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Sentencia Del Tribunal Constitucional Sobre El Caso Cocteles

El Tribunal Constitucional de Perú emitió la sentencia 185/2025 en respuesta a un recurso de agravio constitucional presentado por Giulliana Loza Avalos en nombre de Keiko Sofía Fujimori Higuchi, quien impugnó la improcedencia de su demanda de habeas corpus. La sentencia aborda la vulneración de derechos fundamentales en el contexto de un proceso penal por delitos de lavado de activos y organización criminal, argumentando que las acusaciones carecen de fundamento legal. Finalmente, el tribunal reafirma que no se ha demostrado la afectación al derecho a la libertad personal de la favorecida.

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Sentencia Del Tribunal Constitucional Sobre El Caso Cocteles

El Tribunal Constitucional de Perú emitió la sentencia 185/2025 en respuesta a un recurso de agravio constitucional presentado por Giulliana Loza Avalos en nombre de Keiko Sofía Fujimori Higuchi, quien impugnó la improcedencia de su demanda de habeas corpus. La sentencia aborda la vulneración de derechos fundamentales en el contexto de un proceso penal por delitos de lavado de activos y organización criminal, argumentando que las acusaciones carecen de fundamento legal. Finalmente, el tribunal reafirma que no se ha demostrado la afectación al derecho a la libertad personal de la favorecida.

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Firmado digitalmente por:

Firmado digitalmente por: PACHECO ZERGA LUZ IMELDA FIR


ALZAMORA CARDENAS VICTOR ANDRES 02860240 hard
FIR 06283988 hard Motivo: En señal de conformidad
Motivo: Doy fe Fecha: 17/10/2025 15:47:36-0500
Fecha: 20/10/2025 09:07:15-0500

Pleno. Sentencia 185/2025


EXP. N.° 02109-2024-PHC/TC
LIMA
KEIKO SOFÍA FUJIMORI HIGUCHI,
representada por GIULLIANA LOZA
AVALOS-ABOGADA

SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL Firmado digitalmente por:


DOMINGUEZ HARO Helder FAU
20217267618 soft
Motivo: En señal de conformidad
Fecha: 17/10/2025 18:41:27-0600
En Lima, a los 2 días del mes de octubre de 2025, el Tribunal
Constitucional, en sesión de Pleno Jurisdiccional, con la asistencia de los
señores magistrados Pacheco Zerga (presidenta), Domínguez Haro
(vicepresidente), Morales Saravia, Gutiérrez Ticse, Monteagudo Valdez,
Ochoa Cardich y Hernández Chávez pronuncia la siguiente sentencia, con
los fundamentos de voto de los magistrados Domínguez Haro, Morales
Saravia y Gutiérrez Ticse, y los votos singulares de los magistrados
Pacheco Zerga y Monteagudo Valdez, que se agregan.
Firmado digitalmente por:
MORALES SARAVIA Francisco
ASUNTO Humberto FAU 20217267618 soft
Motivo: En señal de conformidad
Fecha: 17/10/2025 15:42:49-0500

Recurso de agravio constitucional interpuesto por doña Giulliana


Loza Avalos, abogada de doña Keiko Sofía Fujimori Higuchi, contra la
resolución de fecha 16 de mayo de 20241, expedida por la Tercera Sala
localizada en la sede digital del Tribunal Constitucional. La verificación puede ser efectuada a partir de la fecha
Esta es una representación impresa cuya autenticidad puede ser contrastada con la representación imprimible

de publicación web de la presente resolución. Base legal: Decreto Legislativo N.° 1412, Decreto Supremo N.°

Constitucional de la Corte Superior de Justicia de Lima, que declaró


improcedente la demanda de habeas corpus de autos.

ANTECEDENTES

Con fecha 21 de febrero de 2024, doña Giulliana Loza Avalos


interpone demanda de habeas corpus a favor de doña Keiko Sofía
Fujimori Higuchi2, dirigiéndola contra don Víctor Raúl Zúñiga Urday,
URL: https://www.tc.gob.pe/jurisprudencia/2025/02109-2024-HC.pdf

juez del Cuarto Juzgado de Investigación Preparatoria Nacional y contra


el procurador público del Poder Judicial.
029-2021-PCM y la Directiva N.° 002-2021-PCM/SGTD.

Solicita la recurrente que se declaren nulas: (1) la Resolución 35


(Incidente 186), de fecha 12 de setiembre de 2022, que declaró infundada
la excepción de naturaleza de acción deducida por la defensa de doña
Keiko Sofía Fujimori Higuchi en el proceso que se le sigue por el delito Firmado digitalmente por:

de lavado de activos; (2) la Resolución 46 (Incidente 186), de fecha 6 de GUTIERREZ TICSE Luis Gustavo FAU
20217267618 soft
Motivo: En señal de conformidad
octubre de 2022, por la que se declaró infundada la excepción de Fecha: 20/10/2025 08:25:32-0500

naturaleza de acción deducida por la defensa de la favorecida en el proceso


que se le sigue por el delito de organización criminal; (3) la Resolución
110 (Incidente 186), de fecha 30 de noviembre de 2023, por la que se dictó
1
Fojas 93 del expediente
2
Fojas 3 del expediente
Firmado digitalmente por:
MONTEAGUDO VALDEZ Manuel FAU
20217267618 soft
Motivo: En señal de conformidad
Fecha: 17/10/2025 16:20:12-0500
Firmado digitalmente por:
OCHOA CARDICH Cesar Augusto FIR
06626828 hard
Motivo: En señal de conformidad
Firmado digitalmente por: Fecha: 17/10/2025 15:26:03-0500
HERNANDEZ CHAVEZ Pedro Alfredo
FAU 20217267618 soft
Motivo: En señal de conformidad
Fecha: 17/10/2025 15:57:23-0500
EXP. N.° 02109-2024-PHC/TC
LIMA
KEIKO SOFÍA FUJIMORI HIGUCHI,
representada por GIULLIANA LOZA
AVALOS-ABOGADA

el auto de enjuiciamiento por el delito de lavado de activos3; y, (4) todos


los actos precedentes del proceso seguido desde el inicio de las
investigaciones preliminares tramitados en la Carpeta Fiscal 55-2017
(acumulada Carpeta Fiscal 80-2017 y 12-2016)4, tras considerar que
mediante los citados pronunciamientos y demás actuaciones señaladas han
sido vulnerados en perjuicio de la favorecida los derechos fundamentales
a la libertad personal, a la debida motivación de resoluciones judiciales, a
la tutela procesal efectiva y al principio de legalidad penal. En tal sentido
y como consecuencia de declararse fundada su pretensión deberá
archivarse el proceso seguido en su contra.

Sostiene la actora que las actuaciones y decisiones concretizadas


en el proceso penal seguido contra la favorecida, afectan sus derechos,
pese a que los hechos que se le atribuyen no constituyen los delitos de
organización criminal, lavado de activos, obstrucción a la justicia y falsa
declaración en procedimiento administrativo que se le imputan.

En efecto, se imputa a la beneficiaria haber incurrido en los delitos


de lavado de activos en la modalidad de receptación patrimonial, por haber
recibido aportes de dinero a sabiendas de su origen ilegal durante el curso
de las campañas electorales de los años 2011 y 2016, así como de
organización criminal, por haber intentado ganar las elecciones en las que
participo como candidata.

Tales alegaciones son sin embargo erróneas e inconstitucionales,


habida cuenta que el delito de lavado de activos en su modalidad de
receptación patrimonial, es una figura introducida al ordenamiento
jurídico peruano con fecha posterior a la presunta comisión de los hechos
imputados, ya que su tipificación como tal se materializo a partir de lo
dispuesto en el Decreto Legislativo 1249 vigente desde el 26 de noviembre
del año 2016. En tales circunstancias asumir que antes de dicho momento
hubo un delito como el imputado, implicaría realizar una aplicación
retroactiva y desfavorable de la ley penal, afectando gravemente al
principio de legalidad penal.

En igual sentido tampoco cabe alegar el delito de organización


criminal ya que dicha modalidad implica la existencia de fines delictivos
3
Expediente 00299-2017-304-5001-JR-PE-01
4
Carpeta Fiscal 55-2017 (acumulada Carpeta Fiscal 80-2017 y 12-2016)
EXP. N.° 02109-2024-PHC/TC
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KEIKO SOFÍA FUJIMORI HIGUCHI,
representada por GIULLIANA LOZA
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y/o beneficios económicos ilícitos, lo que sin embargo nada tiene que ver
con una finalidad política plenamente legítima como es el ganar
elecciones.

Precisa la recurrente que durante le etapa de investigación


preliminar, la favorecida fue detenida al interior de la sede del Ministerio
Público en mérito del Auto de Detención Preliminar de fecha 9 de octubre
de 2018, en circunstancias en que había acudido a dicha sede tras haber
sido citada, por lo que se le privó de su libertad por ocho días. Sin
embargo, el referido auto sería luego declarado nulo.

Alega que posteriormente y en el marco del primer pedido de


prisión preventiva dictado contra la favorecida, se realizaron diversas
audiencias en la que se advirtió la incorporación de elementos sin haberse
respetado su derecho de defensa. Luego se le restituyó su libertad por
decisión del Tribunal Constitucional. No obstante, el Ministerio Público
formuló requerimiento acusatorio en el que se apreciaron deficiencias.
Pese a ello, el juzgado demandado desconoció lo decidido por el Tribunal
Constitucional y emitió el auto de enjuiciamiento rechazando la excepción
de naturaleza de acción que dedujo la favorecida. Además, dictó en su
contra un segundo mandato de prisión preventiva, que fue revocado por la
Segunda Sala Penal de Apelaciones Nacional.

En este contexto, precisa que en fase preventiva y a parte de la


detención preliminar de la que ya había sido objeto, la favorecida estuvo
privada de su libertad hasta en dos ocasiones, la primera por trece meses
(desde el 31 de octubre de 2018 al 29 de noviembre de 2019), y la segunda
por tres meses y trece días (desde el 20 de enero de 2020 al 3 de mayo de
2020). Por tanto, su libertad personal fue vulnerada por el plazo de
dieciséis meses y dieciséis días. Además, las afectaciones de sus derechos
continuaron durante el desarrollo de la investigación preparatoria, pues se
trasladaron documentos de otras carpetas fiscales en las que no participó
su defensa, y se formuló una apresurada acusación en su contra, pese a que
otros actos de investigación se encontraban pendientes de realización en
plena contienda electoral el año 2021.

Afirma también que durante la etapa intermedia hubo una irregular


prolongación en el tiempo como consecuencia de las deficiencias del
requerimiento fiscal acusatorio, el cual fue saneado de forma indebida por
el juzgado. Habiendo sido durante la referida etapa que fueron
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KEIKO SOFÍA FUJIMORI HIGUCHI,
representada por GIULLIANA LOZA
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desestimadas las excepciones de naturaleza de acción que dedujo, tras


considerar como válido un hecho atípico sin haberse realizado un análisis
de la imputación, siendo que las cuestionadas resoluciones permitieron la
emisión del auto de enjuiciamiento y su posterior citación a juicio.

Precisa por último que las resoluciones judiciales objetadas en la


demanda tienen la calidad de firmes, porque la favorecida no las ha dejado
consentir, puesto que interpuso en su contra recursos de apelación para
que la Sala de Apelaciones corrija las inconstitucionales decisiones que
contienen. Sin embargo, la Sala incumplió su responsabilidad al haber
emitido un pronunciamiento de fondo sin revisar las citadas resoluciones.

Finalmente señala que en la acusación formulada contra a la


favorecida, se solicitó que se le imponga treinta años y diez meses de pena
privativa de la libertad, pese a que como antes se ha señalado, los hechos
imputados no constituyen delito, no revisten matices propios de un tipo
penal; y no son subsumibles a las normas vigentes por los delitos
imputados.

El Tercer Juzgado Especializado en lo Constitucional de Lima,


mediante Resolución 1, de fecha 21 de febrero de 20245, admitió a trámite
la demanda.

La procuradora pública adjunta del Poder Judicial, Patricia Giselle


Oversluijs Razzeto, se apersona al proceso solicitando que la demanda sea
declarada improcedente6. Argumenta al respecto que, las resoluciones
cuestionadas no contienen decisiones que amenacen o restrinjan, limiten
o priven del derecho a la libertad personal de la favorecida, por lo que no
existe algún acto vigente que incida sobre el citado derecho fundamental
que amerite un pronunciamiento de fondo.

El Tercer Juzgado Especializado en lo Constitucional de Lima,


mediante sentencia, Resolución 4, de fecha 1 de abril de 20247, declara
infundada la demanda tras considerar que no es labor de la judicatura
constitucional dilucidar la responsabilidad penal, la tipicidad, la
valoración de las pruebas y su suficiencia, así como la interpretación de la
ley sobre la base de criterios de mera legalidad, porque ello es de
5
Fojas 51 del expediente
6
Fojas 57 del expediente
7
Fojas 71 del expediente
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KEIKO SOFÍA FUJIMORI HIGUCHI,
representada por GIULLIANA LOZA
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competencia exclusiva de la judicatura penal ordinaria. Además, no se


advierte vulneración del derecho a la libertad personal de la favorecida.

La Tercera Sala Constitucional de la Corte Superior de Justicia de


Lima, revoca la apelada, la reforma y declara improcedente la demanda
por considerar que no se ha afectado el derecho a la libertad personal de
la favorecida, en tanto no se ha demostrado que las resoluciones
cuestionadas se sustenten en normas derogadas o ajenas a la materia
controvertida, ni que la interpretación judicial se haya basado en normas
inválidas o impertinentes al tema discutido. Por lo demás y bajo la alegada
vulneración del principio de legalidad, se pretende que la judicatura
constitucional se subrogue en la labor y en las competencias propias de la
judicatura ordinaria realizando un examen de los hechos, una calificación
jurídica y un nuevo juico de subsunción de las conductas atribuidas a la
favorecida, sustentado en una nueva y diferente valoración a la realizada
por el juez penal ordinario, a fin de que se dejen sin efecto las citadas
resoluciones, lo cual no corresponde realizar al juez constitucional, en
tanto su labor solo se circunscribe a verificar la vulneración de los
derechos fundamentales.

Posteriormente y tras interponerse recurso de agravio


constitucional se lleva a cabo la audiencia pública ante el Tribunal
Constitucional con fecha 27 de mayo del 2025. En la misma participaron
informando oralmente la abogada y demandante Giulliana Loza Avalos y
la Procuradora Pública a cargo de los Asuntos Judiciales del Poder
Judicial, abogada Mayra Mercedes Choque Acuña.

Este Colegiado, en atención a que se ha evidenciado -al revisar el


recurso de agravio constitucional y los actuados- entre las pretensiones
planteadas, una consistente en que se declaren nulos todos los actos
precedentes del proceso desde el inicio de las investigaciones
preliminares, tramitados en la Carpeta Fiscal 55-2017 (acumulada a la
Carpeta Fiscal 80-2017 y 12-2016), dispuso mediante auto de fecha 30 de
mayo del 2025 que también se emplace con la demanda, al Ministerio
Público.

A su turno y de conformidad con lo dispuesto por este Colegiado,


el Fiscal emplazado, José Domingo Pérez Gómez, Titular de la Fiscalía
Provincial Especializada en delitos de Corrupción de Funcionarios se
apersona al proceso, solicitando que la demanda interpuesta sea declarada
EXP. N.° 02109-2024-PHC/TC
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KEIKO SOFÍA FUJIMORI HIGUCHI,
representada por GIULLIANA LOZA
AVALOS-ABOGADA

improcedente en atención a que tres de las cuatro pretensiones que


contiene se encontrarían en sustracción de materia habida cuenta que el
Décimo Juzgado de Investigación preparatoria emitió la resolución 02 de
fecha de fecha 03 de julio del 2025, mediante la cual se declaró nula la
resolución 110 del 30 de noviembre del 2023 por lo que al haberse dejado
sin efecto el auto de enjuiciamiento y el respectivo requerimiento
acusatorio, es de aplicación lo dispuesto en el inciso 1 del artículo 154.d
del Código Procesal Penal ya que la nulidad decretada se proyecta también
a la de sus resoluciones dependientes como lo son la 35 y la 46. Por otra
parte y en lo que respecta a la pretensión en la que se pide la nulidad de
las actuaciones fiscales, alega el haberse acreditado que la beneficiaria
recibió aportes de origen ilícito y que los hechos que se le atribuyen son
típicos y se subsumen en actos de conversión del delito de lavado de
activos.

Paralelamente se apersona también al proceso el Procurador


Público Adjunto del Ministerio Público, Alfredo José Choquecota Cueva,
quien alega que la demanda interpuesta deviene en improcedente en
aplicación del inciso 1 del artículo 7 del Nuevo Código Procesal
Constitucional ya que las resoluciones judiciales cuestionadas no tienen
incidencia en el derecho a la libertad individual púes se limitan a resolver
incidentes procesales y el inicio de la etapa de juzgamiento, no siendo la
acusación fiscal amenaza cierta e inminente sobre la libertad individual.

Finalmente y con la finalidad de salvaguardar el derecho de


defensa de todas las partes involucradas se lleva a efecto, con fecha 27 de
agosto del 2025 una audiencia pública complementaria en la que
participan informando oralmente los abogados Giulliana Loza Avalos y
Percy García Cavero, por la parte demandante así como el Fiscal
Provincial Titular especializado en delitos de corrupción de Funcionarios,
abogado José Domingo Pérez Gómez, el Procurador Público del
Ministerio Público, abogado Reynaldo Miranda Wong y la Procuradora
Pública a cargo de los Asuntos Judiciales del Poder Judicial, abogada
Mayra Mercedes Choque Acuña como partes demandadas. Culminada
dicha diligencia la causa queda pendiente de resolverse.
EXP. N.° 02109-2024-PHC/TC
LIMA
KEIKO SOFÍA FUJIMORI HIGUCHI,
representada por GIULLIANA LOZA
AVALOS-ABOGADA

FUNDAMENTOS

Petitorio

1. Conforme aparece del petitorio de la demanda, el objeto del presente


proceso constitucional se dirige a que se declare la nulidad de: (1) la
Resolución 35 (Incidente 186), de fecha 12 de setiembre de 2022
emitida por el Cuarto Juzgado de Investigación Preparatoria Nacional
mediante la cual se declaró infundada la excepción de naturaleza de
acción deducida por la defensa de doña Keiko Sofía Fujimori Higuchi
en el proceso que se le sigue por el delito de lavado de activos; (2) la
Resolución 46 (Incidente 186), de fecha 6 de octubre de 2022,
expedida por el Cuarto Juzgado de Investigación Preparatoria Nacional
por la que se declaró infundada la excepción de naturaleza de acción
deducida por la defensa de la favorecida en el proceso que se le sigue
por el delito de organización criminal; (3) la Resolución 110 (Incidente
186), de fecha 30 de noviembre de 2023, emitida también por el Cuarto
Juzgado de Investigación Preparatoria Nacional por la que se dictó auto
de enjuiciamiento por el delito de lavado de activos; así como, (4) todos
los actos precedentes del proceso seguido desde el inicio de las
investigaciones preliminares tramitados en la Carpeta Fiscal 55-2017
(acumulada Carpeta Fiscal 80-2017 y 12-2016)8.

2. A juicio de la demandante mediante los citados pronunciamientos y


demás actuaciones señaladas han sido vulnerados en perjuicio de la
favorecida los derechos fundamentales a la libertad personal, a la
debida motivación de resoluciones judiciales, a la tutela procesal
efectiva y al principio de legalidad penal, por lo que tras declararse
fundada su demanda y las pretensiones que contiene deberá archivarse
el proceso seguido en su contra.

Sobre los alcances del Habeas Corpus restringido

3. Este Colegiado, sin perjuicio de resaltar que el presente proceso se


dirige contra específicas resoluciones judiciales, también hace notar
que algunas de las pretensiones postuladas en la demanda y
específicamente las contenidas en el cuarto extremo de su petitorio, se
encuentran dirigidas a cuestionar actuaciones del Ministerio Público.
8
Carpeta Fiscal 55-2017 (acumulada Carpeta Fiscal 80-2017 y 12-2016)
EXP. N.° 02109-2024-PHC/TC
LIMA
KEIKO SOFÍA FUJIMORI HIGUCHI,
representada por GIULLIANA LOZA
AVALOS-ABOGADA

Al respecto, resulta oportuno evaluar si el presente caso puede ser


analizado desde la perspectiva del hábeas corpus restringido.

4. La Constitución Política de 1993 establece en su artículo 200, inciso 1


que a través del habeas corpus se protege tanto la libertad personal
como los derechos conexos a ella. No obstante, debe tenerse presente
que no cualquier reclamo que alegue a priori la afectación del derecho
a la libertad personal o a los derechos conexos puede reputarse
efectivamente como tal y merecer tutela, pues para ello es necesario
analizar previamente si los actos denunciados afectan el contenido
constitucionalmente protegido de los derechos invocados.

5. En este contexto, el Tribunal Constitucional ha puesto de relieve que se


puede interponer un habeas corpus restringido en aquellos casos en los
cuales el derecho a la libertad personal no se afecta totalmente, pero
existe una restricción menor que recae en la libertad física de la persona
(Expediente 0509-2012-PHC/TC, fundamento 3, Caso: Giovanna
Elizabeth Luna Victoria Vera).

6. De ahí que dicho tipo de habeas corpus se emplea “(…) cuando la


libertad física o de locomoción es objeto de molestias, obstáculos,
perturbaciones o incomodidades que, en los hechos, configuran una
seria restricción para su cabal ejercicio. Es decir, que, en tales casos,
pese a no privarse de la libertad al sujeto, se la limita en menor grado.
Entre otros supuestos, cabe mencionar la prohibición de acceso o
circulación a determinados lugares; los seguimientos perturbatorios
carentes de fundamento legal y/o provenientes de órdenes dictadas por
autoridades incompetentes; las reiteradas e injustificadas citaciones
policiales; las continuas retenciones por control migratorio o la
vigilancia domiciliaria arbitraria o injustificada, etcétera” Expediente
02663-2003-HC/TC, fundamento 6, Caso: Eleobina Mabel Aponte
Chuquihuanca).

7. Cabe mencionar que los supuestos habilitantes para promover un


habeas corpus restringido no se agotan en los indicados en la sentencia
referida. Precisamente, a la luz de lo previsto en la normativa procesal
penal, las actuaciones del Ministerio Público –entidad encargada de
llevar a cabo la investigación del delito– pueden dar lugar a actos que
supongan algún tipo de afectación, menoscabo y/o restricción de
libertad personal: verbigracia la conducción compulsiva (artículo 66 de
EXP. N.° 02109-2024-PHC/TC
LIMA
KEIKO SOFÍA FUJIMORI HIGUCHI,
representada por GIULLIANA LOZA
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Código Procesal Penal) o supuestos de perturbaciones menores –tales


como el registro personal, videovigilancia, etcétera–, entre otros tipos
de actuaciones con clara incidencia perturbadora en la libertad
personal, que serían pasibles de ser cuestionadas a través del referido
tipo de habeas corpus.

8. Aunado a ello, también podría plantearse un habeas corpus de tipo


restringido en aquellos casos en los cuales no recaiga –en rigor– sobre
el beneficiario alguna medida privativa de libertad personal (prisión
preventiva o pena privativa de la libertad efectiva) o que restrinja de
algún modo su libertad de tránsito (comparecencia restringida, pena
privativa de la libertad suspendida); no obstante, se comprometa el
límite de razonabilidad en la duración del proceso penal que se le sigue
al favorecido y que lo mantenga sojuzgado a un estado de permanente
sospecha y siendo objeto de investigaciones fiscales desprovistas de
objetividad y proporcionalidad.

9. Lo expresado se condice, además, con los principios de interdicción de


la arbitrariedad y presunción de inocencia que deben servir de
parámetro en el marco de las investigaciones que se inicien en sede
penal, máxime si la presunción de inocencia presupone la interdicción
constitucional de la sospecha permanente, resultando por ello
irrazonable el hecho de que una persona esté sometida a un estado
permanente de investigación fiscal (Expediente 05228-2006-PHC/TC,
fundamento 8, Caso: Samuel Gleiser Katz). Y es que “Si bien es cierto
que toda persona es susceptible de ser investigada, no lo es menos que
para que ello ocurra debe concurrir la existencia de una causa
probable y la búsqueda de la comisión de un ilícito penal en un plazo
que sea razonable” (Expediente 03987-2010-PHC/TC, fundamento 3,
Caso: Alfredo Alexander Sánchez Miranda y otros).

10. En tal sentido, una investigación del Ministerio Público que resulte
atentatoria del derecho al plazo razonable, permite considerar que en el
caso procede la demanda de hábeas corpus.

11. Cabe mencionar, también, que este mismo Tribunal Constitucional en


la sentencia recaída en el Expediente 02803-2023-HC/TC (Caso: José
Chlimper Ackerman) resolvió un proceso constitucional que estuvo
dirigido contra la anterior acusación emitida en este mismo proceso
constitucional. En dicha ocasión se consideró que en la medida que la
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representada por GIULLIANA LOZA
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acusación fiscal haya sido convalidada por el órgano jurisdiccional en


la parte intermedia, dicha acusación puede ser considerada una
amenaza contra la libertad personal del recurrente.

12. En dicha sentencia se determinó la nulidad de la acusación fiscal en la


medida que consideraba nuevos hechos no previstos en la
formalización de investigación preparatoria. En cuanto a los aspectos
cuestionados en la presente demanda (vulneración a la legalidad penal
en cuanto a la imputación por lavado de activos y organización
criminal) la actual acusación, emitida con fecha 2 de julio de 2025,
mantiene, como luego se verá, la misma imputación que la anterior a
acusación, que en su momento fue aprobada mediante el auto de
enjuiciamiento de fecha 30 de noviembre de 2023.

Sobre la existencia o no de sustracción de materia en el presente caso

13. De manera preliminar a la dilucidación de la presente controversia y en


tanto ha sido objeto de discusión a nivel de la primera audiencia pública
llevada a cabo con fecha 27 de mayo del 2025 la probable existencia de
una sustracción de materia, conviene que este Colegiado determine si
nos encontramos o no ante la citada situación procesal, o si esta, de
pronto, se configuraría solo de modo parcial. Se trataría entonces de
dilucidar si tras la emisión por parte del Décimo Juzgado de
Investigación Preparatoria Nacional de la Resolución dos, de fecha 2
de julio de 2025, Exp. 0299-2017-322-5001-JR-PE-01 mediante la cual
se declaró nulo en todos sus extremos, el auto de enjuiciamiento
contenido en la Resolución 110, del 30 de noviembre de 2023, dentro
del proceso penal seguido entre otros, contra Keiko Fujimori Higuchi,
habrían cesado o no las situaciones objeto de cuestionamiento.

14. La sustracción de materia es aquella situación procesal en la que el


asunto o controversia de fondo se ve relativizado en su evaluación
debido a que la violación a los derechos ha cesado o el derecho por el
cual se reclama deviene en irreparable. En otras palabras, su
configuración responde a dos escenarios que aunque distintos en
características, coinciden en el hecho de limitar hasta cierto grado la
facultad del juzgador para pronunciarse sobre aquello por lo que se
reclama. En este sentido y mientras que en la primera modalidad de la
sustracción de materia la vulneración desaparece como consecuencia
de la propia conducta de quien la provoco o a instancias de algún
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KEIKO SOFÍA FUJIMORI HIGUCHI,
representada por GIULLIANA LOZA
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condicionante más bien externo, dando lugar a que las cosas retornen a
la normalidad; en la segunda variante, el derecho se ve completamente
destruido como resultado de la vulneración producida y por tanto
imposible de ser restaurado. En tales circunstancias y con
independencia de que los niveles de gravedad sean diferenciados en
uno u otro supuesto, será el juzgador constitucional quien decidirá, si
se hace pertinente o no emitir de todas formas un pronunciamiento de
fondo a la manera como lo establece el segundo párrafo del artículo 1
de nuestro Código Procesal Constitucional.

15. Por otra parte, y para que un estado de sustracción de materia pueda ser
alegado como existente, el mismo deberá operar de modo integral, esto
es, referido a la totalidad de la pretensión o pretensiones planteadas,
con lo cual, solo podrá considerarse un cese de la afectación o un estado
de irreparabilidad si en los hechos ya no hay nada que restaurar o lo
que es lo mismo, restablecer. En caso contrario y de verificarse que
existe la posibilidad de reponer la normalidad constitucional perseguida
en la demanda, así sea sólo parcialmente, siempre se hará pertinente
una evaluación de la causa y un correlativo mandato de reparación o
restablecimiento en los derechos y la normalidad constitucional
alrededor de los mismos.

16. En el contexto descrito y a la luz del caso del que ahora se conoce,
puede observarse que son cuatro en total las pretensiones planteadas en
la presente demanda (1) la nulidad de la Resolución 35 (Incidente 186),
de fecha 12 de setiembre de 2022, que declaró infundada la excepción
de naturaleza de acción deducida por la defensa de la favorecida en el
proceso que se le sigue por el delito de lavado de activos; (2) la nulidad
de la Resolución 46 (Incidente 186), de fecha 6 de octubre de 2022, por
la que se declaró infundada la excepción de naturaleza de acción
deducida por la defensa de la favorecida en el proceso que se le sigue
por el delito de organización criminal; (3) la nulidad de la Resolución
110 (Incidente 186), de fecha 30 de noviembre de 2023, por la que se
dictó auto de enjuiciamiento por el delito de lavado de activos; y, (4) la
nulidad de todos los actos precedentes del proceso seguido desde el
inicio de las investigaciones preliminares tramitados en la Carpeta
Fiscal 55-2017 (acumulada Carpeta Fiscal 80-2017 y 12-2016).

17. En el caso concreto de la tercera pretensión se tiene que como


consecuencia de lo decidido en el Expediente 2803-2023-PHC/TC con
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relación con otro de los co procesados en el mismo proceso penal en el


que se encuentra inmersa la favorecida del presente proceso
constitucional, se declaró la nulidad de la acusación fiscal de fecha 11
de marzo del 2021 y a la postre y como resultado de las solicitudes de
diversos procesados, entre los cuales se encuentra doña Keiko Sofía
Fujimori Higuchi, se declaró a su vez, fundado el pedido de extensión
de los efectos de la citada ejecutoria constitucional para cada uno de
sus casos. Así las cosas y a instancias de dicha situación procesal el
Décimo Juzgado de Investigación Preparatoria Nacional ha emitido con
fecha 02 de julio del año 2025, la resolución Dos, Exp. 0299-2017-322-
5001-JR-PE-01, mediante la cual se ha declarado Nulo de Oficio el auto
de enjuiciamiento contenido en la Resolución N. ° 110 de fecha 30 de
noviembre del 2023 (cfr.
https://www.pj.gob.pe/wps/wcm/connect/bfe5158044c68f0c9966d9e5
406a4592/NULIDAD+CASO+COCTELES+EXP.+299-2017-
322.pdf?MOD=AJPERES&CACHEID=bfe5158044c68f0c9966d9e5
406a4592) que es precisamente una de la resoluciones cuya nulidad se
ha venido solicitando mediante el presente proceso constitucional.

18. En las circunstancias descritas, este Colegiado efectivamente asume


que por lo menos respecto de esta concreta pretensión contenida en la
demanda, carece de objeto emitir pronunciamiento, debido a que en
efecto, ha cesado la vulneración alegada y por tanto existe una patente
sustracción de materia. Sin embargo, no sucede ni es la misma situación
la que se presenta respecto de las resoluciones judiciales a las que se
refieren la primera y segunda pretensión, así como respecto de los
actuados a nivel del Ministerio Público a los que se refiere la cuarta
pretensión. Mientras que las resoluciones 35, de fecha 12 de setiembre
de 2022 y 46, de fecha 6 de octubre de 2022, se mantienen plenamente
subsistentes, como incluso lo han reconocido las partes de este proceso
a nivel de la audiencia pública realizada con fecha 27 de mayo del 2025,
las investigaciones preliminares llevadas a efecto conforme a la
Carpeta Fiscal 55-2017 (acumulada Carpeta Fiscal 80-2017 y 12-
2016), siguen vigentes, con independencia de la nulidad del proceso
hasta su etapa intermedia. En razón a ello corresponderá evaluarlas a
efectos de determinar si lo que se alega en relación a las mismas y su
incidencia sobre los derechos fundamentales invocados, queda o no
acreditado.
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Actos y amenazas como conductas objeto de cuestionamiento.

19. Otro de los aspectos que necesariamente y de manera previa debe ser
examinado tiene que ver con la naturaleza de las conductas objeto de
cuestionamiento. Al respecto y aunque de primera intención pareciera
que sólo han sido objetadas específicas resoluciones judiciales y
actuaciones emprendidas por parte del Ministerio Público con relación
a la favorecida y desde tal perspectiva podría alegarse un
cuestionamiento únicamente respecto de la existencia de actos
rigurosamente formales, como aquellos a los que se refiere el petitorio
de la demanda, la demandante también ha denunciado la existencia de
conductas inconstitucionales constitutivas de amenaza. Ello se
desprende no sólo del texto de la demanda interpuesta y de lo señalado
en el curso de las audiencias públicas ante este Colegiado sino de los
efectos de la antes citada resolución Dos, Exp. 0299-2017-322-5001-
JR-PE-01.

20. Efectivamente, si de acuerdo con lo establecido en el referido


pronunciamiento, se ha declarado Nulo de Oficio, el auto de
enjuiciamiento contenido en la Resolución N° 110 de fecha 30 de
noviembre del 2023 y como consecuencia de ello, se ha devuelto el
proceso seguido contra la beneficiaria a su fase intermedia, conviene
preguntarse si tal estado de cosas, mantiene subsistente un estado de
amenaza sobre la libertad individual. Este Colegiado al respecto
considera que en efecto, tal situación resulta preliminarmente
acreditable ya que aunque la citada nulidad ha supuesto devolver el
proceso a su fase intermedia, no ha enervado en la práctica los términos
de la imputación realizada por parte del Ministerio Público desde que
se mantienen vigentes la disposición de inicio de las diligencias
preliminares, la disposición de formalización de la investigación
preparatoria y la propia disposición que integra y complementa la
imputación por parte del Ministerio Público.

21. Y efectivamente así ha venido sucediendo, tal y como lo evidencia el


nuevo pedido formulado con fecha 02 de julio del 2025 por el titular de
la Fiscalía Supraprovincial Corporativa Especializada en Delitos de
Corrupción de Funcionarios de Lima –Primer Despacho- Equipo
Especial ante el Décimo Juzgado de Investigación Preparatoria
Nacional de la Corte Superior Nacional de Justicia Penal Especializada,
para que se aplique sobre la beneficiaria del presente proceso, la pena
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de 35 años de pena privativa de la libertad y cuya copia ha sido


acompañada ante este Colegiado mediante escrito del 12 de agosto del
2025.

22. Como ha establecido en forma reiterada nuestra jurisprudencia, para


que un estado de amenaza pueda configurarse como tal se requiere que
la misma aparezca no solo como probable o cierta, sino además como
inminente o cercana. Tales condiciones se corresponden con el actual
estado de cosas pues los términos de la imputación por parte del
Ministerio Público en esencia continúan subsistentes al igual que la
penalidad solicitada para la favorecida, la que incluso se ha visto
ampliada conforme aparece del nuevo pedido del Ministerio Público al
que antes se ha hecho referencia (de los 30 años y diez meses de prisión,
se solicita ahora y como antes ha sido mencionado 35 años de pena
privativa de la libertad). Naturalmente la legitimidad o no de estas
actuaciones ya dependerá de lo que pueda aseverarse en el análisis de
fondo que a renglón seguido habrá de realizarse.

La no exigibilidad de firmeza en el caso de las resoluciones 35 y 46


objeto de cuestionamiento

23. Por último y aunque no ha sido materia de debate ni de objeción por


parte de los representantes de los emplazados (sea en sus escritos, sea
en los informes producidos con motivo de las dos audiencias llevadas
a efecto ante este Colegiado) es necesario puntualizar que si bien en el
caso de las resoluciones judiciales 35, de fecha 12 de setiembre de 2022
y 46, de fecha 6 de octubre de 2022, se formularon recursos de
apelación tal y como aparece de las actas de las audiencias de control
de acusación que forman parte del expediente (fojas 46 en el caso de la
primera y fojas 32 en el caso de la segunda), en el presente caso, no se
hacía indispensable la exigencia de agotamiento de la regla de firmeza
prevista en el artículo 9 del Código Procesal Constitucional.

24. En efecto, conviene recordar que aunque de acuerdo con la citada


norma procesal constituye un requisito de procedibilidad del habeas
corpus contra resoluciones judiciales la firmeza de la resolución
cuestionada, es decir, la exigencia de que se agoten los recursos
legalmente previstos al interior del respectivo proceso, a menudo se
pasa por alto que dicha exigencia procedimental no puede ni debe ser
interpretada de una manera vertical o absoluta, pues también existen
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casos, en los que nuestra propia jurisprudencia ha señalado que:

“una regla de procedibilidad tan restrictiva como la


prescrita… debe ser correctamente interpretada y morigerada
en virtud del principio pro homine, que postula que los
preceptos normativos deben sujetarse a una interpretación
que optimice el derecho constitucional y reconozca una
posición preferente a los derechos fundamentales” (cfr. al
respecto lo señalado en el fundamento 6 de la ejecutoria
recaída en el Expediente 4107-2004-PHC, Caso Leonel Richi
Villar de la Cruz).

25. Este mismo razonamiento ha permitido incluso que nuestro propio


Colegiado sostenga:

“Que en base a la aplicación análoga de las excepciones que


respecto al agotamiento de los recursos internos contiene la
Convención Americana de Derechos Humanos, así como en
la jurisprudencia que sobre este tema ha emitido la Corte
Interamericana de hechos Humanos (Corte I.D.H., Caso
Velásquez Rodríguez, sentencia del 29 de julio de 1988. Corte
I.D.H. Caso Godínez Cruz, sentencia del 20 de enero de 1989.
Corte I.D.H., Caso Fairén Garbi y Solís Corrales, sentencia
de 15 de marzo de 1989), este Tribunal puede señalar,
enunciativamente, las siguientes criterios de excepción: a)
que no se haya permitido al justiciable el acceso a los recursos
que depara el proceso judicial de la materia, b) que haya
retardo injustificado en la decisión sobre el mencionado
recurso, c) que por el agotamiento de los recursos pudiera
convertirse en irreparable la agresión, d) que no se resuelvan
los recursos en los plazos fijados para su resolución”. (cfr.
fundamento 8 de la ejecutoria recaída en el Expediente 4107-
2004-PHC, Caso Leonel Richi Villar de la Cruz)

26. En el caso de autos sin embargo y sin necesidad de recurrir al esquema


de excepciones prefijadas jurisprudencialmente, se presenta un detalle
de suyo especial y es que de acuerdo con las previsiones contempladas
en el inciso 3 del artículo 352 del Código Procesal Penal, no existe un
mecanismo impugnatorio previsto contra aquellas resoluciones que
desestiman las excepciones, dado que este último sólo se contempla
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para supuestos en los que por el contrario, están son estimadas en forma
favorable al establecer que “De estimarse cualquier excepción o medio
de defensa, el Juez expedirá en la misma audiencia la resolución que
corresponda. Contra la resolución que se dicte, procede recurso de
apelación. La impugnación no impide la continuación del
procedimiento”.

27. Precisamente y por tal motivo es que el Acuerdo Plenario N° 02-2023-


CSN emitido con fecha 22 de octubre del 2023 en el marco del III Pleno
Jurisdiccional 2023 por la Corte Superior Nacional de Justicia Penal
Especializada estableció que: “No procede el recurso de apelación
contra resoluciones desestimatorias de excepciones de improcedencia
de acción, tramitadas y resueltas en etapa intermedia por cuanto el
artículo 352.3 del CPP establece que son impugnables vía recurso de
apelación las resoluciones estimatorias”.

28. En las circunstancias descritas y más allá de la actividad procesal


desplegada por la defensa de la favorecida, queda claro que no era
obligatorio plantear el recurso de apelación, siendo evidente que las
resoluciones 35 y 46 adquirieron por si mismas el carácter de firmeza
al que se refiere el artículo 9 del Código Procesal Constitucional.

Conductas consideradas como lesivas

29. La demandante objeta como inconstitucionales, por contrarias al


principio de legalidad penal, las imputaciones realizadas por parte del
Ministerio Público, imputaciones validadas a posteriori por el Poder
Judicial, tras desestimar las excepciones de naturaleza de acción en su
momento planteadas. Según las mismas la beneficiaria, doña Keiko
Sofía Fujimori Higuchi, habría incurrido específicamente en los delitos
de a) lavado de activos en la modalidad de receptación patrimonial, por
haber recibido aportes de dinero a sabiendas de su origen ilegal durante
el curso de las campañas electorales de los años 2011 y 2016, y b)
organización criminal, por haber intentado ganar las elecciones en las
que participo como candidata.

