del
constitucionalismo histórico y, con mayor razón, desde su
incorporación en la Constitución de 1860, es decir, como un
mecanismo de protección para la estabilidad del titular del Poder
Ejecutivo.

69. Sin embargo, de estos casos se advierte que, aunque el Ministerio


Público le abrió investigaciones al Presidente de la República en
funciones por presuntos delitos ajenos a los contemplados en el
artículo 117 de la Constitución, lo cual está proscrito; al menos

92
Romero Calle, C. (10 de octubre de 2020). Fiscalía inicia investigación al
presidente Martín Vizcarra. La República.
https://larepublica.pe/politica/2020/10/10/fiscalia-inicia-investigacion-al-
presidente-vizcarra-la-republica. [Fecha de consulta: 13 de agosto de 2025].
93
Romero Calle, C. (5 de enero de 2022). Abren y suspenden investigación al
presidente Pedro Castillo. La República.
https://larepublica.pe/politica/2022/01/05/pedro-castillo-zoraida-avalos-abre-y-
suspende-investigacion-al-presidente-de-la-republica-ministerio-publico. [Fecha de
consulta: 13 de agosto de 2025].
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 134
durante el ejercicio del cargo

subsistió cierta intención de resguardar la estabilidad de su cargo,


lo cual se refleja en que se suspendieron las investigaciones
preliminares iniciadas durante su mandato.

70. Un segundo quiebre con ruptura absoluta acaeció con la denuncia


constitucional, de fecha 11 de octubre de 2022, formulada por la
entonces Fiscal de la Nación, Patricia Benavides, contra el
expresidente Pedro Castillo Terrones, cuando aún se encontraba en
funciones. En el marco de la investigación preliminar por los
presuntos delitos de organización criminal, tráfico de influencias y
colusión, que dio lugar a dicha denuncia94, se llevaron a cabo
diversas diligencias, entre ellas, el lamentable allanamiento de
Palacio de Gobierno95. Ambas acaecidas durante el año 2022.

71. Esta tendencia no ha hecho sino más que continuar contra la actual
Presidente de la República, Dina Boluarte Zegarra, a quien se le
han abierto una serie de carpetas fiscales por delitos, todos ellos,
ajenos a los supuestos reglados del art. 117 de la Constitución. De
reportes periodísticos se puede exponer un draconiano dato: 7
carpetas96 y 34 denuncias97, lo que sin duda alguna muestran el
grave problema institucional que hoy en día enfrenta la institución
presidencial.

72. A partir de los hechos descritos, puede observarse cómo el


régimen de la inmunidad presidencial, tal como fue concebida

94
Ministerio Público. (11 de octubre de 2022). Fiscal de la Nación presenta denuncia
constitucional contra el presidente de la República.
https://www.gob.pe/institucion/mpfn/noticias/659270-fiscal-de-la-nacion-presenta-
denuncia-constitucional-contra-el-presidente-de-la-republica. [Fecha de consulta:
13 de agosto de 2025].
95
Ministerio Público. (11 de febrero de 2022). Ministerio Público allana oficinas en
Palacio de Gobierno e inmuebles de investigados por el caso Petroperú.
https://www.gob.pe/institucion/mpfn/noticias/583034-ministerio-publico-allana-
oficinas-en-palacio-de-gobierno-e-inmuebles-de-investigados-por-el-caso-
petroperu. [Fecha de consulta: 13 de agosto de 2025].
96
Ojo Público (23 de marzo de 2025). Las evidencias en las siete investigaciones que
acorralan a la presidenta Boluarte. https://ojo-publico.com/politica/las-
investigaciones-que-acorralan-la-presidenta-dina-boluarte [Fecha de consulta: 13 de
agosto de 2025].
97
López, A. (10 de marzo de 2025). Dina Boluarte tiene 34 denuncias en su contra:
Fiscal de la Nación reveló situación judicial de la Presidenta. La República.
https://larepublica.pe/politica/2025/03/10/dina-boluarte-fiscal-de-la-nacion-delia-
espinoza-revela-que-la-presidenta-tiene-34-denuncias-en-su-contra-hnews-873460.
[Fecha de consulta: 13 de agosto de 2025].
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 135
durante el ejercicio del cargo

originalmente, ha sido progresivamente socavada y reducida, hasta


convertirse en una figura casi simbólica o meramente decorativa.

73. En este contexto, nos encontramos ante un escenario en el que el


Jefe de Estado ya no goza de la estabilidad que, en principio, debía
garantizar dicha inmunidad. Por el contrario, el ejercicio del poder
presidencial se desarrolla hoy sobre un terreno movedizo. Basta un
dominical, una primera plana, o un indicio no corroborado; para
que el Ministerio Público abra una carpeta fiscal, la anuncie
públicamente y luego pida al juez diligencias contra el mandatario.
Después, el Poder Judicial, muchas veces reo de la presión
mediática, capitula y concede las más fantásticas medidas contra el
Presidente de la República, como allanamientos, registros
personales, entre otras, las cuales convenientemente son filtradas
de antemano, convirtiéndose las medidas de la justicia en
herramientas útiles para la presión de los poderes fácticos contra la
institución presidencial. Se ha perdido de vista el sentido
institucional de la presidencia de la República como nunca en el
continente, donde un Jefe de Estado en funciones es conducido a la
fiscalía, allanado en su propio domicilio, expuesto sin límites a la
intimidad y honor que merecen por cierto todos los ciudadanos,
entre otras medidas altamente cuestionables.

74. Lo ocurrido con los presuntos actos irregulares a raíz de la


operación realizada en una clínica a la Presidenta de la República,
que si bien en nuestra fórmula es posible de realizar determinadas
pesquisas por tratarse de hechos comunes, la forma como se ha
empleado el poder del Ministerio Público, filtrándose fotografías e
historias clínicas y documentación privada, no solamente pone en
vejamen a la investidura del presidente sino a la propia persona, al
develar aspectos íntimos que deben ser tratados por los fiscales
con el mayor rigor posible de reserva y el respeto que deben
resguardar los medios de comunicación98. Como advirtió Sartori a
manera de crítica, “el vídeo está transformando al homo sapiens,
producto de la cultura escrita, en un homo videns para el cual la

98
Palomino, E. (16 de marzo de 2025). Dina Boluarte: revelan los selfies que se tomó
la presidenta tras operación. La República.
https://larepublica.pe/politica/2025/03/14/dina-boluarte-revelan-los-selfies-que-se-
tomo-la-presidenta-tras-operacion-hnews-572460. [Fecha de consulta: 13 de agosto
de 2025].
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 136
durante el ejercicio del cargo

palabra está destronada por la imagen. Todo acaba siendo


visualizado”.99

75. ¿Qué Presidente puede gobernar en esas circunstancias? Ninguno.


¿Qué credibilidad da el país a la comunidad internacional? Hubo
tiempos recientes en los que se pensó que sería la de un Estado con
justicia independiente en donde nadie está por encima de la ley, ni
siquiera el primer funcionario de la Nación. No obstante, si de
manera sistemática los Presidentes terminan enjuiciados,
suicidados, o presos inclusive sin sentencia firme; más que un
problema de personas, es evidente que tenemos un problema de
instituciones. Más que justicia, a veces, el poder de la imagen es
una variante de un lawfare.

76. La presidencia, que debería ser el más grande honor que tiene un
peruano, se ha convertido en el boleto de un tren que tiene como
destino directo la cárcel. Lo que parece que ni el Ministerio
Público ni el Poder Judicial han comprendido, es que ser
Presidente de la República es un “deporte de contacto”.
Constantemente debe enfrentarse a la oposición, liderar la agenda
pública, hacer promesas, pactar alianzas, recibir a diferentes
actores y determinar las preferencias que considere necesarias el
gobierno como por ejemplo el respaldo a obras públicas entre
otras, ofrecer cargos, incomodar a unos, agradar a otros. Eso no es
tráfico de influencias, colusión, negociación incompatible o tantos
otros artículos del Código Penal que se le pueden imputar. Muchas
veces, allí donde un Presidente ve un acto político, un fiscal ve un
indicio delictivo. Son lógicas distintas. Por eso es que, pasado el
momento coyuntural, las denuncias se diluyen y finalmente no
queda ninguna o solo aquella que merece la relevancia necesaria.
Esto último, porque no se pretende cerrar toda presunción de
ilicitud sobre los actos presidenciales, sino ser colocados en los
niveles que corresponda y los controles que merezcan.

77. Precisamente, esto último, es lo que queda claro, en un moderno


Estado constitucional, el habilitar el uso del poder en permanente
limitación de los excesos, y una mayor imposición del trato igual
entre autoridades y ciudadanos. En consecuencia, el régimen de
inmunidad presidencial debe garantizar, por un lado, la

99
Sartori, G. Homo videns: La sociedad teledirigida. Buenos Aires: Taurus, p. 11,
1998.
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 137
durante el ejercicio del cargo

gobernabilidad y el resguardo del decoro institucional, y de otro, el


acceso a la justicia a través de la habilitación excepcional de
ciertas actuaciones del Ministerio Público para evitar una
sensación de impunidad.

§8. La necesidad de establecer un régimen de inmunidad


presidencial acorde al Estado constitucional

78. La dinámica social y la necesidad de conectar poder y derechos, en


clave del modelo de frenos y contrapesos, el Tribunal
Constitucional debe establecer algunos parámetros interpretativos
para justificar este nuevo control mediante una mutación
constitucional dentro de lo posible sin menoscabar la función del
constituyente.

79. El modelo norteamericano con la sentencia Trump v. United States


(2023) asume un estándar plenamente compatible con la
Constitución nacional, el cual debe ajustarse a las particularidades
de la inmunidad presidencial que nuestro texto supremo regula en
su artículo 117 y la apertura interpretativa efectuada por el
Ministerio Público. En ese sentido, considero que, sí se puede
investigar al Presidente de la Repúblico, únicamente con arreglo a
las siguientes pautas:

(1) Inmunidad absoluta: por acciones dentro de sus


competencias exclusivas y excluyentes. En este caso, al Jefe
del Estado se le puede investigar y procesar únicamente,
cuando ha dejado el cargo, a través del procedimiento de la
acusación constitucional contemplada en los artículos 99 y
100 de la Constitución.

