HUGO QUINTERO BERNATE
Magistrado Ponente
SP3216-2023
Radicación Nº 55108
Acta No. 229
Bogotá D.C., veintinueve (29) de noviembre de dos
mil veintitrés (2023).
ASUNTO
Resuelve de fondo la Corte el recurso extraordinario
de casación interpuesto por la defensa técnica de
ANTONIO MORALES TORRES, contra la sentencia emitida el
21 de enero de 2019 por la Sala Penal del Tribunal
Superior de Bogotá, que revocó parcialmente el fallo
proferido el 24 de mayo de 2018 por el Juzgado 31 Penal
Municipal de la misma ciudad, para en su lugar, condenar
al procesado ya mencionado, por primera vez, como autor
penalmente responsable del punible de lesiones
personales dolosas.
CUI: 11001 60 00023 2012 03097 01
NÚMERO INTERNO: 55108
CASACIÓN LEY 906
ANTONIO MORALES TORRES Y OTROS
HECHOS
El 24 de marzo de 2012, a eso de las 11:00 PM, en la
tienda de barrio ubicada en la carrera 5D # 189-29 de
Bogotá, se presentó una discusión entre J OSÉ ANTONIO
GUERRA DÍAZ y el adolescente A.M.M., alias “TUCO”, pleito
que se inició porque este último invitó a los presentes una
ronda de cervezas, que el primero no aceptó, lo cual dio
origen a un cruce de palabras seguidas de agresiones.
Como el altercado trascendió a los puños, en principio
intervino DAN JOUBERT ANTONIO MORALES, quien, también a
los golpes, apoyó a su hermano “TUCO”.
Al ver que su hijastro JOSÉ ANTONIO era atacado, LUIS
ARTURO RODRÍGUEZ intentó mediar a fin de separar a los
contrincantes, momento en el cual fue golpeado por el
progenitor de “TUCO”, ANTONIO MORALES TORRES, quien
lo embistió de frente con una botella de cerveza. Es así
que el padrastro cayó al piso y perdió la conciencia.
Como consecuencia de las lesiones padecidas, a L UIS
ARTURO RODRÍGUEZ le fue dictaminada incapacidad
médico-legal definitiva de 25 días y deformidad física que
afecta el rostro de carácter permanente.
ANTECEDENTES PROCESALES
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1. En audiencia preliminar celebrada 14 de octubre
de 2016 ante el Juzgado 41 Penal Municipal con Función
de Control de Garantías de Bogotá, la Fiscalía formuló
imputación en contra de JEISSON ANTONIO MORALES SEGURA,
DAN JOUBERT ANTONIO MORALES y ANTONIO MORALES
TORRES, como presuntos coautores del delito de lesiones
personales dolosas, descrito en los artículos 111, 112,
inciso 2; y 113, incisos 2 y 4 de la Ley 599 de 2000,
modificado por la Ley 890 de 2004. Los implicados
manifestaron no aceptar los cargos.1
2. Radicado escrito de acusación (27/10/2015),2 el
conocimiento de la actuación correspondió al Juzgado 31
Penal Municipal de Conocimiento de esta ciudad,
autoridad judicial que el 27 de enero de 2016 adelantó
audiencia en la que la Fiscalía formuló cargos en contra
de los ya mencionados, en los mismos términos fácticos y
jurídicos imputados en audiencia preliminar. 3
3. Adelantado el trámite ordinario de la etapa del
juicio, el 24 de mayo de 2018, el juzgado de conocimiento
emitió sentencia de carácter absolutorio a favor de los
tres procesados.4
4. Al resolver el recurso de apelación interpuesto por
apoderado de la víctima, una Sala Penal del Tribunal
1
Fl. 20, Cuaderno Principal Primera Instancia.
2
Fls. 21 a 25, Cuaderno Principal Primera Instancia..
3
Fls. 31 y 32 Cuaderno Principal Primera Instancia.
4
Fls. 84 a 89 Cuaderno Principal Primera Instancia.
3
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Superior de Bogotá, mediante sentencia aprobada el 21
de enero de 2019, revocó parcialmente el fallo de primer
grado, en el sentido de condenar al acusado ANTONIO
MORALES TORRES, a las penas de 32 meses de prisión y
multa por el valor equivalente a 34,66 salarios mínimos
legales mensuales vigentes para la época de los hechos,
como autor penalmente responsable del punible de
lesiones personales dolosas. Adicionalmente impuso en
contra del sentenciado la pena accesoria de inhabilitación
para el ejercicio de derechos y funciones públicas, por el
mismo término de la sanción privativa de la libertad.
En lo demás el fallo de primera instancia se mantuvo
incólume.
5. Contra la sentencia de condena emitida, la
defensa técnica de ANTONIO MORALES TORRES interpuso
el recurso extraordinario de casación, cuya demanda, con
el fin de garantizar el derecho a la doble conformidad
judicial, fue admitida mediante auto de 28 de marzo de
2022.