30. De acuerdo con lo argumentado en la demanda resulta arbitrario el


proceder descrito en los dos supuestos anteriormente señalados en base
a las siguientes consideraciones:
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31. a) el delito de lavado de activos en la modalidad de receptación


patrimonial, es una figura incorporada al ordenamiento jurídico
peruano con fecha posterior a la presunta comisión de los hechos
imputados, lo que se verifica plenamente si se toma en cuenta que su
tipificación como tal se materializó a partir de lo dispuesto en el
Decreto Legislativo 1249 recién vigente desde el 26 de noviembre del
año 2016. Antes de dicha fecha la receptación patrimonial no existía ni
en la Ley 27765, aplicable a la campaña electoral del año 2011, ni
tampoco en el Decreto Legislativo 1106 aplicable a la campaña
electoral del año 2016. En tales circunstancias interpretar que hubo un
delito como el imputado, presupondría realizar una aplicación
retroactiva y desfavorable de la ley penal, así como una evidente
afectación al principio de legalidad penal.

32. b) el delito de organización criminal presupone la existencia de fines


delictivos y/o beneficios económicos ilícitos, lo que no se condice en
lo absoluto con una finalidad plenamente legítima como es el ganar
elecciones. En este contexto la conformación de un partido político,
como aquel al que pertenece la beneficiaria, ni tiene ni finalidades
delictivas, ni mucho menos persigue propósitos económicos de carácter
ilícito. Por consiguiente, no se puede equiparar una finalidad política
como es ganar las elecciones a un propósito de carácter delictivo,
siendo totalmente erróneo que la captación de aportes para financiar
una campaña, represente un actuar ilícito.

El principio de legalidad penal y sus alcances

33. De acuerdo a lo señalado en el artículo 2, inciso 24, acápite d de nuestra


Constitución Política “Nadie será procesado ni condenado por acto u
omisión que al tiempo de cometerse no este previamente calificado en
la ley, de manera expresa e inequívoca, como infracción punible; ni
sancionado con pena no prevista en la ley”.

34. La cláusula constitucional así considerada tiene una doble naturaleza,


la de derecho fundamental y la de principio constitucional. Así, ha
recogido en su plenitud el principio de legalidad de los delitos y las
penas. Como lo primero, supone una garantía que protege a cualquier
persona a efectos de no ser incriminada ni castigada por conductas que
al momento de producirse no se encuentren objetivamente
contempladas en la ley como delito. Como lo segundo, implica un
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mandato dirigido a todos los poderes públicos y autoridades, en


particular a aquellos que administran justicia o coadyuvan con la misma
a efectos de condicionar su actuación con sujeción estricta a lo que la
ley dispone, específicamente cuando se busque determinar la comisión
de delitos o sancionar a quienes resulten responsables. En ambos casos,
la sujeción de las conductas y actuaciones a la ley, no opera
simplemente por lo que ésta formalmente representa en cuanto
instrumento típico del legislador ordinario, sino porque la misma, bien
entendida, es también un mecanismo de salvaguarda del individuo y de
su libertad, en tanto garantiza que lo permitido y/o lo prohibido lo sea
solo desde un determinado momento, el que opera con el nacimiento y
puesta en vigencia de la ley respectiva.

35. En el contexto señalado y como lo ha establecido nuestro Colegiado


por vía de su jurisprudencia, el contenido del citado principio,
presupone tres claras exigencias: “la existencia de una ley (lex scripta),
que la ley sea anterior al hecho sancionado (lex praevia), y que la ley
describa un supuesto de hecho estrictamente determinado (lex certa)”
(Expediente 2050-2002-PA/TC. Caso Carlos Israel Ramos Colque,
fundamento 8). En otras palabras, la única posibilidad para que se
pueda alegar la existencia de un delito depende de lo dispuesto por una
ley formalmente existente. Que la aplicación de la ley sea consecuencia
de una definición anterior al evento delictivo. Y que la descripción de
la conducta calificada como delito sea precisa y categórica, de modo tal
que no pueda perseguirse o reprimirse sino a lo que el legislador,
únicamente ha querido establecer. Así las cosas, cualquier intento de
aplicar una norma penal de manera indiscriminada o de extenderla o
interpretarla más allá de lo que aquella expresamente haya establecido,
será de suyo un acto abiertamente inconstitucional.

36. El principio de legalidad penal no representa tampoco una posición


aislada o propia de nuestro ordenamiento interno sino una máxima
jurídica de carácter ecuménico. Como tal lo encontramos reconocido
en prácticamente todos los instrumentos internacionales de derechos
humanos. Así se puede verificar de lo dispuesto en el artículo 11, inciso
2, de la Declaración Universal de los Derechos Humanos según el cual
“Nadie será condenado por actos u omisiones que en el momento de
cometerse no fueron delictivos según el Derecho nacional o
internacional. Tampoco se impondrá pena más grave que la aplicable
en el momento de la comisión del delito” o en el artículo 15 del Pacto
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Internacional de Derechos Civiles y Políticos cuyo texto prevé que


“Nadie será condenado por actos u omisiones que en el momento de
cometerse no fueran delictivos según el derecho nacional o
internacional. Tampoco se impondrá pena más grave que la aplicable
en el momento de la comisión del delito. Si con posterioridad a la
comisión del delito la ley dispone la imposición de una pena más leve,
el delincuente se beneficiará de ello”.

37. Particularmente relevante para los países pertenecientes al sistema


interamericano de protección de los derechos humanos, como el
nuestro es el artículo 9 de la Convención Americana de Derechos
humanos cuyo texto declara que “Nadie puede ser condenado por
acciones u omisiones que en el momento de cometerse no fueran
delictivas según el derecho aplicable. Tampoco se puede imponer pena
más grave que la aplicable en el momento de la comisión del delito. Si
con posterioridad a la comisión del delito la ley dispone la imposición
de una pena más leve, el delincuente se beneficiará de ello”.

38. De la citada cláusula ha dicho la Corte Interamericana de Derechos


Humanos que “en un Estado de Derecho, los principios de legalidad e
irretroactividad presiden la actuación de todos los órganos del Estado,
en sus respectivas competencias, particularmente cuando viene al caso
el ejercicio de su poder punitivo” debiéndose puntualizar en que “es
indispensable que la norma punitiva exista y resulte conocida, o pueda
serlo antes de que ocurra la acción o la omisión que la contravienen y
que se pretende sancionar. La calificación de un hecho ilícito y la
fijación de sus efectos jurídicos deben ser preexistentes a la conducta
del sujeto al que se considera infractor, ya que antes de que una
conducta sea tipificada como delito la misma no reviste aún el carácter
de ilícita para efectos penales” (Caso García Asto y Ramirez Rojas vs.
Perú; Sentencia de 25 de noviembre de 2005, Fundamentos 187 y 206
respectivamente).

39. Conviene precisar que incluso y haciendo un cotejo comparativo entre


las previsiones del derecho internacional de los derechos humanos y
nuestro derecho interno, se aprecia una circunstancia de suyo especial,
consistente en el hecho de que mientras las primeras apuntan a
proscribir cualquier intento de sancionar a una persona sin la existencia
de una ley previa, nuestra Constitución actualmente vigente, reiterando
lo que acertadamente ya sostenía el artículo 2, inciso 20, parágrafo d)
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de su predecesora, la Constitución de 1979, establece que el principio


de legalidad así configurado no solo impide las sanciones sino también
los procesos o enjuiciamientos al señalar que “Nadie será
procesado…”. Ello por de pronto nos anticipa, sobre el carácter mucho
más tuitivo de nuestra norma constitucional interna en este particular
extremo y sobre la necesidad de que el mismo sea necesariamente
priorizado por toda autoridad jurisdiccional a la manera como lo
dispone el segundo párrafo del artículo VIII del Título Preliminar de
nuestro Código Procesal Constitucional y lo que también se desprende
del artículo 29, inciso a) de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos.

40. Hay entonces en el principio de legalidad un decidido componente


garantista que recae en favor de toda persona asegurándole que sus
comportamientos solo puedan ser perseguidos y/o reprimidos cuando
el ordenamiento jurídico no deja duda alguna respecto de aquello que
ha buscado realmente prohibir. Fuera de ello, cualquier intento de
imputación no pasará de una evidente especulación, cuando no de ser
catalogada como una manifiesta arbitrariedad. Y ello debe ser advertido
a la par que observado no solo por quienes como jueces administran
justicia, sino por quienes en representación de la sociedad como el
Ministerio Público, coadyuvan con la misma.

41. Vinculado con el principio de legalidad, se encuentra a su vez el


subprincipio de tipicidad o taxatividad como también se le conoce. Este
último presupone el encuadramiento de la conducta calificada como
delito con el marco descriptivo señalado por la norma, de modo tal que
pueda entenderse por el mismo solo aquel supuesto que el legislador
expresamente quiso caracterizar. La tipicidad de esta forma supone
proscribir cualquier intento de asumir un delito haciendo uso de la
analogía o las interpretaciones extensivas o con mayor razón, apelando
a interpretaciones irrazonables o abiertamente arbitrarias respecto de lo
que el legislador quiso prohibir y, por ende, sancionar.

42. Precisamente y para evitar que la distorsión de lo que constituye un


delito pueda ser configurada, se impone en primer lugar y sobre quien
redacta las normas la obligación de claridad o concreción en la
delimitación de lo que representa cada tipo penal, pues no de otro modo
es que puede garantizarse que lo prohibido sea realmente percibido.
Como lo ha dicho en algún momento nuestro Colegiado “El
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subprincipio de tipicidad o taxatividad constituye una de las


manifestaciones o concreciones del principio de legalidad respecto de
los límites que se imponen al legislador penal o administrativo, a
efectos de que las prohibiciones que definen sanciones, sean estas
penales o administrativas, estén redactadas con un nivel de precisión
suficiente que permita a cualquier ciudadano de formación básica,
comprender sin dificultad lo que se está proscribiendo bajo amenaza
de sanción en una determinada disposición legal” (Expediente 2192-
2004-AA/TC. Caso Gonzalo Antonio Costa Gómez y otro, fundamento
5).

43. Pero por otra parte y a fin de asegurar que la tipicidad no se vea
desvirtuada y que solo sea considerado como delito lo que el legislador
quiso realmente reprimir, se establece en segundo lugar y como uno de
los principios esenciales de la función jurisdiccional (cfr. artículo 139,
inciso 9 de la Constitución), extensivo a quienes colaboran con la
misma, la prohibición de inaplicabilidad por analogía penal, cuyo
alcance presupone la proscripción de todo razonamiento destinado a
extender los alcances de una norma respecto de conductas no
contempladas de manera clara y categórica en su texto, es decir,
obrando in malam partem, integrando contenidos en la norma penal con
la pretensión de castigar todo aquello que el legislador no pudo
específicamente prever.

44. Con independencia del contenido propio que les caracteriza, legalidad
y tipicidad son, por consiguiente, elementos vitales cuando se trata de
determinar si nos encontramos o no ante delitos verdaderos o muy por
el contrario, ante forzados y evidentemente desproporcionados intentos
de incriminación.

45. En consecuencia, se garantiza a los ciudadanos que la interpretación y


aplicación de las normas penales por parte de los jueces y tribunales no
va a traspasar la barrera infranqueable de la “letra de la ley”, evitándose
así toda tentación de creación jurisprudencial de delitos y penas, así
como el riesgo de arbitrariedad o de lesión del principio de igualdad
ante la ley. La tipicidad -como la reserva de la ley- está orientada a
someter a los jueces al imperio de la norma escrita, bloqueando así ir
más allá de lo que en ella se prevé, por la vía de la aplicación analógica
a supuestos no específicamente previstos en la misma o de proceder a
una extensión indebida de las conductas típicas [Huerta Tocildo, S.
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(1993). “El derecho fundamental a la legalidad penal” en Revista


Española de Derecho Constitucional, año 13, núm. 39, setiembre-
diciembre, p. 104].

La intervención del juez constitucional frente al desconocimiento de


principio de legalidad penal y sus elementos

46. A lo largo de su desarrollo jurisprudencial, nuestro Colegiado ha sido


reiterativo en señalar que los juicios de subsunción de las conductas en
un determinado tipo penal son en esencia atribución preferente del juez
ordinario, lo cual es correcto si partimos de la consideración que tal
responsabilidad tiene que ver con una labor más bien propia o natural
de quien administra la justicia específicamente penal. Así, la regla es
una especial deferencia a la reserva de jurisdicción que le es privativa
para interpretar y aplicar la ley penal ordinaria.

47. Está claro y no parece difícil de aceptar que si la subsunción en cuanto


proceso de razonamiento lógico se trasladara hacia ámbitos de
juzgamiento distintos al de carácter penal, dicha variante material de la
jurisdicción se vería mermada cuando no desnaturalizada pues el
juzgador ordinario fue precisamente instituido para verificar si las
conductas calificadas como delitos encajan o no en las previsiones
dispuestas por el derecho penal.

48. Sin embargo, el hecho de que las funciones diseñadas para cada ámbito
del derecho y de la jurisdicción que le corresponda tengan que ver con
ámbitos de actuación especializada cuya legitimidad evidentemente
nadie discute, no significa tampoco que se aventure la existencia de
compartimentos estancos donde a nombre de la especialidad, cada
juzgador puede operar de modo ilimitado.

49. En un Estado de Derecho entendido en su sentido moderno, una


Constitución no representa un elemento meramente indicativo, sino la
base esencial sobre la que reposa el ordenamiento jurídico, siendo dicha
norma no solo la que lo preside sino a la par la que lo condiciona. Así
las cosas, no hay sector del sistema jurídico ni mucho menos
competencia reconocida en su servicio, que no se encuentre vinculada
por sus mandatos y prohibiciones.

50. Desde dicho escenario, se busca preservar el ejercicio de las


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competencias jurisdiccionales o lo que también es conocido como


reserva jurisdiccional, siempre que las mismas no sean ejercidas en
forma indebida. Y aunque está claro que pueden existir espacios en que
la especialidad sea mucho más intensa y goce de muchas mayores
garantías como ocurre con los relativos al principio de legalidad y sus
elementos, los mismos pueden verse relativizados allí donde la
primacía de la Constitución y la eficacia de los derechos fundamentales
se encuentre comprometida. Tal control, bien que excepcional, es
indispensable pues representa el último reducto contra la arbitrariedad.
Como lo ha dicho desde fecha muy temprana nuestro Colegiado “(…)
solo excepcionalmente quepa efectuar un control constitucional sobre
una resolución judicial por afectación del principio de legalidad penal
y, en concreto, en aquellos casos en los que, al aplicar un tipo penal o
imponer una sanción, el juez penal se aparte del tenor literal del
precepto o cuando la aplicación de un determinado precepto obedezca
a pautas interpretativas manifiestamente extravagantes o irrazonables,
incompatibles con el ordenamiento constitucional y su sistema material
de valores. En consecuencia, si en la justicia ordinaria se determina
la culpabilidad o inocencia del imputado, determinando en el caso si
se da el supuesto de hecho previsto en la norma y sobre la base de
consideraciones de orden penal, de acuerdo con la alternativa que
ofrezca la dogmática penal que se estime la más adecuada, la justicia
constitucional, en cambio, se encarga de determinar si la resolución
judicial cuestionada afecta a derechos constitucionales” (Expediente
2758-2004-PHC/TC, Caso Luis Guillermo Bedoya de Vivanco,
fundamento 8), no debiéndose olvidar que “Si bien el juzgador
constitucional no puede invadir el ámbito de lo que es propio y
exclusivo del juez ordinario, en los términos que aquí se exponen, dicha
premisa tiene como única y obligada excepción la tutela de los
derechos fundamentales, pues es evidente que allí donde el ejercicio de
una atribución exclusiva vulnera o amenaza un derecho reconocido
por la Constitución, se tiene, porque el ordenamiento lo justifica, la
posibilidad de reclamar protección especializada en tanto es ese el
propósito por el que se legitima el proceso constitucional dentro del
Estado constitucional de derecho” (Expediente 3282-2004-PHC/TC,
Caso César Augusto Almeyda Tasayco, fundamento 2).

51. Queda finalmente por puntualizar que aunque el control y eventual


tutela del principio de legalidad y sus componentes pueda ejercerse
principalmente a propósito de la fase decisoria del proceso penal, nada
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impide, como ocurre en el presente caso, que pueda realizarse respecto


de otras etapas o tramos del proceso penal donde aparezca en
entredicho su eficacia a la luz de las actuaciones evidenciadas, siempre
que las mismas resulten de plano abiertamente objetables por
irrazonables. Lo que no es delito, en otras palabras, no debería originar
un proceso, ni tampoco esperar un pronunciamiento que así lo
determine. Tal es el sentido de la norma según la cual “Nadie será
procesado” y no solo “…condenado por acto u omisión que al tiempo
de cometerse no este previamente calificado en la ley, de manera
expresa e inequívoca, como infracción punible; ni sancionado con
pena no prevista en la ley”.

52. En las circunstancias descritas este Colegiado reafirma una vez más su
competencia para conocer de toda vulneración a los derechos
fundamentales y entre ellos al principio de legalidad penal, cuando las
decisiones y actuaciones, independientemente del momento procesal en
que se configuran, resultan notoriamente grotescas a la par que
injustificables. Este mismo razonamiento, como más adelante se verá,
resulta especialmente gravitante en aquellos supuestos en los que el
proceso o la propia investigación devienen en arbitrarios por demoras
o retardos excesivos conspirando en su propio desarrollo contra los
objetivos de definición o esclarecimiento de la verdad que entraña la
administración de Justicia.

Análisis del caso concreto

53. Como anteriormente ha sido precisado, la demandante cuestiona que


las actuaciones del Ministerio Público y resoluciones judiciales que se
sustentan en las mismas (básicamente las resoluciones 35 y 46
respectivamente) pretendan incriminar a la favorecida por haber
incurrido en los delitos de lavado de activos en la modalidad de
receptación patrimonial y de organización criminal. Según alega, ni en
uno ni en otro caso, nos encontraríamos ante delitos reales, pues
mientras que en el primer supuesto el delito atribuido no existía como
tal al momento de su presunta comisión, en el segundo la conducta
atribuida no encaja en el tipo penal imputado.

54. En lo que respecta a la primera objeción e independientemente de la


discusión acerca de la evolución que en el ordenamiento jurídico
peruano ha experimentado el delito de lavado de activos, se verifica que
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específicamente y en lo que concierne a su modalidad de receptación


patrimonial, esta ha sido una figura incorporada al ordenamiento
jurídico peruano a partir de lo dispuesto en el Decreto Legislativo 1249
vigente desde el 26 de noviembre del año 2016. Con anterioridad a
dicha fecha la receptación patrimonial no existía ni en la Ley 27765,
aplicable a la campaña electoral del año 2011, ni tampoco en el Decreto
Legislativo 1106 aplicable a la campaña electoral del año 2016, lo que
supone que cualquier intento de imputar la comisión de lavado de
activos en su variante de receptación patrimonial importa una
aplicación normativa de carácter retroactivo y por ende una clara
transgresión al principio de legalidad penal que, como anteriormente ha
sido puesto de manifiesto, impone el carácter lex praevia en toda
imputación de tipo penal, esto es, la existencia de una ley existente al
momento de la comisión de un delito. Sin lugar a dudas, el juez no
puede condenar en base a una norma jurídica que estaba derogada
cuando ocurrieron los hechos, o que entró en vigor con posterioridad.

55. No obstante, conviene precisar que aunque la imputación inicial del


Ministerio Público fue como queda dicho, la concerniente con el delito
de lavado de activos en la variante anteriormente señalada y fue la
misma la que sirvió de base para la emisión de la Resolución 35
(Incidente 186), de fecha 12 de setiembre de 2022 emitida por el Cuarto
Juzgado de Investigación Preparatoria Nacional, sin embargo, tras la
expedición de la resolución Dos, de fecha 02 de julio del 2025, por
parte del Décimo Juzgado de Investigación Preparatoria Nacional (Exp.
0299-2017-322-5001-JR-PE-01) y la recomposición del proceso penal
hasta su etapa intermedia, la Fiscalía Supraprovincial Corporativa
Especializada en Delitos de Corrupción de Funcionarios de Lima –
Primer Despacho- Equipo Especial ha presentado también en la misma
fecha (02 de julio del 2025) un nuevo pedido de acusación, esta vez,
argumentando que la imputación respecto de la beneficiaria sería la de
lavado de activos en la modalidad de actos de conversión y
transferencia de activos, para sobre dicha consideración alegar que los
hechos atribuidos a la beneficiaria si se encontraban previstos y
penados con anterioridad a su comisión.

56. Este Colegiado sobre el particular, considera que lo que corresponde


evaluar no es el tipo de variantes del delito de lavado de activos para
en función a ello escoger discrecionalmente cual es el que se utiliza
como elemento de imputación, sino la conductas o hechos atribuido, a
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fin de verificar si estos últimos se corresponden o no con el tipo penal


vigente al momento de materializadas tales conductas o hechos. Y
sobre este punto y con independencia de las normas objeto de
invocación, es plenamente acreditable del pedido inicial de acusación,
del nuevo pedido presentado con fecha 02 de julio del 2025, de lo dicho
por el Ministerio Público y el Poder Judicial a través de sus escritos y
de los propios informes orales ante este Tribunal Constitucional, que lo
que se describe como presunto delito atribuido a la beneficiaria es en
concreto el hecho de haber recibido y tener activos de procedencia
presuntamente delictiva, supuesto que desde la perspectiva de la
regulación penal aparece como previsto y penado recién con lo
dispuesto en el ya citado Decreto Legislativo 1249 vigente desde el 26
de noviembre del año 2016. Así las cosas y por una evidente distorsión
de los hechos producidos nuevamente se aprecia un velado intento de
vulneración al principio de legalidad penal que como tal debe
igualmente proscribirse.

57. Por otra parte y con independencia de que ello sea materia de análisis
por parte de la jurisdicción ordinaria a efectos de acreditar si se
configura o no el delito de lavado de activos, llama la atención a este
Colegiado algunas aspectos de suyo relevantes: a) que a pesar de
alegarse procedencia delictiva de los activos entregados, no se haya
realizado el mayor esfuerzo por individualizar o delimitar el delito
fuente o precedente a título del cual pueda demostrarse la supuesta
ilicitud en el origen de los fondos; b) que se omita que la principal
fuente de los montos considerados activos de origen ilícito constituida,
entre otros, por la empresa constructora Odebrecht no haya sido
investigada o denunciada por delito de lavado de activos en el presente
caso y ni siquiera persuadida a efectos de reconocer la comisión de
dicho delito a través del acuerdo de colaboración eficaz celebrado el 15
de febrero del año 2019, o mediante su ampliación posterior con esa
finalidad; c) El conocimiento del origen ilícito de los fondos es esencial
para que se configure el delito, situación que resultaría incierta,
considerando que ni en el año 2011 ni en el año 2016 eran conocidas
las actividades ilícitas de la empresa constructora Odebrecht ni se ha
investigado hasta la fecha por el delito de lavado de activos a otros
aportantes de fondos para el financiamiento de campañas políticas del
partido político de la beneficiaria; d) que todo el debate se centralice
en el partido político al cual pertenece la beneficiaria y en el llamado
“pitufeo” (smurfing en términos técnicos) en el que supuestamente
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habrían incurrido algunos militantes o simpatizantes del mismo al


declarar ante la ONPE que son aportantes de campaña, para aseverar
que ello constituye delito, cuando tal situación recién podría ser
considerada como financiamiento prohibido de organizaciones
políticas a partir de lo dispuesto en la Ley 30,997 del 27 de agosto del
2019, tampoco vigente al momento de configurarse los hechos
imputados, e) que no exista delimitación ni actuación probatoria
respecto del reintegro de activos en favor de la fuente originaria de los
fondos considerados como de origen presuntamente ilícito.

58. Así, este Tribunal no puede abstenerse de verificar la corrección


jurídica de la acusación fiscal, pues de lo contrario dejaría desprotegido
el artículo 2, inciso 24, literal d) de nuestra Constitución Política,
cuando la interpretación fiscal o del juez penal sea manifiestamente
ilógica, irrazonable o arbitraria. Este Colegiado sí puede corregir
decisiones erróneas de los fiscales y los jueces -aunque sean erróneas
desde la perspectiva de la legalidad ordinaria penal- porque así lo
impone el derecho fundamental a la legalidad penal. De este modo, se
encuentra un punto de equilibrio entre la necesidad de proteger este
derecho fundamental, por una parte, y la necesidad de respetar la
reserva de jurisdicción a favor de los jueces ordinarios.

59. En lo que concierne con la segunda objeción, se atribuye a la


beneficiaria el hecho de formar parte de una organización criminal, tipo
penal que como se establece en el artículo 317 del Código Penal
presupone o la existencia de fines delictivos o en su caso, la búsqueda
de beneficios económicos ilícitos. En otras palabras, se trataría de un
colectivo ex profesamente instituido (organizado) con el propósito de
dedicarse a cometer delitos y a que como consecuencia de tales
actividades se logren mejoras o dividendos de tipo económico, en
esencia ilícitos.

60. Al respecto se aprecia de los actuados y en particular, de aquellos


concernientes con el proceso penal seguido contra la beneficiaria, que
la tesis incriminatoria formulada por el Ministerio Público y validada
en su momento por el Poder Judicial se sustenta en que la supuesta
organización a la que esta pertenece doña Keiko Sofía Fujimori
Higuchi no sería otra que su propio partido político, mientras que los
delitos a los que esta se dedicaría tendrían que ver en lo fundamental
con el delito de lavado de activos en su variante de receptación
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patrimonial.

61. Como anteriormente se ha precisado, la configuración de una supuesta


práctica de lavado de activos como delito, no puede ser atribuida al
partido político de la beneficiaria, desde que la misma, no era delito
para el momento en que la misma fue concretizada. Tal hecho por si
sólo sería suficiente para enervar por completo una tesis incriminatoria
como la antes señalada. Sin embargo y por si fuera poco, es por demás
evidente que el acto de organizarse colectivamente para participar
políticamente en el marco de un proceso electoral tampoco ni mucho
menos puede ser considerado un comportamiento ilícito, al igual como
el hecho de obtener un resultado favorable en tal proceso un anticipo
de futuras y mal habidas prebendas económicas.

62. El problema con la visión incriminatoria con la que aquí nos


encontramos es que bajo ese marco de entendimiento todo parece ser
considerado un delito creándose un sofisma por puro voluntarismo. Tal
modo de proceder carece de razonabilidad o sentido común y para
efectos de lo que aquí se desarrolla, desnaturaliza el principio de
tipicidad pues intenta cobijar en el marco de las conductas descritas por
la norma, lo que esta última no esta pretendiendo establecer. Así las
cosas y aunque nadie duda que delitos como la organización criminal
deban perseguirse y con toda legitimidad reprimirse, ello debe
responder a lo que realmente constituye una conducta delictiva, siendo
que el dolo o intención criminal debe probarse y no simplemente
presumirse. La excesiva criminalización de las conductas genera el
riesgo de atribuir a la jurisdicción penal el control político de la
sociedad, abriendo la puerta al uso arbitrario del derecho penal y
procesal penal con fines subalternos de confrontación político-
partidista y configurar el denominado lawfare.

63. En las circunstancias descritas, se acredita plenamente que no solo ha


sido vulnerado el principio de legalidad en el caso de la primera
imputación sino también el principio de tipicidad en el caso de la
segunda. Y por lo que respecta al nuevo pedido de acusación formulado
por el Ministerio Público, nos encontraríamos ante una amenaza sobre
los mismos principios de proseguirse con el actual estado de cosas.

El derecho fundamental al plazo razonable


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64. La naturaleza del proceso es instrumental. Este, en otras palabras, sirve


como mecanismo aliado de la Justicia. Para cumplir con tal objetivo, el
proceso no puede ser entendido ni concretizado de cualquier forma,
sino con sujeción a ciertos rasgos que lo hacen necesariamente justo.
No es pues un proceso verdadero, aquél donde a la incriminación, le
siguen el padecimiento y la posterior ejecución, sino aquel donde la
búsqueda de la verdad se maneja de una manera efectiva pero también
eficiente. Para cumplir con tales cometidos, el proceso de encuentra
rodeado de diversas garantías que lo convierten en algo justo o debido.
Muchas de tales garantías son de carácter expreso y como tales se
encuentran objetivamente reconocidas en la Constitución. Otras en
cambio, son de carácter implícito, es decir, no han sido colocadas por
el legislador constituyente, sea por la obviedad de su existencia, sea por
la decisión de que su configuración dependa de los avances de la
jurisprudencia a la luz de los casos que plantea la labor jurisdiccional.
En cualquier caso, estas últimas no se entienden como negadas o
prohibidas, siendo conveniente reiterar que una Constitución nunca se
configura como una norma cerrada, sino en permanente desarrollo o
expansión de sus contenidos, particularmente de aquellos que tienen
que ver con los derechos fundamentales, dando lugar a la aparición de
derechos que pueden ser no enumerados (atributos, facultades o
libertades totalmente nuevas) o de manifestaciones no enumeradas de
derechos que en cambio si son enumerados (contenidos novedosos de
derechos ya reconocidos o preexistentes).

65. A nivel de nuestro ordenamiento interno, una de las garantías implícitas


del debido proceso que reviste mayor trascendencia y que ha sido
objeto de reconocimiento y desarrollo jurisprudencial desde las etapas
primigenias de nuestro Colegiado es la concerniente con el plazo
razonable en la administración de justicia (cfr, entre otras, la sentencia
recaída en el expediente 0662-2000-PHC/TC, Caso José Antonio
Sandoval Peláez, fundamentos 3 y 4), entendiéndose por la misma,
aquella regla según la cual, los procesos no deben durar más allá del
tiempo que resulte estrictamente compatible con los objetivos
perseguidos, pues como anteriormente se ha señalado, el proceso debe
ser por sobre todo, un instrumento de colaboración con la justicia y no
así un aliado de la arbitrariedad.

66. En jurisprudencia mucho más cercana este Tribunal ha dejado


establecido que “(…) El plazo de un proceso o un procedimiento será
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razonable sólo si es que aquél comprende un lapso de tiempo que


resulte necesario y suficiente para el desarrollo de las actuaciones
procesales necesarias y pertinentes que requiere el caso concreto, así
como para el ejercicio de los derechos de las partes de acuerdo a sus
intereses, a fin de obtener una respuesta definitiva en la que se
determinen los derechos u obligaciones de las partes” (sentencia
recaída en el expediente 0295-2012-PHC/TC, Caso Aristóteles Román
Arce Paucar, fundamento 3).

67. Asimismo, y “Para determinar si, en cada caso concreto, se ha


producido o no la violación del derecho al plazo razonable del proceso
o a ser juzgado dentro de un plazo razonable, este Tribunal, siguiendo
la jurisprudencia establecida básicamente por el Tribunal Europeo de
Derechos Humanos, ha precisado que se deben evaluar los siguientes
criterios:

i) La complejidad del asunto, en el que se consideran factores tales


como la naturaleza y gravedad del delito, los hechos investigados,
los alcances de la actividad probatoria para el esclarecimiento de
los hechos, la pluralidad de agraviados o inculpados, o algún otro
elemento que permita concluir, con un alto grado de objetividad,
que la dilucidación de un determinado asunto resulta
particularmente complicada y difícil.
ii) La actividad o conducta procesal del interesado, en el que se
evalúa si su actitud ha sido diligente o ha provocado retrasos o
demoras en el proceso, por cuanto si la dilación ha sido
provocada por él no cabe calificarla de indebida. En ese sentido,
habrá que distinguir entre el uso regular de los medios procesales
que la ley prevé y la actitud obstruccionista o la falta de
cooperación del interesado, la cual estaría materializada en la
interposición de recursos que, desde su origen y manera
manifiesta se encontraban condenados a la desestimación. En
todo caso corresponde al juez demostrar la conducta
obstruccionista del interesado; y
iii) La conducta de las autoridades judiciales, donde se evalúa el
estado de celeridad con el que se ha tramitado el proceso, sin
perder de vista en ningún momento el especial celo que es exigible
a todo juez encargado de dilucidar una causa. Para ello, será
preciso examinar las actuaciones u omisiones de los órganos
judiciales en la tramitación de la causa. Las indebidas e
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injustificadas acumulaciones o desacumulaciones de procesos; la


suspensión reiterada e injustificada del juicio oral; la admisión
y/o actuación de una prueba manifiestamente impertinente; la
reiterada e indebida anulación por parte del órgano jurisdiccional
de segundo grado respecto de las decisiones del órgano
jurisdiccional de primer grado, etc., vienen a ser ejemplos de lo
primer. La inobservancia injustificada de los horarios para la
realización de las diligencias; la demora en la tramitación y
resolución de los medios impugnatorios, etc., vienen a ser
ejemplos de lo segundo.
Estos criterios permitirán apreciar si el retraso o dilación es
indebido o no, y han de ser analizadas caso por caso: es decir,
según las circunstancias de cada caso concreto” (sentencia
recaída en el expediente 0295-2012-PHC/TC, Caso Aristóteles
Román Arce Paucar, fundamento 4)

68. Por lo demás “(…) el computo del plazo razonable del proceso penal
comienza a correr desde la apertura de la investigación preliminar del
delito, el cual comprende la investigación policial o la investigación
fiscal; o desde el inicio del proceso judicial en los casos de delitos de
acción privada, por constituir el primer acto oficial a través del cual
la persona toma conocimiento de que el Estado ha iniciado una
persecución penal en su contra. Ahora bien, conviene precisar que el
momento inicial puede coincidir con la detención policial o con otra
medida restrictiva de derechos, pero que tal supuesto no constituye
requisito indispensable para habilitar el inicio del cómputo del plazo,
pues es claro que aquél momento comienza con la indicación oficial
del Estado a una persona como sujeto de una persecución penal”
(sentencia recaída en el expediente 0295-2012-PHC/TC, Caso
Aristóteles Román Arce Paucar, fundamento 6).

69. Pero con independencia que el plazo razonable constituya a nivel de


nuestro ordenamiento constitucional interno, un contenido
esencialmente implícito, su reconocimiento a nivel internacional ha
sido más bien explícito, además de recurrente. Así lo evidencia el
artículo 14, 3, c) del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos
cuyo texto dispone que “Durante el proceso, toda persona acusada de
un delito tendrá derecho, en plena igualdad… (…) A ser juzgado sin
dilaciones indebidas” y a su vez el artículo 8.1 de la Convención
Americana de Derechos Humanos que de manera mucho más
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omnicomprensiva y refiriéndose a todo tipo de proceso establece que


“Toda persona tiene derecho a ser oída, con las debidas garantías y
dentro de un plazo razonable, por un juez o tribunal competente,
independiente e imparcial, establecido con anterioridad por la ley, en
la sustanciación de cualquier acusación penal formulada contra ella,
o para la determinación de sus derechos y obligaciones de orden civil,
laboral, fiscal o de cualquier otro carácter”.

70. En torno de lo que representa el derecho al plazo razonable, la Corte


Interamericana de Derechos Humanos se ha pronunciado en diversas
oportunidades. Así en la Sentencia del 1 de diciembre del 2016 emitida
en el Caso Andrade Salmón Vs Bolivia señalo que:

71. “159. En el presente caso, los procesos "Gader", y "Quaglio", tuvieron


una duración aproximada de 11 años y 10 meses, y 11 años y 8 meses,
respectivamente (supra párrs. 29 a 49 y 72 a 83). Adicionalmente, la
sentencia de condena proferida por la Corte Suprema el 27 de octubre
de 2011 en el caso "Quaglio" no ha sido ejecutada (supra párr. 84).
Por otra parte, el proceso en el caso "Luminarias Chinas" aún no ha
culminado, después de 16 años de haberse iniciado (supra párrs. 50 a
71). La Corte reitera que la violación al plazo razonable no depende
exclusivamente de la duración de un proceso penal, sino que debe
analizarse tomando debida consideración de las circunstancias
particulares de caso (…), sobre todo si se trata de delitos cuya
investigación y persecución es compleja, como lo son aquellos que
involucran varios imputados acusados de cometer actos de corrupción.
Sin perjuicio de lo anterior, la Corte recuerda que corresponde al
Estado demostrar las razones por las que uno o varios procesos han
tomado un período prolongado de tiempo en ser resueltos (…), pues no
basta una argumentación genérica respecto a la complejidad de este
tipo de procesos, sino que es necesario desarrollar los argumentos y
presentar las pruebas que demuestren que este factor influyó en la
duración de los mismos”.

72. Por su parte y en la sentencia del 13 de marzo del 2018 emitida en el


Caso Carbajal Carbajal y otros vs Colombia, considero que:

73. “114. En relación con este elemento, la Corte ha sostenido que, para
determinar la razonabilidad del plazo se debe tomar en cuenta la
afectación generada por la duración del procedimiento en la situación
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jurídica de la persona involucrada en el mismo, considerando, entre


otros elementos, la materia objeto de controversia. En este sentido, este
Tribunal ha establecido que si el paso del tiempo incide de manera
relevante en la situación jurídica del individuo, resultará necesario que
el procedimiento avance con mayor diligencia a fin de que el caso se
resuelva en un tiempo breve (…)”

74. Asimismo, y en la sentencia de fecha 3 de febrero del 2020 expedida


en el marco del Caso Carranza Alarcón vs Ecuador, la Corte argumento
que:

75. “92. Este Tribunal ha señalado que, en materia penal, la razonabilidad


del plazo debe apreciarse en relación con la duración total del proceso,
desde el primer acto procesal hasta que se dicte sentencia definitiva
(…). De acuerdo con el artículo 8.1 de la Convención y como parte del
derecho a la justicia, los procesos deben realizarse dentro de un plazo
razonable (…), por lo que una demora prolongada puede llegar a
constituir, por sí misma, una violación de las garantías judiciales (…).
Esta Corte recuerda que los cuatro elementos que ha considerado para
determinar la razonabilidad del plazo son: i) la complejidad del
asunto; ii) la actividad procesal del interesado; iii) la conducta de las
autoridades judiciales, y iv) la afectación generada por la situación
jurídica de la persona involucrada en el proceso”.

76. Mediante sentencia emitida con fecha 25 de enero del 2023 y con
motivo de la Sentencia del Caso García Rodríguez y otro Vs. México,
se ha señalado que:

77. “265. La Corte ha establecido que la evaluación del plazo razonable


se debe analizar en cada caso concreto, en relación con la duración
total del proceso y sus características particulares, lo cual podría
también incluir la ejecución de la sentencia definitiva. Así, ha
considerado cuatro elementos para analizar si se cumplió con la
garantía del plazo razonable, a saber: a) la complejidad del asunto; b)
la actividad procesal del interesado; c) la conducta de las autoridades
judiciales, y d) la afectación generada en la situación jurídica de la
presunta víctima. La Corte recuerda que corresponde al Estado
justificar, con fundamento en los criterios señalados, la razón por la
cual ha requerido del tiempo transcurrido para tratar los casos y, en
la eventualidad de que este no lo demuestre, la Corte tiene amplias
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atribuciones para hacer su propia estimación al respecto. El Tribunal


reitera, además, que se debe apreciar la duración total del proceso,
desde el primer acto procesal hasta que se dicte la sentencia definitiva,
incluyendo los recursos de instancia que pudieran eventualmente
presentarse”.

78. Agregando a su vez que “266. En relación al primer elemento, este


Tribunal ha tenido en cuenta diversos criterios para determinar la
complejidad de un asunto. Entre ellos se encuentra a) la complejidad
de la prueba; b) la pluralidad de sujetos procesales o la cantidad de
víctimas; c) el tiempo transcurrido desde que se ha tenido la noticia
del presunto hecho delictivo; d) las características del recurso
contenido en la legislación interna, o e) el contexto en el que
ocurrieron los hechos. El segundo elemento, corresponde a la Corte
evaluar si los interesados realizaron intervenciones que les eran
razonablemente exigibles en las distintas etapas procesales. En cuanto
a la conducta de las autoridades judiciales, la Corte ha entendido que,
como rectoras del proceso, tienen el deber de dirigir y encausar el
procedimiento judicial con el fin de no sacrificar la justicia y el debido
proceso en pro del formalismo. En relación con el cuarto elemento, es
decir la afectación generada en la situación jurídica de la persona
involucrada en el proceso, la Corte ha establecido que las autoridades
deben actuar con mayor diligencia en aquellos casos donde de la
duración del proceso depende la protección de otros derechos de los
sujetos del proceso (…)”.