Hay inmunidad absoluta cuando se pretende cuestionar algún


acto funcional del Presidente de la República, es decir, actos
que hayan merecido acuerdo del Consejo de Ministros o
como parte del desarrollo de sus funciones como Jefe de
Estado o Jefe de Gobierno explicitadas en la Constitución.

En ese sentido, la fiscalía formula denuncia constitucional


ante el Congreso de la República, la cual se suspende en su
trámite, hasta la conclusión del mandato presidencial.
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 138
durante el ejercicio del cargo

(2) Inmunidad presunta: para el resto de sus actos oficiales y


no oficiales. En estos casos, la fiscalía puede desarrollar
determinadas actuaciones para acopiar elementos
probatorios, y luego de ello, reservar la investigación al
Presidente de la República, pudiendo continuar
investigaciones con el resto de funcionarios o personas
eventualmente comprometidas con los hechos.

Hay inmunidad relativa, cuando al Presidente de la


República se le pretende cuestionar actos ajenos a la función
presidencial.

En casos de inmunidad presunta, se admite la toma de la


declaración del Presidente de la República en el despacho
presidencial o donde este disponga, y queda proscrita toda
posibilidad de ejecutar allanamientos, interceptaciones
telefónicas, o cualquier otra pesquisa que se pretenda realizar
al Presidente de la República y al despacho presidencial.

80. Soy consciente que escribir estas ideas es sumamente impopular,


sobre todo en un momento como este, en donde las estadísticas
muestran que el peruano desconfía masivamente de sus
gobernantes. No obstante, la salida no siempre es la anulación o
supresión de la majestad de las instituciones democráticas. Esta
ponencia no solo busca resolver la controversia de hoy, sino
colocar luces para el futuro institucional de la patria y el deber de
los actores de establecer los mecanismos necesarios para
armonizar el correcto funcionamiento de los poderes públicos.

81. Termino recordando que el Presidente de la República, debe serlo


todo el día, todos los días. No hay en el país un cargo público
sujeto a similares presiones; congresistas hay 130 (y pronto serán
190100), gobernadores son 25, alcaldes cerca de 2000, Presidente
hay uno solo. Como tal, es necesaria la inmunidad presidencial en
los términos de este voto singular.

100
De acuerdo a lo establecido en el Artículo 1 de la Ley Nº 31988.
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 139
durante el ejercicio del cargo

§9. Exhortación y necesarias reformas

82. A la luz de lo expuesto, considero que sería necesario que el


Congreso de la República regule un procedimiento de juicio
político específico para el Presidente de la República.

83. Como se ha desarrollado, si bien el artículo 99 de la Constitución


establece un régimen de prerrogativas para los funcionarios
aforados, el Presidente de la República cuenta además con un
régimen de inmunidad reforzada contemplado en el artículo 117
interpretado sistemáticamente junto con el artículo 128, el cual no
se extiende a los demás altos funcionarios.

84. Por tanto, no resulta adecuado aplicar al Jefe de Estado el mismo


procedimiento de acusación constitucional previsto para otros
funcionarios; debe establecerse un procedimiento diferenciado. No
obstante, este es un asunto que el propio Congreso deberá definir
en su debido momento.

§10. Sentido de mi voto

Por las razones y precisiones señaladas, expreso mi voto de la siguiente


manera:

1. Declarar INFUNDADA la demanda competencial interpuesta por


el Poder Ejecutivo contra el Ministerio Público y el Poder Judicial,
siempre y cuando se interprete que, el Presidente de la República,
está sujeto al siguiente régimen de inmunidad en caso de delitos
distintos a los previstos en el artículo 117 de la Constitución:

Inmunidad absoluta: por acciones dentro de sus


competencias exclusivas y excluyentes. En este caso, al Jefe
del Estado se le puede investigar y procesar únicamente,
cuando ha dejado el cargo, a través del procedimiento de la
acusación constitucional contemplada en los artículos 99 y
100 de la Constitución.

En ese sentido, la fiscalía formula denuncia constitucional


ante el Congreso de la República, la cual se suspende en su
trámite, hasta la conclusión del mandato presidencial.
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 140
durante el ejercicio del cargo

Inmunidad presunta: para el resto de sus actos oficiales y


no oficiales. En estos casos, la fiscalía puede desarrollar
determinadas actuaciones para acopiar elementos
probatorios, y luego de ello, suspender y reservar la
investigación, pudiendo continuar investigaciones con el
resto de los funcionarios o personas eventualmente
comprometidas con los hechos.

En casos de inmunidad presunta, se admite la toma de la


declaración del Presidente de la República en el despacho
presidencial o donde disponga el Jefe del Estado, y queda
proscrita toda posibilidad de ejecutar allanamientos,
interceptaciones telefónicas, o cualquier otra pesquisa que se
pretenda realizar al Presidente de la República y al despacho
presidencial, bajo responsabilidad funcional de quienes lo
autorizan y ejecutan.

Practicados los mismos, la carpeta debe ser archivada


provisionalmente, hasta la conclusión del mandato
presidencial.

2. DISPONER que, en la sustanciación de investigaciones y


acusaciones constitucionales contra el Presidente de la República,
el Ministerio Público y el Congreso de la República deben
determinar si el acto cuestionado ha sido desplazado por la
responsabilidad ministerial solidaria prevista en el artículo 128 de
la Constitución. En ese sentido, si los hechos que sustentan la
investigación contra el Presidente de la República fueron o no
refrendados por el ministro o ministros que correspondan, se
deberá archivar los actos materia de investigación que cuenten con
refrendo ministerial; en ausencia de éste, seguirá con las
investigaciones o la acusación constitucional, conforme lo
prescrito por los artículos 99 y 100 de la Constitución, con pleno
respeto de los derechos fundamentales y la reserva de la
investigación.

3. DISPONER que, las investigaciones -materia del presente proceso


constitucional- iniciadas contra la actual titular de la Presidencia
de la República en ejercicio, deben adecuarse a los mecanismos
establecidos, según el tipo de inmunidad que corresponda.
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 141
durante el ejercicio del cargo

4. EXHORTAR al Congreso de la República regule un


procedimiento de acusación constitucional específico para el
Presidente de la República distinto al contemplado en los artículos
99 y 100 de la Constitución.

S.

GUTIÉRREZ TICSE
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 142
durante el ejercicio del cargo

VOTO SINGULAR DEL MAGISTRADO


MONTEAGUDO VALDEZ

Con el debido respeto por la posición de mis colegas en la presente


causa, emito el presente voto singular por las siguientes consideraciones:

§1. Delimitación del asunto controvertido

1. El asunto controvertido en la presente causa consiste en determinar


si la realización de investigaciones preliminares por parte del
Ministerio Público al Presidente de la República, durante su
mandato, constituye o no un vicio competencial que contravenga
los mandatos constitucionales relacionados con el adecuado
desarrollo de las atribuciones y funciones del titular del Presidente
de la República, específicamente como consecuencia del
aforamiento presidencial derivado de los artículos 99, 100 y 117 de
la Constitución.

§2. Introducción

2. El presente voto singular se justifica porque, si bien la ponencia


acepta la posibilidad de realizar ciertos actos de investigación
sobre el Presidente de la República fuera de los casos previstos en
el artículo 117 de la Constitución y sin necesidad de una previa
resolución acusatoria por parte del Congreso de la República,
desconoce la competencia del Ministerio Público para realizar una
efectiva investigación preliminar al Presidente, estableciendo
además criterios injustificadamente restrictivos, y sin justificar en
modo alguno cómo su planteamiento conlleva la suspensión de las
investigaciones que en la actualidad se realizan sobre la primera
mandataria.

3. Sin perjuicio del aforamiento del Presidente de la República,


derivado de las reglas contenidas en los artículos 99, 100 y 117 de
la Constitución, pueden existir circunstancias verosímiles, graves y
apremiantes, sobre todo en temas vinculados con violación de
derechos humanos y corrupción, que justifiquen
constitucionalmente una investigación preliminar por parte del
Ministerio Público sobre el Presidente, respetuosa de la investidura
presidencial y desarrollada en tiempo razonable, pero con
atribuciones fiscales superiores a las que irrazonablemente se
constriñe la sentencia en mayoría.
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 143
durante el ejercicio del cargo

4. Como se sustentará en este voto, nada hay en la Norma


Fundamental que impida una investigación preliminar sobre el
Presidente de la República. La protección del principio de buen
gobierno presidencial no puede significar una defensa
desproporcionada de su investidura, desconociendo los alcances
del derecho fundamental al debido proceso, valor que se vería
sensiblemente afectado si no se activa con prontitud una debida
investigación preliminar cuando la situación así lo justifica. Por el
contrario, es justamente la protección del principio del buen
gobierno la que avala dicha investigación, en el entendido de que
el máximo mandatario -que personifica a la Nación (artículo 110
de la Constitución)- debe ser el primer interesado en disipar
cualquier duda de orden penal que pueda pesar sobre su persona.
Dicho de otra manera, dejando habilitada la posibilidad de dicha
debida investigación, lejos de debilitarlas, se fortalecen la
democracia y la investidura presidencial.

5. Consecuentemente, mi voto es porque, a la luz de nuestras normas


constitucionales -que, por cierto, se encuentran en línea con la
evolución del Derecho Internacional y la práctica constitucional
comparada-, resulta válido constitucionalmente que el Ministerio
Público realice una investigación preliminar sobre el Presidente de
la República, en la que cabe realizar mayores diligencias que las
descritas en la ponencia. Hago notar en este voto que es necesario
establecer algunos límites en esta tarea e incluso preciso que una
de las carpetas fiscales ha incurrido en un vicio de
inconstitucionalidad al pretender conducir en grado y fuerza al
Presidente de la República, motivo por el cual en este particular
aspecto la pretensión la encuentro fundada.