LA DEMANDA
Amparado en el artículo 181, numeral 3, de la Ley 906
de 2004, el apoderado de ANTONIO MORALES TORRES
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formuló los siguientes reproches en contra del fallo de
segunda instancia:
Primer cargo
De acuerdo con la causal de casación invocada,
acudió el censor a la modalidad del falso juicio de
existencia por omisión, respecto al testimonio de DAN
JOUBERT ANTONIO MORALES.
Aduce que los jueces de segunda instancia ignoraron
el medio probatorio mencionado, testigo presencial de los
hechos y quien relató ante la audiencia la forma en que
ocurrió la riña en la que resultó lesionado LUIS ARTURO
RODRÍGUEZ, señalando como autor del golpe propinado a
este último, a su hermano MORALES MACHUCA.
De haberse tenido en cuenta el referido testimonio, se
hubiese percatado el Tribunal, que fue su hermano
MORALES MACHUCA quien golpeó a la víctima LUIS ARTURO,
en tanto él (DAN JOUBERT) se enfrentaba con JOSÉ ANTONIO
GUERRA DÍAZ. Versión que indica, fue ratificada por el
mismo MORALES MACHUCA en su salida en juicio.
Para el recurrente, el testimonio de DAN JOUBERT
además de ser natural, creíble y coherente, también es
unívoco y guarda cohesión tanto con el escenario de los
hechos, como con el dicho de los demás testigos, quienes
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siempre lo ubicaron muy cerca a la víctima, siendo así la
persona que mejor pudo observar la forma en que MORALES
MACHUCA impactó con la botella la humanidad de LUIS
ARTURO RODRÍGUEZ.
Segundo cargo
Bajo la misma causal, el recurrente acusó el fallo
impugnado de incurrir en falso juicio de identidad por
tergiversación, referido al testimonio de la víctima LUIS
ARTURO RODRÍGUEZ.
Refiere que este último, inicialmente señaló que en el
momento en que se levantó a separar el altercado, fue
golpeado con una botella por el acusado ANTONIO
MORALES TORRES. Sin embargo, que en el
contrainterrogatorio manifestó que el procesado se
encontraba atrás suyo al momento de recibir el botellazo.
Para el censor, el sentenciador tergiversó el medio de
prueba al señalar que la víctima recibió el golpe de frente,
derivando su conclusión del hecho de que el afectado pudo
ver “cara a cara” y enfocarse en reconocer a su victimario,
cuando «en ningún momento indica LUIS ARTURO
RODRÍGUEZ que el golpe se recibiera de frente, o que
hubiese podido ver cuando ANTONIO MORALES TORRES de
frente lo golpeó con el mecanismo contundente». En su
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sentir, del dicho de la víctima, «se logra denotar que nunca
lo ubica [al procesado] frente a él».
Resalta la trascendencia del yerro, en que de haberse
examinado este testimonio con los demás medios de
pruebas, era posible concluir que efectivamente el golpe no
fue recibido de frente.
Con fundamento en lo hasta aquí sintetizado, solicita
a la Corte casar el fallo emitido por el Tribunal, «ante la
ausencia de aplicación del derecho material en debida
forma».
SUSTENTACIÓN
En el traslado dispuesto en auto de 28 de marzo de
2022 de acuerdo con lo reglamentado por el numeral 3.2
del Acuerdo No. 20 de 2020, las partes e intervinientes se
pronunciaron como a continuación se sintetiza:
1. La defensa técnica reiteró los argumentos
expuestos en la demanda.
2. El Fiscal Décimo Delegado ante la Corte
solicitó desestimar los argumentos del demandante y
mantener el fallo cuestionado.
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2.1. Frente al primer cargo, advierte el delegado
fiscal un posible interés por eliminar cualquier tipo de
responsabilidad sobre el aquí acusado, señalando al
menor de edad alias “TUCO” como autor del ataque, en
tanto para éste las consecuencias de la conducta serían
mínimas.
Afirma que una valoración ponderada de las pruebas,
permite concluir que quien asestó el golpe en el rostro de
la víctima fue el procesado ANTONIO MORALES TORRES,
compartiendo así el criterio expuesto por el Tribunal para
condenar.
Finalmente, estima el fiscal que en el presente
asunto, los tres implicados deben responder en la calidad
de coautores impropios, por las lesiones ocasionadas a la
víctima LUIS ARTURO RODRÍGUEZ.
3. El Procurador Primero Delegado para la
Casación Penal, comparte la valoración probatoria y los
razonamientos expuestos por el Tribunal, los cuales
reproduce, sugiriendo a la Corte no casar el fallo
impugnado.
4. El apoderado de la víctima peticiona mantener
incólume el fallo condenatorio emitido por el Tribunal en
segunda instancia, pedimento que justifica en el análisis
pormenorizado realizado por la Corporación de segundo
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grado de las pruebas incorporadas en juicio y las cuales
permiten inferir más allá de toda duda razonable que el
autor del injusto es MORALES TORRES y no el adolescente
A. M. M., quien se auto-incriminó como estrategia
encaminada a exonerar de responsabilidad a su padre, en
tanto su condición de menor de edad lo deja al margen
del proceso penal ordinario.