79. Mucho más recientemente y dentro de la Sentencia del 4 de julio del


2024 emitida en el Caso Leite de Souza y otros Vs. Brasil, ha dicho el
alto Tribunal Internacional que: “149. (…) la evaluación del plazo
razonable se debe analizar en cada caso concreto, en relación con la
duración total del proceso, lo cual podría también incluir la ejecución
de la sentencia definitiva. Así, ha considerado cuatro elementos para
analizar si se cumplió con la garantía del plazo razonable, a saber: a)
la complejidad del asunto (…); b) la actividad procesal del interesado
(…); c) la conducta de las autoridades judiciales (…), y d) la afectación
generada en la situación jurídica de la presunta víctima (…). La Corte
recuerda que corresponde al Estado justificar, con fundamento en los
criterios señalados, la razón por la cual ha requerido del tiempo
transcurrido para tratar los casos y, en la eventualidad de que este no
lo demuestre, la Corte tiene amplias atribuciones para hacer su propia
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estimación al respecto (…). El Tribunal reitera, además, que se debe


apreciar la duración total del proceso, desde el primer acto procesal
hasta que se dicte la sentencia definitiva, incluyendo los recursos de
instancia que pudieran eventualmente presentarse”.

80. De los citados pronunciamientos puede verificarse que aunque el plazo


razonable en la administración de justicia resulta esencial para
determinar el correcto decurso de todo proceso judicial y en especial de
los de carácter penal, la delimitación de su contenido no siempre
responde a fórmulas exactamente iguales o idénticas para todos los
casos, sino que requiere ser evaluado bajo el baremo de específicos
estándares que tienen que ver con circunstancias tanto internas como
externas, es decir evidenciadas tanto desde dentro como desde fuera del
proceso.

81. Dentro de las circunstancias que se configuran hacia el interior del


propio proceso pueden ser perfectamente ubicados criterios como los
concernientes con la complejidad del asunto o materia objeto de
dilucidación, la actividad o conducta de procesal de las partes y la
propia conducta o actuación de las autoridades judiciales. Estos tres
referentes, por lo general, suelen ser contrastados en cada oportunidad
en que se reclama por una hipotética vulneración al plazo razonable y
así se evidencia tanto en la jurisprudencia interna como externa que
anteriormente se ha glosado.

82. Particularmente especial es sin embargo un cuarto criterio, más bien


recogido en al ámbito supranacional y cuya configuración proviene
esencialmente de factores externos. Este último tiene que ver con la
eventual afectación en la situación jurídica de la persona involucrada
en el proceso, dado que a menudo y contra lo que primariamente se
pueda pensar, las incidencias de un proceso que se desnaturaliza en su
duración, suelen repercutir sobre un número bastante considerable de
derechos fundamentales. Estar procesado o incluso, solo investigado,
suele constituir un indeseable padecimiento, cuando se carece de
certeza sobre lo que finalmente pueda llegarse a determinar. Y si a ello
se agrega, la adopción de medidas restrictivas principalmente sobre la
libertad, el escenario procesal termina siendo mucho más gravoso de lo
que ya de por sí se viene evidenciando.
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83. Considera este Colegiado que en los supuestos en los que se reclama
por vulneración al plazo razonable en la administración de justicia,
necesariamente deben ser evaluados los cuatro criterios que aquí se han
mencionado. Será en el contexto de dicha evaluación que podrá
determinarse si es evidente o no la inconstitucionalidad producida y la
necesidad de urgente tutela.

Incidencia del plazo razonable en proceso penal seguido contra la


beneficiaria

84. En el caso de autos y aun cuando no ha sido objeto de reclamo a través


de la presente demanda, se evidencia sin embargo un problema
subyacente, el de la demora generada en el proceso seguido contra la
beneficiaria. Asumir una evaluación en tal sentido resulta de particular
importancia, pues como se advierte de las dos audiencias públicas
realizadas, tanto la demandante como quienes han sido demandados
coinciden, más allá de la diferente perspectiva sobre lo que se reclama
centralmente, en que el proceso seguido contra doña Keiko Sofía
Fujimori Higuchi viene tramitándose por espacio de casi diez años
consecutivos, siendo incluso su estado actual el de reinicio de su etapa
intermedia.

85. En las circunstancias descritas se hace pertinente analizar si la notoria


prolongación de un proceso como el seguido contra la beneficiaria
puede justificarse en datos objetivos y por consiguiente validarse en su
desarrollo. O si al contrario de ello, viene generando una situación
insustentable que impone de alguna forma ser corregida, en
salvaguarda de lo que representa el derecho a un plazo razonable en la
administración de Justicia.

86. Este Colegiado sobre el particular y siguiendo el razonamiento


anteriormente expuesto considera que la fórmula más adecuada para
determinar si nos encontramos o no ante un proceso indebido en su
duración, pasa por evaluarlo a la luz de los cuatro criterios
anteriormente señalados. Dicha evaluación, por lo demás y para efectos
de cómputo de los plazos, deberá tomar en cuenta el inicio de la
investigación preliminar que, como se estableció en el fundamento 6 de
la ejecutoria recaída en el Expediente 0295-2012-PHC/TC, abarca
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desde la investigación fiscal o incluso desde la investigación policial


de ser el caso.

87. En cuanto al factor complejidad procesal puede afirmarse que aunque


el proceso del que aquí se da cuenta involucra una amplia cantidad de
procesados, ello no justifica per se la necesidad de su excesiva
prolongación en el caso específico de la beneficiaria puesto que la
imputación se circunscribe a dos delitos que como anteriormente se ha
visto resultan insustentables en su acreditación en el contexto de lo que
representan los principios de legalidad y tipicidad. En otras palabras y
a diferencia de un proceso que pueda resultar complejo por la cantidad
de procesados, por la variedad de diligencias a realizar o por la
dificultad de los medios probatorios que involucre, el actual proceso no
justifica una extensión como la producida, cuando la determinación de
la situación jurídica de la beneficiaria es en esencia un asunto de puro
derecho.

88. En lo que respecta al factor actividad procesal del interesado, no se


observa comportamientos que puedan considerarse dilatorios o de
carácter obstruccionista. La articulación de mecanismos de defensa o
de impugnación ha respondido a la situación jurídica en la que se ha
encontrado la beneficiaria y que incluso ha implicado medidas
restrictivas de su libertad en diversos momentos. Por lo demás, la
procesada en ningún momento ha eludido la acción de la justicia o
perturbado la actividad probatoria, como para que se justifiquen
ampliaciones o diligencias adicionales a las expresamente previstas.

89. En lo que se refiere a la conducta de las autoridades judiciales e incluso


de las autoridades del Ministerio Público, aparece como dato objetivo
que con independencia a las incidencias producidas y a las nulidades
decretadas, nos encontramos con prácticamente diez años de actividad
procesal y un reinicio del proceso hasta su fase intermedia, es decir
aquella posterior a la investigación preparatoria y anterior al inicio del
juicio oral. Otra vez y ante el nuevo pedido de acusación presentado
con fecha 02 de julio del 2025 por la Fiscalía Supraprovincial
Corporativa Especializada en Delitos de Corrupción de Funcionarios
de Lima –Primer Despacho- Equipo Especial, el Juzgado de
Investigación Preparatoria tendrá que volver a realizar un control
formal y sustancial de la misma, sin que se conozca a ciencia cierta
cuando será exactamente la fecha en que se definirá la condición de la
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beneficiaria.

90. En este contexto y por referencia a lo acontecido antes de la segunda


acusación, conviene resaltar que como es de conocimiento público,
dentro del proceso penal que ahora se cuestiona, la acusación
primigenia fue subsanada 19 veces por el Ministerio Público. Y si bien
de acuerdo con lo señalado por el inciso segundo del artículo 352 del
Código Procesal Penal se habilita al juez a devolver la acusación al
Ministerio Público, a fin de que la subsane, en caso de que “..los
defectos de la acusación requier(a)n un nuevo análisis del Ministerio
Público…”, ello de ninguna manera justifica, una devolución reiterada
de los actuados tanto más cuando ante una acusación fiscal, el juez está
habilitado para decretar el sobreseimiento de oficio (cfr. inciso 4 del
artículo 352 del Código Procesal Penal) cuando concurra alguna de las
causales previstas en el inciso 2 del artículo 344 del mismo cuerpo
normativo, a saber: a) El hecho objeto de la causa no se realizó o no
puede atribuírsele al imputado; b) El hecho imputado no es típico o
concurre una causa de justificación, de inculpabilidad o de no
punibilidad; c) La acción penal se ha extinguido; y d) No existe
razonablemente la posibilidad de incorporar nuevos datos a la
investigación y no haya elementos de convicción suficientes para
solicitar fundadamente el enjuiciamiento del imputado.

91. Así las cosas, queda claro que subsanar la acusación tantas veces ha
generado una evidente demora en el proceso penal la misma que
termina siendo no solo responsabilidad del Ministerio Público (por
haber presentado una acusación defectuosa) sino del propio órgano
jurisdiccional por validar indirectamente un comportamiento de dicha
naturaleza.

92. Por último y en lo que atañe con la eventual afectación en la situación


jurídica de la persona involucrada en el proceso, probablemente nos
encontramos con la más evidente de las incidencias. En efecto, es de
público conocimiento y tampoco ha sido negado por los representantes
de las emplazadas, sea mediante sus escritos o durante el curso de los
debates producidos en las audiencias ante este Colegiado, que hasta la
fecha y en lo que va del proceso, la beneficiaria ha sido privada de su
libertad hasta en tres oportunidades distintas, la primera por 8 días, la
segunda por 13 meses y la tercera por 3 meses y 13 días. Posteriormente
y tras revocarse la última prisión preventiva estuvo sometida por varios
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años a un régimen de comparecencia restringida y como tal sometida a


reglas de conducta que aunque en fecha reciente han sido dejadas sin
efecto por una medida de comparecencia simple, no han impedido ni
que vuelvan a solicitarse nuevos pedidos de detención por parte del
Ministerio Público ni que el proceso en su contra continúe
prolongándose a pesar de todo. Su situación, en otras palabras, sigue
siendo incierta en un escenario en el que el proceso seguido en su contra
no da visos de culminar, pese a tratarse como antes se ha indicado, de
un asunto de elemental dilucidación objetiva. Así, más allá del caso de
la beneficiaria el derecho procesal penal es el sismógrafo de la
Constitución Política del Estado [Roxín, C. (2003). Derecho Procesal
Penal. Buenos Aires: Ediciones del Puerto, p. 10].

93. En las circunstancias descritas y evidenciándose una innecesaria


prolongación y retardo del proceso, este Colegiado considera que
también ha sido vulnerado en perjuicio de la beneficiaria el derecho a
un plazo razonable en la administración de justicia.

Efectos de la presente sentencia

94. En la medida que se ha constatado tanto la vulneración y amenaza de


vulneración al principio de legalidad penal, así como la transgresión del
derecho fundamental a un plazo razonable en la administración de
Justicia, corresponde que este Tribunal, dada la peculiaridad de lo que
ha sido dilucidado, determine cuáles serán los efectos o consecuencias
que tendrá un fallo de carácter estimatorio.

95. En lo que respecta a la infracción del principio de legalidad penal, la


consecuencia inmediata es que al margen de la nulidad de las
cuestionadas resoluciones 35 y 46 que desestimaron las excepciones de
naturaleza de acción por los delitos de lavado de activos y organización
criminal, las actuaciones del Ministerio Público tendientes a incriminar
a la beneficiaria específicamente por los citados delitos carecen de todo
sustento y como tales, deben quedar sin efecto. En este extremo,
también debe quedar sin efecto la nueva acusación fiscal de fecha 02
de julio del 2025.

96. En lo que respecta al proceso penal seguido contra la recurrente, no se


está declarando la inocencia o culpabilidad de la beneficiaria, sino
constatando la inviabilidad de proseguir con una imputación carente de
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sustento jurídico y claramente opuesta a lo establecido en la


Constitución.

97. Finalmente, y en lo que respecta a la vulneración del plazo razonable


en la administración de Justicia, es responsabilidad de la jurisdicción
penal el decidir en el más breve término, lo que ha de corresponder
respecto de la situación jurídica de la beneficiaria. La adopción de tal
decisión, necesariamente deberá tomar en cuenta, lo señalado en la
presente sentencia.

Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le


confiere la Constitución Política del Perú,

HA RESUELTO

1. Declarar FUNDADA la demanda interpuesta por doña Giulliana Loza


Avalos en favor de doña Keiko Sofía Fujimori Higuchi.

2. Declarar NULAS Y SIN EFECTO tanto la resolución 35 (Incidente


186), de fecha 12 de setiembre de 2022 emitida por el Cuarto Juzgado
de Investigación Preparatoria Nacional mediante la cual se declaró
infundada la excepción de naturaleza de acción por el delito de lavado
de activos como la resolución 46 (Incidente 186), de fecha 6 de octubre
de 2022, expedida por el Cuarto Juzgado de Investigación Preparatoria
Nacional por la que se declaró infundada la excepción de naturaleza de
acción por el delito de organización criminal.

3. Declarar IMPROCEDENTE la demanda en el extremo en que se


solicita la nulidad de la resolución 110 (Incidente 186), de fecha 30 de
noviembre de 2023, emitida por el Cuarto Juzgado de Investigación
Preparatoria Nacional por haber operado la sustracción de materia.

4. Declarar SIN EFECTO todos los actos precedentes del proceso


seguido desde el inicio de las investigaciones preliminares tramitados
en la Carpeta Fiscal 55-2017 (acumulada Carpeta Fiscal 80-2017 y 12-
2016), incluyendo la nueva acusación fiscal de fecha 02 de julio del
2025.

5. ORDENAR al Décimo Juzgado de Investigación Preparatoria


Nacional de la Corte Superior Nacional de Justicia Penal
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LIMA
KEIKO SOFÍA FUJIMORI HIGUCHI,
representada por GIULLIANA LOZA
AVALOS-ABOGADA

Especializada, resolver dentro del más breve término y teniendo en


cuenta las consideraciones señaladas en la presente sentencia, la
situación jurídica de doña Keiko Sofía Fujimori Higuchi

Publíquese y notifíquese.

SS.

DOMÍNGUEZ HARO
MORALES SARAVIA
GUTIÉRREZ TICSE
OCHOA CARDICH
HERNÁNDEZ CHAÁVEZ

PONENTE OCHOA CARDICH


EXP. N.° 02109-2024-PHC/TC
LIMA
KEIKO SOFÍA FUJIMORI HIGUCHI,
representada por GIULLIANA LOZA
AVALOS-ABOGADA

FUNDAMENTO VOTO DEL MAGISTRADO


DOMÍNGUEZ HARO

Con el respeto por la opinión de mis colegas magistrados, emito el


presente fundamento de voto, puesto que, aunque coincido con lo resuelto
por ellos, sustento mi posición en las siguientes consideraciones.
I. El acceso a la justicia constitucional para controlar la
constitucionalidad de actuaciones fiscales y judiciales

1. La instauración de procesos específicos para la tutela de los


derechos fundamentales es una necesidad que no ha sido obviada
por el Poder Constituyente, puesto que, aunque el proceso penal
tiene mecanismos destinados a sanear las eventuales
irregularidades que se cometan durante su tramitación —como son
los remedios y los recursos—; no es menos cierto que, si estos no
cumplen su cometido, quien considere que se le ha menoscabado
el contenido constitucionalmente protegido de sus derechos
fundamentales se encuentra facultado de requerir, a la justicia
constitucional, la tutela de los mismos a través del proceso de
habeas corpus y del proceso de amparo, según corresponda.

2. Al respecto, cabe recordar que en el fundamento 8 de la sentencia


dictada en el Expediente 00023-2005-AI/TC, el Tribunal
Constitucional señaló lo siguiente:

Los “derechos fundamentales” y los “procesos para su protección” se han


instituido como institutos que no pueden entenderse de modo aislado, pues
tales derechos sólo podrían “realizarse” en la medida en que cuenten con
mecanismos “rápidos”, “adecuados” y “eficaces” para su protección. Así,
a los derechos fundamentales, además de su condición de derechos
subjetivos del más alto nivel y, al mismo tiempo, de valores materiales de
nuestro ordenamiento jurídico, les es consustancial el establecimiento de
mecanismos encargados de tutelarlos, pues es evidente que derechos sin
garantías no son sino afirmaciones programáticas, desprovistas de valor
normativo.

3. Así las cosas, queda claro que en aras de la protección de los


derechos fundamentales se abre las puertas de la justicia
constitucional al afectado a través de los procesos
constitucionales, que no tienen más formalismos que aquellos que
sean necesarios para garantizar una tutela jurisdiccional realmente
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representada por GIULLIANA LOZA
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efectiva, pero sin que ello conlleve inmiscuirse en los fueros de la


judicatura ordinaria.

4. Entonces, aunque a la judicatura constitucional no le corresponde,


en principio, evaluar la corrección de la aplicación de la normativa
penal y de la normativa procesal penal; no puede permanecer
indiferente ante un cúmulo de actos que violan los derechos
fundamentales, puesto que, en lo concerniente a la impartición de
justicia, no existen islas exentas del control constitucional.

5. Empero, eso no habilita a judicatura constitucional a subrogar a la


judicatura penal ordinaria en asuntos que no tienen relevancia
iusfundamental; en consecuencia, si la impartición de justicia
inobserva el ámbito de protección de los derechos fundamentales,
es perfectamente viable que la judicatura constitucional enmiende
cualquier vulneración del ámbito de protección de los mismos,
pero siempre dentro de los márgenes de lo permitido por el
principio de corrección funcional. De lo contrario, la efectividad
de los derechos fundamentales en el marco de un proceso judicial
sería solamente nominal.

II. La labor del Ministerio Público, el populismo penal y la


desconstitucionalización

6. El fiscal es, ante todo, una autoridad que ejerce atribuciones


destinadas a alcanzar objetivos institucionales predeterminados
expresamente en el artículo 159 de la Constitución. Ahora bien,
conforme se desprende de los numerales 4 y 5 del referido artículo
constitucional, en su labor de acusador público (fiscal acusador),
tiene el deber de investigar (fiscal investigador), con igual énfasis
y rigor, las circunstancias que acrediten o, de ser el caso, agraven
la responsabilidad penal del investigado; pero también aquellas
que la eximan, o, la atenúen, o, la extingan.

7. Entonces, si su investigación solamente tiene por objeto ratificar


un prejuzgamiento, el resultado de la misma será completamente
sesgado y, por eso mismo, inconstitucional, en vista de que no es
válido asumir que el investigado es culpable, porque violaría su
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derecho fundamental a la presunción de inocencia, que es


directamente exigible en el marco de las investigaciones penales.

8. Por ello, no es viable que su investigación únicamente se limite a


robustecer su hipótesis incriminatoria y descarte, de antemano,
todo aquello que la debilite, ya que el fiscal tiene el ineludible
deber de conducirse “con independencia de [su] propia manera
de pensar o de sentir”, que es la definición que la Real Academia
Española de la Lengua asigna al vocablo “objetivo”.

9. Consecuentemente, el fiscal tiene el deber de actuar de manera


racional y mesurada, porque sus investigaciones deben apuntar al
esclarecimiento de aquellos hechos que, a priori, se presentan
como potencialmente punibles, incluso si ello conlleva acopiar
medios probatorios que descarten la participación del investigado
o aminoren su responsabilidad.

10. Por ese motivo, no resulta viable que el fiscal descarte, a priori,
todo aquello que esgrime el investigado en ejercicio de su derecho
fundamental de defensa, puesto que su versión de los hechos es
necesaria para esclarecer aquello que realmente acaeció y evitar,
de esta manera, consecuencias tan perniciosas como: [i] la
impunidad; [ii] la condena de un inocente; y, [iii] el inconducente
procesamiento de un inocente.

11. Sin embargo, eso no supone que el fiscal actúe, al mismo tiempo,
como persecutor y como letrado defensor del investigado ni lo
torna en su cuasidefensor, porque las noticias criminales que
llegan a su conocimiento tampoco pueden ser asumidas como
verdades absolutas, sino como lo que realmente son: actos
potencialmente punibles atribuidos a investigados que, en virtud
de su derecho de presunción de inocencia, no deben demostrar que
son inocentes, sino, corresponde al Ministerio Público destruir esa
presunción, que es iuris tantum.

12. En todo caso, el principio de objetividad impone al fiscal el deber


de reconstruir, en la medida que sea posible, qué es lo que
realmente ocurrió, incluso si ello conlleva archivar su
investigación, ya que esta tiene como propósito encontrar, en la
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medida que sea viable, la verdad material. De lo contrario, la


investigación sería una mera apariencia destinada a arropar de
juridicidad sus propios prejuzgamientos, pues, en lugar de
esclarecer los hechos, sus pesquisas solamente se ceñirían a
ratificar ese prejuzgamiento.

13. Precisamente por ello, la objetividad es necesaria para la


averiguación de la verdad material, ya que un deficiente o erróneo
esclarecimiento de los hechos puede acarrear que: [i] se absuelva
a un culpable, [ii] se condene a un inocente, o, [iii] se procese
innecesariamente a un inocente. En relación a esto último, es
necesario enfatizar que, si ello viene acompañado de la utilización
abusiva de medidas coercitivas como la detención preliminar y la
prisión preventiva, no solamente se lesionan los derechos
fundamentales del investigado, también se distorsionan las
finalidades de esas medidas, ya que dejan ser instrumentales a los
fines del proceso penal y se convierten en inconstitucionales
condenas anticipadas de carácter provisorio.

14. De modo que, sin la objetividad, el proceso penal no cumpliría con


su finalidad represiva9. Por ese motivo, las actuaciones de los
fiscales no deben basarse en subjetividades ni prejuicios; sino, por
el contrario, en aquello que resulte objetivo, esto es, en eso que
resulte incontrovertiblemente verificable.

15. Así pues, corresponde exigir al Ministerio Público no incurrir en


subjetividades y abstenerse de actuar con propósitos que no se
dirijan al genuino esclarecimiento de los hechos, porque no resulta
legítimo que utilice las prerrogativas que le han sido conferidas
con fines subalternos ni, menos aún, para proselitismo político,
toda vez que la pretendida averiguación de la verdad material no
puede amparar ni convalidar la transgresión de los límites de lo
constitucionalmente legítimo fijados por la propia Constitución.

16. Precisamente por ello, la investigación fiscal no solamente debe


respetar los derechos fundamentales del investigado; también debe
garantizarle la existencia de condiciones mínimas para que pueda

9
El proceso penal, sin embargo, también puede tener una finalidad restaurativa.
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ejercitarlos. Es decir, no basta con que únicamente se abstenga de


vulnerarlos, ya que tiene un rol de garante de los mismos en las
investigaciones a su cargo, al ser la autoridad estatal encargada de
dirigir la investigación del delito.

17. Ergo, el archivamiento de una investigación no necesariamente


supone que el fiscal que la dirigió haya actuado con poca
diligencia o con mala fe, toda vez que una investigación
escrupulosamente diligente puede perfectamente culminar con su
archivamiento, porque su objetivo no es justificar una ulterior
acusación para quien es investigado; sino esclarecer lo que
realmente ocurrió, incluso si eso conlleva descartar la primigenia
hipótesis incriminadora. En tal sentido, la labor del fiscal no
consiste en ejercitar, a diestra y siniestra, la acción penal en contra
de toda aquella persona que pudiera estar involucrada en un delito;
sino, por el contrario, en entablarla únicamente cuando
corresponda hacerlo.

18. Por tanto, el fiscal se encuentra impedido de magnificar la


trascendencia de los hechos que verifique con el afán de
criminalizar conductas que el legislador democrático no ha
tipificado como delictivas. Entonces, si corresponde archivar una
denuncia, eso no puede ser entendido como un demérito. Así las
cosas, mal podría evaluarse el desempeño de un fiscal por la
cantidad de acusaciones que formula o por la extensión de sus
disposiciones, ni por la aceptación que, en relación a su rol
inquisidor, despierte en cierto sector de la población, ni por el
respaldo de algunos medios de difusión; sino por la calidad de sus
investigaciones y de lo concluido en ellas.

19. De modo que, la legitimidad de las actuaciones fiscales y


judiciales se funda en el sustento de sus determinaciones; no en
sus declaraciones a los medios de comunicación, ya que la
aplicación del Derecho penal es enteramente jurídica.
Consiguientemente, la legitimidad de los fiscales y jueces se
demuestra a través de sus disposiciones y resoluciones
respectivamente.
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20. Por ende, todo intento de politizar este tipo de discusiones es


abiertamente inconstitucional, pues las responsabilidades penales
se dirimen en procesos judiciales en los que se respete
escrupulosamente los derechos fundamentales del procesado y no
ante los medios de comunicación. En todo caso, debe tenerse
presente que, aunque estos últimos tienen el legítimo derecho de
escrutar y criticar las decisiones que se adopten, conforme a lo
establecido en el numeral 20 del artículo 139 de la Constitución;
no pueden subrogar a la judicatura penal en la condena o
absolución del imputado.

21. En esa línea de razonamiento, se desnaturaliza la función del


Ministerio Público cuando se quiere legitimar toda acusación,
como sus demás actuaciones, en el respaldo popular, como si la
impartición de justicia penal tuviera naturaleza plebiscitaria. Esa
suerte de populismo penal a toda costa, termina erosionando el
Estado Constitucional, debilitando la democracia constitucional y
vaciando los derechos, principios y valores de la Constitución,
porque la actuación de los magistrados está condicionada a lo que
dirán los ciudadanos, a las sensibilidades sociales sin evidencias o
a la opinión mediática. Eso es una situación simple y llanamente
inaceptable.

22. Consiguientemente, si algo debe quedar claro es que la


politización de toda discusión de raigambre completamente penal
es irrefutablemente inconstitucional, toda vez que la
responsabilidad penal debe ser acreditada en el marco de un
proceso judicial en el que se respeten escrupulosamente los
derechos fundamentales y no en los medios de difusión e
informativos.

23. Ni los fiscales ni los jueces son actores políticos, por lo que se
encuentran impedidos de: [i] tomar posición a favor o en contra de
partidos políticos, y, [ii] adoptar medidas tendientes a favorecer o
perjudicarlos en los comicios electorales. Por ende, contravenir la
neutralidad electoral, esto es, tomar posición a favor o en contra
de determinados partidos políticos mella tanto la objetividad del
fiscal como la imparcialidad del juez, porque no basta con que
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actúen observando la objetividad y la imparcialidad; también


deben aparentar que obran así.

24. Asimismo, debe tenerse en cuenta que, aunque eventualmente una


agrupación política podría ser instrumentalizada para cometer
delitos; su procesamiento no puede perturbar el normal desarrollo
de los comicios electorales, ya que los fiscales y jueces del sistema
de justicia tienen el deber de abstenerse de perturbar el normal
desarrollo de los comicios electorales, ya que deben actuar con
absoluta neutralidad y no en función del cálculo político. Por ello,
el escrutinio del modo en que se conducen sobre este tópico debe
ser sumamente estricto.

25. En todo caso, debe tenerse presente que las contiendas electorales
no se deben ganar ni en los despachos fiscales ni en los fueros
judiciales. Por dicho motivo, resulta razonable y proporcional que
el derecho fundamental a la libertad de expresión de los fiscales y
los jueces sobre sus convicciones políticas sea objeto de una
limitación, más aún si están realizando sus labores propias que
constitucionalmente les ha sido conferidas por la Constitución.

26. De lo avanzado en los párrafos anteriores, si los fiscales y jueces


tomaran decisiones teniendo como punto de partida no a la
Constitución, interpretar la Constitución “desde” la ley,
conculcando la garantía del “derecho al juez constitucional” o
basándose en la popularidad en vez del Texto Constitucional,
serían acciones y prácticas propias de un proceso de
desconstitucionalización, desmontaje o desvalorización de la
Constitución.

27. En ese contexto, el Tribunal Constitucional juega un rol


importante en la defensa y protección de la persona humana, y si
el respeto de dicha premisa básica implica dejar de lado
interpretaciones que han convalidado situaciones de una clara,
directa y manifiesta afectación de derechos constitucionales —
como la libertad individual, la propiedad, los derechos sociales,
prestacionales, el debido proceso, etc.— o la vulneración de
principios constitucionales cardinales —como el de presunción de
inocencia, de legalidad, entre otros—, corresponden decisiones
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jurisdiccionales de acuerdo con el modelo de la Constitución de


1993 —y del constitucionalismo democrático—, aunque resulten
impopulares o, en otras palabras, se debe “personalizar el derecho”
y desterrar todo tipo de “populismo penal”.

28. De lo hasta aquí señalado, queda claro, entonces, que el punto de


partida de toda interpretación debe ser la Constitución. Es decir:

La Constitución por ello no se le presenta al juez ordinario en el Estado


constitucional como una norma a la cual deba acudir de modo residual o
contingente, sino que su análisis se convierte en presupuesto necesario de
10
su procedimiento mental de análisis, justificación y resolución. […]

29. El Tribunal Constitucional en su rol tuitivo, prudente y pacificador


debe ejercer el control de derechos de conformidad con la
Constitución como norma suprema vinculante y norma
normarum. Son tiempos de decisiones firmes, de revitalización de
la Constitución y de la conciencia constitucional. El Tribunal
Constitucional no puede dar la espalda a dichos desafíos y estar
haciendo experimentos tribunalicios.

III. La aplicación del Derecho penal a la luz del Derecho


constitucional y el rol de la judicatura constitucional en la corrección
de transgresiones a la Constitución y a los derechos fundamentales
30. Desde luego, sería un contrasentido que las atribuciones que el
Poder Constituyente ha encomendado al Ministerio Público y al
Poder Judicial sean ejercitadas al margen de cualquier
consideración jurídica. Por tanto, la persecución del delito y el
juzgamiento del procesado necesariamente deben respetar: [i] la
Constitución, [ii] los derechos fundamentales de los investigados
y procesados, y, [iii] los demás bienes de relevancia constitucional.

31. Es más, ni siquiera el Tribunal Constitucional, como supremo


intérprete de la Constitución —en vista que tiene la última palabra
en torno a qué es constitucional o no—, puede actuar fuera de los
contornos de lo que resulta constitucionalmente legítimo y del

10
Priori, G. (2025). El proceso en el Estado constitucional. Lima: Palestra, p. 106.
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diseño constitucional, ni actuar como si fuera un Poder


Constituyente.

32. Por ende, la impartición de justicia en un Estado Constitucional


debe basarse en lo racional y no en las simpatías o antipatías que
genere el investigado o el procesado. Siendo ello así, la aplicación
del Código Penal y del Código Procesal Penal por parte de los
fiscales y jueces del sistema de justicia debe ser efectuada
conforme a la Constitución, cuyas cláusulas de naturaleza
principista —y, por eso mismo, abiertas e indeterminadas—
irradian al ordenamiento jurídico en su totalidad y en favor
siempre de la persona.

33. Ahora bien, y recapitulando, Constitución no ha conferido al


Ministerio Público ni al Poder Judicial la atribución de determinar,
discrecionalmente, qué conductas merecen un reproche penal y
qué conductas no lo ameritan, por cuanto esa es una atribución que
el Poder Constituyente ha asignado al Poder Legislativo. Ahora
bien, aunque eventualmente este último puede, vía delegación de
facultades legislativas, delegar al Poder Ejecutivo la creación de
tipos penales, ni el fiscal ni el juez pueden subrogar al legislador
democrático en la configuración de los mismos, por lo que sus
actuaciones necesariamente deben ceñirse a la normativa penal.

34. Así las cosas, tolerar lo contrario conllevaría que los fiscales y
jueces del sistema de justicia usurpen una atribución que
expresamente no le ha sido conferida. Precisamente por ello,
ampliar, mediante cualquier clase de interpretación extensiva, los
tipos penales previstos con antelación por el legislador
democrático, es una incontrovertible actuación reñida con el
reparto de atribuciones efectuado por el Poder Constituyente.

35. Ahora bien, en lo que respecta a la judicatura penal, estimamos


conveniente añadir, además, que los jueces tienen el ineludible
deber de velar por la irrestricta observancia de la tipicidad —y su
aplicación obligatoria, como aspecto esencial del quehacer penal
y como garantes—: [i] al dilucidar las excepciones de naturaleza
de acción que se le planteen; [ii] al emitir un auto que sobresea la
causa; o, [iii] al emitirse sentencia. Y eso es así, por cuanto la razón
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representada por GIULLIANA LOZA
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de ser del proceso penal no es imponer condenas; sino, determinar


si corresponde imponerlas, por lo que, de ser el caso, es necesario
fijarlas en su justa medida, a fin de no transgredir el principio de
proporcionalidad al imponer penas excesivas, ya que la
impartición de justicia que garantiza la Constitución no solamente
debe ser racional y desapasionada, también debe ser respetuosa de
los derechos fundamentales de los procesados.

36. De ahí que, mientras la labor del juez penal se basa en aplicar, vía
subsunción, el Derecho penal a la luz de la Constitución y de los
derechos fundamentales de las partes litigantes; la participación
del juez constitucional, en cambio, tiene sentido para remediar, de
modo residual, aquellas transgresiones a los derechos
fundamentales del justiciable cometidas por la judicatura ordinaria
al impartir justicia, a pesar de ser la primera encargada en velar
por su respeto. Por ese motivo, solamente es viable enmendar
aquellas irregularidades que repercutan negativamente en el
ámbito de protección de tales derechos fundamentales.

37. La judicatura constitucional, entonces, no tiene por función revisar


la corrección de la aplicación del derecho infraconstitucional sino,
la salvaguarda de la efectividad de la Constitución y de los
derechos fundamentales, ante los descuidos de la judicatura
ordinaria que inobserven posiciones iusfundamentales amparadas
por el contenido constitucionalmente protegido de los derechos
fundamentales. Por eso, el escrutinio constitucional de las
resoluciones judiciales es siempre externo.

38. En ese orden de ideas, es necesario puntualizar que, si este


Tribunal Constitucional emite una sentencia estimatoria en la
presente causa, ello se debe a que las arbitrariedades en que
incurrió el Ministerio Público no fueron corregidas por la
judicatura ordinaria, a pesar de que la defensa de la favorecida las
objetó al interior del proceso.

39. Tal como se aprecia de autos, el Ministerio Público ha formulado


una acusación, en contra de la favorecida, abierta y
manifiestamente inconstitucional —que le ha sido devuelta en
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varias ocasiones, por lo que deviene en endeble y poco seria—. Al


respecto, se advierte:

- Que la favorecida habría cometido el delito de lavado de


activos basándose en la aplicación retroactiva de una norma
penal sin explicar por qué entiende que lo imputado se
subsumiría en tipo penal vigente en el momento de la comisión
del presunto delito —sobre el delito de lavado de activos—,
más aún si, con posterioridad al acaecimiento de los hechos
incriminados, el legislador determinó que financiar una
campaña electoral de ese modo es una mera falta
administrativa —por lo que eso es atípico—; y,

- Que la favorecida habría formado parte de una organización


criminal, asumiendo que ganar una elección debe ser
entendido como un comportamiento delincuencial, ya que ella
y los demás coprocesados, quieren tomar el Poder Ejecutivo
para delinquir, esto es, como si todos ellos no fueran titulares
del derecho fundamental a la presunción de inocencia. En todo
caso, trasladar a los acusados la carga de demostrar que, de
haber ganado las elecciones, no actuarían de ese modo, es un
sinsentido.

Tanto lo uno como lo otro es inadmisible y solo demuestra que la


fiscalía incurre en una absoluta falta de celo en el ejercicio de sus
funciones. Es totalmente inexcusable formular una apresurada
acusación transgrediendo el principio de irretroactividad de las
normas y el derecho fundamental a la presunción de inocencia.

IV. Anotaciones finales sobre el caso concreto


40. Si bien la Constitución exige que toda aquella persona que
comenta delitos sea sancionada; no resulta constitucionalmente
legítimo sancionar a quien no los cometió ni tampoco que se le
someta, innecesariamente, a un proceso penal en el que finalmente
será absuelto, pues, la sola comparecencia a un proceso penal
conlleva un amplio espectro de consecuencias negativas, como
contratar asesoría legal, comparecer en las diligencias en que es
convocado, entre muchas otras más.
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representada por GIULLIANA LOZA
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41. De modo que, en la práctica, el solo hecho de entablar una


investigación preparatoria a una persona ya le genera una serie de
consecuencias que finalmente son internalizados por el
investigado y no por el fiscal que tiene a su cargo la investigación.
Por ese motivo, es imperativo que ejercite sus atribuciones con
responsabilidad, pues las facultades que le han sido conferidas no
pueden ser ejercitadas de manera irrazonable ni
desproporcionadas

42. Es inobjetable que durante el extenso proceso penal subyacente la


favorecida fue privada de su libertad en varias ocasiones y,
además, viene compareciendo a las audiencias que se vienen
programando, lo que acarrea una serie de limitaciones en el
ejercicio de sus derechos fundamentales, máxime si el tiempo en
que viene siendo procesada es irrazonablemente extenso.

43. Así las cosas, y como bien lo advierten mis colegas, la evaluación
del derecho fundamental a ser juzgada en un plazo razonable o el
derecho-garantía al plazo razonable, debe evaluar, además de los
criterios desarrollados en la sentencia emitida en el Expediente
00295-2012-PHC/TC [Caso Aristóteles Arce], la manera en que su
sometimiento al proceso penal subyacente —por casi 10 años—
ha acarreado en la favorecida, máxime si la acusación resulta a
todas luces carente de sustento jurídico, y eso no ha sido
controlado por la judicatura penal ordinaria, la que ha declinado
en brindar una impartición de justicia acorde a lo previsto en la
Constitución, al tolerar actuaciones arbitrarias del fiscal a cargo de
la causa penal subyacente.

44. Por ese motivo, en lo relacionado a la acusación del delito de


lavado de activos, la acusación incumple el mandato establecido
en el literal d numeral 24 del artículo 2 de la Constitución, que
proscribe el procesamiento de las personas por actos que, al tiempo
de su comisión, no estuvieran previamente tipificados, de manera
expresa e inequívoca, como delitos. A través del principio de
legalidad las personas conocen del accionar prohibido en la ley, lo
cual implica ofrecerles la seguridad jurídica de que, ante su
cometido, serán sancionados penal o administrativamente. El
fiscal y el juez se encuentran impedidos de aplicar
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retroactivamente una ley emitida con posterioridad a la comisión


del acto que ahora se encuentra vedado. Ni siquiera lo podría hacer
el legislador, pues no solo vulneraría el principio de legalidad y de
no retroactividad; sino, también el principio de seguridad jurídica.
El principio de legalidad constituye una garantía de que las
personas no serán objeto de una aplicación arbitraria de la ley en
el tiempo y que, por el contrario, se les garantice la seguridad
jurídica de que sus actos se rijan por las normas vigentes al
momento de su cometido y no por las que no lo estuvieron. En
consecuencia, todo ciudadano debe tener la seguridad jurídica de
que ningún actuar de su parte puede considerarse delito si,
previamente, una ley no lo ha calificado como tal.

45. Respecto del principio de legalidad, conviene precisar que


“[d]icho principio comprende una doble garantía; la primera, de
orden material y alcance absoluto, tanto referida al ámbito
estrictamente penal como al de las sanciones administrativas, que
refleja la especial trascendencia del principio de seguridad jurídica
en dichos campos limitativos y supone la imperiosa necesidad de
predeterminación normativa de las conductas infractoras y de las
sanciones correspondientes; es decir, la existencia de preceptos
jurídicos (lex praevia) que permitan predecir con suficiente grado
de certeza (lex certa) aquellas conductas y se sepa a qué atenerse
en cuanto a la aneja responsabilidad y a la eventual sanción; la
segunda, de carácter formal, relativa a la exigencia y existencia de
una norma de adecuado rango y que este Tribunal ha identificado
como ley o norma con rango de ley”. (Cfr. Sentencia del Tribunal
Constitucional español N.º 61/1990).

46. En lo relativo a la acusación del delito de organización criminal,


no basta asumir que se desea gobernar para delinquir para derrotar
la presunción de inocencia que asiste a la favorecida. Como es de
apreciarse, estamos ante cuestiones de suyo importantes y
sustanciales que merecen tutela ante su claro y directo
quebrantamiento, lejos de todo procedimentalismo en el ámbito
constitucional.

47. Un aspecto que tampoco puede pasar por alto son las múltiples
devoluciones de la acusación y la manera en que el fiscal a cargo
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representada por GIULLIANA LOZA
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de la investigación se ha comportado, lo que ha terminado


politizando y mediatizando injustificadamente la cuestión litigiosa
subyacente, sin que la judicatura penal ordinaria hubiera sido lo
suficientemente estricta para impedirlo.

48. Por todas esas razones, la prolongación del proceso penal


subyacente es absolutamente innecesaria, por lo que corresponde
estimar la presente demanda, en virtud de lo previsto en el literal
d numeral 24 del artículo 2 de la Constitución.

En ese orden de ideas, me adhiero a lo determinado por mis colegas, ya


que suscribo la parte resolutiva en su integridad.

S.

DOMÍNGUEZ HARO
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KEIKO SOFÍA FUJIMORI HIGUCHI,
representada por GIULLIANA LOZA
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FUNDAMENTO DE VOTO DEL MAGISTRADO


MORALES SARAVIA

Comparto lo resuelto en la presente sentencia, pero considero necesario


añadir, sobre los estándares desarrollados por Corte IDH, que su
jurisprudencia resulta vinculante para el Estado peruano, conforme a lo
previsto en la Cuarta disposición final y transitoria de la Constitución.
Esta postura, aunque no lo digan, es confirmada por los colegas que
firman esta sentencia donde se cita abundante jurisprudencia de la Corte
IDH para resolver el presente proceso.