6. A continuación, expondré, en primer lugar, algunas


consideraciones esenciales sobre la división de poderes y la
protección de derechos humanos, para luego ingresar a un análisis
específico sobre la interpretación de las normas constitucionales y
la posibilidad de que el Presidente de la República sea investigado
preliminarmente, estableciendo el marco y los límites de esta
investigación.

§3. División de poderes y derechos humanos

7. “Una Sociedad en la que no esté establecida la garantía de los


derechos, ni determinada la separación de los poderes, carece de
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 144
durante el ejercicio del cargo

Constitución”, reza el artículo 16 de los Declaración de los


Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789.

8. Desde los albores de la filosofía del constitucionalismo moderno,


se ha entendido que los dos pilares sobre los que debe sustentarse
una Constitución están representados, de un lado, por una
adecuada institucionalización de los órganos que ejercen el poder,
cifrada en los valores de la democracia y en un control y balance
entre ellos; y, de otro, en el respeto, protección, promoción y
garantía de los derechos fundamentales.

9. Es por ello que un autor tan destacado como J. Rawls concentra


buena parte de la que seguramente es su más importante obra (El
liberalismo político, traducción de A. Domènech, Crítica,
Barcelona, 1996), en la búsqueda de una articulación razonable
entre una “teoría de la autoridad” y una “teoría de la justicia”, es
decir, entre una propuesta acerca de cuál debería ser el diseño
institucional y las garantías del procedimiento para producir
decisiones autoritativas en el marco de una democracia, y una
propuesta acerca del contenido sustantivo y los límites que deben
observar los órganos que ejercen dicha autoridad.

10. El operador jurídico que considera que su tarea se agota en servir a


la autoridad y en aplicar acríticamente las reglas, quizá logré un
alto nivel de predictibilidad y de seguridad jurídica, pero su labor
estará muy alejada de la justicia. Por su parte, el operador jurídico
que crea que su labor se reduce a hacer justicia basada en un marco
jurídico conformado supuestamente solo por principios, con
prescindencia de los límites instituidos con claridad por la
autoridad, habrá disuelto el Derecho como mecanismo de control
social, incurriendo, por decirlo de alguna manera, en una “tiranía
de los valores”, para usar una frase de otro reputado y más reciente
representante del constitucionalismo moderno (cfr. Zagrebelsky,
G., El Derecho dúctil, 6ta. edición, traducción de M. Gascón,
Trotta, Madrid, 2005, p. 125).

11. Quien entienda adecuadamente los presupuestos del Estado


Constitucional, no puede asumir que el artículo 16 de la
Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano,
pretendió situar el principio de separación de poderes en el mismo
nivel axiológico que el principio de protección de los derechos
humanos. El primero es un medio; el segundo, su fin. Si bien una
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 145
durante el ejercicio del cargo

teoría de la justicia no puede desarrollarse fuera de los límites


derivados de una teoría de la autoridad, todo diseño autoritativo en
una democracia constitucional, no puede perder de perspectiva que
su fin ultimo es la defensa de los derechos humanos. En definitiva,
la razón subyacente de las reglas, siempre debe ser la protección
de los principios (los derechos), y no al revés. Es esa la razón
medular por la que el artículo 1 de la Constitución, establece que
“[l]a defensa de la persona humana y el respeto por su dignidad,
son el fin supremo de la sociedad y del Estado” (énfasis
agregado).

12. Esto lleva a no perder de vista que instituciones constitucionales


como los aforamientos, las inmunidades, el asilo, la amnistía o el
indulto, son, muchas de ellas, provenientes históricamente de una
etapa pre iluminista y, por consiguiente, asociadas con la figura de
algún poder absoluto; tiempos en los que la validez y legitimidad
de una decisión pública no se sustentaba en su racionalidad, sino
en la característica de su fuente (muchas veces considerada de base
metafísica) y/o en la procura llanamente de orden o seguridad. De
allí, y no de la razón, se consideraba que emanaba el deber de
observarlas con prescindencia de cualquier interpretación
equilibrada, en lo que N. Bobbio denominaría una suerte de
positivismo ideológico (cfr. Bobbio, N., El positivismo jurídico,
traducción de R. de Asís y A. Greppi, Debate, Madrid, 1993, p.
143).

13. Empero, en tiempos de constitucionalismo, si no se desea que la


aplicación de tales instituciones sea asociada comprensiblemente
con impunidad, ella debe adecuarse a la razón, de forma tal que
resulte debidamente ponderada y compatible con los derechos y las
libertades de la persona humana.

14. A continuación, me ocupo de los métodos de interpretación que


permitían alcanzar el razonable equilibrio del que se aparta la
ponencia.

§4. Los criterios de unidad y de concordancia práctica como


principios fundamentales de interpretación de la Constitución.

15. En la Sentencia recaída en el Expediente 5854-2005-PA/TC,


fundamento 12, el Tribunal Constitucional estableció que dos de
los principios fundamentales de interpretación de la Constitución,
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 146
durante el ejercicio del cargo

plenamente complementarios, son el de unidad y el de


concordancia práctica. En virtud del primero, la interpretación de
la Norma Fundamental “debe estar orientada a considerarla como
un ‘todo’ armónico y sistemático, a partir del cual se organiza el
sistema jurídico en su conjunto”. En base al segundo, “toda
aparente tensión entre las propias disposiciones constitucionales
debe ser resuelta ‘optimizando’ su interpretación, es decir, sin
‘sacrificar’ ninguno de los valores, derechos o principios
concernidos, y teniendo presente que, en última instancia, todo
precepto constitucional, incluso aquellos pertenecientes a la
denominada ‘Constitución orgánica’ se encuentran reconducidos a
la protección de los derechos fundamentales, como
manifestaciones del principio-derecho de dignidad humana, cuya
defensa y respeto es el fin supremo de la sociedad y el Estado
(artículo 1 º de la Constitución)”.

16. Estos criterios esenciales de interpretación constitucional,


representan las herramientas hermenéuticas para alcanzar el
equilibrio de valores que resulta esencial en una sociedad
constitucional y democrática. Como bien señala Manuel Atienza,
“[s]i sólo hubiese autoridad o sólo hubiera la necesidad de hacer
justicia, entonces no sería necesaria -o apenas sería necesaria- la
interpretación. El problema radica, pues, en cómo encontrar una
mediación entre esos dos polos” (cfr. Atienza, M., “Estado de
Derecho, argumentación e interpretación”, en: Anuario de
Filosofía del Derecho, N.° XIV, 1997, p. 481). Y es que, sin dicho
equilibrio, la defensa de determinados bienes constitucionales
puede culminar en la llana desvirtuación de otros, desencadenando
la pérdida de su fuerza jurídica y comprometiendo seriamente el
contenido constitucionalmente protegido de determinados
derechos fundamentales. Dicho de otra manera, la jurisdicción
constitucional debe ser especialmente aguda en la búsqueda de
consecución de ese fundamental balance, pues, de lo contrario,
lejos de alcanzarse justicia constitucional a través de una
interpretación razonable, el resultado será la indebida prelación de
ciertos bienes constitucionalmente protegidos en desmedro de
otros.

17. Una de las características medulares de esta causa es la tensión que


existe entre los valores que subyacen a la previsión del artículo
117 de la Constitución, y aquellos que resultan restringidos como
consecuencia de ella. El precepto dispone que “[e]l Presidente de
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 147
durante el ejercicio del cargo

la República sólo puede ser acusado, durante su período, por


traición a la Patria; por impedir las elecciones presidenciales,
parlamentarias, regionales o municipales; por disolver el
Congreso, salvo en los casos previstos en el artículo 134 de la
Constitución, y por impedir su reunión o funcionamiento, o los del
Jurado Nacional de Elecciones y otros organismos del sistema
electoral”.

18. La finalidad de esta disposición estriba en proteger el principio de


buen gobierno presidencial, de manera tal que el Jefe de Estado
(artículo 110 de la Constitución) y Jefe de Gobierno -que tiene
asignadas las más altas y delicadas competencias y atribuciones en
el marco de la Administración Pública (artículo 118 de la
Constitución), y que, por ende, ejerce el cargo de más alta
jerarquía al servicio de la nación (artículo 39 de la Constitución)-
se encuentre exento de perturbaciones que minen la eficacia de su
labor; a la par que se evita el riesgo del indebido uso del sistema
de administración de justicia como mecanismo de presión o
persecución política del primer mandatario.

19. Ahora bien, a su vez, el referido precepto representa una evidente


restricción del principio de eficiente investigación y procesamiento
de aquellas conductas que verosímilmente constituyan delitos,
principios que se presentan como manifestaciones del derecho
fundamental al debido proceso (artículo 139, inciso 3, de la
Constitución), en general, y del derecho de acceso a la justicia de
las víctimas, en particular. Tal como ha precisado la Corte
Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH), “el derecho de
acceso a la justicia requiere que se haga efectiva la determinación
de los hechos que se investigan y, en su caso, de las
correspondientes responsabilidades penales en tiempo razonable,
por lo que, en atención a la necesidad de garantizar los derechos de
las personas perjudicadas, una demora prolongada puede llegar a
constituir, por sí misma, una violación de las garantías judiciales”
(cfr. Caso Rochac Hernández y otros vs. El Salvador. Sentencia de
14 de octubre de 2014, párrafo 139).

20. Se trata, por lo demás, de una restricción intensa del aludido


principio, pues, además de ser una lista significativamente
reducida de causas la que puede dar lugar a una acusación contra
el Presidente de la República, la palabra “solo” del artículo 117
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 148
durante el ejercicio del cargo

denota que se trata de una lista taxativa no susceptible de ser


ampliada por vía de alguna interpretación extensiva.

§5. Sobre los alcances y consecuencias de una acusación congresal


contra el Presidente de la República.