CONSIDERACIONES DE LA CORTE
En atención a que los defectos de la demanda de
casación se entienden superados con su admisión, la Sala
analizará de fondo los problemas jurídicos allí propuestos,
guiada por las funciones del recurso de casación en
materia penal, dirigidas a la eficacia del derecho material,
el respeto de las garantías de quienes intervienen en la
actuación y la reparación a los agravios inferidos a las
partes, según lo establecido en el artículo 180 de la Ley
906 de 2004. De tal forma se garantizará a plenitud el
derecho a impugnar la primera condena, toda vez que el
Tribunal Superior de Bogotá por primera vez en sede
segunda instancia, declaró penalmente responsable a
ANTONIO MORALES TORRES como autor del delito de
lesiones personales dolosas.
1. Delimitación del debate
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Teniendo en cuenta las pruebas legalmente aducidas
y lo que constituye objeto de reproche por parte del
apoderado de ANTONIO MORALES TORRES, único
recurrente en casación, queda en claro que no constituye
objeto de debate en el presente asunto, las siguientes
circunstancias demostradas en juicio:
- En la noche del 24 de marzo de 2012, a eso de las
23:00 horas, en el establecimiento de comercio ubicado en
la carrera 5D bis # 189-29 de la ciudad de Bogotá, se
presentó una riña de algunos integrantes de la familia
MORALES (los hermanos A., alias “TUCO,” y DAN JOUBERT, así como
su padre ANTONIO MORALES TORRES) de una parte, con los
señores JOSÉ ANTONIO GUERRA DÍAZ y su padrastro LUIS
ARTURO RODRÍGUEZ, de otra.
- En la reyerta, LUIS ARTURO RODRÍGUEZ recibió un
golpe con elemento corto-contundente (botella de cerveza)
en el rostro, respecto del cual en “ INFORME TÉCNICO MÉDICO
LEGAL DE LESIONES NO FATALES” de 08 de mayo de 2012,
rendido por la Médico Forense NANCY YANETH ALMANZA
GONZÁLEZ, quien acudió a rendir testimonio en juicio, se
anotó:
«Se revisa primer reconocimiento médico legal de fecha
29/03/2012 […] que en sus partes pertinentes anota: “…
Mecanismo causal: corto contundente. Incapacidad médico
legal Provisional de Veinticinco (25) días”. […] Aporta copia de
historia valoración por cirugía plástica […] a nombre del
examinado que en sus partes pertinentes anota “fecha
24/04/2012, 10:38, parálisis facial periférica, antecedente de
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herida cortante en región preauricular derecha, evidencia
sección completa del nervio facial, con visualización del cabo
distal no así del proximal […] Asimetría leve de hemicara
derecha, imposibilidad para elevación de la ceja derecha,
imposibilidad de cierre palpebral izquierdo. Fenómeno de Bell
+. Leve desviación de la comisura oral izquierda con la sonrisa.
[…] PRESENTA: 1. No sierre completo de párpado superior
derecho ostensible. 2. No elevación de ceja derecha,
ostensible. 3. Leve desviación de labial derecha. 4. Cicatriz
hipercrómica plana irregular de 4x0.2cm en región preauricular
derecha, no ostensible, 5. Cicatriz plana hipercrómica de 2x0.2
cm en mejilla derecha no ostensible. […].
Información complementada, según lo refirió el
Médico Forense JHON WIVERTH VILLEGAS BERMÚDEZ,
mediante dictamen de igual naturaleza de 09 de diciembre
de 2013, en el que finalmente se establecieron como
secuelas de las heridas padecidas con el golpe por LUIS
ARTURO RODRÍGUEZ, las siguientes:
«Cicatriz de 2 cms, vertical, hipertrófica, ostensible,
normocrómica, en zona superior preauricular derecha.
Cicatriz de 1,5 cms, plana, normocrómica, notoria en mejilla
derecha.
No eleva ceja derecha. Lagoftalmo izquierdo [imposibilidad de
lograr el cierre completo del párpado].
Sin elevación de hemilabio superior derecho, sin epifora, sin
sialorrea.
Ptosis palpebral [caída del párpado superior] leve superior lado
derecho.
Hipoestesia [distorsión sensorial] en mejilla derecha. Parálisis
facial periférica derecha,
CONCLUSIÓN: Incapacidad médico legal: DEFINITIVA:
VEINTICINCO (25) DÍAS. SECUELAS MÉDICO LEGALES:
Deformidad física que afecta el rostro, de carácter
permanente».
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Así las cosas, no se discute en el presente asunto la
materialidad del punible de lesiones personales, descrito en
los artículos 111 y 113 último inciso de la Ley 599 de 2000,
modificada por la Ley 890 de 2004, norma vigente para la
época de los hechos.
2. Problema jurídico
En términos generales, la censura de la defensa se
centra en desvirtuar la responsabilidad de su representado
ANTONIO MORALES TORRES en las lesiones ocasionadas en
el rostro de la víctima, las cuales en últimas, señala, son
atribuibles al entonces menor de edad A.M.M., alias
“TUCO”.