En efecto, creo necesario hacer algunas precisiones adicionales:

1. Los tratados internacionales de derechos humanos son vinculantes


en el ordenamiento jurídico peruano, tal como lo dispone el
artículo 55º de la Constitución, y forman parte del parámetro de
constitucionalidad en materia de interpretación de los derechos y
libertades, conforme lo prescribe la Cuarta Disposición Final y
Transitoria de la Constitución.

2. Aunado a lo anterior, considero, siguiendo al profesor José Carlos


Remotti Carbonell, que si el tratado instaura un órgano de garantía
de carácter jurisdiccional, como la Corte IDH, que interpreta dicho
tratado a través de su jurisprudencia, entonces, su interpretación
de los derechos regulados por el tratado, también formará parte del
parámetro de constitucionalidad en materia de interpretación de
derechos consagrados por la Cuarta disposición final y transitoria
de la Constitución.

3. Tal vinculatoriedad de los criterios interpretativos emanados por


los órganos de garantía de los tratados internacionales de los
derechos humanos fue reconocida desde temprana jurisprudencia
por este Tribunal Constitucional cuando señaló, desde el año 2002,
que dicha disposición final y transitoria “contiene, implícitamente,
una adhesión a la interpretación que, de los mismos, hayan
realizado los órganos supranacionales de protección de los
atributos inherentes al ser humano y, en particular, el realizado por
la Corte Interamericana de Derechos Humanos, guardián último
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representada por GIULLIANA LOZA
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de los derechos en la región”.11

4. Posteriormente el legislador democrático del Código Procesal


Constitucional del 2004 y del Nuevo Código Procesal
Constitucional del 2021, plasmaron normativamente lo
establecido por el Tribunal Constitucional en el párrafo anterior12.

5. Sin embargo, Ley Nº 32153 que modifica el artículo VIII del


Título Preliminar del NCPC, ha reducido el parámetro de
constitucionalidad en materia de interpretación en los siguientes
términos:

Artículo VIII.- El contenido y alcances de los derechos


constitucionales protegidos por los procesos regulados en el
presente código deben interpretarse de conformidad con la
Declaración Universal de Derechos Humanos, los tratados sobre
derechos humanos de los que el Perú es parte, así como las
sentencias adoptadas por los tribunales internacionales sobre
derechos humanos en los procesos donde el Perú es parte.
(...)

6. Conforme a lo expuesto, se advierte que el extremo final del


primer párrafo del artículo citado, resulta inconstitucional, pues
contraviene la Cuarta Disposición Final y Transitoria de la
Constitución al acotar indebidamente el parámetro constitucional
con el que cuenta el Tribunal Constitucional para interpretar el
11
Sentencia recaída en el Expediente 00217-2002-HC, fundamento 2
12
Código Procesal Constitucional de 2004: Artículo V.- Interpretación de los Derechos
Constitucionales El contenido y alcances de los derechos constitucionales protegidos por
los procesos regulados en el presente Código deben interpretarse de conformidad con la
Declaración Universal de Derechos Humanos, los tratados sobre derechos humanos, así
como de las decisiones adoptadas por los tribunales internacionales sobre derechos
humanos constituidos según tratados de los que el Perú es parte.
Código Procesal Constitucional de 2021: Artículo VIII. Interpretación de los derechos
humanos y tratados internacionales El contenido y alcances de los derechos
constitucionales protegidos por los procesos regulados en el presente código deben
interpretarse de conformidad con la Declaración Universal de Derechos Humanos, los
tratados sobre derechos humanos, así como con las decisiones adoptadas por los
tribunales internacionales sobre derechos humanos constituidos según tratados de los que
el Perú es parte. En caso de incompatibilidad entre una norma convencional y una
constitucional, los jueces preferirán la norma que más favorezca a la persona y sus
derechos humanos.
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KEIKO SOFÍA FUJIMORI HIGUCHI,
representada por GIULLIANA LOZA
AVALOS-ABOGADA

sentido, alcance y el perfil exacto del contenido de los derechos y


libertades.

En consecuencia, considero que el contenido y alcance de los derechos


deben interpretarse de conformidad con las sentencias adoptadas por los
tribunales internacionales sobre derechos humanos, haya sido o no parte
el Estado peruano.

S.

MORALES SARAVIA
EXP. N.° 02109-2024-PHC/TC
LIMA
KEIKO SOFÍA FUJIMORI HIGUCHI,
representada por GIULLIANA LOZA
AVALOS-ABOGADA

FUNDAMENTO DE VOTO DEL MAGISTRADO


GUTIÉRREZ TICSE

Si bien coincido con lo resuelto en el presente caso, considero


relevante expresar algunos fundamentos jurídicos adicionales, necesarios
para sustentar la decisión del colegiado:

§1. Lo resuelto en la sentencia

1. La sentencia en mayoría declara fundada la demanda de habeas


corpus en los siguientes términos:
Declarar FUNDADA la demanda interpuesta por doña Giulliana Loza
Avalos en favor de doña Keiko Sofía Fujimori Higuchi.

Declarar NULAS Y SIN EFECTO tanto la resolución 35 (Incidente


186), de fecha 12 de setiembre de 2022 emitida por el Cuarto Juzgado
de Investigación Preparatoria Nacional mediante la cual se declaró
infundada la excepción de naturaleza de acción por el delito de lavado
de activos como la resolución 46 (Incidente 186), de fecha 6 de octubre
de 2022, expedida por el Cuarto Juzgado de Investigación Preparatoria
Nacional por la que se declaró infundada la excepción de naturaleza
de acción por el delito de organización criminal.

Declarar IMPROCEDENTE la demanda en el extremo en que se


solicita la nulidad de la resolución 110 (Incidente 186), de fecha 30 de
noviembre de 2023, emitida por el Cuarto Juzgado de Investigación
Preparatoria Nacional por haber operado la sustracción de materia.

Declarar SIN EFECTO todos los actos precedentes del proceso


seguido desde el inicio de las investigaciones preliminares tramitados
en la Carpeta Fiscal 55-2017 (acumulada Carpeta Fiscal 80-2017 y 12-
2016), incluyendo la nueva acusación fiscal de fecha 02 de julio del
2025.

ORDENAR al Décimo Juzgado de Investigación Preparatoria


Nacional de la Corte Superior Nacional de Justicia Penal
Especializada, resolver dentro del más breve término y teniendo en
cuenta las consideraciones señaladas en la presente sentencia, la
situación jurídica de doña Keiko Sofía Fujimori Higuchi

2. Glosado los aspectos materia de pronunciamiento, adiciono los


siguientes fundamentos como a lo ya adelantado:
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representada por GIULLIANA LOZA
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§2. En el presente caso, la ruptura del principio de legalidad en su


variante “nulla poena sine lege”, es absoluta

3. El constituyente en el art. 2, inc. 24, literal d) de la Constitución de


1993, de manera categórica, ha consagrado el principio de legalidad
penal, según el cual “Nadie será procesa5do ni condenado por acto
u omisión que al tiempo de cometerse no esté previamente
calificado en la ley, de manera expresa e inequívoca, como
infracción punible; ni sancionado con pena no prevista en la ley”.
[Énfasis agregado].

4. El principio de legalidad, como refiere BACIGALUPO, se distingue


entre raíces constitucionales y jurídico-penales; el primero, trata de
la legitimación de la intervención en los derechos de un ciudadano;
y el segundo, sobre la necesidad del establecimiento de un derecho
penal de culpabilidad que, al menos, condicione la responsabilidad
penal al posible conocimiento de las prohibiciones sus
consecuencias13.

5. En este sentido, STRATENWERTH precisa que, se trata del


reconocimiento pleno de la vieja máxima del famoso ius filósofo
alemán Paul Johann Von Feuerbach: nulla poena sine lege14 que
importa condicionar la legitimidad de la aplicación del Derecho
Penal a la existencia de una ley scripta, praevia, stricta y certa15. Se
vincula, ante todo, con el imperio de la ley como presupuesto de la
intervención del Estado sobre el bien jurídico del ciudadano, pero
también con el derecho del ciudadano a la seguridad jurídica, así
como con la prohibición de la arbitrariedad y el derecho a la
objetividad e imparcialidad del juicio de los tribunales16.

13
Cfr. Bacigalupo, Enrique; Principios constitucionales de Derecho penal. Buenos
Aires 1999, pp.48-49.
14
Cfr. Feuerbach, Anseln Paul von Feuerbach, Tratado de Derecho penal común
vigente en Alemania. Traducción de Eugenio Raúl Zaffaroni e Irma Hagemeier.
Buenos Aires 2022.
15
Cfr. Bacigalupo, Principios constitucionales de Derecho penal. Buenos Aires 1999,
pp 55-56.
16
Cfr. Bacigalupo, Enrique; Principios constitucionales de Derecho penal. Buenos
Aires 1999, p. 56.
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6. Como se observa, los dogmáticos del derecho penal científico no


admiten la posibilidad de un proceso ni condena sin una ley previa.
Pero, no solo es en nuestra época; desde los tiempos de Cicerón se
conoce la proposición de que no puede vincularse consecuencias
jurídicas negativas a una conducta que ya pertenezca al pasado y que
no fuera ya de por sí, aun sin prohibición legal, criminal y
reprochable. Según esto, sería admisible imponer sanciones a
posteriori a una conducta prohibida, pero no convertir en prohibida
una conducta no prohibida, mediante sanciones posteriores. Ello
implica una prohibición de retroactividad respecto de la norma de
conducta, no respecto de la consecuencia penal17. La ley penal -que
tiene por función, junto con todo el derecho, proveer a la seguridad
jurídica- no puede afectar su aspecto material y subjetivo,
sembrando la incertidumbre acerca de lo prohibido y de lo punible.
Un derecho penal que no permite saber qué es lo prohibido y
punible, no provee a la seguridad jurídica, sino que la destruye18.

7. Esta afirmación es importante, porque pone en debate un punto de


vista que no se puede ignorar. De acuerdo con nuestro modelo
constitucional: “Nadie será procesado […] por acto […] que al
tiempo de cometerse no esté previamente calificado en la ley, de
manera expresa e inequívoca, como infracción punible […]”,
como en el presente caso se está haciendo, pues es claro que los
hechos que se imputan a la favorecida como actos de lavado de
activos, en su modalidad de receptación patrimonial (campañas
electorales 2011 y 2016); y, organización criminal, son previos a las
modificaciones del art. 2 del Decreto Legislativo 1249, de fecha 26
de noviembre del 2016. Así:

Delito 1
Acto atribuible
Delito de lavado de activos
Campañas electorales 2011 y 2016
Modalidad de receptación patrimonial

Dec. Leg. 1249 Fecha de cierre de campañas


Publicado el 26 de noviembre de 2016 Abril de 2016

17
Cfr. Stratenwerth, Gunter; Derecho penal, parte general. Traducción de Manuel
Cancio Meliá y Marcelo Sancinetti. Buenos Aires 2008, p. 82.
18
Cfr. ZAFFARONI. E. (1998) Tratado de Derecho Penal parte general I. Ediar, p.
140.
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8. Como se señala en la sentencia, antes del 26 de noviembre de 2016,


la receptación patrimonial no existía ni en la Ley 27765, aplicable a
la campaña electoral del año 2011, ni tampoco en el Decreto
Legislativo 1106 aplicable a la campaña electoral del año 2016,
como delito de lavado de activos. En tales circunstancias interpretar
que hubo un delito como el imputado, presupondría realizar una
intervención “ilegítima” del Estado en perjuicio de la favorecida, lo
que está proscrito por el espíritu de la Constitución y por la
dogmática misma del derecho penal científico, al afectar
directamente, el viejo, pero vigente, principio de legalidad penal y
la seguridad jurídica.

9. Ahora bien, cabe resaltar que esto aplicaría para la primera


acusación, en la que el titular de la acción penal solicitaba (30) años
y diez (10) meses de pena privativa de la libertad contra la
favorecida; no obstante, esta ya fue declarada nula y el juicio regresó
a la etapa intermedia.

10. En efecto, mediante Resolución 2, de fecha 2 de julio de 202519


(Expediente 00299-2017-322-5001-JR-PE-01), el Décimo Juzgado
de Investigación Preparatoria Nacional, en aplicación extensiva de
los efectos de la STC del Expediente 02803-2023-HC/TC (Caso
José Chlimper Ackerman) resolvió lo siguiente:

[...]

PRIMERO: DECLARAR NULO DE OFICIO el auto de


enjuiciamiento contenido en la resolución N° 110 de fecha 30 de
noviembre de 2023, en todo sus extremos, seguido contra los
investigados Keiko Sofia Fujimori [...].

SEGUNDO: DECLARAR NULO DE OFICIO el requerimiento


acusatorio formulado por el Ministerio Público de fecha 11 de marzo
de 2021 (requerimiento integratorio de fecha 28 de setiembre de
2021) en la investigación seguida contra Keiko Sofia Fujimori
Higuchi y otros por la presunta comisión del delito de Lavados de
activos y otros en agravio del estado.

TERCERO: RETRAER el presente proceso a la fase de etapa

19
Foja 90 del PDF del documento del Tribunal (Escrito 005518-2025-ES de fecha 16
de julio de 2025).
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KEIKO SOFÍA FUJIMORI HIGUCHI,
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intermedia, y continúese el tramite una vez que el Ministerio Público


formule nueva acusación en la investigación seguida contra Keiko
Sofia Fujimori Higuchi y otros por la presunta comisión del delito de
Lavados de activos y otros en agravio del estado.

CUARTO: EXHORTAR al representante del Ministerio Público,


observar de manera escrupulosa lo dispuesto por el Tribunal
Constitucional en la sentencia No 327/2024 emitida el 21 de
noviembre del 2024, a fin de evitar nulidades posteriores.

[...]

11. Como consecuencia de la nulidad de la primera acusación, el


Ministerio Público ahora en la segunda acusación20 le imputa a la
favorecida “[...] en su calidad de líder de la organización criminal
y presidenta del partido Fuerza Popular realizar ACTOS DE
CONVERSION en la MODALIDAD CAPTACIÓN-RECOLECCIÓN
de los activos ilícitos [...]”21. Por el cual, solicita (35) treinta y cinco
años de pena privativa de la libertad y 730 días de multa, conforme
se detalla:
1.- Nombre y apellidos: KEIKO SOFÍA FUJIMORI
HIGUCHI22.

Delitos en Normal penal Pena parcial Pena concreta


concurso real

Lavado de Artículo 1 y 3, 20 años de pena


activos inciso a) y b) de la privativa de libertad
Ley 27765 730 días de multa 35 años de pena
privativa de
Artículo 1 y 4 16 años y 8 meses de libertad
numerales 2) del pena privativa de
Decreto libertad 608 días 730 días multa
Legislativo 1106 multa

20
Foja 474 del PDF tomo I del documento del Tribunal (Escrito 005997-2025-ES de
fecha 12 de agosto de 2025).
21
Foja 252 del PDF tomo IV del documento del Tribunal (Escrito 005997-2025-ES
de fecha 12 de agosto de 2025).
22
Foja 335 del PDF tomo V del documento del Tribunal (Escrito 005997-2025-ES de
fecha 12 de agosto de 2025).
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KEIKO SOFÍA FUJIMORI HIGUCHI,
representada por GIULLIANA LOZA
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Falsa Artículo 411 del 02 años 06 meses de


Declaración en Código Penal pena privativa de
Procedimiento libertad
Administrativo Artículo 438 del
en concurso ideal Código Penal
Falsedad
Genérica

12. Al respecto, en el fundamento 56 de la sentencia se señala a partir


de los informes orales ante este Alto Tribunal, que lo que se describe
como presunto delito atribuido a la beneficiaria es en concreto, el
hecho de haber recibido y tener activos de procedencia
presuntamente delictiva, cuando dichos fondos han tenido una
finalidad política y no su “blanqueo” para ser utilizado con fines
patrimoniales.

13. En ese sentido, la incidencia en la legalidad guarda conexión con


una aplicación analógica de la Ley penal como veremos.

§3. En el presente caso, la ruptura del principio de legalidad en su


variante “prohibición de la aplicación por analogía de la ley
penal’

14. En cuanto a la estructura del tipo penal, la justificación de la


imputación no calza, afectando intensamente la legalidad penal.

Delito 1
Acto atribuible
Lavado de activos
Campañas electorales 2011 y 2016

Acción tipificada
Convertir o transferir dinero, bienes,
efectos o ganancias cuyo origen
Acción realizada
ilícito conoce o debía presumir, con Recolección de fondos de campaña con
la finalidad de evitar la identificación finalidad política
de su origen, su incautación o
decomiso

Delito 2
Acto atribuible
Organización criminal
Campañas electorales 2011 y 2016

Acción tipificada Acción realizada


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KEIKO SOFÍA FUJIMORI HIGUCHI,
representada por GIULLIANA LOZA
AVALOS-ABOGADA

El agente cometa el delito en calidad de Gastos de campaña electoral


integrante de una organización criminal.

15. En esta parte, la ponencia señala que imputar a la recurrente formar


parte de una organización criminal para lavar activos, por el hecho
de liderar un partido político y recabar donaciones para gastarlas en
dos campañas electorales, es manifiestamente analógico en sede
penal, por cuanto una organización partidaria no tiene como
finalidad “lavar” dinero para beneficio patrimonial de sus
integrantes, sino más bien ejercer un derecho ciudadano a la
participación política, lo cual se encuentra garantizado por los arts.
2.17 y 31 de la Constitución. Por tanto, la sentencia -posición en la
que coincido- sostiene que forzar un tipo penal como la organización
criminal y lavado de activos sería una analogía in malam parte de la
ley penal23.

16. Precisamente, la necesidad de racionalizar el uso del derecho penal


y evitar ese “poder terrible” de los jueces (y hoy de los fiscales) de
los que hablaba Montesquieu en “El espíritu de las leyes”, proscribe
en el modelo democrático, tipificar una conducta en un tipo penal
por una acción similar, pero no idéntica.

17. Esa es precisamente una de las expresiones del principio de


legalidad, que evita que se trastoque el reparto funcional del poder,
haciendo que los jueces se conviertan en legisladores. De ese se trata
el sistema, uno donde el ejercicio de todo poder tiene límites, y en
el caso del judicial la sujeción al principio de legalidad y sus
vertientes, garantiza que este delicado rol, se ejerza en claro
resguardo de los derechos de las personas.

18. Un juez no es un legislador. Un juez expresa su respeto al derecho y


a la legalidad, cuando aplica el tipo penal con el margen de
discrecionalidad que la Constitución le otorga, pero no para
subvertir la estructura del tipo penal ni distorsionar las figuras
penales que, en su proposición típica es competencia del legislador.

19. Es lo que se proyecta en la limitación en el uso de la analogía. Como

23
Cfr. fundamento 43.
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asevera PRUNOTTO24, la analogía como ínsita al principio de


legalidad debe considerarse prohibida, cuando es analogía in malam
partem, es decir se prohíbe la generalización:

a) Como creación del derecho nuevo que implique abarcar


otras conductas no previstas por la ley, sea a través de la
extensión de los tipos objetivos, o de las formas ampliatorias
de los tipos penales como la autoría, la participación, la
tentativa.

b) Como ampliación de causas de suspensión de prescripción o


bien extendiendo los plazos de prescripción y casusas de
interrupción.

c) Cuando implique restringir la aplicación de causas de


justificación.

En el presente caso, el juzgador a instancias del Ministerio Público


pretende incubar en el tipo una conducta a través de su extensiva
punibilidad a otras conductas, con distintas finalidades.

20. En ese orden de ideas, desarrollar un proceso penal sobre la base de


imputaciones realizadas bajo la sombra de la analogía in malam
parten no puede sostenerse, aun no haya aun una sentencia, ya que
en este caso, se aprecia una acusación arbitraria del Ministerio
Público, lo cual activa la competencia excepcional del TC en estos
asuntos y sobre todo en vista de que se ha producido una vulneración
al plazo razonable (cerca de diez años), con la consabida
perturbación al desarrollo de la persona entre prisiones preventivas,
requerimientos, apremios, citaciones, entre otras.

§4. La desnaturalización del delito de organización criminal

21. El legislador democrático ha establecido que la organización


criminal tiene dos vertientes; por un lado, como delito autónomo

24
Cfr. PRUNOTTO, A. (2004). Recepción de la analogía en el derecho penal.
Cartapacio, No. 7. Disponible en:
https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=5028463, (consultado el 17 de
octubre de 2025), p. 36.
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previsto en el art. 317 del Código Penal, en los siguientes términos:


“El que forma parte de una agrupación de dos o más personas
destinada a cometer delitos será reprimido, por el solo hecho, de
ser miembro de la agrupación, con pena privativa de la libertad no
menor de tres ni mayor de seis años”. Y, por otro lado, como una
circunstancia agravante para la determinación de la pena, que se
encuentra regulada en diferentes tipos de la parte especial del
Código Penal. Por ejemplo, el art. 297, inc. 6, del Código Penal: El
hecho es cometido por tres o más personas, o en calidad de
integrante de una “organización criminal” dedicada al tráfico ilícito
de drogas.

22. El art. 317 precitado, ha sido objeto de varias modificaciones, uno


de los más importantes y siguiendo los lineamientos del art. 2 de la
Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia
Organizada Transnacional (Convención de Palermo), de 15 de
noviembre del 200025, fue la efectuada por el art. 2, de la Ley 30077,
Ley contra el crimen organizado, de 20 de agosto del 2013, en donde
se definió y estableció una serie de criterios para determinar la
existencia de una organización criminal. En este sentido, en el art.
2, numeral 1, de la referida Ley, se afirmó que, para efectos de la
presente Ley, se considera organización criminal a cualquier
organización de tres o más personas que se reparten diversas tareas
o funciones, cualquiera sea su estructura y ámbito de acción, que con
carácter estable o por tiempo indefinido, se crea, existe o funciona,
inequívoca y directamente, de manera concertada y coordinada, con
la finalidad de cometer uno o más delitos graves señalados en el art.
3 de la presente Ley.

23. En el numeral 2, de este mismo artículo, se afirmó que la


intervención de los integrantes de una organización criminal,
personas vinculadas a ella o que actúan por encargo de esta puede
ser temporal, ocasional o aislada, debiendo orientarse a la
consecución de los objetivos de la organización criminal. En su art.

25
Por “grupo delictivo organizado” se entenderá un grupo estructurado de tres o más
personas que exista durante cierto tiempo y que actúe concertadamente con el
propósito de cometer uno o más delitos graves o delitos tipificados con arreglo a la
presente Convención “con miras a obtener, directa o indirectamente, un beneficio
económico u otro beneficio de orden material”.
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3, se estableció que solo se aplica a determinados delitos26.

24. Mediante Decreto Legislativo 1244, de fecha 29 de octubre del


2016, se incorporó el Art. 317-B, del Código Penal de 1991,
referente al delito de Banda Criminal. Según esta nueva redacción,
el que forma parte de una ORGANIZACIÓN de dos o más personas
destinadas a cometer delitos será reprimido, por el solo hecho de ser
miembro de la misma, con pena privativa de la libertad no menor de
cuatro ni mayor de ocho años. De lo que se infiere, que un partido
político por su propia naturaleza, no constituye una organización
criminal.

26
Art. 3. La presente Ley es aplicable a los siguientes delitos:
- Homicidio calificado, de conformidad con el art. 108 del CP.
- Secuestro, tipificado en el art. 152 del CP.
- Trata de personas, tipificada en el art. 153 del CP.
- Violación del secreto de las comunicaciones, tipificado en el art. 162 del CP.
- Hurto agravado, robo agravado, receptación agravada y estafa agravada,
tipificados en los arts. 186, 189, 195, 196-A y 197 del CP.
- Pornografía infantil, tipificada en el art. 183-A del CP.
- Extorsión, tipificado en el art. 200 el C.P.
- Usurpación, en las modalidades tipificadas en los arts. 202 y 204 del CP.
- Delitos informáticos, en las modalidades tipificadas en los arts. 207-B y 207-C
del CP.
- Delitos contra la propiedad industrial, tipificado en el art. 222, del CP.
- Delitos monetarios, en las modalidades tipificadas en los arts. 252, 253 y 254
del CP.
- Tenencia, fabricación, tráfico ilícito de armas, municiones, explosivos y demás
delitos tipificados en los arts. 279, 279-A, 279-B, 279-C y 279-D, del Código
Penal.
- Delitos contra la salud pública, tipificados en los arts. 294-A y 294-B del CP.
- TID, tipificados en la sección II del Capítulo III, del Título XII, del libro
segundo del CP.
- Trafico de migrantes, tipificados en los arts. 303-A y 303-B del CP.
- Delitos ambientales, tipificados en los arts. 310-A, 310-B y 310-C, del CP.
- Delito de marcaje o reglaje, tipificado en el art. 317-A del CP.
- Genocidio, desaparición forzada y tortura, tipificados en los arts. 319, 320 y 321
del CP.
- Delitos contra la Administración Pública, tipificados en los arts. 382, 383, 384,
387, 393, 393-A, 394, 395, 396, 397, 397-A, 398, 399, 400 y 401 del CP.
- Falsificación de documentos, tipificado en el art. 427, primer párrafo, del CP.
- Lavado de activos, en las modalidades tipificadas en los arts. 1, 2, 3, 4, 5 y 6,
del Decreto Legislativo 1106, de lucha contra el lavado de activos y otros
relacionados a la minería ilegal y el crimen organizado.
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25. Ciertamente, de acuerdo con la doctrina y la jurisprudencia nacional,


el delito de organización criminal es un “delito autónomo, de
convergencia, peligro abstracto y de carácter permanente, que se
consuma con la mera pertenencia a una organización ilícita, de dos
o más personas, cuyo objeto es cometer delitos”27. Esta definición
es importante porque contiene los elementos necesarios para una
primera aproximación a un concepto dogmático del mismo. Esta
referencia a la “finalidad ilícita”, como un especial elemento
subjetivo del tipo, es de vital importancia para desentrañar la razón
de ser de este delito, orientada siempre a la comisión de diferentes
actos criminales expresamente tipificados por la ley, que no puede
ni debe ser ignorada por el intérprete, ampliando arbitrariamente sus
alcances por el acusador y juzgador.

26. En este contexto, la conformación y vigencia de un partido político


no tiene finalidades delictivas, ni mucho menos persigue propósitos
económicos. Por consiguiente, no se puede equiparar una finalidad
política como es la de participar de un proceso electoral, a un
propósito delictivo, como es la de promover, organizar, constituir o
integrar una organización con fines ilícitos.

§5. Un partido político no es una organización criminal

27. Uno de los derechos fundamentales y fundacionales del sistema


democrático constitucional, es el de participación política. Ello
expresa, además, la ruptura con el antiguo régimen despótico en el
que la soberanía residía en el monarca para, en un ambiente de
libertades, sean los propios ciudadanos los que formen el poder con
su cuota de libertad a través del voto.

28. Precisamente bajo el influjo de esas ideas renovadoras, se estatuye


el modelo representativo, y son, las asociaciones de personas con
afinidades ideológicas las que confluyen en lo que se denomina
partido político. Y estos son los vehículos que, desde inicios del
siglo XX hasta la actualidad, permiten justificar el régimen de poder
dentro de un ambiente de libertades y derechos.

27
Esta idea fue expuesta en la Ejecutoria Suprema recaída en el Exp. 20-2003-A.V,
de fecha 18 de octubre del 2005, fundamento 30. En la doctrina nacional, cfr. Paucar
Chappa, Marcial; El delito de Organización criminal. Lima 2016, p. 61.
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29. En ese orden de ideas, los partidos políticos son los principales
actores del modelo democrático. Su formación y permanencia no
residen en ambiciones económicas. Sus límites se desenvuelven
dentro de la fidelidad al modelo democrático y el respeto a los
derechos fundamentales.

30. No podemos perder de vista que los partidos políticos son


asociaciones cualificadas por la relevancia constitucional de sus
funciones; las cuales se resumen en su vocación de integrar, mediata
o inmediatamente, los órganos titulares del poder público a través de
los procesos electorales. No ejercen, pues, funciones públicas, sino
que proveen al ejercicio de tales funciones por los órganos estatales,
que actualizan como voluntad del Estado, la voluntad popular que
los partidos han contribuido a conformar y manifestar mediante la
integración de voluntades e intereses particulares en un régimen de
pluralismo concurrente. Los partidos son, así, unas instituciones
jurídico-políticas, elemento de comunicación entre lo social y lo
jurídico que hace posible la integración entre gobernantes y
gobernados, ideal del sistema democrático28.

31. Por tanto, adscribir a un partido político un patrón delictivo, es


desnaturalizar la esencia de la democracia, lo que a todas luces
resulta un exceso de los órganos persecutores del delito.

32. En efecto, perseguir a un partido político etiquetándolo como una


organización criminal, es involucrar a todos sus militantes, a sus
electores, y a sus simpatizantes. Es finalmente judicializar la política
con el claro objetivo de eliminar a un sector adversario, bajo el uso
aparente del Derecho. Ello desde la perspectiva de un guardián de la
Constitución, como es el caso del Tribunal Constitucional, no puede
sino ser censurado y calificado como una conducta antidemocrática
y decimonónica. Pareciera que volvemos al absolutismo, donde la
justicia es utilizada por quien detenta el poder para perseguir a los
adversarios. Tal vez la única diferencia resulta que, en el siglo XVII
se temía al poder de control del Rey hacia los jueces, hoy en cambio,
el temor es al poder de quienes confluyen en el sistema persecutorio.

28
Cfr. Sentencia del Tribunal Constitucional de España 48/2003, fundamento 5, tercer
párrafo.
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§6. ¿Son los partidos políticos autarquías exentas de control penal?

33. Por supuesto que no. Es verdad que al interior de una organización
política se pueden constituir eventos delictivos; sin embargo, ellos
no solo deben ser debidamente tipificados sino además
individualizados. Como, por ejemplo: el caso de sobornos, el
cohecho, el desvío de fondos para beneficios personales, su ingreso
en el patrimonio del dirigente o militante, entre otras modalidades.
Ciertamente, estos hechos son delictivos, y merecen el reproche
penal.

34. Distinto es el caso del financiamiento, una problemática que


enfrentan las democracias contemporáneas, sobre todo cuando los
ingresos no son transparentes, estatuyéndose por ello, en el derecho
comparado varios modelos de control.

§7. Las campañas electorales y su financiamiento: una problemática


de las democracias contemporáneas

35. La afirmación de la democracia constitucional, que se expresa a


través del ejercicio activo del derecho de participación política, su
ampliación cada vez mayor a todos los sectores de la sociedad,
traduciendo con ello -como expresión fundamental el sufragio
universal- ha reconfigurado el proceso de formación del poder y el
modo de acceder al gobierno.

36. En efecto, todo ello implica la formación de partidos políticos y la


difusión de la doctrina, planes y programas de gobierno, lo que
demanda -qué duda cabe-, el uso ya no solamente de los habituales
medios de difusión (pancartas, mosquitos, volantes, banners, etc.),
sino el acceso a los grandes medios de comunicación a través de la
televisión, radio, prensa, y en tiempos actuales, las redes sociales.

37. En la misma línea Tuesta señaló lo siguiente:

“Quien cree que una campaña es sólo gastos de televisión, se equivoca.


Una campaña incluye un sinnúmero de recursos que es necesario poner
en movimiento. Un partido político debe invertir en spots televisivos
(el costo varía según el canal, el día y la hora contratada), la producción
de los mismos (varía según su complejidad), propaganda radial,
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paneles callejeros, propaganda en periódicos, murales, afiches,


ediciones variadas (programas, manuales, etc.) volantes, revistas,
gacetillas y otros. Algunos partidos y/o candidatos, de mayores
recursos, recurren a compañías de publicidad que elaboran parte o
totalidad de la campaña electoral. Pero, además, los partidos organizan
giras para lo cual se movilizan en diversos tipos de transporte, por
necesidades de eficiencia, la mayoría en avión (alguno de propiedad
privada). Los candidatos no van solos de gira, sino en comitivas
compuestas de candidatos y dirigentes partidarios. En la ciudad
escogida contratan hoteles, realizan propaganda especial (paneles,
pancartas, afiches), alquilan un estrado, equipo de sonido y de luz”29.

38. Es por ello que, las campañas electorales llevan aparejadas inmensos
presupuestos económicos, los cuales se han podido notar desde hace
ya varias décadas en el Perú, así como en el mundo, lo que obliga a
la recaudación de aportes.

39. En el caso peruano, el gasto económico realizado en la campaña


electoral del Frente Democrático (FREDEMO) en 1990, marcó un
punto de partida que se ha venido repitiendo en cada nuevo proceso.

40. Debo recordarse las memorias de Mario Vargas Llosa, en ese


momento candidato presidencial, quien en “El pez en el agua”
precisamente, advierte su sorpresa de los aportes para su campaña:

“Entre la primera y la segunda vuelta, una de las tretas que urdió el


gobierno para desprestigiarnos consistió en hacer designar, por la
mayoría del Congreso, una comisión que citara a los candidatos a fin
de que revelaran a cuánto ascendían sus gastos de campaña y sus
fuentes de financiamiento. Recuerdo las miradas escépticas de los
senadores de aquella comisión cuando les expliqué que no podía
decirles cuánto llevábamos gastado en la campaña porque no lo sabía
y las razones por las que no había querido saberlo. Terminada la
segunda vuelta y pese a no existir ley que nos obligara a ello, a través
de Felipe Thorndike y del jefe de campaña del Frente, Freddy Cooper,
informamos a aquella comisión de nuestros gastos. Y así me enteré yo
también de que habíamos recibido y gastado en esos tres años el
equivalente de unos cuatro millones y medio de dólares (tres cuartas
partes de ellos en avisos televisivos). La cifra, modesta para otras
campañas latinoamericanas —si se piensa en Venezuela o Brasil—, es

29
Tuesta, F. Facturas de la campaña. Disponible en:
http://blog.pucp.edu.pe/blog/fernandotuesta/1990/05/27/facturas-de-la-campana/
(consultado el 10 de octubre de 2025)
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desde luego elevada para el Perú. [...]”30. [Énfasis nuestro].

41. En los procesos electorales siguientes el financiamiento se fue


convirtiendo en una necesidad para acceder al poder por el gasto que
demanda, sobre todo la publicidad en los medios de comunicación.
Recuérdese que, en audiencia, el fiscal del caso, José D. Pérez
cuando se le preguntó sobre el destino final de los fondos, y por qué
no se enjuicio a los medios de comunicación, no pudo absolver dicha
pregunta. La razón, un delito de lavado con procedencia de dinero
ilícito necesariamente debe llegar hasta el destino final de los
mismos, con la pérdida de dominio de dichos recursos. Ello
técnicamente devela la deficiente tipificación de esta figura,
evidenciándose con ello, un trastocamiento de la finalidad de la
justicia y de legalidad de la persecución.

42. El financiamiento político qué duda cabe, es un problema. Y no solo


en el Perú, en el resto del mundo democrático también; es por ello
por lo que se teorizan modelos de financiamiento hacia las
organizaciones políticas con la finalidad de poner controles a los
excesos de recursos y, en otros casos, al ingreso de dineros de origen
ilícito.

43. En el caso peruano, la limitación al financiamiento privado se ha


venido regulando en sede administrativa desde inicios de los años
dos mil. Una primera norma aprobada por Ley 28094 Ley de
Partidos Políticos, publicada en “El Peruano” el 1 de noviembre de
2003, estableció límites, controles, y sanciones administrativas.

44. Pero esto es una difícil línea que podemos visualizar hoy en
perspectiva. Qué duda cabe que, todos los partidos procuran fondos
privados para poder solventar el gasto en campaña, sobre todo, y
constan datos al respecto, el pago de facturas millonarias a los
medios de comunicación. Pretender por ello, estigmatizarlos o
calificarlos como ilegales desde un púlpito jurídico, sin duda es una
aberración decimonónica injustificable que se plasma en una
intervención del sistema judicial excesiva en el ejercicio del derecho
de participación en la vida política nacional, de forma individual y

30
Vargas Llosa, M. El Pez en el agua, Seix Barral Biblioteca Breve, Lima, 1993, p.
89.
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colectiva.

§8. El financiamiento político como infracción administrativa y como


delito

45. Un cuadro de Manuel Zovatto elaborado el año 2016, da cuenta del


avance de la legislación en cuanto al control del financiamiento
privado en América Latina. En este se advierte que no existen
prohibiciones para los aportes de personas jurídicas ni tampoco de
fuente anónima en el Perú hasta ese año. Veamos:

Prohibiciones al origen de las contribuciones privadas en


América latina31

Organizacione
País Extranjeras s políticas y Personas Contratistas Anónimas
sociales jurídicas de Estado
Argentina Sí Sí Sí Sí Sí
Bolivia Sí Sí No Sí Sí
Brasil Sí Sí Sí Sí Sí
Colombia Sí Sí Sí Sí Sí
Costa Rica Sí Sí Sí Sí Sí
Chile Sí Sí Sí Sí Sí
Ecuador Sí No No Sí Sí
El Salvador Sí Sí No No Sí
Guatemala Sí Sí No No Sí
Honduras Sí No Sí Sí Sí
México Sí Sí Sí Sí Sí
Nicaragua No No No No Sí
Panamá Sí No Sí No Sí
Paraguay Sí Sí Sí Sí Sí
Perú Sí No No Sí No
Rep. Dominicana Sí No No No No
Uruguay Sí Sí Sí Sí Sí
Venezuela Sí No No Sí Sí

46. Como se puede observar, el financiamiento político tenía, como


tiene hasta la actualidad, un alto nivel de posturas enfrentadas, al
punto que, en tiempos recientes, se ha optado por tipificar

31
ZOVATTO, D. El financiamiento político en América latina, en Revista Studia
Politicae, No. 40, Córdoba, 2016-2017, p. 39.
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determinados actos como ilícitos. De esta manera, la Ley 30997,


publicada el 27 de agosto del 2019 tipifica el delito de
financiamiento prohibido de organizaciones políticas hasta con ocho
años de pena privativa de libertad.

47. La fórmula marca un nuevo modelo. Uno mixto, es decir, aportes


económicos que pueden dar lugar a sanciones administrativas, y
otros casos, a reproches penales. Se trata así, de optimizar el
ejercicio de la participación con un marco normativo de reglas claras
tanto para las actividades del partido político como de los
candidatos.

48. Sin duda, en tiempos actuales, el aporte debe tener origen conocido.
Y debe además estar expuesto a permanente control de parte de los
estamentos electorales. Pero en lo que es de suma relevancia, debe
haber una potencial responsabilidad de los partidos y de los
candidatos, en la medida que, en caso de no cumplir con las reglas
de juego en materia del uso de recursos, haya un régimen de
infracciones y sanciones eficaces.

49. Ahora bien, el derecho penal siempre es de última ratio, lo que


significa que, la concreción del financiamiento como tipo delictivo
debe incubar plenamente tanto el elemento objetivo como subjetivo;
sensu contrario, estamos ante una mera infracción de índole
administrativa.

50. Sin embargo, este nuevo cuadro, recién tiene amparo en el Perú, a
partir de la promulgación de la Ley 30997, publicada el 27 de agosto
del 2019, con la que se incorpora el delito de financiamiento
prohibido de organizaciones políticas.

§9. El lawfare y la a politización de la persecución penal

51. Conforme señalé en mis fundamentos de voto en las sentencias


recaídas en los Expedientes 2803-2023-HC/TC (Caso: José
Chlimper Ackerman) y 02045-2024-PA/TC (Caso: Humberto
Acuña Peralta), estamos ante el fenómeno de la politización de la
justicia, o lo que es lo mismo, la judicialización de la política.
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52. Etimológicamente, el lawfare proviene de la conjunción de dos


vocablos de la lengua inglesa: “law” (Derecho o ley) y “warfare”
(guerra). Esta expresión fue acuñada por Dunlap32, haciendo
referencia al uso de las leyes como medios para conseguir objetivos
militares, en otras palabras, a la instrumentalización del Derecho en
situaciones de guerra.

53. En el campo político, este concepto primigeniamente entendido


como persecución de las izquierdas por el conservadurismo ha ido
evolucionando, según el paso del tiempo. Además, en la región de
América Latina ha adquirido ciertas particularidades. En ese sentido,
el lawfare se refiere, entre otros, al “uso indebido de instrumentos
jurídicos para fines de persecución política, destrucción de imagen
pública e inhabilitación de un adversario político”33. Así, esa
persecución política se judicializa de tal manera que, en dichos
procesos, se dan flagrantes violaciones a normas jurídicas
constitucionales acaecidas en muchos casos de forma autónoma por
los órganos constitucionales de carácter funcional que reaccionan
implacablemente través del uso del Derecho convalidando un
discurso mediático con capacidad fáctica de dominio y que el juez
no puede contener por la presión de la opinión pública, trastocando
así su sagrada misión de impartir justicia con independencia e
imparcialidad.