21. Si bien el artículo 99 constitucional, dispone que “[c]orresponde a


la Comisión Permanente acusar ante el Congreso: al Presidente de
la República (…) por infracción de la Constitución y por todo
delito (…) en el ejercicio de sus funciones”, del artículo 117 deriva
que, durante su período, las únicas causales que -con resguardo,
desde luego, de las garantías esenciales del debido proceso-
podrían dar mérito a tal acusación, son las previstas en tal
disposición.

22. A su vez, de lo establecido en el artículo 100 surge que si la


acusación de la Comisión Permanente, previo también debido
proceso, es votada favorablemente por el Congreso y ello da lugar
a una “resolución acusatoria de contenido penal”, entonces, “el
Fiscal de la Nación formula denuncia ante la Corte Suprema en el
plazo de cinco días”, sin perjuicio de lo cual, a la par, el
Parlamento está facultado para suspender al procesado en el
ejercicio de la Presidencia (artículo 114, inciso 2, de la Norma
Fundamental).

23. Ahora bien, ya en su momento el Tribunal Constitucional dejó


establecido que la previsión recién reseñada del artículo 100 de la
Constitución, “en modo alguno puede [ser interpretada en el
sentido de] restringirse la autonomía que corresponde al Ministerio
Público en el desenvolvimiento de las funciones que la
Constitución le ha conferido en su artículo 159” (cfr. Sentencia
recaída en el Expediente 0006-2003-PI/TC, fundamento 17). Es
decir, no cabe interpretar que una resolución acusatoria de
contenido penal emitida por el Parlamento, obligue al Ministerio
Público a emitir la acusación regulada en el Título II de la Sección
II del Libro Tercero del Nuevo Código Procesal Penal (NCPP) que
da mérito a la emisión del Auto de Enjuiciamiento regulado en el
Título III.

24. Es por ello compatible con una adecuada interpretación del


artículo 100 de la Constitución, lo previsto en el artículo 450,
inciso 2, del NCPP, en el sentido de que “[e]l Fiscal de la Nación,
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 149
durante el ejercicio del cargo

en el plazo de cinco días de recibida la resolución acusatoria de


contenido penal y los recaudos correspondientes, emitirá la
correspondiente Disposición, mediante la cual formalizará la
Investigación Preparatoria, se dirigirá a la Sala Penal de la Corte
Suprema a fin de que nombre, entre sus miembros, al Vocal
Supremo que actuará como Juez de la Investigación Preparatoria y
a los integrantes de la Sala Penal Especial que se encargará del
Juzgamiento, y designará a los Fiscales Supremos que conocerán
de las etapas de Investigación Preparatoria y de Enjuiciamiento”.

25. Es decir, la resolución acusatoria del Congreso obliga a formalizar


la Investigación Preparatoria, pero no a acusar, resultando de
aplicación en ese marco el artículo 344, inciso 1, del NCPP, que
establece que, una vez culminada la Investigación Preparatoria, “el
Fiscal decidirá (…) si formula acusación, siempre que exista base
suficiente para ello, o si requiere el sobreseimiento de la causa”.
Siendo por ello que, atinadamente, el artículo 450, inciso 8,
dispone que “[e]l auto de sobreseimiento o el que ampara una
excepción u otro medio de defensa que enerve la pretensión
acusatoria (…) en tanto adquieran firmeza, devuelve al procesado
sus derechos políticos, sin que sea necesario acuerdo del Congreso
de la República en este sentido”.

26. Pues bien, hasta aquí, se aprecia una equilibrada concretización de


los artículos constitucionales concernidos, en el sentido de que
queda claro que, durante su mandato, solo cabe formalizar un
enjuiciamiento contra el Presidente, previa resolución acusatoria
del Congreso de la República por alguna de las causales previstas
en el artículo 117 de la Constitución, pero sin que ello signifique
que dicha resolución conmine al Ministerio Público a acusar ante
el Poder Judicial al funcionario, ni menos aún, por supuesto, que el
Poder Judicial se encuentre obligado a emitir un auto de
enjuiciamiento. Dicha resolución parlamentaria acusatoria solo
obliga a formalizar la Investigación Preparatoria, y es, además, en
razón de lo dispuesto por el artículo 450, inciso 2, del NCPP,
condición sine qua non para que ello ocurra, momento en el que se
activan nuevamente con plena autonomía e independencia las
respectivas competencias del Ministerio Público y del Poder
Judicial.
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 150
durante el ejercicio del cargo

§6. ¿Puede el Presidente de la República ser investigado


preliminarmente por el Ministerio Público?

27. A mi juicio, el Ministerio Público se encuentra


constitucionalmente facultado para investigar preliminarmente al
Presidente de la República por la supuesta comisión de algún
delito, durante su mandato.

28. Los fundamentales argumentos que permiten sustentar esta


posición pueden ser nominados del siguiente modo: A) El
argumento de la distinción entre investigación preliminar y
ejercicio de la acción penal; B) El argumento de la eficacia; C) El
argumento de la especialidad; D) El argumento de autoridad
jurisprudencial; y, E) El argumento comparado.

A) El argumento de la distinción entre investigación preliminar y


ejercicio de la acción penal.

29. De conformidad con la Norma Fundamental, entre otras, el


Ministerio Público, tiene dos competencias: por un lado,
“[c]onducir desde su inicio la investigación del delito” (artículo
159, inciso 4) y, por otro, “[e]jercitar la acción penal” (artículo
159, inciso 5). Que se trate de dos competencias previstas por
separado no es causalidad, pues, si bien por momentos pueden
entremezclarse, no son sinónimas.

30. El rol de investigación del Ministerio Público culmina con la


formalización de la acusación ante la jurisdicción penal; a partir de
ese momento, la competencia investigativa cesa y surge la
pretensión punitiva de la fiscalía como manifestación por
excelencia de ejercicio de la acción penal y que se mantendrá
vigente hasta que se dicte la resolución judicial definitiva en la
causa.

31. Por otra parte, no todo ejercicio de la competencia de investigación


por parte del Ministerio Público, significa ejercicio de la acción
penal. En esa línea, corresponde recordar que, de conformidad con
lo establecido por el segundo párrafo del artículo 321.1 del NCPP,
“[l]a Investigación Preparatoria se divide en dos subetapas: la
investigación preliminar (…) y la Investigación Preparatoria
formalizada (…)”. Esto se encuentra reafirmado por el artículo
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 151
durante el ejercicio del cargo

337.2 del NCPP que establece que “[l]a investigación preliminar


es una subetapa de la Investigación Preparatoria”.

32. Pues bien, partiendo de la nítida premisa de que la investigación


preliminar y la investigación preparatoria formalizada no son lo
mismo, corresponde tener presente que la investigación preliminar,
si bien tiene como punto de inicio una disposición fiscal, puede
activarse como consecuencia de la denuncia formulada por
“cualquier persona” (artículo 326, inciso 1, del NCPP). En cambio,
la investigación preparatoria formalizada solo puede ser impulsada
como consecuencia de una disposición expedida por el Ministerio
Público, luego de que considere que “de la denuncia, del Informe
Policial o de las Diligencias Preliminares que realizó, aparecen
indicios reveladores de la existencia de un delito, que la acción
penal no ha prescrito, que se ha individualizado al imputado y que,
si fuera el caso, se han satisfecho los requisitos de procedibilidad”
(artículo 336, inciso 1, del NCPP). Es decir, para el Ministerio
Público solo existe formalmente un imputado cuando se formaliza
la investigación preparatoria, y, por ello, solo entonces comienza
el ejercicio de la acción penal, a pesar de que antes ya se ha
instaurado una investigación preliminar conducida por el
Ministerio Público.

33. Ello lo tiene expuesto con claridad la Corte Suprema de República,


cuando, reunidas sus Salas Penales en Pleno, ha sostenido que
“como bien se sabe, al momento que se vienen realizando las
diligencias preliminares el Ministerio Público aún no ha formulado
la inculpación formal a través de la respectiva Disposición Fiscal;
esto es, no ha promovido la acción penal ante el órgano
jurisdiccional (…). [D]ebe quedar claro que con la formalización
de la Investigación Preparatoria propiamente dicha el Fiscal recién
ejerce la acción penal, acto de postulación (…) luego (…)
notificado al Juez de la Investigación Preparatoria (artículos 3°
[‘El Ministerio Público comunicará al Juez de la Investigación
Preparatoria su decisión formal de continuar con las
investigaciones preparatorias.’] y 336°.3 [‘El Fiscal, sin perjuicio
de su notificación al imputado, dirige la comunicación prevista en
el artículo 3 de este Código, adjuntando copia de la Disposición de
formalización, al Juez de la Investigación Preparatoria.’] del
Código Procesal Penal ) (…)” (cfr. VII Pleno Jurisdiccional de las
Salas Penales Permanente y Transitoria. Acuerdo plenario N° 5-
2011/CJ-116, fundamento 17).
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 152
durante el ejercicio del cargo

34. En ese sentido, aunque en sentido lato podría decirse que el


proceso penal se inicia con las diligencias preliminares de
investigación, en sentido estricto, el proceso solo se incoa una vez
que se ejerce la acción penal, esto es, una vez que se formaliza la
investigación preparatoria.

35. Pues bien, en razón del aforamiento presidencial derivado de los


artículos 99, 100 y 117 de la Constitución, lo que tiene impedido el
Ministerio Público, durante el mandato presidencial, es ejercitar la
competencia regulada en el artículo 159, inciso 5, de la
Constitución, es decir, promover formalmente la acción penal
contra el Presidente mientras no medie resolución acusatoria del
Parlamento por las causas previstas en el artículo 117, lo que no
incluye a las diligencias preliminares de investigación, hoy
denominadas investigación preliminar, como manifestación de la
competencia regulada en el artículo 159, inciso 4, de la
Constitución.