Para lograr su objetivo, el recurrente alega el
manifiesto desconocimiento de las reglas de apreciación
probatoria, generado, en primer lugar, por falso juicio de
existencia por omisión del testimonio de D AN JOUBERT
ANTONIO MORALES; y en segundo lugar, por tergiversación
del dicho de LUIS ARTURO RODRÍGUEZ, este último, víctima
en el presente asunto.
Constituyen entonces la verificación de los defectos
denunciados, los problemas jurídicos subyacentes, a
resolver en el presente asunto.
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3. Premisas que rigen la resolución del
problema jurídico planteado
3.1. Premisas normativas
De conformidad con el artículo 181, numeral 3º, de la
Ley 906 de 2004, el recurso extraordinario de casación
procede, entre otras causales, por el manifiesto
desconocimiento de las reglas de apreciación de la prueba
sobre la cual se ha fundado la sentencia.
Los yerros relativos a la apreciación material de las
pruebas, constituyen errores de hecho. En el sentido
aducido por el libelista en el primer cargo (falso juicio
de existencia por omisión), tiene lugar, cuando el
medio probatorio no ha sido apreciado en manera alguna
por el juez, pese a figurar en la actuación; esto es, se
trata de construir la providencia judicial atacada, con total
marginación de una prueba válidamente practicada o
aducida al proceso, que resulta trascendente en el sentido
de la decisión.
Por tanto, cuando se invoca esta clase de censura, su
prosperidad estará atada no sólo al mérito demostrativo
que aquella representa, sino también, a cómo su
estimación conjunta con el resto de pruebas, conduce a
trastocar las conclusiones del fallo censurado. La simple
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denotación del medio probatorio ignorado, no enerva por
sí solo la legalidad de la sentencia impugnada.
Por su parte, el error de hecho en sentido de falso
juicio de identidad por tergiversación, postulado
como segundo cargo por el censor, ocurre cuando el
juzgador, al apreciar el medio de prueba, distorsiona su
contenido o expresión fáctica, ya fuera porque lo adiciona,
cercena o altera, poniéndole a decir lo que no expresa.
Su configuración, está sujeta a la demostración de
que los fallos apreciaron la prueba contrariando su texto o
literalidad y que tal desacierto condujo a una decisión
contraria a la ley.
3.2. Premisas fácticas
3.2.1. De las pruebas incorporadas en juicio
En el sub-iúdice, se incorporaron como pruebas en el
juicio, los testimonios de N ANCY JANETH ALMANZA y JHON
WILVERTH VILLEGAS BERMUDEZ, ambos médicos forenses
adscritos al Instituto de Medicina Legal, quienes dieron
cuenta de las lesiones de que fuera objeto L UIS ARTURO
RODRÍGUEZ y a cuyos informes y contenido ya se hizo
referencia.
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Adicionalmente, acudieron como testigos L UIS
ARTURO RODRÍGUEZ (VÍCTIMA), JOSÉ ANTONIO GUERRA (hijastro
de este último), así como también, los hijos del
procesado: A.M.M., alias “TUCO”, y DAN JOUBERT ANTONIO
MORALES. Los dos primeros, como prueba de la fiscalía; los
dos últimos, de la defensa. Todos, vecinos de barrio desde
hacía más de diez años.
LUIS ARTURO RODRÍGUEZ y JOSÉ ANTONIO GUERRA fueron
contestes en señalar las circunstancias de tiempo, modo y
lugar, antecedentes y concomitantes, en que tuvo lugar la
riña: en horas de la noche del 24 de marzo de 2012
estaban tomando una cervezas en la tienda o cantina del
barrio, un lugar pequeño, aproximadamente de 3 x 3
metros y con buena luminosidad. Entraron ANTONIO
MORALES y sus hijos “TUCO” y DAN JOUBERT, quienes
ofrecieron cerveza. Como JOSÉ ANTONIO no les quiso
recibir, empezó la discusión y posterior pelea.
LUIS ARTURO indicó:
«[…] el hijastro mío no le recibió la cerveza y él [TUCO]
empezó que por qué no se la recibía […] volvió y pidieron más
cerveza, se la ofrecieron, el muchacho [JOSÉ ANTONIO] se
hizo hacia el lado de la puerta donde hay una sillita y el TUCO
se fue y le pegó una patada y entonces ahí el muchacho pues
se paró, se metió JOUBERT y se fueron encima, se le fueron
con las botellas encima y lo golpearon, yo me metí y al
meterme el señor ANTONIO me pegó un botellazo. Hasta ahí
me acuerdo porque yo perdí el conocimiento. […] Estaban dos
pegándole en el piso: el TUCO y JOUBERT, hijos de don
ANTONIO. Yo me meto a defender y me pega el señor
ANTONIO con una botella y hasta ahí me acuerdo».
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Reconoció y señaló el declarante dentro del público
de la audiencia a su agresor, el procesado ANTONIO
MORALES TORRES.