54. Ciertamente, la función judicial en dicho contexto evidencia una


distorsión en su rol. Zaffaroni señala que el lawfare, como parte de
la difusión de falsedades, se vale de “algunos funcionarios llamados
jueces y con consecuencias inmediatas de prisionización y
estigmatización de las personas contra las que se dirigen”34. En ese
sentido, consentir el uso indebido del Derecho no solo afecta de

32
Vid. Dunlap, C. (2001). Law and Military Interventions: Preserving Humanitarian
Values in 21st Conflicts. En Humanitarian Challenges in Military Intervention
Conference, Harvard University
33
Vollenweuder, C. & Romano, S. (2017). Lawfare. La judicialización de la política
en América Latina. Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG),
p.1.
34
Zaffaroni. (2019). “Prólogo”. En Lawfare. Guerra judicial y neoliberalismo en
América Latina, Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG),
p.10.
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manera negativa a la institucionalidad del sistema de justicia, sino


también a los usuarios de ésta, en tanto se vulneran sus derechos
fundamentales.

55. La doctrina señala que el lawfare se manifiesta de manera


paradigmática en los casos vinculados con la presunta corrupción,
puesto que algunos operadores del sistema de justicia consideran
que en dicho escenario se justifica la flexibilización de los derechos
fundamentales de los investigados y procesados. Sin embargo, debe
recordarse lo siguiente:

El magistrado deberá argumentar que su respuesta permite


salvaguardar aquellos bienes jurídicos tutelados mediante el castigo de
delitos de corrupción. Pero también deberá hacerlo mediante una
meticulosa protección de las garantías fundamentales del acusado. El
castigo de la corrupción, sin un respeto básico del derecho al debido
proceso, con el fin de socavar la credibilidad o chances electorales de
un político profesional, configuraría un ejemplo paradigmático de
lawfare35.

56. Lamentablemente, el Perú no es extraño al uso indebido del Derecho


con estos propósitos. Al respecto, se ha documentado que el
fenómeno del lawfare ha conllevado al uso de imputaciones de
manera maliciosa, usualmente vinculadas con delitos de lavado de
activos u organizaciones criminales; el uso abusivo de la prisión
preventiva, presión política al resto de operadores del sistema de
justicia, en dichos casos36.

57. En suma, el lawfare no puede ser aceptado en un Estado


Constitucional en el que se respetan los derechos fundamentales, es
decir, en un modelo democrático constitucional; permitir que dicha
figura sea usada sin reproche alguno, resquebraja el sistema judicial
y político. Entonces pasamos hacia un modelo en el cual ya no hay

35
Laise, L. (2023) La defectuosa construcción del lawfare como mito en Brasil y
Argentina: entre la pesadilla y el noble sueño de la neutralidad política en la justicia
penal. Ius et Veritas, N° 67, diciembre 2023, p. 217.
36
Cfr. Latorre, D. (2024). ¿Lawfare en el Perú? Guerra jurídica, política, justicia y
medios de comunicación. Tesis para obtener el grado académico de Magíster en
Ciencia Política y Gobierno con Mención en Políticas Públicas y Gestión Pública.
Pontificia Universidad Católica del Perú, p. 47 y ss.
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administrados sino enemigos, por tanto, se imputan


retroactivamente delitos, y se fuerzan por analogía los tipos para
castigar a los políticos, sobre todo, a quienes se enfrenta como
adversarios.

§10. La necesidad de una reforma estructural del sistema de justicia


penal

58. El modelo humanista que se diseñó y legisló, tanto en el Código


Penal de 1991, como en el Código Procesal Penal de 2004, ha sido
desdibujado de sobremanera. Soy testigo, ya desde hace más de dos
décadas, del retroceso de las garantías del debido proceso y el
repliegue de la libertad a favor de posiciones populistas o de la nueva
penología, hoy en boga.

59. Estas dos nuevas propuestas de política criminal son las que, de
manera alterna, van desgastando todo lo que se había avanzado en
torno a la reforma del sistema de justicia penal en nuestro país, desde
aquel lejano año de 1991. No importa ya el hacer frente de manera
eficaz el conflicto social generado por el delito, sino el mensaje, la
apariencia de eficacia, el “simbolismo” de una justicia penal
draconiana y dirigida a buscar réditos políticos.

60. Me refiero, claro está, a quienes como en el presente caso, han


venido por cerca de diez años, sustentando una acusación sin
derrotero justo, deconstruyendo los tipos penales para encajar las
conductas imputadas a la beneficiaria en supuestos tipos penales. Lo
cual, además se ha proyectado como referente, para que fiscales y
jueces actúen en varios casos sustanciando casos sin credibilidad
típica, imponiendo prisiones preventivas como condenas
adelantadas, entre otras acciones incompatibles con el modelo
democrático constitucional.

61. Lo arriba descrito es, qué duda cabe, un panorama sombrío, pero que
estoy seguro podrá ser corregido por las nuevas generaciones de
jueces y fiscales que harán prevalecer la Constitución Política del
Estado como modelo infranqueable para el diseño y desarrollo del
proceso penal en nuestro país. Perseguir al que delinque, despojarlo
de todo móvil político o mediático, es el objetivo de una judicatura
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LIMA
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representada por GIULLIANA LOZA
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moderna compatible con el constitucionalismo.

62. BECCARIA, autor de Dei Delitti e delle Pene (1764), en medio del
clima de opresión de la inquisición, lanzó su libro revolucionario y
concluyó que “solo las leyes pueden decretar las penas de los delitos;
y esta autoridad debe residir únicamente en el legislador, que
representa toda la sociedad unida por el contrato social. Ningún
magistrado (que es parte de ella) puede con justicia decretar a su
voluntad penas contra otro individuo de la misma sociedad. Y como
una pena extendida más allá del límite señalado por las leyes
contiene en sí la pena justa, y otra más en la extensión, se sigue que,
ningún magistrado bajo pretexto de celo o de bien público, puede
aumentar la pena establecida”37.

63. Esta afirmación del jurista italiano, pese a los siglos que han
transcurrido, sigue teniendo plena vigencia en la actualidad. Si bien
es cierto se conserva el respeto del principio de legalidad -y a veces
solo de la “mera legalidad”-, lo que es evidente es que aún se
producen desbordes al marco de la ley, intentos no siempre fallidos
de aplicación arbitraria de la ley penal de manera retroactiva y
analógica, justificando este desborde en razones de Estado, lucha
contra la corrupción, consignas político-partidarias, o en el peor de
los casos, desconocimiento la teoría del poder (ámbito del derecho
constitucional democrático poco estudiado en el Perú).

64. A fin de evitar el desborde del poder punitivo del Estado, asentado
en esa cabeza bifronte que hoy arremete con el modelo de proceso
humanista, nos referimos a la nueva penología y el populismo penal;
es necesario anteponerle un dique de contención, que recupere todas
las garantías del debido proceso y del sistema acusatorio con ribetes
adversariales. Ya no se trata solo de la reforma textual del CPP, de
la recuperación de sus normas más garantistas, sino de forjar y poner
en vigencia un nuevo modelo al que denominaré, junto con Londoño
Ayala, “el proceso penal constitucionalizado”38.

37
Cesar Bonesana, Marqués de Beccaria (1978). Tratado de los delitos y de las Penas,
Heliasta, Buenos Aires, p. 61.
38
Londoño Ayala, César Augusto (2019). Derecho Procesal Penal, Ediciones Nueva
Jurídica, Bogotá, p. 371.
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representada por GIULLIANA LOZA
AVALOS-ABOGADA

65. En definitiva, lo que importa es que en el sistema penal que se ha de


refundar, se refuerce el marco garantista, con un juez y fiscal
rigurosos y leales al marco constitucional y legal. Actores que, en el
objetivo de perseguir el delito, tiendan a resguardar el interés de la
sociedad, pero también la ley, los derechos y la justicia.

S.

GUTIÉRREZ TICSE
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representada por GIULLIANA LOZA
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VOTO SINGULAR DE LA MAGISTRADA


PACHECO ZERGA

Veo necesario apartarme de la decisión de la mayoría, con el mayor


respeto hacia mis colegas magistrados, por las siguientes razones:

Delimitación del petitorio

1. El objeto de la demanda en el presente caso es que se declare la


nulidad de:

a. La Resolución 35 (Incidente 186), de fecha 12 de setiembre de


2022, emitida por el Cuarto Juzgado de Investigación Preparatoria
Nacional, que declaró infundada la excepción de naturaleza de
acción deducida por la defensa de doña Keiko Sofía Fujimori
Higuchi en el proceso que se le sigue por el delito de lavado de
activos39.

b. La Resolución 46 (Incidente 186), de fecha 6 de octubre de 2022,


expedida por el Cuarto Juzgado de Investigación Preparatoria
Nacional, que declaró infundada la excepción de naturaleza de
acción invocada por la defensa de la favorecida en el proceso que
se le sigue por el delito de organización criminal.

c. La Resolución 110 (Incidente 186), de fecha 30 de noviembre de


2023, emitida también por el Cuarto Juzgado de Investigación
Preparatoria Nacional, por la que se dictó auto de enjuiciamiento
por el delito de lavado de activos.

d. Todos los actos precedentes del proceso seguido desde el inicio de


las investigaciones preliminares tramitados en la Carpeta Fiscal
55-2017 (acumulada Carpeta Fiscal 80-2017 y 12-2016).

2. A continuación, analizaremos el objeto de la pretensión en el caso de


autos y la decisión mayoritaria que la resuelve:

39
Cfr. Expediente 0299-2017.
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Sobre la sustracción de la materia respecto del cuestionamiento de la


Resolución 110

3. En primer lugar, la sentencia en mayoría declara la sustracción de la


materia respecto del cuestionamiento de la Resolución 110 (Incidente
186), de fecha 30 de noviembre de 2023, emitida por el Cuarto
Juzgado de Investigación Preparatoria Nacional, que dictó auto de
enjuiciamiento por el delito de lavado de activos contra la favorecida.
Al respecto, señala que el Décimo Juzgado de Investigación
Preparatoria Nacional, con fecha 02 de julio del año 2025, expidió la
resolución 2, que declara la nulidad de oficio del auto de
enjuiciamiento contenido en la Resolución 110 de fecha 30 de
noviembre del 2023, en el proceso penal seguido contra la
beneficiaria.

4. En adición a lo expuesto, cabe indicar que el Tercer Juzgado Penal


Colegiado Nacional mediante Resolución 64 de fecha 13 enero de
2025 , declaró fundado el pedido de aplicación de los efectos de la
sentencia recaída en el Expediente 02803-2023-HC/TC40; nula la
Resolución 1, Auto que cita a juicio oral para el 25 de enero de 2025,
hasta la Resolución 66 y demás actos procesales efectuados por ese
órgano jurisdiccional, remitiéndose al juez de investigación
preparatoria para que proceda conforme a sus atribuciones,
correspondiente al proceso seguido en contra de la favorecida, por los
presuntos delitos de organización criminal, lavado de activos y falsa
declaración en proceso administrativo41.

5. Asimismo, mediante Resolución 76 de fecha 31 de marzo de 2025,


la Segunda Sala Penal de Apelaciones Nacional de la Corte
Superior Nacional de Justicia Penal Especializada confirmó la

40
En la sentencia recaída en el Expediente 02803-2023-PHC/TC, el Tribunal
Constitucional declaró fundada la demanda a favor de don José Chlimper Ackerman, por
lo que declaró nula la acusación fiscal de fecha 11 de marzo de 2021, y nula la Resolución
28, de fecha 18 de abril de 2022, en el extremo en el que se menciona al referido
demandante, emitidas en el proceso penal 00299-2017. Cabe precisar que el señor
Chlimper tiene la calidad de coprocesado junto con la favorecida del presente habeas
corpus, lo que determinó que ésta también solicitara a su favor la aplicación de los
efectos de la citada sentencia constitucional, lo que finalmente ocurrió.
41
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(consultado el 7 de octubre de 2025).
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representada por GIULLIANA LOZA
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citada Resolución 64, por lo que los efectos de la sentencia recaída


en el Expediente 02803-2023-PHC/TC también se aplicaron a la
favorecida Keiko Fujimori42.

6. En conclusión, la citada Resolución 110 (Incidente 186), de fecha 30


de noviembre de 2023, habría sido declarada nula, por lo que, en este
extremo, coincido con la sentencia en mayoría sobre la sustracción de
la materia y la consiguiente improcedencia de este pedido.

Sobre la modalidad de habeas corpus en el presente caso: ¿restringido


o preventivo?

7. La sentencia afirma que el habeas corpus de carácter restringido se


puede presentar en aquellos casos en los cuales si bien no existe sobre
el beneficiario alguna medida privativa de libertad personal (prisión
preventiva o pena privativa de la libertad efectiva) o que restrinja de
algún modo su libertad de tránsito (comparecencia restringida, pena
privativa de la libertad suspendida), se encuentre comprometido el
límite de razonabilidad en la duración del proceso penal que se le
sigue al favorecido y que lo mantenga sojuzgado a un estado de
permanente sospecha, además de ser objeto de investigaciones
fiscales desprovistas de objetividad y proporcionalidad43.

8. La sentencia señala además que, conforme a lo expuesto, una


investigación del Ministerio Público que resulte atentatoria del
derecho al plazo razonable permite la interposición de un hábeas
corpus.

9. Sobre el particular, estoy de acuerdo con esa afirmación, en tanto una


investigación fiscal que exceda los límites temporales que establece
la ley configura sin lugar a duda en contra del imputado un estado de
sospecha permanente, que lo limita inexorablemente en el pleno
ejercicio de su libertad personal. Por esa razón es que suscribí la
sentencia recaída en el Expediente 04911-2022-PHC/TC, en el que el
demandante estuvo sometido a una investigación fiscal por más de
siete años de manera irrazonable, sin que de su parte haya existido

42
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(consultado el 7 de octubre de 2025).
43
Fundamento 8 de la sentencia.
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una actuación dilatoria. Y, más bien, se determinó que la demora en


la tramitación de la investigación correspondió al actuar negligente
del Ministerio Público, lo que incluso fue confirmado por el Poder
Judicial44.

10. En atención a lo expuesto, para afirmar la procedencia de un habeas


corpus restringido frente a investigaciones fiscales de duración
excesiva, se tendría que acreditar, a mi criterio, que la demora de la
investigación fiscal es de responsabilidad exclusiva de la autoridad a
cargo. Lo que, a mi entender, y con el mayor respeto por lo decidido
por mis colegas, es prematuro de determinar, como detallaré más
adelante. A la vez, no puedo negar que, prima facie, coincido en
considerar excesiva la duración de la investigación fiscal y su
tramitación durante los años pasados.

11. De lo expuesto precedentemente, la sentencia entiende que en el caso


procede un habeas corpus de carácter restringido. Sin embargo,
posteriormente la sentencia afirma que, al haberse declarado nulo de
oficio el auto de enjuiciamiento contenido en la Resolución 110 de
fecha 30 de noviembre del 2023 −lo que implica retrotraer el proceso
a la fase intermedia−, subsiste un estado de amenaza sobre la libertad
individual de la favorecida, lo que se ha visto confirmado con la
presentación de un nuevo requerimiento de acusación fiscal con fecha
02 de julio del 2025, en la que se ha solicitado para la beneficiaria una
pena privativa de libertad de 35 años45.

12. A tal efecto, la sentencia señala lo siguiente:

22. Como ha establecido en forma reiterada nuestra


jurisprudencia, para que un estado de amenaza pueda
configurarse como tal se requiere que la misma aparezca no
solo como probable o cierta, sino además como inminente o
cercana. Tales condiciones se corresponden con el actual
estado de cosas pues los términos de la imputación por
parte del Ministerio Público en esencia continúan
subsistentes al igual que la penalidad solicitada para la
favorecida, la que incluso se ha visto ampliada conforme

44
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4911-2022-HC.pdf (consultado el 9 de octubre de 2025).
45
Fundamentos 20 y 21 de la sentencia.
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aparece del nuevo pedido del Ministerio Público al que


antes se ha hecho referencia (de los 30 años y diez meses
de prisión, se solicita ahora y como antes ha sido
mencionado 35 años de pena privativa de la libertad) […]
(énfasis agregado)

13. De acuerdo a la jurisprudencia del Tribunal Constitucional, para


determinar si la amenaza de un derecho es inminente hay que
establecer, en primer lugar, la diferencia entre actos futuros remotos
y actos futuros inminentes. Los primeros son aquellos actos inciertos
que pueden o no suceder, mientras que los segundos son los que están
próximos a realizarse, es decir, su comisión es casi segura y en un
tiempo breve46. Además, de acuerdo a lo antes señalado, la amenaza
debe reunir determinadas condiciones; a saber: a) debe ser cierta, es
decir, que exista un conocimiento seguro y claro de la amenaza a la
libertad, dejando de lado conjeturas o presunciones; y, b) la
inminencia de que se produzca el acto vulnerador, esto es, que el
atentado a la libertad personal esté por suceder prontamente o en
proceso de ejecución, no reputándose como tal los simples actos
preparatorios47.

14. Respecto a lo señalado en este punto de la sentencia, discrepo porque


que se está indicando, expresamente, que se configuraría una
amenaza cierta e inminente en el presente caso por la formulación de
una acusación fiscal, lo que constituye un quiebre en la jurisprudencia
uniforme que tiene este Tribunal Constitucional, en el sentido de que
el requerimiento de acusación fiscal no incide en la libertad personal
del investigado48, salvo en supuestos excepcionales como en la
sentencia recaída en el Expediente 04911-2022-PHC/TC citada
supra. Este cambio, debido al impacto que producirá en las
decisiones, exige precisar los requisitos para amparar otros casos en
los que se alegue una amenaza similar.

15. Personalmente, considero que, en puridad y en consonancia con la


jurisprudencia constitucional vigente, no existe una amenaza cierta e
inminente, justamente porque la acusación fiscal tiene que ser
controlada por el juez a cargo de la etapa intermedia, lo que además

46
Cfr. STC. Expediente 02484-2006-PHC/TC.
47
Cfr. STC. Expediente 01823-2012-PHC/TC.
48
Cfr. STC. Expedientes 03772-2023-PHC, 00515-2024-PHC, 02874-2024-PHC,
05149-2014-PHC, entre otros.
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implicará, recién, el desarrollo del juicio oral. Además, es en esta


etapa procesal en el que la imputación formulada por la fiscalía puede
finalmente ser desvirtuada por la parte acusada, lo que determinará
un fallo absolutorio. En consecuencia, a mi entender, no existe en este
caso una amenaza cierta e inminente, como manifiesta la sentencia de
autos.

16. Sin embargo, tampoco se puede silenciar que, lamentablemente, la


actuación fiscal y judicial en el procesamiento de la demandante no
se ha caracterizado por su respeto al debido proceso razón por la cual
el mismo Poder Judicial aplicó, al proceso que se le seguía, el criterio
de nuestra sentencia recaída en el Expediente 02803-2023-HC/TC.

17. No obstante, soy de la opinión que en este caso: a) no se puede


configurar un habeas corpus de carácter restringido, debido a que es
prematuro afirmar que exista demora en la investigación fiscal, por
responsabilidad exclusiva de la autoridad a cargo, conforme detallaré
más adelante al referirme al plazo razonable; y b) tampoco se puede
invocar un habeas corpus de carácter preventivo, debido a que el
requerimiento de acusación fiscal, como ya lo reconoce la
jurisprudencia de este Tribunal Constitucional, no incide en la
libertad personal y tampoco configura una amenaza cierta e
inminente, en tanto es posible que pueda ser desvirtuada en el
desarrollo del proceso penal, con la posterior emisión de una
sentencia absolutoria.

Sobre los cuestionamientos a las resoluciones 35 y 46

Sobre la firmeza de las resoluciones 35 y 46

18. La sentencia en mayoría señala que las resoluciones 35 y 46, que


declaran infundada las excepciones de improcedencia de la acción por
los delitos de lavado de activos y organización criminal, deducidos
por la defensa de la favorecida, no son susceptibles de ser apelados.
En consecuencia, no se les es exigible el requisito de firmeza previsto
en el artículo 9 del Nuevo Código Procesal Constitucional49.

19. Este dato es fundamental porque, como señala expresamente la


sentencia, (…) en el caso de las resoluciones judiciales 35, de fecha

49
Fundamentos 23 a 28 de la sentencia.
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12 de setiembre de 2022 y 46, de fecha 6 de octubre de 2022, se


formularon recursos de apelación tal y como aparece de las actas de
las audiencias de control de acusación que forman parte del
expediente (fojas 46 en el caso de la primera y fojas 32 en el caso de
la segunda) […]50.

20. El artículo 9 del Nuevo Código Procesal Constitucional indica


expresamente que “el habeas corpus procede cuando una resolución
judicial firme vulnera en forma manifiesta la libertad individual y la
tutela procesal efectiva”. Asimismo, la jurisprudencia de este
Tribunal Constitucional ha precisado que la firmeza de una resolución
judicial debe entenderse como aquella contra la que se han agotado
los recursos previstos por la ley procesal de la materia51.

21. En el presente caso se cuestionan dos resoluciones que declararon


infundadas las excepciones de improcedencia de acción invocadas
por la defensa de la beneficiaria. Sobre el particular, el Código
Procesal Penal de 2004 señala lo siguiente:

Artículo 352 Decisiones adoptadas en la audiencia


preliminar. -
(…)
3. De estimarse cualquier excepción o medio de defensa,
el Juez expedirá en la misma audiencia la resolución que
corresponda. Contra la resolución que se dicte, procede
recurso de apelación. La impugnación no impide la
continuación del procedimiento [énfasis agregado].
(…)

22. La sentencia indica que, conforme lo dispone el artículo 352.3 del


citado Código Procesal Penal, solo es susceptible de apelación las
resoluciones que declaren fundadas las excepciones o medios de
defensa técnicos y no aquellos casos en los que se declaren
infundadas, improcedentes o inadmisibles, es decir, de carácter
desestimatorio52. Respalda su interpretación en un Acuerdo Plenario
del año 202353.

50
Fundamento 23 de la sentencia.
51
Cfr. STC Expediente 04107-2004-HC/TC.
52
Fundamento 26 de la sentencia.
53
Acuerdo Plenario 02-2023-CSN emitido con fecha 22 de octubre del 2023 en el marco
del III Pleno Jurisdiccional 2023 por la Corte Superior Nacional de Justicia Penal
Especializada.
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23. No coincido con esa interpretación por dos razones. La primera


porque se realiza una lectura literal y restrictiva del artículo 352.3 del
Código Procesal Penal, la cual lleva a concluir que los investigados
que hayan tenido una decisión desfavorable a una excepción o
defensa técnica no pueden solicitar la revisión de lo decidido en una
instancia superior. Lo cual vulnera el derecho a la tutela jurisdiccional
efectiva y el principio de pluralidad de instancias. Y, además, porque
el último Acuerdo Plenario de la Corte Suprema se inclina por una
interpretación distinta a la invocada en la sentencia.

24. Atendiendo a una interpretación sistemática del Código Procesal


Penal, es posible que las resoluciones judiciales que desestimen una
excepción o defensa técnica puedan ser susceptibles de apelación.
Así, el artículo 416 inciso 1° indica lo siguiente:

Artículo 416 Resoluciones apelables y exigencia formal. -


1. El recurso de apelación procederá contra:
a) Las sentencias;
b) Los autos de sobreseimiento y los que resuelvan
cuestiones previas, cuestiones prejudiciales y excepciones,
o que declaren extinguida la acción penal o pongan fin al
procedimiento o la instancia (énfasis agregado)
(…)

25. Se advierte, entonces, que son pasibles del recurso de apelación los
autos que resuelven excepciones, sin que la norma distinga entre
decisiones estimatorias o desestimatorias, por lo que se debe aplicar
el principio jurídico clásico de no distinguir donde la ley no
distingue54.

26. Confirma esta interpretación el que la Sala Penal Permanente de la


Corte Suprema55 haya manifestado que el artículo 352.3 del Código
Procesal Penal debe interpretarse de manera favorable al imputado,
en los siguientes términos:

Octavo. La disfuncionalidad de la interpretación literal


formalista reside en que, si se entiende “estimarse” como
sinónimo o equivalente de “fundabilidad”, carecería de
sentido que el legislador haya establecido, en la misma norma

54
Ubi lex non distinguit, nec nos distinguere debemus.
55
Casación 1704-2022 TACNA.
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procesal, que “contra la resolución que se dicte, procede


recurso de apelación” y que “la impugnación no impide la
continuación del procedimiento”. Puesto que si se declara
fundada la excepción el proceso concluye y no habría cosa
alguna que continuar. Como se aprecia, el propio texto no
constriñe que la apelación solo pueda formularse ante la
fundabilidad de la excepción o medio de defensa técnico.

Se añade, asimismo, que en virtud del principio pro actione y


la tutela judicial efectiva —en su vertiente de acceso a la
justicia— solo la exégesis concordante y sistemática es
adecuada y válida. Así, el sentido correcto del artículo 352,
numeral 3, del Código Procesal Penal estriba en que todos
los autos que resuelven una excepción o cualquier medio
técnico de defensa —sean fundados, infundados,
improcedentes e inadmisibles (según la terminología
utilizada)— son susceptibles del recurso de apelación en
la forma y el modo que prevé la ley procesal. Todo lo cual,
se condice con la línea jurisprudencial que esta Sala Penal
Suprema estableció en otros casos (énfasis agregado).

27. A mayor abundamiento, el Pleno Jurisdiccional Nacional Penal y


Procesal Penal del año 2025, realizado con 113 jueces superiores de
los 35 distritos judiciales del país, acordaron, entre otras cosas, lo
siguiente: “Procede recurso de apelación contra resoluciones
desestimatorias de excepciones de improcedencia de acción,
tramitadas y resueltas en etapa intermedia, al amparo de lo
establecido por el artículo 416.1 inciso b del CPP, del derecho a la
pluralidad de instancia, criterio de interpretación sistemático de la
norma procesal pro actione y favorabilidad”56 (énfasis agregado).

28. Se puede concluir que el criterio vigente es que las resoluciones


judiciales que resuelven excepciones de improcedencia de la acción,
ya sea de manera estimatoria o desestimatoria son susceptibles de ser
apeladas.

29. Finalmente, la abogada de la favorecida, en el escrito de la


56
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+Acuerdos+Plenarios+Pleno+Jurisdiccional+Nacional+Penal+-
+Iquitos+2025+%281%29.pdf?MOD=AJPERES&CACHEID=c3367080441de23fb0f9
f8e5406a4592 (consultado el 7 de octubre de 2025).
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demanda57, afirma que apeló las citadas resoluciones judiciales 35 y


46 pero que fueron desestimadas por la Segunda Sala Penal de
Apelaciones Nacional quien, en aplicación del “III Pleno
Jurisdiccional de la Corte Penal Nacional”58, emitió las resoluciones
de fechas 18 y 20 de diciembre de 2023, declarando que no son
impugnables. A mi entender, es evidente que este criterio ya ha sido
modificado con el Pleno Jurisdiccional Nacional Penal y Procesal
Penal del año 2025, que establece más bien la posibilidad de
impugnar las resoluciones judiciales que se pronuncien sobre las
excepciones de improcedencia de acción, cualquiera sea su sentido.

30. En atención a lo señalado considero que todas las resoluciones


judiciales que resuelven excepciones de improcedencia de la acción
pueden ser apeladas, a fin de garantizar el derecho a la tutela
jurisdiccional efectiva y el principio de pluralidad de instancias, en
contra de lo señalado en la sentencia. Asimismo, con la decisión
emitida en segunda instancia, recién se podrá adquirir el carácter de
firme, para poder ser cuestionada vía el proceso de habeas corpus, de
conformidad con el artículo 9 del NCPC. Finalmente, advierto que las
citadas resoluciones 35 y 46, que desestimaron las excepciones de
improcedencia de la acción deducidas por la defensa de la favorecida,
fueron impugnadas vía recurso de apelación59.

Sobre la falta de incidencia en la libertad personal de las resoluciones


judiciales que desestiman excepciones de improcedencia de la acción

31. Este Tribunal ha declarado improcedentes, en forma sistemática, los


casos en los que se han cuestionado resoluciones judiciales que
declararon infundadas las excepciones de improcedencia de acción,
por considerar que no incidían en la libertad personal.

32. Expongo a continuación algunas decisiones del Tribunal


Constitucional al respecto. En el auto recaído en el Expediente 01902-
2021-PHC/TC se señaló lo siguiente:

9. En el caso de autos, esta Sala del Tribunal Constitucional


aprecia que la resolución cuya nulidad se solicita no
determina restricción alguna a la libertad personal que

57
Fojas 14 y 15 del expediente en PDF.
58
Entendemos que la demandante se refiere al citado Acuerdo Plenario 02-2023-CSN.
59
Cfr. Supra fundamento 19.
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representada por GIULLIANA LOZA
AVALOS-ABOGADA

constituye el derecho fundamental materia de tutela del


habeas corpus. En efecto, la resolución que resuelve la
excepción de improcedencia de acción, en sí misma, no
constituye el pronunciamiento judicial que coarte el derecho
a la libertad personal del procesado (cfr. Resoluciones
02765-2011-PHC/TC, 00034-2013-PHC/TC, 02441-
2018PHC/TC, 04444-2019-PHC/TC y 01816-2020-
PHC/TC).

33. De manera similar, en la sentencia recaída en el Expediente 02178-


2023-PHC/TC, se indicó lo siguiente:

5. En el presente caso, la Resolución 9, de fecha 8 de


setiembre de 2022, no tiene incidencia concreta, negativa y
directa en el derecho a la libertad personal del recurrente
tutelado por el habeas corpus, en tanto versa sobre la
desestimación de una excepción de naturaleza de acción.

34. Por su parte, en la sentencia recaída en el Expediente 00522-2024-


PHC/TC, se manifestó lo siguiente:

1. El objeto de la presente demanda es que se declare la


nulidad de la Resolución 16, de fecha 24 de julio de 2023,
mediante la cual se declaró infundada la excepción de
improcedencia de acción formulada por don Johnny Jorge
Ramírez Gonzales en el proceso penal que se le sigue por el
delito de usurpación agravada en la modalidad de turbación
de la posesión y daños; y su confirmatoria, la Resolución 4,
de fecha 21 de setiembre de 2023.
(…)
5. En el presente caso, la Resolución 16 y su confirmatoria,
la Resolución 4, en sí mismas, no tienen incidencia negativa,
directa y concreta en la libertad personal del recurrente (…)

35. En atención a lo expuesto, entiendo que corresponde que la demanda


de autos sea declarada improcedente, respecto de las resoluciones 35
y 46, que declararon infundadas las excepciones de improcedencia de
acción formuladas a favor de la beneficiaria.

Sobre la sustracción de la materia respecto del cuestionamiento de las


resoluciones 35 y 46 y la nueva acusación fiscal de fecha 2 de julio de
2025
EXP. N.° 02109-2024-PHC/TC
LIMA
KEIKO SOFÍA FUJIMORI HIGUCHI,
representada por GIULLIANA LOZA
AVALOS-ABOGADA

36. El Décimo Juzgado de Investigación Preparatoria Nacional, mediante


Resolución 2 de fecha 2 de julio de 2025, declaró: a) la nulidad de
oficio del auto de enjuiciamiento contenido en la resolución 110 de
fecha 30 de noviembre de 2023, en todo sus extremos; b) la nulidad
del requerimiento acusatorio formulado por el Ministerio Público de
fecha 11 de marzo de 2021 (requerimiento integratorio de fecha 28
de setiembre de 2021); c) retrotraer el proceso a la etapa intermedia
para que el Ministerio Público formule un nuevo requerimiento
acusatorio en el referido proceso penal; entre otros aspectos.

37. Por tanto, al haberse declarado nulas la acusación fiscal y el auto de


enjuiciamiento, también se declararon nulas, por conexidad, todas las
resoluciones judiciales dictadas justamente dentro de la etapa
intermedia, como son las citadas resoluciones 35 y 46.

38. En efecto, así lo ha señalado la propia demandante al afirmar que:

11. En la etapa intermedia, sumamente prolongada por las


abundantes deficiencias de un requerimiento acusatorio fiscal
que fue indebida y permisiblemente saneado por el Juez de
Garantías, conllevó a que esta fase procesal que tiene por
objeto controlar la correcta postulación de la acusación
termine siendo una mera formalidad. Fue en esta etapa en
la que se declaró infundada la excepción de
improcedencia de acción (Resolución n° 35, de fecha 12
setiembre de 2022 -por el delito de lavado de activos- y
Resolución n° 46, de fecha 03 de octubre de 2022 -por el
delito de organización criminal-)60 [énfasis agregado].

39. Al respecto, de conformidad con el artículo 154, inciso 1, del Código


Procesal Penal de 2004, la nulidad de un acto anula todos los efectos
o actos consecutivos que dependen de él. Por tanto, la declaración de
nulidad de la citada Resolución 110 de fecha 30 de noviembre de
2023 y del requerimiento acusatorio de fecha 11 de marzo de 2021,
que determinó la nulidad de las cuestionadas resoluciones 35 y 36,
exige declarar improcedente también este extremo de la demanda.

40. Debe tenerse en cuenta que en el expediente obra el escrito remitido


por el procurador público del Poder Judicial con fecha 1 de octubre

60
Foja 7 del expediente en PDF.
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KEIKO SOFÍA FUJIMORI HIGUCHI,
representada por GIULLIANA LOZA
AVALOS-ABOGADA

de 202561, en el que da cuenta que el Ministerio Público ha presentado


con fecha 2 de julio de 2025 un nuevo requerimiento de acusación
fiscal en contra de la favorecida, en el que se le imputa únicamente el
delito de lavado de activos previsto en el artículo 1 de la Ley 27765
y en el artículo 1 del Decreto Legislativo 1106. Por tanto, ante este
nuevo escenario, la parte demandante tiene diversas posibilidades
para cuestionar la imputación formulada:

a) Interponer excepción de improcedencia de acción, conforme a


lo señalado en los artículos 762 y 350 inciso 1, literal b63, del
Código Procesal Penal de 2004.

b) Si el juez de la investigación preparatoria decide expedir auto


de enjuiciamiento, se puede recurrir esta decisión, conforme a lo
señalado en el artículo 353 inciso 1 del Código Procesal Penal
del 200464.

41. Como se advierte, la resolución judicial que se emita, frente a la


excepción formulada por la defensa, puede ser apelada. Igualmente,
el auto de enjuiciamiento recurrido necesariamente requiere del
pronunciamiento del órgano jerárquico superior. Solo cuando se
cumplan dichas condiciones, se podrá cuestionar la decisión judicial
firme vía proceso de habeas corpus.

61
Escrito 007415-2025-ES que obra en el cuadernillo del Tribunal Constitucional.
62
Artículo 7 Oportunidad de los medios de defensa.-
1. La cuestión previa, cuestión prejudicial y las excepciones se plantean una vez que el
Fiscal haya decidido continuar con las investigaciones preparatorias o al contestar la
querella ante el Juez y se resolverán necesariamente antes de culminar la Etapa
Intermedia.
2. La cuestión previa y las excepciones también se pueden deducir durante la Etapa
Intermedia, en la oportunidad fijada por la Ley.
3. Los medios de defensa referidos en este dispositivo, pueden ser declarados de oficio
(énfasis agregado).
63
Artículo 350 Notificación de la acusación y objeción de los demás sujetos procesales.-
1. La acusación será notificada a los demás sujetos procesales. En el plazo de diez días
éstas podrán: (…) b) Deducir excepciones y otros medios de defensa, cuando no
hayan sido planteadas con anterioridad o se funden en hechos nuevos (énfasis
agregado).
64
Artículo 353 Contenido del auto de enjuiciamiento.-
1. Resueltas las cuestiones planteadas, el Juez dictará el auto de enjuiciamiento. Dicha
resolución es recurrible si no se encuentra debidamente formulada la imputación
necesaria, identificando los hechos y los elementos probatorios que tienden a
acreditarla o las observaciones asumidas en la etapa intermedia (énfasis agregado).
EXP. N.° 02109-2024-PHC/TC
LIMA
KEIKO SOFÍA FUJIMORI HIGUCHI,
representada por GIULLIANA LOZA
AVALOS-ABOGADA

42. En atención a lo expuesto, entonces, este Tribunal Constitucional


tampoco es competente para analizar el requerimiento acusatorio de
fecha 2 de julio de 2025, en tanto no se han agotado los mecanismos
que la normativa procesal prevé para cuestionarlo.

La favorecida cuenta a la fecha con medida de comparecencia simple,


por lo que no presenta una restricción a la libertad personal

43. Conforme al escrito presentado por el procurador público de fecha 1


de octubre de 202565, se señala expresamente lo siguiente: “el Juzgado
de Investigación Preparatoria a cargo del proceso signado con el
Exp. 00299-2017-332-5001-JR-PE-01, ha resuelto que Keiko
Fujimori afronte este proceso judicial bajo régimen de
comparecencia simple”.

44. Sobre el particular, la jurisprudencia uniforme de este Tribunal


Constitucional ya ha señalado que, en caso una persona se encuentre
con comparecencia simple, la situación no tiene incidencia en la
libertad personal.

45. Así lo ha indicado el Tribunal Constitucional en la sentencia recaída


en el Expediente 03059-2023-PHC/TC, en los siguientes términos:

5. Asimismo, conviene recordar que este Tribunal, en


reiterada jurisprudencia, ha precisado que el inicio y la
prosecución de un proceso penal con mandato de
comparecencia simple, aun cuando se alegue la afectación de
los derechos conexos, en modo alguno tiene incidencia
negativa sobre el derecho a la libertad personal, por lo que en
el caso de autos y considerando que la situación jurídica del
demandante es la de comparecencia simple, según el auto de
apertura de instrucción, se hace evidente que los hechos
pretendidamente lesivos no tienen incidencia negativa y
concreta sobre su derecho a la libertad personal.

46. Este es un argumento más para, a mi criterio, declarar la


improcedencia de este extremo de la demanda, ya que considero que
no se ha acreditado que existe razón suficiente que pudiera justificar
esta decisión, como he manifestado supra66.

65
Escrito 007415-2025-ES que obra en el cuadernillo del Tribunal Constitucional.
66
Cfr. Fundamento 9.
EXP. N.° 02109-2024-PHC/TC
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KEIKO SOFÍA FUJIMORI HIGUCHI,
representada por GIULLIANA LOZA
AVALOS-ABOGADA

Sobre la presunta vulneración del principio de legalidad penal

47. Como hemos advertido a partir de los argumentos desarrollados


precedentemente, la demanda de autos no supera el análisis de forma
para poder cuestionar las resoluciones 35 y 46, que declaran
infundadas las excepciones de improcedencia de acción sobre los
delitos de lavado de activos y organización criminal imputados a la
favorecida. Por tanto, considero que no existe posibilidad de que el
Tribunal Constitucional se pronuncie sobre el fondo en el presente
caso.

48. Sin perjuicio de lo señalado, advertimos que, en puridad, la real


pretensión de la parte demandante es que el Tribunal Constitucional
se pronuncie sobre si la conducta imputada a la favorecida tiene
relevancia penal o no. Así, en el escrito presentado con fecha 12 de
agosto de 202567, se señala lo siguiente:

(…)
e) Conforme a lo anterior, dicha nulidad ha confirmado con
calidad de cosa juzgada los agravios constitucionales aquí
demandados. Sin embargo, el remedio, la nulidad, no
conlleva la extinción de la acción penal. Conforme a las
reglas del proceso penal, la nulidad del juicio oral decretada
por el colegiado de juzgamiento y confirmada por la Sala
Superior no implican el archivamiento de la causa por
atipicidad. La señora Keiko Fujimori sigue sujeta a un
proceso penal por hechos sin relevancia penal, sólo el
Tribunal Constitucional tiene ahora el poder de poner fin
a esta continua lesión del principio de legalidad (énfasis
agregado).

49. Este alegato fue confirmado por la abogada de la favorecida en la


audiencia pública de fecha 27 de agosto de 202568.

50. Considero que el Tribunal Constitucional no es competente para


determinar si una conducta tiene relevancia penal o no. En ese sentido,
la jurisprudencia uniforme del Tribunal Constitucional señala que el
examen de subsunción del tipo penal y la determinación de los
elementos normativos del delito no son competencia del juez
67
Escrito 005987-2025-ES que obra en el cuadernillo del Tribunal Constitucional.
68
Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=zyeMdu6STs8 (consultado el 8 de
agosto de 2025).
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KEIKO SOFÍA FUJIMORI HIGUCHI,
representada por GIULLIANA LOZA
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constitucional, sino del juez ordinario, por tratarse de asuntos de mera


legalidad.