36. Esta conclusión se hace aún más evidente, si se toma en


consideración lo previsto en el artículo 1 del NCPP denominado
“Acción penal”, cuyo inciso 4 señala: “Cuando corresponde la
previa autorización del Congreso o de otro órgano público para el
ejercicio de la acción penal, se observará el procedimiento previsto
por la Ley para dejar expedita la promoción de la acción penal”. Es
decir, es el ejercicio de la acción penal la que requiere previa
autorización del Congreso, y aquella queda promovida con la
formalización de la investigación preparatoria, no antes. Y es por
ello que, de conformidad con el artículo 450, inciso 2, del NCPP,
solo luego de recibida la resolución acusatoria de contenido penal
por parte del Congreso, cabe emitir “la correspondiente
Disposición, mediante la cual formalizará la Investigación
Preparatoria”.

B) El argumento de la eficacia.

37. Otro argumento que permite arribar a la conclusión de que el


Presidente puede ser sujeto de una investigación preliminar, es
consecuencia de un criterio de razonabilidad relacionado con la
naturaleza y finalidad de las diligencias preliminares. En efecto, de
conformidad con lo establecido en el artículo 330, inciso 2, del
NCPP, “[l]a investigación preliminar tiene por finalidad inmediata
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 153
durante el ejercicio del cargo

realizar los actos urgentes o inaplazables destinados a determinar


si han tenido lugar los hechos objeto de conocimiento y su
delictuosidad, así como asegurar los elementos materiales de su
comisión, individualizar a las personas involucradas en los hechos,
incluyendo a los agraviados, y, dentro de los límites de la Ley,
asegurarlas debidamente; y como finalidad mediata investigar los
hechos identificando, ubicando, capturando o citando a los
presuntos autores y demás partícipes del hecho delictivo, a efectos
de ponerlos a disposición del Fiscal con el informe policial
respectivo para que este decida sobre la formalización de la
Investigación Preparatoria”.

38. De esta manera, que una de las finalidades de la investigación


preliminar sea “realizar los actos urgentes o inaplazables
destinados a determinar si han tenido lugar los hechos objeto de
conocimiento y su delictuosidad, así como asegurar los elementos
materiales de su comisión”, permite concluir que, si esta no es
realizada en tiempo oportuno, se corre un alto riesgo de que los
elementos materiales de la conducta denunciada se desvanezcan y
con ello la posibilidad de la eficacia de un juicio penal futuro.

39. Así, asumir que, como consecuencia de lo constitucionalmente


estipulado, actos de investigación que, dadas las circunstancias,
revisten una naturaleza urgente e inaplazable, deban esperar la
culminación del mandato presidencial, es tanto como sostener que
uno de los propósitos del aforamiento presidencial, además de
resguardar el principio de eficiente gobierno, es procurar el
potencial fracaso de una futura acción penal y del acceso a la
justicia de las posibles víctimas. Tesis, como se comprenderá,
manifiestamente irrazonable.

C) El argumento de la especialización.

40. Por otra parte, en el escenario que determinadas denuncias


requieran diligencias preliminares de investigación, no solo es
necesario actuar con prontitud, sino con especialización. El
Parlamento, desde luego, puede investigar actos supuestamente
delictivos, pero no cuenta ni con la experticia, ni con la logística
necesarias para hacerlo con la eficiencia con la que la haría el
Ministerio Público y la Policía Nacional. Eliminar o debilitar
irrazonablemente ante la notitia criminis, durante los 5 años del
período presidencial, toda actividad investigativa del órgano a
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 154
durante el ejercicio del cargo

quien la Constitución ha confiado, por antonomasia, la


investigación del delito, confiándosela y, peor aún, solo por delitos
tasados, a un órgano político por excelencia como es el Congreso
de la República, significaría situar en serio riesgo el éxito de la
investigación y, por ende, la búsqueda de justicia.

41. Por lo demás, en lo que atañe a los actos descritos por el artículo
117 de la Constitución, es de resaltarse que, conforme a lo previsto
en el artículo 89, literal a, del Reglamento del Congreso, también
corresponde al Fiscal de la Nación, presentar la denuncia
constitucional respectiva, para lo cual, entre otros aspectos, debe
precisar los fundamentos de hecho y de Derecho. Pues bien, para
que el Ministerio Público ejerza esta competencia, es evidente que
debe haber realizado previamente específicos actos preliminares de
investigación. Un razonamiento contrario llevaría a sostener que
ante una noticia criminal relacionada con el articulo 117 de la
Constitución, el órgano por antonomasia constitucionalmente
encargado de la investigación del delito, actúe llanamente como
poco más que una mesa de partes canalizadora de la denuncia, lo
cual resulta a todas luces irrazonable.

D) El argumento de la autoridad jurisprudencial.

42. Que el antejuicio presidencial no impide constitucionalmente al


Ministerio Publico el desarrollo de diligencias preliminares es una
conclusión a la que en su oportunidad ya ha arribado el Tribunal
Constitucional, al precisar que “aun cuando en anterior
oportunidad se pueda interpretar que este Tribunal ha considerado
que se requiere de una acusación constitucional para que el
Ministerio Público pueda realizar diligencias preliminares de
investigación a los altos funcionarios comprendidos en el artículo
99º de la Constitución por la supuesta comisión de delitos, este
Colegiado cumple con aclarar que la prerrogativa del antejuicio no
es de recibo en esta etapa preliminar a cargo del Ministerio
Público, toda vez que conforme lo establece el artículo 159º de la
Constitución Política tal entidad se encuentra facultada para
conducir la investigación del delito y, dado el caso, presentar la
denuncia constitucional contra los altos funcionarios del Estado tal
como se establece el artículo 89º del Reglamento del Congreso
de la República. Por tanto, será en el procedimiento de la
apreciación de la denuncia constitucional interpuesta por el
Ministerio Público al amparo del artículo 89º que el Parlamento
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 155
durante el ejercicio del cargo

determinará la verosimilitud de los hechos materia de la denuncia,


así como la subsunción de ellos en los tipos penales establecidos
legalmente, descartando aquellas que estuvieran sustentadas en
móviles políticos” (cfr. Sentencia recaída en el Expediente 00013-
2009-PI/TC, fundamento 46).

43. Del mismo parecer ha sido la Corte Suprema de la República, al


señalar que “la obligación constitucional de persecución del delito
justifica que, pese a (…) la exigencia del procedimiento
parlamentario de acusación constitucional, resulte indispensable
realizar diligencias preliminares para evitar la pérdida de fuentes
de prueba y de elementos materiales que el mero transcurso del
tiempo puede afectar, a veces irremediablemente, más aún si se
está ante unos hechos graves y de especial relevancia social. En
estas condiciones, desde una pauta de inevitable ponderación, es
correcto asumir, sin desconocer las razones de fondo que pueden
explicar el artículo 117 de la Constitución, que las diligencias
preliminares constituyen unas actuaciones imprescindibles y que
solo buscan reunir elementos mínimos para justificar la promoción
de la acción penal, sin que a ello obste los mayores límites fijados
por el indicado precepto constitucional. De [lo contrario], el riesgo
de pérdida de fuentes de prueba y demás indicios materiales por
presuntos delitos graves imputados a un Presidente de la República
sería más relevante” (cfr. Recurso de apelación N.° 131/2022
Corte Suprema, fundamento tercero 3.E.).

44. A la fecha hay, pues, una coincidencia plena entre la


jurisprudencia del Tribunal Constitucional y de la Corte Suprema,
en el sentido de que es constitucionalmente posible una
investigación preliminar sobre el Presidente durante su mandato,
coincidencia que determina la existencia de un argumento de
autoridad jurisprudencial y que es consecuencia de una
interpretación equilibrada de los valores constitucionales
concernidos.

E) El argumento comparado.

45. La posibilidad de que la fiscalía investigue al Presidente durante su


mandato, es una tesis acogida incluso en los Estados Unidos de
América, cuyo sistema es el paradigma de los regímenes
presidencialistas y cuyo Presidente de la República, por lo mismo,
y en razón de lo establecido en el Articulo II Sección 4 de su
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 156
durante el ejercicio del cargo

Constitución, goza de un singular nivel de inmunidad. La opinión


jurídica del Departamento de Justicia de los Estados Unidos
adoptada en 1973 y confirmada en el año 2000, acerca de la
imposibilidad de acusar penalmente a un Presidente en funciones,
nunca ha sido interpretada en el sentido de que ello impida
investigarlo. Un ejemplo emblemático de ello fue la investigación
seguida en 1998 por el fiscal independiente Kenneth Starr contra el
ex Presidente Bill Clinton, mientras ejercía el cargo de Presidente,
por el caso de una becaria de la Casa Blanca con la que Clinton
tuvo una relación. De hecho, dicha investigación fiscal fue el
preámbulo del impeachment (procedimiento de acusación) iniciado
por la Cámara de Representantes en diciembre de 1998 por la
supuesta comisión de los delitos de perjurio y obstrucción a la
justicia, y que culminó con su absolución por parte del Senado en
febrero de 1999.

46. Otro ejemplo es la investigación por el fiscal especial Robert


Mueller sobre el caso de la supuesta interferencia rusa en las
elecciones presidenciales estadounidenses de 2016, la cual incluía
supuestas coordinaciones conspirativas entre la campaña
presidencial de Donald Trump y Rusia, así como supuestos actos
de obstrucción a la justicia. Aunque la investigación abarcó, en
parte, hechos acontecidos con anterioridad al inicio formal del
primer periodo presidencial de Trump (2017 – 2021), también
incluyó la investigación de supuestos hechos ejecutados por el
propio Trump mientras ejercía la presidencia. De hecho, tal como
narra The New York Times, el informe fiscal describe numerosos
momentos en los que Trump podría haber cometido el delito de
obstrucción a la justicia mientras ejercía la presidencia (cfr.
https://www.nytimes.com/2019/04/18/us/politics/special-counsel-
trump-obstruction.html, revisada el 02 de junio de 2025). En
cualquier caso, lo más relevante es advertir que la mayor parte de
la investigación que incluía a Trump, además de su entorno, se
desarrolló mientras ejercía la presidencia, e incluyó hechos
realizados por el propio Trump mientras ejercía dicha presidencia,
sin que ello haya sido interpretado como una violación al
aforamiento presidencial.