Al ser contrainterrogado, la defensa preguntó el por
qué afirmaba que ANTONIO MORALES TORRES era quien lo
había golpeado, a lo que éste respondió:
«porque lo ví, estaba muy cerca […]. Estábamos como ahí en
la puerta, yo estaba como acá y el muchacho como a dos
metros estaban TUCO y LUIS ARTURO GUERRA, yo estaba un
poquito más acá y el señor ANTONIO estaba un poco más
atrás, como a un metro podría estar. […] ANTONIO estaba
atrás»
JOSÉ ANTONIO GUERRA por su parte relató:
«La pelea empezó fue conmigo, recuerdo muy bien que como
ya nos íbamos, LUIS ARTURO estaba parado en la puerta y
ahí estaba ANTONIO con él. Como yo me agarré con TUCO,
luego se me vino JOUBERT, ellos se me vinieron los dos a mí,
yo estoy parado en frente y ahí LUIS viene hacia acá y es
cuando ANTONIO agrede a LUIS ARTURO con la botella que
tenía de la cerveza.
Al ser preguntado cómo ANTONIO MORALES TORRES
agredió a LUIS ARTURO RODRÍGUEZ éste respondió:
«Con la botella de la cerveza se le viene por la espalda y le
pega en la cara»
Y explicó:
«Yo estoy peleando con TUCO y con JOUBERT y veo cuando
ANTONIO está de frente a la puerta y él se viene con la
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botella de la cerveza que habían acabado de pedir y con ella
es que agrede a LUIS».
Igualmente descartó el declarante que hubiesen sido
“TUCO” o DAN JOUBERT quienes golpearan con la botella a
su entonces padrastro, siendo reiterativo en que fueron
éstos dos quienes lo agredieron fue a él ( JOSÉ ANTONIO
GUERRA).
Por su parte, A.M.M., alias “TUCO” y su hermano DAN
JOUBERT, en juicio confirmaron el motivo de la reyerta,
informando al unísono que su padre, ANTONIO MORALES
TORRES, pese a estar presente en el lugar, en la puerta
del recinto, no participó de ésta. Igualmente describieron
el recinto, como una tienda pequeña, de 3 x 3 metros
aproximadamente.
“TUCO” narró así lo ocurrido:
«[…] yo me encontraba en la rocola, estaba poniendo música
y él [JOSÉ ANTONIO GUERRA] estaba alegando con mi
hermano entonces en ese momento se levantó LUIS [LUIS
ARTURO RODRÍGUEZ] y se abalanzó contra mi hermano con
una botella, pero entonces yo al ver, al voltear hacia atrás,
yo alcancé a ver a LUIS y entonces pues yo me le fui con una
botella y le pegué […].
Por su parte, DAN JOUBERT afirmó haber sido quien
discutió con JOSÉ ANTONIO GUERRA por la cerveza,
haberse empujado, empero no haber llegado a los golpes
con éste. Respecto al golpe recibido por el aquí
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denunciante y afectado corroboró la versión de su
hermano “TUCO”, señalando al respecto:
«[…] yo lo que veo es cuando LUIS ya tenía sangre en la
cabeza y ahí fue cuando me di la vuelta y miré y mi hermano
le había pegado al señor. […] Cuando yo sentí que cayeron
los vidrios al piso, ahí fue cuando me dí la vuelta atrás. […]
Cuando yo escucho los vidrios volteo a mirar hacia atrás y
LUIS se cogió la cabeza […]»
3.2.2. De los fallos de primera y segunda
instancia
El a-quo, en primer lugar descartó la participación de
JEISSON ANTONIO MORALES SEGURA y DAN JOUBERT ANTONIO
MORALES, respecto de quienes todos los testimonios en
juicio coincidieron en que el primero no se encontraba en
el lugar de los hechos, siendo por lo mismo, ajeno a éstos;
en tanto el segundo, en medio de la riña, no tuvo choque
alguno con el lesionado.
Concluyó que de las pruebas ofrecidas no era posible
deducir la responsabilidad de ANTONIO MORALES TORRES
por considerar que de aquellas no era posible realizar
proceso lógico del que se desprendiera responsabilidad.
Consideró contradictorias las versiones de quienes
participaran en la riña, en relación con la ubicación de la
víctima al momento de la agresión y el número de
ofrecimientos de licor que realizaron los integrantes de la
familia MORALES.
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El Tribunal, con fundamento en las declaraciones de
los forenses – quienes certificaron que LUIS ARTURO RODRÍGUEZ
sufrió un fuerte golpe en el rostro, que afectó el costado derecho de
éste, además del ojo, labio y mejilla, producido por objeto corto
contundente – consideró demostrado que «la víctima fue
agredida de frente, lo que implica que tuvo ocasión de ver
al agresor cara a cara desde la distancia necesaria para
que éste lo impactara».
Con ello, descartó que la víctima «tuviera la facultad
de ver por la espalda» como lo indicó la defensa en sus
alegatos, habiendo tenido si la oportunidad para apreciar
a su agresor de frente, a quien reconoció, no sólo por
tratarse de un vecino, a quien distinguía de tiempo atrás,
sino también, por haber advertido su presencia desde su
arribo al local.