51. Distinto es que, a nivel constitucional, se pueda realizar un control del


principio-derecho de legalidad penal, a partir de los siguientes
términos69:

7. Es bien cierto que, como regla general, la tipificación penal


y la subsunción de las conductas ilícitas no son ni deberían
ser objeto de revisión en estos procesos. Al fin y al cabo, ni
la justicia constitucional puede considerarse en forma
análoga a la justicia penal, ni aquella resulta una tarea que
entre en el ámbito de competencia de los jueces
constitucionales. Como nuevamente lo ha expresado su par
español, mediante estos procesos se ha "encomendado
proteger los derechos fundamentales (…), conociendo de
toda calificación jurídica realizada por los tribunales
ordinarios que viole o desconozca (…) derechos, pero carece
de aquel carácter en relación con procesos comunes que
resuelvan derechos intersubjetivos ajenos a los derechos
fundamentales y que se pronuncien sobre cuestiones de mera
legalidad, al ser competencia exclusiva de los jueces y
tribunales su interpretación y decisión, fijación de los hechos
y subsunción, así como la precisión de las consecuencias
jurídicas (…), aunque se apoyen en errores, equivocaciones
o incorrecciones jurídicas o, en definitiva, en la injusticia de
las resoluciones, porque ello le convertiría [al juez
constitucional] en órgano de control de la mera legalidad,
ejerciendo funciones que no le atribuye la Constitución" [cf.
STC 104/1985].

8. De ahí que solo excepcionalmente quepa efectuar un


control constitucional sobre una resolución judicial por
afectación del principio de legalidad penal y, en concreto,
en aquellos casos en los que, al aplicar un tipo penal o
imponer una sanción, el juez penal se aparte del tenor
literal del precepto o cuando la aplicación de un
determinado precepto obedezca a pautas interpretativas
manifiestamente extravagantes o irrazonables,
incompatibles con el ordenamiento constitucional y su
sistema material de valores. En consecuencia, si en la
justicia ordinaria se determina la culpabilidad o inocencia del

69
STC. Expediente 02758-2004-HC/TC.
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imputado, determinando en el caso si se da el supuesto de


hecho previsto en la norma y sobre la base de consideraciones
de orden penal, de acuerdo con la alternativa que ofrezca la
dogmática penal que se estime la más adecuada, la justicia
constitucional, en cambio, se encarga de determinar si la
resolución judicial cuestionada afecta a derechos
constitucionales (énfasis agregado).

52. Al respecto, la doctrina comparada afirma que hay tres posturas


respecto a la posibilidad de que un Tribunal Constitucional pueda
fiscalizar la interpretación que el juez ordinario haya realizado de la
legislación penal70:

a) La primera, entiende que al Tribunal Constitucional no le


corresponde verificar si el juez penal ha realizado una selección
e interpretación correcta de la ley penal. La razón que aduce es
que no constituye última instancia judicial en materia penal y,
por tanto, debe respetar la reserva de jurisdicción que ostenta el
Poder Judicial. En consecuencia, es posible que, a juicio del
Tribunal Constitucional, existan errores en la subsunción de las
conductas a los delitos, pero ésta no puede ser analizada por
razones institucionales. En síntesis, la determinación y la
correcta interpretación de la ley penal es un asunto de mera
legalidad ordinaria.

b) La segunda, entiende que el Tribunal Constitucional debe


controlar con el máximo rigor posible, en todos los casos, la labor
del juez de seleccionar e interpretar la ley penal, en tanto el
derecho a la legalidad penal es susceptible de tutela
constitucional.

c) La tercera tesis, que pretende conciliar estas dos posturas,


propone que el Tribunal Constitucional controle aquellas
situaciones en las que se evidencie una clara violación del
derecho a la legalidad penal. En ese sentido:

(…) No debe fijar cuál es la selección correcta de la

70
FERRERES COMELLA, Víctor y MIERES MIERES, Luis Javier. Algunas
consideraciones acerca del principio de legalidad penal (a propósito de las sentencias
111/1993 y 150/1997 del Tribunal Constitucional) pp. 293-296. En: Revista Española de
Derecho Constitucional. Año 19, Núm. 55. Enero-Abril 1999.
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representada por GIULLIANA LOZA
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legislación, ni cuál es la interpretación correcta, pero sí debe


asegurar que la selección e interpretación del juez se muevan
dentro de lo razonable. Existe un ámbito de selecciones e
interpretaciones “posibles”: aunque sólo una sea la correcta,
varias son posibles. Mientras se ajuste a unos criterios
mínimos de razonabilidad, la interpretación (y selección
normativa) del juez deberá ser aceptada a los efectos de
resolver un recurso de amparo interpuesto a través del
artículo 2571.

53. En atención a lo señalado, considero que nuestro Tribunal


Constitucional ha adoptado la tesis intermedia, que propone un control
constitucional en el ejercicio de la subsunción típica que puede
realizar el juez penal, siempre y cuando se trate de una situación
irrazonable y desproporcionada, fuera de los cánones de la ley y
totalmente ajena al ámbito de lo penalmente permitido, en claro
detrimento de los derechos de la persona.

54. Sobre el particular, la sentencia señala lo siguiente: a) es posible


controlar el examen de subsunción penal realizado por el juez penal,
a fin de evitar situaciones arbitrarias72; b) el control constitucional del
principio de legalidad penal puede realizarse no solo en la parte
decisoria del proceso penal, sino también en otras etapas 73; c) en la
resolución 35 cuestionada se ha imputado a la favorecida Keiko
Fujimori la comisión del delito de lavado de activos en su modalidad
de receptación patrimonial, que se incorporó recién en noviembre de
2016 por lo que no le era aplicable a las campañas electorales del 2011
y 201674; d) la fiscalía en su nuevo pedido de acusación ha señalado
que la favorecida habría cometido lavado de activos en la modalidad
de actos de conversión y de transferencia, alegando que eran anteriores
a la fecha de la comisión del ilícito75; e) que el Ministerio Público
atribuye a la favorecida haber recibido activos de procedencia
delictiva, lo que recién ha sido penado desde el 2016, vulnerando así

71
FERRERES COMELLA, Víctor y MIERES MIERES, Luis Javier. Algunas
consideraciones acerca del principio de legalidad penal (a propósito de las sentencias
111/1993 y 150/1997 del Tribunal Constitucional) p.296. En: Revista Española de
Derecho Constitucional. Año 19, Núm. 55. Enero-Abril 1999.
72
Fundamentos 46-50 de la sentencia.
73
Fundamento 51 de la sentencia.
74
Fundamento 54 de la sentencia.
75
Fundamento 55 de la sentencia.
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representada por GIULLIANA LOZA
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el principio de legalidad76; f) no se ha demostrado el origen ilícito de


los fondos ni tampoco se ha investigado a Odebrecht por eso; además
de que no eran conocidas las actividades ilícitas de dicha empresa el
año 2011; que el “pitufeo” del que es acusada la agrupación política
“Fuerza Popular”, del cual la investigada es lideresa, recién constituye
delito desde el 2019 y no en los años investigados; y que no existe
delimitación ni actuación probatoria sobre el reintegro de activos en
favor de la fuente originaria de los fondos considerados ilícitos77.

55. Asimismo, la sentencia afirma que: a) no se puede atribuir al partido


político, del cual la favorecida es lideresa, una práctica de lavado de
activos, pues las conductas realizadas no eran delito en el momento en
el que se realizaron78; b) el acto de organizarse para participar
políticamente en un proceso electoral no puede considerarse como una
conducta ilícita79.

56. En atención a lo expuesto, la sentencia considera que se ha vulnerado


el principio de legalidad penal y el mandato de taxatividad o tipicidad,
además de existir una situación de amenaza con la nueva acusación
formulada por el Ministerio Público80.

57. Sobre el particular, advierto en primer lugar que la sentencia no


analiza los argumentos expuestos en las citadas resoluciones 35 y 46,
que declaran infundadas las excepciones de improcedencia de la
acción, presentadas por la defensa de la favorecida en el proceso penal
seguido en su contra. En ese sentido, considero que no se puede
declarar la nulidad de unas resoluciones judiciales si no se analiza la
motivación en la que fundamentan la decisión.

58. Por otro lado, conforme se ha señalado precedentemente81, el nuevo


requerimiento de acusación fiscal, de fecha 2 de julio de 2025,
únicamente imputa a la favorecida el delito de lavado de activos
previsto en el artículo 1 de la Ley 27765 y en el artículo 1 del Decreto
Legislativo 1106. Por tanto, a mi entender, carece de sentido evaluar
la imputación por los delitos de organización criminal, falsa

76
Fundamento 56 de la sentencia.
77
Fundamento 57 de la sentencia.
78
Fundamento 61 de la sentencia.
79
Fundamento 61 de la sentencia.
80
Fundamento 63 de la sentencia.
81
Fundamento 41 de este voto.
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representada por GIULLIANA LOZA
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declaración en procedimiento administrativo y falsedad genérica, en


tanto ya no han sido invocados por el Ministerio Público para su
juzgamiento.

59. Sin perjuicio de lo señalado, a fin de determinar si procede realizar un


control del derecho a la legalidad penal invocado, consideramos
fundamental conocer cuál es el debate suscitado entre las partes
demandante y demandada. Para tal efecto, a continuación,
resumiremos brevemente los argumentos más importantes alegados
durante la audiencia pública del 27 de agosto ante este Tribunal
Constitucional82.:

60. Se advierte, por un lado, que la parte demandante afirma que: a) la


imputación que se le debe realizar a la favorecida es de lavado de
activos por receptación patrimonial, que recién estuvo vigente a partir
del 26 de noviembre de 2016 con la modificación que el Decreto
Legislativo 1249 realizó al Decreto Legislativo 1106, Ley de Lavado
de Activos; b) no existe dolo porque en las fechas en las que se
realizaron las campañas electorales de los años 2011 y 2016 no se
podía presumir la actividad delictiva de la empresa Odebrecht; c) no
se ha planteado la reintegración de los activos lavados a la citada
empresa; d) el Tribunal Constitucional puede corregir lo resuelto por
la Corte Suprema respecto a la Casación 617-2021/NACIONAL, en
lo referido a la donación de partidos políticos; e) en todo caso, las
conductas investigadas configuran una infracción administrativa y no
un delito.

61. Por otro lado, la fiscalía emplazada sostiene, más bien, lo siguiente: a)
la acusación fiscal versa sobre el delito de lavado de activos en su
modalidad de conversión, lo que ya estaba tipificado en la Ley 27765
y en el Decreto Legislativo 1106, que estaban vigentes en las fechas
en las que se realizaron las campañas electorales de los años 2011 y
2016; b) cuando la favorecida Fujimori era congresista, exoneró a la
empresa Odebrecht del caso de la Interoceánica y después solicitó el
pago de un millón de dólares; c) la citada Casación 617-
2021/NACIONAL establece que no hay necesidad de cumplir todo el
proceso del delito de lavado de activos para que se sancionen sus
modalidades; d) el dinero ilícito fue ingresado al sistema financiero a

82
Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=zyeMdu6STs8 (consultado el 8 de
octubre de 2025).
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través de diversas acciones, como el “pitufeo”, depósitos bancarios y


pagos por publicidad electoral; entre otros.

62. Así, aunque comprendo la preocupación de la mayoría que ha firmado


la sentencia, respecto a procesar a una persona por un delito que no lo
era al momento de realizar unos actos determinados, discrepo porque
no verifico que haya existido un apartamiento del tenor literal del
precepto invocado por la Fiscalía, o que exista la aplicación de un
precepto que obedezca a pautas interpretativas manifiestamente
extravagantes o irrazonables.

63. Por el contrario, conforme ha manifestado la parte demandante,


aunque invoque una presunta aplicación retroactiva de la ley penal, lo
que en realidad cuestiona es que no existe una “correcta” tipificación
de los hechos imputados a la favorecida como lavado de activos. La
razón que alega es que solo se le puede aplicar el delito de lavado de
activos como receptación patrimonial desde fines del 2016, en que
entró en vigencia. Además de indicar que no se le puede imputar dolo
y de que el Tribunal Constitucional puede corregir la posición
adoptada por la Corte Suprema en la ya reiterada Casación 617-
2021/NACIONAL.

64. Todo lo expuesto me lleva a afirmar que el presente caso no involucra


la vulneración del derecho a la legalidad penal. Más bien, lo que en
realidad advierto es la disconformidad de la parte demandante con la
tipificación realizada por el Ministerio Público, lo cual no tiene
relevancia constitucional por las razones antes señaladas. Entiendo
que es un asunto que corresponde resolver a la justicia ordinaria,
conforme al principio de correccional funcional. De otro modo, este
Tribunal se convertiría en una supra instancia de orden penal, lo que
no tiene fundamento alguno en la Constitución ni en su ley orgánica y
contradice su jurisprudencia.

65. Asimismo, se ha puesto de manifiesto la disconformidad de la


demandante sobre cuestiones vinculadas a la actividad probatoria,
como es la existencia o no de dolo por parte de la favorecida, sobre si
la concreción de los actos de aporte en el sistema financiero, tal como
lo expuso la fiscalía, constituyen actos de conversión o no, entre otros.
Evidentemente, estos alegatos quedan fuera de todo análisis de este
Colegiado, en tanto el espacio natural para dilucidar la veracidad de
estos hechos es el proceso penal, que cuenta con una específica etapa
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para tal efecto, como es el juicio oral.

66. En adición a lo expuesto, me parece fundamental indicar que en la


sentencia recaída en el Expediente 02534-2019-PHC/TC, este
Tribunal Constitucional, con otra conformación, reconoció que la
imputación realizada a la favorecida era por el delito de lavado de
activos vigente en el año 2011, fecha en que se realizó la campaña
electoral en la que participó la favorecida:

(…)
138. El presunto delito cometido por la favorecida es el de
lavado de activos agravado, para lo cual se asume que ella
con un grupo de personas de su partido político propiciaron
la recepción de dinero proveniente de Odebrecht para su
campaña electoral del 2011. Así, el tipo penal por el que se
le está procesando es el contenido en los artículos 1 y 2 de
la Ley 27765, modificados por el Decreto Legislativo 986
(…) [énfasis agregado].

67. En atención a todo lo señalado, mi posición es que no es función del


juez constitucional proceder a la subsunción de la conducta en un
determinado tipo penal y a la calificación específica del tipo penal
imputado83, como pretende hacer valer la parte demandante.

68. Por tanto, considero que esta pretensión debe ser declarada
improcedente, en aplicación del artículo 7 inciso 1 del Nuevo Código
Procesal Constitucional. En ese sentido, la parte demandante tiene el
derecho de hacer valer sus argumentos de defensa, por la imputación
realizada a la favorecida, en el proceso penal correspondiente.

Sobre la presunta vulneración de derecho al plazo razonable

69. El derecho al plazo razonable, se encuentra reconocido en el Pacto


Internacional de Derechos Civiles y Políticos (artículo 14.3 c) y en la
Convención Americana sobre Derechos Humanos (artículo 8.1) y ha
sido recogido en el Expediente 00295-2012-PHC/TC, en el cual se
establecen cuatro criterios para determinar si se ha afectado a o no ese
derecho84.

83
Cfr. STC. Expediente 04830-2022-PHC/TC, 03543-2022-PHC, 04976-2022-PHC,
entre otros.
84
Cfr. Fundamento 2 de la sentencia.
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70. La sentencia de la cual me aparto con el presente voto, señala que


también se ha vulnerado el derecho al plazo razonable. Al respecto,
advierto que este cuestionamiento no ha sido invocado expresamente
por la parte demandante y, dentro de la argumentación realizada en la
sentencia, no se menciona el principio de suplencia de la queja
deficiente para incorporar la referida pretensión en el análisis del caso
de autos.

71. Al respecto, la sentencia en mayoría afirma lo siguiente: a) el caso no


puede calificarse de complejo porque, a pesar de que hay gran
cantidad de procesados, se debe analizar la situación de la favorecida,
a la que se la imputado dos delitos únicamente, los que además
vulneran el principio de legalidad y tipicidad, que es asunto de puro
derecho85; b) no se advierten comportamientos dilatorios de parte de
la favorecida, sin que además haya eludido de la acción de la justicia
u obstaculizado la actividad probatoria86; c) las autoridades a cargo de
la investigación se han demorado diez años, y el proceso nuevamente
está a nivel de la etapa intermedia, en el que se deberá controlar la
acusación presentada, sin que se conozca la fecha en que se
determinará la situación de la favorecida, además de que la acusación
primigenia fue devuelta diecinueve veces, lo que determina la
responsabilidad del Ministerio Público y del Poder Judicial que
convalidó dicha situación87; y d) respecto de la situación jurídica de la
beneficiaria, se advierte que ha estado privada de su libertad hasta en
tres oportunidades, con comparecencia restringida y con la posibilidad
de que puedan solicitarse nuevos pedidos de prisión preventiva, a
pesar de que el caso se trata de un asunto de elemental dilucidación
objetiva88.

72. En atención a los argumentos expuestos supra, la sentencia concluye


que se ha vulnerado el derecho al plazo razonable.

73. Sobre el particular, marco respetuosa distancia con el


pronunciamiento emitido por la mayoría de mis colegas porque tengo
una posición particular que expongo a continuación.

74. En la Sentencia de Pleno 327/2024, recaída en el Expediente 02803-


85
Fundamento 87 de la sentencia.
86
Fundamento 88 de la sentencia.
87
Fundamentos 89-91 de la sentencia.
88
Fundamento 92 de la sentencia.
EXP. N.° 02109-2024-PHC/TC
LIMA
KEIKO SOFÍA FUJIMORI HIGUCHI,
representada por GIULLIANA LOZA
AVALOS-ABOGADA

2023-PHC/TC, el Tribunal Constitucional declaró la nulidad del


requerimiento de acusación fiscal de fecha 11 de marzo de 2021 y de
la Resolución 28, de fecha 18 de abril de 2022, emitidos dentro del
proceso penal 00299-2017, en los extremos referidos a don José
Chlimper Ackerman, quien es coprocesado de la señora Keiko
Fujimori. Asimismo, como se ha señalado supra, la favorecida solicitó
formalmente que se le extiendan los efectos de la citada sentencia
constitucional, ante lo cual el Décimo Juzgado de Investigación
Preparatoria Nacional, con fecha 02 de julio del año 2025, expidió la
resolución 2, que declaró la nulidad de oficio del auto de
enjuiciamiento contenido en la Resolución 110 de fecha 30 de
noviembre del 2023, así como del requerimiento acusatorio de fecha
11 de marzo de 2021, en el proceso penal seguido contra la
beneficiaria.

75. Dentro de la referida Sentencia 327/2024, emití un fundamento de


voto en el que consideré como un argumento adicional para declarar
la nulidad de la citada acusación fiscal del 11 de marzo de 2021, la
vulneración del derecho al plazo razonable. En efecto, en aquella
oportunidad señalé, entre otras cosas, lo siguiente:

10. En el presente caso, queda claro que, más allá de que el


proceso seguido contra el favorecido pueda calificarse de
complejo, debido a la cantidad de investigados y de delitos
imputados, la actuación tanto del fiscal como del juez
demandados ha generado una dilación innecesaria en la
tramitación del proceso, vulnerando el derecho al plazo
razonable. En efecto, las reiteradas devoluciones y
subsanaciones realizadas han generado que el proceso penal
se paralice antes de iniciar formalmente la acusación, por
errores atribuibles exclusivamente a la fiscalía, lo que no
hace sino generar incertidumbre en la situación jurídica y
personal del accionante y de sus coimputados.

11. Cabe precisar, además, que, si bien el fiscal demandado


es responsable por los defectos y omisiones de fondo y de
forma identificados en el dictamen de acusación fiscal, el
órgano jurisdiccional también tiene responsabilidad en la
demora en el desarrollo del proceso penal. Y es que ha
permitido y ordenado las sucesivas devoluciones, cuando en
realidad pudo haber archivado la investigación, en tanto los
errores advertidos no fueron corregidos en su oportunidad.
EXP. N.° 02109-2024-PHC/TC
LIMA
KEIKO SOFÍA FUJIMORI HIGUCHI,
representada por GIULLIANA LOZA
AVALOS-ABOGADA

12. Finalmente, no encuentro responsabilidad en el accionar


del accionante y de sus coimputados, debido a que han
formulado las objeciones correspondientes a las diversas
versiones de la acusación fiscal, apelando a defectos de fondo
y forma, que en muchos casos han sido atendidos por el
órgano jurisdiccional. En ese sentido, no se advierte una
actitud obstruccionista sino más bien un regular ejercicio del
derecho de defensa.

76. En atención a los argumentos citados, concluí que en el caso del señor
Chlimper se vulneró también el derecho al plazo razonable en sede
fiscal, lo que determinó, como consecuencia lógica, la nulidad del
requerimiento acusatorio de fecha 11 de marzo de 2021, que fue
aplicado también a la beneficiaria, como he indicado supra.

77. Sin embargo, a la fecha existen nuevos hechos en el proceso penal


299-2017, como son: a) la formulación de un nuevo requerimiento
acusatorio de fecha 2 de julio de 2025; b) la imputación a la favorecida
únicamente del delito de lavado de activos, archivándose los cargos
por organización criminal, falsa declaración en procedimiento
administrativo y falsedad genérica; c) la adopción de la medida de
comparecencia simple, entre otros.

78. Ante este escenario considero que no es posible determinar si se ha


afectado el derecho fundamental al plazo razonable. A mi entender,
no es posible hacer una evaluación de ese tipo, en tanto recién se ha
reiniciado el proceso penal, debido a la anulación del requerimiento
fiscal primigenio y del auto de enjuiciamiento correspondiente, que
afectaban a la favorecida, en aplicación de los criterios que estableció
este Alto Tribunal en el caso Chlimper89.

79. En otros términos, existen dos periodos de tiempo de análisis en el


proceso penal 00299-2017:

a) El primero, ocurrido hasta la emisión del requerimiento


acusatorio de fecha 11 de marzo de 2021 y del auto de
enjuiciamiento de fecha 30 de noviembre de 2023, en el que
se acusaba a la señora Fujimori de los delitos de lavado de
activos, organización criminal, falsa declaración en
procedimiento administrativo y falsedad genérica. Es en este

89
02803-2023-PHC/TC.
EXP. N.° 02109-2024-PHC/TC
LIMA
KEIKO SOFÍA FUJIMORI HIGUCHI,
representada por GIULLIANA LOZA
AVALOS-ABOGADA

periodo que se vulneró el derecho al plazo razonable en la


investigación fiscal, lo que tuvo como consecuencia la nulidad
de la acusación fiscal y del auto de enjuiciamiento respectivos,
a raíz de la Sentencia de Pleno 327/2024, recaída en el
Expediente 02803-2023-PHC/TC

b) El segundo, debe contabilizarse a partir de la emisión del


requerimiento acusatorio de fecha 2 de julio de 2025, en el que
se le imputa a la favorecida únicamente el delito de lavado de
activos, con mandato de comparecencia simple. Por tanto,
desde entonces, han transcurrido poco más de tres meses.

80. Finalmente, precisamente por tratarse de un personaje público, que en


pasadas elecciones ha sido acusado por el Ministerio Público de
delitos graves, que pusieron en duda su idoneidad moral para asumir
cargos públicos, es indispensable que el nuevo juicio se desarrolle con
la máxima celeridad e imparcialidad: es un deber de justicia, no sólo
para la favorecida, sino para el partido político que integra y para la
ciudadanía, que tiene derecho a conocer la verdad de lo sucedido.

81. En atención a lo señalado, considero que debe declararse


improcedente este extremo de la demanda.

Sobre la prisión preventiva dictada en contra de la favorecida

82. En este punto coincido en que es reprobable que a la favorecida se le


haya impuesto en tres oportunidades el mandato de prisión preventiva,
a pesar de que en todo momento mostro su disposición de colaborar
con la justicia: se presentó a las diligencias, solicitó permisos de
viaje90, etc.

83. Cabe señalar, además, que este Tribunal, en la sentencia recaída en el


Expediente 02534-2019-PHC/TC, determinó que la prisión preventiva
dictada contra la favorecida fue inconstitucional, por lo que decretó la

90
Como se advierte de la Resolución 21, del 25 de noviembre de 2022, emitida por la
Segunda Sala de Apelaciones Nacional, que le concedió permiso de viaje del 30 de
noviembre al 9 de diciembre de 2022 fuera del país. Disponible en: chrome-
extension://efaidnbmnnnibpcajpcglclefindmkaj/https://www.pj.gob.pe/wps/wcm/conne
ct/bf999f00496c206ea705f79026c349a4/29-
11+CASO+KEIKO+SEGUNDA+SALA.pdf?MOD=AJPERES&CACHEID=bf999f00
496c206ea705f79026c349a4
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LIMA
KEIKO SOFÍA FUJIMORI HIGUCHI,
representada por GIULLIANA LOZA
AVALOS-ABOGADA

nulidad de las resoluciones judiciales que la sustentaban, ordenando


asimismo su libertad.

84. En ese sentido, es necesario reiterar que la prisión preventiva no puede


ser utilizada como si fuese una condena adelantada, cuando en
realidad únicamente constituye una medida de coerción personal para
garantizar el éxito del proceso. Asimismo, se debe enfatizar que su uso
es excepcional: la regla es que la persona afronte un proceso penal en
libertad.

85. Por tanto, si bien la favorecida, a la fecha, se encuentra con mandato


de comparecencia simple, se exhorta al Ministerio Público y al Poder
Judicial a que observen mayor cuidado al momento de solicitar
medidas restrictivas de la libertad en su contra y de los demás
coprocesados, porque la regla es afrontar un proceso penal en libertad.

Sobre las consecuencias establecidas en la sentencia

86. Finalmente, la sentencia establece los siguientes efectos, por haberse


vulnerado el principio-derecho de legalidad penal y el derecho al plazo
razonable:

a) La imputación por los delitos de lavado de activos y de


organización criminal, atribuido a la favorecida, más allá de lo
dispuesto en las resoluciones 35 y 46, queda sin efecto, lo que
incluye a la acusación fiscal de fecha 2 de julio de 202591.

b) Se indica que no se está pronunciando por la inocencia o


culpabilidad de la favorecida, sino que se declara la inviabilidad
de seguir con el proceso penal cuestionado, por los defectos
encontrados92.

c) Se establece que el órgano jurisdiccional debe resolver en el más


breve término la situación jurídica de la favorecida, tomando en
consideración lo señalado en la sentencia93.

87. Entiendo que el fallo ordena que los cargos de lavado de activos y de

91
Fundamento 95 de la sentencia.
92
Fundamento 96 de la sentencia.
93
Fundamento 97 de la sentencia.
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KEIKO SOFÍA FUJIMORI HIGUCHI,
representada por GIULLIANA LOZA
AVALOS-ABOGADA

organización criminal seguidos contra la favorecida deben ser


archivados. En ese sentido, tácitamente se la está exculpando del
proceso penal, lo que, además, debe ser declarado de manera
inmediata por el órgano jurisdiccional. No se invoca al Ministerio
Público para que recalifique los hechos investigados en otros delitos,
sino que, de manera directa, ordena que se determine la situación
jurídica de la beneficiaria que, siguiendo el razonamiento de la
sentencia, sólo puede ser el archivo de los actuados. Considero que
esa decisión invade las competencias de los órganos penales
(Ministerio Público y Poder Judicial) y vulnera el principio de
corrección funcional94.

88. En atención a lo indicado me aparto, también, de lo decidido en este


punto.

Por todo lo expuesto mi voto en el presente caso es por lo siguiente:

1. Declarar IMPROCEDENTE la demanda respecto de la nulidad


de las resoluciones 35, 46 y 110, por los argumentos expuestos
supra.

2. Declarar IMPROCEDENTE la demanda respecto de la presunta


vulneración del derecho al plazo razonable.

3. DISPONER que el Ministerio Público y Poder Judicial continúen


con la tramitación de la Carpeta Fiscal 55-2017 y del Expediente
00299-2017, seguido contra la favorecida, respetando los
principios de objetividad, imparcialidad y celeridad que el
presente caso exige, por las razones expuestas en los fundamentos
de este voto.

S.

PACHECO ZERGA

94
Además, podría tener un efecto en cascada respecto a los demás procesados, como
ocurrió en el caso Chlimper . Cfr. Expediente 02803-2023-PHC/TC.
EXP. N.° 02109-2024-PHC/TC
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KEIKO SOFÍA FUJIMORI HIGUCHI,
representada por GIULLIANA LOZA
AVALOS-ABOGADA

VOTO SINGULAR DEL MAGISTRADO


MONTEAGUDO VALDEZ

Emito el presente voto porque no comparto ni las razones ni lo finalmente


decidido por la mayoría de mis colegas. En ese sentido, expresaré las
razones por las cuales estimo que la demanda debe ser declarada como
IMPROCEDENTE.

De este modo, me referiré a los siguientes puntos: síntesis de la demanda


(i); inexistencia de alguna medida que incida en la libertad individual de
la beneficiaria (ii); consideraciones sobre el principio de legalidad penal
y estándares probatorios (iii); y, por último, efectuaré algunas precisiones
sobre el derecho a ser juzgado en un plazo razonable (iv).

i. Síntesis de la demanda

Con fecha 21 de febrero de 2024, doña Giulliana Loza Avalos interpone


demanda de habeas corpus a favor de doña Keiko Sofía Fujimori Higuchi,
y la dirige contra don Víctor Raúl Zúñiga Urday, juez del Cuarto Juzgado
de Investigación Preparatoria Nacional y del procurador púbico del Poder
Judicial. Se denuncia la vulneración del derecho a la libertad personal, a
la debida motivación de resoluciones judiciales y la tutela procesal
efectiva y del principio de legalidad penal.

La recurrente solicita que se declaren nulos: (i) la Resolución 35 (Incidente


186), de fecha 12 de setiembre de 2022, que declaró infundada la
excepción de naturaleza de acción deducida por la defensa de doña Keiko
Sofía Fujimori Higuchi en el proceso que se le sigue por el delito de lavado
de activos; (ii) la Resolución 46 (Incidente 186), de fecha 6 de octubre de
2022, por la que se declaró infundada la excepción de naturaleza de acción
deducida por la defensa de la favorecida en el proceso que se le sigue por
el delito de organización criminal; (iii) la Resolución 110 (Incidente 186),
de fecha 30 de noviembre de 2023, por la que se dictó auto de
enjuiciamiento por el delito de lavado de activos; y, (iv) todos los actos
precedentes del proceso seguido desde el inicio de las investigaciones
preliminares tramitados en la Carpeta Fiscal 55-2017 (acumulada Carpeta
Fiscal 80-2017 y 12-2016). En consecuencia, se deberá archivar el proceso
seguido en su contra.

Sostiene la actora que las cuestionadas resoluciones fueron emitidas en un


proceso penal seguido en contra de la favorecida, y que, en la actualidad,
EXP. N.° 02109-2024-PHC/TC
LIMA
KEIKO SOFÍA FUJIMORI HIGUCHI,
representada por GIULLIANA LOZA
AVALOS-ABOGADA

afectan su derecho a la libertad, pese a que los hechos que se le atribuyen


no constituyen delito. Agrega que en el citado procesal penal se emitió el
auto de enjuiciamiento en su contra por los delitos de organización
criminal, lavado de activos, obstrucción a la justicia y falsa declaración en
procedimiento administrativo, y se le citó a juicio para el 1 de julio de
2024.

Asevera que, durante le etapa de investigación preliminar, la favorecida


fue detenida al interior de la sede del Ministerio Público en mérito del
Auto de Detención Preliminar de fecha 9 de octubre de 2018, cuando
acudió por haber sido citada en dicha sede, por lo que se le privó de su
libertad por ocho días. Sin embargo, el referido auto fue declarado nulo.

Alega que, en el marco del primer pedido de prisión preventiva dictado


contra la favorecida, se realizaron diversas audiencias en la que se advirtió
la incorporación de elementos sin haberse respetado su derecho de
defensa. Con posterioridad se le restituyó su libertad por una decisión del
Tribunal Constitucional. No obstante, el Ministerio formuló requerimiento
acusatorio en el que se apreciaron deficiencias. Asimismo, el juzgado
demandado desconoció lo decidido por el Tribunal Constitucional y emitió
el auto de enjuiciamiento y rechazó la excepción de naturaleza de acción
que dedujo la favorecida. Además, dictó en su contra un segundo mandato
de prisión preventiva, que fue revocado por la Segunda Sala Penal de
Apelaciones Nacional.

Aduce que la favorecida estuvo con detención preliminar, trece meses


(desde el 31 de octubre de 2018 al 29 de noviembre de 2019), en mérito
de la primera prisión preventiva dictada en su contra, y se le privó de su
libertad tres meses y trece días (desde el 20 de enero de 2020 al 3 de mayo
de 2020) en virtud de la segunda prisión también dictada en su contra. Por
tanto, se le privó de su libertad personal por el plazo de dieciséis meses y
dieciséis días, en contravención de lo decidido por el Tribunal
Constitucional. Además, las afectaciones de sus derechos continuaron
durante el desarrollo de la investigación preparatoria, pues se trasladaron
documentos de otras carpetas fiscales en las que no participó su defensa,
o la apresurada formulación de acusación en su contra, pese a que otros
actos de investigación se encontraban pendientes de realización en plena
contienda electoral el año 2021.

Afirma que la etapa intermedia fue prolongada por las deficiencias del
requerimiento fiscal acusatorio, el cual fue saneado de forma indebida por
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LIMA
KEIKO SOFÍA FUJIMORI HIGUCHI,
representada por GIULLIANA LOZA
AVALOS-ABOGADA

el juzgado. Precisa que, durante la referida etapa, fueron desestimadas las


citadas excepciones de naturaleza de acción que dedujo. Por tanto, se
consideró como válido un hecho atípico, sin haberse realizado un análisis
de la imputación, y que las cuestionadas resoluciones permitieron la
emisión del cuestionado auto de enjuiciamiento y su posterior citación a
juicio. Refiere que en la acusación formulada contra a la favorecida, se
solicitó que se le imponga treinta años y diez meses de pena privativa de
la libertad, por hechos que no constituyen delito, que no revisten matices
propios de un tipo penal; y que no son subsumibles a las normas vigentes
por los delitos imputados.

Señala que las cuestionadas resoluciones judiciales tienen la calidad de


firmes, porque la favorecida no las ha dejado consentir, puesto que
interpuso en su contra recursos de apelación para que la Sala de
Apelaciones corrija las inconstitucionales decisiones que contienen. Sin
embargo, la Sala incumplió su responsabilidad al haber emitido un
pronunciamiento de fondo y no revisó las citadas resoluciones.
Por lo señalado, es posible concluir que, en síntesis, la recurrente cuestiona
las sucesivas detenciones efectuadas en contra de la beneficiaria, la
desestimación de las excepciones que formuló al interior del proceso
penal, la formulación de la acusación fiscal pese a que, según señala, los
hechos imputados no constituyen delito, y, finalmente, que se hayan
expedido resoluciones judiciales tales como el auto de enjuiciamiento y el
de citación a juicio.

En el siguiente apartado precisaré las razones por las cuales considero que
los referidos cuestionamientos no se vinculan con el contenido
constitucionalmente protegido del derecho a la libertad individual de la
beneficiaria.

ii. Inexistencia de medidas que afecten la libertad individual


de la beneficiaria

En su demanda, la parte recurrente ha cuestionado que, como


consecuencia del proceso penal iniciado en contra de la beneficiaria, se le
ha impuesto una comparecencia con restricciones. De este modo, solicita,
a través de un habeas corpus reparador, que esta medida sea revocada y
se restituya su derecho a la libertad personal.

Al respecto, es importante señalar, en primer lugar, que en la actualidad


no existe alguna medida que incida en la libertad individual de la
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KEIKO SOFÍA FUJIMORI HIGUCHI,
representada por GIULLIANA LOZA
AVALOS-ABOGADA

beneficiaria, presupuesto que, a lo largo de la jurisprudencia del Tribunal


Constitucional, ha sido indispensable para evaluar un eventual
pronunciamiento de fondo. En efecto, en la sesión de audiencia pública
del 12 de septiembre del presente año, el Décimo Juzgado de
Investigación Preparatoria de Lima declaró la caducidad de las reglas de
conducta impuestas, y ello en aplicación de las disposiciones previstas en
la Ley 32130, la cual modificó el Código Procesal Penal e impuso un
plazo para el dictado de la comparecencia con restricciones, el cual habría
vencido en el presente caso. Esto supone que, en la actualidad, la
beneficiaria sigue el proceso penal con un régimen de comparecencia
simple, por lo que ha operado la sustracción de la materia.

Del mismo modo, en constantes pronunciamientos la actual composición


del máximo intérprete de la Constitución se ha encargado de precisar que
no es posible analizar, en el marco de un proceso de habeas corpus, los
diversos cuestionamientos de actos procesales si es que la persona se
encuentra con comparecencia simple. De hecho, el Tribunal
Constitucional ha señalado, en diversas oportunidades, que la
comparecencia simple no incide en la libertad individual. Esto supone que
los cuestionamientos a los diversos actos procesales ulteriores formulados
en este proceso no puedan, por este motivo, ser analizados en este proceso
constitucional, sin perjuicio de las posteriores reflexiones que efectuaré
respecto de cada uno de ellos. Así, nuestra jurisprudencia ha señalado, por
ejemplo, que

en el proceso penal en cuestión se encuentra con comparecencia simple,


es decir, no existe afectación del contenido constitucionalmente protegido
del derecho a la libertad. En efecto, en la Resolución 1, de fecha 30 de
setiembre de 2021, consta que a la recurrente se le impuso la medida de
comparecencia simple95.

Del mismo modo, recordando jurisprudencia consolidada del colegiado,


se sostuvo lo siguiente:

[e]n consecuencia, se concluye que únicamente se le ha dictado una


medida de comparecencia simple. Entonces, tendría que declararse la
improcedencia de la demanda, en aplicación de la causal de improcedencia
tipificada en el numeral 1 del artículo 7 del Nuevo Código Procesal
Constitucional, dado que aquella medida no afecta el contenido

95
Sentencia del Tribunal Constitucional en el expediente 00161-2023-HC, fundamento
8.
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constitucionalmente protegido del derecho fundamental a la libertad


individual. Al respecto, este Colegiado, en la resolución emitida en el
Expediente 04030-2012-PHC/TC estableció que “la situación jurídica del
beneficiario en el proceso penal que se le sigue es la de comparecencia
simple, no habiéndose dispuesto ninguna limitación o restricción a su
libertad. En consecuencia, no existe agravio al derecho protegido por este
proceso constitucional de la libertad”. En igual sentido, la resolución
emitida en el Expediente 00981-2011-PHC/TC expresó que “la resolución
cuestionada impone al recurrente mandato de comparecencia simple,
situación que en modo alguno incide de manera negativa en el derecho a
la libertad individual96.

El Tribunal, en ese orden de ideas, ha señalado que el dictado de una


medida de comparecencia simple ya genera que no sea posible analizar,
en el marco de un proceso de habeas corpus, si es que los actos procesales
cuestionados resultan válidos o no, y ello en la medida que no se advierte
alguna incidencia en la libertad personal97. Así, ha señalado que

conviene recordar que este Tribunal, en reiterada jurisprudencia, ha


precisado que el inicio y la prosecución de un proceso penal con mandato
de comparecencia simple, aun cuando se alegue la afectación de los
derechos conexos, en modo alguno tiene incidencia negativa sobre el
derecho a la libertad personal, por lo que en el caso de autos y
considerando que la situación jurídica del demandante es la de
comparecencia simple, según el auto de apertura de instrucción, se hace
evidente que los hechos pretendidamente lesivos no tienen incidencia
negativa y concreta sobre su derecho a la libertad personal98.

Ciertamente, en diversos apartados de la demanda, la parte recurrente se


refiere a las detenciones dictadas en contra de la beneficiaria; sin embargo,
al no encontrarse estas medidas vigentes, no resultan relevantes para
analizar lo invocado en el presente proceso, más aún cuando estas ya
96
Sentencia del Tribunal Constitucional en el expediente 02929-2022-HC, fundamento
6.
97
En la sentencia del expediente 04030-2012-HC (fundamento 5), se indicó que
“tratándose de un hábeas corpus conexo la alegada afectación al debido proceso debe
redundar en una afectación a la libertad individual. En el caso concreto, la situación
jurídica del beneficiario en el proceso penal que se le sigue es la de comparecencia
simple, no habiéndose dispuesto ninguna limitación o restricción a su libertad. En
consecuencia, no existe agravio al derecho protegido por este proceso constitucional de
la libertad”.
98
Sentencia del Tribunal Constitucional en el expediente 03059-2023-HC, fundamento
5.
EXP. N.° 02109-2024-PHC/TC
LIMA
KEIKO SOFÍA FUJIMORI HIGUCHI,
representada por GIULLIANA LOZA
AVALOS-ABOGADA

fueron evaluadas en el marco de la justicia constitucional en una anterior


oportunidad.