47. Incluso, la reciente sentencia del 01 de julio de 2024, emitida por


la Corte Suprema Federal de los Estados Unidos en el Caso Trump
vs. Estados Unidos (cfr.
https://www.supremecourt.gov/opinions/23pdf/23-939_e2pg.pdf ,
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 157
durante el ejercicio del cargo

revisada el 03 de junio de 2025), a pesar de su talante claramente


restrictivo, señala que el Presidente tiene inmunidad contra el
procesamiento penal por aquellas acciones de carácter oficial que
lleve a cabo durante su mandato, pero no así frente a los actos no
oficiales realizados durante el mismo. A lo que se suma que en
ningún momento señala que esa inmunidad de procesamiento
impida la realización de una investigación previa, lo cual, por
cierto, es plenamente lógico, pues sin tal investigación previa,
sería imposible determinar con nitidez si se trata de un acto oficial
o no oficial. Prueba de ello es que, luego de la sentencia de la
Corte Suprema Federal, ninguna de las diversas investigaciones
seguidas contra Trump, han sido anuladas, si bien algunas han sido
parcialmente reevaluadas.

48. Otro ejemplo que respalda la posición expresada en este voto,


proveniente de un caso más cercano a la realidad del sistema
peruano y su tradición jurídica, es el de Chile. El artículo 52,
inciso 2, literal a, de su Constitución, señala que es atribución
exclusiva de la Cámara de Diputados declarar si corresponde
acusar al Presidente de la República, “por actos de su
administración que hayan comprometido gravemente el honor o la
seguridad de la Nación, o infringido abiertamente la Constitución
o las leyes”, precisando que “[e]sta acusación podrá interponerse
mientras el Presidente esté en funciones y en los seis meses
siguientes a su expiración en el cargo”. No obstante, esta
disposición no es interpretada en el sentido de que inmuniza al
Presidente de las investigaciones de la Fiscalía. De hecho, en la
actualidad, el Presidente Boric aparece como investigado e
imputado en la causa abierta tras la fallida compra de la casa del ex
presidente Salvador Allende; investigación en la que compareció
voluntariamente rindiendo declaración el 28 de marzo último (cfr.
https://www.infobae.com/america/america-
latina/2025/03/28/gabriel-boric-declaro-ante-la-fiscalia-en-la-
causa-por-la-fallida-compra-de-la-casa-de-salvador-allende/,
revisada el 03 de junio de 2025).

49. Una interpretación del aforamiento como impedimento absoluto de


acción investigativa por parte del Ministerio Público, órgano
especializado constitucionalmente llamado a conducirla desde su
inicio, tal como se presente en el a demanda, convierte a la referida
prerrogativa funcional en una suerte de irrazonable blindaje, que
comprometería socialmente de modo grave la credibilidad de las
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 158
durante el ejercicio del cargo

instituciones involucradas, tanto del Ministerio Público y del Poder


Judicial, como garantes constitucionales de un sistema de justicia
eficiente, así como del Congreso y de la propia Presidencia de la
República.

§7. Alcances y límites de la investigación preliminar al Presidente


de la República.

50. Ahora bien, que se encuentre abierta constitucionalmente la


posibilidad de iniciar una investigación preliminar, durante su
mandato, al Presidente de la República, no significa que deba
desconocerse la alta jerarquía de la investidura presidencial ni la
extraordinaria relevancia de las competencias que ejerce.
Investigación preliminar sí, pero con escrupuloso respeto a la
gobernabilidad. Por ello, a mi criterio, la denuncia o noticia
criminal que justifique el inicio de la investigación debe versar
sobre una sospecha razonable en relación con hechos
singularmente graves, es decir, cuyo grado de lesividad frente a
determinados valores del Estado Constitucional, resulte intenso.

A) Denuncias por graves violaciones a los derechos humanos o


actos de corrupción como criterios justificantes de la
investigación.

51. En ese sentido, entre otros casos, las investigaciones


necesariamente deben tener lugar cuando la denuncia verse sobre
presuntas graves violaciones a los derechos humanos o presuntos
actos de corrupción.

52. Como es sabido, los derechos humanos constituyen el sistema


fundamental de valores en los que se asienta el Estado
Constitucional, motivo por el cual los actos que presumiblemente
han incidido de modo grave sobre su contenido protegido y que,
por lo mismo, encuentran protección a través del ius puniendi
estatal, justifican -máxime si media sospecha razonable sobre el
primer mandatario-, una investigación preliminar inmediata que
permita preservar y delimitar el acervo probatorio e indiciario
necesario para el futuro respectivo procesamiento.

53. En esa línea, como ha señalado la Corte IDH, “son inadmisibles


las disposiciones (…) que pretendan impedir la investigación y
sanción de los responsables de las violaciones graves de los
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 159
durante el ejercicio del cargo

derechos humanos tales como la tortura, las ejecuciones sumarias,


extralegales o arbitrarias y las desapariciones forzadas, todas ellas
prohibidas por contravenir derechos inderogables reconocidos por
el Derecho Internacional de los Derechos Humanos” (cfr. Caso
Barrios Altos vs. Perú. Sentencia de 14 de marzo de 2001, párrafo
41).

54. El mismo razonamiento cabe, por supuesto, ante la supuesta


comisión de crímenes de lesa humanidad, pues “van más allá de lo
tolerable por la comunidad internacional y ofenden a la humanidad
toda. El daño que tales crímenes ocasionan permanece vigente
para la sociedad nacional y para la comunidad internacional, las
que exigen la investigación y el castigo de los responsables. (…).
De tal manera, en cumplimiento de su obligación de investigar y
en su caso sancionar a los responsables de los hechos, el Estado
debe remover todos los obstáculos, de facto y de jure, que
mantengan la impunidad, y utilizar todos los medios disponibles
para hacer expedita la investigación y los procedimientos
respectivos y así evitar la repetición de hechos tan graves” (cfr.
Caso La Cantuta vs. Perú. Sentencia del 29 de noviembre de 2006,
párrafos 225 y 226).

55. A su vez, la Constitución reconoce implícitamente el principio de


lucha contra la corrupción. Dicho principio deriva del artículo 41
de la Norma Fundamental que establece mecanismos preventivos,
de sanción y de persecución contra la corrupción cometida por
funcionarios y servidores públicos, e incluso por particulares. Por
ende, el Estado tiene la obligación constitucional de combatirla en
todas sus formas (cfr. Sentencias recaídas en los Expedientes
0016-2019-PI/TC, fundamento 5; y 1072-2023-PHC/TC,
fundamento 48).

56. Es por ello que el Tribunal Constitucional ha puesto de relieve que


“en el plano normativo-constitucional, tal como ocurre con el
terrorismo, el tráfico ilícito de drogas, el espionaje, la traición a la
patria y el genocidio, el Constituyente ha advertido la dimensión
particularmente disvaliosa de los actos de corrupción, por la
magnitud del daño que provocan al cuadro material de valores
reconocido por la Constitución” (cfr. Sentencias recaídas en los
Expedientes 0019-2005-PI/TC, fundamento 59; y 1072-2023-
PHC/TC, fundamento 51).
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 160
durante el ejercicio del cargo

57. Y es que es evidente que la constitucionalización de la lucha


contra una forma delictiva, denota lo profundamente dañina que
ella resulta para una multiplicidad de bienes de relevancia
constitucional. De ahí que se haya señalado que “el interés
constitucional de combatir la corrupción viene reforzado desde la
Constitución” (cfr. Sentencias recaídas en los Expedientes 0017-
2011-PI/TC, fundamento 17; y 1072-2023-PHC/TC, fundamento
52), y que “los actos de corrupción no solo resultan contrarios al
orden jurídico penal, sino que se encuentran reñidos con los más
elementales designios de la ética y la moral y, también, con los
valores constitucionales” (cfr. Sentencias recaídas en los
Expedientes 0019-2005-PI/TC, fundamento 47; y 1072-2023-
PHC/TC, fundamento 52).

58. Por ello, se coincide con lo señalado por la Corte IDH en la


Resolución 1/18, “Corrupción y Derechos Humanos”, cuando
señala que “la corrupción es un complejo fenómeno que afecta a
los derechos humanos en su integralidad –civiles, políticos,
económicos, sociales, culturales y ambientales–, así como al
derecho al desarrollo; debilita la gobernabilidad y las instituciones
democráticas, fomenta la impunidad, socava el Estado de Derecho
y exacerba la desigualdad”

59. Dicha obligación de lucha contra la corrupción, no deriva solo de


la axiología de la Norma Fundamental, sino también de las
obligaciones de origen convencional que ha contraído el Estado
peruano, y que, en virtud del artículo 55 de la Constitución,
forman parte del Derecho nacional.

60. En ese marco, se tiene la Convención de Naciones Unidas contra


la Corrupción (CNUCC), una de cuyas finalidades es “[p]romover
y fortalecer las medidas para prevenir y combatir más eficaz y
eficientemente la corrupción” (artículo 1, literal a), y cuyo artículo
30.2, establece la obligación de cada Estado parte de “adoptar[] las
medidas que sean necesarias para establecer o mantener, de
conformidad con su ordenamiento jurídico y sus principios
constitucionales, un equilibrio apropiado entre cualesquiera
inmunidades o prerrogativas jurisdiccionales otorgadas a sus
funcionarios públicos para el cumplimiento de sus funciones y la
posibilidad, de ser preciso, de proceder efectivamente a la
investigación, el enjuiciamiento y el fallo de los delitos tipificados
con arreglo a la presente Convención”.
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 161
durante el ejercicio del cargo

61. La obligación de alcanzar ese equilibrio se manifiesta, justamente,


cuando, sin inobservar la garantía institucional del aforamiento
presidencial derivada de los artículos 99, 100 y 117 de la
Constitución, se entiende que está constitucionalmente permitida,
cuando menos, la investigación preliminar del Presidente de la
República por presuntos actos de corrupción.