Igualmente, estimó irrefutable el motivo de la
gresca, así como también, de sus intervinientes, por
cuanto en ello coincidieron la totalidad de deponentes en
el juicio.
Dio credibilidad a los testimonios de L UIS ARTURO
RODRÍGUEZ y JOSÉ ANTONIO GUERRA DÍAZ, quienes al unísono
señalaron a ANTONIO MORALES TORRES como el autor del
golpe sobre la humanidad de la víctima, al no advertir en
ellos interés en acusar a un inocente, tal como se
evidenció desde el inicio de sus declaraciones, al dejar en
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claro que el también acusado J EISSON ANTONIO MORALES, no
tenía que ver en los hechos por no haber estado allí
presente; como también, al aceptar el segundo, haber
respondido a las palabras soeces e imprecaciones de los
MORALES y haberse medido a golpes con “ TUCO” y DAN
JOUBERT.
En tal virtud, estimó el ad-quem que el señalamiento
al unísono de estos dos testigos en contra de MORALES
TORRES, era preciso y categórico, teniendo en cuenta,
insistió, en que la víctima tuvo ocasión de ver a su agresor
cara a cara y reconocerlo, en el momento de la
arremetida. Por tal motivo, al no haberse demostrado
circunstancia alguna que pusiera en entredicho tal
versión; que la misma, en algunas de sus circunstancias,
tuvo confirmación con los demás medios de prueba; y que
estos dos testigos fueron persistentes en la incriminación,
sin revelar ambigüedades ni contradicciones, tuvo por
demostrada, más allá de toda duda, la responsabilidad del
enjuiciado ANTONIO MORALES TORRES en las lesiones
ocasionadas a LUIS ARTURO RODRÍGUEZ.
Frente a las “inconsistencias” identificadas por el
juez de primera instancia en los dichos de los testigos de
cargo y que impidieron otorgar credibilidad a los mismos,
determinó la Corporación de segundo grado, que
atendiendo la dinámica de una pelea que tiene lugar en
un espacio cerrado pequeño, que involucró a cuatro
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pendencieros y una persona que pretendía evitarla, son
de esperarse movimientos «sucesivos, fugaces y
múltiples que pueden ser apreciados de distinta manera
según la ubicación del observador y el momento en que
se trate». Por ello, «el que se diga que en algún momento
José Antonio Guerra estuvo caído o de pie, o ubicado
hacia la puerta o en el interior, no son circunstancias que
menguan la veracidad predicable de los testimonios
incriminatorios, los cuales concuerdan en lo sustancial».
Finalmente, descartó el Tribunal la autoincriminación
presentada por A.M.M., alias “TUCO”, «no sólo porque
resulta particular que fuera el menor, sometido
eventualmente a un tratamiento penal especial, quien
concurriera para tratar de exonerar la responsabilidad de
su padre, sino además, porque el recuento de los hechos
indica que dicho joven se lió en individual disputa con J OSÉ
ANTONIO GUERRA, de modo que inclusive cuando estaba
enfrascado en plena confrontación con éste, fue que
resultó herido el señor R ODRÍGUEZ por acción de otra
persona, que como ya se vio, fue MORALES TORRES.»
4. Conclusión
Contrastadas las premisas normativas citadas, con
las pruebas legalmente incorporadas y lo resuelto en el
fallo censurado, la Sala concluye que los defectos
denunciados no se configuran y que contrario a lo
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sostenido por el recurrente, en el presente asunto, se
encuentra demostrada en el estándar exigido por el
artículo 381 del Código de Procedimiento Penal, la
responsabilidad penal del acusado ANTONIO MORALES
TORRES en la conducta ilícita por la cual fue convocado a
juicio.
4.1. DAN JOUBERT ANTONIO MORALES rindió legalmente
su testimonio en el juicio oral. En efecto, en el fallo
impugnado su dicho no fue mencionado por los jueces de
segunda instancia. No obstante, observa la Sala que el
sentido de lo relatado por éste, en últimas tiene identidad
con lo narrado por su hermano A.M.M., alias “TUCO”, quien
en su salida, se auto-incriminó, señalando que al ver que
LUIS ARTURO RODRÍGUEZ se abalanzó contra su hermano
DAN JOUBERT, lo embistió y lo golpeó con la botella de
cerveza.
Así, al referirse el Tribunal a tal inculpación, no le
otorgó crédito, no sólo por resultar “particular” que fuera
justamente el hijo menor de edad quien asumiera la
responsabilidad, tratando de exonerar a su padre
ANTONIO MORALES TORRES, sino también, porque de
acuerdo con los demás medios de prueba, fue este
menor, quien se enfrascó desde un inicio en el pleito con
JOSÉ ANTONIO GUERRA DÍAZ , como consecuencia de la
negativa de este último, a recibir una cerveza que el
adolescente de los MORALES le ofrecía.