Ahora bien, en este apartado, y sin perjuicio de lo hasta aquí expuesto, me


referiré a la inexistencia de medidas que incidan en la libertad personal de
la beneficiaria. Para ello, analizaré los actos procesales cuestionados en el
presente proceso constitucional, esto es: a) la Resolución 35 (Incidente
186), de fecha 12 de setiembre de 2022, que declaró infundada la
excepción de naturaleza de acción deducida por la defensa de doña Keiko
Sofía Fujimori Higuchi en el proceso que se le sigue por el delito de lavado
de activos; b) la Resolución 46 (Incidente 186), de fecha 6 de octubre de
2022, por la que se declaró infundada la excepción de naturaleza de acción
deducida por la defensa de la favorecida en el proceso que se le sigue por
el delito de organización criminal; la Resolución 110 (Incidente 186), de
fecha 30 de noviembre de 2023, por la que se dictó auto de enjuiciamiento
por el delito de lavado de activos; c) todos los actos precedentes del
proceso seguido desde el inicio de las investigaciones preliminares
tramitados en la Carpeta Fiscal 55-2017 (acumulada Carpeta Fiscal 80-
2017 y 12-2016); y, finalmente, d) la existencia de una supuesta amenaza
a la libertad personal de la beneficiaria.

En ese sentido, explicaré en qué medida los actos procesales cuestionados


no inciden en la libertad individual de la beneficiaria.

a) Sobre el cuestionamiento a la Resolución 35, de fecha 12 de


setiembre de 2022, que declaró infundada la excepción de
naturaleza de acción en el delito de lavado de activos, y a la
Resolución 46, de fecha 6 de octubre de 2022, que declaró
infundada la excepción de naturaleza de acción en el delito de
organización criminal

La recurrente cuestiona que la Resolución 35 y la Resolución 46 afectan


su derecho a la libertad individual en conexión con el principio de
legalidad penal, en la medida en que, según aduce, los hechos que se le
atribuyen no constituían delito en la fecha en que se cometieron, ni ha sido
posible aportar elementos probatorios para acreditar su comisión. Al
respecto, es importante recordar que la excepción de naturaleza de acción,
como lo sostuvo el Tribunal Constitucional en el expediente 06794-2015-
HC, es un medio de defensa técnico que tiene por finalidad discutir la
relevancia penal del hecho que se imputa, de manera previa a cualquier
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representada por GIULLIANA LOZA
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actividad probatoria99.

Ahora bien, la jurisprudencia del Tribunal Constitucional ha precisado, en


forma reiterada, que el proceso de habeas corpus no constituye la vía
adecuada para cuestionar el contenido de un auto que resuelva una
excepción de naturaleza de acción. Este criterio obedece, en esencia, a dos
cuestiones elementales. En primer lugar, a que esta clase de decisiones
judiciales no generan, directamente, una afectación a la libertad
individual. Así, por ejemplo, en una sentencia del año 2024 se sostuvo que
“la Resolución 9, de fecha 8 de setiembre de 2022, no tiene incidencia
concreta, negativa y directa en el derecho a la libertad personal del
recurrente tutelado por el habeas corpus, en tanto versa sobre la
desestimación de una excepción de naturaleza de acción”100.

Este criterio fue reafirmado en un pronunciamiento del presente año, en


el que se sostuvo que “las cuestionadas resoluciones, no tienen incidencia
concreta, negativa y directa en el derecho a la libertad personal de don
Jorge Luis Arrelucea Fernández tutelado por el habeas corpus, en tanto
versa sobre la desestimación de una excepción de naturaleza de acción”101.

Por otro lado, se ha considerado, como segundo elemento, que esta clase
de cuestionamientos pretenden, en realidad, un reexamen del análisis
efectuado por la judicatura ordinaria, por lo que se emplearía el proceso
constitucional para subrogar el rol del juez de analizar la subsunción de
una conducta de naturaleza penal, cuestión que corresponde ser
examinada a la justicia ordinaria. Así, se ha precisado

[q]ue del análisis de 10 expuesto en la demanda así como de la


instrumental que corre en estos autos, se advierte que 10 que en puridad
pretende el accionante es que este Tribunal se arrogue las facultades
reservadas al juez ordinario y proceda al reexamen de la resolución de
fecha 14 de noviembre de 2008, que declaró infundada la excepción de
naturaleza de acción, para cuyo efecto alega la vulneración de sus
derechos fundamentales, materia que es ajena al contenido
constitucionalmente protegido por el hábeas corpus, puesto que no es
función del juez constitucional proceder a la subsunción de la conducta en

99
Sentencia del Tribunal Constitucional en el expediente 06794-2015-HC, fundamento
5.
100
Sentencia del Tribunal Constitucional en el expediente 02178-2023-HC, fundamento
5.
101
Sentencia del Tribunal Constitucional en el expediente 02238-2024-HC, fundamento
5.
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LIMA
KEIKO SOFÍA FUJIMORI HIGUCHI,
representada por GIULLIANA LOZA
AVALOS-ABOGADA

un determinado tipo penal. Por tanto, lo pretendido resulta


manifiestamente incompatible con la naturaleza del proceso constitucional
de hábeas corpus102.

Es posible agregar una tercera razón por la que esta clase de demandas
suelen ser desestimadas en un proceso constitucional de esta naturaleza, y
esto obedece a que la jurisprudencia constitucional también ha sostenido
que el habeas corpus no debe ser empleado para cuestionar la resolución
de los medios técnicos de defensa, como ocurre, ciertamente, con el caso
de las excepciones. Así, se ha señalado que

este Tribunal en reiterada jurisprudencia ha establecido que no es función


del juez constitucional proceder a la calificación jurídica de los hechos
imputados, a la sub sunción de la conducta en un determinado tipo penal,
a determinar la inocencia o responsabilidad penal del imputado, a realizar
diligencias o actos de investigación; a efectuar el reexamen o revaloración
de los medios probatorios, así como a la resolución de los medios técnicos
de defensa, pues ello es tarea exclusiva del juez ordinario, que escapa a la
competencia del juez constitucional. Por tanto, lo pretendido resulta
manifiestamente incompatible con la naturaleza del proceso constitucional
de hábeas corpus103.

Este criterio también ha sido ratificado de manera reciente. De esta


manera, se ha recordado que el Tribunal a través de su jurisprudencia ha
dejado establecido que “no son funciones del juez constitucional proceder
a la subsunción de la conducta en un determinado tipo penal, la
calificación específica del tipo penal imputado, la resolución de los
medios técnicos de defensa, la realización de diligencias o actos de
investigación, efectuar el reexamen o revaloración de los medios
probatorios”104.

Por lo expuesto, no se puede emplear el proceso constitucional de habeas


corpus para cuestionar lo resuelto en una excepción de naturaleza de
acción, lo cual se fundamenta en que la jurisprudencia del Tribunal ha
precisado que, en principio, no se puede emplear esta vía para cuestionar
la resolución judicial que se pronuncia sobre medios técnicos de defensa,
ya que los mismos no inciden en la libertad individual y porque no
corresponde a la justicia constitucional sustituir el análisis que pueda
102
Auto del Tribunal Constitucional en el expediente 04409-2009-HC, fundamento 3.
103
Auto del Tribunal Constitucional en el expediente 02718-2008-HC, fundamento 4.
104
Sentencia del Tribunal Constitucional en el expediente 03058-2022-HC, fundamento
4.
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KEIKO SOFÍA FUJIMORI HIGUCHI,
representada por GIULLIANA LOZA
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tener, sobre estos aspectos, la justicia ordinaria.

Sin perjuicio de lo hasta aquí expuesto, estimo importante señalar que la


Resolución 35, de fecha 12 de setiembre de 2022, que declaró infundada
la excepción de naturaleza de acción en el delito de lavado de activos, no
fue incorporada como anexo en la demanda. Lo mismo ocurrió con la
Resolución 46, de fecha 6 de octubre de 2022, que declaró infundada la
excepción de naturaleza de acción en el delito de organización criminal.
Este hecho solo abona más a la tesis de la inviabilidad de identificar
posibles vicios en la argumentación de la autoridad judicial emplazada.

En todo caso, ello no impide concluir que, al tratarse de resoluciones


judiciales que se pronuncian respecto de un mecanismo técnico de defensa
que no incide en la libertad individual de la beneficiaria, la demanda debe
ser declarada como improcedente en este punto.

b) Sobre el cuestionamiento a la Resolución 110, de fecha 30 de


noviembre de 2023, por la que se dictó auto de enjuiciamiento por
el delito de lavado de activos

La defensa técnica de la beneficiaria ha cuestionado el auto de


enjuiciamiento por el delito de lavado de activos. En relación con este
punto, existe reiterada jurisprudencia del Tribunal Constitucional en la
que se ha precisado que el habeas corpus no puede ser empleado para
cuestionar esta clase de actos procesales. Como se conoce, en el marco
del proceso penal, el auto de enjuiciamiento constituye una resolución
judicial por la que se dispone que el caso pase a la etapa de enjuiciamiento.

El intérprete final de la Constitución ha señalado, de manera reciente y a


propósito de impugnaciones dirigidas a esta clase de actos procesales, lo
siguiente:

[e]n el caso de autos, es objeto de cuestionamiento la audiencia de control


de acusación realizada el 15 de enero de 2024, y del auto de
enjuiciamiento, Resolución 6, de fecha 15 de enero de 2024. Al respecto,
la audiencia de control de acusación y el auto de enjuiciamiento, en sí
mismo, no generan una afectación negativa, directa y concreta en la
libertad personal del recurrente, máxime si conforme se aprecia del auto
de enjuiciamiento en el proceso penal que se le sigue no se le ha dictado
alguna medida de coerción personal105.

105
Sentencia del Tribunal Constitucional en el expediente 01486-2024-HC, fundamento
EXP. N.° 02109-2024-PHC/TC
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KEIKO SOFÍA FUJIMORI HIGUCHI,
representada por GIULLIANA LOZA
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En esta misma línea, se ha sostenido que “el acta de registro de audiencia


de control de acusación de fecha 25 de abril de 2022, así como el auto de
enjuiciamiento de fecha 25 de abril de 2022 (f. 10), en sí mismos, no
determinan ni inciden en un agravio concreto y directo en el derecho a la
libertad personal materia de tutela del proceso de habeas corpus”106.

De hecho, al igual que lo que ocurre en el presente caso, un factor


adicional que ha considerado el Tribunal en su jurisprudencia ha sido que,
en el proceso penal, no se haya dictado alguna medida de coerción en
contra del beneficiario, lo que determinó que se considere que no existía
alguna medida específica que incida en la libertad individual. Por ejemplo,
en una sentencia de este año, ha señalado que

el Auto de Enjuiciamiento, resolución de fecha 30 de octubre de 2023,


dictado en el proceso que se le sigue a don Ýtalo Manuel Aguilar Cornejo
por el delito de microcomercialización o microproducción de drogas, en
sí mismo, no contiene alguna restricción o limitación alguna a su libertad
personal. Además, se advierte del referido auto que se le dictó mandato de
comparecencia simple, por lo no se advierte en autos que exista alguna
medida restrictiva en su contra como reconoce en el recurso de agravio
constitucional107.

El Tribunal también ha precisado que inclusive una actuación procesal


posterior, que es el auto de citación a juicio oral, tampoco supone una
intervención en el contenido constitucionalmente protegido del derecho a
la libertad personal, y ello pese a que se trata de la resolución judicial que
señala el lugar y la fecha para el inicio de esta fase del proceso, la cual,
como se sabe, es la última etapa del proceso penal. Así, ha sostenido que
“el requerimiento fiscal de acusación, la audiencia de control de
acusación, el acta judicial que dicha diligencia genera, la resolución que
declara saneada la acusación fiscal y somete a juzgamiento al investigado
(auto de enjuiciamiento) y la resolución que cita a juicio oral, no
determinan la restricción ni manifiestan un agravio concreto del derecho
a la libertad personal materia de tutela del proceso de habeas corpus”108.

7.
106
Sentencia del Tribunal Constitucional en el expediente 03432-2022-HC, fundamento
4.
107
Sentencia del Tribunal Constitucional en el expediente 01378-2024-HC, fundamento
5.
108
Sentencia del Tribunal Constitucional en el expediente 03082-2022-HC, fundamento
5.
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KEIKO SOFÍA FUJIMORI HIGUCHI,
representada por GIULLIANA LOZA
AVALOS-ABOGADA

En ese sentido, y en la medida en que el auto de enjuiciamiento no genera


una incidencia en el derecho a la libertad personal conforme a la reiterada
jurisprudencia del Tribunal Constitucional, considero que corresponde
desestimar la demanda en este punto. En todo caso, estimo importante
recordar que, al igual que lo que ocurre con las resoluciones que
desestiman la excepción de naturaleza de acción, esta resolución tampoco
fue adjuntada a la demanda.

c) Sobre el cuestionamiento de todos los actos precedentes del


proceso seguido desde el inicio de las investigaciones
preliminares tramitados en la Carpeta Fiscal 55-2017
(acumulada Carpeta Fiscal 80-2017 y 12-2016)

En este punto, la recurrente solicita la nulidad de las actuaciones del


Ministerio Público desde el inicio de las investigaciones preliminares.
Evidentemente, bajo la lógica de la parte actora, ello obedece a que, según
ha señalado, la conducta atribuida a la beneficiaria no constituye delito.
Ahora bien, respecto de las diligencias preliminares se ha señalado que

constituyen una etapa prejurisdiccional del proceso penal, por la cual el


Fiscal está autorizado para reunir los elementos probatorios para
formalizar la investigación, a efectos de elaborar su estrategia acusatoria
o desestimar la denuncia, estableciéndose en el artículo trescientos treinta
del Código Procesal Penal que estas diligencias tienen como finalidad
inmediata realizar actos urgentes o inaplazables, asegurar los elementos
materiales que se utilizaron para su comisión e individualizar a las
personas involucradas y a los agraviados109.

Esto supone que el habeas corpus no pueda ser empleado para solicitar la
nulidad de las referidas actuaciones fiscales, ya que las mismas tienen el
propósito de encontrar y asegurar las fuentes de prueba con las cuales se
decidirá, en un momento posterior, si se archiva la investigación o se
formaliza la investigación preparatoria110. En ese sentido, emplear la
justicia constitucional en una fase notoriamente inicial del proceso penal
puede generar que se obstruya la adecuada indagación de un posible hecho
delictivo.

109
Corte Suprema de Justicia de la República. Casación Nº 318-2011-LIMA,
fundamento 2.6.
110
Almanza, Frank (2025). Manual de Derecho Procesal Penal. Lima: San Bernardo, p.
92.
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KEIKO SOFÍA FUJIMORI HIGUCHI,
representada por GIULLIANA LOZA
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Al respecto, es importante señalar que el Tribunal Constitucional, en


reiterada jurisprudencia, ha precisado que el proceso de habeas corpus no
puede ser utilizado para cuestionar la decisión fiscal de dictar la
disposición de formalización de la investigación preparatoria, y, en ese
mismo sentido, tampoco se podría emplear dicha vía para impugnar el
desarrollo de las investigaciones preliminares. De hecho, se ha destacado
que, en principio, las disposiciones fiscales que suponen la formalización
de la investigación preparatoria o la acusación fiscal no generan alguna
afectación particular a la libertad personal. Así, se ha mencionado que

las Disposiciones Fiscales 8 y 10 que se cuestionan, así como la


tramitación de una investigación fiscal, la formulación de una acusación
fiscal e incluso el eventual requerimiento fiscal para que el juzgador penal
imponga al investigado determinada medida restrictiva de la libertad, en
sí mismas, no determinan ni inciden en una afectación negativa, concreta
y directa en el derecho a la libertad personal materia de tutela del proceso
constitucional de habeas corpus111.

En ese sentido, resulta evidente que el proceso de habeas corpus no puede


ser empleado para privar al Ministerio Público del ejercicio de sus
atributos propios de su rol de defensor de la legalidad. El Tribunal
Constitucional, en una sentencia de este año, ha recordado que

si bien es cierto que la actividad del Ministerio Público, en la investigación


preliminar del delito, al formalizar la denuncia, al emitir la acusación
fiscal o al requerir la restricción del derecho a la libertad personal del
imputado, se encuentra vinculada al principio de interdicción de la
arbitrariedad y al debido proceso, también lo es que dicho órgano
autónomo, en general, no tiene facultades coercitivas para restringir o
limitar la libertad personal, porque las actuaciones de la fiscalía penal son
postulatorias, requirentes y en ningún caso decisorias sobre lo que la
judicatura penal resuelva en cuanto a la restricción del derecho a la libertad
personal112.

Lo anterior supone que no se puede emplear la justicia constitucional para


impugnar el desarrollo de las investigaciones que el Ministerio Público
estime pertinentes, más aún cuando de ellas no se extraen mandatos que
111
Sentencia del Tribunal Constitucional en el expediente 02066-2024-HC, fundamento
7. La misma afirmación se efectuó en el expediente 02303-2024-HC, fundamento 7,
02406-2023-HC, fundamento 8.
112
Sentencia del Tribunal Constitucional en el expediente 01635-2024-HC, fundamento
5.
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KEIKO SOFÍA FUJIMORI HIGUCHI,
representada por GIULLIANA LOZA
AVALOS-ABOGADA

incidan en la libertad individual. En el presente caso, la beneficiaria no


solamente no cuenta con alguna medida restrictiva de la libertad dictada
en su contra -al encontrarse bajo el régimen de la comparecencia simple-
, sino que su situación jurídica está pendiente de ser resuelta en el marco
de la etapa intermedia del proceso penal, y es en esta vía en la que podrá
invocar los argumentos que estimen pertinentes para demostrar la
supuesta atipicidad de la conducta o su eventual irresponsabilidad penal,
aspectos que, por el principio de corrección funcional, corresponderán ser
evaluados por la justicia ordinaria.

Ahora bien, e independientemente de lo hasta aquí expuesto, no puedo


dejar de advertir que, en la ponencia, una importante parte de los
fundamentos está direccionada a cuestionar el contenido de la acusación
fiscal, aunque, ciertamente, no se cita su contenido ni se precisa en qué
medida los elementos aportados por la fiscalía serían inconducentes para
acreditar los hechos que se le atribuyen a la beneficiaria. En todo caso,
desarrollaré con mayor detenimiento este punto en el siguiente apartado.

En lo que respecta a la falta de incidencia en el derecho a la libertad


personal solo deseo recordar que la jurisprudencia del Tribunal ha
precisado que el proceso de habeas corpus no puede ser utilizado para
cuestionar el contenido de acusaciones fiscales. Así, se ha señalado que
“el recurrente cuestiona el requerimiento de acusación mixto formulado
por el fiscal provincial emplazado, lo cual no tiene incidencia negativa,
directa y concreta en la libertad personal del beneficiario, y esa es la razón
concreta por la que resulta improcedente la demanda de autos”113.

Por lo expuesto, también corresponde declarar la improcedencia de la


demanda por este motivo.

d) Acerca de la inexistencia de una amenaza cierta e inminente al


derecho a la libertad personal

Finalmente, considero pertinente efectuar algunas consideraciones en


relación a la inexistencia de alguna amenaza cierta e inminente en relación
con el derecho a la libertad personal. En el escrito de demanda, la
recurrente sostiene que existe una “seria amenaza a que finalmente se le
prive completamente de su libertad [a la beneficiaria] por medio de la
113
Sentencia del Tribunal Constitucional en el expediente 01654-2023-HC, fundamento
7.
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imposición de una pena privativa de la libertad”.

El Tribunal Constitucional ha establecido, en jurisprudencia constante,


que la procedencia de un proceso constitucional en relación con alguna
amenaza se encuentra supeditada a que esta sea seria e inminente. En ese
sentido, ha señalado que para determinar si “la amenaza de un derecho es
inminente hay que establecer, en primer lugar, la diferencia entre actos
futuros remotos y actos futuros inminentes. Los primeros son aquellos
actos inciertos que pueden o no suceder, mientras que los segundos son
los que están próximos a realizarse, es decir, que su comisión es casi
segura y en un tiempo breve”114.

En el presente caso, la recurrente afirma que la amenaza consiste en la


imposición de alguna medida restrictiva de la libertad, la cual, según se
desprende del momento actual del proceso penal en contra de la
beneficiaria, consistiría en una sentencia condenatoria. Al respecto, en
julio del presente año, el Décimo Juzgado de Investigación Preparatoria
Nacional sostuvo, a través de la Resolución 2, de fecha 2 de julio de 2025,
lo siguiente:

en cumplimiento estricto de lo resuelto por el Tribunal Constitucional en


la sentencia de fecha 21 de noviembre de 2024 y considerando lo resuelto
por el Tercer Juzgado Colegiado Nacional mediante resolución número
sesenta y cuatro confirmado por el Superior jerárquico mediante auto de
vista contenida en la resolución número setenta y seis y a efectos de
garantizar el debido proceso y evitar nulidades ulteriores, corresponde
declarar Nulo el auto de enjuiciamiento respecto del investigado José
Chlimper Ackerman y de oficio se dispone la aplicación de los efectos y
hacer extensivo a los demás sujetos procesales y por consiguiente
retrotraer la presente causa a etapa intermedia, con la finalidad que el
Ministerio Público formule nueva acusación conforme a lo dispuesto por
el tribunal constitucional, contra Keiko Sofia Fujimori Higuchi y otros por
la presunta comisión del delito de Lavados de activos y otros en agravio
del estado, lo cual de manera necesaria acarrea como consecuencia la
nulidad del primigenio requerimiento fiscal de acusación y así debe
declararse.

En virtud de lo ordenado por la autoridad judicial, se formuló una nueva


acusación fiscal en contra de la beneficiaria y otros imputados, por lo que
se ha dado inicio a la fase del control de la acusación. Esto supone que, en
114
Sentencia del Tribunal Constitucional en el expediente 03048-2022-HC, fundamento
4.
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KEIKO SOFÍA FUJIMORI HIGUCHI,
representada por GIULLIANA LOZA
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la actualidad, el proceso penal se encuentra en la etapa intermedia. Ahora


bien, para determinar la existencia de una amenaza inminente corresponde
analizar qué actuaciones procesales restan antes del dictado de una
eventual sentencia condenatoria, y ello con el fin de determinar si es que
nos encontramos ante una posible especulación de un resultado
desfavorable, o si es que, por el contrario, la posible restricción a la
libertad personal es próxima en el tiempo.

Al respecto, la Corte Suprema ha sostenido que “[d]entro de la estructura


del proceso común, la etapa intermedia es imprescindible. Una de las
funciones más importantes que debe cumplir es el control de los resultados
de la investigación preparatoria, para lo cual ha de examinar el mérito de
la acusación fiscal y los recaudos de la causa con el fin de decidir si
procede o no abrir el juicio oral, el procedimiento principal”115. Se
advierte, de lo expuesto, que en esta etapa del proceso penal se revisan y
valoran los resultados de la investigación, por lo que se debe emitir un
pronunciamiento sobre el reconocimiento de la acción penal, con el fin de
decidir si procede o no abrir el juicio oral116. Esto implica, como resulta
evidente, un control de la acusación fiscal, lo cual puede conducir,
eventualmente, a que se expida un auto de enjuiciamiento o se dicte el
sobreseimiento de la causa.

De este modo, de manera contraria a lo expuesto en el escrito de demanda,


no existe una amenaza inminente, ya que no nos encontramos frente a una
restricción de la libertad próxima a realizarse. En efecto, dentro de la
terminología empleada en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional
nos encontramos, en realidad, frente a un acto remoto, ya que la posible
privación de la libertad de la beneficiaria es un acto incierto que depende
de ulteriores decisiones judiciales. En efecto, en la etapa en la que se
encuentra el proceso penal cuestionado en este habeas corpus, aún resta
que finalice la etapa intermedia (a través de un auto de enjuiciamiento o
de sobreseimiento, dependiendo esta decisión de la valoración de la
autoridad judicial) y que, con posterioridad, se desarrolle el juicio oral y
se evalúe, de ser el caso, si es que la beneficiaria ha cometido o no el delito
que se le atribuye. Es evidente que un pronóstico personal de lo que,
eventualmente, ocurra en un proceso penal no es algo que pueda ser
controlado judicialmente en el marco de un proceso constitucional de la
115
Corte Suprema de Justicia de la República. Acuerdo Plenario Nº 5-2008/CJ-116,
fundamento jurídico 17.
116
Del Río, Gonzalo (2021). La etapa intermedia. Lima: Instituto Pacífico, p. 48.
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representada por GIULLIANA LOZA
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libertad.

Por otro lado, en relación con la certeza, se ha señalado que debe existir
un conocimiento seguro y claro de la amenaza a la libertad, dejando de
lado conjeturas o presunciones117. En el presente caso, el argumento de la
recurrente, relativo a la posible privación de la libertad de la beneficiaria,
se deduce de una hipótesis que deberá ser contrastada en el marco del
proceso penal seguido en su contra, y que depende de la culminación de
sus diversas etapas. Estimar un habeas corpus en ese escenario implicaría
que la justicia constitucional pueda suplir a la justicia penal ordinaria en
su rol de determinar el derecho aplicable, cuestión que no puede ser
dilucidada en un proceso de esta naturaleza.

Por lo expuesto, y en la medida en que aún no culmina ni la etapa


intermedia ni el juicio oral, la supuesta amenaza no se configura en el
presente caso, ya que depende de posteriores valoraciones y decisiones a
ser adoptadas por la justicia penal ordinaria. En ese sentido, también se
debe declarar como improcedente la demanda por lo expuesto en este
punto.

De manera adicional a las consideraciones expuestas en este primer


bloque, y que, según considero, son suficientes para desestimar la
demanda, también me referiré a las impugnaciones específicas planteadas
por la recurrente en relación con el principio de legalidad penal.

iii. Consideraciones sobre el principio de legalidad penal y


estándares probatorios

La parte demandante alega que la imputación fiscal avalada en las


decisiones judiciales cuestionadas en este proceso no versa sobre un delito
de lavado de activos conforme a la legislación penal vigente al momento
de los hechos. Señala que, en todo caso, lo que atribuye la fiscalía a la
beneficiaria sería supuestamente un caso de financiamiento ilegal de
partidos políticos, figura que no estaba sancionada penalmente en nuestro
país sino hasta el año 2019. Lo anterior, según considera, supone una
vulneración del principio de legalidad penal, y la aplicación retroactiva in
malam partem de la ley.

117
Entre otras, se pueden consultar las sentencias expedidas en el marco de los
expedientes 02435-2002-HC, 02468-2004-HC; y 05032-2005-HC/TC.
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representada por GIULLIANA LOZA
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Por otro lado, en relación con los delitos de asociación ilícita y


organización criminal, señala que los hechos atribuidos carecen del
elemento típico constituido por la finalidad lucrativa. Por lo tanto, según
sostiene, resulta evidente que se busca privar a la señora Fujimori Higuchi
de su libertad por hechos que no reúnen las propiedades necesarias para
el delito de organización criminal.

Ahora bien, para abordar los argumentos expuestos en la demanda, me


referiré a los siguientes puntos: a) la falta de competencia de la justicia
constitucional para analizar argumentos vinculados con la tipicidad penal;
b) la existencia de mecanismos, al interior del proceso penal, para corregir
alguna eventual vulneración del principio de legalidad; c) los estándares
probatorios exigibles en la etapa intermedia del proceso penal; y, d) la
viabilidad de la tesis fiscal.

a) La falta de competencia de la justicia constitucional para analizar


argumentos vinculados con la tipicidad penal

La parte recurrente ha alegado que la conducta atribuida a la beneficiaria


es atípica, y que, de hecho, se le pretende aplicar un tipo penal que entró
en vigencia con posterioridad a los hechos, lo cual supone, desde su
perspectiva, una vulneración del principio de legalidad penal.

Ahora bien, resulta evidente que la consideración actual del principio de


legalidad penal se vincula con el hecho en que se constituye como un
“instrumento que protege a los ciudadanos del propio derecho penal a fin
de evitar una punición arbitraria y no calculable, sin ley o con una ley
imprecisa o retroactiva. De allí que aparezca como un postulado del estado
de derecho y garantía respecto del poder sancionador […]”118.

Al respecto, estimo que evaluar si es que la conducta de la beneficiaria


encaja o no dentro de los verbos rectores del tipo penal de lavado de
activos constituye una función propia del Ministerio Público y del Poder
Judicial, más aún si, como se expuso en el apartado anterior, el proceso
penal se encuentra en etapa de calificación de la acusación fiscal. De este
modo, es el juez penal el que, luego de valorada la acusación fiscal,
determinará si el proceso pasa a la fase del juicio oral o si se dispone el
sobreseimiento. Acudir, en este contexto, a la justicia constitucional, no
118
Yacobucci, Guillermo (2002). El sentido de los principios penales. Buenos Aires:
Depalma, pp. 255 y 256.
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representada por GIULLIANA LOZA
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solo resulta prematuro, sino que además supone una subrogación en


relación con las competencias de la justicia ordinaria para examinar y
valorar los posibles hechos delictivos que son puestos en su conocimiento.

De hecho, esta ha sido la postura que, en jurisprudencia constante, ha


desarrollado el Tribunal Constitucional. De manera reciente, en una
decisión suscrita por la actual conformación del Pleno, y a propósito de
un cuestionamiento de la tipicidad en un proceso penal iniciado por el
delito de lavado de activos, tuvo la oportunidad de señalar lo siguiente:

el recurrente refiere que su conducta nunca estuvo inmersa en la figura


delictiva del lavado de activos, ya que no conocía el origen ilícito, y que
en su conducta no se advierte el elemento subjetivo adicional al dolo que
el citado delito requiere; aduce también que no actuó con la intención de
dificultar la identificación del origen de los bienes, su incautación o
decomiso, y que el desbalance patrimonial no es un elemento
configurativo del tipo penal de lavado de activos; entre otros
cuestionamientos. Sin embargo, a la judicatura ordinaria le corresponde
dilucidar estos alegatos, conforme a reiterada jurisprudencia de este
Tribunal Constitucional119.

Como es posible de advertir, en dicho caso, al igual que lo que ocurre en


el presente, existe una discusión sobre el supuesto origen ilícito de los
bienes. El Tribunal, en aquella oportunidad, estimó que ello es una
función de la justicia ordinaria. Se podría argumentar que, a diferencia de
otros casos, en la presente controversia nos encontraríamos, según la
posición de la mayoría, frente a supuestos “hechos atípicos”, lo que,
eventualmente, justificaría la intervención de la justicia constitucional al
tratarse de una posible vulneración del principio de legalidad penal. Sin
embargo, frente a alegatos, nuevamente en un proceso de lavado de
activos, de una supuesta atipicidad de la conducta atribuida al
beneficiario, la actual conformación del Pleno tuvo la oportunidad de
indicar lo siguiente:

[e]l recurrente aduce que sen ha trasgredido los derechos del beneficiario
al habérsele condenado por hechos atípicos, trasferencia de acciones a
título gratuito, capitalización de reajuste por inflación en cumplimiento
del D.L. 627, entre otras conductas que no encajan en la descrita en la
norma correspondiente, esto es, el artículo 268 del Código Penal […].

119
Sentencia del Tribunal Constitucional en el expediente 05089-2022-HC,
fundamento 5.
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representada por GIULLIANA LOZA
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[…]

4. Al respecto, se advierte de lo expuesto que lo realmente pretendido es


que se reexamine o reevalúe el contenido de las resoluciones cuestionadas,
dado que el demandante disiente de la interpretación realizada por la
judicatura ordinaria penal en la subsunción de la conducta respecto de las
normas penales que regulan el tipo penal de lavado de activos […].

[…]

[…] Así, este Tribunal Constitucional, en reiterada jurisprudencia, ha


establecido que no es función del juez constitucional proceder a la
subsunción de la conducta en un determinado tipo penal; a la calificación
específica del tipo penal imputado; a la resolución de los medios técnicos
de defensa; a la realización de diligencias o actos de investigación; a
efectuar el reexamen o revaloración de los medios probatorios; así como
al establecimiento de la inocencia o responsabilidad penal del procesado,
pues, como es evidente, ello es tarea exclusiva del juez ordinario, que
escapa a la competencia del juez constitucional, que es precisamente lo
que pretende el recurrente al tratar de justificar la existencia de afectación
del principio de legalidad120.

En efecto, suele ocurrir, en el ámbito de la justicia constitucional, que bajo


el argumento de una posible vulneración del principio de legalidad penal
se pretenda cuestionar la teoría del caso del Ministerio Público o la
subsunción efectuada por las autoridades jurisdiccionales, cuestiones que
no corresponden ser evaluadas en un proceso constitucional Esto también
se ha confirmado, de manera enfática, en jurisprudencia reciente del
Tribunal, en la que la actual conformación del Pleno precisó lo siguiente:

[e]ste Tribunal advierte que aun cuando se denuncia la vulneración del


principio de legalidad, lo que en realidad se cuestiona es la tipificación de
la conducta imputada a don Carlos Daniel Roncal Miñano. Es decir, se
pretende que, vía el proceso de habeas corpus, se reexamine y determine
la tipificación del delito, análisis que compete exclusivamente a la
judicatura ordinaria121.

En el presente caso, en el escrito de demanda se cuestiona una posible


vulneración del principio de legalidad en relación con los delitos de lavado
120
Sentencia del Tribunal Constitucional en el expediente 04305-2022-HC,
fundamentos 3, 4 y 5.
121
Sentencia del Tribunal Constitucional en el expediente 04666-2022-HC,
fundamento 5.
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de activos y la pertenencia a una organización criminal.

Respecto del primer delito, en el fundamento 80 del escrito de demanda


se señala lo siguiente:

El Ministerio Público y el Juez penal parten de la idea de que la recepción


del dinero entregado por la empresa Odebrecht (hipótesis negada por la
defensa) y de los empresarios nacionales constituye supuestamente una
forma de realización del delito de lavado de activos. No obstante, en el
supuesto negado que ello hubiera sido así, tal punto de partida presupone
que, al momento de los hechos, nuestra legislación penal reprimía, como
delito de lavado de activos, la sola recepción de activos a sabiendas o
debiendo presumir su origen delictivo. A esta modalidad del delito de
layado de activos se le conoce en los escritos especializados como
receptación patrimonial o también como tipo penal de aislamiento en la
medida que criminaliza, en general, toda relación económica o patrimonial
con los activos maculados.

Esto implica que, para la parte recurrente, le corresponde a la justicia


constitucional analizar el presunto origen delictivo del dinero recibido, así
como evaluar si es que operó algún acto de conversión del dinero y alguna
posible integración, cuestiones que, evidentemente, corresponden ser
analizadas en el marco del proceso penal iniciado en contra de la
beneficiaria.

Por otro lado, en relación con el delito de organización criminal, en el


fundamento 129 del escrito de demanda, se sostiene lo siguiente:

[p]ues, bien, en el presente caso, si analizamos lo afirmado por el fiscal,


en su requerimiento acusatorio, apreciamos que nos habla de que la señora
Keiko Sofía Fujimori Higuchi habría constituido una organización
criminal en el seno del Partido Político Fuerza 2011 (Fuerza popular) con
un grupo selecto de personas con la finalidad de cometer delitos graves y
obtener un beneficio lucrativo (p. ej., pg. 325 del requerimiento
acusatorio). Sin embargo, si se atiende a la narración fáctica de los hechos
contenidos en la acusación, se podrá comprobar que en el presente caso
ninguna de esas dos finalidades está presente. Esto es, la tesis fiscal
configura una conducta que no se encuadra con el tipo penal de asociación
ilícita y/u organización criminal o en todo caso se aparta del tenor
requerido por la misma, de ahí que, se contraviene la Ley y la
Constitución.

De conformidad con señalado por la parte recurrente, el Tribunal


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Constitucional, al analizar la viabilidad de la demanda de habeas corpus,


tendría que analizar la narración fáctica planteada por el Ministerio
Público y dilucidar si las finalidades del tipo penal concurren o no en ella.
Esto supone efectuar un juicio de tipicidad de la conducta que no
corresponde a la justicia constitucional, por lo que la demanda debe ser
declarada como improcedente en relación con este punto.

b) La existencia de mecanismos, al interior del proceso penal, para


corregir alguna eventual vulneración del principio de legalidad

Constituye un presupuesto de acceso a la justicia constitucional el que se


hayan denunciado los presuntos vicios al interior del proceso ordinario
respectivo. En este caso, ante la denuncia de vulneración del principio de
legalidad penal, la recurrente interpuso, en su momento, una excepción de
naturaleza de acción, la cual se presenta como un mecanismo técnico de
defensa para denunciar que la conducta atribuida no es típica.

De este modo, es posible advertir que, al interior del propio proceso penal,
existían mecanismos para cuestionar el supuesto carácter atípico de las
conductas atribuidas a la beneficiaria. En todo caso, llama la atención que,
en la sentencia suscrita por la mayoría de mis colegas, no se hayan
expuesto los principales argumentos por los que la autoridad judicial
desestimó la referida excepción, ya que ello hubiese sido relevante para
examinar en qué medida la justicia penal no cumplió con los estándares
del derecho a la debida motivación de las resoluciones desarrollados en la
jurisprudencia reiterada del Tribunal Constitucional.

En efecto, uno de los mecanismos empleados ha sido el de la excepción


de naturaleza de acción, cuya finalidad ya se precisó en el apartado
anterior. En este caso, la defensa de la beneficiaria considera que su
denegación supone una vulneración del derecho a la debida motivación de
las resoluciones judiciales en conexión a la libertad personal, aunque,
ciertamente, no ha adjuntado el contenido de este pronunciamiento ni ha
precisado cuáles serían los fundamentos específicos en los que se
advertiría algún tipo de vicio.

Por otro lado, los derechos invocados en la demanda también pueden ser
tutelados, en caso se advierta alguna vulneración del principio de
legalidad, a través del control de la acusación fiscal y el eventual dictado
del sobreseimiento del proceso. En efecto, si es que, a criterio de la
autoridad jurisdiccional, el hecho atribuido a la beneficiaria no constituye
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delito, esta se encuentra facultada de disponer que el proceso penal no


avance a la fase del juicio oral. De hecho, incluso existe la posibilidad de
que si el juez del juicio no comparte la teoría del caso del Ministerio
Público, pueda eventualmente absolver a la beneficiaria, lo cual demuestra
que en el proceso penal aún se pueden analizar los argumentos
desarrollados por la parte recurrente, por lo que la presente demanda
deviene en improcedente también por este motivo.

c) Los estándares probatorios exigibles en la etapa intermedia del


proceso penal

Es importante precisar que las exigencias propias del deber de motivación


dependen de la etapa en la que se encuentre el proceso penal. Se ha
señalado, sobre ello, que

la dinámica del proceso penal para exigir diversos estándares de prueba


para distintos tipos de decisiones. Mencionaré solo algunas: ¿Qué nivel de
corroboración se considera suficiente para ordenar la adopción de medidas
cautelares durante la instrucción del sumario? ¿Qué nivel de
corroboración de la hipótesis acusatoria se considera suficiente para
concluir el sumario ordenando la apertura del juicio oral contra el
acusado?”122.

Esto supone que los estándares probatorios serán diferentes en función de


la etapa en la que se encuentre el proceso penal. Al respecto, estimo que
el uso de la justicia constitucional para controlar tanto la actuación fiscal
como judicial debe tomar en cuenta este factor, ya que, debido a que no
nos encontramos frente a una decisión final, resulta natural que exista
mayor flexibilidad en cuanto a las exigencias propias de la motivación.
De esta manera, mientras el proceso penal se encuentre en una etapa más
primigenia, menor debería ser la intervención del juez constitucional, y
mayor, a su vez, el margen de apertura que pueda existir respecto de la
imputación. Esto obedece tanto al respeto de los niveles de estándares
exigibles en cada etapa del proceso penal, como a que, como ya se señaló,
el proceso aun brinda diversos mecanismos y recursos para reparar alguna
posible vulneración de los derechos del imputado.

Del mismo modo, resulta evidente que la justicia constitucional debe


guardar un especial grado de deferencia respecto de lo valorado en sede
122
Ferrer, Beltrán (2007). Los estándares de la prueba en el proceso penal español. En:
Cuadernos Electrónicos de Filosofía del Derecho, Nº 15, p. 2.
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penal, particularmente en aquellos casos que, dada su complejidad,


ameritan un detenido análisis sobre aspectos jurídicos y probatorios. De
hecho, en la estructura propia del proceso penal, suele ocurrir que, cuando
una hipótesis es compleja -porque versa sobre diversas circunstancias-, no
suele ser extraño que los elementos de prueba disponibles atribuyan
grados de confirmación diferentes123. En el desarrollo de esta labor, la
justicia constitucional no debería involucrarse en determinaciones que
corresponden ser analizadas por la justicia ordinaria.

En efecto, la valoración de una posible vulneración del principio de


legalidad puede efectuarse, como ya se mencionó, en los siguientes
momentos procesales: i) a través de la interposición de una excepción de
naturaleza de acción; ii) en el control de la acusación fiscal en la etapa
intermedia, o, eventualmente, iii) en el desarrollo del juicio oral. Como ya
se precisó, es natural que, durante el desarrollo de estas etapas procesales,
existan precisiones en relación con la imputación. Se ha señalado, sobre
ello, que “[e]l carácter progresivo de la imputación permite que se precise,
detalle o modifique en la dinámica de la investigación, el proceso, e
incluso, en el juicio oral. Todo procedimiento y, en general, todo proceso
es un iter que siempre tiene un inicio y un cierre en cuyo tránsito se dan
ciertas etapas y periodos muy marcado, tendientes a cumplir un
determinado fin al que fueron diseñados”124.