62. En la sentencia en mayoría, se sostiene que “si bien los tratados


forman parte del derecho nacional en atención de lo previsto en el
artículo 55 de la Norma Fundamental, ello no conlleva a que su
incorporación ⸺en sede interna⸺ termine por desvirtuar o rebasar
el sistema jurídico o modelo internos, cuya norma suprema lo
constituye la Constitución Política”, pretendiendo dar a entender
que la CNUCC “desvirtúa” o “rebasa” en algún aspecto nuestro
sistema jurídico interno, a pesar de que resulta plenamente
compatible con él.

63. Asimismo, en la sentencia en mayoría se sostiene que “sustentar


una investigación penal en contra del titular de la Presidencia de la
República en ejercicio, en virtud de «normas convencionales»
cuyo contenido genérico corresponde ser implementado conforme
a sus posibilidades por cada Estado Parte (en el cual no solo se
encuentra comprendido el Ministerio Público), a todas luces
resulta una conducta contraria a un Estado Constitucional en el que
la Constitución Política impera como Norma Normarum”. Con
esta afirmación, nuevamente, se insinúa erróneamente una
incompatibilidad entre la Constitución y la CNUCC, a pesar de su
plena armonía.

64. Cabe recordar que de conformidad con el segundo párrafo del


artículo 57 de la Constitución, “[c]uando el tratado afecte
disposiciones constitucionales debe ser aprobado por el mismo
procedimiento que rige la reforma de la Constitución, antes de ser
ratificado por el Presidente de la República”. Pues bien, si la
CNUCC no fue aprobada a través de este procedimiento, es
porque, con acierto, no se advirtió antinomia alguna entre sus
cláusulas y la Norma Fundamental. Y, a diferencia de lo sostenido
en la ponencia, el hecho de que en ciertos aspectos dicha
Convención pueda requerir la adopción de medidas para su mejor
implementación interna, no significa que no pueda ser aplicada
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 162
durante el ejercicio del cargo

directamente como base jurídica coadyuvante para fundamentar


una investigación preliminar contra el Presidente de la República.

65. Por lo demás, en la hipótesis negada de que existiera alguna


incompatibilidad entre la CNUCC y alguna norma de Derecho
interno, conviene tener presente que, de conformidad con el
artículo 27 de la Convención de Viena, que forma parte del
Derecho nacional (artículo 55 de la Constitución), ningún Estado
puede “invocar las disposiciones de su derecho interno como
justificación del incumplimiento de un tratado”.

66. Así como la CNUCC, también es de destacarse la Convención


Interamericana contra la Corrupción (CICC), ratificada a través del
Decreto Supremo 075-2004-RE, cuyo artículo II, numeral 1,
establece como finalidad de la referida Convención: promover y
fortalecer el desarrollo, por cada uno de los Estados Partes, de los
mecanismos necesarios para prevenir, detectar, sancionar y
erradicar la corrupción.

67. La CICC, en su Preámbulo, enfatiza que “[l]a corrupción socava la


legitimidad de las instituciones públicas, atenta contra la sociedad,
el orden moral y la justicia, así como contra el desarrollo integral
de los pueblos”, agregando que “la democracia representativa,
condición indispensable para la estabilidad, la paz y el desarrollo
de la región, por su naturaleza, exige combatir toda forma de
corrupción en el ejercicio de las funciones públicas, así como los
actos de corrupción específicamente vinculados con tal ejercicio”.

68. Por todo ello, cabe concluir, tal como lo ha hecho el Tribunal
Constitucional, que los actos de corrupción alcanzan tal nivel de
gravedad, que violan el macro bien jurídico denominado orden
público constitucional, el cual engloba la defensa de la supremacía
normativa de la Constitución, de los derechos fundamentales y del
resto de bienes jurídicos de relevancia constitucional (cfr.
Sentencia recaída en el Expediente 1072-2023-PHC/TC,
fundamento 54). Y, por ello mismo, es manifiestamente razonable
y constitucionalmente obligatorio interpretar que ante eventuales
hechos verosímiles de corrupción es viable el despliegue de una
investigación preliminar sobre el Presidente, sin requerirse para
ello esperar la culminación de su mandato o autorización congresal
alguna.
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 163
durante el ejercicio del cargo

B) Tipología de diligencias preliminares e investigación al


Presidente de la República.

69. En la sentencia en mayoría se señala que las “diligencias


preliminares se enmarcan ineludiblemente en el ámbito del
proceso penal” y que “el inicio («incoación») del proceso penal
contra el titular de la Presidencia de la República en ejercicio, se
efectuará una vez culminado el antejuicio político ante el seno
del Congreso de la República y luego de que se haya
determinado que «ha lugar la formación de causa» y, además, se
emita la «resolución acusatoria de contenido penal»” (énfasis del
original). Así, a diferencia de lo sustentado en este voto, la
posición mayoritaria parte de la premisa de que no es posible
entablar una investigación preliminar contra el Presidente.

70. No obstante, luego acepta la posibilidad de que “la Fiscalía de la


Nación se encuentr[e] habilitada sólo para realizar aquellos actos
de investigación que resulten urgentes, inaplazables, estrictamente
necesarios y siempre que las circunstancias del caso concreto lo
ameriten y respetando, además, la dignidad del cargo presidencial”
(énfasis del original). Desde luego, tales “actos de investigación”
no podrían ser otros que aquellos que se desarrollan en el marco de
una investigación preliminar (diligencias preliminares), al punto de
que luego la ponencia denominará “diligencias” a tales actos de
investigación, con lo cual se advierte una nítida contradicción en la
sentencia en mayoría. Para evitar esta contradicción, habría que
concluir que, en definitiva, aunque de modo delimitado, la
ponencia sí acepta la posibilidad de investigar preliminarmente al
Presidente.

71. Ahora bien, los actos de investigación (a saber, diligencias


preliminares) que, a juicio de la mayoría, podría disponer el
Ministerio Público, son solamente los siguientes: (i) la toma de
declaración del titular de la Presidencia de la República en
ejercicio, incluyendo el reconocimiento de documentos, personas,
voces y/o objetos; (ii) realizar pedidos de información, y (iii)
solicitar la entrega de prueba documental.

72. A mi criterio, si bien, con el objetivo de proteger el principio de


buen gobierno presidencial, no cabe realizar cualquier tipo de
diligencia investigativa sobre el primer mandatorio y las que
quepan realizarse, deben producirse con un estricto criterio de
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 164
durante el ejercicio del cargo

proporcionalidad, de modo tal que, sin descuidar la adecuada


consecución de su objetivo, resulten estrictamente necesarias, no
resulta equilibrado constreñirlas a la escueta lista formulada en la
sentencia en mayoría.

73. A mi juicio, el NCPP ofrece una amplia gama de diligencias


preliminares que, realizadas bajo cánones de proporcionalidad,
pueden ser aplicadas a una investigación sobre el Presidente, sin
que ello afecte el principio de resguardo del eficiente gobierno
presidencial.

74. Así, en primer término, en el marco de una investigación


preliminar que involucre al Presidente de la República, el
Ministerio Público puede solicitar al Presidente la entrega de
prueba documental (artículo 184 y siguientes del NCPP) y de la
información relevante (artículo 337, inciso 3, literal b, del NCPP),
encontrándose este en la obligación de entregarla, salvo los límites
establecidos en la ley, conforme a la Constitución.

75. Asimismo, cabe la realización de las pericias reguladas en el


artículo 172 y siguientes de NCPP, siempre que, para la
explicación y mejor comprensión de algún hecho, se requiera
conocimiento especializado de naturaleza científica, técnica,
artística o de experiencia calificada. Del mismo modo, es viable
realizar las pesquisas reguladas en el artículo 208, inciso 1, del
NCPP, en lugares abiertos, cosas o personas cuando existan
motivos plausibles para considerar que se encontrarán rastros del
delito, y siempre que tales pesquisas no impliquen algún nivel de
intervención sobre la persona misma del Presidente. También son
viables las diligencias de inspección para comprobar las huellas y
otros efectos materiales que el delito haya dejado, así como las
diligencias de reconstrucción, siempre que ello no afecte el
ejercicio de las competencias presidenciales ni incidan
directamente sobre la persona del Presidente.

76. También resulta constitucionalmente posible, cuando resulte


estrictamente necesario, el levantamiento del secreto bancario
(artículo 235 del NCPP) y de la reserva tributaria (artículo 236 del
NCPP) del Presidente, así como la videovigilancia (artículo 207 y
siguientes del NCPP), siempre que ésta se realice en espacios
públicos; y también la clausura o vigilancia de locales e
inmovilización temporal de bienes muebles (artículo 237 y
siguientes del NCPP).
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 165
durante el ejercicio del cargo

77. Siempre que resulte estrictamente necesario, que sea previsible que
será negado el ingreso y existan motivos razonables para
considerar que se oculta el imputado o alguna persona evadida,
distinta del Presidente, o que se encuentran bienes delictivos o
cosas relevantes para la investigación, en una investigación
dirigida contra el Presidente, es viable el allanamiento y registro
domiciliario de una casa habitación, casa de negocio, dependencias
cerradas, o recinto habitado temporalmente, y de cualquier otro
lugar cerrado (artículo 214 y siguientes del NCPP), mientras no se
trate del ámbito espacial en el que el Presidente habitualmente
desarrolla sus funciones, en particular, aquel instalado dentro de
Palacio de Gobierno.

78. En la medida de que ello podría comprometer seriamente el orden


interno, la seguridad nacional y el principio de buen gobierno, en
el marco de una investigación al Presidente de la República, no es
procedente la interceptación e incautación postal (artículo 226 y
siguientes del NCPP), ni tampoco la intervención de
comunicaciones o telecomunicaciones (artículo 230 y siguientes
del NCPP), del Presidente de la República.

79. En aras de proteger el principio de eficiencia en el ejercicio


gubernamental, en ningún caso en una investigación, esté o no
incurso en ella el Presidente, este puede ser compelido a declarar o
testimoniar, sin perjuicio de lo cual puede ser invitado a hacerlo,
dependiendo de su voluntad rendir o no la respectiva declaración o
testimonio Por el mismo motivo, tampoco cabe que en una
investigación seguida al Presidente, se ordene alguna clase de
intervención corporal (artículo 211 y siguientes del NCPP) sobre
su persona, ni que se adopte contra él algún tipo de medida de
coerción procesal como la detención, en cualquiera de sus formas
(artículo 259 y siguientes del NCPP), la comparecencia (artículo
286 y siguientes del NCPP) o el impedimento de salida del país
(artículo 295 y siguientes del NCPP).