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Por lo tanto, la incertidumbre acerca de la
imparcialidad o interés en proteger a su progenitor
deducido por el ad-quem respecto al testimonio de
“TUCO”, igualmente era transferible al testimonio echado
de menos, en tanto DAN JOUBERT igualmente ostenta la
calidad de hijo de MORALES TORRES.
En todo caso, la valoración del testimonio omitido, en
conjunto con los demás medios de prueba incorporados
en juicio, no trastoca la conclusión del fallo censurado, en
tanto el Tribunal de forma acertada y en todo caso,
amparado por los criterios jurisprudenciales de valoración
del testimonio, otorgó credibilidad a los dichos de la
víctima y su hijastro, quienes sin vacilación, de manera
reiterada y precisa, fueron enfáticos en que “ TUCO” y DAN
JOUBERT se enfrascaron a golpes con JOSÉ ANTONIO GUERRA
DÍAZ y que LUIS ARTURO RODRÍGUEZ al intentar separarlos,
fue golpeado de frente y con una botella de vidrio, por
ANTONIO MORALES TORRES.
Téngase en cuenta además, que a tal conclusión se
arribó de la apreciación conjunta del material probatorio,
así:
- De la ubicación y características de las lesiones
ocasionadas, en la región preauricular, ceja, párpado y
labio superior, todas del lado derecho del rostro de la
víctima, identificadas por los profesionales forenses
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adscritos a Medicina Legal, se dedujo de manera lógica y
sin dubitación alguna, que JOSÉ ANTONIO GUERRA DÍAZ
recibió el impacto de frente, cara a cara, teniendo por lo
mismo, la oportunidad de apreciar a su agresor, a quien
identificó plenamente, no sólo por haberlo visto
previamente en el lugar, sino también, por ser su vecino
de barrio desde hacía más de 20 años.
En tal virtud, no resultaba descabellado el
señalamiento directo y seguro que realizó del acusado
ANTONIO MORALES TORRES como su agresor.
- La totalidad de los testigos llevados a juicio,
confirmaron la presencia en el teatro de los
acontecimientos de: JOSÉ ANTONIO GUERRA DÍAZ, el
adolescente A.M.M., alias “TUCO”; DAN JOUBERT ANTONIO
MORALES, ANTONIO MORALES TORRES y la víctima LUIS
ARTURO RODRÍGUEZ. Incluso, los prenombrados ubicaron a
MORALES TORRES cerca a la puerta del local.
Igualmente, todos coincidieron en las características
del lugar de los hechos: una superficie pequeña, estimada
por algunos de 3 x 3 cms cuadrados y en todo caso bien
iluminada; además de la circunstancia que motivó la
reyerta y el instrumento con que fue atacado el lesionado.
- El relato de los testigos de cargo, que al unísono
despojaron de cualquier responsabilidad por las lesiones
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causadas a LUIS ARTURO a dos integrantes de la familia
MORALES, también acusados por la Fiscalía (J EISON y DAN
JOUBERT), devela su interés por revelar la verdad y
ausencia de interés en mentir.
Valoración que se ajusta a los criterios de
apreciación de los testimonios elaborados por la
jurisprudencia de la Sala. Es así que la Corte ha
puntualizado que, en observancia a los presupuestos
establecidos en el artículo 404 de la Ley 906 de 2004:
«[…] el funcionario puede no solo admitir la prueba en su
integridad o rechazarla, sino también acogerla “parcialmente,
atendiendo a los criterios de apreciación racional, sin que ello
implique, per se, el desconocimiento de las reglas de la sana
crítica, no, por ende, un error de apreciación probatoria”.
Al respecto, en SP13189-2018, rad. 50836, recordó:
“Esta Sala también ha proporcionado parámetros a tener en
cuenta para valorar la fiabilidad del testigo tales como la
ausencia de interés en mentir, las condiciones subjetivas,
físicas, mentales para recordar lo percibido, la posibilidad de
haber percibido, la coherencia de su discurso, la
correspondencia con datos objetivos comprobables, la
verificación de los asertos con otros elementos de prueba
entre otros, y ha descartado la condición moral del atestante
[…].
Respecto a la recordación de los hechos, la Corte ha afirmado
que ello depende de múltiples factores tales como la entidad
de los mismo, la manera en que afectaron al testigo, la forma
de percepción, la naturaleza principal o subsidiaria de los
datos recogidos por la memoria, su lógica, coherencia, las
condiciones de tiempo, modo y lugar en que se dice haber
advertido, la forma, época y justificación del por qué se
declara y si la versión encada en las demás pruebas, al
tiempo que ha insistido en la importancia de corroborar los
dichos del testigo con otros elementos de prueba, tal y como
lo ha verificado la Sala anteriormente, sin que se exija
normativamente un tiempo mínimo de observación para
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derivar que el testigo efectivamente grabó en su memoria la
imagen de su ofensor y otorgarle credibilidad”.». 5
Consecuencia de lo hasta aquí expuesto, el cargo no
prospera.
4.2. La misma suerte corre el segundo cargo
formulado, por cuanto el defecto alegado no se verifica.