Ahora bien, en el presente caso, la recurrente afirma que, con el propósito


de impugnar la supuesta atipicidad de la conducta atribuida a la
beneficiaria, presentó una excepción de naturaleza de acción, la cual fue
desestimada. En su escrito de demanda125, y a fin de cuestionar la decisión
judicial en la que se desestima la excepción, la recurrente ha señalado que

según la propia tesis de la fiscalía y aceptada por el Juez de Investigación


Preparatoria al emitir la resolución que declaró infundada la excepción de
improcedencia de acción, así como en su Auto de Enjuiciamiento, la
premisa fáctica respecto a que supuestamente la señora Keiko Sofía
Fujimori Higuchi habría orientado, coordinado, participado y dispuesto
los actos de conversión de activos ilícitos presuntamente a sabiendas de
su procedencia delictiva hasta antes del 26 de noviembre de 2016, no
implica de ninguna manera, la comisión de delito de lavado de activos.

123
Taruffo, Michele (2011). La prueba de los hechos. Madrid: Editorial Trotta, p. 281,
124
Castillo Alva, José (2023). La prueba en el proceso penal. Lima: Instituto Pacífico,
p. 712.
125
Escrito de demanda, fundamento 100.
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Como ya se ha señalado, pese a que la sentencia en mayoría anula la


resolución judicial que desestimó la excepción formulada, esta no fue
adjuntada al escrito de demanda, lo que implica que no se conozcan los
argumentos de la autoridad jurisdiccional emplazada. En todo caso, es
importante precisar que el uso de estos medios de defensa, como lo ha
hecho recordar la Corte Suprema, debe partir de los hechos descritos por
la disposición de formalización de la investigación preparatoria, y supone
que la autoridad jurisdiccional efectúe un juicio de subsunción normativo
del hecho atribuido a un injusto penal. También se ha precisado que es un
momento procesal inoportuno para efectuar inferencias probatorias126. En
efecto, analizar los argumentos de la recurrente en relación con el
principio de legalidad implicaría que se efectúe un juicio de subsunción
para examinar si es que la conducta atribuida a la beneficiaria se vincula
con alguna de las modalidades del delito de lavados de activos. Del mismo
modo, tendría que evaluar si es que los problemas planteados en la
excepción se vinculan a cuestiones probatorias o normativas, una
valoración que, ciertamente, no corresponde ser efectuada en el marco de
un proceso constitucional de la libertad.

En todo caso, la Corte Suprema de Justicia de la República ha examinado


solicitudes similares en relación con el delito de lavado de activos en
contextos de campaña electoral, los cuales pueden ser pertinentes para
analizar los argumentos expuestos por la justicia ordinaria. Así, al resolver
la excepción de naturaleza de acción planteada por la defensa técnica de
Ollanta Humala Tasso y Nadine Heredia Alarcón, se sostuvo que

[l]os tópicos propuestos son asuntos de probanza, no de definición, y lo


que es cuestión de prueba no concierne ser evaluado en un incidente de
excepción de improcedencia de acción. El escenario pertinente es el
juzgamiento. La donación a partidos políticos, como tal, no es delictiva,
pero la situación cambia si esta camufla o esconde dinero maculado
proveniente de alguna actividad criminal previa, acaecida a nivel nacional
o internacional. En este último caso, es viable la formulación de cargos
fiscales por lavado de activos y, a la postre, si los elementos de juicio lo
sustentan, se justifica la condena pena127.

De este modo, la Corte Suprema de Justicia de la República estimó que


126
Esto se deduce de los criterios mencionados por la Corte Suprema de Justicia de la
República al resolver la casación Nº 407-2015-TACNA.
127
Corte Suprema de Justicia de la República. Casación 617-2021-LIMA, fundamento
vigésimocuarto.
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no era procedente la excepción de naturaleza de acción, y ello en la medida


en que se cuestionaban alegatos que están vinculados con problemas de
probanza, mas no de legalidad. En el caso específico de la beneficiaria,
los argumentos se han vinculado con diversos asuntos que, en realidad,
podrían eventualmente ser probados en el desarrollo del juicio oral, en el
escenario que la teoría del caso sea admitida en el control de acusación
fiscal.

Esto implica que el habeas corpus no podría ser empleado, en principio,


para cuestionar una excepción de naturaleza de acción. Y ello no
solamente, como se refirió en el apartado anterior, porque no es una
medida que incida en la libertad individual, sino también porque supone
que la justicia constitucional deba avocarse a labores propias del juez
penal.

En segundo lugar, en el contexto específico del control de la acusación


fiscal, que es precisamente la situación actual en la que se encuentra la
beneficiaria, la doctrina suele exigir que los elementos probatorios que se
aporten tienen que ser de suficiente cargo para desvirtuar la presunción de
inocencia, y que, en realidad, hay una suerte de comunis opinio en que
debe haber una prueba mínima para dicha finalidad128. En el ámbito
jurisprudencial, se ha requerido, entre otros aspectos, que

[l]a imputación que se alude, supone la atribución de un hecho punible,


fundado en el factum correspondiente, así como en la legis atinente y
sostenido en la prueba, presupuestos que deben ser in escrupulosamente
verificados por el órgano jurisdiccional que ejerciendo la facultad de
control debe exigir que la labor fiscal sea cabal, que la presentación de los
cargos, sea puntual y exhaustiva, que permita desarrollar juicios
razonables129.

De este modo, en la etapa intermedia lo que se requiere es que exista una


“imputación concreta, precisa y circunstanciada, que superando un control
formal y material pueda ser pasible de discutir en un eventual juicio
oral”130. De acuerdo con la jurisprudencia del Tribunal Constitucional, se
podría agregar que la imputación efectuada debería contener lo siguiente:
128
Rivera, Rodrigo (2011). La prueba: un análisis racional y práctico. Madrid: Marcial
Pons, p. 156.
129
Corte Suprema de Justicia de la República. R.N Nº 956-2011-UCAYALI,
fundamento 3.IV.
130
Almanza, Frank (2025). Manual de Derecho Procesal Penal. Lima: San Bernardo, p.
470.
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i) la existencia de un hecho concreto y específico o la apariencia verosímil


del mismo (STC 8125-2005-PHC/TC); ii) la calificación jurídica
(STC 06079-2008-PHC/TC); y, iii) la existencia de evidencia o de
medios de convicción (STC 5325-2006-PHC/TC; 9544-2006-PHC/TC).

En lo que respecta al presente caso, la autoridad jurisdiccional deberá


determinar si es que: i) la acusación fiscal supera el control efectuado, y,
consecuentemente, el proceso penal pasa a la fase de juicio; ii) si es que
se presentan observaciones, devolver la acusación a fin que estas puedan
ser levantadas, o, eventualmente, iii) dictar un auto de sobreseimiento, si
es que considera innecesario que el proceso penal continúe a la siguiente
etapa.

Puedo advertir que los cuestionamientos formulados al principio de


legalidad también podrían ser advertidos por el juez de investigación
preparatoria, ya que, de estimar que la conducta de la beneficiaria no
constituye delito, puede dictar, si así lo considera, el auto de
sobreseimiento respectivo. En efecto, el sobreseimiento puede ser dictado
si es que se considera que el hecho atribuido no es típico, entre otras
causales adicionales131. La intervención de la justicia constitucional, en
esta etapa procesal, supondría una interferencia en labores propias de la
justicia penal. Del mismo modo, si es que estima que el contenido de la
acusación fiscal debe ser enmendado, también está facultado a requerir las
precisiones pertinentes, y ello con la finalidad de garantizar el adecuado
ejercicio del derecho a la defensa en el marco del juicio oral.

Finalmente, los argumentos vinculados al principio de igualdad también


pueden ser planteados y examinados en el marco del juicio oral, en el cual
la autoridad jurisdiccional puede, de ser el caso, expedir una sentencia
absolutoria, si es que estima que el hecho atribuido no es típico o si
considera que no se ha acreditado la responsabilidad penal de la
beneficiaria.

Se advierte, de lo expuesto, que los cuestionamientos al principio de


legalidad pueden aun analizarse en el desarrollo del proceso penal.

131
Reátegui, James (2022). La etapa intermedia en el Código Procesal Penal. Lima:
Instituto Pacífico, p. 44.
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d) La viabilidad de la tesis fiscal

Ciertamente, como lo he expresado en este voto, no corresponde a la


justicia constitucional efectuar un juicio de tipicidad para analizar si los
hechos delictivos atribuidos a la beneficiaria constituyen, o no, el delito
de lavado de activos. Sin embargo, estimo pertinente exponer los
principales argumentos de la reciente acusación fiscal, a fin de determinar
si es que, como se postula en la demanda, nos encontramos frente a una
vulneración del principio de legalidad penal, la cual facultaría la
intervención de la justicia constitucional.

En primer lugar, estimo que una manifiesta vulneración del principio de


legalidad o de irretroactividad de las leyes penales puede ser analizada en
el seno de un proceso constitucional. Por el contrario, de existir un margen
de penumbra que suponga una discusión de carácter dogmático en
relación con los alcances de un tipo penal, la justicia constitucional no
debería ser competente para analizar el caso.

Precisado lo anterior, debo mencionar, en primer lugar, que la acusación


fiscal formulada en contra de la beneficiaria, y cuyo contenido considera
lo resuelto por el Tribunal Constitucional en el expediente 02803-2023-
HC, no ha sido expresamente citada en la sentencia suscrita por la mayoría
de mis colegas, lo que implica que no se ha efectuado un debido contraste
entre los términos de la acusación fiscal actual y lo argumentado por la
parte recurrente, más aún cuando se trata de una actuación procesal
posterior a la demanda.

En segundo lugar, el Poder Judicial ha estimado que los casos penales en


los que se discute si es que los aportes en campaña pueden constituir
lavado de activos deben pasar a la fase del juicio oral. En el caso de
Ollanta Humala Tasso y Nadine Heredia Alarcón, al que ya se hizo
referencia, se precisó, al momento de desestimar la excepción de
naturaleza de acción, lo siguiente:

En concreto, cualquier colocación de dinero maculado es susceptible de


configurar la modalidad típica de conversión. Existen, al menos, cinco
formas de financiamiento privado a los partidos políticos: las cuotas de los
afiliados, los donativos, los préstamos y créditos, la gestión de patrimonio
propio y los ingresos atípicos.

Si se comprueba que tales contribuciones provinieron de una actividad


criminal precedente —y no necesariamente de un ilícito específico— el
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delito de lavado de activos se habrá configurado132.

En dicho proceso, en el que se había formulado acusación fiscal en contra


de diversos imputados por el delito de lavado de activos por los aportes
de dinero a las campañas electorales del 2006 y 2011 y por la pertenencia
a una organización criminal, se superó el filtro de la etapa intermedia y se
pasó a la etapa del juicio oral. De hecho, como es de público
conocimiento, se condenó a diversos acusados de la comisión de ambos
delitos, pronunciamiento que fue objeto de impugnación y que se
encuentra pendiente de resolución.

La tesis asumida por el Ministerio Público en este caso consistía en que,


“producto del dinero de origen ilícito que vino para la campaña electoral
del 2006, y que también llegó a través de la División de Operaciones
Estructuradas de Odebrecht para la campaña del 2011, quedó dinero ilícito
y con ello han realizado actos de conversión y ocultamiento”. En la
sentencia condenatoria de primera instancia, el Tercer Juzgado Penal
Colegiado Nacional de Lima, destacó que a los imputados

se le[s] atribuye “el hecho de convertir dinero (colocación y mutación),


cuyo origen ilícito estaban en condiciones de presumir, en el
financiamiento de la campaña electoral 2011, que postulaba a Ollanta
Moisés Humala Tasso a la Presidencia de la República del Perú. Acción
realizada, dentro del marco de una organización criminal, a través del
Partido Nacionalista Peruano (Gana Perú) del cual son líderes y
fundadores, con el empleo de activos provenientes de: - Los actos de
corrupción realizados por la empresa brasileña OAS, manejados en su
contabilidad paralela. - El fondo pecuniario corrupto sostenido por
funcionarios públicos de (…) Brasil (pertenecientes al Partido de los
Trabajadores) con el Grupo Odebrecht, pagado desde la División de
Operaciones Estructuradas de esta empresa privada133.

La autoridad judicial concluyó lo siguiente:

150. Por lo que, en el presente caso, se sustenta en juicio la procedencia


del dinero objeto de imputación por parte del Ministerio Público, respecto
del país Venezuela, tanto a nivel de empresa o empresas privadas a través
de personas intermediarias, esto es la participación de las acusadas
132
Corte Suprema de Justicia de la República. Casación 617-2021-LIMA, fundamento
vigésimoquinto.
133
Tercer Juzgado Penal Colegiado Nacional, Sentencia 249-2015, considerando
4.1.2.1
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Antonia Alarcón Cubas y Rocío Calderón Vinatea, que prestaron cuentas


bancarias personales, para hacer llegar dichos activos de procedencia
ilícita al destinatario final, Nadine Heredia Alarcón. Por otro lado,
respecto al flujo de dinero proveniente del país de Venezuela a través de
personas representativas del estado extranjero, precisamente aquella
identificada (Virly Torres Curbello) tiene su conexión con el partido
nacionalista peruano entre los que se encuentran sus principales dirigentes,
los acusados Ollanta Humala Tasso, Nadine Heredia Alarcón e Ilan
Heredia Alarcón, así como otros testigos que presenciaron entrega de
maletines, entre otros.

151. Este contexto anteriormente descrito, lo ubicamos en el marco de


fácticos de imputación que han sido sustentado en juicio conforme lo
hemos ido analizando a través de los párrafos de esta sentencia, y es que
en una visión general y global de todos los facticos desarrollados, el
colegiado en mayoría concluye con certeza que nos encontramos ante
actos concretos de tratamiento o manejo de activos de procedencia ilícita
de los cuales se ha tenido la pretensión de no evidenciarlos (elemento
subjetivo de trascendencia interna), conforme lo exige el tipo penal del
artículo 1° y 3°b de la ley N° 27765, nos referimos específicamente a la
presencia de actos de conversión sobre activos de los cuales, los acusados
en mención debieron presumir de su ilicitud; en este caso una conversión
desde su perspectiva jurídica esto es flujos de dinero que al ser sometidos
a diferentes operaciones financieras y económicas, terminan ingresando al
sistema económico, financiero, administrativo y tributario, en forma de
aportes de presuntos simpatizantes del partido Nacionalista Peruano, de
pagos o contraprestaciones de presuntos servicios profesionales, de
adelanto o prepago de cuotas de crédito hipotecario, entre otros; ello en un
contexto inmediato posterior a la campaña presidencial del año 2006, del
que se ha concluido como principal indicio, los falsos aportes registrados
ante la autoridad pública del sistema electoral, como la ONPE, y cuyas
personas registradas han sido presentada en juicio por el Ministerio
Público, negando haber entregado aportes económicos a dicho partido
político, liderado por el acusado Ollanta Humala Tasso; a lo que se agrega
actos concretos de conversión en relación al flujo de dinero por
transferencias bancarias de la empresa Kaisamac por intermediarios,
teniendo como destino final del mismo la disposición económica por parte
de la acusada Nadine Heredia.

Así también, en relación a diversos contratos suscritos por la citada


acusada para efectos de la prestación de servicios profesionales en temas
institucionales y comunicación organizacional, como ya se ha demostrado
en juicio han resultado ser contrataciones ficticias, como de la empresa
Daily journal, Operadora canal de noticias, ambas venezolanas; Drona Ver
y sobre todo la empresa Apoyo total, también de capital peruano. De lo
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que se consolida la conclusión probatoria de que en efecto coincidieron en


operaciones financieras, simuladas o ficticias en tanto que se ha
demostrado la existencia de acciones tendientes a ocultar la procedencia
de los activos, a través de actos como el depósito en cuenta bancaria por
parte de ajenos a la empresa, o como presuntos servicios profesionales a
empresas como del testigo Arturo Belaúnde Guzmán, en los que a través
de encargos a personal de su entorno laboral se efectivizaban depósitos
dinerarios a favor de la acusada Nadine Heredia en múltiples ocasiones
recurriendo al sistema bancario para dichas operaciones, en un contexto
de fraude o información falsa, teniéndose a su vez la situación inverosímil
por la que el propio familiar de la acusada Nadine Heredia, esto es Ilan
Heredia, provea del efectivo de pago de remuneraciones a su propia
hermana a las empresas, que en teoría no tenían relación diferente, pero
que en realidad el objetivo era ocultar la procedencia ilícita del dinero
proveído por los mismos acusados; o que conforme a la lógica o una
situación de vida cotidiana no resulta normal realizar múltiples
transferencias bancarias, operaciones en el sistema financiero para que el
dinero tenga como destino el que fue su propio origen, sino porque se
pretenda disimular un origen ilícito, esto nos permitiría entender que por
lo menos existe una presunción de ilicitud; y cuando estas operaciones
resultan ser múltiples, con implicancia de altas sumas de dinero, y de
forma reiterativa en su operatividad, la pretensión de no evidenciar su
origen ilícito (elemento subjetivo de transcendencia interna) se ve
fortalecido.

Al analizar los alegatos expuestos por las partes procesales, el órgano


jurisdiccional hizo referencia a la postura asumida por la Corte Suprema
en la Sentencia Plena Casatoria 1-2017, en la que se precisó, respecto del
delito de lavado de activos, que:

[t]omando en cuenta los antecedentes reseñados, no es posible rechazar o


poner en duda la autonomía declarada del delito de lavado de activos en
nuestro sistema penal. No cabe, por tanto, merced a prácticas
hermenéuticas de reducción teleológica negativa que resultan afectando el
principio de legalidad […] obstruir o evitar la investigación, juzgamiento
y sanción de un delito de relevante significado político criminal como el
lavado de activos, colocando como condición necesaria y previa la
identificación específica de la calidad, circunstancias, actores o destino
jurídico que correspondan a los delitos precedentes que pudieron dar
origen o de los cuales derivaron los bienes objeto de posteriores
operaciones de colocación, intercalación o integración. Optar por una
forzada interpretación de esas características, conllevaría vaciar de
contenido el objetivo y la utilidad político criminal del artículo 10,
debilitando con ello el efecto preventivo general que hoy tiene la
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criminalización nacional e internacional del delito de lavado de activos; lo


cual, además, deviene en incoherente e inoportuno en un contexto evidente
de preocupación social por el rebrote generalizado de la corrupción de
sistema atribuidas a personas expuestas políticamente y su potencial
impunidad.

En relación con el caso de la beneficiaria del presente proceso


constitucional de habeas corpus, la acusación fiscal vigente sostiene esta
teoría del caso:

[s]e le imputa a Keiko Sofía Fujimori Higuchi […] haber dispuesto la


ejecución del delito de lavado de activos en su modalidad de conversión,
consintiendo para el desarrollo de dicha actividad ilícita, actos de
captación y recepción de activos ilícitos de la empresa ODEBRECHT, así
como recursos de origen privado (Grupos Económicos). Keiko Sofía
Fujimori Higuchi, de acuerdo a la tesis fiscal, como líder de la
organización criminal y Presidenta del Partido Político Fuerza Popular
ordenó realizar la CONVERSION (COLOCACION) de dinero ilícito en
el sistema bancario, para que este sea ingresado a las cuentas del partido
político Fuerza Popular durante la campaña 2011, dinero que fue
entregado por ODEBRECHT de forma directa y en efectivo, al entorno de
confianza de Keiko Sofía Fujimori Higuchi, esto es, Jaime Yoshiyama
Tanaka y Mario Augusto Bedoya Cámere134 (énfasis no pertenece al
original).

Ahora bien, en la ponencia suscrita por la mayoría de mis colegas, como


ya he referido, no se hace una referencia a la teoría del caso planteada por
el Ministerio Público. Se asume, de hecho, conforme se refiere en el
fundamento 56, que

es plenamente acreditable del pedido inicial de acusación, del nuevo


pedido presentado con fecha 02 de julio del 2025, de lo dicho por el
Ministerio Público y el Poder Judicial a través de sus escritos y de los
propios informes orales ante este Tribunal Constitucional, que lo que se
describe como presunto delito atribuido a la beneficiaria es en concreto
el hecho de haber recibido y tener activos de procedencia
presuntamente delictiva, supuesto que desde la perspectiva de la
regulación penal aparece como previsto y penado recién con lo
dispuesto en el ya citado Decreto Legislativo 1249 vigente desde el 26
de noviembre del año 2016 (énfasis no corresponde al original).

134
Folio 1745 de la acusación fiscal, la cual consta en el documento ingresado con
fecha 12 de agosto de 2025.
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representada por GIULLIANA LOZA
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Esto implica que, la supuesta modalidad delictiva del lavado de activos


habría sido, de conformidad con esta postura, la sola recepción del dinero,
aspecto que, para la mayoría de mis colegas, recién se criminalizó en el
año 2016. Ahora bien, de la revisión detenida de la acusación fiscal, se
puede apreciar que el Ministerio Público estima lo siguiente:

Así, en el contexto de la campaña electoral del año 2011 [autoridades del]


partido político Fuerza 2011 […] recibieron (US$ 1 000 000, 00 ) UN
MILLÓN DE DOLARES AMERICANOS de forma directa por el ex
presidente de la empresa ODEBRECHT en el Perú, Jorge Henrique
SIMOES BARATA, proveniente de la División de Operaciones
Estructuradas de la empresa ODEBRECHT (Cajа 2121), que fue
destinado para apoyar la campaña presidencial de Keiko FUJIMORI
HIGUCHI; para ello, se empleó al partido político FUERZA 2011 (ahora
FUERZA POPULAR), a través del cual se trató de dar una apariencia de
licitud a este dinero ilegal, a través de ingresos y gastos. Por otro lado, en
el contexto de la campaña electoral del año 2016, se utilizó bajo la misma
modalidad, al partido político FUERZA POPULAR (antes Fuerza 2011),
a través del cual se ingresó dinero de fuente ilícita, para apoyar la campaña
presidencial de la candidata Keiko FUJIMORI HIGUCHI (folios 1545 de
la acusación fiscal).

Ciertamente, acreditar todo lo afirmado por el Ministerio Público implica


hacer una referencia respecto del nivel de conocimiento del origen de los
bienes. Del mismo modo, supone acreditar una posible ventaja. En el
escrito de acusación fiscal, se hace referencia a diversas conductas
atribuidas a la beneficiaria en las que correspondería demostrar que se
otorgó alguna suerte de favor como correspondencia de los montos
otorgados. Considero que esta clase de actuaciones corresponden ser
probadas al interior del proceso penal, y no asumir, como lo han hecho la
mayoría de mis colegas, que nos encontremos ante un asunto de pleno
derecho. En ese sentido, la justicia constitucional no puede, en principio,
ser empleada para cuestionar la teoría del caso diseñada por el Ministerio
Público.

Por otro lado, la ponencia afirma que, a pesar de alegarse procedencia


delictiva de los activos entregados, no se haya realizado el mayor esfuerzo
por individualizar o delimitar el delito fuente, o precedente a título del
cual pueda demostrarse la supuesta ilicitud en el origen de los fondos. Al
respecto, en el folio 1766 de la acusación fiscal se señala lo siguiente:

[e]l dinero maculado que fue recolectado por Clemente Jaime


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YOSHIYAMA TANAKA, proviene de las ganancias ilícitas del delito de


Corrupción Transnacional perpetrado por la empresa brasileña Odebrecht,
como así lo reconoció dicha empresa en el Acuerdo de Culpabilidad entre
dicha empresa y los Estado Unidos de América, lo cual ha sido
corroborado también por los funcionarios que conformaban la División de
Operaciones Estructuradas, contabilidad paralela e ilegal que dicha
empresa constituyó de manera clandestina con la finalidad de registrar los
pagos por coimas en proyectos de infraestructura, así como las ganancias
ilícitas provenientes de dichos delitos.

Es importante recordar que, de conformidad con el Ministerio Público, el


dinero que ingresó al Partido Político Fuerza Popular para las campañas
políticas de los años 2011 y 2016 no solo habría tenido como fuente a
Odebrecht (se alude al presunto ingreso de 1 millón de dólares
americanos), sino que también involucraría a otros grupos económicos e
incluso también se alude, en dicho documento, a otra fuente a dinero
proveniente del presunto delito de tráfico ilícito de drogas. En estos casos,
se suele referir, en la acusación fiscal, que este dinero tenía como destino
las respectivas campañas presidenciales, y cuyo origen ilícito se podía
eventualmente presumir, ya que se dificultó la identificación de su origen
al ser de dinero no registrado, por lo que podría ser clandestino al tratarse
de montos no contabilizados o bancarizados.

En ese sentido, en la acusación constitucional, al hacerse alusión del ilícito


de la División de Operaciones Estructuradas de Odebrecht, se sostiene que

Odebrecht obtenía los fondos para los sobornos de los sobrecostos y


adelantos de obras que no eran declarados en su contabilidad. El dinero
desviado era transferido a cuentas secretas en Suiza y otros países. Los
fondos utilizados por Odebrecht para el pago de sobornos a políticos en el
poder y funcionarios públicos en el Perú, a cambio de la adjudicación de
obras estatales, provenían del dinero no declarado por la constructora
brasileña. El dinero obtenido mediante este mecanismo era controlado por
la División de Operaciones Estructuradas. Una vez que los fondos no
declarados se encontraban en la llamada 'Caja 2' (cuentas secretas de
Odebrecht), los "empleados" encargados tenían como funciones
desembolsar, supervisar, realizar los pagos ilícitos y controlar que estos
llegaran a los funcionarios corruptos135.

De este modo, de manera contraria a lo señalado en la ponencia, la


acusación fiscal sí se refiere al posible delito fuente que justificaría, de
135
Página 384 y 385 de la acusación fiscal.
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representada por GIULLIANA LOZA
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comprobarse, la eventual comisión del delito de lavado de activos. Se


precisa, del mismo modo, que el ingreso de dinero se hacía al margen de
operaciones contables. Así, la acusación fiscal también refiere que este
dinero podía presumirse como ilícito para los que lo recibieron en la
medida en que, en algunos casos, la entrega de dinero era física y en
maletines, lo que volvía esta operación como clandestina y no
contabilizada. De hecho, para la fecha de los aportes a la campaña
electoral, ya se encontraba en vigencia la Ley 28194, Ley para la lucha
contra la evasión y para la formalización de la economía, publicada el 26
de marzo de 2004, y que disponía los medios válidos de pago para montos
como los referidos en la acusación fiscal, y que, sin embargo, no habría
sido observado de conformidad con la teoría del caso planteada.

Al respecto, la ponencia señala que “lo que corresponde evaluar no es el


tipo de variantes del delito de lavado de activos para en función a ello
escoger discrecionalmente cual es el que se utiliza como elemento de
imputación, sino la conductas o hechos atribuido, a fin de verificar si estos
últimos se corresponden o no con el tipo penal vigente al momento de
materializadas tales conductas o hechos”136. Estimo que, en la medida en
que la acusación fiscal alude a una modalidad delictiva vigente al
momento en que posiblemente se hayan cometido los posibles delitos -
esto es, la conversión-, la sentencia suscrita por la mayoría pretende,
ahora, ingresar a analizar argumentos y cuestiones probatorias que, en
todo caso, deberían dilucidarse por la justicia penal ordinaria.

Por lo expuesto, la demanda, en relación con la supuesta vulneración del


principio de legalidad penal, debe ser declarada como improcedente.

iv. Consideraciones sobre el derecho a ser juzgado en un plazo


razonable

Finalmente, en el recurso de agravio constitucional y en el desarrollo de


la audiencia pública se ha alegado una vulneración del derecho a ser
juzgado en un plazo razonable. Al respecto, es importante recordar, como
lo ha hecho la reiterada jurisprudencia del Tribunal Constitucional, que la
evaluación de una vulneración de este derecho requiere examinar los
siguientes aspectos: i) complejidad del caso; ii) actividad procesal de las
partes; iii) conducta y diligencia de la autoridad judicial, y, finalmente, iv)
la incidencia en la esfera jurídica de la persona afectada.
136
Fundamento 56 de la sentencia suscrita por la mayoría.
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Antes de analizar la posible vulneración de este derecho, estimo


importante señalar que comparto las referencias jurisprudenciales que se
han mencionado en la sentencia suscrita por la mayoría. Sin embargo, me
veo en la obligación de precisar que, en el marco de un proceso
constitucional de la libertad, la evaluación de una posible vulneración del
derecho a ser juzgado en un plazo razonable requiere, como requisito
fundamental, la revisión de las principales piezas procesales del
respectivo expediente penal.

Así, por ejemplo, analizar la eventual complejidad del asunto demanda


una referencia expresa a la cantidad de personas investigadas, y al tipo de
delitos que se le atribuyen, ya que ello resulta elemental para analizar la
cantidad de tiempo transcurrido y si este fue empleado para desarrollar
diligencias que permitan esclarecer los hechos al interior del proceso. Esa
información también permitiría examinar la cantidad y calidad de
elementos de convicción involucrados en el análisis del caso. Sin
embargo, tanto en la demanda como en los escritos posteriores, esa
información no se ha consignado. En todo caso, la sola referencia a un
presunto delito de lavado de activos en el contexto de una organización
criminal ya nos brinda importantes factores para estimar que el presente
caso reviste complejidad.

Por otro lado, sin la información relativa a las principales piezas


procesales tampoco se puede analizar la conducta procesal de las partes.
En efecto, esto implicaría la revisión de los escritos presentados con la
finalidad de examinar si es que una posible dilación puede ser atribuida a
un eventual mal uso de recursos o remedios por parte de la defensa.
También supone examinar la conducta desplegada a lo largo del proceso
penal, lo cual, evidentemente, no es posible de efectuarse sin la
información de la tramitación del caso. Lo anterior también se relaciona
con la conducta o diligencia de las autoridades encargadas de la
tramitación del proceso penal. Se desconoce, en el trámite de este proceso,
cuáles fueron las razones que generaron las devoluciones de las
acusaciones fiscales. Estimo que emitir un juicio genérico de las
actuaciones del proceso penal sin la revisión de esta información supone
presumir negligencia que, por lo menos en este proceso constitucional, no
se ha acreditado. De hecho, gran parte de información del proceso penal
ha sido aportada por las entidades emplazadas, las cuales han aportado
datos que permiten que el Tribunal Constitucional conozca la situación
procesal actual de la beneficiaria, la cual se encuentra, como se indicó con
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anterioridad, con comparecencia simple.

En todo caso, y sin perjuicio de lo expuesto, deseo referirme a la forma


cómo la mayoría de mis colegas analizó la vulneración del derecho a ser
juzgado en un plazo razonable.

En relación con el primer elemento, la ponencia señala que, en efecto, el


caso es complejo, pero que ello no justifica per se la necesidad de su
excesiva prolongación en el caso específico de la beneficiaria puesto que
la imputación se circunscribe a dos delitos que, según estima, se
relacionan con hechos que serían atípicos. Se sostiene que “a diferencia
de un proceso que pueda resultar complejo por la cantidad de procesados,
por la variedad de diligencias a realizar o por la dificultad de los medios
probatorios que involucre, el actual proceso no justifica una extensión
como la producida, cuando la determinación de la situación jurídica de la
beneficiaria es en esencia un asunto de puro derecho”137.

Con el debido respeto por la opinión de mis colegas, estimo que esa
valoración es propia de un análisis penal de una conducta cuyos contornos
específicos están siendo objeto de investigación en la justicia ordinaria, y
que, por lo demás requieren un análisis dogmático que no es propio de la
justicia constitucional. Además, según advierto de la revisión de la
acusación fiscal (fojas 1806 de la acusación), se han aportado, como
elementos de convicción en general, 1377 (mil trescientas setenta y siete)
pruebas documentales, entre las que obran oficios, declaraciones
testimoniales, contratos, cartas, actas, informes periciales, partidas
registrales y facturas; en el caso de la Carpeta Fiscal 12-2016, se han
presentado 328 pruebas documentales; en la Carpeta Fiscal 80-2017, se
presentaron 145 pruebas documentales. A ello sería importante añadir la
información aportada sobre los incidentes judiciales. En la acusación
fiscal, específicamente a partir del folio 2013, se presentaron, a propósito
de una incautación, como medida de aseguramiento, de diversos libros
contables, y de allanamientos y registros, un total de 94 elementos de
convicción. Por otro lado, también existen incidentes de visualizaciones y
de levantamiento de secreto de las comunicaciones y secreto bancario,
incautaciones, detenciones preliminares y medidas de búsqueda de
pruebas y restricción de derechos que han aportado 454 elementos de
convicción. Además, también constan 22 pruebas documentales de las
asistencias judiciales internacionales, y 06 exhortos consulares. También
137
Fundamento 87 de la sentencia suscrita por la mayoría.
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representada por GIULLIANA LOZA
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figuran todas las pruebas aportadas por la defensa técnica de los


imputados.

En el requerimiento se menciona la utilidad de cada uno de estos


elementos y el delito que permitirían acreditar. En el caso específico de la
beneficiaria, en la acusación fiscal, a partir del folio 2073, se señalan 109
pruebas documentales, entre las que figuran actas, oficios, cartas y
declaraciones testimoniales, y lo mismo se realiza en relación con cada
uno de los imputados en el proceso penal. Comprobar que todos estos
elementos no permitirían acreditar, como lo señala la mayoría de mis
colegas, el origen ilícito de los bienes o que solo habría operado una
receptación patrimonial, considero que es un anticipo de una valoración
de una ingente cantidad de elementos probatorios que, en realidad, le
correspondería a la justicia penal examinar. En todo caso, considero que
permiten comprobar que este caso no solo resulta complejo desde una
perspectiva fáctica, sino también jurídica.

Ahora bien, en lo que respecta a la actividad procesales de las partes, la


mayoría de mis colegas sostiene que “no se observa comportamientos que
puedan considerarse dilatorios o de carácter obstruccionista. La
articulación de mecanismos de defensa o de impugnación ha respondido
a la situación jurídica en la que se ha encontrado la beneficiaria”138.
Respecto de este punto, y como ya lo he señalado, resulta ciertamente
problemático efectuar alguna afirmación categórica sobre el
comportamiento de los sujetos procesales sin que se conozcan, con
detenimiento, los pedidos presentados al interior del proceso penal. Esto
obedece a que no se encuentran adjuntas a los escritos presentados en este
habeas corpus todas las copias de las actuaciones desarrolladas en las
investigaciones por los delitos imputados.

En lo que se refiere a la conducta de las autoridades emplazadas, en la


ponencia se indica que

nos encontramos con prácticamente diez años de actividad procesal y un


reinicio del proceso hasta su fase intermedia, es decir aquella posterior a
la investigación preparatoria y anterior al inicio del juicio oral. Otra vez y
ante el nuevo pedido de acusación presentado con fecha 02 de julio del
2025 por la Fiscalía Supraprovincial Corporativa Especializada en Delitos
de Corrupción de Funcionarios de Lima –Primer Despacho- Equipo
Especial, el Juzgado de Investigación Preparatoria tendrá que volver a

138
Fundamento 88 de la sentencia suscrita por la mayoría.
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realizar un control formal y sustancial de la misma, sin que se conozca a


ciencia cierta cuando será exactamente la fecha en que se definirá la
condición de la beneficiaria” (fundamento 73 de la sentencia).

He mencionado en este voto que, debido a la complejidad del caso y a que


no se han adjuntado diversas piezas procesales en el expediente, no creo
que la justicia constitucional pueda decretar, sin más, una vulneración del
derecho a ser juzgado en un plazo razonable. Del mismo modo, he
explicado que, de la sola revisión de la acusación fiscal, se verifica la
existencia de una importante cantidad de elementos de convicción que,
dado su número y complejidad, resulta natural que existan dificultades no
solo en su obtención, sino también en su incorporación al proceso y a la
superación de los filtros judiciales. Ahora bien, considerando el tiempo
transcurrido desde el inicio del proceso penal, resulta importante que, ante
la nueva acusación fiscal, la autoridad jurisdiccional, en el marco del
control de la acusación, adopte una decisión que permita resolver la
situación jurídica de la favorecida.

Por último, en lo que respecta, a la eventual incidencia en la situación


jurídica de la persona involucrada en el proceso, la sentencia suscrita por
la mayoría sostiene que

probablemente nos encontramos con la más evidente de las incidencias.


En efecto, es de público conocimiento y tampoco ha sido negado por los
representantes de las emplazadas, sea mediante sus escritos o durante el
curso de los debates producidos en las audiencias ante este Colegiado, que
hasta la fecha y en lo que va del proceso, la beneficiaria ha sido privada
de su libertad hasta en tres oportunidades distintas, la primera por 8 días,
la segunda por 13 meses y la tercera por 3 meses y 13 días, encontrándose
actualmente sometida a un régimen de comparecencia restringida y
sometida a reglas de conducta que pese a venir cumpliendo no han
impedido ni que vuelvan a solicitarse nuevos pedidos de detención por
parte del Ministerio Público ni que el proceso en su contra continúe
prolongándose (fundamento 74 de la sentencia suscrita por la mayoría).

Considero que, de acuerdo a la jurisprudencia reiterada de la Corte


Interamericana de Derechos Humanos, este elemento supone evaluar la
afectación generada por la duración del procedimiento en la situación
jurídica de la persona involucrada en el mismo, estimando, entre otros
elementos, la materia objeto de controversia. Esto implica que, si el paso
del tiempo incide de manera relevante en la situación jurídica del
individuo, resultará necesario que el procedimiento avance con mayor
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diligencia139.

Sobre ello, estimo pertinente agregar que, si bien en la actualidad la


beneficiaria cuenta con una medida de comparecencia simple, lo cierto es
que se han advertido episodios en los que ha sido privada de su libertad.
Lo anterior implica que, en el caso particular que se examina, la duración
del proceso ha tenido un especial impacto en su esfera personal y jurídica,
a lo que se puede agregar el posible estado de incertidumbre al no existir
una resolución judicial que resuelta su situación jurídica.

Debe estimarse, por lo demás, que, al tratarse de un proceso penal, este


tiene un importante impacto en el ciudadano. En efecto, la garantía de un
juicio sin dilaciones pretende asegurar que la incertidumbre que entraña
ser imputado de un delito, pese a la presunción de inocencia, no se
prolongue de forma innecesaria en el tiempo140. En ese sentido, la justicia
constitucional y penal no pueden ser indiferentes frente a una eventual
dilación injustificada del proceso judicial. De este modo, resulta
indispensable exhortar a la autoridad judicial competente para que, en el
plazo más breve posible, pueda adoptar la decisión judicial que resuelva
la situación jurídica de la beneficiaria.

Por todo lo expuesto, no considero que existan elementos en el expediente


que permitan concluir, de forma categórica, que se ha vulnerado el
derecho a ser juzgado en un plazo razonable. En ese sentido, ante la falta
de documentación, considero que la demanda debe ser declarada como
improcedente en este punto, sin perjuicio de los eventuales controles que
se puedan efectuar con posterioridad al interior del propio proceso. Sin
embargo, y en la medida en que el proceso penal se ha desarrollado
durante una importante cantidad de tiempo, lo cual ha incidido en la esfera
personal de la beneficiaria, sí considero relevante exhortar a las
autoridades emplazadas de adoptar aquellos actos procesales que sean
pertinentes para definir su situación jurídica.

v. Conclusiones

He advertido que, en este caso, no existe la necesidad de emitir un


pronunciamiento de fondo, y ello porque, en la actualidad, no existe
139
Corte Interamericana de Derechos Humanos. Sentencia Fornerón e hija contra
Argentina. Resolución de 27 de abril de 2012, párr. 75.
140
Neyra, José (2015). Tratado de Derecho Procesal Penal. Tomo I. Lima: IDEMSA, p.
170.
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alguna medida que incida en el derecho a la libertad individual de la


beneficiaria. Por otro lado, y en la medida en que el proceso penal ha
vuelto a la etapa intermedia, existen diversos filtros y controles en los que
se puede examinar todo lo relativo a una supuesta atipicidad de la
conducta delictiva, ya que, como se ha recordado en jurisprudencia
constante del Tribunal, no le corresponde a la justicia constitucional
elaborar juicios de subsunción o analizar el eventual nivel de culpabilidad,
más aun sin que exista algún pronunciamiento judicial definitivo y sin que
se hayan analizado todas las pruebas aportadas por las partes procesales.
También considero que, ante la falta de piezas procesales en el expediente,
no es posible formular un juicio categórico sobre una eventual vulneración
del derecho al plazo razonable, sin perjuicio de exhortar a las autoridades
competentes de adoptar las medidas necesarias para resolver la situación
jurídica de la beneficiaria.

Por ello, considero que la demanda debe ser declarada como


IMPROCEDENTE.

S.

MONTEAGUDO VALDEZ

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