§8. Análisis del caso concreto.

80. De acuerdo a la demanda, existen determinadas actuaciones del


Ministerio Público que se encontrarían viciadas de
incompetencia.
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 166
durante el ejercicio del cargo

81. Así, se tiene que mediante Disposición 1 del 10 de mayo de 2024,


emitida en la Carpeta Fiscal 153-2024, se dispuso el inicio de
diligencias preliminares contra Dina Ercilia Boluarte Zegarra,
actual Presidenta de la República. En ella se señala que la
Presidenta habría requerido al Ministro del Interior para que
desactive el EFICCOP (Equipo Especial de Fiscales contra la
corrupción del poder) a fin de neutralizar las investigaciones
contra su hermano y su abogado, y, de esa manera, sustraerlos de
la persecución penal correspondiente a la carpeta fiscal 11-2023.
En la referida Disposición, se concluye que los hechos imputados
se subsumirían preliminarmente en la conducta de presunta: (i)
instigadora de la comisión de los delitos de encubrimiento personal
agravado, contemplado en el artículo 407 del Código Penal; y (ii)
autora del delito de abuso de autoridad, previsto en el artículo 307
del citado Código; precisando además que las diligencias
preliminares buscan “verificar si el conocimiento que se tiene de la
sospecha de un delito […] tiene contenido de verosimilitud”.

82. En segundo lugar, mediante la Disposición 2 del 10 de enero de


2023, emitida en la Carpeta Fiscal 277-2022, se ordenó el inicio de
diligencias preliminares contra la Presidenta de la República y
contra otras personas, por los presuntos delitos de genocidio,
homicidio calificado y otros (lesiones). En dicha Disposición se
indica que la Presidenta, de acuerdo con el artículo 167 de la
Constitución Política, es la Jefe Suprema de las Fuerzas Armadas y
de la PNP y que, en dicha calidad “tiene capacidad y obligación
funcional de dictar los lineamientos y medidas para controlar los
desmanes y acciones violentas”. Teniendo en cuenta ello, se
dispuso “iniciar diligencias preliminares contra la Presidenta por
Genocidio, homicidio calificado y lesiones graves”.

83. Por otra parte, mediante la Disposición 1, del 18 de marzo de


2024, emitida en la Carpeta Fiscal 68-2024, se dispuso el inicio de
diligencias preliminares contra la Presidenta de la República, en
dicha calidad y como Ministra de Desarrollo e Inclusión Social,
por los presuntos delitos de enriquecimiento ilícito y omisión de
consignar declaraciones en documentos. En dicha disposición se
alude, concretamente, al presunto incremento ilícito de su
patrimonio por la adquisición de relojes de la marca “Rolex”
valorizados en $32,000, lo que constituiría, presuntamente el delito
de enriquecimiento ilícito. Además, se imputa a la Presidenta la
omisión de declarar tales relojes, lo que habría configurado el
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 167
durante el ejercicio del cargo

“delito de omisión de consignar declaraciones en documentos”. En


esta carpeta se dispuso “programar la declaración indagatoria de:
Dina Boluarte Zegarra […] bajo apercibimiento de conducción
compulsiva”. En el marco de esta investigación, la Resolución
Uno, emitida en el Expediente 00018-2024-1-5001-JS-PE-01, de
fecha 28 de marzo de 2024, emitida por el Juzgado Supremo de
Investigación Preparatoria, declaró fundados los requerimientos,
entre otros, de allanamiento, registro domiciliario, registro
personal y registro vehicular, autorizando, además, la incautación
de relojes “Rolex” y documentos relacionados, contra Dina Ercilia
Boluarte Zegarra.

84. Pues bien, a pesar de que, según se ha sustentado supra, la


sentencia en mayoría considera que -aunque en un marco de
diligencias, a mi criterio, impropiamente delimitadas- el Ministerio
Público sí puede realizar actos de investigación por hechos no
relacionados con el artículo 117 de la Constitución,
inconsistentemente, considera que las investigaciones contenidas
en las Carpetas Fiscales 153-2024, 277-2022, 68-2024, constituyen
actos viciados de incompetencia, pues, a decir de la ponencia, se
expidieron sin un marco jurídico preexistente que lo habilitara.

85. Si la propia sentencia en mayoría, luego de interpretar el marco


normativo preexistente, ha llegado a la conclusión de que sí es
posible realizar ciertos actos de investigación ¿cómo es posible
que se sostenga que las investigaciones preliminares aperturadas
por la fiscalía contra la actual mandataria carecen per se de un
marco jurídico habilitante?; ¿es que acaso el Ministerio Público,
antes de que lo haga la sentencia en mayoría, estaba impedido de
arribar a la misma conclusión interpretativa? .

86. Por el contrario, a mi juicio, en todos los casos descritos se está


ante investigaciones preliminares (no investigaciones preparatorias
formalizadas, menos aún acusaciones) seguidas sobre la Presidenta
de la República y otras personas, por la supuesta comisión de
delitos de corrupción o graves violaciones a los derechos humanos;
motivo por el cual, según se ha sustentado supra, ello resulta
plenamente constitucional.

87. Ahora bien, de las dos primeras disposiciones descritas y


cuestionadas en este proceso no deriva con precisión las
diligencias investigativas ordenadas o adoptadas. Empero, sí
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 168
durante el ejercicio del cargo

ocurre ello en el caso de la carpeta fiscal derivada de la tercera


disposición descrita, a saber, la Disposición 1, del 18 de marzo de
2024. En el marco de dicha investigación se declaró fundados los
requerimientos de allanamiento, registro domiciliario, registro
personal y registro vehicular, autorizando, además, la incautación
de relojes “Rolex” y documentos relacionados, contra la actual
Presidenta de la República.

88. Como se señaló supra, siempre que resulte estrictamente


necesario, en una investigación dirigida contra el Presidente, es
viable el allanamiento y registro domiciliario de una casa
habitación, casa de negocio, dependencias cerradas, o recinto
habitado temporalmente, y de cualquier otro lugar cerrado (artículo
214 y siguientes del NCPP), mientras no se trate del ámbito
espacial en el que el Presidente habitualmente desarrolla sus
funciones, en particular, aquel instalado dentro de Palacio de
Gobierno.

89. En ese sentido, no se halla invalidez en la autorización judicial a la


realización del allanamiento, registro e incautación, contenida en
la Resolución Uno, de fecha 28 de marzo de 2024, emitida por el
Juzgado Supremo de Investigación Preparatoria. Ahora bien, ello
es así siempre que se interprete que ello no incluye la posibilidad
del registro personal a la Presidenta o el allanamiento del ámbito
espacial en el que habitualmente desarrolla sus funciones, en
particular, aquel instalado dentro de Palacio de Gobierno. Cosa
que no ha sucedido en el presente caso.

90. De otro lado, tal como se refirió anteriormente, en aras de proteger


el principio de eficiencia en el ejercicio gubernamental, en ningún
caso en una investigación, esté o no incurso en ella el Presidente,
este puede ser compelido a declarar o testimoniar, sin perjuicio de
lo cual puede ser invitado a hacerlo, dependiendo de su voluntad
rendir o no la respectiva declaración o testimonio. Por ello, resulta
inconstitucional que en la carpeta fiscal derivada de la Disposición
1, del 18 de marzo de 2024, se haya dispuesto “programar la
declaración indagatoria de: Dina Boluarte Zegarra […] bajo
apercibimiento de conducción compulsiva”.

91. Sin perjuicio de lo expuesto, resulta fundamental tener presente


que, si bien, según se ha sostenido y bajo los condicionantes
desarrollados, es posible investigar preliminarmente a un
Caso de la inmunidad del titular de la Presidencia de la República 169
durante el ejercicio del cargo

Presidente de la República en ejercicio, dicha investigación


preliminar no puede extenderse más allá de un plazo razonable, es
decir, el estrictamente necesario para recabar y asegurar los
elementos de prueba pertinentes; pues, de lo contrario, no en razón
de la persona o de la materia investigada, sino del irrazonable
tiempo trascurrido, se culminará por afectar el principio de buen
gobierno presidencial.

92. Ello significa que la investigación preliminar deberá culminar


dentro de dicho plazo razonable, sea con el archivo respectivo, sea
con la denuncia correspondiente -en el escenario de tratarse de los
casos previstos en el artículo 117 de la Constitución-, o, en los
demás casos, con la disposición de suspensión de la investigación
a la espera de que culmine el mandato presidencial.

93. A lo largo de los fundamentos precedentes se han expuesto las


razones constitucionales que autorizan al Ministerio Público para
realizar una investigación preliminar al Presidente de la República
por casos distintos a los previstos en el artículo 117 de la
Constitución y por tanto no coincido con lo señalado en los
fundamentos 164 y 165 de la sentencia en mayoría cuando critica
severamente la interpretación o criterio seguido por el Ministerio
Público. Sin embargo, tengo que subrayar que aun en la lógica de
la propia sentencia en mayoría este razonamiento continúa siendo
inconsistente puesto que admite la realización de algunas gestiones
de investigación, sin incluso establecer límites materiales.

Por estas consideraciones, mi voto es por:

1. Declarar FUNDADA en parte la demanda y, por consiguiente,


únicamente inconstitucional la disposición de programar la
declaración indagatoria de la Presidenta de la República, Dina
Boluarte Zegarra, bajo apercibimiento de conducción compulsiva,
emitida en la Carpeta Fiscal 68-2024, derivada de la Disposición 1,
del 18 de marzo de 2024.

2. Declarar INFUNDADA la demanda en lo demás que contiene.

S.

MONTEAGUDO VALDEZ

También podría gustarte