De las premisas fácticas relatadas en los numerales 3.2.1.
y 3.2.2. no se observa que los jueces hubiesen
tergiversado el testimonio de la víctima LUIS ARTURO
RODRÍGUEZ al haberse afirmado en el fallo que éste recibió
el golpe de frente.
A tal conclusión arribó el Tribunal no exclusivamente
del relato del lesionado, quien tan sólo hizo el
señalamiento de su victimario afirmando: «al meterme el
señor ANTONIO me pegó un botellazo», «yo me meto a
defender y me pegan el señor ANTONIO con una botella»,
«cuando estaba en esas llegó don ANTONIO y me pegó».
Se fundamentó aquella en la localización de las
lesiones ocasionadas con el golpe, las cuales en su
mayoría se encontraron en el lado derecho del rostro,
habiendo afectado ceja, párpado y labio superior, lo cual
de manera lógica, permite deducir un ataque de frente,
cara a cara, el cual en últimas se ve confirmado por el
señalamiento contundente y sin titubeos del acusado,
5
CSJ, sentencia de 13 de febrero de 2019, Rad. 52983.
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quien afirmó: «yo me meto a defender y me pegan el
señor ANTONIO con una botella y hasta ahí me acuerdo»;
así como también, por el testimonio de JOSÉ ANTONIO
GUERRA DÍAZ quien relató haber visto cuando ANTONIO
MORALES TORRES: «Con la botella de la cerveza se le
viene por la espalda y le pega en la cara».
Frente al fragmento de la declaración de la víctima
que el recurrente alega como tergiversada, hace
referencia, a la pregunta previa realizada en el
contrainterrogatorio, cuando se le solicita al testigo
describir las posiciones en que se encontraban las
personas en el teatro de los acontecimientos. Sobre el
particular señaló GUERRA DÍAZ, que MORALES TORRES se
encontraba, respecto a él, «un poco más atrás, como a un
metro», lo cual no significa que al momento de la
embestida, el sujeto activo permaneciera inmóvil en tal
posición. Resulta lógico del análisis del contexto relatado
y teniendo en cuenta la dimensión del lugar ( recinto 3x3
metros), que el agresor estando ubicado atrás de su
víctima, al ver que ésta pretende separar a quienes se
enfrentan a golpes, lo sobrepasa y de frente le lanza el
golpe con el elemento corto-contundente. Sin tener de
frente a su víctima, resultaría dificultoso, en el marco de
una reyerta que acontece en cuestión de segundos y en
una pequeña superficie ocasionar la lesión al rostro
provocada en el presente asunto.
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El cargo no prospera.
4.3. En este orden y teniendo en cuenta lo hasta
aquí expuesto, no concluye la Sala la configuración de
yerro alguno en la valoración probatoria realizada por los
jueces de segunda instancia, capaz de derruir el fallo
demandado.
Encuentra la Corte, que el señalamiento realizado
por JOSÉ ANTONIO GUERRA DÍAZ y la víctima LUIS ARTURO
RODRÍGUEZ, en contra de ANTONIO MORALES TORRES,
valorados en conjunto con las demás pruebas legalmente
incorporadas en juicio, llevan al estándar legal del
convencimiento más allá de toda duda acerca de su
participación y responsabilidad en el delito de lesiones
personales dolosas, por el cual fue llamado a juicio.
Consecuencia de todo lo expuesto, la Corte, no casará
el fallo impugnado, confirmando la sentencia condenatoria
proferida por primera vez en segunda instancia, en
garantía de la doble conformidad.
Aclaración final
No atiende ni analiza la Corte la solicitud de la Fiscalía
de condenar a la totalidad de procesados como autores
impropios del punible de lesiones personales, en virtud del
principio de limitación, de acuerdo con el cual, la Corte,
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tratándose del recurso extraordinario de casación, está
limitada únicamente a resolver respecto a lo alegado en la
demanda de casación. De estar en desacuerdo con las
decisiones de primera y segunda instancia, correspondía al
ente Fiscal, hacer uso de los recursos de ley, en las
oportunidades para ello regladas.
En mérito de lo expuesto, la Sala de Casación
Penal de la Corte Suprema de Justicia, administrando
justicia en nombre de la República y por autoridad de la
ley,
RESUELVE:
Primero: No casar el fallo impugnado por los cargos
propuestos.
Segundo: En garantía del derecho a la doble
conformidad, confirmar la sentencia condenatoria
recurrida.
Contra esta providencia no proceden recursos.
Notifíquese, cúmplase y devuélvase al Tribunal de
origen.
HUGO QUINTERO BERNATE
Presidente
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MYRIAM ÁVILA ROLDÁN
FERNANDO LEÓN BOLAÑOS PALACIOS
GERSON CHAVERRA CASTRO
DIEGO EUGENIO CORREDOR BELTRÁN
JORGE HERNÁN DÍAZ SOTO
LUIS ANTONIO HERNÁNDEZ BARBOSA
CARLOS ROBERTO SOLÓRZANO GARAVITO
NUBIA YOLANDA NOVA GARCÍA
SECRETARIA
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